Holas! Lo sé, lo
sé, ya era hora de que publicara, maldita sea! Pero créanme que hago lo
posible...
Les advierto que
en este capítulo toco varios temas relacionados con la religión. Si es un tema
sensible para ustedes, les recomiendo no leer. No necesariamente reflejo mis
opiniones personales, sino la de los personajes, pero la controversia potencial
está ahí…
Este capítulo va
dedicado a Glory y su pequeña Sophía, que reclaman su dosis de NO CANON.
Muchos abrazos a
todas, a ver qué les parece…
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Capítulo 10
Pude cerrar los ojos
mas no pude dejar de verte,
Y dejar de dormir mas
no dejar de soñar,
Puedo callar las
voces más no puedo dejar de oírte,
Puedo dejar de ser
pero no puedo dejar de estar.
Bésame, hipnotízame,
Ya no me importa más,
Róbame el alma
hechízame.
Hipnotízame /
Fobia
BELLA POV
-Gar!
-Quién más podría ser, Isabella? – Susurró directamente en
mi oído. Sus manos recorrieron suavemente mis piernas y mi estómago desnudo.
Nunca habíamos tenido esa intimidad física, nunca antes Garrett había tomado la
iniciativa de manera tan atrevida, y la verdad es que me gustó.
-No lo sé, hay un internado de chicos al lado… - Dije
acomodando mi cuerpo al suyo y cubriendo sus manos traviesas con las mías.
-Mía Isabella, que no se te olvide que tú eres MI MUJER –
Gruñó amenazante.
-Mmmmmh – Fue todo lo que pude decir. Me había prometido no
decirle nada que no fuera absolutamente cierto, y aún me preguntaba… De verdad
era suya? Me sentía suya, pero mientras no estuviera completamente segura no lo
diría… Y no podría estar segura hasta salir de la burbuja en la que me tenían
encerrada y hubiera hablado con Edward y los demás.
-Me extrañaste? – Preguntó presionándose aún más contra mi
cuerpo, con una actitud hambrienta, desesperada, nada característica de él.
-Por qué te extrañaría? – Pregunté fingiendo indiferencia,
pero sin dejar de arquear la espalda acercando mi trasero a su cuerpo – Fuiste
tú el que me abandonó, no al revés.
-No hables así, no digas eso – Dijo girándome para quedar
sobre mí, inmovilizándome – Me destroza cada minuto que no estás conmigo,
estamos hechos para estar juntos… El plan era extender la búsqueda de Victoria
al menos una semana, pero no pude alejarme de ti… No sabes cuánto me duele
estar lejos, Isabella…
-Yo también te extrañé – Dije con un hilo de voz. Él me miró
intensamente por un momento y luego me besó con toda la pasión que pude
manejar.
-Dímelo de nuevo – Dijo entre besos.
-Te extrañé – Susurré.
-Otra vez – Demandó.
-Te extrañé – Jadeé.
-Qué tienes que no puedo estar un día sin ti? – Preguntó
besando mi rostro – Es tu aroma? – Preguntó oliendo mi cuello – Es tu piel? –
Preguntó acariciando una de mis piernas desde la rodilla hasta mi cadera,
abrazándola a él – Es tu cuerpo? – Preguntó deslizando su mano hacia mi
estómago, acariciando mi costado. Yo apreté su hombro con una mano y me aferré
a su desordenado cabello con la otra, acercándolo a mí – Tal vez es tu sabor –
Afirmó besándome en la boca profundamente, lánguido, provocador… Me estaba
volviendo loca, nunca había sido así de… Carnal… Desesperado…
-Garrett – Gemí – Gar…
-Te amo Isabella – Dijo entre besos – Te amo y todo lo que
hago es para asegurarme de que podremos estar juntos siempre…
-Lo sé… - Respondí acariciando su espalda por debajo de la
camiseta. Gar era puro músculo tallado en roca, tenía el cuerpo de un hombre
que siempre realizó trabajo físico. Y marcando su perfecta piel tenía montones
de cicatrices en relieve, marcas de antiguas batallas que no disminuían en nada
su atractivo, al menos no para mí – Pero es que me cuesta…Y este lugar es
odioso…
-No va a ser por mucho tiempo – Me aseguró sin dejar de
acariciarme, haciéndome difícil la tarea de concentrarme en sus palabras – Te
faltan sólo unos meses para terminar el colegio y para entonces la amenaza de
Victoria habrá sido controlada… Entonces podremos ir a donde quieras, hacer lo
que se te ocurra, todo dependerá de ti.
-Gar? – Pregunté muy despacio – Por qué ahora me estás
tocando así, cuando antes demostraste tanto autocontrol?
-Mierda! – Dijo quitando sus manos de mi cuerpo como si lo
quemara – Instinto… Lo siento, es mi instinto… Mientras más lejos me siento de
ti más necesito reconectar. Tenía la idea de que estaríamos varios días
separados y simplemente me volvió loco… Pero no te preocupes – Dijo acariciando
mi mejilla tiernamente con la yema de sus dedos – No te voy a presionar para
que hagas nada que no estés preparada, si hay algo que tenemos es tiempo...
-Me gusta… - Dije tímidamente bajando la mirada, muerta de
vergüenza por la admisión – Me gusta que me toques…
-De verdad? – Preguntó conteniendo su entusiasmo. Fue
divertido verlo así, tan esperanzado, tan contento por el simple hecho de
saberse deseado.
-De verdad… Y te quiero tocar… Pero me tienes que enseñar
cómo… - Balbuceé. Gar me miró intensamente, nuevamente sopesando la veracidad
de mis palabras y depositó un delicado beso en mis labios.
Antes de que yo pudiera decir nada se quitó la camiseta,
quedando sólo en jeans, se recostó de espaldas y tomó mi mano derecha,
presionándola en su mejilla.
-Así – Dijo arrastrando mi mano por su piel, bajando por su
cuello, a su clavícula, a su pecho… Entonces muy despacio soltó mi mano para
que continuara mis exploraciones por mí misma.
Con la yema de mi dedo índice delineé cada músculo y recorrí
el suave camino de vellos que llevaba hacia su estómago y más abajo. Él se
mantuvo muy quieto, pero a veces, cuando yo encontraba un punto más sensible,
respiraba más agitado… Como cuando rocé la piel sobre su cadera derecha...
Entonces sus músculos se contrajeron y dejó de respirar.
Lo volví a hacer y lo sentí tensarse.
-Te gusta ahí? – Pregunté con voz ronca, sexi, sintiéndome
increíblemente poderosa.
Gar simplemente tragó y asintió brevemente, sin abrir los
ojos.
-Y así? – Pregunté arañándolo suavemente, haciéndolo gemir.
Lo arañé un poco más fuerte, sabiendo que de ninguna manera le haría daño.
-Me encanta… Me encantas… - Dijo jadeante, completamente a
mi merced.
-Me pregunto si te gustará esto… - Dije sentándome a
horcajadas sobre sus muslos, y comencé a dibujar un camino de besos en su piel.
Besos suaves.
Besos húmedos.
Besos lánguidos.
Besos mordelones…
Besos, besos, besos… Besos que lo hacían gemir y suspirar. A
veces me observaba maravillado y otras veces cerraba los ojos, como si la
intensidad fuera demasiada para él…
Hasta que llegué a ese punto… Justo sobre la pretina de sus
jeans… Peligrosamente cerca de su sexo… Lo lamí. Así sin más, dibujé pequeños
círculos con la punta de mi lengua en ese lugar que lo hacía retorcerse ante el
más leve roce.
-Agh! Isabella! – Gimió enredando sus dedos en las puntas de
mi cabello con una mano y acariciando mis hombros con la otra.
-Te gusta así? – Pregunté arrastrando suavemente mis dientes
por su piel (no quería quebrármelos tratando de morderlo en serio).
-Detente! Para, por favor… - Me rogó.
-No te gusta? – Pregunté desilusionada. Estaba dándole mi
mejor esfuerzo.
-Gustarme? –Resopló, aun respirando fuerte - Isabella, estoy
a punto de venirme en los pantalones… No quiero ser vulgar, pero es que no ves
el efecto que tienes en mí?
Sip, lo veía claramente, una enorme erección a centímetros
de mi rostro, cubierta sólo por un trozo de mezclilla…
-Quiero gustarte – Admití.
-No sólo me gustas… Provocas en mí las cosas más intensas
que he experimentado nunca – Dijo girándonos para quedar nuevamente sobre mí,
conmigo de espaldas.
-Sí? – Dije bajito mientras él se deslizada hacia abajo,
hasta el borde de mis bragas.
-Sí – Afirmó y besó el borde de encaje elasticado,
haciéndome estremecer – Te he dicho cuanto amo tu ombligo? – Preguntó metiendo
su fría lengua de lleno en el pequeño agujero, haciéndome arquear la espalda y
contraer los músculos de mi vientre bajo. Era placer y era adrenalina… Quería
más, aunque no estaba segura de hasta dónde debía llegar… Estaba bien? Estaba
mal? No pensaba racionalmente, no con esa boca besando su camino hacia mis
pechos, no con esas manos acariciando mis muslos, no con su cuerpo
restregándose contra el mío.
-Mmmmmmh… Aaaaah! – Había llegado justo a la curva de mis
pechos desnudos, subiendo mi camiseta un centímetro a la vez, y si subía un par
de centímetros más llegaría a mis pezones…
-Me puedo detener cuando lo desees… - Dijo con su boca aún
pegada a mi piel. No estaba segura de que fuera posible pedirle que se
detuviera, lo que me estaba haciendo era por lejos lo más excitante que me
había pasado en la vida, y el simple placer que me había producido al comienzo
se había transformado en un dolor sordo entre mis piernas, en una necesidad de
culminación que demandaba mi atención.
-Nnnnnno… - Jadeé.
-No qué? – Preguntó levantando la mirada, estudiándome
atentamente.
-No pares… - Rogué.
Y simplemente, no paró.
Poco a poco levantó mi camiseta besando cada centímetro
descubierto. Mi pudor se evaporó ante la mirada de amor y adoración que
iluminaba su rostro, y me dejé hacer, cubierta sólo por mis braguitas de
algodón.
No sé cómo describir lo que pasó… hablar sólo en términos de
lo físico es como degradar la experiencia, que fue mucho más que los roces, más
que las caricias, más que los besos y más que mi primer orgasmo.
No, esa noche no lo hicimos, no tuvimos sexo, pero si
conectamos en un nivel mucho más profundo de lo que habíamos logrado antes. No
se trató de la calentura o el placer, se trató de la confianza depositada en el
otro, de la entrega, de su paciencia y mi candidez…
Cada vez me estaba convenciendo un poco más de que Garrett
era exactamente el hombre para mí, y fue exactamente con ese pensamiento en
mente que me quedé dormida en sus brazos.
oooOooo
-Beeeeeeeeeeeeeeeellaaaaaaaaaaaaa! – Gritó Charlotte a
través de una bruma de somnolencia.
-Aaaagh! – Resoplé tapando mi cabeza con la almohada. No
sabía dónde estaba, pero estaba condenadamente soleado, maldita sea, y entre la
luz y los gritos no me dejarían dormir.
-Beeeeeeeeeeellaaaaaaaaaaa! – Gritó de nuevo Char golpeando
una puerta sin parar.
-Sueño. Vete! – Balbuceé.
-Tienes diez minutos para ducharte y vestirte, tenemos que
bajar a desayunar! – Exclamó – Y apuesto a que estás hambrienta! – Dijo con
picardía en su voz.
-Bajar? – Pregunté confundida, y entonces como una
avalancha, todo regresó a mí. Internado, monjas, compañera de habitación
odiosa, visita de Gar… Visita de Gar! Abrí los ojos. Dónde estaba Garrett? Me
senté en la cama medio encandilada y me di cuenta de que estaba desnuda salvo
por las bragas. Ok, no lo había soñado… Me dejó? Sin despedirse? Mis ojos se
llenaron de lágrimas mientras me cubría con la sábana, estúpidamente emocional.
Me sentí usada. Que absurdo, cuando la que obtuvo placer fui
yo… Pero igual me sentí descartada… Hasta que vi una hoja de papel escrita con
la caótica letra de Garrett (uno pensaría que un hombre que aprendió a escribir
con pluma y tinta tendría buena letra usando un bolígrafo, pero no era el caso,
su letra era inentendible, al menos hasta que te acostumbrabas a ella).
"Isabella:
En primer lugar, te amo. No puedo expresar con palabras
lo que lo de anoche significó para mí. Dormiste abrazada a mí y por primera vez
dijiste mi nombre con añoranza… Te he dicho que te amo? Maldición, ya está
amaneciendo y Peter y yo debemos irnos… Esta vez sí estaré lejos por unos días.
Odio hacerlo, pero quiero que esta amenaza acabe, quiero tenerte a mi lado
segura y feliz, así es que este pequeño sacrificio valdrá la pena.
Sé que te vas a poner furiosa de que no te despertara
para despedirme, pero perdóname esta cobardía… Es que simplemente no soporto
verte llorar, y si me lo pidieras me quedaría anclado en tu cama por siempre.
Entiéndeme. Perdóname.
Te llamaré en cuanto me sea posible, y pensaré en ti cada
segundo.
Que tengas un buen día mi amor, trata de no enojarte
demasiado, sé amable con las monjas, no pelees con tus compañeras y obedece a
Char.
Te dejo un pequeño regalo. Me dijiste que nunca lo habías
resuelto y estoy seguro de que puedes hacerlo si te lo propones.
Tuyo
Garrett"
Junto a la carta había un llavero del que colgaba un pequeño
cubo rubik completamente funcional.
Bastardo.
No me pude enojar con él.
oooOooo
Me duché y vestí en tiempo récord y salí de mi habitación
cargando los libros que correspondían a las clases del día. Char me esperaba
viendo tele y no había rastros de Amanda. Char sonrió con esa sonrisa que usa
Peter cuando está jugando a ser un maldito oráculo, esa de cuando sabe algo que
yo no, pero no dijo nada sobre las visitas de nuestros hombres la noche
anterior.
Habría sido muy ruidosa? No lo recordaba… Aunque debo
reconocer que mi atención estaba enfocada en otro lado… Bueno, de todos modos
aunque yo simplemente hubiera respirado agitadamente ella lo habría detectado…
No hay privacidad cuando vives con vampiros.
Bajamos al comedor, que estaba repleto, y nos paramos en la
línea del buffet. Yo saqué cereales con leche y arándanos frescos y Char unas
tostadas con mantequilla (que eran fáciles de desechar) y una leche en cajita,
de modo que no se notara si se la estaba bebiendo o no. Caminamos entre las
mesas buscando un espacio para sentarnos y cuando yo había empezado a perder la
esperanza una voz gritó
-Charlotte! Isabella! Aquí!
Era Kristy, haciendo señas como si tratara de aterrizar un
Boeing 747. Nos dirigimos hacia su mesa, pequeña y cuadrada, en la que se
encontraban Gaby y Emily, que se acomodaron rápidamente para hacer espacio para
nosotras.
-Buenos días! – Dijo Char con esa sonrisa hermosa y
encantadora que posee.
-Hola! –Dijeron las tres en coro.
-Gracias por invitarnos – Les dije – O no habríamos
encontrado dónde sentarnos.
-Es que todas desayunamos a la misma hora – Dijo Gaby
gesticulando con un croissant en la mano – El almuerzo y la cena son más
tranquilos porque los horarios son diferidos.
-Qué tal la primera noche? –Preguntó Kristy.
-Oh, mucho mejor de lo esperado, cierto Bella? – Dijo Char
levantando una ceja… La muy desgraciada!
-Entonces no hubo más enfrentamientos con Amanda? – Preguntó
Gaby sonando decepcionada.
-Nop, ni la vimos – Respondí mezclando cuidadosamente mis
arándanos con el cereal.
-Tienen el mismo horario? – Preguntó Emily.
Char asintió fingiendo masticar el trozo de tostada que se
encontraba en una servilleta en su regazo.
-Podemos verlo? – Preguntó Gaby.
Yo saqué el papel súper doblado que guardaba en el bolsillo
exterior de mi mochila y se lo entregué, apurada por seguir comiendo. Ya
sonaría el timbre y aún tenía hambre.
-Mmmmmh… - Dijo Emily analizándolo – Compartimos varias
clases, y nuestro horario de almuerzo es el mismo, así es que son bienvenidas
si nos quieren acompañar.
-Eso sería maravilloso! – Dijo Char "sorbiendo" su
leche.
-Sí, es un alivio enorme saber que no vamos a tener que
vagar por todos lados buscando un lugar donde sentarnos – Dije mientras
limpiaba mi sweater, que había salpicado de leche. Por suerte no quedaría una
mancha…
RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING! Sonó el timbre que marcaba el
fin del desayuno. Char se puso de pié como impulsada por un resorte y dijo que
iba al baño. Yo la miré extrañada pero ella me hizo una seña con la cabeza
mostrándome los ventanales. Nuevamente había un día soleado y obviamente ella
no podía cruzar los prados caminando con nosotras y brillando como una bola
disco.
-Vale, nos vemos en la sala tres cero uno del segundo piso –
Dije mirando mi horario – Oh! No lo puedo creer! – Exclamé -
"Cristianismo, Amor y Sexualidad"… Es tan malo como suena? – Pregunte
a las chicas.
-Si te suena a una asignatura en la que te machacan por
horas todos los argumentos de por qué deberías permanecer virgen hasta el
matrimonio, entonces sí – Dijo Kristy – Yo lo tomé el año pasado como mi
electivo cristiano, y lo único que saqué en limpio es que Jesús me quiere con
mi himen intacto, así es que concluí que el sexo anal es la forma de llegar al
cielo.
-Virginidad obligatoria, genial! – Dije fastidiada – Y no
hay lugar para el debate?
-Oh sí, siempre hay buenos debates, te permiten expresarte
libremente, pero a la hora de las evaluaciones debes contestar de acuerdo a la
postura de la Iglesia, no a tus opiniones personales – Respondió.
-Y otros electivos? Crees que me pueda cambiar? – Pregunté.
-Podrías… Pero la verdad no se me ocurre una alternativa
mejor… No te quieres poner a discutir de bioética con una monja… - Dijo Gaby.
-No quiero discutir NADA con una monja, me dan miedo…!
Bueno, todas menos la hermana Clara, que no creo que sea monja de verdad… -
Dije caminando hacia el jardín. Montones de chicos y chicas caminaban y
conversaban relajadamente, bajo la atenta mirada de dos monjas y un cura.
-La hermana Clara no tuvo mucha alternativa, sus padres
murieron cuando era muy pequeña y la dejaron como carga de su tía… - Dijo
Kristy.
-…Que era una monja… – Interrumpió Gaby.
-… Así es que literalmente fue criada en un convento… - Dijo
Emily.
-A que no adivinas quién es la tía – Me desafió Kristy.
-Noooooo! – Exclamé adivinando de inmediato – La Superiora?
-Buuuuu! Cómo adivinaste tan rápido? – Preguntó Gaby
decepcionada.
-Porque no conozco más monjas salvo la secretaria y esa
monja miró a la hermana Clara con odio cuando llegamos! – Respondí.
-Claro, es que a pesar de que ha vivido más años que
Matusalén, la hermana Dolores nunca va a llegar a ser lo que la hermana Clara
es para la Superiora: La persona de confianza – Explicó Kristy.
-Pero por lo que vi la Superiora no trata muy bien a la
hermana Clara… - Comenté.
-La Superiora no trata muy bien a nadie, de hecho odia a los
jóvenes en general, pero respeta los lazos de sangre y quiere preparar a la
hermana Clara para que sea su sucesora – Dijo Emily mientras sonreía coqueta a
un grupo de chicos que se encontraban bajo la sombra de un árbol.
-Y la hermana Clara quiere eso? Porque no la conozco casi
nada, pero no me parece del tipo intimidante, estricto y malvado… - Dije.
-Probablemente no, la hermana Clara es más de trabajo en
terreno con los jóvenes, con los pobres o en los hospitales… Incluso la veo
casándose y teniendo hijos, pero ella le tiene terror a su tía y va a hacer lo
que se le ordene, aunque eso signifique heredar un internado y ser una vieja
solterona… - Dijo Gaby.
-Bueno! Eso es una mi… - Exclamé enojada, pero fui
interrumpida por silbidos y un grito.
-Hey Kris! Preséntanos a tu amiga! – Dijo un chico alto,
rubio y perfecto, con toda la apariencia de un rugbista millonario y cabeza
hueca... De esos que te echan rohypnol en el trago cuando te descuidas en una
fiesta… Parecía un futuro republicano, de esos que Gar se comía.
-No es nadie que te interese, Joshua! – Gritó Gaby – Ella no
es tu tipo, ella tiene… Como le dicen? A sí! Estándares y cerebro! – Agregó
sobre su hombro contorneando las caderas. Sus compañeros exclamaron
"Uuuuuh" y "Aaaaah", burlándose de su amigo. Casi todos me
miraban con curiosidad y lujuria, gracias a mi disfraz de "Lolita",
pero entre todos destacaba un atractivo chico sentado en el pasto con un libro
en sus manos que también me miraba, pero no de manera grosera, sino más como si
tratara de descifrar un misterio.
Tenía unos dieciocho años, debía estar en último año, su
cabello era negro y sus ojos muy azules, enmarcados en gruesas pestañas. A
pesar de estar sentado se adivinaba que era alto, pero más delgado que sus
compañeros… Como un corredor, no un levantador de pesas. En general, era un
chico guapo, pero más que eso, era interesante… El tipo de persona que parece
tener mucho qué decir, ese tipo de gente que dan ganas de conocer…
Qué raro, todo eso lo pensé simplemente porque él sostenía
un libro entre sus manos. Un libro que probablemente no era más que un texto de
estudio obligatorio.
-Bella! Bella! – Susurró Emily dándome un codazo – Te
quedaste hipnotizada!
-Lo… Lo siento… - Dije tomando su brazo y dejándome llevar –
No íbamos a la sala? – Pregunté cuando cambiamos el rumbo.
-Ah, Bella, es que no lo recuerdas? Tenemos un servicio
religioso corto todos los días de semana. Es una actividad conjunta de los dos
colegios porque compartimos la iglesia, y después cruzamos a nuestro colegio –
Dijo Gaby tomando mi otro brazo.
-Ogh! Otra de las delicias de ser católica! – Mascullé.
Entramos a la iglesia y encontramos a Char sentada en uno de
los bancos del lado de las niñas. Nos sentamos junto a ella y la iglesia poco a
poco se comenzó a llenar.
De alguna forma todos parecían tener un radar que les
indicaba exactamente dónde se encontraban "las nuevas", y me sentí
más estudiada y juzgada que nunca en mi vida. Por suerte tenía a Char a mi lado
que me ayudaba a difuminar la atención… Ella era tan hermosa que seguramente
todos los ojos se quedarían pegados en ella.
La verdad debo admitir que el servicio no fue tan terrible
como imaginé. Leyeron un pasaje de la biblia y luego el padre Thomas lo
comentó. Lo encontré interesante, porque yo no tenía más que un conocimiento
muy limitado del nuevo testamento, pero nada sobre el antiguo testamento, por
lo que fue casi como escuchar una fábula, una de esas historias que te dejan
una enseñanza.
A continuación fue la comunión y sólo unos pocos nos quedamos
sentados, entre ellos Char, yo y el chico del libro. Por qué él no comulgaba?
Había escuchado que no se puede comulgar con la conciencia sucia… Habría hecho
algo terrible? Que me importaba? Lo vi mirándome de reojo y volví la cabeza
avergonzada por ser atrapada en el acto.
-Por qué miras a ese chico? – Susurró Char codeando mis
costillas.
-No miro a nadie – Respondí aferrada al libro de cantos y
oraciones.
-Bella no seas mentirosa, él te sigue mirando, qué pasa
entre ustedes? Lo conoces? – Insistió.
-No pasa nada, no lo conozco y simplemente me estaba
preguntando por qué no comulgaba… - Le dije mirando la letra de "Pescador
de hombres" pero sin esforzarme por comprender ni media palabra.
Char me miró escéptica pero no dijo más, y entonces me
concentré en la melodía y la letra de la canción para no escuchar a Char ni ver
las miradas llenas de sospecha que me lanzaba.
"…Tú necesitas
mis manos
mis cansancios que a otros descansen
amor que quiera seguir amando…
mis cansancios que a otros descansen
amor que quiera seguir amando…
Señor, me has mirado
a las ojos
sonriendo, has dicho mi nombre
en la arena, he dejado mi barca
junto a ti, buscare otro mar…"
sonriendo, has dicho mi nombre
en la arena, he dejado mi barca
junto a ti, buscare otro mar…"
Qué lindo mensaje… Sería genuino ese mensaje de amor
generoso e incondicional hacia el prójimo? Siempre asocié a la Iglesia Católica
con restricciones morales anticuadas, curas pedófilos, la inquisición española,
la salvaje conquista de América y la "Novicia Voladora"… Pero parece
que había más bajo la superficie… Creería la hermana Superiora de verdad lo que
decía la canción? Podía ver que la hermana Clara sí, porque se comportaba como
si genuinamente le importáramos, ella vivía sus creencias… Tal vez yo no lo
sabía todo… Tal vez mis prejuicios me habían cegado… Tal vez le daría una
oportunidad a las monjas de enseñarme qué es realmente ser una buena católica.
oooOooo
Malditas monjas! "Cristianismo, amor y sexualidad"
resultó ser el fiasco que me esperaba. La Iglesia no aprobaba las relaciones
pre-maritales, el aborto, los condones ni los anticonceptivos, la píldora del
día después y para qué hablar del amor homosexual... Lo único que se podía
hacer para evitar a los bebés es usar el método de la aspirina… Te pones una
entre las rodillas y cierras firmemente las piernas sin dejar que se te
caiga... Así no puedes quedar embarazada… O también está el método del
calendario, que sé por mis clases de educación sexual en las escuelas públicas
que es altamente inseguro, porque los ciclos femeninos no son siempre exactos,
y la movilidad espermática tampoco es precisa, varía entre veinticuatro y
setenta y dos horas, creando ventanas de fertilidad difíciles de controlar. Es
por eso que los católicos más radicales como los Opus Dei tienen como entre
ocho y doce hijos por pareja… Porque no funciona!
Salí enojada de la clase… Me pareció que estaba mal
enfocada, porque se centraba en lo sucio y lo pecaminoso, y no en lo hermoso
que puede ser el compartir tu amor y tu cuerpo con tu pareja… Además era
difícil tomar en serio a esa gárgola que hacía la clase. Seguro que esa monja
no había tenido sexo en su vida, y no sabía lo que se perdía… En fin… Me pareció
mucho más alentador el servicio religioso del padre Thomas que la clase de
sexualidad
oooOooo
El resto del día pasó sin más incidentes… La última clase
fue la de Educación Física, donde nos hicieron correr en una pista de atletismo
ubicada alrededor de un campo de fútbol indoors donde practicaban un grupo de
chicos.
Ellos inmediatamente suspendieron lo que hacían para
mirarnos como una tropa de babosos, y las chicas deliberadamente los ignoramos.
-Isabella! – Gritó el tipo de la mañana, el rubio grandote.
Yo instintivamente me volteé y tropecé. Por suerte Char corría a mi lado y me
sujetó del brazo – Lindas piernas! Quién es tu amiga?
-Quién es ese? – Susurró Char mirándolo de reojo con el ceño
fruncido, como condenándolo a ser su próxima cena.
-Un idiota - Respondí.
-Cómo sabe tu nombre? – Insistió.
-Todos saben nuestros nombres, Char – Le dije tratando de
conservar oxígeno para lo importante: Respirar.
-Lo conoces?
-Nooooo!- Resoplé – Me lo crucé esta mañana rumbo a la
Iglesia.
-Mal – Dijo moviendo la cabeza – Muy mal.
-Hey! Isabella! – Gritó Joshua de nuevo – Preséntanos a tu
prima!
-Cállate de una vez Joshua! – Gritó Gaby desde detrás de
nosotras – No puedes al menos tratar de pretender que no eres un perro en celo?
-Celosa? – Se burló él.
-En tus sueños! – Exclamó ella, ofendida.
-Claro que sí Gaby, y en los tuyos – Respondió él sin
alterarse.
Char y yo seguimos corriendo en silencio hasta que sentí que
las piernas se me caerían, y entonces caminamos un poco, nos estiramos y
regresamos a nuestros cuartos a ducharnos, hacer los deberes y prepararnos para
nuestra primera catequesis.
Me aseé y me vestí con jeans, havaianas y una camiseta
estampada sin mangas que decía "Prefiero a los zombis, porque a ellos les
importa tu cerebro, no tu belleza", y Char se puso una falda de mezclilla,
havaianas y una camiseta que decía "No soy maleducada, sólo digo lo que
los demás están pensando". Una vez satisfechas con nuestro look relajado,
tomé mi llavero de cubo rubik colgándolo entre mis dedos y bajamos a la cafetería
donde yo recogí una manzana para ir comiendo en el camino y nos dirigimos a la
rectoría de la iglesia.
Cuando llegamos había otras seis personas, cuatro chicos y
tres chicas. Las chicas eran claramente menores, probablemente de primero de
secundaria, y entre los chicos había dos de primero o segundo, uno que no supe
situar porque su cabello y sus lentes no mostraban mucho de su rostro y el
último era el chico del libro, el de la Iglesia, el de esos ojos tan azules.
Estúpidamente enrojecí y me senté en el círculo de sillas
bajando la mirada, pero antes de que Char preguntara qué me pasaba, entró la
hermana Clara a la habitación, jadeando y con las mejillas coloradas.
-Uf! Lo siento! Me atrasé! Me esperaron mucho? - Dijo
mirando su muñeca – Oh! Otra vez olvidé ponerme el reloj… - Dijo aproblemada.
-Llegó justo a tiempo, hermana – Dijo Char.
-Perfecto, perfecto… A ver, dónde estábamos? Ah! Sí… Ok,
bueno, deberíamos partir presentándolas, verdad? – Dijo mirándonos a Char y a
mí, que pusimos cara de fastidio – Oh, claro, imagino que es lo que han estado
haciendo todo el día, pero vamos chicas, esta es la última vez!
-Soy Charlotte – Dijo Char – Isabella y yo somos primas,
nuestros padres murieron juntos en un accidente hace algunos meses y quedamos a
cargo de nuestro tío. Yo solía vivir en Texas e Isabella en Washington, pero
por un tiempo indefinido este será nuestro hogar…
La hermana Clara asintió emocionada y me preguntó
-Isabella, quisieras agregar algo?
-Meeee… Hummm… Me gustó la canción de esta mañana…
"Pescador de hombres" – Dije estúpidamente, porque era verdad y
porque quería decir algo amable.
-Es una de mis favoritas también – Dijo la hermana Clara sin
parecer extrañada por mi comentario – No la habías escuchado antes?
-No, la verdad es que nunca había ido a un servicio
católico… - Confesé. Char me pateó de forma nada disimulada.
-No la regañes Charlotte, está bien, no es un pecado que sus
familias no fueran católicas, Dios es el mismo para todos, sólo adopta
distintas formas. Sé que probablemente todos ustedes están en esta catequesis
obligados por los reglamentos de los colegios, pero les propongo que hagamos de
esta una experiencia enriquecedora y la usemos para crear algo constructivo –
Dijo la hermana – La religión es algo muy bonito y realmente reconfortante en
los períodos difíciles de la vida. Nutre nuestra vida y nos da pautas de
comportamiento que son la base de nuestra civilización, así es que tratemos de
pasar un buen rato juntos, les parece?
-Sí hermana – Dijimos todos sin mucho entusiasmo, pero
respetando la fe y el entusiasmo de la hermana Clara. Ella honestamente creía
en lo que nos enseñaba.
-Bien – Sonrió – Ahora que todos estamos de acuerdo, vamos a
continuar con las presentaciones. Sigamos por la derecha…
-Coddy – Dijo uno de los chicos saludándonos con la cabeza,
vestido como un grafitero, con su pelo trigueño desordenado y los anchos
pantalones rotos en la rodilla – Tulsa, Oklahoma.
-Algo que nos quieras contar de ti? – Lo instó la hermana.
-No realmente… - Dijo Coddy frunciendo el ceño.
-Coddy es un skater, es el campeón juvenil estatal – Dijo
una de las chicas de primero, sonriendo orgullosa y sonrojándose cuando Coddy
se giró para mirarla sorprendido.
-Así es, Lynn – Dijo la hermana – Ahora es tu turno.
-Lynn, estoy en primero y mi familia se muda bastante por el
trabajo de mi papá, así es que decidieron internarme para darme algo de
estabilidad… - Dijo sin levantar la mirada, aún avergonzada por su exabrupto.
-Siguiente? – Preguntó la hermana mirando a su alrededor.
Uno a uno se fueron presentando, hasta que sólo quedó el chico del libro, que
curiosamente lo sostenía nuevamente en sus manos. Le di una mirada solapada
tratando de ver el título, pero era una rústica encuadernación de cuero
desgastado que si es que tenía algo escrito en la cubierta, estaba tapado por
su mano.
-Brennan – Dijo con voz ronca y acento musical – Galway,
Irlanda…
-Irlanda? – Interrumpí antes de pensar en lo que hacía – No
se supone que TODOS los irlandeses con católicos devotos? Por qué no tienes tus
sacramentos?
-Bella! – Exclamó Char dándome otro codazo. Seguro que ya
estaba toda moreteada.
-Está bien Charlotte, es una buena pregunta. Brennan? – Dijo
la hermana Clara.
-Mis padres fueron criados católicos, mi familia entera es
católica, pero yo soy ateo. Sólo recibí el bautismo, y eso fue cuando tenía un
año y nadie me preguntó si quería recibirlo – Respondió encogiéndose de
hombros, desafiándome con los ojos a que siguiera preguntando.
-Puede decir que es ateo? – Pregunté asombrada girándome
hacia la hermana Clara. Char rodó los ojos y la hermana sonrió.
-En este espacio podemos decir lo que queramos, siempre que
sea con respeto – Dijo ella – Yo no estoy tratando de convertir a nadie, sino
de enseñarles los fundamentos de mi religión y compartir el confort que a mí me
entrega. Si ustedes deciden adoptarla, maravilloso, pero es algo que sólo
ustedes pueden decidir.
-Wow! – Se me salió.
-Qué – Preguntó la hermana.
-Usted debe ser algo así como… La mejor monja del mundo… -
Respondí.
-Bella! – Exclamó Char – No le digas "monjas" a
las monjas! Al menos no en su cara!
-Pero si no es despectivo o un insulto… - Reclamé –
Despectivo sería decirle "pingüino" o…
-Bella! – Se escandalizó Char.
-Lo siento… - Dije avergonzada. La hermana y el resto de la
clase sonreían divertidos por mi falta de etiqueta. Bueno, todos menos Brennan
que escribía muy concentrado en su libro de cuero… Sería un diario de vida?
-No pasa nada, y es verdad, con el hábito me parezco a
Mumble de "Happy Feet" – Dijo la hermana Clara. Todos sonreímos ante
su capacidad de burlarse de sí misma – Bueno, ya que las presentaciones están
hechas, vamos a continuar con el temario. Alguien se acuerda de qué hablamos la
clase pasada?
-"Jesucristo fundó la Iglesia" – Dijo Viv con voz
monótona.
-Perfecto – Dijo la hermana mirando sus notas – Entonces hoy
nos toca "Quiénes pertenecen a la Iglesia". Les voy a leer un pequeño
texto…
-Aaaaaaw! – Dijimos todos, fastidiados de antemano.
-Cortito! – Prometió la hermana - Y después vamos a iniciar
la discusión. Entonces… - Dijo y comenzó con la catequesis.
Yo escuché y opiné cuando se me pidió mi opinión, vacilante
al principio porque trataba de dar con la respuesta correcta. Pero la hermana
no quería que recitáramos lo políticamente correcto, quería que fuéramos
honestos, así es que poco a poco me comencé a soltar.
Y todo el tiempo jugué disimuladamente con mi pequeño cubo
rubik. Nunca había podido armar una de esas malditas cosas, pero no dejaba de
intentarlo. Cuando volviera Gar le mostraría que lo había logrado, por él.
Al terminar con la catequesis todos ayudaron a ordenar las
sillas y las chicas nos dirigimos a nuestro comedor. Estaba bastante repleto y
ruidoso porque era la mitad de la hora de la cena, pero afortunadamente Emily,
Gaby y Kristy nos habían reservado un espacio. La hermana Clara no comió con
nosotras porque la hermana Superiora la miró con ojos de halcón en cuanto la
vio entrar, así es que la hermana Clara nos sonrió cariñosamente y fue a
sentarse calladamente a la derecha de la Superiora.
-Qué tal la catequesis? – Preguntó Kristy arreglando su
larga y desordenada trenza rubia –Ya las convirtieron?
-Yo ya estaba convertida de antes – Dijo Char – Pero tengo
una duda sobre un chico…
-Cuenta! Cuenta! – Exclamaron Gaby y Emily al unísono.
-Hay un chico llamado Brennan… - Dijo Char. Yo me paralicé.
Qué pretendía? Se había dado cuenta de las miradas que cruzamos? Esas miradas
no significaban nada. Nada! Simplemente me había llamado la atención porque era
guapo y misterioso y cargaba ese libro de cuero… Pero no me gustaba, no señor!
Sólo me ponía un poco nerviosa… Los chicos guapos siempre me ponían nerviosa
porque nunca estaba segura de si se estaban burlando de mí o si de verdad les
interesaba lo que yo estaba diciendo…
-Brennan… - Suspiraron Gaby y Emily.
-El mejor producto de exportación de Irlanda – Afirmó Emily.
-Mejor que la lana merino… - Dijo Gaby
-Mejor que un caldero con monedas de oro al final del
arcoíris - Dijo Kristy.
-Mejor que el día de San Patricio… - Dijo Emily.
-Vale, vale, el chico está bueno, pero cuál es su rollo? –
Preguntó Char – Es gay, hetero, bi…?
-Hetero – Dijeron las tres a la vez.
-Es tooodo un hombre… - Suspiró Gaby.
-Lo dices por experiencia propia? – Preguntó Char.
-Nop – Respondió Kristy – Él también es nuevo, llegó hace
como tres meses, y aunque la mitad de nuestro colegio se le ha ofrecido, el
galantemente las ha mandado a casi todas de paseo.
-Y entonces cómo saben que no es gay? – Pregunté pensando en
que sería un desperdicio para la población femenina.
-Porque la mitad del otro colegio también se le ofreció –
Rió Gaby – Hubo varios que estaban dispuestos a cambiarse de equipo por él…
-No será asexuado? O hermafrodita? – Insistí.
-No Bella, le gustan las chicas, sólo que no se mete con
cualquiera. Ha tenido un par de citas informales, pero no ha seguido nada con
nadie.
-Con quién ha salido? – Pregunté mirando a mi alrededor,
lamentando recordar tan pocos nombres de las chicas de mis clases.
-Con dos o tres sin importancia, pero con la única que salió
más de una vez fue con Amanda… - Dijo Kristy – Según cuenta Amanda a quien la
quiera escuchar, él le pidió que fueran novios y la invitó al baile de
primavera, pero la verdad es que no le creo mucho, ella es mentirosilla y le
gusta darse importancia, y además Brennan ni la mira cuando se cruzan en los
jardines o en la Iglesia.
-Vaya con el jodido irlandés – Dijo Char
-Por qué preguntas? Te gusta? Te dijo algo? – Preguntó
Emily.
-Gustarme a mí? – Rió Char – Para nada! Yo tengo novio. Pero
Brennan parece estar bastante interesado en mi prima aquí presente.
-Bella? Brennan te dijo algo? – Preguntó Gaby inclinándose
hacia mí – Bella y Brennan… Que romántico – Dijo con voz soñadora.
-Eeeeeh… - Dije y sacudí la cabeza.
-Él la mira como si en cualquier momento se le fuera a
lanzar encima, como un predador a su presa, y hace que Bella se sonroje cada
vez que levanta la vista – Dijo Char con tono acusatorio.
-Charlotte! – Exclamé escandalizada
-Es verdad y no lo puedes negar. Me fijé como te miraba en
la Iglesia y me fijé cómo te miraba en catequesis. Ese huevito quiere sal! –
Exclamó.
Las chicas rieron y yo me hundí en mi asiento, mortificada.
-No sabes lo que dices, y más te vale que no me pongas en
aprietos con Garrett – Le dije enojada.
-Quién es Garrett? – Preguntó Kristy.
-Nuestro tío y tutor legal – Dijo Char.
-Y no te deja tener novio? – Preguntó Gaby casi haciendo
pucheros por mi desgracia.
-Eeeeeeh… - Dije brillantemente.
-Digamos simplemente que Garrett no estaría muy contento si
Bella sale del internado con novio – Sonrió Charlotte muerta de la risa – Una
de las principales razones para elegir este lugar es que se supone que al ser
un internado y colegio de mujeres, no tendríamos contacto con chicos.
-Pero tiene que entender que ya estás grande, a lo mejor si
le explicas que Brennan te gusta… - Dijo Emily sosteniendo su mentón con ambas
manos.
-Que no me gusta! Ni lo conozco! Y además si es el novio de
Amanda, guácala! Debe tener el gusto por el suelo! – Exclamé gesticulando y
llamando la atención de las otras mesas.
-Pero es que yo creo que eso es una mentira de Amanda para
hacerse la interesante! – Dijo Gaby – Ella inventa cosas para darse
importancia, pero no hay evidencia de nada entre ellos dos.
-No me importa, no me gusta ese chico, no lo conozco ni lo
quiero conocer. No busco novio y Char, por favor no me metas en problemas, que
aunque fuera verdad que Brennan me miró hoy, eso no significa nada. Yo no estoy
disponible y lo sabes – Dije y poniéndome de pié tomé mi bandeja y dije –
Buenas noches.
-Bella, no te enojes! Estamos bromeando! – Dijo Gaby.
-No me enojo, estoy cansada, nos vemos mañana – Les dije y
me dirigí a dejar la bandeja en el mesón correspondiente. Luego en lugar de irme
directo a la torre salí al jardín. Ya estaba oscuro, pero la luna estaba casi
llena e iluminaba bastante, así es que no me dio miedo. Caminé entre los
árboles del parque muy despacio, perdida en mis pensamientos, tarareando una
canción inventada en voz baja, hasta que escuché el sonido de una ramita al
quebrarse. Me giré rápidamente y vi a no otro que Brennan sentado contra el
tronco del árbol que yo acababa de pasar. Tenía su libro en su regazo y un
cigarrillo sin encender en los labios.
-Me asustaste! – Exclamé con la mano en el pecho y lista
para echar a correr.
-De quién te escondes? – Preguntó sin soltar el cigarrillo.
-No me escondo – Le dije frunciendo el ceño y cruzando los
brazos. Ya empezaba a refrescar y yo seguía usando sólo mi camiseta sin mangas
– Paseaba – Aclaré.
-Apuesto que escapabas de tu prima – Dijo luciendo mejor de
lo que un común mortal tiene derecho a lucir – Se ve que es… Intensa…
Y que te controla un montón…
-Se preocupa por mí – Le dije a la defensiva.
-Lo que tú digas, preciosa – Dijo encogiéndose de hombros.
-Y qué hay con el cigarro apagado? Te crees Gus de
"Bajo la Misma Estrella"? – Pregunté tratando de cambiar el tema. No
me gustó que me dijera "preciosa".
-Ugh? Gus? – Preguntó luciendo descolocado.
-El chico protagonista de "Bajo la Misma Estrella"
– Aclaré.
-No veo películas de niñas – Respondió, despectivo.
-No es una película de niñas, pedazo de pedante insensible –
Le dije enojada – Cáncer le puede dar a cualquiera, sabes?
-Así dicen… - Masculló.
-Así es – Le dije – Y si no has leído el libro no deberías
juzgar al autor por tratar un tema tan duro con una mirada tan íntima.
-Ja! – Se rió sin humor - Ese tipo se llenó los bolsillos
explotando un tema tan gastado como un amor condenado, y eso ya lo hizo
Shakespeare hace siglos… Y con respecto al dolor de la enfermedad y la pérdida…
Tú de verdad crees que él sabe de lo que está hablando? De verdad crees que lo
escribió para crear conciencia o por razones nobles y desinteresadas? No
preciosa, él simplemente descubrió que manosear el dolor ajeno idealizado
equivale a encontrar una mina de oro – Dijo enojado, con su acento cada vez más
marcado.
-Por qué te importa? – Pregunté desafiante – Por qué te
importa lo que diga John Green sobre el cáncer? Y qué sabes tú de la veracidad
de su relato?
-Me importa porque es un tema que me concierne. Lo sé porque
mi mamá murió de cáncer hace tres meses después de luchar con la enfermedad por
seis años. No hay nada romántico en ver cómo tus seres queridos sufren y se
deterioran frente a ti hasta que lloran y ruegan por la muerte. El olor del
miedo, de las medicinas, del excremento y de la descomposición no son un juego
– Dijo mirándome fijamente, furioso – Y con respecto al cigarro, no Isabella,
no estoy imitando al jodido "Gus". Mi puto encendedor no funciona y
quería pedirte fuego.
-Lo… Lo siento Brennan… No sabía… Lo siento – Dije
retrocediendo, con los ojos ardiéndome por las ganas de llorar. Él simplemente
siguió mirándome fijamente, sin emoción, hasta que sentí que me tiritaba el
mentón por los sollozos reprimidos – Lo siento – Susurré una última vez y eché
a correr como una cobarde. Corrí y corrí hasta llegar al interior del
internado.
Una vez que estuve segura de estar sola me apoyé en una
pared para recobrar el aliento y soltar las lágrimas que nublaban mi visión.
Me sentía podrida.
Me sentía estúpida.
Me sentía sola.
Extrañaba a mi mamá…
-Bella? Qué estás haciendo aquí? Estás llorando? – Preguntó
una voz a mi lado.
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Ahí lo tienen!
Cuéntenme que tal.
Cariños!
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