-Lista princesa? –Preguntó sonriendo. Yo lo miré con ojos soñadores, más que satisfecha y lista para lo que fuera.
Estaba un poco asustada por el dolor, pero la necesidad era mil veces más fuerte.
-Lista… márcame como tuya –Respondí.
Capítulo 12
Help me lay my cards out on the table
You're mine and I'm yours for the taking
Right now the rules we made are meant for breaking
What you get ain't always what you see
But satisfaction's guaranteed
They say what you give is always what you need
So if you want me to lay my hands on you
Lay your hands on me, lay your hands on me, lay your hands on me,
Lay your hands on me, lay your hands on me, lay your hands on me,
Lay your hands on me / Bon Jovi
Bella POV
Miré como hipnotizada a Paul mientras se ponía el condón.
Mi lobo desnudo era la epítome de la dualidad… Un hombre masculino y rudo que encerraba un corazón blando y sensible. Un cuerpo fuerte y letal, pero a la vez armonioso y bellísimo… Y yo era la única que disfrutaría de él de ahora en adelante.
-Lista princesa? –Dijo mordisqueándome el cuello.
-Lista… hazlo de una sola vez –Dije pensando que sería como cuando te depilas con cera. Un solo tirón... (o en este caso un solo empujón).
-Te va a doler… -Me advirtió.
-Me va a doler de todos modos –Contesté impaciente por tenerlo dentro de mí.
-Como ordene su alteza –Contestó sonriendo.
Y de un empujón estaba completamente dentro de mí.
Y me dolió hasta el tuétano.
-Aaaaaaaaaah! Mieeeerda! –Grité.
-Estás bien? –Preguntó –Me salgo?
-No –Jadeé y abracé su cintura con mis piernas para impedirle el movimiento. No quería que entrara ni saliera de mí, necesitaba dar un minuto a mi cuerpo para que se acostumbrara a su intrusión.
Y cuando poco a poco el dolor comenzó a menguar, comencé a sentir otras cosas…
Sentí nuestros cuerpos desnudos pie con piel.
Sentí nuestros corazones latiendo desbocados.
Sentí su respiración en mi cuello.
Sentí su calor irradiando hacia cada célula de mi cuerpo… por dentro y por fuera.
Y entonces proyecté mis caderas hacia adelante, indicándole que se podía mover, y de paso recibiéndolo aún más profundo.
Paul, que es un desvergonzado, no se podía conformar con la posición del misionero. Nos giró haciendo que mi cuerpo estuviera sobre el suyo, conmigo sentada sobre su erección.
-Cabalga a tu lobo, princesa –Me dijo con esa sonrisa demoníaca que me derrite.
-No! No sé cómo… -Le dije avergonzada, tratando de hundirme en su pecho para esconder mi rostro.
-Nop, nada de eso. Mira, yo te voy a enseñar la mecánica y tú vas a enseñarme a mí cómo te gusta –Dijo y tomando mi cintura me impulsó hacia arriba, dejándome caer sobre su erección, empalándome. Si bien dolió un poco, la sensación era increíble! –También lo puedes hacer así –Dijo moviéndome desde atrás hacia adelante, haciendo que cada vez que me empujaba hacia adelante mi clítoris rozara contra su pelvis, llevándome nuevamente al frenesí inicial.
-Oh! Paul…. Oh… no te detengas… -Gemí yo olvidando mis complejos.
-No tengo intenciones de detenerme, princesa… -Dijo mirándome fijamente… o más bien mirando fijamente a mis pechos que se bamboleaban con cada movimiento –También lo podemos hacer así –Dijo con sus manos aún en mi cintura, haciéndome girar las caderas y tocando con su erección cada rincón de mi interior.
La sensación era tan poderosa que arqueé mi espalda, rozando sus rodillas con mi cabello.
-No pares Paul, cógeme como quieras pero no pares! –Gruñí/gemí. Realmente dije eso? Y sin sonrojarme? Oh la lujuria…
Lentamente comencé a tomar el control, moviéndome en mi propio acorde, saltando, girando, moviéndome de atrás hacia adelante, conociendo los movimientos que me permitían gozar más, aquellos que obtenían una mejor respuesta de él y aquellos en los que nuestra unión era más profunda.
-Te gusta así princesa? –Preguntó con la voz ronca mientras sus manos palmeaban mis pechos y sus dedos retorcían mis pezones.
-Oh si… si Paul si, si, si… -Dije con mis manos apoyadas en sus abdominales para darme impulso en mi cabalgata.
-Ahora bésame princesa –Dijo mientras sus manos se movían a mi espalda. Yo me incliné y el nuevo ángulo me hizo gemir de placer. Esta vez mientras lo besaba Paul tomó control del ritmo, penetrándome rápidamente mientras su lengua serpenteaba en mi boca.
-Princesa, ahora viene la marcación… te voy a morder… -Dijo a cuando yo me encontraba a punto de perder el control.
-Como lobo? –Jadeé a punto de llegar a mi clímax.
-No, como humano –Gruñó.
-Márcame! –Grité mientras las primeras oleadas de mi clímax azotaban mi cuerpo –Hazme tuya Paul! –Gemí y me aferré a él. Paul me abrazó fuerte y su boca se acercó a la parte trasera de mi cuello y me mordió y llegó a su clímax ruidosamente
No voy a mentir, me dolió.
Bastante.
Pero en medio del placer y la intimidad casi no me importó.
Una vez que ambos nos hubimos calmado un poco Paul comenzó a lamer mi cuello, limpiando la sangre que su marca derramó.
-Por qué no me dijiste que me morderías? –Le dije acomodándome lánguidamente en su abrazo.
-Porque no me habrías dejado hacerte el amor… no creas que no sé lo raro que es todo esto… -Dijo sin ni pisca de arrepentimiento.
-Qué significa la marca? –Pregunté curiosa… aún había montones de cosas que no sabía de la imprimación.
-La marca significa que eres mía. Tu cicatriz de marca como parte de la manada y mi saliva mezclada con tu sangre hacen que de ahora en adelante siempre huelas un poco a mí.
-No importa cuánto me lave? –Pregunté pensando en lo raro que sonaba esto.
-No importa. Tu sangre y mi saliva son una. Eres mía.
-Te puedo morder yo a ti? –Pregunté. Quería marcarlo como mío yo también.
-Cuantas veces quieras, pero no creo que sirva para marcarme con tu olor… vas a tener que refregarte en mí cada día para que todas sepan a quién pertenezco.
-No es justo! Yo te quiero morder… -Dije haciendo un puchero –Y que no te quepa duda de que lo voy a hacer –Dije frunciendo el ceño –Mío –Lo mordí en el cuello –Mío –Lo mordí en el brazo –Mío –Lo mordí en el pectoral izquierdo.
-Tuyo princesa, tuyo para siempre… -Respondió cerrando los ojos y abrazándome a él.
-Paul… -Dije.
-Dime princesa…
-Ya no me van a morder de nuevo verdad? –Pregunté.
-No princesa, la marcación ocurre sólo una vez y sella la imprimación. De ahora en adelante van a ser sólo besos y caricias… a menos que quieras que te muerda un poquito, pero sin derramar sangre.
-Oh… Ok… -Dije. Eso sonaba bien…
-Paul…? -Dije insistiendo en saber lo más posible a pesar de que mi lobo estaba casi inconsciente.
-Dime princesa –Dijo casi dormido.
-Ahora que soy de la manada soy telepática?
-No princesa –Dijo soltando una carcajada -No… pero ahora tú y yo estamos más unidos… Tú me vas a sentir a mí y yo a ti en caso de peligro o una emoción muy fuerte.
-Ok… Paul? –Dije otra vez.
-Mmmmmh?
-Te amo –Dije besando su mejilla.
-Te amo princesa –Dijo abrazándome aún más fuerte y quedándose dormido definitivamente.
…oOo…
Desperté esa mañana con mi lobo lamiendo mi ombligo.
-Buenos días princesa –Dijo sin detenerse en su tarea.
-Buenos días –Dije enredando mis dedos en su cabello. Su mano derecha se movió entre mis piernas tocándome delicadamente.
-Adolorida? –Preguntó.
-Un poco –Confesé. Aunque me encontraba ya enormemente excitada no me creí capaz de hacer el amor hasta haberme recuperado un poco. Sentía que me hubiera pasado un camión por encima!
-Vamos, te tengo lista la tina –Dijo tomándome entre sus brazos, y caminando hasta el baño me depositó en medio de la tina con agua bien caliente.
Mi piel ardió, pero fue un ardor bueno, que relajó mis músculos y mis sobre exigidas partes privadas.
-No te bañas conmigo? –Pregunté haciendo un puchero.
-No quepo princesa… esa es una tina para niñas, no para lobos –Sonrió burlón –Pero te puedo enjabonar la espalda –Ofreció.
-Mmmmmh… si por favor…
-Bien, tenemos ½ hora para tu baño de tina, hoy tienes colegio! –Exclamó.
-No quiero ir al colegio! –Reclamé dando un puñetazo al agua que lo salpicó.
-Pero vas a ir de todos modos princesa. No te voy a hacer una nota para el director diciendo que no puedes ir porque te cogí tan duro que no puedes caminar derecha –El bastardo me guiñó!
-Tarado! –Lo salpiqué más.
-Malcriada! –Me salpicó de vuelta –Qué quieres de desayuno princesa? –Dijo poniéndose de pié, desnudo y glorioso.
-Huevos con tocino –Dije hambrienta. Realmente la noche anterior me había dejado agotada.
…oOo…
Terminé mi baño de tina, me lavé los dientes y me vestí con pantalones de yoga y una camiseta. Realmente sentía sensible mi entrepierna y no quise tener la rigidez de la mezclilla cerca de esa delicada área.
Decidí llevar mi cabello suelto para cubrir mi marca, no quería ojos curiosos ni (Dios me libre) a Mike Newton preguntándome quién me mordió.
Mis huevos estaban fantásticos, y Paul desayunó conmigo e insistió en llevarme al colegio en su auto. Eso le dio excusa para ir a buscarme también.
Después de este fin de semana juntos jugando a la casita era difícil separarnos aunque fuera por unas pocas horas… sobre todo para algo tan prosaico como la secundaria. Me sentía más madura, muchísimo mayor que mis compañeros y sus infantiles preocupaciones. La imprimación me había cambiado por completo.
Era más feliz.
Era más fuerte.
Estaba más enfocada.
Y mi foco era Paul y la manada. Mi manada.
…oOo…
Al salir de clases me dirigí a la salida rápidamente, sintiendo que Paul estaría cerca. El lazo de imprimación verdaderamente se había hecho más fuerte e incluso podía sentir su ansiedad por reencontrarse conmigo.
En el pasillo Tayler Crowley se acercó a mí.
-Hola Bella…
-Hola Tayler –Dije cortésmente.
-Te ves bien! Ya te recuperaste? –Me preguntó. Me está bromeando? Me parezco a Skeletor y estoy más pálida que de costumbre, vengo recuperándome de un coma y estoy vestida con ropa deportiva… y él cree que me veo bien?
-Oh… gracias, creo… y sí, ya estoy recuperada –Dije apurándome por salir del edificio.
-Que bien –Dijo mientras caminábamos hacia el estacionamiento –Qué vas a hacer el próximo sábado? –Preguntó mientras yo buscaba el auto verde de Paul con la mirada.
-Nada… -Dije distraída encogiéndome de hombros. Paul aún no llegaba? Me dejó plantada?
-Oh, qué bien, porque quería invitarte al cine o a comer algo, tu sabes, una cita –Dijo esperanzado.
-Qué? –Dije girándome a mirarlo. Me estaba hablando en serio? Cuando demonios le había dado yo el indicio de que estoy disponible para él? No sería capaz de coquetear aunque mi vida dependiera de ello, y menos con él...
--Eeh… yo… mmmmh… no puedo, tengo novio –Respondí avergonzada. Odiaba esta situación.
-Está bien Bella, si no quieres salir conmigo solo dímelo, no tienes para qué inventarte un novio, todo el mundo sabe que aún estás llorando por Cullen! –Respondió despechado el muy imbécil.
-No es un invento! Y Edward se puede ir al infierno en lo que a mí respecta! Y tú también, por grosero! –Grité en el mismo momento en que fuertes brazos rodeaban mi cintura, me hacían girar y vi a mi lobo, sonriente.
Me puse en puntillas y él se agachó para darme un beso muy poco apropiado justo en las narices de Tayler.
-Hola princesa –Me saludó –Algún problema? –Le preguntó a Tayler.
-Eeeh… no, no, yo ya me iba… -Respondió el cobarde de Crowley.
-Estás bien princesa? –Me preguntó Paul, su rostro serio.
-Sí, bien, sólo cabreada… supongo que escuchaste todo.
-Sí, y estuve a punto de matarlo, pero decidí dejarte manejarlo… el lobo parece pensar que eso es lo que necesitabas –Respondió.
-Y así es… me sentí poderosa al mandarlo al infierno! –Confesé. Él me besó otra vez y me dijo –Eres poderosa princesa… tú puedes hacer todo lo que desees.
-Gracias… -Suspiré feliz -te amo…
-Y yo a ti –Dijo tomando mi mano y guiándome hacia la camioneta de Sam. Con razón no lo vi! yo estaba buscando su auto verde!
-Por qué la camioneta de Sam? –Pregunté.
-Porque estaba en el supermercado… hoy tenemos barbacoa –Anunció.
-Un lunes? –Dije escéptica.
-Cualquier día es bueno para comer. Además tenemos mucho que celebrar –Me explicó.
-Como qué?
-Como que tú y yo sellamos nuestra imprimación… -Contestó –Es tu bienvenida oficial a la manada.
-Paul! –Reclamé odiando ser el centro de atención.
-Lo siento princesa –Se encogió de hombros sin sentirlo para nada -pero no hay cómo evitarlo, es tradición y no hay nada que hacer.
…oOo…
La barbacoa estaba en su apogeo cuando llegamos a casa de Emily unas horas más tarde.
Paul había ido a dejar las compras del supermercado mientras yo me cambiaba de ropa y terminaba un ensayo que tenía pendiente en Historia Universal, y regresó sólo para llevarme a mi bienvenida, a modo de no molestarme o interrumpirme.
Mientras me duchaba dejé cociendo un montón de papas para cooperar con algo en la fiesta y después preparé rápidamente una ensalada.
Emily y Kim estaban sentadas juntas en el porche bebiendo limonada mientras los lobos jugaban futbol, y sonrieron ampliamente al verme llegar.
Me acerqué cargando mi enorme fuente de ensalada rusa, que fue recibida con gritos de aprobación por parte de la manada y un gesto de asentimiento por parte de Emily.
Y por primera vez me sentí parte de una familia de verdad. La manada eran mis hermanos y La Push era mi hogar.
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