Sorry, sorry, sorry! Estoy ultra atrasada con este capítulo, y no tengo más excusa que el hecho de que me tomó más tiempo escribirlo. Ojalá les agrade, ya muestra un poco de cotidianeidad en la vida de nuestros personajes, y cómo se ajustan a sus nuevos roles.
Espero que les guste.
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Capítulo 26
Sí y por su manera de
pensar
le llaman loca
que me llamen loco a mí también, mucho mejor
y les gritaré que no quiero ser como ellos
la gente que piensa que ella está
completamente loca.
Mírala dice que está bien a mi lado
dice que le gusto así como soy
ella está completamente loca.
Le gusta más si sale de mi mano a pasearse
ver cielo abierto que abierto el cielo ya está,
completamente loca.
le llaman loca
que me llamen loco a mí también, mucho mejor
y les gritaré que no quiero ser como ellos
la gente que piensa que ella está
completamente loca.
Mírala dice que está bien a mi lado
dice que le gusto así como soy
ella está completamente loca.
Le gusta más si sale de mi mano a pasearse
ver cielo abierto que abierto el cielo ya está,
completamente loca.
Completamente Loca / Alejandro Sanz
Bella POV
Esa noche desperté varias veces, sobresaltada, segura de que
mi reconciliación con Félix y el cómo habíamos hecho el amor había sido sólo un
sueño… Me sentaba en la cama con su nombre en los labios y me demoraba unos
segundos en darme cuenta de que el aire olía a él, sus brazos me rodeaban
suavemente, tenía un dolor sordo entre las piernas y mi cuerpo se sentía como
si hubiera sido sometido a la sesión de ejercicios más extenuante de mi vida.
-Shhhhhh… Principessa, estoy aquí – Decía la voz de Félix a
mi lado – Quieres que prenda la lámpara para que me veas?
-Nnnn… No… - Dije la última vez que desperté a mitad de la
noche, sintiendo lentamente el peso de la realidad – No, estoy bien… Era… Un
sueño… Era un sueño – Dije abrazándolo y enterrando mi rostro en su cuello.
-Mi pequeña principessa… Tranquila… Por qué te ha costado
tanto dormir en paz? – Me preguntó acariciando mi espalda en círculos.
-Porque nada se siente real… A cada rato me da la sensación
de que no puede ser, de que no merezco ser tan feliz, que las cosas buenas no
duran mucho… No sé, son residuos de cuando Edward se fue… Ya lo había superado,
el dolor por su pérdida y el vacío en mi vida. Ahora supongo que vuelvo a tener
algo que perder y vuelvo a tener miedo – Le expliqué prácticamente encaramada
en su regazo.
-Mi Isabella, Mi amore… Nunca vas a volver a estar sola,
nunca vas a volver a estar sin mí. Recuerda lo que te dije antes de hacer el
amor, ese fue un compromiso, más allá de las ceremonias humanas. Tú – Me dijo
tomando mi rostro entre sus manos y juntando nuestras frentes – Eres mía. Mi
pareja para amarte y cuidarte, escucharte y protegerte y sobre todo para
acompañarnos siempre. Nunca dudes de mi amor, mi devoción, mi entrega o mi
incondicionalidad. Siempre voy a estar contigo, de ti depende qué tan profunda
sea esta relación.
-Cerca… Cerca… Te quiero conmigo por dentro y por fuera,
quiero empaparme en ti – Le dije besándolo apasionadamente. Él respondió a mi
beso pero bajándole la intensidad, haciéndolo lánguido y tierno.
-No me tientes principessa, que no estás en condiciones –
Dijo besando mi frente.
-Lo sé… Lo sé… De verdad que no es por el sexo, es porque
estabas tan cerca de mí… Y nunca es suficiente – Le dije acurrucándome
completamente sobre su cuerpo.
-Descansa amore, yo estoy velando tu sueño – Dijo besando mi
coronilla.
Y muy lentamente, me volví a dormir.
oooOooo
La siguiente mañana desperté exactamente en la misma
posición.
-Buenos días – Dije abrazándolo lo más apretado que pude.
-Buenos días Isabella – Dijo él bastante serio.
-Qué pasa? – Pregunté incorporándome.
-Es peor de lo que imaginé… tus muñecas, tus brazos… aún no
veo tu torso ni tus piernas, no quise molestarte – Dijo acariciando mi cabello.
Yo enfoqué mis ojos en mis brazos y efectivamente mi pálida piel estaba
salpicada de azul y morado.
-Bueno, sí, estoy un poco a mal traer, pero hay que
considerar que fue la primera vez y que estábamos desesperados por reconectar.
Las próximas veces va a ser mejor – Le dije suavemente.
-Aún después de esto quieres volver a intentarlo? – Me
preguntó sorprendido.
-Por supuesto! La primera vez aún entre humanos es dolorosa,
con tu tamaño y tu fuerza habría sido tonto esperar otra cosa… - Racionalicé la
situación - Ahora ya sabemos qué esperar, y vamos a mejorar, vas a ver –Le dije
besando la punta de su nariz.
-Te amo Isabella – Me
dijo con una devoción desacostumbrada.
-Y yo a ti… Mucho, mucho. Pero ahora me tengo que levantar,
verdad? – Pregunté.
-Sí, tengo que ir
trabajar algunas horas y tú debes desayunar. Te voy a dejar a tu
habitación y te encuentras con Demetri para que te acompañe a la cocina?
-No, no voy a la cocina, acuérdate de que no puedo caminar –
Dije sacudiendo mi pié para mostrárselo – Gianna aún me lleva desayuno a las
9:00am, qué hora es?
-Oh Gianna, es verdad… Son las 8:17am… Te llevo entonces a
tu habitación y te pongo un pijama, algo que te cubra más los brazos y el
pecho… - Dijo mirándome preocupado.
-Mmmmh… Dem no va a
estar muy contento si me ve estas marcas – Dije estudiándolas más de cerca.
-Demetri no va a estar contento y punto – Me dijo Félix –
Tienes claro que va a estar herido y sarcástico, y probablemente va a decir
cosas desagradables, verdad?
-No, no va a estar contento – Dije concordando - Pero
tampoco va a estar sorprendido – Le dije. Dem sabía que yo estaba enamorada de
Félix, y él mismo nos dio el espacio de arreglar las cosas. Ahora sólo debía
tranquilizarlo con respecto a mi lealtad hacia él.
-Principessa… Yo… Cuando me fui del hospital manejé por
horas hasta llegar a Reggio Calabria. Es la ciudad favorita de Demetri, cada
vez que pasamos cerca en alguna misión él insiste en visitarla. No sé por qué,
él no habla de su pasado excepto contigo, pero sé que él nunca vivió en esa
zona. Estoy seguro de que Demetri no es italiano – Me dijo Félix, como esperando
una pista. Yo lo pensé, tratando de recordar lo que sabía de esa ciudad: Estaba
junto al mar, era muy, muy antigua, estaba ubicada en el sector de la Magna
Grecia, que abarcaba el sur de la Península Itálica y Sicilia…
- Esa ciudad queda en la punta de la bota verdad? – Pregunté para estar segura
de que hablábamos de la misma ciudad.
-Sí, justo en la punta – Respondió Félix estudiándome
atentamente.
Bueno, no era tan difícil adivinar qué atraía a Demetria esa
ciudad… Reggio estaba ubicado en plena zona de la colonización griega, se encontraba
sobre uno de los asentamientos arqueológicos griegos más importantes, y
albergaba el Museo Arqueológico Nacional de la Magna Grecia, dedicado
exclusivamente a la Grecia Antigua. Debía haber más resabios de la cultura de
Demetri en esa ciudad que en su pueblo natal o Kalamata… Ah! Y Reggio además
albergaba los famosos Bronces de Riace, que son ejemplos únicos de la escultura
griega en bronce… Y eran los símbolos de la ciudad. En realidad es muy
evidente, no sé cómo Félix no lo había notado. Era sólo que Reggio simplemente
no era lo que parecía… Una ciudad tributo a Grecia, pero ubicada en Italia.
Yo sabía todo eso porque Reggio era una de las candidatas
italianas postulantes a ser la Capital Europea de la Cultura del año 2019, y en
mis días de cama en el hospital lo había leído en un artículo de un blog, en mi
afán de conocer un poco más de mi nuevo hogar.
-Lo sabes verdad? – Preguntó Félix sin demostrar nada.
-Sí, creo que sé por qué – Le sonreí.
-Él no te lo dijo? – Preguntó.
-Nop, nunca hemos hablado de esa ciudad – Respondí.
-Eso Bella, es lo que me asusta de tu relación con él – Me
dijo abrazándome – Te tomó segundos comprender algo que yo llevo siglos sin
descifrar.
-Pero tú careces de contexto – Respondí – No puedes armar un
puzle si te faltan piezas – Le dije – Yo creo que Dem no se va a demorar
demasiado en comenzar a abrirse un poco, y él mismo te va a decir por qué
Reggio lo llama. Y con respecto a preocuparte… No lo hagas. Te amo – Le dije
dándole un breve beso en la mejilla. No quería ponerme más cariñosa antes de
lavarme los dientes – Me llevas al baño y te vas por favor?
-Todavía? – Preguntó enarcando una ceja.
-Siempre – Respondí. Él me tomó en sus brazos y me llevó al
baño sentándome en el vanitorio y se largó. Yo me lavé la cara y los dientes,
me cepillé el cabello e hice mis necesidades. Me senté en la tapa del WC a
esperar que Félix regresara.
Él apareció instantes después, golpeó la puerta y cuando le
dije que pasara traía en sus manos una sudadera con capucha de color gris.
-Te compré esto – Me dijo entregándomela casi tímidamente - No sé si te gustará, estaba en Reggio y decidí
que te amo y que debía darte una oportunidad de hablar, y para conmemorar el
momento me fui a comprar una camiseta, tú sabes que así es como marco los hitos
en mi vida… Y quise comprar algo para ti y sé que Gianna no te compró mucha
ropa cómoda, así es que te compré esto… - Dijo extendiéndomela.
-Félix… Dije sin saber qué decir – La sudadera era de
algodón gordito y tenía bordado en blanco “It´s a Reggio Calabria Thing” (*Es Una Cosa de Reggio Calabria) – Me
encanta, de verdad – Le dije emocionada. Me había comprado algo tan considerado
aun cuando aún no nos reconciliábamos.
-Bien, entonces a lo mejor es buena idea que la uses hoy
para cubrirte esos moretones – Me dijo mirando al suelo.
-Hey! Félix… Ven aquí, mi gigante maravilloso – Le dije
estirando los brazos para que me cargara – Lo de anoche fue increíble, no
cambiaría nada. Ya vas a ver cómo vamos a aprender a hacerlo sin maltratarme
demasiado en el proceso.
-Crees que soy un gigante? Crees que soy un fenómeno? No
sólo vampiro, sino gigante? – Preguntó en voz muy baja.
-Qué? No! No! Félix lo dije como algo bueno, como una
característica tuya, no un defecto o una deformidad, estás loco? Eres guapo y
sexi y me encanta tu cuerpo… Eres enorme, es verdad, pero eso me gusta, me hace
sentirme protegida, delicada, femenina. Tú eres todo testosterona por fuera y
eres tan dulce conmigo… Nunca, nunca dudes de que me encantas tal como eres –
Le dije acariciando su mejilla.
-De verdad? Tú eres tan pequeña y tan bonita, sobre todo
cuando usas esos vestidos que te compró Gianna, y yo parezco un tremendo bruto
a tu lado – Dijo – Mírate, te tienes que estirar para acariciar mi mejilla!
-Bueno, no sé qué te pasó que te acosan todas esas dudas recién
ahora y no antes de nuestro primer beso, pero qué le vamos a hacer, es verdad,
tú eres alto y grandote y yo soy pequeña y delgada… No lo podemos cambiar, y la
verdad es que no lo cambiaría aunque pudiera. Si crees que es un problema de
verdad te debiste buscar una novia más alta y contundente… Alguien como
Victoria, pero menos sicótica…
-No, no, no… Yo te quiero sólo a ti… Perdóname, no sé de
dónde salieron todas estas inseguridades… - Dijo repartiendo besitos por todo
mi rostro.
-Qué tontería, estás como quieres, la mayoría de los hombres
se acompleja cuando son bajos o flacuchos, no altos y deliciosos – Lo besé en
la punta de la nariz – Vamos? Gianna va a llegar con mi desayuno…
-Vamos principessa – Dijo y sin más corrió hacia mi
habitación. Antes de entrar le hice una seña apuntando la habitación de
Demetri. Él negó con la cabeza. Demetri no estaba ahí.
Entramos a mi habitación y él me sentó en la cama.
-En esa cómoda de ahí – Apunté – Están mis pijamas. Elije
algún pantalón que combine con la sudadera – Dije. Félix sacó un pantalón de
franela de entramado escocés de colores rosa y gris – Y bragas! Necesito
bragas, en el primer cajón – Le dije apuntando.
Una vez que tuvo todo lo que necesitaba, Félix se acercó a
mí y me sacó la camiseta de Pearl Jam y me puso la sudadera de Reggio – Te
cubre bastante – Me dijo – Recuerda no arremangar las mangas para no exponer
tus muñecas – Finalmente me puso las bragas y el pantalón de pijama y me ayudó
a entrar en mi cama.
-Son las 8:55am, Gianna debe estar por llegar. Me acercas el
celular? – Le pedí casi con temor a lo que aparecería en la pantalla de mi
teléfono. Mensajes? Llamadas perdidas? Uffff! Había desaparecido por horas sin
mi teléfono, eso estaba mal, muy mal.
-Toma – Me dijo Félix sentándose a mi lado.
Mi celular no tenía nada. Ni mensajes ni llamadas.
Dem no se había preocupado?
O estaba tan enojado que había cortado contacto conmigo?
Félix debe haber visto la desazón en mi rostro, porque me
dijo
-Anoche envié un mensaje a Demetri avisándole que pasarías
la noche conmigo. Ahora me voy a ir a trabajar para que puedas hablar con él a
solas… Probablemente no va a ser una conversación fácil – Y me besó la frente.
-Gracias, te amo… Cuando te desocupes me llamas? – Le pedí
prácticamente colgándome de su cuello.
-Por supuesto principessa, qué hay más importante? – Dijo
con una sonrisa.
-Tú – Respondí.
Una vez que Félix se fue, marqué el número de Dem.
-Dónde estás? – Preguntó como siempre sin saludar.
-Mi habitación… – Respondí.
-Nos vemos – Dijo y cortó.
Pasaron un par de minutos y sentí la voz de Demetri del otro
lado de la puerta.
-Voy a entrar – Qué pasó con el viejo y nunca bien ponderado
“Puedo entrar?”
-Por supuesto que lo vas a hacer – Respondí. No me estaba
preguntando mi opinión.
La puerta se abrió y Demetri entró, cerró la puerta, se
apoyó en la pared y me estudió sin hablar.
Yo no sabía qué decir ni por dónde comenzar, así es que no
dije nada.
Pasaron algunos minutos eternos en los que nos miramos en
silencio, los rostros en blanco, sin reflejar nada… Hasta que no aguanté más y
me arrodillé en la cama y estiré los brazos hacia él.
Pasaron unos momentos en los que no reaccionó y me sentí
tremendamente estúpida con los brazos extendidos, pero no los bajé.
Nunca dejé de mirarlo a los ojos, aun cuando sentí que me
ardían por las lágrimas no derramadas.
Y de pronto tenía a Dem en mis brazos. Hundió la nariz en mi
cuello y me apretó tan fuerte como podía resistir. Yo lo apreté con todas mis
fuerzas, y nos quedamos así un buen rato.
Finalmente nos sentamos en la cama, él con la espalda en el
respaldo y yo con la espalda en su costado, con su brazo rodeando mis hombros.
Descansé mi cabeza en la unión entre su cuello y su hombro,
y abracé mis rodillas.
-Tu ausencia se nota Chica Zombi – Dijo en voz baja.
-La tuya también – Respondí – Gracias… - Susurré.
-Gracias por qué? – Preguntó.
-Tú sabes por qué – Le dije dándole un pequeño codazo.
-Te quiero feliz – Respondió simplemente.
-Y yo a ti… - Le dije un poco triste porque sabía que Dem
estaba presentando una cara de fortaleza que debía costarle mantener – Mira
Dem, la sudadera que me trajo Félix – Dije mostrándole el bordado para cambiar
de tema.
-Reggio? Qué hacía en Reggio? – Preguntó visiblemente
intrigado.
-Félix dice que al salir del hospital manejó sin rumbo hasta
que se vio en Reggio, que es un lugar que tú siempre quieres visitar cuando
están en el área, pero que él no sabe por qué. Aun así Reggio está asociado a
ti, tú eres su mejor amigo y en realidad no te culpa de nada. Ustedes dos
necesitan hablar, yo no quiero interponerme entre dos personas que han
conservado una amistad por tanto tiempo – Le dije.
-Félix dijo que soy su mejor amigo? – Preguntó Dem
sorprendido.
-Me lo ha dicho varias veces, pero me lo dijo bien claro
anoche… Aunque resiente que yo te conozco mucho más que él. Para Félix tú eres
familia Dem – Le dije girándome para verlo a los ojos.
Demetri pareció contemplar esta idea por un rato y yo no lo
interrumpí. Él necesitaba sentir que más gente podía quererlo, incluso desde
antes de que yo llegara a su vida.
-Fiore… Tú sabes por qué voy a Reggio? – Preguntó
desafiante.
-Creo que lo sé… Podríamos ir un día, y que me mostraras las
cosas que te traen más recuerdos, las que usaste en tu niñez – Le dije
mirándolo a través de mis pestañas.
-Eres una pequeña bruja… Lo sabes todo… Por qué lo sabes
todo? – Preguntó apretando la rodilla que me produce más cosquillas.
-Porque presto atención! – Grité riendo – Reggio es la
capital de la migración griega en Italia y un paraíso arqueológico. Hasta tiene
las famosas estatuas de bronce, está resaltado en las guías turísticas… Si tu
pueblo en Grecia era tan pequeño y Kalamata no es mucho mayor, no creo que
quede mucho de sus construcciones y objetos tradicionales de hace cientos de
años… Vas a Reggio porque tu hogar ya no está y Volterra aún no se convierte en
tu casa, es sólo el lugar donde vives y no me hagas más cosquillas! Se lo
prometiste al doctor! – Dije retorciéndome.
-Te amo Fiore, te amo – Dijo girándonos e inmovilizándome
con las manos y su cuerpo y besando mis mejillas y mi frente. Pensé por un
momento que trataría de besarme en los labios, pero en cambio me liberó y me
ayudó a sentarme.
-Y yo a ti Dem – Dije acariciando su mejilla.
-Le dijiste algo a Félix? – Preguntó despacio.
-Por supuesto que no! – Dije casi ofendida - Nuestras cosas
son eso, nuestras. Algún día, si quieres y te sientes cómodo, le vas a contar
tú mismo, pero no es mi lugar ni derecho el compartir tu pasado, menos aun
cuando esa parte la adiviné, no me la contaste.
-Es que no adivinaste, lo leíste en mi mente, con una exactitud que me confirma
lo que ya sé – Dijo volviendo a sonreír esa sonrisa pícara – Tú y yo somos
increíbles…
-Dem… - Lo interrumpí.
-…Somos increíbles – Continuó – A pesar de Félix. Quisiera
ser todo para ti como tú eres todo para mí, pero esto, este momento me
demuestra que lo que sea que tienes con él no afecta lo que tienes conmigo.
Tenías razón, él no me quita lo que somos, sólo consume parte de tu tiempo… Si
la manera de que seas feliz es con él como tu pareja, yo te voy a compartir.
-Dem… No puedo creer que digas esto… Es lo más maduro y
desinteresado que has dicho desde que te conozco! – Exclamé entrelazando sus
dedos y los míos.
-Cualquier cosa es mejor que verte deprimida, inapetente y
apestosa porque echas de menos a la montaña de músculos de tu novio. Te
quiero feliz, Fiore, ya te dije! –
Exclamó exasperado.
-Eres maravilloso y algún día vas a hacer a una mujer muy
feliz – Le dije sonriendo.
-No me hables de eso, no me interesan otras mujeres – Dijo
desdeñosamente.
-Dem… Cómo lo estás haciendo con… eeeem… “Aliviar
tensiones”? – Pregunté enrojeciendo.
-No las estoy aliviando con nadie, me las arreglo solo –
Dijo encogiéndose de hombros.
-Pero Dem! Vas a explotar! – Exclamé.
-No soy un depravado que no puede vivir sin sexo Isabella –
Me dijo. Ups, me llamó “Isabella” – Además no es para siempre, es hasta que
encuentre una manera de no sentirme como la mierda al hacerlo. Quiero tener
sexo sin la necesidad de emborracharme, maldita seas! – Dijo enojado.
-Hey! Basta de eso – Dije tomando su labio inferior que se
proyectaba en un pequeño puchero – Estás dejando a las muñecas inflables
humanas de lado, y estoy orgullosa de ti. Además tú mismo me dijiste que te
tenían cansado desde antes de conocerme, así es que no es mi culpa.
-De todas maneras es tu culpa – Dijo terco haciendo amago de
morder mi mano y haciéndome gritar y saltar hacia atrás. Él se murió de risa –
Todo es tu culpa.
-Bruto! Pensé que me arrancarías dos dedos! – Le dije
golpeando su brazo.
-Soy tu guardia, no te puedo comer – Dijo simplemente – Ahí
viene Gianna y viene tarde… Y por eso la voy a hacer pagar – Comentó poniéndose
de pié con una sonrisa de niño bueno que si no lo conociera se la hubiera
creído.
oooOooo
Esa semana pasó con mis días mayormente con Demetri y todas mis
noches con Félix. Poco a poco estábamos alcanzando un equilibrio, y los dos
estaban haciendo un esfuerzo por ser civilizados entre sí.
Una noche estábamos Félix y yo en su cama en el computador,
jugando con sus amigos y matando zombis cuando me acordé de los kois. No los
habíamos comprado aún!
-Félix en la próxima pausa nos tenemos que retirar! No
compramos los kois! – Exclamé
-Qué son “kois”? – Preguntó Paolo.
-Unos peces que quiere comprar Bella como mascotas –
Respondió Félix.
-Cuántos vas a comprar? – Preguntó Josh sonando interesado.
-Veintiocho pececitos – Respondí feliz.
-Tienes una laguna? La otra vez te escuché decir algo de
kois, pero no me quedó muy claro – Preguntó Josh.
-Nop, los de la otra vez eran otros kois – (Kois inventados,
jejeje) – Y sí, tenemos que construir un estanque en el jardín para los peces –
Dije.
-Concéntrense en el juego o no jueguen! Típico de las
mujeres, el comenzar a hablar de estupideces que no tienen nada que ver con lo
que estamos haciendo… A nadie le importan tus jodidos peces, Bella! – Exclamó Damien, malhumorado.
-Jódete Damien! – Exclamé. Ese tipo me sacaba de quicio!
-Bellaaaaa – Dijo Félix en tono de advertencia. A él no le
gustaba que peleara con sus amigos, aunque con el único que peleaba era con ese
maldito escocés. Y a él le gustaba pelear conmigo!
-Que te jodan Damien! – Exclamé cabreada de que Félix me
regañara a mí - De verdad, que te den, así a lo mejor mejoras ese carácter de
mierda que tienes!
-Isabella! – Dijo Félix comenzando a enojarse.
-Adiós Josh, adiós Paolo, vete al infierno Damien – Dije en
mi voz más dulce.
-Adiós – Dijo Josh.
-Jugamos pronto – Dijo Paolo.
-Perra insoportable – Dijo Damien entre dientes – Llegaste a
arruinarlo todo!
-Damien no te permito que trates así a mi novia – Dijo Félix
con un tono de advertencia que por sí solo sonaba letal.
-Déjalo, que ensaye… - Dije preparándome para dar un golpe
bajo - Yo debo ser la única mujer con la que no está emparentado con la que es
capaz de mantener una conversación! Sigue escupiendo mierda Damien, y a lo
mejor un día te animas y te vas a atrever a invitar al cine a tu prima hermana!
-Isabella! – Exclamó Félix – Adiós muchachos, seguimos otro
día – Y cortó sin dar oportunidad a Damien de responder. Y esa habría sido una
buena.
Mi novio me miró enojado, con ojos fríos y severos, esos que
supongo que estaban reservados para sus enemigos. No me gustó que me mirara
así, sobre todo porque conmigo era siempre tan dulce, pero no me dio miedo.
Félix nunca me podría dar miedo.
-No me arrepiento si eso es lo que esperas – Le dije de
antemano cruzándome de brazos y levantando el mentón en desafío – Damien es un
hijo de puta que da tan bien como recibe. No sé por qué te enojas tanto, no es
como si fuera a dejar de ser tu amigo… Nunca ha dejado una partida por mi
causa, yo creo que en el fondo le gusta pelear conmigo.
-Sólo te pedí respeto hacia mis amigos – Dijo Félix – No es
nada del otro mundo – Dijo calmado y distante.
-Podrías tomarte nuestra interacción con humor, pero en
lugar de eso decides ser serio y grave y te enojas por algo que no molesta a
nadie más que a ti. Pero tienes razón en una cosa… Son tus amigos y no tengo
por qué meterme – Dije recostándome y cubriéndome hasta las mejillas con el
cobertor. Pensé en llamar a Demetri para que me fuera a buscar, pero eso haría
la pelea mucho peor – No me voy a meter más, cuando quieras jugar con tus
amigos simplemente me quedaré en mi habitación y jugaré con los míos – Dije
sabiendo que mi actitud era un poco infantil, pero sin poder reaccionar de
forma diferente.
-Por qué no puedes ser más madura y reconocer tu error? –
Dijo Félix con voz de fastidio.
-Porque no soy madura, soy una adolescente, no un vampiro de
chorrocientos años – Respondí – Y ya que no tengo nada mejor que hacer, voy a
dormir – Le dije cerrando los ojos.
-Isabella estás creando problemas donde no los hay – Me dijo
frustrado.
-Y qué quieres? – Pregunté sentándome – Que me arrepienta?
No, no me arrepiento. Pero estoy de acuerdo en que necesitamos límites…
-Yo nunca dije eso – Dijo él, interrumpiendo.
-…Yo nunca debí estar involucrada con tus amigos de juegos
en línea. Son tus amigos y no tienen por qué gustarme o yo a ellos. Debiste
limitarte a presentármelos si querías, pero no imponerme a ellos como una más
del grupo. De ahora en adelante cuando juegues con ellos avísame para hacer
planes por otro lado. No me faltan panoramas, si estoy aquí ahora es sólo
porque tú eres mi prioridad, no porque no tenga donde más estar o más cosas qué
hacer – Dije sintiendo que la discusión era tonta pero que era bueno ventilar
ciertos temas. Félix y yo rara vez discutíamos por nada, éramos siempre pura
paz y amor… No como con Demetri, que si algo no nos gustaba nos lo gritábamos a
la cara sin empacho.
-No es eso lo que te estaba pidiendo! – Exclamó Félix – Por
qué tienes que ser tan radical? Lo único que te pido es que seas más amable con
mis amigos, es mucho pedir?
-Soy amable! Les gusto a Paolo y a Josh, el que me detesta
es el asno misógino de Damien, y él no tiene problemas en demostrarlo y decirme
lo que se le viene en gana. Pero si yo respondo… Oh no! Soy una maleducada, qué
vergüenza! – Dije gesticulando y comenzando a enojarme – Cortemos por lo sano y
juega con ellos cuando yo no esté presente y punto, no es que me necesites a tu
lado de cheerleader animándote. Sabes qué? En realidad no quiero dormir aquí,
hablemos mañana – Le dije pensando en lo incómodo que sería dormir en su cama
con él mirándome toda la noche con el ambiente tan enrarecido entre nosotros.
-Bella no es necesario – Dijo él con voz cansada.
-Aún no, pero no quiero que terminemos diciendo algo de lo
que nos vamos a arrepentir – Dije estirándome para tomar mi celular de la mesa
de noche. Marqué el 1 del discado automático.
-Dónde estás? – Preguntó Dem sin saludar.
-La habitación de Félix – Respondí viendo como Félix se
paseaba como león enjaulado.
-Dame un minuto – Respondió.
-Gracias – Dije pero él ya había colgado.
Félix trató de comenzar una frase varias veces pero se
arrepentía antes de comenzar. Finalmente hablé yo.
-Tú tienes la razón, o al menos más razón que yo – Le dije
calmadamente – Pero creo que mi solución es razonable. No todo lo tenemos que
hacer juntos. No tengo por qué meterme con tus amigos. Y ahora me voy porque
esta situación es incómoda y desagradable y no quiero dormir a tu lado mientras
estamos enojados – Félix abrió la boca para contestar pero sonó la puerta.
-Toc, toc, toc.
-Pasa – Dijo Félix en voz totalmente neutra.
-Nos vamos? – Preguntó Dem sin revelar nada.
-Sí por favor – Respondí.
-Bella… - Dijo Félix.
-Hasta mañana – Respondí. Demetri me tomó en sus brazos y
nos largamos.
-Tu habitación o la mía? – Preguntó Demetri.
-Puede ser la tuya? Quiero ver una película – Le dije sin
ganas de pensar en nada.
-Claro – Dijo encogiendo sus hombros. Llegamos a su
habitación y me depositó en su cama mecedora – Qué quieres ver? - Preguntó.
-Te acuerdas de que el otro día te dije que una de mis
películas y bandas sonoras favoritas es “Juno” y que tú me dijiste que no la
has visto? Quiero que veamos esa… Si tienes tiempo y ganas, claro… - Dije
recordando de pronto que había interrumpido su tiempo libre – Dem! Lo siento!
Interrumpí lo que sea que estabas haciendo… Si quieres me dejas aquí viendo
tele y tú retomas lo que hacías…
-Isabella, soy tu guardia las 24 horas del día, no tengo
tiempo libre – Me dijo sin mirarme, haciendo como que programaba la tele – No
estaba haciendo nada importante, sólo jugaba a las cartas con otros miembros de
La Guardia… Y además, si tú me necesitas no importa lo que esté haciendo, lo dejo
por ti.
-No me vas a preguntar qué pasó? – Pregunté.
-Tú me vas a decir cuando quieras hablar – Afirmó
encogiéndose de hombros.
-Insulté a uno de los amigos virtuales de Félix – Le dije en
voz muy baja.
-Amigos virtuales como personas reales o como avatars tipo
“Los Sims”? – Preguntó sentándose a mi lado con el control remoto en la mano.
-Reales, tiene un grupo de amigos de distintas partes del
mundo con los que juega en línea. Ahora están jugando “Lifeless”… Yo soy muy
buena matando zombis, así es que a veces me dejan jugar con ellos… Pero uno de
ellos es un nerd-bastardo-odia-mujeres que me detesta a mí en particular. Él me
insulta a mí y yo a él. Creo que a nadie le molesta salvo a Félix, que odia
cuando nos atacamos.
Hoy cortó el juego enojado y me pidió que respetara a sus
amigos, y tiene razón, a lo mejor yo no debería pelear con ellos, pero por otro
lado nadie más que él estaba alterado por el intercambio de insultos, eran casi
una broma… - Dije terminando mi historia.
-Y si sabes que no tienes razón por qué me pediste que te
fuera a buscar? – Preguntó él poniendo un almohadón en su regazo y haciendo un
gesto para que me recostara en él.
-Félix tiene más razón que yo, pero eso no significa que yo
esté completamente equivocada – Respondí recostada sobre mi espalda, con la
cabeza en el almohadón y la mirada en algún punto del techo. Dem me tomó la
mano y comenzó a jugar con mis dedos.
-En qué tienes razón? – Preguntó.
-En que si me insultan tengo derecho a defenderme. Damien me
ha tratado de esperpento, perra insoportable y dijo que es típico de las
mujeres el hablar estupideces en lugar de concentrarse en lo que hay que hacer…
Entre otras cosas – Relaté.
-Y Félix permitió eso? – Preguntó Dem deteniendo el
movimiento de mis dedos.
-Sip, pero tengo que admitir que la verdad, yo le respondo
cosas peores, así es que Félix siempre me termina regañando a mí – Admití.
-En qué quedaron? – Preguntó con la mandíbula tensa,
retomando lentamente su juego con mis dedos.
-Yo le dije que de ahora en adelante cuando él juegue con
sus amigos, yo no voy a estar presente. No necesito torturar a Félix poniéndolo
nervioso con mi presencia, puedo ocupar ese tiempo haciendo cosas de niña con
Gianna o visitando a Las Reinas, o jugando con Alec o peinando a Santiago o
aprendiendo magia con Aftón, o si quieres podríamos ir a emborracharnos tú y
yo… Nunca me he emborrachado sabes? Debería hacerlo antes de transformarme – Le
dije girando el rostro hacia él.
-Ok… - Dijo lentamente Demetri - No quieres imponerle tu
presencia a Félix cuando está con sus amigos, me parece razonable, sobre todo
si él no disfruta al reunirlos contigo. Y es verdad que no tienes por qué
quedarte lamentándote en tu cuarto, tú tienes mucho que hacer. Todas las
opciones me parecen bien, y si quieres ir a emborracharte conmigo estaré
honrado, nadie tiene más práctica que yo bebiendo para olvidar.
-No Dem – Le dije – Yo no quiero beber para olvidar, quiero
beber para saber qué se siente, y quiero beber contigo porque me siento segura
a tu lado… Podríamos ir a beber a los cerezos… Tal vez incluso pasar la noche
allá, acampando. No te aburrirías?
-Fiore, es difícil aburrirse a tu lado, tu transmites
despierta o dormida – Dijo con una sonrisa – Vamos a hacer lo que quieras, sólo
elige el día. Pongo la película? – Preguntó.
-Pon la película – Confirmé.
oooOooo
Los siguientes días se sucedieron como siempre. Pasé varias
tardes en la torre con Las Reinas, Gianna me iba a ver cuando se desocupaba de
su trabajo y cuando me llevaba comida a mi habitación, recibí varias visitas de
miembros de La Guardia y hasta una visita de Los Reyes.
Con Félix nos vimos al día siguiente de nuestra pseudo
pelea, y ninguno de los dos supo qué decir, porque no habíamos discutido
realmente, por lo que no estábamos oficialmente enojados… Retomamos la relación
como si nada hubiera pasado, pero se sentía tirante y me costaba ser
espontánea, sentía como si él me estuviera juzgando todo el tiempo. Caminábamos
en puntillas el uno alrededor del otro, con cuidado de no hacer o decir algo
equivocado. Ambos teníamos miedo de arruinarlo, y preferíamos no decir nada a
decir algo que rompiera esa frágil sensación de paz.
Cuando me despedía de él sentía alivio, no de que se fuera,
sino de no tener que seguir pendiente de cada gesto, cada palabra… Y lo
extrañaba. Extrañaba tocarlo espontáneamente, extrañaba la camaradería, y como
ya me sentía mejor físicamente, extrañaba hacer el amor.
Y así pasó otra semana…
Ya podía caminar razonablemente bien y mi operación de
apendicitis estaba bien cerrada ya no usaba parche, así es que había comenzado
a posar semidesnuda para Sulpicia. Semi porque la mayor parte del tiempo un
paño drapeado tapaba estratégicamente mi sexo y uno de mis pechos, pero el
resto de mi cuerpo quedaba expuesto.
Al principio me morí de vergüenza, a pesar de que éramos
sólo ella y yo en la habitación, pero al pasar de las horas y de los días me
acostumbré y comencé a disfrutar el calor del sol en mi piel desnuda y la
entretenida conversación de la Reina.
Y cuando fui viendo el resultado… Wow! Sulpicia era
increíblemente talentosa. La mujer plasmada en papel (pastel seco era la
técnica elegida) era representada como una belleza clásica, como los dibujos de
Miguel Ángel o Leonardo, sólo que usando mi cuerpo delgado como modelo. A pesar
de que me daba mucho pudor me sentí orgullosa de los dibujos… E hizo montones!
En unos estaba más cubierta que en otros, pero todas las láminas expresaban
belleza y dulzura, candor y sensualidad… Nunca vulgaridad.
Le pedí que me regalara tres.
Uno en el que aparecía completamente desnuda y sentada en el
suelo, dibujada desde atrás, mostrando mi trasero y la silueta de uno de mis
pechos. Ese era para mí.
Uno semi desnuda, sentada en el suelo con las manos
apoyándose en el piso tras de mí, las rodillas semi flectadas y la sábana
apenas cubriendo mi sexo. Mis pechos a la vista y mi cabeza hacia atrás,
haciendo que mi cabello barriera el suelo. Para Félix.
Y uno de mí sentada en el alfeizar de la ventana, abrazando
mis piernas y mirando al cielo. Mi cuerpo se delineaba a contraluz, y usaba un
vestido blanco de algodón, que me llegaba hasta los tobillos, y que en ese contexto
me hacía ver casi etérea. Ese era para Demetri.
Una tarde cuando terminamos la sesión enrollé mis tres
dibujos y me despedí de todos en la torre, Dem me esperaba en la salita de la
entrada con la puerta del ascensor abierta.
-Te tengo un regalo – Le dije cuando la puerta se cerró y
comenzamos a bajar.
-A ver… - Dijo extendiendo su mano. Yo le entregué en rollo
que tenía su nombre y metí los otros dos a mi bolso.
Dem extendió el rollo y se quedó mirándolo fijamente, sin
decir nada. Yo me puse nerviosa y paré el ascensor. Lo que fuera que me iba a
decir mejor que nadie lo escuchara.
-Si no te gusta me lo puedes devolver… Es sólo que pensé…
Mmmmmh… Fui presuntuosa… - Dije mordiéndome la boca, arrepentida de haberle
dado ese dibujo.
-Qué pensaste? – Preguntó sin dejar de mirar el dibujo.
-Pensé que te gustaría tener un recuerdo de mí cuando aún
soy humana – Dije con un hilo de voz.
Él siguió mirando el dibujo.
-Di algo… No te gusta… - Dije.
-La Reina es asombrosa – Dijo muy bajito – Nunca supe que
fuera tan talentosa. No sólo captura tu cuerpo, también captura tu aura… No
sólo se ve como tú, se siente como tú – Me dijo mirándome por primera vez.
Fiore, es el mejor regalo que he recibido, claro que no te lo voy a devolver –
Dijo enrollándolo cuidadosamente.
-Oh qué bien! Pensé que me creías una narcisista por asumir
que los demás querrían dibujos de mí – Dije aliviada.
-Yo no soy “los demás”, Fiore. Puedo apreciar el arte, y
este dibujo es fantástico por derecho propio, pero el que sea de ti, para mí lo
hace invaluable – Dijo Dem – Gracias Chica Zombi, lo voy a atesorar siempre –
Dijo besando mi mejilla.
-Me alegro de que te guste, lo hicimos especialmente para ti
– Le dije soltando el botón de STOP.
oooOooo
Más tarde fui a la habitación de Félix. Él no estaba, pero
sabía que a él no le molestaría que esperara adentro y no en el pasillo helado.
Entré y en lugar de ir a la cama como de costumbre, me
dirigí a la chimenea, en la cual ardía el fuego. Félix no podía haber salido
hacía mucho rato, ya que las llamas estaban consumiendo leños completos, no
sólo brasas. Alguien había alimentado el fuego recientemente.
Alrededor de la chimenea había un juego de living, una mesa
de centro y frente a la chimenea había una alfombra de lana rústica, conformada
por montones de pelotas de lana de distintos tamaños y colores, en distintas
tonalidades de gris. Era muy moderna y original, pero por su colorido encajaba
bien con el mobiliario más tradicional.
Era junto a la tele super moderna, mi objeto favorito de esa
habitación.
En vez de sentarme en uno de los sillones, dejé mi bolso en
el suelo y me recosté en la alfombra, lo más cerca del fuego posible.
Y como un gato me acurruqué bien cerca del fuego y me quedé
dormida.
-Bella… Bella despierta – Era la voz de Félix que me llamaba
desde muy lejos. Estaba durmiendo muy profundamente.
-Mmmmmmmh – Me estiré.
-Tienes la cara ardiendo, te va a dar un shock de calor – Me
dijo tomándome en sus brazos y sentándose en el sillón más cercano.
Me acurruqué en él olisqueando su cuello, sin muchas
inhibiciones al estar aún medio dormida.
-Te extrañé – Murmuré.
-Nos vimos anoche… - Respondió.
-No, no nos vemos desde hace como una semana – Le aclaré.
-Oh… Si, supongo que tienes razón… Yo también te he
extrañado principessa… - Me dijo besando mi frente.
-Odio no poder decirnos las cosas… Odio que no nos atrevamos
a discutir sin miedo a dañar nuestra relación – Continué.
-Es que no quiero pelear contigo Isabella, nunca! – Me dijo
ya más serio. Yo a esas alturas había despertado.
-Félix, si no peleamos y liberamos energía de a poco, vamos
a llegar al punto en que vamos a explotar como una olla a presión. Tenemos que
decir lo que nos molesta… Esta semana con una relación a medias, bailando en
puntillas alrededor del otro para no molestarnos ha sido casi tan mala como no
vernos para nada – Le dije – Tienes que aceptar que me he convertido en una
persona que va de frente, y que puede ser confrontacional. Antes no era así,
era más tímida y me dejaba mandonear y pisotear, pero he crecido y madurado. No
puedo dejar de serlo sin dejar de ser yo… Lo lamento, pero sé que no es una
sorpresa, tú sabías eso desde hace tiempo.
-Mi trabajo es ser confrontacional Isabella… Soy soldado de
primera línea. Por eso no me gusta tener que pelear también en mi vida privada…
Y mucho menos contigo! – Me dijo apretándome a su cuerpo.
-Félix tenemos que decirnos las cosas! Yo no puedo adivinar
todo lo que te molesta, y si te molesta que yo te diga lo que siento, entonces
estamos en problemas – Le dije mirándolo a los ojos para evaluar su reacción.
-No me molesta que me digas nada, me molesta que pelees,
conmigo y con los demás. Tu fuego se enciende con agua Isabella, no cuesta nada
provocarte… Sólo quiero que te tomes las cosas con más calma – Me rogó.
-Si hablamos de Damien, no sé por qué te molesta si ni siquiera
a él le molesta. El que busca pelea es él el 80% de las veces, y disfruta de
mis respuestas porque significa que puede seguir diciendo lo que se le antoje. Y
además es injusto, porque te enojas más cuando le respondo que cuando él me
insulta! – Exclamé.
-Porque sobre él no tengo ningún control! – Exclamó Félix –
Yo te dije el día que los conociste, esos son mis amigos desde hace años, y son
los únicos que me puedo permitir… Sólo quiero un poco de paz, Isabella –
Suspiró derrotado.
-Bueno, ya no te preocupes más, ya te dije, no me voy a
meter más en tus cosas personales, fue un exceso de confianza de mi parte y no
se va a volver a repetir… Es parte de los ajustes que debemos hacer para
convertirnos en pareja – Dije poniendo mi mano en su mejilla.
-Bella no… No es eso lo que quiero… - Se quejó.
-Este es tu espacio privado, en el que te sientes más cómodo
sin mí. Eso no significa que no me ames, significa que no somos siameses, no
necesitamos hacerlo todo juntos – Le dije tratando de sonar razonable.
-No es eso lo que quiero! – Repitió – Me gusta jugar
contigo.
-Y podemos jugar juntos, solos tú y yo. Pero tienes que
disfrutar a tus amigos sin mi interferencia. Ellos no te van a durar para
siempre, en algún momento se van a mudar de la casa de sus padres, van a
conseguir un trabajo de verdad, van a tener responsabilidades como una familia
y ya no van a jugar más a matar zombis. Yo no voy a interferir más, tienes
derecho a tus espacios privados y yo debo entregártelos – Dije tratando de
sonar lo más diplomática y madura posible.
-Tú tienes esos espacios privados? – Preguntó él suavemente.
-Los tengo – Respondí – Montones de ellos en realidad. Tú
estás aprendiendo a aceptar a Demetri, eso es inmenso, porque sé que te produce
celos. Dem es un espacio privado en sí mismo. Las Reinas son otro, ellas me
admiten sólo a mí en sus recámaras privadas. Gianna que estaba acostumbrada a
ser la víctima de todos, a merced de un montón de vampiros que la despreciaban,
se ha convertido en una excelente amiga… Mi amiga… Es lo que te decía antes, no
es que no tenga nada más que hacer, es que tú eres la prioridad y quiero estar
contigo.
-Yo también quiero estar contigo. Ojalá todo el tiempo, pero
me doy cuenta de lo que dices… Mantener nuestra individualidad – Suspiró.
-Exactamente, y no suenes tan triste, que ya vas a ver que
será para mejor – Le dije besando su mejilla – Me pasas mi bolso? – Le pedí. Él
me lo entregó al instante – Mira, te tengo un regalo – Le dije entregándole el
rollo con su nombre.
Félix lo estudió atentamente y sus ojos se oscurecieron.
-Este dibujo se obtuvo modelando en vivo, verdad? No una
foto? – Preguntó.
-En vivo, modelé pensando en ti, sabiendo que este dibujo
sería tuyo. Imaginé que a lo mejor querrías recordar mis pechos actuales por si
es que cambian mucho con la transformación… - Le dije esperando el veredicto.
-No pueden cambiar… - Susurró - Tus pechos ya son perfectos
– Dijo pellizcando suavemente mi pezón con sus dedos pulgar e índice.
-Entonces te gustó mi regalo? – Pregunté en un jadeo.
-Lo amé – Me dijo cubriendo mi boca con la suya, en un beso
insistente y furioso.
Y con eso sellamos nuestra reconciliación.
oooOooo
Pasó el resto de la semana sin más inconvenientes, Félix y
yo pasamos las noches juntos, nos tocamos y acariciamos, pero no volvimos a
hacer el amor. Él insistía en que me quería totalmente recuperada antes de
intentarlo de nuevo, y la verdad es que incluso pasados 5 días de nuestra
primera vez aún me sentía adolorida en ciertas zonas críticas, y pasados 10
días aún conservaba algunos moretones.
Al sexto día de nuestra reconciliación, Félix debió hacer un
viaje imprevisto para encargarse de un asunto que ni me describió ni le
pregunté. Yo ocupé mi tiempo yendo de un lugar a otro en el castillo, ocupada
en actividades como hacer manualidades con Dora; posar para Sulpicia; hacer
sesiones de conversación, chismes, música y manicure con Gianna; escuchar las sorprendentes
lecciones de historia de Aro; hacer complicados collares de macramé y piedras
semi preciosas con Chelsea; aprender mejores trucos de magia con Aftón; jugar videojuegos
con Alec hasta superar los 10 mejores puntajes del Atari; pasar el tiempo vegetando
con Demetri… Uf!
Esa noche me fui a acostar agotada en mi propia habitación,
ya que no tenía ganas de ver tele. En lugar de eso Dem siguió leyéndome esa
novela que tanto le gustaba, “El pájaro canta hasta morir”. Aguanté un capítulo
entero antes de quedarme dormida, y en lo que se sintió como cinco minutos
después, desperté súbitamente con los golpes en la puerta.
Toc, toc, toc.
-Pasa – Dijo Demetri sentado a mi lado.
-Mmmmmh… - Me estiré mientras la puerta se abría. Era Félix…
Con dos palas en la mano.
-Hola principessa! – Exclamó con una sonrisa radiante. Yo me
senté de inmediato y me lancé a sus brazos sabiendo que me atraparía. Besé su
mejilla, porque aún no me lavaba los dientes.
-Cómo te fue? Pensé que te demorarías más. Para qué son las
palas? Mataste a alguien que tenemos que ir a enterrar? – Pregunté a toda
velocidad mientras él me sentaba en la orilla de la cama.
-Cálmate Fiore, déjalo hablar – Dijo Demetri – Entonces? Qué
hay con las palas?
-Me fue bien, la misión fue más sencilla de lo esperado así
es que regresamos antes, no tenemos que enterrar a nadie y las palas son para
cavar el estanque de tus peces… Entre todo lo que ha pasado se me había
olvidado decirte que van a llegar entre hoy y mañana, junto con varias plantas
Flor de Loto.
-De verdad? Entonces tenemos que ir a cavar de inmediato! –
Exclamé corriendo al baño – Lárguense, denme 10 minutos – Grité abriendo el
grifo de la ducha.
Me duché y realicé toda mi rutina de baño, y al salir
envuelta en una gran toalla, me esperaba Gianna con mi desayuno.
-Gianna, ya estoy bien hace días, no es necesario que sigas
trayéndome desayuno a la cama! – Le dije abrazándola.
-Sí lo es, Félix me paga por hacerlo casi desde que
llegaste. No amenaces mi economía negándote a recibirlo. Y a mí no me cuesta
nada, me gusta preparar comida de verdad – Sonrió.
-Vale, gracias – Dije metiéndome al closet a ver qué me
ponía. Qué sería adecuado para cavar hoyos? Me dejarían tomar una pala? Sería
capaz de cavar una palada de tierra?
-Hoy te voy a acompañar – Dijo Gianna – Me encontré con
Félix y Demetri de camino hacia acá y me dijeron que van a pasar el día en el
jardín. Como tengo libre pensé que podemos tomar algo de sol juntas.
-Pero no puedo tomar sol… Tengo que ayudar – Le dije.
-Bella, de verdad crees que los vas a ayudar si te pones a
cavar? Es más probable que te claves la pala en un pié. Vamos, mira aquí, te
compré algunos bikinis retro que son para morirse!
-Bikini? Yo no uso
bikini! Nunca lo he hecho… - Dije de inmediato.
-Bella no tienes 80 años, tienes un cuerpo precioso, es
ahora o nunca! – Dijo – Además yo voy a estar ahí contigo, y le mandé un
mensaje a Corin para que le avise a las demás, a lo mejor se nos unen.
-Ajá… Se pone cada vez mejor… No sólo voy a estar en bikini
sino que rodeada de las mujeres más hermosas del mundo – Comenté – Y encima
quieres que me siente a ver cómo Dem y Félix se parten el lomo trabajando por
mí sin ayudar en nada?
-Bella tú misma me diste la charla de la autoestima. Son
vampiras, por supuesto que son hermosas! Y francamente no hay nada que pudieras
hacer para ayudar a esos dos. En primer lugar Félix es muy caballeroso para
permitirlo y Demetri muy orgulloso para aceptarlo. Y en segundo, Félix es el
vampiro más fuerte del mundo, no necesita la ayuda de nadie – Dijo Gianna.
-Vale, vale, elige algo para mí mientras tomo desayuno – Le
dije sentándome en la cama.
Gianna inmediatamente puso a mi lado un bikini muy retro de
color negro con puntos blancos. La parte de abajo cubría bastante, y era de
tiro alto, llegando hasta más arriba de mi ombligo y dando a mi cuerpo más
curvas de las acostumbradas... Parecía una chica pin-up.
El sostén era más pequeño y coqueto, y se amarraba al cuello
y la espalda.
-No te puedes quejar, eso te cubre tanto o más que un traje
de baño tradicional – Dijo Gianna estirando las arrugas imaginarias de la
solera que había escogido para mí. Era blanca y con ribetes negros, una de las
más sencillas que poseía.
Me vestí en silencio, no tenía argumentos para reclamar
nada, y mientras yo me vestía Gianna hizo la cama.
-No tienes que hacer eso! No eres mi esclava! – Exclamé.
-Lo sé, pero me gusta sentirme útil – Respondió ella pasando
su Desorden Obsesivo Compulsivo por amabilidad. Gianna se volvía loca al ver
cosas fuera de su lugar. Yo trencé mi cabello rápidamente, me lavé los dientes,
tomé mi bolso y partimos a la cocina a dejar la bandeja y de ahí a la habitación
de Gianna para que se cambiara de ropa. Ella eligió un pequeñísimo bikini que
revelaba todos sus muchos atributos, y un minivestido que dejaba poco a la
imaginación. Se veía mucho más joven sin su ropa de trabajo.
Y de ahí al jardín, donde se encontraban Dem y Félix
brillando como un par de hadas locas en la mitad del lugar, discutiendo sobre
el mejor lugar para empezar a cavar, sobre el drenaje natural del terreno,
sobre la pendiente, sobre consideraciones estéticas, sobre dimensiones, sobre
oxigenación del agua, sobre la potencial sobrepoblación de algas, sobre la
posición del sol, etc.
El problema era que mientras yo me había divertido jugando
con todo el mundo durante los días anteriores, Dem y Félix hicieron sus propias
investigaciones sobre la tenencia y mantención de los peces koi… Y ambos se
volvieron expertos y no llegaban a un acuerdo, porque cada uno estaba seguro de
tener la razón.
-Yaaaaaa! – Exclamé – Comiencen a cavar donde sea! Van a
llegar mis pececitos y no van a tener dónde vivir, y van a tener que usar las
tinas de los baños de todo el castillo!
-Bella el lugar que elijamos es crítico para el bienestar de
tus mascotas – Dijo Félix suavizando la mirada cuando se posó en mí y me
estudió evaluándome de los pies a la cabeza.
-Fiore, el terreno es plano, da lo mismo donde cavemos, la
composición del suelo es uniforme. Lo que sí es un factor es la fuente de agua
por si es que hay que rellenar la laguna continuamente, y eso nos limita a ese
sector – Dijo señalando a un lugar del jardín – Porque ahí está la matriz que
abastece de agua al jardín.
-Eso da lo mismo – Dijo Félix – Basta con comprar una
manguera más larga. A nivel espacial y estético creo que debería ir ahí,
delineada de esta forma – Dijo Félix señalando otro lugar y mostrándome un
complejo esquema dibujado en un trozo de papel.
-Y no podemos llegar a un punto intermedio? Creo que lo que
dice Dem tiene sentido… Una laguna debería estar cerca de la fuente de agua…
Pero también creo que la forma del estanque que propone Félix es bonita y
original, y nos permite ir agregando cosas con el tiempo, como un pequeño
puente para tirarle pan a los peces, e incluso las plantas necesarias para
hacer de ese rincón un jardín japonés. Son muy bonitos y relajantes – Dije
tratando de ser salomónica en mis sugerencias.
-Eres toda una diplomática Fiore – Dijo Demetri - Por mí
suena bien.
-Como quieras principessa, tú sabes que al final todos
hacemos lo que tú quieres – Dijo Félix.
-Pero no quiero que me den en el gusto, quiero que sean
honestos, les guste o no lo que yo opino! – Reclamé.
-Está bien Bella, de verdad me parece una buena solución –
Dijo Félix claramente para aplacarme – Ok, manos a la obra! – Dijo tomando la
pala.
-Necesitan ayuda? – Pregunté. Félix logró mantener el rostro
serio y Demetri largó una carcajada – Hey! No seas odioso!
-Lo siento Fiore, tú eres el capataz de esta obra, nos
diriges y nos dices cómo vamos – Dijo con esa sonrisa traviesa que usa para
burlarse de mí – Mira, si quieren pueden acercar las tumbonas y vernos
trabajar. Gianna dijo que iban a tomar sol?
-Ok, ok! – Dije dirigiéndome hacia mi tumbona y Gianna a la
suya. Las arrastramos a la zona de trabajo y me saqué mi vestido pasándolo por
la cabeza. Me senté y me encontré con la mirada de dos vampiros deliciosamente
guapos, sin camisa y usando jeans que caían sensualmente sobre sus caderas.
Mierda! Era difícil decir cuál de los dos era más hermoso, porque tenían
tipologías muy diferentes. Félix era enorme y musculoso como un luchador de la
WWF, pero Dem era más atlético y delgado, como un gimnasta olímpico.
-Bella quieres protector solar? – Me dijo Gianna sacándonos
del trance a los tres. Enrojecí, tomé la crema y me embadurné el frente. Gianna
me embadurnó por atrás y yo hice lo mismo por ella. Para cuando terminamos de
encremarnos Dem y Félix ya habían comenzado a cavar, y al poco rato llegaron
Chelsea y Heidi, diciendo que las demás se nos unirían a medida que se fueran
desocupando. Arrastraron tumbonas alrededor del hoyo como si fuera la más
hermosa piscina y comenzaron a hablar… Y hablar… Y hablar…
Luego llegaron Corin, Las Reinas y su Guardia, cargando un enorme
aparataje de sombrillas, sillas, cojines y abanicos de plumas, y un equipo de
música que funcionaba con baterías, entre otras cosas.
Esto dejó a la administración y seguridad del castillo a
cargo de los miembros masculinos de los Volturi, exceptuando a su mejor soldado
y su mejor rastreador. Ojalá no se les ocurriera a los Rumanos atacarnos...
Era primera vez que nos reuníamos todas las chicas y era
fantástico.
Yo pensé en que a lo mejor necesitaría un libro para
entretenerme, pero entre la cháchara de las distintas conversaciones que se
desarrollaban a mi alrededor y la visión de los hombres trabajando, lo estaba
pasando maravillosamente bien…
Hasta que se escuchó un grito.
Y todos se congelaron.
Fue espantoso.
-Qué mierda le hicieron a mi jardín?!!! – Rugió la voz.
Aro.
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Uuuuuuuuuuuuuuuuh! Chaan, chan, chan!
Cortarán cabezas por destruir el jardín de Aro? No olviden regalarme
sus hipótesis.
Abrazotes.
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