Holas, otro capitulote monstruoso de largo. Espero que les guste, siguen
pasando cosas, pero como siempre les recuerdo, esto no se termina hasta que se
termina!
Abrazos muy cariñosos a quienes comentan, en especial a aquellas que se
enojan y sufren… Esos comentarios apasionados son de los que más me ayudan,
porque me dicen que estoy obteniendo una reacción visceral por parte de
ustedes.
Sé que nuevamente me van a llegar comentarios gritándome (escritos con
mayúscula), pero caaaalma, que así es como va la historia.
Les recuerdo revisar el álbum de esta historia en mi Facebook o en mi
blog, ya que hay mucha ayuda visual que les ayudará a entender mejor la
historia.
Besos!
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Capítulo 23
Por eso tu eres
garulla, retrechera, abeja, bergaja,
fulera, guaricha, baracunata, cucharami,
baracunata, baracunatana,
y con el mono de la moto
eran 9 que tenía y le ponían serenata
garulla, retrechera, abeja, bergaja,
fulera, guaricha, baracunata, cucharami,
baracunata, baracunatana,
y con el mono de la moto
eran 9 que tenía y le ponían serenata
Baracunatana / Aterciopelados
No me quería mover. Tenía un poco de tortícolis apoyada en
el estómago de granito de Demetri, pero me no importaba. Estaba completamente
en paz… A mi alrededor sonaba la
naturaleza, a viento, a aves y al agua corriendo. Y olía a pasto y a tierra y a
las flores del cerezo sobre nuestras cabezas.
-Chica Zombi vamos a ir a pescar? – Preguntó Demetri
chupando su dedo índice y metiéndomelo mojado en la oreja.
-Hey! Pedazo de animal - Reclamé dándole un manotazo – No
hagas eso.
-Pensé que dormías – Respondió.
-Y esa es forma de despertarme? - Lo regañé.
-Se me ocurren otras peores… - Me dijo él sonando como el
maquinador que era.
-Cuáles? – Pregunté estúpidamente.
-Como despertar de cosquillas – Dijo sentándose y haciéndome
cosquillas en las costillas de mi costado derecho y en las rodillas. Las
cosquillas eran más intensas en las rodillas, y el muy maldito lo había
descubierto cuando estábamos en el hospital y me enseñaba a jugar póquer. Cada
vez que me equivocaba o fallaba en un bluf, me apretaba la rodilla y me hacía patalear
y doblarme de risa.
-Aaaaaaah! – Me retorcí en el suelo – Me rindo, me rindo,
aaaaah!
-Dime lo que quiero escuchar – Dijo suavizando las
cosquillas pero sin dejarme escapar.
-No sé lo que quieres escuchar! – Grité (aunque sí sabía, o
al menos tenía una idea bastante clara), y fue todo, porque él volvió a la
carga y yo lloraba de risa y me dolía el estómago por el esfuerzo.
-Dilo! – Exigió.
-No! – Grité – Me vas a reventar los puntos! – Amenacé – Me
muero, me muero, suéltame!
-Es tan fácil, mi Fiore (*Flor)…
simplemente DILO! – Gritó.
-Aaaaaah! – Grité entre carcajadas, absurdamente tratando de
escapar, empujándolo, pataleando, luchando.
-Yo vivo para siempre, no necesito detenerme… Jamás - Dijo
él con una sonrisa sádica, disfrutando con mi tortura.
-Te odio! Te odio, te odio, te odio! – Repetí una y otra
vez.
-No es cierto. Dilo – Dijo apretando un punto
particularmente sensible del costado de mi rodilla. Me rendí.
-Demetri, estoy honrada de ser tu legítima esposa, que
enorme honor me has conferido al aceptarme, no puedo creer mi buena suerte, te
voy a adorar por siempre, y si un día te mueres me voy a lanzar a la hoguera
contigo porque no puedo existir en el mundo si tú no estás en él – Recité.
-Muy bien, ves que no era tan difícil? – Preguntó ayudándome
a ponerme de pié.
-Idiota, de verdad se me pueden haber abierto los puntos –
Le dije. Se sentía como una posibilidad, me dolía la herida. Sólo a él se le
ocurría hacer cosquillas a una persona recién operada del estómago.
-Te reviso? – Preguntó tomando el borde de mi falda.
-No te aproveches, tú no sabes absolutamente nada de
medicina humana, sólo quieres ver mis bragas – Le dije ordenando mi arrugado
vestido.
-Una cosa no quita a la otra. Te quiero sana y libre de
gangrena y además quiero verte las
bragas. Las de color lila me gustaron un montón. De qué color son hoy? –
Preguntó mirándome fija y especulativamente, como si de pronto tuviera visión
de rayos X.
-Pervertido – Murmuré - Te vas a poner zapatos? Te vas a
cambiar antes de bajar? – Le pregunté ignorando sus contemplaciones.
-Sí voy a cambiarme, dame un minuto – Y desapareció. Yo me
quedé de pie junto a las mantas porque me dolía agacharme, y de todas formar
Dem me tenía que cargar al río, porque sería una pérdida de tiempo ponerme
zapatos para quitármelos enseguida.
Pronto estaba Demetri de regreso usando un short de baño y
una camiseta y con la correa de un porta-caña de pescar cruzada en el pecho.
-Me caso contigo, no pasa ni una hora y ya te pones
holgazana! – Reclamó al ver que no había recogido nada.
-Eres muy hijo de puta, me rompes los puntos de la operación
y encima quieres que ordene tras de ti? – Reclamé de vuelta.
-Bruja! – Exclamó recogiendo todo.
-Idiota – Respondí.
-Sigue así y me voy a buscar una amante – Amenazó con una
chispa en los ojos.
-Sigue así y me voy a buscar otro amante más – Le dije contabilizando
a Félix.
-Nunca me hubiera casado contigo de saber que eres una
cualquiera – Dijo tomándome en sus brazos y emprendiendo rumbo al río.
-Quieres comparar números? Si te pudieras contagiar serías
el niño símbolo de las enfermedades venéreas – Afirmé estúpidamente, sabiendo
su respuesta.
-Vale, comparemos números, sorpréndeme – Me desafió.
-Mis números no son difíciles de recordar, es un gran cero –
Le dije.
-Bella… Es verdad? Ayer dijiste que eras virgen, pero no
estaba seguro de si era literalmente o sólo que eres poco experimentada – Me
preguntó abandonando nuestra entretenida pelea de recién casados ficticia.
-Ajá – Dije. No sé por qué me daba menos vergüenza contarle
a Dem que a Félix – Soy súpervirgen.
-Lo sospechaba, pero cuesta creerlo – Dijo estudiándome.
-Qué cuesta creer? Que no me haya acostado con nadie a mi
edad? Bueno, soy un poco nerd, y en general era bastante reservada en el
colegio, no es que los chicos hicieran línea para estar conmigo… O al menos no
chicos que fueran potenciales candidatos – Dije encogiéndome de hombros…
Excepto tal vez por Jake, hubiera sido lindo amar a Jake y perder la virginidad
juntos… En todo caso no es ni por convicción ni falta de ganas… Simplemente no
ha pasado.
-Y Cullen? – Preguntó posando su mentón en mi coronilla.
-Edward tenía la convicción moral y religiosa de mantenerse
él, y en consecuencia a mí, vírgenes hasta el matrimonio. Yo nunca he querido
casarme, no creo en la institución así es que era un punto muerto.
-Pero hoy… - Dijo dudando.
-Es lo que te decía de los distintos conceptos. Yo no me
tomo lo de nosotros como un matrimonio, porque esos compromisos son humanos y
acaban en divorcio la mitad de las veces. Nosotros somos “algo” que no sé cómo
llamar, nos une un sentimiento extraño que tampoco sé describir, y sólo puedo
definir sus efectos… Que te quiero en mi vida siempre. Te prometí un montón de
cosas que pretendo cumplir, pero no lo llamo matrimonio, porque esto de hoy lo
inventamos para nosotros… No existe para nadie más en el mundo, entonces no
podemos usar una palabra que ya se usa para otra ceremonia, por parecida que
sea… Entiendes lo que digo? – Pregunté.
-Llámanos como quieras… tu amigo, tu primo, tu amante, tu esclavo,
tu esposo, me da igual mientras sea tu algo – Me dijo – Y con Félix…? –
Preguntó suavemente, como asustado de que lo mandara al demonio.
-Me he pasado la mayor parte del tiempo enferma u
hospitalizada, eso no es muy sexi... No, no me he acostado con Félix – Le dije.
Llegamos al río y él me dejó de pie junto al agua mientras él extendía las
mantas y ordenaba la comida, los zapatos, mi cárdigan, el ramo de tulipanes, y
mi bolso.
-Te vas a acostar con él? – Preguntó sin mirarme a los ojos.
-Probablemente… Es mi novio y un hombre grande y viejo. No
se va a mantener entretenido con besos por mucho tiempo. Y yo estoy en edad, no
crees? – Le pregunté.
-Honestamente me estás preguntando si creo que te deberías
acostar con Félix? – Me preguntó mirándome como si estuviera loca.
-No, no exactamente… Tú pusiste el tema, tú preguntaste
primero… - Titubeé.
-Es verdad, soy un idiota que no debería preguntar cosas que
no quiero saber… El problema es que necesito
saber! – Exclamó comenzando a preparar las cañas. Yo metí los pies al río
hasta los tobillos y pateé el agua para mojarlo.
-Dem, deja de preocuparte por cosas que no han pasado… Tal
vez después de hoy nunca va a pasar – Le dije comprendiendo que debía ser
honesta con Félix y contarle al menos lo del beso. No podía mentirle y no era
justo ocultarlo.
-De qué hablas? – Preguntó Demetri dejando de lado las
moscas para enfocarse en mí – Lo vas a dejar?
-Le voy a decir la verdad… Tal vez después de eso él ya no
quiera seguir conmigo – Le dije.
-Qué verdad? Esa verdad metafísica que no entiendes ni tú ni
yo? Tú crees que alguien va a creer que existe algo más que compatibilidad de
caracteres entre nosotros? Crees que alguien va a creer que te amo y te acepto
como nadie porque te sentí antes de conocerte? Nadie lo va a creer Isabella,
menos de mí – Dijo él luciendo súbitamente triste.
-Y qué me queda entonces? Mentir?... – Pregunté - Dem, no te
puedo decir que me arrepiento de ese beso, por que significó un montón de
cosas, entre ellas selló nuestro compromiso, y además fue delicioso – Dije sin
poder aguantarme, y enrojeciendo en el acto – Pero estuvo mal, yo le debo
fidelidad a Félix y cometí un error dejándome llevar.
-Isabella, estás exagerando… - Dijo Demetri volviendo a
manipular las moscas - Lo entiendo, no tienes mucha experiencia en relaciones,
y todo te parece más serio de lo que es, pero créeme, un solo beso no es engaño
– Me dijo con voz suave.
-Te quiero Dem, pero te equivocas. En primer lugar tú sabes
menos de relaciones que yo. Nómbrame una relación en la que no te hayas
comunicado esencialmente con tus genitales… No puedes? Ok, entonces no seas un
bastardo condescendiente como si tu fueras un experto en el área, Doctor Phil –
Dije cruzándome de brazos – Y segundo, dime honestamente, brutalmente honesto,
como te gusta a ti… Si nosotros el día de mañana estamos juntos y yo voy y beso
a otro (a tu mejor amigo, nada menos), a ti te parecería que no es nada y lo
meteríamos bajo la alfombra?
Demetri no dijo nada, sino que miró al infinito,
ignorándome.
-Te estoy hablando Demetri! – Exclamé pateando el agua de
nuevo para salpicarlo.
No me contestó.
No me miró.
-Respóndeme! – Grité.
-NO! – Gritó – No lo ignoraría, a él lo mato y a ti te
encierro, tú eres mía, y no quiero que te toque nadie más. Eso quieres
escuchar? Mierda Isabella, Mierda! – Dijo soltando la caña y cubriendo su
rostro con las manos.
Lentamente me acerqué a él y rodeé su torso en un abrazo
apretado, apoyando mi mejilla en su pecho.
-Shhh… Si tú fueras mío, trabajaría a tiempo parcial como el
escudo de Aro y el resto del tiempo me dedicaría a desgreñar a todas las zorras
que se te insinúan – Le susurré – No te avergüences de tus celos, es algo con
lo que los dos vamos a tener que aprender a vivir.
-Tú ERES mía – Dijo él, abrazándome.
-Lo soy… Pero también amo a Félix, eso lo sabes – Dije
suavemente – No te sientas amenazado por él, ustedes ocupan espacios
completamente separados en mi vida. Pero acepta que esto es lo que somos, ésta
es nuestra relación… No voy a arriesgar lo que tenemos tú y yo por algunos
meses de pasión y años de miseria. Nop, no vale la pena… - Dije acariciando su
mejilla.
-Supongo… Supongo que si vas a estar con alguien, Félix no
es una mala elección… Tiene un buen puesto en la guardia, está dotado con
fuerza y habilidades especiales y en general es un buen tipo… Y te ama. No
tanto como yo, claro, pero nadie te ama tanto como yo, porque yo concentro toda
mi energía en amarte sólo a ti – Dijo forzando una sonrisa.
-Eres maravilloso Dem – Dije tomando su mano para darle un
apretón, alejándome para volver al agua – Aaaaaah! – Grité al sentir un dolor
horrible el pié derecho, que me hizo doblar el torso y al no poder conseguirlo
por los puntos dañados de la operación, caí al suelo como un saco de papas. O
habría caído si Demetri no me hubiera atrapado en el aire.
-Qué pasó? Qué pasó? Bella! Chica Zombi!... Sangre… - Dijo
olisqueando el aire y me sentó cuidadosamente en la manta.
-Déjame! – Grité – Si estoy sangrando déjame aquí! – Exclamé
sin saber aún qué me había sucedido, sólo que me dolía una barbaridad… Y yo
tengo experiencia en accidentes, tengo cómo comparar distintos tipos de
dolor... Este era espantoso, en serio, DEFCON
UNO (*A/N: DEFCON es el nivel del estado
de alerta de la Defensa Norteamericana, y va de uno a cinco siendo uno el más
grave).
-No hables estupideces Isabella, no te voy a comer, en el
hospital me acostumbré al olor de tu sangre, además siempre estoy bien
alimentado. Dame tu pié, déjame ver – Dijo arrodillándose en la manta para
estudiar mi pié, que goteaba sangre.
Me comencé a sentir mareada…
-Qué es? – Jadeé con los ojos cerrados.
-Mierda! – Exclamó – Isabella, pisaste el anzuelo de la
mosca que estaba preparando… Está enterrado bien profundo, creo que hay que
cortarlo con alicate, o tal vez hacer una pequeña operación, porque el uno de
los ganchos entró curvo y hasta el fondo. No te lo puedo sacar yo, vamos a
tener que regresar al hospital…
-No… Acabo de salir de ahí! – Exclamé.
-Lo siento, pero si no quieres ir al hospital no deberías
pisar anzuelos – Me dijo recogiendo todo rápidamente. Luego me tomó en sus
brazos y se metió al río para lavar la herida – Esta agua está limpia, no te
preocupes – Me dijo mientras yo apretaba los dientes y los ojos.
-Me duele mucho, en serio, mucho – Me quejé. Aparte del agudo
dolor inicial ahora el pié me latía.
-Ya vamos – Me dijo saliendo del río. Tomó todas las cosas y
corrió al auto a toda velocidad. Fue un viaje muy corto pero pude notar que si
bien no era tan rápido como Edward, su andar era mucho más suave. Tal vez al
ser un rastreador no le gustaba dejar huellas… O tal vez era para no dañarme
más a mí con el balanceo.
Me subió al auto, me puso el cinturón de seguridad y me pasó
una toalla limpia para tratar de envolver mi pié. Pero no era posible! De la
parte que debía presionar se asomaba medio anzuelo y la mosca, por lo que me
contenté con tratar de que la sangre que seguía chorreando no manchara el auto.
Bajé la venta para que entrara aire fresco mientras
volábamos por el camino de tierra.
Hicimos el camino de vuelta a Volterra en sólo una hora y
media, casi fundiendo el motor del Land Rover… En ese tiempo apenas hablamos.
Demetri pareció manejar la sangre mucho mejor que yo, aparentemente decía la
verdad cuando me aseguró que yo no le era apetitosa.
Nos detuvimos en el estacionamiento de Urgencias, Dem se
puso uno de los muchos pares de lentes de contacto que guardaba en la guantera,
y sus zapatos, y dio la vuelta para cargarme. Yo tomé solamente mi bolso y
partimos.
-Mierda! Casi había olvidado el olor a muerte de este lugar –
Dijo Dem al cruzar el umbral.
-Si quieres esperas afuera – Le dije con voz apenas audible
y rota, arrugando la nariz – Hasta para mí huele mal.
-No te voy a dejar, no seas bruta – Respondió.
-Qui di nuovo. Che cosa è successo ora? (*Aquí otra vez. Qué pasó
ahora?) – Preguntó la recepcionista.
-Ha seppellito un gancio nel piede (*Ella se ha enterrado un anzuelo en el pie) – Respondió Demetri
conmigo aún a cuestas y a esas alturas lloriqueando un poco de dolor. Era como
si el poco movimiento realizado me había reactivado los sensores adormecidos.
-Deliberatamente? (*Deliveradamente?)
– Preguntó ella estudiándome con ojo crítico.
-Ovviamente no, non
dire cose stupide! (*Obviamente no, no diga estupideces!) – Exclamó Demetri
furioso – Mandala via presto, che soffre (*Atiéndala
pronto, que está sufriendo)
La recepcionista comenzó a reunir los papeles de ingreso…
En ese momento sonó mi celular…
Demetri y yo nos miramos y yo saqué el teléfono de mi bolso.
Félix. Mierda. Mierda!
-Aló… - Saludé con voz débil, en parte porque temía hablar
con Félix y en parte porque me dolía muchísimo!
-Principessa! Dónde
estás? No supe cómo te fue en el trabajo, pensé que me ibas a llamar – Cerré
los ojos. Una tonelada de culpa me cayó encima.
-Eeeeeeh si… no… en realidad no fui a trabajar… - Le dije.
-No? Pero por qué? Dónde estás ahora? – Insistió.
-En el hospital – Respondí en un susurro.
-Qué? Qué te pasó ahora? Dónde está Demetri? Te dejó sola?
No puede hacer eso, es tu guardia… Mierda! Qué pasó? Voy para allá.
-No es necesario que vengas – Le dije jadeando y a través de
dientes apretados – Demetri está conmigo… Estábamos pesaaaaaaaaaaaaah! – Grité
cuando Demetri me trató de sacar la toalla que envolvía mi pie… tirando de la
mosca y moviendo el anzuelo que tenía enterrado más adentro – HIJO DE PUTA! –
Grité a todo pulmón – Porqué hiciste eso?
-Porque te tienen que revisar la herida y esa toalla se está
poniendo tiesa de sangre seca y se pegó a tu piel y a las plumas, ya no sirve –
Respondió Dem terminando de retirarla con más delicadeza.
-Bella? Isabella! – Gritaba Félix al teléfono. Yo no podía
contestarle porque me había puesto a llorar. Demetri tomó el teléfono por mí.
-Aquí Demetri, estamos en urgencias, fuimos a pescar y Bella
pisó una mosca con doble anzuelo, y uno de los ganchos se lo enterró profundo,
el otro no tanto. No sé si van a cortar el anzuelo o su pié – Yo lo abofeteé
por insensible – Hey! Vale, si no me refiero a todo tu pié, ridícula, sólo un
trozo… - Otra bofetada – Vale, te esperamos – Dijo y colgó.
-Pero yo no quiero que venga Félix – Susurré mientras Dem me
sentaba en una silla de ruedas que nos ofreció un enfermero.
-Entonces no debiste contestarle el teléfono – Respondió
llenando los formularios de rigor y anotando el número de su tarjeta de
crédito.
-Dem… No sé mentir, me siento culpable, tengo que decirle lo
que pasó, y este no es el lugar… Él va a saber que algo raro está pasando –
Dije tratando de ignorar el dolor mientras el enfermero ponía mi pié en alto –
No estoy lista, no estoy lista, pensé que tendría tiempo para pensar en qué
decirle.
-Chica Zombi cálmate y cállate. Él no va a darse cuenta de
nada porque tienes un par de ganchos enterrados en el pié y eso va a justificar
cualquier comportamiento fuera de lo común – Dijo entregando mis papeles. El
enfermero nos dirigió al box 4 – En todo caso si insistes en decirle la verdad,
y yo creo que no es necesario, porque nada pasó en realidad, anda pensando en
tu discurso, porque no vas a ser capaz de quedarte callada por mucho tiempo… Y
tu bluf apesta.
Distinto sería si quisieras dejarlo por mí, ahí si tienes
que decirle, sí o sí, pero por un beso? Es sólo eso, por muy bueno que fuera –
Me dijo tomando mi mano. El enfermero iba a hacer alguna maniobra para ponerme
de pié y ayudarme a subir a la camilla, pero Dem lo hizo a un lado, exasperado,
y tomándome en sus brazos me subió y apoyó mi pié cuidadosamente en el delgado
colchón.
Creo que el enfermero se sintió un poco emasculado por la
fuerza y presencia de Demetri, porque huyó… Y eso que aún no veía a Félix!
-Dem… Lo siento… Arruiné nuestro día… Todo estaba tan bien…
Siempre me pasan esos accidentes estúpidos – Le dije por una vez jugando yo con
sus dedos y lagrimeando involuntariamente. El pié me latía cada vez más..
-Isabella, la parte importante fue maravillosa. Esa es la
que vamos a recordar… Y lo del anzuelo fue mi culpa, yo me enojé y solté la
caña, y tú te acercaste a calmarme y pisaste el anzuelo. No pensé que te podría
hacer daño, a ratos se me olvida que eres humana y tan malditamente frágil – Me
dijo.
-De todos modos me habría gustado que hubiéramos podido
acabar bien el día, sin más emergencias, sangre ni escándalos. Otra vez en que no
voy a poder ir a conocer tus viñedos… Estaba súper entusiasmada con eso – Le
dije.
-De verdad querías ir? – Preguntó sorprendido.
-Por supuesto, más allá de tu oferta de trabajo ficticia, de
verdad quiero conocer la tierra que amas, el negocio que construiste – Le dije
explicándole lo obvio.
-Te puedo llevar de todos modos, un día que esté nublado, o
un domingo, cuando no haya nadie – Ofreció tratando de ocultar la ilusión que
le hacía el mostrarme el fruto de años de esfuerzo.
-Nunca te pregunté… cómo se llama tu Viña? – Dije
sintiéndome estúpida. Debí preguntar mucho antes.
-La nombré en honor a mi padre… “Azienda Agricola Organici
Nikolaos di Thouria” (*Hacienda Agrícola
Orgánica Nikolaos de Thouria)… Mi padre se llamaba Nikolaos y vivíamos en
Thouria… En ese tiempo no se usaban los apellidos, sólo los lugares de
procedencia.
-Como San Francisco de Asís o Jesús de Nazaret – Comenté.
-Exacto – Confirmó.
-Es un nombre muy bonito… - Sonreí – Oye Dem, y quién va a
supervisar los avances de los trabajos ahora que estoy coja? – Pregunté.
-Eso es más complicado… Pero te puedo decir quién no lo va a
hacer… - Me dijo con una sonrisa malvada.
-Gianna! – Terminé por él – Pero en serio, cómo lo vas a
hacer?
-No lo sé, probablemente tenga que ir de noche y comunicarme
por correo electrónico con el contratista, o a lo mejor podemos ir juntos muy
temprano – Arrugué la nariz y él me pinchó el costado con el dedo. Yo grité y
lo golpeé en el rostro con la pequeña almohada – O al atardecer, cuando yo no
parezca una bola disco y tú no tengas el humor de un oso al que despiertan a
media hibernación – Siguió como si nada.
-Supongo que depende de lo que me hagan ahora… Si sacan el
anzuelo cortándolo o haciéndome un tajo. A lo mejor debo usar muletas un par de
días… - Dije.
-Llegó Félix – Dijo Dem mirando como a través de las
cortinas del box. Yo me tensé y me enderecé. Pude escuchar discusiones
acercándose por el pasillo y Félix entró al box como una tromba, seguido por la
recepcionista y el enfermero, que se veía pálido ante la idea de enfrentarse a
ese gigante.
-Isabella! – Exclamó y me tragó entre sus brazos,
apretándome tan fuerte como era posible sin pulverizar mis huesos – Estas bien?
Desde la entrada pude sentir que estás sangrando mucho… Dónde está el doctor? –
Preguntó a la recepcionista - Cómo permitiste que pasara esto? – Increpó a Dem.
-Tranquilo – Dije con la voz ahogada contra su pecho,
manoteando y sin poder respirar.
-La estás ahogando, se va a morir como en un minuto y medio
– Dijo Demetri con toda calma.
-Mierda! – Dijo y me soltó. Respiré profundo.
– No fue culpa de Demetri – Expliqué - Fuimos de pesca y él
estaba preparando las cañas y yo estaba descalza porque estaba salpicando agua
en la orilla del río, y sin querer pisé una de las moscas, que para mala suerte
tiene 2 anzuelos. Uno me lo enterré completo y el otro un poco…
-Déjame ver – Gruño acercándose al otro costado de la
camilla – E dove diavolo è il dottore? (*Y
donde diablos está el médico?) – Le gritó a la recepcionista. Ella y el
enfermero corrieron a perderse. Nunca había visto a Félix tan enojado… Y aún no
le decía que había besado a su mejor amigo… - Mierda Isabella! Mierda – Dijo
cuando vio mi pié. No creo que haya visto mucho en realidad. La sangre lo
cubría todo… Hasta las plumas de la mosca estaban apelmazadas y parecían un
gran coágulo.
-Perdón… - Murmuré – No tienes que quedarte, en serio, no es
nada… Me van a sacar los ganchos en nada de tiempo y me van a vacunar contra el
tétanos y listo.
-Isabella… - Comenzó Félix claramente tomando aire para
regañarme.
-Déjala en paz hermano,
no ves que le duele? Si quieres ser un cabrón más rato cuando se sienta mejor
no hay problema, pero ahora si no vas a ayudar a que se relaje, tal vez
deberías irte – Dijo Demetri apoyado en la pared, luciendo para todos los
efectos, indiferente.
-No te metas Demetri – Advirtió Félix volteándose
completamente hacia él. Ufffff! Estaba realmente cabreado – Sé muy bien que la
estás manipulando para que sienta que debe estar contigo, pero el jueguito no
te va a durar mucho. Ella no está aquí para tu entretención! No es una de tus muñecas
de usar y desechar.
Demetri se limitó a sonreír levemente, con un dejo de
desprecio.
-Yo – amo – a – tu - novia! – Dijo separando cada palabra
claramente, como para que no hubiera equivocaciones ni dudas sobre el
significado de sus palabras. Mierda! Demetri y su política de honestidad
brutal… Aquí tenía las consecuencias. Me cubrí el rostro, derrotada – Pero
ella, por alguna razón que desconozco, te quiere a ti – Agregó como
explicándole a un niño pequeño – Por primera vez en mi vida amo a alguien y
ella ama a mi mejor amigo, así es que jódete con tus teorías de conspiraciones.
Aquí no hay secretos ni agendas ocultas. No hay juegos ni manipulaciones. Yo no
me voy a ninguna parte, porque la necesito y ella me necesita a mí. Aprende a
vivir con ello, tal como yo voy a tener que aprender a aguantar el espectáculo
de ustedes dos juntos.
-Dem… - Dije sin saber qué decir. Se me rompía el corazón al
ver a Demetri mostrar vulnerabilidad frente a quién en esta situación era su
rival. Quería poder decir “Para eso está nuestro compromiso, para recordarnos
que lo que tenemos es real, es poderoso, no es un premio de consuelo”. Abrí la
boca sin tener muy claro exactamente qué es lo que diría, pero Demetri me
interrumpió
-No, Fiore – Me advirtió.
-Pero… - Dije con voz temblorosa. No sabía qué hacer, mi pié
me dolía mucho más de lo que creí posible para una herida de ese tipo, el
hombre que amaba se enfrentaba a su mejor amigo por mí… Debía ser honesta, era
lo menos que merecía Félix, pero el lugar apropiado no era aquí… No era ahora…
-No, Chica Zombi – Repitió Demetri lentamente.
-No qué? – Exigió saber Félix.
-Lo siento… - Le dije mirándolo a los ojos – Lo siento…
-Qué sientes? Qué hiciste Isabella? – Me preguntó
transformando su cara de preocupación en un lienzo en blanco, frío y duro.
-Lo hablamos, no se va a volver a repetir… - Dije antes de
nada, tratando de explicarle que no era que tuviéramos una aventura, que había
sido un hecho aislado…
-Qué hiciste? – Preguntó Félix cada vez menos expresivo.
-Ella no hizo nada, yo la besé, y ella me dijo que te ama a
ti y que nunca vamos a poder estar juntos como yo quiero – Dijo Demetri
lanzándose a mi rescate… Enfrentando al vampiro más fuerte del mundo.
-No es tu culpa! – Exclamé – Yo respondí el beso, Demetri no
me forzó y cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo y le pedí que se
detuviera, lo hizo de inmediato. Perdón… - Le dije a Félix, que no mostró
señales de escuchar, entender o interesarse en lo que decíamos.
-Desde el principio sentí una vibra extraña entre ustedes
dos… - Dijo desapasionadamente – Debí saber que en cuanto te diera la
oportunidad me apuñalarías por la espalda, hermano
– Le dijo a Demetri – Y tú – Dijo mirándome sin una gota de emoción… O tal vez
un poco de repulsión, no estoy segura – No sé por qué pensé que eras distinta,
cuando no eres más que otra… - Lo iba a decir, me iba a tratar de ramera… Si
antes caían las lágrimas libremente, ahora ya sollozaba. Mi Félix pensaba eso
de mí? De verdad? Es eso en lo que me había convertido? Él, que siempre era tan
bueno y gentil conmigo… Que me besaba dulcemente, que me entregaba placer como
no había conocido antes… Y ahora me miraba con tanto desprecio… Me sentí
podrida.
-Cuidado – Le advirtió Demetri en voz baja y amenazante, interrumpiéndolo
– Cuidado con lo que dices. Ella no te engañó, te contó lo sucedido a la
primera oportunidad, no es como si hubiéramos mantenido un affaire, y tú mejor
que nadie deberías saber que Isabella no puede ser una cualquiera. No hay putas
vírgenes hermano, no seas imbécil… - Dios, trágame tierra! Maldita “honestidad
brutal” - Escúchala o vas a perderte a la mejor mujer que te vas a cruzar en la
vida. Y no te preocupes, que no le van a faltar candidatos, hasta Santiago y
Aftón la adoran… A mí me da igual, ella me dejó claro que no va a estar conmigo
aunque terminara su relación contigo, pero tampoco va a dejar de estar ahí para
mí… La única diferencia para mí es que no me gusta verla sufrir. Está herida y
humillada, con el corazón en la mano por un error que yo inicié y ella terminó
y tú te atreves a pararte y juzgarla como si no hubieras cometido errores en el
pasado.
Déjala y tu pérdida va a ser nuestra ganancia – Dijo Dem
alejándose de la pared y sacando toallas de papel del mesón para ayudarme a
limpiarme la cara manchada de lágrimas negras. No parecía ser capaz de dejar de
llorar, porque yo esperaba que Félix se enojara, pero no tanto… Obviamente me
equivoqué, ya que ahí estaba él de pié, imponente, de brazos cruzados y
expresión inescrutable… Yo ingenuamente pensé que me daría los 10 minutos de
derecho a réplica que acordamos antes de mandarme al infierno… Pero no. Si Dem
no lo detiene me habría llamado de un montón de formas que no amerita un simple
beso.
-Y la sigues tocando? Frente a mí? Eres muy caradura,
Demetri… De ti me lo esperaba, pero no de ella. Supongo que el idiota que sobra
soy yo – Dijo y salió furioso del box, al tiempo que entraba mi doctor. El
único que hablaba inglés.
-Qué te pasó ahora Isabella? No puedes pasar una semana
entera sin venir a visitarnos? – Preguntó con una sonrisa paternal que se le
borró al ver cómo lloraba. Demetri se sentó en la camilla y me abrazó con la
mitad de su cuerpo, permitiendo que el doctor me revisara, que yo me sonara y
limpiara las lágrimas y que él me contuviera, todo a la vez.
Apreté la mano de Dem. Que él hablara.
-Fuimos a practicar pesca con mosca y ella pisó una mosca
con doble gancho. Se debe haber desgarrado algo cuando el anzuelo estaba
adentro, porque ha sangrado bastante. Un anzuelo se lo enterró completo, francamente
no sé cómo, y el otro se lo enterró sólo un poco – Explicó – Lavé la herida con
agua, la envolví en una toalla y la traje. Está con mucho dolor, y además
discutió con el hijo de puta de su novio, por eso llora tanto, no es sólo el
anzuelo – Terminó besando mi cabello.
-A ver, vamos a revisar – Dijo sonando optimista, como si
llegara gente ensartada con ganchos todos los días y no fuera una gran
ocurrencia – Hummmmm – Dijo al ver mi pié.
Llamó al enfermero, que aprendimos se llamaba Cosimo y le
pidió que preparara todo para una curación simple, a modo de poder evaluar el
daño.
Pero en cuanto Cosimo tocó mi pié con un trozo de gasa lancé
un grito de dolor y recogí mi pierna y me negué a dejar que nadie más la
tocara. Me dolía igual el que me tocaran la herida, un dedo, o el empeine.
Dem se puso delante de mí dispuesto a matar a quién tratara
de curarme. Afortunadamente ni el doctor o Cosimo se dieron cuenta del peligro
que corrían, ni trataron de forzarme.
-Isabella, ya veo que la zona está mucho más sensible de lo
que había esperado – Dijo el doctor con la voz que deben usar para convencer a
los pacientes del psiquiátrico de que no salten por las ventanas – Te voy a
entregar esta pomada anestésica. Te vas a poner tú misma un poco en los
alrededores de la herida y cuando duela un poco menos te voy a inyectar con
anestesia local. De esa forma la curación no te va a doler sin importar lo que
hagamos. De acuerdo? – Dijo entregándole la pomada a Demetri, que la estudió
antes de pasármela.
Unté mis dedos en una abundante cantidad de pomada y con
cuidado de no tocar la mosca o mi piel fui dejando pelotones de crema, ya que
dolía demasiado esparcirla. Gasté como medio frasco, pero seguro se lo
cobrarían completo a Dem, así es que no me sentí mal.
Pasaron unos minutos y no me dolía menos.
-No funciona – Afirmé.
-La idea es anestesiar la zona superficialmente para que
soportes la inyección de anestesia, ya que estás hipersensible. Si no funciona,
lamento decirte que vamos a tener que inyectarte así no más, y lo más probable
es que sea bastante doloroso, aunque sólo por un momento… Tu hermano te va a
sujetar los brazos y el tronco y Cosimo las piernas mientras yo te inyecto.
-No, Dem llévame a casa… Buscamos un alicate, seguro
Sulpicia tiene uno y nos lo presta, y corto yo sola los ganchos… No dejes que
hagan daño Dem, me duele mucho, creo que incluso más que la apendicitis… Si me
pinchan me va a doler más… Por favor Dem, no los dejes… - Rogué aferrándome a
él.
-Lo siento Fiore, pero lo único que me haría decirte que no
es anteponer tu bienestar a tu voluntad – Dijo besando mi frente e
inmovilizando mis brazos. Cosimo hizo lo mismo con mis piernas y el doctor se
acercó con la jeringa llenita, haciendo un show de sacarle las burbujas de
aire.
-Desgraciado…! No puedo creer que me traicionaste – Le dije
furiosa a Demetri, llorando lágrimas de rabia y luchando en vano para que me
soltara.
-Lo siento, Fiore – Dijo Dem luciendo atormentado y culposo.
Pero sin soltarme.
Y vino el dolor. Agudo, profundo, como si todas las terminaciones
nerviosas de mi pie estuvieran expuestas y alguien se entretuviera en tirar
hasta arrancar parte de un nervio, luego de otro… Casi prefería que me cortaran
el pié. Eso necesariamente tenía que
ser menos doloroso.
Grité. Al demonio con todo. Grité.
-Ya… Bella… Shhhhh… Tranquila Chica Zombi, tranquila – Dijo
Demetri acariciando mi cabello y limpiando mis lágrimas una vez que me sacaron
la aguja del pié y la anestesia comenzó a hacer efecto – Ya pasó Fiore… No voy
a dejar que nada te haga daño… El pinchazo fue horrible, pero ahora no te va a
doler más… O mato a ese doctor – Dijo muy en serio.
Usaron una especie de cortina para que yo no pudiera ver lo
que me estaban haciendo, pero Dem apoyó su cabeza en mi almohada y me iba
relatando qué me estaban haciendo, luego se asomaba otra vez y regresaba para
mantenerme informada. Nunca solté su mano.
Lo primero que hicieron a mi pié fue limpiarlo, lavando la
sangre, la tierra, las piedritas y el pasto.
Y quedó sólo el anzuelo…
El gancho que estaba menos profundo lo cortaron y lo
empujaron atravesando músculo y piel hasta que dieron con la salida. Igual que
como sacan las flechas en las películas. Lo cerraron con un par de puntos de
sutura normal.
El otro gancho era el problema porque estaba tan adentro que
si me lo cortaban y empujaban sólo conseguirían meterlo más adentro, por lo que
decidieron hacer una pequeña operación, haciendo un corte de un par de
centímetros de largo y bien profundo, y extrayendo el anzuelo de esa forma.
En esa herida me pusieron puntos intradérmicos porque
debieron reparar músculo y piel.
Luego me pusieron la Vacuna Antitetánica y Gamma-Globulina, para
prevenir, porque la herida estaba tan sucia y profunda.
-Estamos Isabella, vas a tener que descansar ese pié al
menos una semana y te voy a ampliar el tiempo que vas a tomar antibióticos por
la apendicitis por unos 4 días más. Te vamos a prestar un set de muletas para
que te puedas mover lo indispensable, siempre que sea con criterio, no queremos
otro riesgo de infección.
-Por qué no compramos las muletas? No quiero que uses
muletas usadas – Dijo Demetri.
-Porque será sólo por unos pocos días. Si tuviera un daño
permanente, claro que las debería comprar –Respondió el doctor.
-Gracias Doc… Una cosa más… No he mirado, pero tengo la
impresión de que se me rompieron un par de puntos en el estómago… - Dije
incómoda.
-Isabella tú deberías estar aún en reposo semi absoluto. Qué
estuviste haciendo que crees que rompiste los puntos? – Preguntó preparando
otra bandeja de curaciones.
-El borrico de Demetri decidió que sería divertido hacerme
cosquillas para obligarme a decir lo que él quería escuchar. Me reí y me
retorcí literalmente hasta reventar – Respondí mirando a Demetri.
-No puedes atacar a una recién operada con cosquillas! En
qué estabas pensando? – Exclamó el doctor regañando a Dem. Yo le saqué la
lengua disfrutando de su reprimenda.
-Estábamos jugando – Dijo Dem mirándome con los ojos
entrecerrados que me decían claramente “me las pagarás” – Además estoy seguro
de que no se rompió nada, está exagerando – Ok, si él lo decía tan seguro,
probablemente era verdad, ya que él habría escuchado el hilo al romperse o mi
piel al desgarrarse.
-Bien, aprovechemos que estás en la camilla y revisemos cómo
está esa herida. No es necesario que te desnudes, simplemente quítate el
cinturón y levanta tu falda – Dijo empujándome para volver a recostarme.
-Pero Dem… Tienes que salir… - Dije. Qué vergüenza andar
exponiendo las bragas así…
-Isabella ya, no es como si nunca te hubiera visto en traje
de baño, somos hermanos… Además de ahora en adelante las curaciones las haré yo
y debo ver lo que está haciendo el doctor – Dijo sonando muy serio y
hermanable, y mirándome muerto de la risa. Por fin vería el color de mis bragas.
Qué demonios, al menos no estaba usando encaje ni nada
transparente… Nada muy sexi. Sólo el color… Eran unas bragas rojas con un
detalle corrugado muy bonito.
Despacio y sin mirar a nadie me quité el ancho cinturón y
volví a recostarme con los ojos cerrados. Sentí al doctor subiendo mi vestido
hasta debajo de mi ombligo y la mano de Demetri tomando la mía… Y un susurro
-Te juro que es verdad que quiero aprender a curarte...
También es verdad que quería ver de qué color son tus bragas, pero no me puedes
culpar por aprovechar mis oportunidades cuando se presentan, no te enojes…
-Bastardo – Mascullé.
-El mismo que viste y calza – Respondió con risa en su voz.
-Bien, no se han roto los puntos, pero se ve que la piel ha
sido forzada, está roja y no ha cicatrizado como debería… Al menos no hay
signos de infección – Dijo el doctor, y comenzó a explicar a Dem cómo curarme y
con qué y cómo cubrir la herida. No se demoraron mucho, y pronto Dem me sentó
en la camilla, me arregló la falda del vestido y me pasó el cinturón, que me
puse con cuidado de no pasar a llevar la herida.
-Espérame aquí, voy a la farmacia del hospital a buscar las
cosas para curarte el pié y el estómago y a pedir las muletas. No te muevas –
Dijo Dem, besó mi frente y desapareció.
Esperé lo que sintió como mucho rato pero probablemente
fueron sólo unos minutos, y todo el tiempo pensé en Félix… En cómo fui tan
estúpida, en qué debí decir, el cómo debí explicar… O sea, Demetri básicamente
se echó la culpa de todo y aun así Félix se fue sin querer oírme... No era
justo para Dem, pero aprecié tremendamente su lealtad. Él se puso frente a mí
como mi escudo, tal como había prometido en nuestra ceremonia, incluso había
tratado de razonar con Félix a pesar de que a él le convenía vernos separados.
Tenía pena… Mucha, mucha pena.
Dem llegó con una bolsa llena de cosas (probablemente un
botiquín completo, no es que le pudiéramos pedir el botiquín a Félix) y las
muletas.
El enfermero apareció con la silla de ruedas, Dem me bajó de
la camilla, me sentó en la silla y me entregó mi bolso.
-Ya pagaste? – Pregunté.
-Ya pagué – Afirmó – Me dieron una tarjeta de cliente
frecuente, si te traigo de nuevo antes de fin de mes me regalan un Ipod.
-Tonto… - Sonreí a pesar de mí misma.
El enfermero empujó mi silla hasta el auto y Demetri llevó
todo lo demás.
El camino al castillo fue silencioso, ya que cada intento de
conversación de Dem era inmediatamente arruinado por mi indiferencia.
-Cuando lleguemos te vas a tener que acostar, al menos por
hoy… Quieres acostarte en mi cama y ver una película? – Me ofreció.
-No gracias… - Contesté mirando por la ventana.
-Debes tener hambre, al final casi ni desayunaste y no
almorzaste – Dijo probando otro ángulo.
-No tengo hambre – Dije sin mirarlo.
-Tienes que comer quieras o no, los medicamentos hay que
tomarlos con algo en el estómago. Qué quieres comer? Gianna te puede conseguir
comida a domicilio – Insistió comenzando a perder la paciencia.
-No gracias – Dije, testaruda.
-No pregunté si es que quieres, simplemente estoy teniendo
la deferencia de preguntarte qué es lo que quieres. Lo que sea, te lo voy a
meter con un embudo y un tubo en el estómago si es necesario – Gruñó.
-Lo que sea entonces – Dije encogiéndome de hombros.
-Isabella, qué es? – Preguntó preocupado.
-Nada… - Dije en voz muy baja.
-Es Félix? Estás triste porque como que rompió contigo pero
no? – Preguntó. Él siempre llamaba las cosas por su nombre, nada de eufemismos.
-Algo… Sí, eso me da pena, pero lo que me da más pena es
cómo reaccionó, cómo me trató. Yo sé que cometí un error… Sabía que estaba mal
antes de cometerlo! Y le pedí perdón y no le interesó escucharme, a pesar de
que tú me defendiste mucho más de lo que me merecía. No sólo eso, te expusiste,
hablaste de tus sentimientos, eso no te es fácil.
-Fiore, él ya sabía cómo me siento, para él nada de esto es
una sorpresa. No, en realidad una cosa lo sorprende, y es que lo que siento sea
real, que no me esté tratando de aprovechar de ti… Supongo que eso es culpa
mía, no tengo el mejor record con las mujeres – Dijo encogiéndose de hombros.
-A pesar de ser un bruto a veces, eres siempre dulce y
considerado conmigo… Por qué no puedes ser una fracción de bueno que eres
conmigo con otras mujeres? – Pregunté.
-No se lo merecen. Fiore, piénsalo, yo básicamente conozco
zorras en los bares, mujeres que buscan algo de una sola noche, lo que está
bien para mí. Las otras mujeres que conozco, las conozco en mis viajes cuando
trabajo buscando a alguien para los Volturi, también en bares, y también de
paso.
He estado con varias vampiras, pero eso es peor, porque
generalmente me buscan sabiendo quién soy y mi rango en la Guardia. Me tratan
de usar para conseguir favores en La Corte, indultos, permisos, dinero, líos
territoriales, lo que sea, creen que a cambio de sexo voy a abogar por ellas.
Yo solo pretendo que me sedujeron, acepto el sexo y luego las mando de regreso
por donde vinieron. Supongo que eso es lo que me crea la mala fama… Es porque
no caigo en el trueque de esa tropa de rameras interesadas.
A ninguna la he hecho sufrir de verdad porque a ninguna le
he importado un comino.
Dónde podría conocer a una chica como tú? No es probable
encontrarla en un bar, y no es como si yo pudiera hacer muchas actividades al
aire libre durante el día y topármela en la plaza.
-Entiendo – Dije mientras entrábamos en el estacionamiento –
No es fácil, pero no te puedes dar por vencido…
-Nunca dije nada de darme por vencido – Dijo sonriéndome -
Sé lo que quiero, sé a quién quiero y hoy di los primeros pasos para
conseguirlo – Afirmó estacionando.
-Dem, no dejes que nuestra relación te impida ver más allá
de mí… A lo mejor ella está por ahí, sólo tienes que estar atento – Le dije.
-Y a lo mejor ella está aquí y ya la encontré – Dijo
abriendo mi puerta e ignorando mis consejos. Me entregó las muletas y mis
flores y me cargó caminando suavemente, sin apenas balancearse.
Yo me acurruqué en él apoyando mi cabeza en el nicho de su
cuello. Me sentía miserable, adolorida y estúpida, y quería meterme a la cama y
no levantarme más.
-Hueles bien – Comenté ausente, tratando de reconocer la
fragancia – Hueles tan familiar, como volver a casa, como a las flores de
cerezo, a madera mojada, a agujas de pino… Pero no, no son esos aromas… Hueles
a lo que añoro… Qué raro definir un aroma así… - Reflexioné y fui
escandalosamente interrumpida.
-Bella – Gritó Gianna casi saltando sobre su escritorio –Qué
te pasó? Estás bien?
-Hola Gianna – Esbocé una débil sonrisa – Te acuerdas de
nuestra misión de esta mañana? – Gianna asintió – La segunda mitad de la misión
falló, fui herida y todo se fue al carajo.
-Fueron los rumanos, verdad? – Preguntó ella muy seria.
-Déjame matarla, sería un servicio a la humanidad el sacar
esos genes atrofiados de la piscina genética! – Susurró Dem. Le di un tirón de
orejas.
-No Gianna, la verdad es que fuimos a pescar y pisé un
anzuelo que se me enterró bien profundo.
-Pero en la mañana iban muy elegantes, sobre todo él – Dijo
apuntando a Demetri.
-Teníamos cosas qué hacer que requerían ropa más formal – Le
expliqué.
-Me estás diciendo la verdad? Me juras que no fueron los
rumanos? – Insistió mirándome atentamente.
-Te lo juro, no me atacó un rumano, me hirió un anzuelo –
Sonreí.
-Suficiente, Bella tiene reposo por una semana a partir de
ya! – Dijo Demetri serio y cabreado.
-Cuando termine te voy a pasar a ver – Dijo Gianna – Tengo
algunas revista nuevas!
-Mira Fiore, con lo que te gustan las revistas de modas,
chismes y consejos sexuales! – Exclamó Demetri.
-Cállate la boca, sus intenciones son buenas – Susurré a su
oído – Como dijo Dem voy a estar en reposo probablemente por un par de días,
así es que cuando vayas, ahí estaré… Ah, y mil gracias por desempacar y ordenar
mi closet. Compraste más ropa verdad? – Pregunté.
-Por nada, tú sabes que me gusta ordenar – Dijo quitándole
importancia. Comenzaba a darme cuenta de que Gianna era obsesiva compulsiva, y no
era que la relajara ordenar, sino que la volvía loca la idea del desorden – Y
sí, te compré algunas cosas más.
-Quién pagó? – Pregunté temiendo deber aún más dinero a
Félix.
-Las Reinas. Ellas en el hospital decidieron que la moda
vintage era ideal para ti, así es que compré un montón de ropa de los 50s y 60s
y varios pares de zapatos. También compré algo de ropa interior y pijamas de
Victoria Secret, ya que La Perla te pareció demasiado cara y elegante. Como Victoria Secret es más barata compré un
montón, de estilos más juveniles y de todos colores, después de todo sólo
tienes 18 años, y la ropa de La Perla es más adulta… - Explicó.
-Mierda! Soy un pedófilo – Susurró Dem.
-Casi 19! – La corregí
-Por supuesto – Dijo ella – Bueno, la ropa de Victoria Secret
la guardé en la cómoda, porque no cabía en el closet y me pareció sacrílego
mezclarla con las cosas La Perla.
-Muchas gracias, eres la mejor! – Le dije y me despedí
haciéndole señas.
-Gianna cuando vayas a ver a Bella puedes hacer el favor de
llevarle algo de comer? – Dijo Demetri.
-Sí claro – Dijo de inmediato – Qué quieres comer? – Me
preguntó.
-Nada – Respondí – No quiero c…
-Lo que sea. Algo tiene que comer, y como no quiere,
cualquier cosa que le demos la va a odiar lo mismo – Respondió Demetri, enojado.
-Debes estar muy mal para no querer comer… Hasta recién
operada pedías helado de pastel y papas fritas con gusto a camarón grillado… -
Dijo Gianna muy preocupada.
-Nos vemos, no tardes – Dijo Demetri negando con la cabeza y
nos largamos.
Atravesamos los pasillos en silencio y llegamos a mi
habitación, me sentó en la cama y se fue directo a mi cómoda a escarbar los
cajones, estudiando la ropa interior que ahí estaba ordenada… Bueno, ya no tan
ordenada… Hasta que dio con un pijama de su agrado y para mi sorpresa, bastante
modesto. Era de plush suavecito de color morado oscuro y consistía en una
camiseta sin mangas adornada con encaje blanco y un pantalón recto.
-Este? – Pregunté mirándolo – Pensé que aprovecharías de
escoger algo más sexi…
-Bella, Fiore, es que no me conoces para nada? Yo no me voy
a aprovechar de tu debilidad. Estás herida y triste, no te voy a obligar a usar
lencería sexi. Cuando la uses va a ser porque tú lo decidiste… Y yo voy a estar
feliz de verla en ti. Además ese pijama no es sexi en el sentido tradicional,
pero es bonito y es uno en el que te puedo imaginar cómoda.
-Eres increíble – Le dije apretando su mano.
-Vale, te voy a ayudar a cambiarte – Dijo.
-Y ya empezaste a pasarte de listo – Le dije rodando los
ojos.
-No te voy a ver nada, primero te pongo los pantalones por
debajo de la falda. Luego te desabrocho el vestido, te quitas la amarra, te
pongo la camiseta y te quitas el vestido y el sostén, si es que llevas – Me
dijo.
-Veo que has hecho esto antes, tienes bastante claro el procedimiento
– Le dije.
-Naaaaah, nunca, para qué iba a preservar la modestia de
nadie? Esto se me acaba de ocurrir, así es que vamos cambiándonos – Me dijo y
comenzó a ejecutar su plan. Me cambió de ropa sin ver ni tocar nada inapropiado
– Vamos a mi habitación – Me dijo al terminar – Podemos ver lo que quieras,
comenzar una serie, has visto “Firefly”? o ver una película, te cedo mi turno
de elegir.
-No Dem… Me quedo aquí. No quiero hacer nada – Dije gateando
hacia mis almohadas.
-Isabella por favor, no te pongas así… Tú no eres así. – Me
rogó.
-Si soy, la última vez que mi novio cortó conmigo pasé más
de 4 meses catatónica. Agradece que puedo hablar… - Dije enrollándome en mí
misma y tapándome hasta las orejas.
-Fiore… No sufras… Chica Zombi, si no quieres ir a ver tele,
te gustaría que te leyera algo aquí? – Me ofreció.
-De verdad? – Pregunté levemente interesada.
-De verdad… Alguna vez leíste “El Pájaro Canta Hasta Morir?”
– Preguntó.
-No… escuché que se trata de un cura católico que se enamora
de una niña pequeña, y me pareció que uno ya escucha bastante sobre curas
pedófilos en las noticias como para leerlo recreacionalmente – Dije.
-No mi Isabella, la película o miniserie si quieres llamarla
así, se basó en un trozo sensacionalista del libro, pero la historia va mucho
más allá. Cubre 60 años de la historia de una familia, y desarrolla cada
personaje de manera real y convincente… Es un libro notable, si quieres te leo
un capítulo a ver si te gusta. Y si no, tengo montones de otros libros, pero
creo que este te va a gustar.
-Vale, me convenciste – Le dije desenrollándome un poco –
Pero me prometes que no hay sexo gay pedófilo? Y no es que tenga nada contra
los gays, para nada, pero lo otro… Me puedes llegar a traumatizar, recuerda que
soy inocente.
-Mi Bella Fiore… no, no te voy a leer historias de pedofilia
gay – Dijo besando mi cabeza – Fiore… te importa si me cambio de ropa? Ya no
estoy cómodo con short de baño.
-Usa lo que quieras Dem – Respondí sonriendo un poco y
apretando mi almohada. No pensar en Félix, esa es la meta, no recordarlo… Ni su
mirada cuando me decía que me amaba… Ni cómo me dejaba ganar jugando
videojuegos… No, no pensaría en lo alto y fuerte que es o en lo segura que me
sentía a su lado. No lo haría. No señor. Ese nudo en la garganta era imaginario,
las lágrimas que quemaban al ser retenidas en mis ojos también.
-Ya, estamos listos – Dijo Dem al regresar. Usaba un pantalón
deportivo negro y una camiseta blanca. Nada más. Iba descalzo y cargaba un
grueso librote – No… No, Chica Zombi no le hagas honor a tu nombre… ponte
contenta, sumérgete en la miseria de estos pobres bastardos que inmigraban a
Australia a principios del siglo pasado… Imagínate lo mal que deben haber
estado para ir a meterse a buscar oportunidades a esa isla infernal donde todo
lo que te pica te mata y está llena de moscas y la descendencia de los
convictos de los cuales Inglaterra se quiso deshacer: Los más malos entre los
malos… Piensa positivo, siempre hay alguien que se encuentra peor que tú – Dijo
subiéndose a la cama, apoyando su espalda en el respaldo y apoyando mi cabeza
con almohada y todo en su regazo.
-O sea, tu solución a mis problemas es regodearme en la
desgracia ajena? – Pregunté bajito
incluyendo su rodilla en el abrazo que le daba a la almohada.
-Precisamente. Si quieres podemos hacer un maratón de
películas tristes para que te des cuenta de que tu vida no está tan mal… - Dijo
acariciando mi cabello – Podemos ver “Philadelphia”, al menos no tienes SIDA;
“Love Story”, al menos no tienes cáncer; “La Lista de Schindler”, al menos Hitler
no quiere eliminarte a ti y a toda tu raza; “Kill Bill”, al menos tu ex novio
no apareció en el ensayo de tu matrimonio, mató a todos tus amigos, al novio,
al pastor y hasta al pobre malnacido que tocaba el órgano y luego de darte una
paliza te dejó en coma 7 años y te robó a tu hija. Ella sí que tenía que estar cabreada… Así es que te entiendo, amas
a Félix y él se portó como un hijo de puta y no quiso escucharte, pero eso es
todo… Nada que no tenga solución, él no ha muerto y tú no tienes ninguna enfermedad
terminal.
Y por mientras se te pasa la pena, yo voy a estar aquí,
contigo, leyéndote una de mis novelas favoritas del siglo XX – Terminó
acariciando mi mejilla.
-Eres lo mejor Dem, lo mejor que me ha pasado. Te quiero
tanto, tanto… - Le dije besando su palma, tomé aire y dije – “Million dollar
baby”, al menos no estoy a punto de ascender de basura blanca a campeona de boxeo cuando un accidente en el
ring me deja paralítica y mi vida se va a la mierda y no soy capaz de moverme
ni siquiera para suicidarme – Aporté a su juego.
-Esa es buena! – Me dijo enrollando un mechón de mi cabello
en sus dedos – “Dumbo”, al menos no eres un elefante mutante bebé al que le
hacen bulling y le quitan a su mamá.
-“Lo que el viento se llevó”, al menos no me pasé 4 horas de
película clamando amar al idiota desabrido de Ashley sólo para darme cuenta al
final de que en realidad amo a mi marido sexi-chico malo Rhett, y que cuando
corro a decirle a Rhett que lo amo, él me dice “mala suerte para ti”, y cuando
le pregunto que qué voy a hacer ahora, él responde “francamente cariño, me
importa un carajo”.
-Bien Fiore, perfecta! – La última… “Armagedón”, al menos no
eres Liv Tyler y tuviste que ver cómo tu papá super cool Bruce Willis se
sacrificaba para enviarte de regreso a la Tierra al tarado de tu novio Ben
Affleck. Personalmente yo habría volado en pedazos a Affleck 1000 veces, con o
sin meteorito apuntando a la tierra. Esa sería una buena película, “1000
maneras de hacer explotar a Ben Affleck”. No necesita ni trama, sólo creatividad
y muñecos con una máscara con la cara de Ben Affleck. Los hombres la veríamos
mientras las chicas ven películas románticas – Dijo acomodando la colcha para
que me cubriera bien.
-No te voy a preguntar por qué odias a Ben Affleck si eso es
lo que pretendes – Le dije.
-Mia bella zombie, stasera voglio niente di più che la pace
e il tuo sorriso (*Mi hermosa zombi, yo
esta noche no quiero nada más que tu paz y tu sonrisa) – Dijo con su
sonrisa más tentadora.
-E 'davvero tutto quello che volete? Poi iniziare a leggere
il vostro libro dei preti pedofili e non sprecare il vostro potere seduttivo di
occhi su di me (*De verdad es todo lo que
quieres? Entonces comienza a leer tu libro de curas pedófilos y no derroches el
poder de tus ojos seductores en mí) – Le respondí sin poder contener mi
sonrisa.
Y Demetri abrió el libro y con su voz profunda y musical
comenzó a narrarme la historia de la familia Cleary.
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Perdonará Félix a Bella? Era como para enojarse tanto? Estuvo bien que
Bella le contara la verdad?
Preguntas, preguntas!
ResponderBorrarEsto realmente funcionó y estoy orgulloso de dar testimonio de ello. Vi un mensaje sobre cómo una mujer recuperó a su hombre por LORD MERCOLA. Él la ayudó a recuperar a su ex marido. Mi esposa se divorció de mí hace 2 años para vivir con otro hombre y he tratado de dejarla ir, pero no pude, así que trato de hacer muchas cosas para recuperarla y ella se niega a volver a mí. Visité un foro un día para obtener consejos para recuperarla y allí vi a una dama testificar de cómo LORD MERCOLA la ayudó a recuperar a su hombre después de que fue atada con un hechizo por otra mujer y LORD MERCOLA fue quien la ayudó. . Aunque nunca creí en el trabajo espiritual, lo probé a regañadientes porque estaba desesperado y me puse en contacto con él para explicarle mis problemas, para mi gran sorpresa, LORD MERCOLA me ayudó a recuperar a mi mujer después de 2 días y ahora mi relación ahora es perfecta. como lo prometió. Recuperar a tu ex hechizo de forma permanente no solo hace que recuperes a alguien que amas, sino que también vuelve a unir los sentimientos de tus amantes para que seas tan feliz con esa persona. Mi mujer ahora me trata como un rey y siempre dice que me ama todo el tiempo. Si está pasando por dificultades en su relación, LORD MERCOLA puede ayudar a resolver problemas matrimoniales, restaurar relaciones rotas y también puede curar enfermedades como el VIH, el SIDA, el virus del herpes, el cáncer, E.T.C Envíelo por correo electrónico para obtener ayuda urgente. Correo electrónico: lordmercola@hotmail.com o WhatsApp / Llámalo al +2348168660247.
Gracias LORD MERCOLA por la ayuda