You're the one who makes me happy honey
You're the sun who makes me shine
When you're around I'm always laughing
I want to make you mine
You're the sun who makes me shine
When you're around I'm always laughing
I want to make you mine
I close my eyes and see you before me
Think I would die if you were to ignore me
A fool could see just how much I adore you
I get down on my knees I'd do anything for you
Think I would die if you were to ignore me
A fool could see just how much I adore you
I get down on my knees I'd do anything for you
I don't want anybody else, when I think about you
I touch myself, I don't want anybody else
Oh no, oh no, oh no
I touch myself, I don't want anybody else
Oh no, oh no, oh no
I touch myself / The Divinyls
Bella POVEdward me llevó a casa después de nuestro día de playa y me esperó en mi dormitorio mientras yo cenaba con Charlie.
Charlie estaba particularmente conversador, ya que estaba planeando nuestro viaje a la reserva el día sábado. Él iría a pescar con Billy, y Jacob, el resto de la manada y yo podíamos pasar el día haciendo lo que nos viniera en gana. Luego por la noche habría una fogata y cenaríamos comida preparada por las mujeres de la reserva.
Sonaba como un buen plan y estaba contenta de poder por fin pasar tiempo de calidad con Jake. El pobre estaba pasando por momentos difíciles y lo menos que podía hacer yo era estar ahí para apoyarlo.
Al terminar de comer lavé los platos y me dirigí al baño donde ya tenía todo preparado para mi ducha. El día en la playa me había dejado la piel cubierta de sal y a pesar del bloqueador solar mi piel se veía levemente más morena. Me veía bien, más saludable. Sé que el sol es malo para la piel, pero ya estaba aburrida de parecer un cadáver.
Al terminar mi ducha me lavé los dientes y me vestí con un short de pijama y una camiseta de Poison que había pertenecido a Renee. Luego me dirigí a mi habitación donde me esperaba pacientemente Edward.
Él estaba sentado en mi cama y al verme entrar estiró los brazos para abrazarme. Yo lo abracé de vuelta sintiéndome triste. Yo quería muchísimo a Edward. No estaba segura de si aún lo amaba, pero cuando no estábamos discutiendo me era fácil recordar todas las razones que me hicieron enamorarme de él.
Me senté en su regazo y hundí mi nariz en su cuello, tratando de aspirar su esencia, envolverme en su olor que siempre había sido tan atractivo y reconfortante para mí.
Él me abrazó más fuerte y besó mi cabello.
-Qué te pasa amor? Te he notado rara estos últimos días. Tienes algún problema? –Me preguntó preocupado.
-No, no tengo un problema. Pero es verdad que he estado preocupada. Por nosotros –Admití sin ver la necesidad de mentir –Siento que cada vez nos estamos alejando más, que queremos distintas cosas de una relación y tengo miedo de que me quieras volver a abandonar.
-No te volveré a dejar amor. Nunca más cometeré ese terrible error. Dejarte casi nos mata a los dos. Pero es cierto que hemos estado un poco distanciados, fuera de tono. Lo siento, creo que es en gran parte mi culpa… me da tanto miedo perderte que a veces puedo ser un poco posesivo –Ejem! Hablando de eufemismos!
-Edward si vamos a estar juntos tienes que aprender a confiar en que sé lo que estoy haciendo –Me sonrojé pensando en que había besado a su hermano. Claramente una muestra de que no tengo ni la menor idea de lo que estoy haciendo.
-Bella amor yo confío en ti. Es en los demás en quienes no confío.
-Esa es una tontería. No me puedes tener permanentemente encerrada para tenerme segura. Y luego tenemos el asunto de la intimidad…
-Bella ya lo hemos hablado, no puedo tener sexo contigo sin matarte…
-Está bien, eso lo entiendo. No estoy de acuerdo, pero lo entiendo. Pero por qué no podemos tener ninguna clase de intimidad? Por qué no me besas con la lengua? Por qué no me tocas? Es que te parezco tan poco atractiva? Hoy ni siquiera me quisiste ayudar con el bloqueador solar… es como si te repugnara tocarme…
-Bella amor! Nunca pienses eso, no es así! Nada me gustaría más que tocarte y besarte como tú deseas, pero no puedo… no puedo perder el control contigo, podría dañarte irreparablemente o hasta matarte.
-Blablabla! Entonces lo que me estás diciendo es que no me vas a tocar mientras sea una frágil humana pero que tampoco tienes intención de transformarme? Que nos queda entonces? Qué clase de pareja somos? Somos más amigos que novios…
-Bella por favor! No digas eso, yo te deseo, no sabes cuánto. Me encantaría poder… Aaaaagh!
-Si te gustaría entonces hazlo! Dame algo Edward. Algo que me convenza de que soy tu novia y no tu hermana! –Y antes de poder decir una palabra me encontré con la boca de Edward sobre la mía, en un beso apasionado, insistente. Hasta abrió un poco la boca y yo me emocioné pensando que por fin! Por fin me daría lo que quería, lo que necesitaba para olvidar mis ridículas fantasías con Emmett.
Tentativamente recorrí en contorno de sus labios con mi lengua y lo oí gemir de placer. Envalentonada por su reacción moví mis manos por su pecho por sobre su camisa, trazando los músculos de su pecho y estómago y desabroché el primer botón de su camisa. Él no me detuvo, así es que traté de introducir mi lengua en su boca como lo había hecho Emmett conmigo. Se había sentido tan bien! Había sido lejos la sensación más excitante de mi vida… Seguro Edward lo apreciaría… Pero no resultó como esperaba...
Edward saltó hacia el otro extremo de la habitación y yo quedé boqueando como un pez fuera del agua.
-Qué estás haciendo Bella? Es que no saber lo peligroso que es acercar tu lengua a mis dientes? Podría convertirte sin querer! O cortarte! O podría perder el control! –Se estaba paseando de un lado al otro con una mano en el puente de la nariz y los ojos cerrados. Edward estaba estresado. Y yo sé que él pensaba que tenía razón al pensar eso, pero no era así. Emmett me había besado y había tenido mi lengua en su boca explorando y jugando por más de 10 minutos sin problema! Ok, no es que ese fuera un buen argumento para usar con Edward.
Mierda! –Pensé - Ahora estoy frustrada. Edward nuevamente me enciende y me deja y no me va a volver a tocar y yo… necesito el alivio. La tensión sexual que siento en este momento es enorme… nunca he tenido un orgasmo pero creo que necesito uno ahora! En cuanto se vaya Edward voy a tener que tomar el asunto en mis manos… literalmente.
-Edward cálmate. Nada ha pasado, simplemente traté de profundizar nuestro beso. Somos los dos adultos, llevamos más de un año juntos y nunca nos hemos ni besado con la boca abierta! No crees que ya es tiempo? Soy una mujer, demuéstrame que soy deseable, al menos tócame las nalgas o el pecho, compórtate como un hombre normal! -Todo mi pudor había volado por la ventana. Era hora de pedir… No, DEMANDAR lo que yo quería. Lo que yo necesitaba.
-No soy un hombre normal Isabella! Soy un vampiro –Exclamó furioso con los brazos cruzados en su pecho.
-Y debes ser el peor vampiro de la historia. Nunca he sabido de un vampiro tan reprimido como tú. Qué hay de Drácula? O de Bill Compton o Eric Northman? Esos sí que son vampiros, y apuesto que ninguno tendría problemas en tomarme como un hombre toma a una mujer! Mierda, apuesto que hasta el Conde Pátula es mejor vampiro que tú! –Dije antes de que mi cerebro tuviera tiempo de filtrar lo que salía de mi boca. Realmente acababa de poner al Conde Pátula como ejemplo? Wow! Bien hecho Bella, con eso seguro que lo convences.
-De qué estás hablando Isabella? Quienes son ese Bill y ese Eric? Y quién demonios es el Conde Pátula? –Preguntó desconcertado. Pocas veces era posible sorprender a Edward y por un momento me sentí orgullosa.
-Bill y Eric son vampiros en True Blood y ninguno tiene ningún problema en besar y hacer el amor a Sookie que es una mesera humana telépata. Y el Conde Pátula es una caricatura de un vampiro vegetariano que tiene kétchup en vez de sangre –Aclaré como si tooodo el mundo supiera quiénes son esos personajes. Bueno, en lo que a mí respecta, todos deberían saber. Es cultura general!
-Isabella por favor! Estamos hablando en serio! Si tus referencias de la conducta apropiada para un vampiro van a ser series de televisión y dibujos animados entonces tenemos problemas más serios que tus hormonas desbocadas –Dijo comenzando a perder la paciencia. Oh, Em tiene razón, Edward no tiene ni pisca de sentido del humor.
-Mis hormonas desbocadas? Tú crees que ese es el problema? Qué hay de ti? Eres un vampiro frígido. Dices que te gusto pero no haces nada al respecto… Mierda! No sé para qué pierdo mi tiempo y energía hablando contigo. Quiero que te vayas Edward, no voy a dormir contigo a menos que estés dispuesto a darme algo –Él negó con la cabeza tristemente –Entonces buenas noches –Dije despidiéndolo.
Edward salió por la ventana lentamente como sin saber si hablaba en serio, y yo la dejé entreabierta esperando que entrara algo de brisa en esa noche inusualmente cálida y me metí a la cama.
Pero no podía dormir, estaba inquieta y necesitaba alivio. Necesitaba… no sabía lo que necesitaba exactamente, pero lo necesitaba en ese momento.
Con la luz apagada y mi habitación completamente a oscuras comencé a recorrer mi cuerpo con mis manos. Recorrí mi torso de arriba hacia abajo reconociendo mis curvas y valles, imaginando que eran otras manos las que me acariciaban. Luego mis manos se deslizaron por debajo de mi camiseta y un escalofrío recorrió mi espalda. Esta era la primera vez que tocaba mi cuerpo de esta manera, con esta necesidad que satisfacer.
Mis manos encontraron mis pechos y recorrí sus contornos, notando por primera vez su forma y textura. Tan suaves y firmes. La cúspide estaba erecta y dura y me estremecí nuevamente al tocar mis pezones. Los toqué más firmemente y los pellizqué suavemente. Mmmmmh, eso se sentía bien… Por qué demonios no lo había hecho antes?
Envalentonada apreté mis pechos más fuerte y retorcí suavemente mis pezones. Pero en lugar de aliviar mi tensión y necesidad ésta pareció incrementarse. Gemí y me retorcí en la cama frotando mis piernas, buscando fricción, cada vez más frustrada.
Mis manos siguieron acariciando mi torso desde mi cuello hasta la línea de mis shorts, reconociendo y explorando. Mi cuello era cálido y suave, mi estómago plano y mi ombligo era un agujero pequeño y profundo. Recorrí mi cintura y mis costillas subiendo hacia mis axilas, descubriendo aquellos puntos más sensibles, aquellos que disfrutarían ser tocados por alguien.
Introduje la mano tentativamente dentro de mis shorts. No me había molestado con ropa interior y pude tocar mi bajo vientre y mi monte de Venus sin interferencias. Tan suave, tan cálido. Definitivamente me gustaba no tener vello en esa zona, a pesar de la tortura china que implicaba tener a Alice depilándome.
Nunca me había tocado por placer, siempre en el contexto de la ducha o depilarme, y no sabía cómo hacerlo. Me daba un poco de vergüenza aunque sabía en teoría que la masturbación es normal y saludable y blablabla… Aún así me sentía ridícula y avergonzada. Pero por sobre todo estaba necesitada de alivio, así es que dejé mis pudores atrás.
Partí cubriendo mi monte de Venus con mi mano. El talón de mi palma sobre mi clítoris y la punta de mis dedos en mi entrada. Presioné un poco con toda la palma. Mmmmmmh se sentía bien, pero necesitaba más.
Con mi dedo medio recorrí desde mi clítoris hasta mi entrada, maravillándome con la humedad que encontré. Estaba tan cálida y mi dedo se deslizaba sin problema por mis labios. Llevé mi mano hasta mi cara olisqueé. Era un olor distinto, excitante. Me imaginé que así olían las feromonas y el sexo.
Llevé mi dedo aún lubricado a mis pechos y retorcí mi pezón. Mi excitación me tenía al límite y aún no sabía qué hacer para llegar a mi clímax.
Mi mano se volvió a meter entre mis piernas y esta vez mi dedo acarició mi clítoris en movimientos circulares. Mmmmmh sí, eso era lo que quería, eso era lo que necesitaba… qué tan excitante sería si no fuera mi mano la que me estuviera entregando este placer? Y si fuera un vampiro sexi y fuerte el que me estuviera recorriendo con sus manos haciéndome gritar de necesidad, gemir con cada toque? Dios, necesito… necesito… necesito algo…
Estaba jadeando y mi dedo no dejaba de girar y girar y yo gemí en frustración. Me sentía tan cerca y a la vez tan lejos de donde quería llegar! Y el calor… mi cuerpo acalorado y sudoroso, mi pulso acelerado, mi respiración agitada…
-Qué estás haciendo Belly Boo? –Dijo una voz profunda desde… el interior de mi dormitorio? No! Nonononononono!
-E… Emmett? –Jadeé.
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