Hola a todos! Espero que se encuentren todos bien y contentos.
Les cuento que Idoc Nitsuj me hizo la consulta de qué es una Súcubo? Es Rosalie una de ellas? La respuesta es la siguiente: Una súcubo (del latín succŭbus, de succubare, «reposar debajo»), según las leyendas medievales occidentales, es un demonio que toma la forma de una mujer atractiva para seducir a los varones, sobre todo a los sensibles, a los adolescentes y a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías, para tener relaciones sexuales con ellos. En general son mujeres de gran sensualidad, persuasión y carácter. Según Stephenie Meyer las hermanas Denali son súcubos, porque son promiscuas, tienen relaciones con humanos y un apetito sexual extremadamente elevado, pero Rosalie definitivamente no lo es. (Ni en la saga Twilight ni en mis historias).
Espero que les guste el capítulo de hoy con el regreso de Edward y mil gracias por sus reviews y favoritos. Cada uno me hace sonreír y querer escribir más y más rápido.
Un abrazo y que disfruten!
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Y fue entonces que oímos el ruido del motor de un auto acercándose a la casa.
-Jazz! –Grité entusiasmada.
-No –Dijo Rose –No es el Mustang –Y asumió posición de ataque frente a mí.
Capítulo 22
Forgive me
Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like forgive me forgive me
Sorry /Tracy Chapman
Bella POV
El sonido del motor se intensificó y un Audi plateado con vidrios polarizados se estacionó en el frente de la casa. Rosalie se alistó para atacar, pude ver sus músculos y tendones de su cuello tensarse ante el esfuerzo, y un profundo pero silencioso gruñido salió de su pecho, creando una terrorífica vibración.
Y entonces el conductor abrió la puerta del auto y emergió él…
-Edward…! –Susurré anonadada. Era la última persona que me habría esperado que regresara a Forks, pero indudablemente ahí estaba, tan guapo y bien vestido como siempre, usando unos jeans artísticamente desgastados, un sweater de cachemira y una chaqueta liviana; parecía recién salido de las portadas de GQ.
-Oh mieeeerda! –Dijo Rose levantándose y cuadrando los hombros, aún defensiva, aunque en una postura más casual.
-Bella, amor! –Exclamó Edward con el rostro iluminado por una sonrisa, y de inmediato estuvo frente a mí, sólo franqueado por Rosalie.
-Qué? Te pegaste en la cabeza? Cómo es eso de "Bella amor"? –Le pregunté más agresiva de lo que pretendía.
-Qué haces aquí Edward? –Preguntó Rose cruzando los brazos en su pecho. Se veía realmente cabreada.
-Regresé por ti amor… -Respondió Edward –No soporté el estar separado de ti, te amo más que a nada y vine a rogarte tu perdón… -Dijo agachando la cabeza.
-Pues puedes irte por donde viniste, Bella no quiere nada contigo –Dijo Rose mirándolo con desprecio.
-No te metas Rosalie! Y deja de bloquear tus pensamientos! Qué escondes? Y qué diablos haces aquí? –Disparó Edward.
-No le hables así a Rose! –Grité yo –Ella me está protegiendo, lo que tú no fuiste capaz de hacer cuando me abandonaste a mi suerte en el bosque!
-Pero yo… lo hice por tu bien –Masculló Edward sorprendido por mi ira.
-Por mi bien? Por mi bien me dejaste sola y emocionalmente destrozada? 11 horas Edward! 11 horas hasta que me encontraron, y para entonces estaba en estado catatónico! 4 meses pasaron hasta que pude comenzar a retomar una vida más o menos normal, y tú dices que ahora te arrepentiste? –Grité mientras las lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas.
-Bella amor… tú sabías que yo te amaba, te lo dije tanta veces… -Se justificó -debí mentirte por tu propio bien… para que pudieras tener una vida humana normal… -Me dijo como explicándoselo a un niño emocionalmente inestable..
-Y qué hay de mis sentimientos? No cuentan en tu perfecta ecuación? –Sollocé –Te amaba Edward, estaba dispuesta a dar mi vida por ti, y me hiciste sentir como basura! Me dijiste que yo no era lo suficientemente buena para estar contigo! Cómo crees que me hiciste sentir?
-Que él te dijo quéee? –Rugió Rosalie y sin más se lanzó contra Edward. Debe haber sido una decisión del momento, ya que Edward no intuyó sus movimientos y cayó de espaldas con Rosalie a cuestas golpeándolo con todo lo que tenía. Yo retrocedí, sabía mejor que tratar de meterme en una pelea de vampiros.
-Lo siento amor… -Dijo Edward tratando de mirar en mi dirección… PAF! Cachetada –Rosalie deja de golpearme! –Le dijo a su atacante… PAF! Otra cachetada.
-Rose, déjalo… Edward y yo tenemos que conversar… -Dije secándome las lágrimas y los mocos con la manga de mi chaqueta y enderezando la espalda. Tenía que hacer esto y hacerlo bien.
-Más te vale comportarte Edward, o te voy a arrancar los brazos! –Dijo Rosalie… PAF! Otro golpe.
-Rose… -Dije yo en tono conciliador.
-Ok, conversen… yo me voy a quedar en el taller… por qué no van a la sala de música? –Preguntó con una sonrisa engañosamente angelical.
-Buena idea… es un buen lugar para conversar… Bella? –Preguntó Edward tendiéndome la mano.
-Vamos –Dije sin aceptarla, dejando su mano extendida.
Caminé frente a él y entré a la casa, mientras él absorbía cada uno de mis movimientos, no dejaba de mirarme… me sentí extraña… siempre me había mirado de la misma manera?
Pasamos el living y llegamos a la sala de música, donde había aún un cerro de astillas… el piano de Edward.
-Bella!... Qué sucedió?... Rosalie… -Pudo articular Edward boqueando por aire como si le fuera a dar un síncope, más afectado por el piano destrozado que por mi negativa a perdonarlo.
-Fui yo –Respondí sencillamente –Fue la manera que elegí de decirte adiós. Lo siento Edward, pero regresaste demasiado tarde, las cosas han cambiado…
-Fuiste tú? –Exclamó asombrado y creo que hasta un poco impresionado -Pero nuestro amor era verdadero! Unos pocos meses no pueden haberlo cambiado tanto! –Exclamó.
-No fue el tiempo –Respondí -fue la forma… lapidaste mi autoestima, me hiciste dudar de todo lo que creí correcto, te llevaste a mi familia contigo… es simple Edward… lo siento, pero ya no te amo.
-Dame una oportunidad de recuperar tu amor –Dijo extendiéndome una cajita cuadrada de color celeste que sacó de su chaqueta. La tomé por curiosidad, y al abrirla me encontré con un collar formado con hojas de diamantes, oro, y una mariposa de piedras preciosas. Era una barbaridad que no usaría ni muerta y Edward no me conocía ni pisca si pensaba que un collar, por caro que fuera, ganaría mi amor.
-No –Respondí simplemente extendiéndole la cajita con el collar.
-No? –Repitió él sin entender.
-No Edward, ya no te amo, tú te encargaste de destruir ese amor… no hay joya en el mundo que me pueda compensar por lo que sufrí… además ahora estoy con alguien más…
-No, no puede ser, Bella amor, te amo tanto, tienes que perdonarme -Dijo tomándome en sus brazos y mirándome a los ojos, como tratando de deslumbrarme como lo hacía durante nuestra relación.
-No! Estoy enamorada de alguien más y es definitivo. Tú perdiste tu oportunidad Edward, suéltame! –Dije y escuché gruñidos de advertencia provenientes del garaje. Edward dejó caer sus brazos derrotado.
-Quién es él? Por favor dime que no es Newton…! –Me rogó.
-No! Por supuesto que no!… es… es Jasper… -Contesté.
-Qué Jasper? –Preguntó levantando una ceja.
-Whitlock, por supuesto –Le dije. Por qué se hacía el tarado?
-Bella no juegues conmigo, Jasper y Alice están casados y felices en Alaska… ellos tienen sus problemas, pero los van a solucionar. Ahora dime quién es tu nuevo novio –Exigió.
-Jasper y Alice se separaron, Alice encontró a su alma gemela y se casó con él. No puedo creer que no sepas nada de esto, es que no has hablado con nadie de la familia? –Pregunté.
-No, estaba solo, internado en la selva en Sudamérica… -Dijo agachando la cabeza derrotado.
-Y qué hacías en la selva? –Pregunté curiosa para mantenerlo hablando. No me gustaba que el pobre Edward sufriera, y se veía que no la estaba pasando nada bien.
-Buscaba a Victoria –Respondió –Bella… dime que estás jugando conmigo, dime que esto es una venganza… no puedes estar con Jasper, él es peligroso para ti!
-Jasper me ha protegido todos estos meses que tu estuviste ausente, Edward… su sed cuando tú no estás cerca es mucho menor, y su control es mejor que el tuyo! Sin la familia alrededor Jasper no tiene que batallar con la sed de todos y le cuesta mucho menos estar entre humanos… estar junto a mí…
-Esto está mal… no puede ser… Bella, tienes que venir conmigo, no es seguro para ti en este lugar –Dijo tomándome del brazo y comenzando a arrastrarme a través del living.
-Déjame! Roooose! –Grité y en un segundo Rosalie estaba nuevamente con nosotros, con su mano en la garganta de Edward y comenzando a apretar.
-Suéltala! –Rugió Rose luciendo terrorífica –Ahora!
Edward me soltó el brazo y Rose a su vez soltó el cuello de Edward. Edward cayó sentado en uno de los sofás y se cubrió los ojos con las manos. Estaría llorando? No pude soportar verlo así, tan destrozado, y me senté a su lado acariciando suavemente sus hombros.
-Edward… estás bien? –Pregunté.
-No –Dijo con voz ronca.
-Edward, tienes que hacer cargo de tus decisiones… al dejarme sola lo hiciste para que rehiciera mi vida, y eso es exactamente lo que ocurrió…
-Pero es que yo te amo… -Dijo rompiendo un poco mi corazón.
-Edward, tu siempre vas a tener un lugar importante en mi corazón… tu fuste mi primer amor-Le dije –Pero me heriste profundamente y ya no siento lo mismo por ti. Amo a Jazz…
-Y si él te ama tanto dónde demonios está? –Escupió él, furioso.
-Cuida tu tono Cullen –Dije poniéndome de pié. No permitiría que ni él ni nadie me hablara así –Jazz y Emmett están en Seattle tratando de aniquilar a Victoria y su pequeño ejército de neófitos que sólo quieren mi sangre. Jazz me está protegiendo de una forma que tú nunca lo pudiste hacer… Efectivamente –Dije venenosa.
-Rosalie? –Preguntó Edward.
-Es cierto. Y no sabemos nada de ellos desde hace un par de días –Dijo Rose con un rostro impasible.
-Oh Bella… cuánto lo siento… -Dijo Edward volviendo a su posición anterior, sentado en el sillón, con las manos cubriéndose la cara.
...oOo…
La tarde pasó sin más novedades que el arribo de las enmarcaciones de las medallas de Jazz y la ampliación de la foto de su familia. Me apresuré a poner manos a la obra y colgué en los lugares pre dispuestos las medallas y la fotografía. La habitación tomó carácter y supe que Jazz se sentiría cómodo en ese pequeño espacio que Rose y yo habíamos creado para él.
Edward por su parte, se encerró en su cuarto por el resto de la tarde (para alivio mío y de Rose) y no lo volví a ver ese día.
Y alrededor de las 6:30 pm fue hora de regresar a mi casa a dar de cenar a Charlie. Me despedí cariñosamente de Rosalie y le grité un "adiós" a Edward y me subí a mi camioneta recién refaccionada. Rose iría a mi casa por la noche, pero se quería ahorrar el show de la "cena".
Las mejoras al motor de mi camioneta eran fabulosas, haciéndolo partir de inmediato y silenciosamente Me di cuenta además de que el límite de velocidad del motor se había elevado muchísimo, ya que llegué fácilmente a los 80 km por hora casi sin esfuerzo.
Charlie ya había llegado a casa cuando yo entré, y salió a mirar el trabajo de Rosalie apreciando el trabajo de pintura y el talento de mi cuñada.
Yo entretanto descongelé pescado y preparé una ensalada de lechugas, y cenamos alrededor de las 7 pm.
Limpié todo rápidamente y corrí a mi habitación. Me sentía abrumada por todo lo que había sucedido y quería llorar y gritar contra mi almohada un poco antes de que llegara Rose. No quería demostrar debilidad frente a ella.
Puse mi radio a un volumen alto y me lancé a mi cama a llorar. Mi Jazz… dónde estaría? Qué podía haberle ocurrido para que desapareciera de esa manera? Sería posible que él o Emmett estuvieran muertos? Oh por dios no! Sollocé más fuerte, ahogando mis gemidos contra mi almohada.
Todo, todo era mi culpa… si Jazz llegaba a estar muerto… No, no debía pensar en eso, no debía porque entonces no podría seguir funcionando como hasta ahora, no podría enfrentar a Charlie ni a mis compañeros de colegio, no podría seguir viviendo…
"J… por favor regresa a mí.
Te amo y no puedo vivir sin ti.
Tu B. que te extraña más de lo que creyó posible"
Dejé mi celular en mi mesita de noche y estuve a punto de quedarme dormida tal como estaba, vestida y hecha un desastre… pero no, Rosalie no querría verme así.
Crucé al baño a lavarme la cara y los dientes y traté de refrescar un poco mi cuello y mis brazos mientras elevaba una pequeña plegaria por mi Jazz y mi Emmett. Regresé a mi habitación sintiéndome un poco mejor, o al menos más serena.
La luz estaba apagada pero pude reconocer una figura sentada en la mecedora junto a la ventana. La saludé desanimada...
-Hola Rose… -Le dije metiéndome a la cama.
-Hola cariño –Me respondió una voz profunda y musical.
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