Hola a todas. Este capítulo como que me gustó, la historia se está
armando, y espero muchas opiniones, porque este cap. se compone básicamente de diálogos.
Y ya que estamos en eso, me gustaría saber si les gusta este tipo de
escritura, o sea, los diálogos eternos que escribo; yo creo que al mostrar una
conversación defino la dinámica de una relación, pero a lo mejor las aburre?
Nunca se me había ocurrido, pero ahora lo pensé y en una de esas…
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Capítulo 6
“The night we met I knew I needed you so
And if I had the chance I'd never let you go
So won't you say you love me,
I'll make you so proud of me.
We'll make 'em turn their heads every place we go…
And if I had the chance I'd never let you go
So won't you say you love me,
I'll make you so proud of me.
We'll make 'em turn their heads every place we go…
…I'll make you happy, baby, just wait and see
For every kiss you give me I'll give you three
Oh, since the day I saw you
I have been waiting for you
You know I will adore you 'til eternity”
For every kiss you give me I'll give you three
Oh, since the day I saw you
I have been waiting for you
You know I will adore you 'til eternity”
Be my baby/ The
Ronettes
James POV
Pasé toda la noche pensando, debatiéndome conmigo mismo,
confundido.
No sabía aún con exactitud lo que me estaba sucediendo con Isabella,
porque sencillamente no tenía un marco de referencia.
Solamente sabía que el tiempo que pasaba con ella era una
experiencia multisensorial, y mi vida de ermitaño ya no tenía ningún atractivo
para mí, especialmente comparándolo con cómo me había sentido durante las
últimas horas: Eufórico, esperanzado, inseguro, estúpido, feliz.
Esto era estar enamorado?
Discutir con ella temas tan delicados como las mascotas
humanas que algunos vampiros tienen fue difícil, y abrirle los ojos a
realidades incómodas causándole dolor, aún más.
Pero no podía cerrar la boca, no podía verla seguir defendiendo
a esos cabrones que la trataban como si fuera un perrito o gatito que adoptaron
de la calle. Todos los Cullen eran culpables, pero el peor era su novio, quien
realmente tomaba las decisiones concernientes a ella: Su dueño.
Me dolió hacerle daño, y aunque lo anticipaba, me dolió su
reacción de canalizar su sufrimiento reemplazándolo con rabia hacia mí, pero lo
comprendí. Ella era joven y efectivamente tenía mucho que procesar.
Es por eso que me fui antes de que ella despertara, dándole
la opción de verme o no.
La oí levantarse y realizar su rutina matinal y cuando ya
lavaba los platos encendí un cigarrillo para calmar mis nervios. Fumar no era
una práctica habitual para mí, pero sí una buena manera de ocupar mis manos
dando la impresión de que estoy haciendo algo.
Finalmente salió de la casa a mi espalda, pude sentir su
corazón acelerarse a medida que se acercaba, y al llegar a la pérgola se plantó
frente a mí.
Yo evité su mirada, porque no sabía qué es lo que me diría
ella ni cómo reaccionaría yo.
La pequeña humana pateó mi pantorrilla capturando mi
completa atención, me dijo que no me comportara como un asno y que cooperara.
Es estúpido que esas rudas palabras me hicieran desearla aún
más? Cualquier chica se habría muerto de susto de tan solo pensar en
aproximarse a mí, pero ella no sólo me enfrentó sino que hasta me pateó! Un
golpe simbólico, claro, pero golpe al fin. La sensación que estaba disfrutando
de interactuar sin el componente del miedo que genero habitualmente en humanos
y vampiros era francamente liberadora.
Las niñas decentes no hablaban así… Pero a pesar de su
vocabulario y desparpajo no me cabía duda de que ella era una chica bien
educada.
Me llamaba “asno” y me calentaba. Así de simple. Y no por el
doble sentido con los genitales del animal, sino porque los insultos fluían tan
libremente de su boca de niña.
No supe hasta qué
punto era un degenerado… Las edades de consentimiento varían según las
épocas y lugares, pero no porque sea “legal” acostarse con una chica significa
que ella esté lista, y yo no soy un violador ni un pedófilo… A lo que voy:
Isabella se ve como una mujer que terminó de crecer, tiene curvas de mujer y
sus partes femeninas claramente están funcionando, ya que he sentido el aroma
de su excitación tan denso que casi pude saborearlo, pero no sé si está lista
para una relación física entre dos adultos. Ella dice que en el futuro no es
tabú el sexo premarital, por lo que la idea no debe ser extraña para ella, pero
si vivió todo este tiempo con los Cullen, quién sabe qué le metieron en la cabeza
con respecto a su propio cuerpo…
Y entonces ella se lanzó a mis brazos y me pidió perdón, y
no pude menos que derretirme.
Así es que decidí no perder tiempo que no teníamos, y me
atreví a declarar parte de mis sentimientos, y el trato que venía fraguando en
mi mente durante toda la noche: Ella necesitaba independencia, volver a estar
en control, y lo tendría... Por una semana. Luego sería mi turno de demostrarle
todas las razones por las cuales su destino era ser feliz a mi lado.
Ella fue sincera. Me dijo derechamente que no me amaba.
Y yo habría sido un idiota de esperar otra cosa. Yo tampoco
estaba seguro de que así se definieran mis sentimientos por ella, así es que me
pareció razonable trabajar la posibilidad de que desarrollara emociones
compatibles con las mías con la base de que no me teme ni le disgusto.
Hay comienzos peores.
-De verdad piensas eso? – Preguntó asombrada cuando terminé
mi discurso/propuesta.
-No lo piensas tú también? – Pregunté un poco confundido.
Varias expresiones pasaron por su rostro: Vergüenza, culpa,
lujuria, más culpa, diversión, picardía y más culpa.
Qué demonios estaba planeando que le generaba ese cóctel de
emociones? Algunas las vi en su rostro, otras las olí, pero analizadas en su
conjunto resultaban apabullantes.
-Un poco – Susurró – Es imposible no pensar en ti de esa
forma, eres sexi y lo sabes, pero me das miedo, y no por lo de mi posible
asesinato – Aclaró cuando iba a interrumpir – Sino porque si el “niño bueno”
que es Edward es capaz de romper mi corazón con sus acciones, más lo eres tú
que eres un “chico malo”.
-Qué tan malo? – Susurré a su oído desde su espalda. La
había rodeado mientras hablaba sólo para mantenerla un poco nerviosa.
Se estremeció.
-No sé qué tan malo… Cuando te conocí eras muy, muy malo –
Dijo casi susurrando, con los ojos cerrados.
-Vamos – Le dije tomando su mano – Tengo algo que mostrarte.
-Cómo me vas a llevar? – Preguntó automáticamente levantando
los brazos.
La miré como si estuviera loca.
-Estás coja? – Pregunté.
-No… - Respondió bajando los brazos lentamente.
-Soy un animal de carga? – Insistí.
-No… - Dijo mordiendo su labio inferior.
-Estás enferma? Recién operada?
-No… - Dijo mirando al suelo.
-Entonces por qué demonios tendría que cargarte? – Pregunté
cabreado por su condicionamiento. Ella era una mascota… A tu jaula Bella!
-Yo pensé… Lo siento, es la costumbre. Siempre pregunto
porque algunos prefieren cargarme en la espalda y otros al frente, como novia –
Dijo.
-Tú tienes claro que yo no te voy a cargar a menos que sea
estrictamente necesario? – Le pregunté.
-Lo sé – Dijo muy bajito – Lo había olvidado, pero ya no
volverá a pasar – Dijo más firmemente, levantando el mentón.
-Bien – Dije, y besé su cabello en la coronilla – Vamos – La
tironeé de la mano hasta que comenzó a caminar a mi lado.
-Este jardín es enorme – Comentó asombrada mirando a su
alrededor. Era verdad, el parque era inmenso, pero además estaba dividido en
secciones, generando pequeños senderos y privacidad para los ocupantes.
-No es sólo eso lo que quería mostrarte – Dije mientras
doblábamos por la curva junto a un sauce llorón.
-Wow! – Exclamó ella – Es increíble!
Caminamos de la mano hasta el borde decorado con Mármol Grechetto, (el del color blanco
más puro que existe) y Mármol Negro
Antiguo de Ténaro. Los reconocí de inmediato, porque pasé una buena
temporada en Grecia.
Todo el contorno de la piscina estaba tallado intercalando
colores y formando grecas. El fondo de la piscina también estaba decorado con
mármol, pero cortado como pequeñas
teselas formando un escudo de familia que no era Cullen.
-Qué te parece? – Pregunté una vez que dimos la vuelta a
toda la piscina.
-Francamente? – Preguntó levantando una ceja.
-No, por favor miénteme si crees que no voy a poder resistir
la verdad – Dije con media sonrisa. Aún no le soltaba la mano y a ella parecía
no importarle.
-Sabelotodo – Murmuró – Bueno, la verdad es que es bonita,
imponente incluso, pero es como… Un poquitín demasiado… - Dijo sonando casi arrepentida
por lo que decía, pero cuando sus ojos encontraron los míos, que le demandaban
que fuera a lo menos imparcial en sus juicios, se aclaró la garganta y declaró
- Es un desperdicio de materiales en algo que seguro no usan jamás. Un lujo
inútil, que compraron solamente porque pueden pagarlo. Es equivalente a
instalar grifería de oro en los baños, absurdo! Cuánto costará esa cantidad de
mármol?
-No quieres saberlo – Dije rodando los ojos y dando a
entender que costaba más dinero del que probablemente ella y yo veríamos en nuestras vidas... A
menos que comenzara una carrera criminal. Ni siquiera las obras de Miguel Ángel
se esculpieron en una piedra como ésta - Conoces el escudo de armas del fondo?
-No, pero es horrible, como de la casa de Ricky Ricón – Dijo
arrugando la nariz.
-Ese quién es? – Pregunté para saber quién era ese amigo suyo
que tenía una piscina semejante.
-No sé si ya existe, pero probablemente de todos modos no
tendrías cómo conocerlo si no ves tele. Ricky Ricón es un personaje de historietas
infantiles, un niño multimillonario que le ponía su monograma a todo lo que
poseía – Dijo.
-Te gustaban esas historietas? – Pregunté, queriendo
atesorar cada pedazo de información que ella me entregara.
-No – Rio – Esas revistas de historietas son muuuuy viejas,
como de al menos los años 60s y 70s, yo alcancé a ver las caricaturas en la
tele cuando era pequeña, pero son de principios de los años 80 y ya eran viejas
para mí.
Sacudí la cabeza pensando en nuestra brecha temporal. Para
ella eran antiguas cosas que para mí aún no existían… Lógicamente lo sabía,
pero no le había tomado el peso hasta ese instante… Ella tendría siempre la
ventaja, ella sabía qué iba a ocurrir, pero yo no sabía nada de su tiempo o de
su vida, y lo que me había dicho hasta ese momento me había parecido
simplemente increíble. Tendría que aprender a reaccionar más moderadamente si
quería que me siguiera contando sus cosas abiertamente.
-Es una locura, lo sé, sueno como una lunática – Dijo
sonriendo un poco preocupada al ver mi expresión.
-No dejes de hablar – Rogué – Me gusta escucharte, cuéntame
algo que te guste.
Mientras, nos dirigí hacia una mecedora doble de fierro
forjado que estaba ubicada a la sombra de un viejo roble. Era lo único que
parecía corresponder al estilo arquitectónico de la casa, ya que ni la piscina
ni la pérgola concordaban.
-Uuuuuuh, me encantan las mecedoras! – Dijo saltando con un
entusiasmo tal que cualquiera hubiera pensado que le estaba regalando un pony.
-Siéntate – Dije sentándome y reprimiendo mi sonrisa.
-Mmmmmmh – Pareció indecisa – Cuál es tu nivel de sed en
este momento? – Preguntó, inquieta.
Qué mierda? Es que había hecho algo para hacerla sentir
amenazada?
La miré fijamente a los ojos para que juzgara por ella
misma. No tenía sed, aunque en una o dos noches más cazaría, sólo para estar
seguro.
-Qué pasa, cuál es el problema? – Pregunté mientras ella
balanceaba sus pies desde el talón a la punta.
Ella enrojeció.
-Ahora lo hiciste más interesante. Qué te pasa? – Demandé,
queriendo devorarla de 10 formas distintas, y todas indecentes.
-Estoy usando un vestido delgado y esos fierros están fríos
y mojados con el rocío, y no me quiero sentar en ellos – Explicó - Mepuedosentarenturegazo?
– Preguntó todo junto.
-Agh? – Pregunté, aunque la había entendido perfectamente.
Pero quería escucharla pedirme si se podía sentar en mis piernas. Si fuera un
caballero simplemente habría puesto en el asiento mi chaqueta de cuero, pero la
verdad es que hace bastante tiempo que renuncié a ser uno de esos.
-Que si me puedo sentar en tu regazo, como ayer, no pareció
molestarte, y aunque no generas calor al menos estás seco – Dijo mirándose las
manos pero modulando perfectamente.
-Sube – Dije golpeando mi rodilla, aguantándome las ganas de
torturarla un poco más. Ella acomodó su falda cuidadosamente y se sentó
perpendicular a mí, apoyando los pies en el lugar en el que no se quiso sentar.
La posición era inquietantemente cómoda y familiar, y ella pareció sentir lo
mismo, porque de a poco se fue apoyando en mi pecho hasta quedar con la cabeza
apoyada en mi hombro. Cuando terminó de acomodarse ambos exhalamos al mismo
tiempo. No sé por qué lo hizo ella, pero yo lo hice por el enorme alivio que
sentí, como quien después de caminar todo el día, se saca los zapatos… No es
muy romántica esa comparación, pero es lo mejor que se me ocurre: Una presión
que ni siquiera me había dado cuenta de que existía hasta que se liberó.
Nos quedamos en silencio unos minutos mientras yo nos mecía
suavemente. En el jardín de los Cullen casi no se escuchaban sonidos del
exterior, y sólo se oía a los insectos y al viento pasando entre las hojas de
los árboles… Quisiera haber podido dormir una siesta así, tal cual, con ella
entre mis brazos.
-Pensé en algo… – Me dijo.
-Me parece muy bien, es bueno hacerlo de vez en cuando para
que el cerebro no se te atrofie – Respondí reforzando mi abrazo, previniendo el
estallido.
-Si vas a ser tan desagradable todo el tiempo, te puedes ir
olvidando de disfrutar del placer de mi compañía – Dijo tratando de ponerse de
pie.
-Qué es lo que pensaste, fierecilla? – Pregunté cuando se
cansó de luchar.
-No te pienso volver a dirigir la palabra – Dijo cruzando
los brazos y probablemente haciendo un puchero.
-Me la acabas de dirigir – Respondí divertido.
-A partir de ahora – Dijo. De acuerdo a su voz estaba
tratando con todas sus fuerzas de no sonreír.
-Sigues hablando – Dije enterrando mi rosto en su cabello,
para que no me viera reír y porque me apetecía hacerlo.
-Pídemelo por favor – Dijo ella con malicia.
-Por favor dime en qué pensaste – Dije de inmediato.
-Así no. Tienes que decir algo como “Bella, tú que eres
sabia más allá de tus años, por favor ilumíname con tu infinito conocimiento” –
Me indicó muy seria.
-Isabella… - Aclaré mi garganta innecesariamente para no
reír - “Tú que eres un dolor en mi
trasero desde el segundo en que te conocí, habla ahora o te haré cosquillas
hasta la muerte” – Dije en cambio, con mi voz más solemne. No estaba seguro de
poder cumplir con la amenaza, porque no sabía cuánta presión aplicar sin
perforarle un pulmón, pero ella eso no lo sabía.
-Nooooooooooo!! Aaaaaaaaaaah! – Chilló retorciéndose y
tratando de huir, sin que yo le hubiera hecho nada – Me rindo! Me rindo, me
rindo, me rindo… - Repitió jadeante al ver que no iba a ninguna parte.
-Creo que lo que en realidad quieres decir es algo como
“James, eres el vampiro más guapo del mundo, te lo ruego, permíteme observar de
cerca tu belleza varonil y ser tu novia de prueba para poder abrir mis ojos al
infinito cúmulo de virtudes que aún me quedan por descubrir” – Recité.
-Quéeee?! – Exclamó – Es que te botaron de cabeza cuando
eras bebé?
Las carcajadas ya no me las pude contener, lo que la enojó
aún más.
-Puedes cambiar algunas cosas, para hacer la declaración más
personal. No me molestan adjetivos como “figura apolínea”, “Inalcanzable ni por
los dioses del olimpo”, “cabellos rubios como el sol”, o lo que quieras agregar,
acepto sugerencias – Dije cuando recobré la seriedad.
-Mira pedazo de asno engreído, si crees por un momento que
te voy a decir esa sarta de… - Rugió. Pero yo la interrumpí.
-Uh! Me pican las manos! Deben ser las cosquillas! No las
puedo controlar! – Moví mis manos cerca de su estómago y volvió a retorcerse y
a pedir piedad.
Me detuve, y ella se mantuvo en un obstinado silencio hasta que
jadeante, comenzó.
-“James, es verdad, eres el hijo de puta más guapo que he
visto” – Comenzó apretando los dientes. No era exactamente una página de mi
libreto, pero me servía – “Tu cabello dorado es hermoso, como el de Brad Pitt
en Troya y créeme que ese sí que es un cumplido” – Ya me diría más tarde quién
mierda es Brad Pitt. Hasta ahora todo bien. Besé su frente, satisfecho – “Pero
eso no quita las vueltas del destino y que tal vez algún día yo voy a ser una
neófita, más fuerte y veloz que tú. En ese momento, te voy a arrancar las
orejas y te las voy a meter por el culo, para que puedas oír cómo te pateo el
trasero!!!!!!!” – Gritó.
Pasaron unos cinco segundos antes de que mi cerebro “súper
veloz” pudiera procesar sus palabras, y entonces me doblé de una carcajada y
debí soltarla. Ella escapó corriendo unos diez metros pero se volvió a mirarme
cuando me caí del columpio. Nunca me había reído tanto, y era con ella… Sólo
con ella.
-James… - Sonrió ella, incrédula – Te acabas de caer de
risa? Le puede pasar eso a un vampiro?
Yo sacudí la cabeza sin parar de reír.
-Eres raro… - Dijo lúdica, acercándose de a poco – Los
vampiros de por sí son raros, y tú eres un vampiro raro.
-Yo soy raro? - Seguí riéndome - Por dios Isabella, de dónde
sacas tus amenazas?
Ella rio, contagiada conmigo.
-No lo sé, tú inspiras lo mejor de mi repertorio – Dijo
tendiéndome la mano para que me pusiera de pie.
Yo la tomé y la jalé hacia mí, haciéndola caer en el lugar
que se sentía correcto, mi regazo.
-James! Mira si eres bruto, no me puedes tratar así, que me
rompo! – Dijo sin demasiada convicción, e igual se acomodó en mi hombro.
-No Isabella – Dije apoyando mi mejilla en su coronilla en
un gesto de ternura tan inusitado que no recuerdo haberlo tenido antes, salvo
tal vez, con ella – Conmigo no te rompes… Te lo prometo.
oooOooo
Pasamos un rato en silencio y luego lentamente la
conversación volvió a fluir.
-En qué año vas en la escuela? – Pregunté.
-Mañana se supone que comenzaría el último año – Respondió,
sin demostrar alivio ni añoranza.
-Te preocupa perder clases? – Continué.
-Creo que un viaje en el tiempo es justificación suficiente,
no crees? – Respondió – Y en todo caso, cualquier problema que genere este
viaje, será más importante que unos días de inasistencia en el colegio.
-Estabas en algún club después de clases? – Seguí
interrogando, ya que estaba dispuesta a hablar. No es que el resto del tiempo
no lo estuviera, es sólo que pasábamos la mayor parte del tiempo molestándonos,
retándonos y volviéndonos locos el uno al otro, y si bien eso era parte de su
encanto, yo realmente quería conocerla.
-En Forks no – Dijo casi con tristeza – En Phoenix estuve en
el taller de fotografía, eso me gustaba mucho.
-No lo continuaste en Forks porque no lo ofrecían? –
Pregunté.
-Bueno, una clase de fotografía propiamente tal, no, pero el
periódico escolar contaba con un cuarto oscuro para el fotógrafo, y esa
posición estaba vacante… - Dijo.
-Qué te impidió participar? – Pregunté.
-Timidez… Inseguridad… No conocía a nadie, y me incomodaba
invadir un grupo ya afiatado – Dijo encogiendo los hombros y escondiendo parte
de su rostro.
-Y cuando te sentiste cómoda en tu nuevo colegio…? Qué, el
puesto ya no estaba disponible? – Pregunté tomando su barbilla y levantándola,
para que me mirara a los ojos. Ella trató de zafarse, pero no pudo, así es que
cerró los ojos.
Parecía estar lista para ser besada como se debe.
-Crees que así vas a ganar, fierecilla? – Pregunté a
milímetros de su boca. Podía sentir el calor de sus labios y su aliento contra
mi piel. El esfuerzo por no besarla hasta que perdiera todo recuerdo de otros hombres
era tremendo, pero me contuve.
Sus pestañas se abrieron, sus ojos se agrandaron como platos,
y los cerró otra vez.
Cerró la boca mordiéndose los labios, y comenzó a tararear.
Cantaba bastante mal, por lo demás.
-Esa es tu defensa para que no te bese? – Pregunté
escéptico.
Asintió con la cabeza, boca y ojos aún cerrados, pero
interrumpiendo el tarareo.
-Cuando decida si es que realmente quiero besarte Isabella,
lo voy a hacer, y sabes perfectamente que no me puedes detener… Pero no te
preocupes – Agregué cuando la sentí tensarse - Porque tú eres la que me lo vas
a pedir – Dije rozando su mejilla con mi nariz.
Se escuchó algo como un pequeño gemido reprimido.
-Isabella, eres tan niña a veces – Besé su mejilla y me
retiré, dándole espacio para componerse – Ahora cuéntame lo que pensaste hace
un rato, nos desviamos del tema – Sonreí ante su amenaza de “arrancarme las orejas y metérmelas por el
culo…”. Ni Shakespeare escribió prosa como esa.
-Ok, pero antes… - Me miró a los ojos – No te dije toda la
verdad… No mentí, pero no dije todo…
-Cuándo? – Pregunté.
-Recién… Lo de la fotografía… Es verdad que al principio no
postulé porque a veces no sé comportarme en situaciones sociales…
-Una señorita como tú? Con ese lenguaje tan basto y
refinado? – Pregunté como si me horrorizara el concepto. Quería que dejara de
sentir culpa. Me estaba confesando una nimiedad después de 5 minutos de haberla
cometido, no había motivo para que mi chica sintiera culpa.
-Señorita será tu abuela! – Exclamó – Y con respecto a mi
lenguaje, has de saber que he sido testeada y que mis habilidades lingüísticas
sobrepasan por mucho el promedio. Yo simplemente decido de vez en cuando bajar
de nivel para que me puedan entender tarados como tú!
-Sigue así – Le dije al oído con voz ronca – Sigue hablándome
así y no sabes lo que te voy a hacer en el columpio… O contra el jodido sauce…
O en la piscina…
Ella se estremeció y yo lo tomé como una excelente señal.
-Tú no harías eso – Dijo tratando de sonar desafiante, pero
su voz estaba temblorosa, y como usaba un vestido pude oler más claramente que
la otra vez, su excitación.
-No hasta que me lo pidas – Repetí – Pero bueno, ya que no
te quieres divertir en el columpio, el sauce o la piscina, termina de contarme
en qué me mentiste.
Dudó un segundo y continuó.
-Como te dije, no postulé porque a veces no sé comportarme
en situaciones sociales, pero con los días me fui relajando y me hice amiga de
una chica y su novio, y ambos trabajaban en el periódico. Estaba juntando valor
para preguntarle a Ángela si creía que me aceptarían cuando me vi atrapada por
la “Dimensión Cullen”, que absorbió todo mi tiempo de actividades extra programáticas,
de amistades y hasta de estudio. En Phoenix yo estaba en clases avanzadas de
literatura y ciencias, y en Forks con suerte llegaba a la hora al colegio… -
Dijo avergonzada - Te he llamado un asno pero supongo que la borrica soy yo,
verdad? – Nuevamente un puchero. Y no uno falso, este era uno en toda regla,
con lágrimas a punto de derramarse y labios temblorosos.
Mierda, cómo la amo!
La amo?
Eso es esto? Amor? Así
nada más? Puf! Y de pronto la amo?
La miré otra vez.
Mierda!
Mierda!
Mierda!
-No, no eres una borrica – Sonreí apretándola contra mi
pecho – Te viste envuelta en una situación difícil, tuviste más suerte que
pocos al salir viva, y ahora te queda aprovechar esta nueva oportunidad…
Idealmente conmigo – Le guiñé un ojo.
Ella volvió a sonreír.
-Jaaaaames…. – Canturreó coqueta, como si no hubiera estado
a punto de llorar menos de veinte segundos atrás. Era desconcertante. Nunca
sabía qué esperar, y eso me desesperaba y me atrapaba.
-Isabeeeeellaaaa – Canturreé de vuelta.
-Tú me interrumpes todo el tiempo y no me dejaste contarte
lo que estaba pensando… - Me miró llena de ilusión. La locura que me pidiera,
la haría, por supuesto, pero lo que me molestó levemente en ese momento, es que
lo acepté sin siquiera averiguar de qué se trataba antes de aceptar en mi
mente.
-Me gusta molestarte – Dije plácidamente, apoyando mi mentón
en su hombro – Es cuando te ves más bonita, lanzando rayos por los ojos, con las
mejillas sonrojadas y repartiendo montones de maldiciones…
-Me desconcentras! – Exclamó retorciéndose, quitándose mi
mentón de su hombro.
-Me alegro! – Respondí – Esa es la idea, lograr que yo te
provoque a ti lo que tú provocas en mí.
-Como te estaba diciendo… - Continuó, ignorándome, pero con
una sonrisa contenida en sus labios. Yo por mi parte deposité pequeños besos en
sus hombros descubiertos. Su piel era
deliciosa, jodidamente perfecta.
En ciertos períodos y lugares en los que viví, las mujeres
humanas habrían matado por el cutis que mi Isabella lucía naturalmente.
-Basta o no te cuento nada! – Amenazó tratando de parecer
firme.
-Es sólo tu hombro, si lo dejaste a la vista es porque
querías que te viera – Razoné – No he tocado nada inapropiado, ni siquiera por
accidente, y aún no me pides que te bese, así es que no lo he hecho – Dije
luciendo lo más inocente posible, tarea extra difícil para mí.
-Okeeeey… - Dijo cautelosa, esperando el golpe.
-Un par de besitos donde la ropa no te cubre es totalmente respetable
y no te afecta en nada, en cambio a mí me hacen feliz. No quieres que yo sea
feliz? Pido tan poquito… - Suspiré.
No sé qué cara habré puesto, pero ella soltó una carcajada.
-Vale, pero sólo en lugares que no cubran la ropa o los
calcetines y zapatos. No quiero saber si eres un fetichista – Comentó para sí.
Yo no supe qué decir – Y si yo digo que pares o me estás haciendo sentir
incómoda, paras – Asentí, solemne. Esto era más de lo que jamás esperé
conseguir en una primera negociación… Era el hecho de poder hacerme feliz lo
que la decidió, seguro que de otra forma me habría amenazado con lo de las
orejas otra vez por sólo sugerirlo.
-Lo juro – Dije – Desde ahora saldremos de la mano, (a menos
que uses guantes) y me dejarás besar tu rostro, tu cuello, tus hombros… -
Gracias a dios ella usaba ese día uno de esos vestidos que se amarran en el
cuello, lo que despejaba una buena porción de piel desnuda.
-Agh… Ya me estoy comenzando a arrepentir – Dijo frunciendo
el ceño – Seguro Alice debe haber dejado en alguna parte trajes para ir a la
nieve, esos me cubren completa… Y si me pongo guantes, gorro y bufanda…
Existirán las antiparras? Porque así estaría a salvo…
-Esa es tu manera indirecta de pedirme que bese tus labios?
– Pregunté recostándome en el pasto. Ella se quedó sentada en mis piernas.
-Noooooo – Dijo sorprendida – Lo contrario, creo.
-Bueno, con ese atuendo anti besos lo único que dejas libre
es tu boca… - Dije satisfecho.
-Bueno, a lo mejor en el hospital me dan una máscara, o
puedo ir al taller de un soldador al arco, o hasta un casco de motos me
serviría – Dijo entrecerrando los ojos.
-Ajá, y quién es el idiota que va a tener que robarle un
coche que apeste a naftalina a otra viejecita y luego acompañarte por todo
Chicago buscando una máscara de soldador que evitará que yo te toque? – Levanté
una ceja.
-Tú, obvio – Dicho ella con toda desfachatez.
-Y qué hay para mí? Esto es claramente un caso de suicidio
en defensa propia – Me burlé.
-Yo – Respondió.
-Agh? – Dije, brillante.
-Me preguntaste que qué hay para ti, y la respuesta es yo… -
Dijo tímida - Si tú me pidieras que te acompañara a cualquier parte, me subiría
a un auto y me iría contigo a cambio de golosinas para el camino – Luego su
tono cambió – Tal vez soy demasiado trabajo y te diste cuenta de que no vale la
pena… Es una lástima, porque de verdad me gustas, me haces reír, y me siento
bien contigo… – Hizo ademán de levantarse.
-Dónde demonios crees que vas? – Pregunté deteniéndola antes
de que se levantara un par de centímetros.
-A la casa, tengo un poco de frío – Dijo abrazándose, sin
entonación. Su voz era plana, su coraza impenetrable.
-No te vas a largar después de decirle eso a un hombre
Isabella – Le dije más herido que enojado – Yo jamás te tocaría un pelo sin tu
consentimiento. Lo sabes, verdad? – Tomé su rostro entre mis manos, obligándola
a mirarme.
Asintió.
-Estás segura de que lo sabes? – Insistí.
Asintió.
-Quiero estar contigo – Dije –Quiero estar contigo. No sé qué
es lo que hay entre nosotros, pero quiero explorarlo juntos. Esto no es un
revolcón que no volveré a ver Isabella, para mí esto es real.
-James… - Murmuró y acunó mi mejilla.
-No necesitas protegerte de mí – Afirmé – Puedes decidir
andar desnuda de ahora en adelante si te apetece, y no te voy a tocar… Está
claro que soy un hombre y no voy a estar muy cómodo duro las 24 horas al día, y
probablemente pasaré mucho tiempo en el jardín, pero no te voy a tocar.
-James – Repitió.
-Toda la ropa del mundo no podría protegerte de un vampiro,
y lo sabes – Continué - Pero también sabes que basta una palabra para que este
vampiro se detenga.
-James! –Insistió.
-Qué? Maldita sea Isabella, me estoy eviscerando frente a ti,
entregándote mi puto corazón, y no dejas de interrumpir! Qué demonios quieres????
– Gruñí frustrado.
Ella ni se inmutó ante mi enojo.
-Cállate y bésame – Ordenó.
A su servicio.
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Ok, tienen que contarme qué opinan, estoy demasiado emocionada
como para que me dejen sola con mis teorías. O comparten o voy a estallar!!!
Qué es lo que pensó y nunca pudo decir Bella?
Hacia dónde vamos ahora?
Qué pasa con el asunto de la “alimentación” de James?
ME ENCANTA! ME ENCANTA! ME ENCANTA......
ResponderBorrarEsta superrrrr WOW tu hisotria, adoro a este james :) taannnnn predominante y sincero, me derrite
como helado al sol ;)
y esta bella tampoco se queda atras, super genial que sea así de mal hablada jajajajaj....
mucho animo y sigue así con tus super padrisimas actualizaciones....
No demores :( plissssss
Perdona mi egoismo :)
Saludosssss
Hola, que bueno que te guste mi versión de James, yo misma no dejo de pensar en él. Y gracias a tu comentario recordé que me faltaban 2 capítulos que actualizar en el blog, así es que ya están el 7 y el 8 y fotos de apoyo.
BorrarUn abrazo y sigue en contacto.
A.