Morder tu boca de chico de barrio
atarme las manos con tu pelo largo
con puntas de tu pelo largo
y aquí está el príncipe de las
serpientes
se acerca con una rosa entre los
dientes
me quiero despertar siempre a tu lado
siempre a tu lado
atarme las manos con tu pelo largo
con puntas de tu pelo largo
y aquí está el príncipe de las
serpientes
se acerca con una rosa entre los
dientes
me quiero despertar siempre a tu lado
siempre a tu lado
Mi pequeño animal/Christina y los Subterráneos
Capítulo 12Al despertar mi cuerpo estaba adolorido y agotado, pero me sentía maravillosamente. Mi cabeza estaba apoyada en el pecho de Jazz, mi brazo derecho lo rodeaba por el estómago y mis piernas y las de él estaban entrelazadas. Sus brazos me rodeaban apretándome a él firmemente, y su barbilla se apoyaba en mi coronilla.
Me estiré un poco, tanteando mis músculos, y me sentí en tremenda necesidad de una ducha bien caliente para relajar mi pobre cuerpo adolorido. Aunque la noche anterior había sido inolvidable, sin duda nos habíamos pasado de la raya, demasiado desesperados por nuestra necesidad mutua como para ser suaves o delicados en nuestra pasión..
-Mmmmmh… - Me estiré; parece que hoy caminaría cojeando… o mejor no caminaría, me quedaría en cama todo el día con Jazz… a lo mejor podía emparejar mi cojera a ambas piernas…
-Que haces cariño? Es temprano, vuelve a dormir –Gruñó Jazz besando mi cabello. A él no le gustaba madrugar.
-Jaaaaazz… despiertaaaaaaa… -Dije estirándome bajo la colcha. Yo no quería levantarme, pero si debía hacerlo no lo haría sola.
-Como es que no estás destruida después de lo de anoche –Dijo abrazándome, los dos completamente tapados bajo las sábanas, buscando el calor y la oscuridad. Olía a nosotros y a sexo. Olía… bien.
-Si lo estoy… creo que me dejaste una cojera permanente… me desgarraste una nalga! –Dije mordiendo su costado.
-No creo que eso sea posible –Dijo tomando uno de mis pechos en sus manos y acariciando mi estómago con la otra –Pero si quieres te puedo examinar…
-Creí que sólo examinabas caballos –Dije arqueando mi espalda.
-Puedo hacer una excepción por ti –Dijo lamiendo mis pechos.
-Jazz… Aaaagh… para… tenemos que levantarnos… -Dije aferrando su cabello entre mis dedos
-No, no tenemos… me quiero quedar aquí acostado contigo hasta que nos tengan que venir a rescatar del hospital para que no muramos deshidratados –Dijo profundizando sus caricias.
-Charlie… -Esa sola palabra bastó. Ambos nos detuvimos. Nos abrazamos unos minutos en silencio y ambos salimos de la cama. Me duché yo primero e inmediatamente bajé a preparar el desayuno. Aunque sabía el día horrible que tendríamos que enfrentar preparando el funeral de Charlie, no estaba en mí la desolación que esperaba sentir… Extrañaría a mi padre y nunca me perdonaría mi abandono, pero ya no me sentía sola en el mundo… de alguna manera había recuperado a mi familia…
Cuando Jazz bajó a desayunar yo tenía en el horno una bandeja de muffins de avena y pasas. No pude evitarlo, estaba nerviosa!
Nos serví sendas tazas de café y preparé tostadas con mantequilla y mermelada de guinda.
Al terminar el desayuno mis muffins estaban listos y los saqué del horno y los puse a enfriar.
Jazz comenzó a hacer llamadas a todo el mundo avisando sobre los planes del velorio y funeral de Charlie, y debido a que Charlie era el jefe de la policía, muchos detalles estaban a cargo de personal de la policía, incluyendo el lote institucional en el cementerio. Gracias a Dios, no me veía comprando tumbas el día de hoy!
Tomados de la mano, salimos de la casa, nos subimos al auto y fuimos a la florería a comprar un ramo. Yo sabía que la funeraria se encargaría de todo, pero yo le quería llevar flores a mi padre.
Elegí un enorme ramo de tulipanes multicolores. Charlie me había contado que mi madre solía plantar tulipanes en el jardín antes de que yo naciera, y pensé que eran adecuados ahora que se reencontraría con ella… A lo mejor se los podría regalar a mamá cuando se volvieran a ver.
Luego fuimos a la funeraria, donde ya se encontraba el cuerpo de Charlie en un ataúd cerrado, en una sencilla sala con bancas de madera y adornada con las banderas de Los Estados Unidos y de la Policía y una foto de Charlie de varios años de antigüedad, en la que se le veía sano y sonriente. Había arreglos florales con claveles bastante feos por todos lados, y en cuanto llegamos nos vimos rodeados de personas expresándonos sus condolencias.
Creo que durante el curso de ese día eterno el pueblo entero llegó ese sombrío salón a presentar sus respetos. Charlie era muy querido y su muerte fue un duro golpe para muchas personas, especialmente para sus amigos Harry y Billy, que estaban desolados. Jazz se encargó de ellos, haciéndoles compañía y contando anécdotas divertidas de Charlie en lugar de enfocarlos en la pena que significaba perder a un ser querido. Yo se lo agradecí infinitamente, ya que no me creía capaz de guardar la compostura si me veía forzada a consolar a dos hombres maduros llorando.
Jazz y yo salimos de la funeraria un momento para almorzar en la cafetería donde yo solía trabajar de adolescente, y me divirtió comprobar que el menú no había cambiado en lo más mínimo.
Mientras yo comía mi sándwich de pollo y él su hamburguesa con todo, conversamos de todo un poco, pero nada en especial, tratando de aligerar un poco nuestros ánimos antes de regresar al velorio. Al revisar mi cartera, me di cuenta de que no había llevado mi celular conmigo al salir en la mañana, y aunque se me pasó por la cabeza ir a casa a recogerlo, decidimos regresar a la funeraria de inmediato. Si alguien me quería ubicar, bien podía hacerlo en el velorio o no contactarme para nada.
Por la tarde pasamos al supermercado para llenar la despensa y luego nos fuimos a casa para cenar temprano. Cocinamos juntos una tortilla española y comimos en silencio, y tomados de la mano, subimos a su cuarto, donde hicimos el amor lentamente, disfrutando de nuestros cuerpos con calma y haciendo durar el placer.
Al día siguiente el funeral estaba planeado para el mediodía, por lo que nos levantamos a las 10 de la mañana, tomamos desayuno y partimos.
El servicio fue a la vez triste y hermoso, celebrando la vida de un hombre bueno y respetado. Jasper dio uno de los discursos de despedida honrando al hombre que actuó como su padre y me rompió el corazón nuevamente, sabiendo en carne propia lo que estaba sufriendo.
Cuando todo hubo terminado, pasamos a la cafetería a tomar un flatwhite para mí y un long back para él. Necesitábamos un respiro…
Aunque no habíamos conversado aún sobre nuestro futuro, Jazz y yo estábamos actuando como la pareja que fuimos. Yo sabía que una vez que hubiéramos acabado con el funeral sería tiempo de tomar decisiones con respecto a nuestro porvenir, pero esperaba que pudiéramos esperar un par de días antes de arruinar lo que estábamos viviendo con conversaciones complicadas.
Cuando estábamos por regresar a casa, Jazz recibió una llamada en su celular de uno de los policías que trabajaba en los establos, informándole que una de las yeguas estaba a punto de parir y necesitaban a Jazz para asistirla. Yo me ofrecí para llevarlo y lo dejé en los establos prometiendo ir a recogerlo cuando estuviera listo.
Regresé a casa alrededor de las 5 de la tarde, cansada y triste. Ya no más Charlie… Estaba agradecida de que la muerte le hubiera dado el descanso que tanto necesitaba, pero era difícil pensar que ya no sería parte (aún distante) de mi vida.
Y así, sumida en mis pensamientos me encontraba cuando al llegar a casa de Charlie me encontré sentado en el porche, a Edward junto a un bolso de viaje y su maletín de laptop, leyendo un montón de papeles… estaba trabajando?
Me bajé del auto sintiendo un enorme nudo en mi estómago… qué estaba haciendo aquí? Mierda! Ahora sí que estaba jodida! Él al ver llegar mi auto se puso de pié, guardó los papeles en su maletín y se dirigió a mí con una sonrisa triste.
-Bella, amor…-Dijo rodeándome entre sus brazos –Lo siento tanto por tu padre, vine en cuando pude arreglar mis turnos con mi supervisor – Y me besó brevemente en los labios.
-Cómo… cómo supiste dónde encontrarme? –Pregunté. Yo no le había dado la dirección.
-Fue sencillo amor… volé desde San Francisco a Seattle y de Seattle a Port Ángeles. En Port Ángeles tomé un taxi y al llegar al pueblo pregunté por la casa del jefe de policía. Sencillo! –Exclamó. Sip, para Edward era sencillo, él siempre conseguía lo que quería, y tenía el dinero para lograrlo.
-Oh… -No supe qué decir.
-Cómo estás amor? Has comido? –Dijo, siempre preocupado.
-Sí, acabo de tomar un café… -Eso lo hizo fruncir el ceño, pero no dijo nada. A él no le gustaba que yo bebiera café, decía que me ponía nerviosa. Por eso me había dedicado a tomar Chai lattes durante el último año, ya que era la única forma de té que soportaba… -cómo es que no me avisaste que vendrías…
-Amor desde hace 2 días que no me contestas el teléfono.
-Oh… supongo que se le acabó la batería a mi teléfono… no lo he revisado… -Dije sonrojándome y sintiendo la culpa embargarme… demonios!
-Sí, me lo imaginé… me habías preocupado, amor.
-Lo siento… no… no estaba pensando…
-Está bien –Dijo abrazándome –Ahora yo estoy contigo y yo me voy a hacer cargo de todo –Dijo seguro de sí mismo. Esa misma confianza que me había atraído hacia él ahora me sonó molesta… quería golpearlo en la nariz…
-Hasta cuando te vas a quedar? –Solté. Wow, Bella, donde quedó tu filtro?
-Bueno, hoy es viernes, así es que pensé tomarme hasta el lunes… supongo que el funeral será mañana? –Negué con la cabeza.
-Fue hoy a medio día… -Dije con un hilo de voz.
-Lo siento amor, no estuve a tu lado en un momento en el que me necesitabas tanto… pero tú sabes, mi trabajo…
-Lo sé Edward –Dije más dura de lo que pretendía.
-Bueno, al menos nos podemos regresar juntos… podemos irnos mañana temprano… Eso nos da suficiente tiempo para regresar a casa antes del lunes, así tu tampoco perderás tantos días de trabajo...
-No! –Dije antes de pensar en lo que decía.
-No? No qué? –Preguntó sin entender.
-No… yo no puedo volver tan pronto… tengo… tengo cosas que hacer aquí… la… la casa! Tengo que desarmar la casa! –Dije encontrando la excusa perfecta. No podía regresar a San Francisco sin estar segura de mis sentimientos.
Abrí la puerta de la casa guiando a Edward al living. No pude evitar fijar mis ojos en el lugar de la alfombra donde había hecho el amor con Jazz… era absolutamente surrealista tener a Edward en casa de Charlie, como si mis dos mundos finalmente colisionaran.
Tenía que deshacerme de Edward y rápido! Qué pasaría si Jazz y él se enfrentaban? No podíamos pasar la noche en casa de Charlie los 3 juntos! Demonios!
-Edward… no podemos dormir aquí… vámonos a Port Ángeles? –Dije de pronto.
-Pero por qué?
-No quiero dormir aquí esta noche… no después de haber enterrado a Charlie… por favor… -Dije con los ojos llenos de lágrimas, jugando mi carta infalible.
-Lo que tú quieras… -Dijo abrazándome fuerte. Qué locura, hace una semana su abrazo era capaz de confortarme y darme paz. Ahora en cambio, me hacía sentir culpable y nerviosa.
-Voy a buscar mis cosas! -Exclamé.
Escribí una nota para Jasper explicándole en un par de frases que Edward había llegado de improviso y que alojaríamos en Port Ángeles. Obviamente imaginé que pensaría lo peor, pero al no saber yo misma qué es lo que ocurriría, no pude agregar nada que sonara más esperanzador.
Edward insistió en manejar mi auto (él odiaba lo lento que yo conducía), y se dedicó los 45 minutos del viaje a hablarme de su trabajo y una muy buena oportunidad laboral que le había ofrecido el médico jefe de cirugía reconstructiva del San Francisco General Hospital. Yo no pude reprimir mi sonrisa al recordar a mi amiga Rosalie comentar su experiencia en ese hospital. De acuerdo a ella, el lema del hospital es "Overcharge People" (Cobrar de más a las personas). Rose llevaba varios años tratando de ser madre y probando todo tipo de tratamientos de fertilidad. Su último tratamiento había sido en el SFGH, donde según sus palabras "trabajan los bastardos más pomposos de la medicina. Los jodidos imbéciles se creen semidioses y te cobran acorde… más les vale embarazarme luego o voy a ser yo la que los va a joder…" Oooooh… extrañé a Rosalie y su boca deslenguada… Edward la detestaba.
Por alguna razón, me pareció que Edward encajaría perfecto en el esquema de ese hospital… Pero entonces recordé que donde encajara Edward debía encajar yo, y me imaginé esas horribles cenas de gala y funciones de beneficencia a las que me arrastraba Edward cada cierto tiempo, pero multiplicadas por 10… Oh… Mierda! Odiaba disfrazarme de dama de sociedad y beber champaña con un montón de vanas esposas de médicos, comiendo cenas de $2000 dólares el plato para ayudar a personas que jamás serían bienvenidas en esas mesas con manteles de lino y cubiertos de plata.
Edward se las arregló para ubicar con el GPS de su celular el mejor hotel de Port Ángeles (lo que no es decir demasiado, pero aún así) y nos pidió la mejor habitación disponible. Yo sacudí mi cabeza y miré hacia el techo: sólo lo mejor para Edward Cullen.
Una vez que estuvimos en la habitación los dos solos, me senté en la cama y miré a Edward a los ojos mientras me mordía el labio inferior nerviosamente.
-Edward… tenemos que hablar…
-Dime amor –Dijo sentándose a mi lado.
-Yo… Edward yo… recuerdas que te conté de Jazz?
-Jasper? Tu hermanastro? –Frunció el ceño. A Edward no le gustaba Jazz, aunque casi no sabía nada de él.
-Jazz no es mi hermanastro, es mi mejor amigo…
-Un mejor amigo con el que no te diriges la palabra –Me interrumpió. Sabelotodo!
-Mi mejor amigo durante los primeros 18 años de mi vida! –Exclamé-
-Ok, ok, que pasa con él?
-Bueno… tú sabes que él fue el que me avisó sobre el estado de Charlie, y él es quién lo ha cuidado todo este tiempo…
-Lo sé, y estoy tan agradecido como tú –Mmmmmh, por alguna razón dudo que Edward estuviera exactamente tan agradecido cono yo.
-Ajá… la cosa es que nos reencontramos y nos reconciliamos…
-Me alegro mucho, él es la única familia que te queda verdad? –Dijo tomando mi mano entre las suyas.
-Mmmmmmh… lo que no te dije antes es que nosotros… no éramos sólo amigos… Jazz y yo éramos novios…
-Estabas de novia con tu hermanastro? –Soltó mi mano - Mientras vivían bajo el mismo techo? –Preguntó perdiendo la calma… Edward no era precisamente la persona más abierta de mente que uno se pudiera encontrar… -Demonios Isabella, qué decía tu padre?-Demonios? Edward maldiciendo? Oh… estaba furioso y aún no llegábamos a la mejor/peor parte.
-Charlie no lo sabía, era un secreto. Nosotros rompimos y fue por eso que yo me mudé a San Francisco…
-Ok… -Suspiró –Supongo que puedo entender una infatuación adolescente… después de todo no llegó a mayores… -Sería el momento adecuado para aclararle exactamente qué tan lejos habíamos llegado? Recordé nuestro "fin de semana del kamasutra" … cuántas posiciones podíamos recrear en 2 días? Benditos viajes de pesca de Charlie!
-El caso es que como te dije… Jazz y yo nos reconciliamos… -Continué mirando hacia el suelo.
-Qué significa eso exactamente Isabella? –Preguntó Edward poniéndose de pié.
-Nosotros… Mmmmmmh… estuvimos juntos…
-QUEEEEE?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No olvides comentar!!!