Hola a todas! Aquí respondo varias dudas que se presentaron en el
capítulo anterior, en especial una que me pareció muy bien que me preguntaran…
Por qué si las mujeres Volturi rescataron a Gianna no la adoptaron o fue más
querida? En pocas palabras, porque salvarla fue un esfuerzo de 10 minutos, más
el tiempo de su recuperación física; pero criarla, apoyarla y ser su amiga, eso
toma años, y nadie estaba interesado en tomarse la molestia por una niña humana
traumatizada y media muda.
Ah! Y me preguntaron por mi Facebook y mi blog. Los detalles aparecen
en mi biografía, ahí pueden (y deben) ver las fotos que acompañan este fic, que
se ha convertido casi en una historia gráfica.
Por último, me preguntaron si los helados de Bella existen. La
respuesta es sí, son marca Baskin-Robbins y están en varios países… Tal vez los
puedan encontrar
Disfruten y no dejen de darme su opinión, que este capítulo es crítico!
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Capítulo 29
It's gonna be all right, it's gonna be okay
It's gonna be all right, just wait and see
Its gonna be all right, no matter what they say
It’s gonna be a good day, just wait, just see
It's gonna be okay, cause I'm okay with me
It's gonna be, it's gonna be, it's gonna be okay...
Uh oh, I'm awake again
It's one A.M.
Staring
Such a sight
Well, at least the stars are bright
It's gonna be all right, just wait and see
Its gonna be all right, no matter what they say
It’s gonna be a good day, just wait, just see
It's gonna be okay, cause I'm okay with me
It's gonna be, it's gonna be, it's gonna be okay...
Uh oh, I'm awake again
It's one A.M.
Staring
Such a sight
Well, at least the stars are bright
Good Day / Jewel
BELLA POV
Estaba bastaaaaante borrachilla…
Y no era la única.
De hecho la única que no estaba borracha como una cuba era
Gianna, que se estaba comportando como toda una dama con Franco… Pero yo
sabía... Sabía que una pequeña parte de ella se moría por parrandear con el
resto de nosotras. Cuando iba a pensar que tendría la oportunidad de
emborracharse con Las Reinas, tratándolas de tú a tú?
Bueno, en realidad yo era la única que las tuteaba, pero aun
así, ellas estaban mucho más cercanas y accesibles que nunca, y Gianna se lo perdía,
todo por un chico!
Lo cual me indicaba cuánto le gustaba este chico.
Me puse de pié de pronto y me mareé. Wow! Casi me caigo
sobre mi trasero.
-Todo bien Bella? – Preguntó Corin que no paraba de tomar
shots con Vania y Anna. Tenía un aguante impresionante aún para ser vampira.
-Seeeeep – Respondí con lo que supongo fue una sonrisa
bobalicona en el rostro. Una vez más estable me dirigí a la mesa de Gianna
balanceándome un poco, desacostumbrada al alcohol y a los tacos de mis botas.
-Stiamo andando in bagno a fare pipì. Presto! (*Vamos
al baño a hacer pis. Apúrate!) - Le dije a Gianna tomándola de la mano y
arrancándola de su silla - Non ti preoccupare, ti ripagherò presto (*No
te preocupes, te la devolveré pronto) – Le dije a Franco, que me miró
un poco desconcertado, pero asintió sonriendo un poco.
- Vai tranquilla, io approfittare di un tour del bar (*Vayan
tranquilas, yo aprovecharé de dar una vuelta por el bar) –Respondió
Franco sabiamente.
Gianna me tomó del brazo y una vez que estuvimos lo suficientemente
lejos me preguntó
-De qué se trata todo esto? Desde cuando necesitas que te
acompañen al baño? Generalmente lo odias! – Dijo casi me atrevería a decir que
exasperada. Gianna JAMÁS se enojaba con nadie, era parte intrínseca de su
carácter. Ella necesitaba agradar a los demás, vivía por complacer, buscando
aceptación de un grupo que hasta entonces simplemente toleraba su presencia.
-Gianna lo siento! Sólo necesitaba saber que estás bien… Si
no lo estás puedo fingir una emergencia o algo… - Le dije, sin estar
verdaderamente arrepentida.
-Te contaron, verdad? – Preguntó Gianna, sonando más como
una afirmación. Yo asentí despacio, y ella suspiró – Mejor, no habría querido
hablar de eso.
-Comprendo, de verdad, no te aparté para recriminarte, sólo
para saber que estás bien Él parece un buen chico… - Le dije.
-Bella… Si no te dije es porque no puedo hablar de eso,
sabes? Y en realidad nunca tuve con quién – Dijo encogiéndose de hombros.
-Pero… Una vez que te salvaron y te llevaron al castillo,
cuidaron de ti… - Balbuceé sin saber hasta dónde podía llegar, pero la duda me
consumía, y nadie más me podía responder.
-Me salvaron, sí, y me mantuvieron viva. Me dieron techo y
comida, pero nunca signifiqué nada para ninguno de ellos. No es que me odiaran,
es que nadie tenía ganas ni tiempo de hacerse cargo de una niña traumatizada.
Yo era dolorosamente tímida y eso no ayudaba – Dijo Gianna pasándose las manos
por la cara, como tratando de sacudirse los malos recuerdos –La Reina
Athenodora me ofreció mandarme a terapia para que me ayudaran a superar lo
sucedido, pero me rehusé… En primer lugar no podría contar toda la historia, y
si no podía ser honesta con mi psiquiatra, cuál era el punto? Además, nadie
supera lo que yo sufrí. Aprendes a vivir con eso, aprendes a bloquear los
recuerdos, pero nunca lo superas.
No me malentiendas Bella, las mujeres que están afuera
salvaron mi vida en más de una forma, y estaré eternamente agradecida… Pero
desde mi mamá que nadie se preocupaba genuinamente por mí, la persona. Hasta
que llegaste tú, decidida a ser mi amiga y revolucionándolo todo – Dijo tomando
mi mano.
-Gianna – Dije lanzándome a sus brazos – Amiga, yo te
quiero, te quiero mucho, y las demás te están aprendiendo a conocer, y vas a
ver que a medida que te vayas abriendo ellas van a sentir por ti lo mismo que
yo.
-Ojalá… Si no es así no importa, me basta contigo – Dijo
acariciando mi mejilla – Estás borrachilla, verdad?
-Cómo lo sabes? – Pregunté desafiante.
-Porque tus mejillas están coloradas y te balanceas como un
elefante – Respondió con una sonrisa.
-Sólo dime si estás bien… Te diviertes con Franco? Necesitas
que te rescate? – Insistí.
-Estoy bien con Franco, y no necesito que me rescates,
muchas gracias. Mañana te voy a contar todo. Ahora has pis, que creo que ya va
siendo hora de que se vayan…
-Que nosotras nos vayamos? Y qué hay de ti? – Pregunté.
-Franco dice que él me va a dejar una vez que cierre el bar
– Respondió mordiéndose el labio.
-Él vive en Volterra? Es más de una hora de camino desde
aquí… - Le dije abriendo la puerta de uno de los WC.
-No, vive en una hacienda, a mitad de camino, pero insistió
en que no es ningún problema – Respondió mientras yo hacía pis.
-Está bien entonces, me voy a mi mesa y tú a la tuya, y
mañana nos vemos – Le dije lavándome las manos.
Salimos del baño y nos separamos. Heidi, Chelsea, Lily y
Tamara estaban en la pequeña pista de baile causando furor. Había una vieja
jukebox y ellas habían programado todas sus favoritas, por lo que había
canciones que bailaban como cada una quería y otras para las que tenían
complejas coreografías. Eran increíbles.
A pesar de ser heterosexual, ni yo me pude abstraer de la
sensualidad que derrochaban las vampiras en la pista, con esos movimientos
precisos y cadenciosos y sus cuerpos de infarto. Eran en sí mismas un
espectáculo… En especial Lily y Tamara, que por una vez se permitían actuar
como una pareja, y su danza era mucho más erótica, y era sazonada con besos y
caricias que tenían a los hombres del lugar (y a algunas mujeres) medios locos
de deseo.
Yo hubiera querido bailar, pero la verdad es que nunca he
sido coordinada, y mi estado de intemperancia no ayudaría a mi estabilidad. No
importaba… Cuando fuera una vampira bailaría todo lo que quisiera.
Y de pronto un pensamiento… Oh extrañaba a Félix! Lo amaba
tanto y lo extrañaba, y debía hablar con él en ese preciso instante.
Fui a la mesa por mi celular, y las otras me miraron
brevemente, pero nadie me dijo nada. Yo me alejé lo más posible de ellas y del
ruido y marqué el discado automático.
-Principessa? – Dijo Félix contestando al primer ring.
-Quiero lamerte – Le dije. Porque era verdad, quería lamerlo
-Principessa? – Preguntó con más curiosidad que
preocupación.
-Quiero lamer tu cueeello, y quiero lamer tus hooombros, y
quiero lamer tus enormes pectorales y morder tus tetillas y lamerlas y
morderlas otra vez… - Relaté. Tenía muy claro mi plan… Lástima que Félix estaba
tan lejos, yo me moría de calentura.
-Isabella – Gruñó bajito, como sabía que me gustaba, porque
producía deliciosas vibraciones que se traducían en puro placer.
-Me encanta cuando gruñes así… Es tan sexi… - Ronroneé. Sip,
así de borracha estaba – Quiero besar tu estómago y quiero meter la lengua en
tu ombligo… Tienes el ombligo más pecaminosamente hermoso del planeta. Quiero
beber tequila de tu ombligo! – Exclamé feliz con mi idea para mezclar mis dos
cosas favoritas, Félix y beber.
-Bella cara, estás bien? – Me preguntó con la voz ronca, esa
que usaba para susurrarme cochinadas al oído.
-Mmmmh… Sí, y cuando me hablas con esa voz estoy mejor… - Le
dije en el tono más sexi que pude conjurar.
-Lo estás pasando bien? Tuviste un buen día? – Me preguntó.
-Lo pasamos bien, y te tengo una sorpresa – Le dije pensando
en mi depilación brasilera. Qué opinaría? Más valía que le gustara, con lo que
me había dolido!
-Y ahora dónde estás? – Preguntó. Yo me había ido alejando
poco a poco del ruido hasta llegar a un pasillo que daba hacia varias puertas
medio vidriadas que supuse eran oficinas. Excepto dos, que eran sólidas. De
pura curiosidad abrí una de las puertas sólidas y prendí la luz. Era el armario
de la limpieza y funcionaba a la vez como una pequeña bodega. Cerré la puerta
tras de mí y todo el sonido del bar cesó.
-Ahora acabo de entrar al cuarto de las escobas – Le dije –
Quisiera que estuvieras aquí conmigo… Te haría tantas cosas en este momento –
Dije cerrando los ojos. Borracha cachonda, qué vergüenza.
-Isabella, no seas mala conmigo, vuelve a tu fiesta y no me
tortures más – Me rogó.
-Pero Félix, te deseo tanto… te quiero chupar, morder,
lamer, besar… Quiero que me acaricies por todos lados, que me penetres tan duro
como resista mi cuerpo… Mmmmh – Gemí como una verdadera profesional de un
fono-erótico.
-Isabella, qué tomaste? – Dijo él en voz muy baja y
profunda, conteniéndose.
-Pedimos uno de cada uno de los tragos del menú… 3 veces… yo
los probé casi todos, eran nombres divertidos, pero me pusieron cachonda… -
Dije haciendo un puchero sin recordar que él no me podía ver.
-Que tragos eran esos Isabella? – Preguntó con ese tono
mandón que usa a veces cuando tenemos sexo. Sentí cómo me mojaba aún más
-Mmmmh… "Sex on my face" (Sexo en mi cara);
"Angel´s tit" (Teta de ángel); "Blue balls" (bolas
azules); "Red headed slut" (Ramera pelirroja);
"Sex with an alligator" (sexo con un cocodrilo);
"Afghanistani whore" (Puta afgana); "Adiós
motherfucker" (Adiós hijo de puta); "Slippery
nipples" (Pezones resbalosos); "Sex on the beach" (Sexo
en la playa); "Sit on my face" (Siéntate en mi cara);
"Deep throat" (Garganta profunda); "Creamy
pussy" (Conchita cremosa); "Three-Legged Monkey" (Mono
de tres piernas); "Fuzzy navel" (Ombligo peludo);
"Royal fuck" (Cogida real); "Wyoming
Legspreader" (El abre-piernas de Wyoming); "Golden
shower" (Ducha dorada); "Tight snatch" (Coño
apretado); "Blowjob" (Mamada); "Cock sucking
cowboy" (Vaquero chupa vergas); "Slow, comfortable
screw" (Lenta y cómoda cogida); "Liquid Viagra" (Viagra
líquido)… Y no me acuerdo más… Eran montones… - Recité.
-Dios Bella! Di "creamy pussy" otra vez… - Gimió.
-Creamy pussy… como mi conchita mojada para ti – Dije
metiendo mi mano entre mis piernas por debajo de mis leggins y bragas. Al estar
totalmente depilada estaba mucho más sensible, y podía sentir como mis dedos se
deslizaban con mucha más fluidez. Gemí y me apoyé en la pared. Dios! Me estaba
masturbando en el closet de las escobas de un bar sin ni siquiera tener sexo
telefónico! Escuchar la voz de Félix y su respiración un poco agitada me tenía
al borde.
Bueno, supongo que algunas chicas al beber bailan arriba de
las mesas, otras vomitan, a otras les da sueño y a otras como yo, nos viene una
calentura monumental…
-Qué estás haciendo Isabella? – Preguntó Félix.
-Me estoy tocando – Jadeé – Y me imagino que eres tú… Aunque
no es lo mismo, tus manos son más grandes y tus dedos más largos… Y sabes cómo
moverlos… Me gusta tanto que me toques gatito… Me gusta que seas el único que
me ha tocado… Me gusta ser sólo tuya… Mmmmmh…
-Gatito… -Repitió. Yo nunca usaba sobrenombres o diminutivos
con él, y no era porque no quisiera, era porque no se me había ocurrido ninguno
aún. Pero parece que el alcohol me había puesto creativa.
-Sí, tú eres mi gatito… Como "Félix el Gato"… -
Dije sin parar de mover mis dedos a lo largo de toda mi rajita y rodear mi
clítoris, pero sin tocarlo, ya que quería alargar el placer.
-Isabella por Dios! Te amo! – Dijo con una carcajada seca –
Aún te tocas para mí? – Preguntó regresando a su voz de mando.
-Ajá…
-Y estás mojada?
-Empapada – Respondí de inmediato.
-Quiero que con una mano te toques desde el estómago hasta
los pechos, y que pellizques uno de tus pezones, fuerte – Me ordenó. Y yo
obedecí.
-Oooooommmmh! – Gemí.
-Ahora quiero que te acaricies el clítoris en pequeños
círculos, presionando apenas, y con la otra mano te vas a pellizcar el otro pezón,
duro – Me dirigió.
-Felix! – Gemí – Te necesito gatito, ven a cogerme… - Dije
deslizándome hacia el suelo Mis piernas no me sostenían.
-Oh, te voy a coger Isabella, después de una llamada como
ésta, que no te quepa duda de que te voy a coger duro. Y debería nalguearte por
lo mal que te estás comportando, borracha, escondida de las demás,
masturbándote y dejándome loco de ganas… Te mereces un castigo – Amenazó con un
gruñido.
-Sí, sí, castígame – Dije entusiasmada. Sabía que Félix
nunca me haría daño a propósito, y ya manejaba su fuerza conmigo a la
perfección, así es que unas nalgadas serían un juego erótico, no un castigo
verdadero – Pero ahora déjame acabar… Necesito un orgasmo… Y tú no quieres que
vuelva al bar con cara de necesitar un orgasmo, verdad? – Pregunté con voz
dulce, toda inocencia. Él gruñó y yo sentí apretarse de anticipación las
paredes de mi sexo.
-Estás jugando con fuego Isabella… No soy un niño y no
aprecio las bolas azules que me va a dejar tu llamada – Advirtió.
-Me calienta tu voz – Le dije ignorándolo – Si quieres
recítame la tabla periódica, me vas a hacer acabar igual – Dije y me penetré
con dos dedos – Oooooh!
-Qué? – Preguntó.
-Me estás penetrando, despacio, con cuidado, dejando que me
adapte a tu tamaño… Gatito eres enorme… A veces pienso que me vas a partir en
dos… tan grueso…llegas tan adentro – Jadeé y aumenté la velocidad.
-Mierda! Isabella, pellizca tu pezón y usa un tercer dedo.
Te estás penetrando más rápido?
-Sí, más rápido, pero no muy profundo, sólo un poco, sólo un
poco… - Gemí.
-Ahora lo vas a hacer más profundo, cómo se siente? –
Preguntó con la voz un poco ahogada.
-Delicioso gatito, eres delicioso…
-Sigue así, rápido y profundo, fuerte – Me indicó – Como tú
sabes que yo lo haría.
-Sí, lo haces taaan bien…
-Ahora lo vas a hacer todo a la vez. Pellizca fuerte tu
pezón, penétrate fuerte y duro y curva tus dedos hacia tu ombligo. Piensa en
mis dedos, en mi lengua, en mis labios y en mi verga, todos para adorarte, sólo
para darte placer – Me dijo derrochando sensualidad. Lo obedecí y a los pocos
segundos sentí los músculos de mi estómago tensarse, y las paredes de mi vagina
contraerse. El orgasmo me sacudió entera y sólo atiné a gemir sonidos
incoherentes.
Y me quedé botada en el piso, jadeando, con los ojos
cerrados, sin poder creer lo que estaba pasando, lo que acababa de hacer con mi
maravilloso novio que probablemente a mi regreso me estaría esperando con
deliciosas formas de tortura… Dios! Era afortunada.
-Bella? – Preguntó Félix – Isabella estás bien?
-Mmmmmh… - Respondí.
-Sal de ese closet que todas te deben estar buscando, anda
al baño a lavarte las manos y sécate un poco entre las piernas. No queremos que
te preguntes cosas que no vas a saber responder, o peor, que las respondas con
la verdad.
-Está bien gatito… Te amo… - Le dije poniéndome de pié de
manera nada delicada. Mi equilibrio aún no era el mejor.
-Te amo Principessa, por favor cuídate, y trata de llamarme
cuando hayas regresado al castillo – Me dijo con voz tierna… Esa que sólo usaba
conmigo.
-Está bien… Si no estoy muy borrachilla voy a ir a dormir a
tu habitación – Le dije terminando de arreglar mi ropa.
-Te espero. Te amo – Respondió.
-Nos vemos, te amo – Y colgué.
Y me fijé en la pantalla de mi teléfono. 23 llamadas
perdidas, 16 de las cuales eran de Demetri. Mierda! Marqué el discado
automático mientras volvía al pasillo. Prefería tener la conversación con Dem
en otro lugar, donde no cualquiera pudiera escucharme, pero tampoco la quería
tener en el cuarto de las escobas, quería que ese lugar fuera sólo mío y de
Félix y no asociarlo con los regaños que sabía que vendrían.
Probé la puerta sólida del otro lado del pasillo, que
afortunadamente resultó ser el baño de empleados. Entré y cerré la puerta con
pestillo tras de mí.
-ISABELLA DONDE MIERDA ESTÁS? – Gritó Demetri claramente más
allá de furioso en cuanto contestó el teléfono.
-Hola Dem… Estoy en un bar, celebrando mi cumpleaños… - Le
dije con voz suave, a ver si se apaciguaba.
-No me mientas Isabella Marie, que todo tu grupo te está
buscando. Dónde huiste? Con quién? – Rugió.
-Estoy en el bar, te lo juro, nunca salí, sólo que estaba un
poco borrachilla y mareada y me escondí en el cuarto de las escobas un rato (No
había necesidad de agregar que estaba en dicho lugar masturbándome e incursionando
por primera vez en el sexo telefónico. Probablemente eso le causaría un
aneurisma) – Ahora mismo estoy en el baño y en cuanto termine aquí voy a
regresar a la mesa con el resto.
-Isabella te juro que si me estás mintiendo… - Me amenazo.
-En primer lugar tú sabes que no te miento, y en segundo
lugar, si te miento qué me vas a hacer? – Lo desafié sacando papel higiénico
para limpiarme entre las piernas.
-Es que no sabes lo preocupado que estaba? Cuando La Reina
Sulpicia en persona me llamó para decirme que habías desaparecido pensé que me
moría! Mierda! Si algo te hubiera pasado yo… - Dijo con voz quebrada y no pudo
continuar. Sentí algo romperse del lado de Demetri.
-Lo siento… Dem lo siento, no pensé que había desaparecido
por tanto rato, nunca imaginé que se darían cuenta, necesitaba estar sola un
rato, debí avisar… Lo arruiné y lo siento Dem… - Dije con voz débil.
-No más Isabella, nunca más me hagas esto. Menos cuando
estoy demasiado lejos como para serte de ninguna ayuda – Me rogó, más asustado
que enojado.
-Lo siento Dem, de verdad, no lo vuelvo a hacer. Nunca pensé
que se asustarían tanto o que te llamarían – Dije mientras me lavaba las manos.
-Mierda Fiore, pensé que te perdía… Mañana mismo vamos a que
te pongan un microship subcutáneo como a las mascotas. Así si te me pierdes voy
a saber dónde buscarte – Afirmó.
-Qué? Microship? Estás loco? – Pregunté – Además eres el
mejor rastreador del mundo, no debería costarte nada encontrarme – Le dije.
-No funciona – Murmuró.
-Qué? – Chillé sin entender.
-Contigo no funciona Fiore. No te puedo rastrear como a
todos los demás – Admitió - No apareces en mi radar, nunca has aparecido. Es tu
escudo, supongo… Sólo te podría rastrear por tu olor como cualquier vampiro,
pero no puedo "saborear" tu mente como con los demás – Dijo
frustrado.
-Por qué nunca me lo dijiste? – Pregunté.
-Porque al decírtelo perdía cualquier ventaja competitiva
como tu guardián. De qué sirvo sin mis habilidades si Félix es más fuerte y
mejor luchador, y Alec puede quitarle a sus enemigos todos los sentidos a la
vez? Sólo te podía ofrecer mi habilidad de ser capaz de encontrarte siempre, en
cualquier lugar… -Confesó aceleradamente - Pero esa habilidad no existe
contigo, y casi me matas de preocupación al no ser capaz de localizarte esta noche.
Qué haría yo sin ti Fiore? Qué sería de mí si tú no estás? No lo hagas más, si
quieres un rato a solas está bien, pero no dejes al resto buscándote, aterrados
de que algo te pasó – Me rogó.
-Lo siento Dem, no se va a volver a repetir. Y para que lo
sepas, tú eres el mejor guardián que existe para mí – Le dije – Saben Las
Reinas que no me pudiste localizar?
-No, fui vago en mis indicaciones, y les dije que no te
habías movido del sector en el que se encontraban. Me imaginé que no se te
ocurriría largarte sin avisar, pero ya estaba a punto de llamar para confesar,
porque se me ocurrió que tal vez te habían raptado – Dijo.
-Okay, me voy a buscar al resto. Te quiero, nos vemos en un
rato – Le dije.
-Te amo, no lo vuelvas a hacer – Dijo y colgó.
Ya me había limpiado todo lo posible, así es que salí del
baño y me fui al bar.
Decir que me regañaron es poco. Todas y cada una estaban
furiosas conmigo, incluida Gianna que me regañaba, me abrazaba lloriqueando y
me volvía a regañar.
Pero al final como fueron ellas mismas las que me
emborracharon, no pudieron achacarme toda la responsabilidad por mi pequeño
acto de escapismo. De hecho considerando todo lo que bebí, era un milagro que
no me hubiera desmayado, vomitado o ido con un tipo cualquiera… Mi teoría es
que mi genética superior me permite beber como un cosaco.
Y nos regresamos al castillo… Todas menos Gianna.
Le mandé un mensaje de texto a Félix avisándole que estaba
cerca y otro a Dem cuando íbamos entrando a Volterra, por si Dem me quería ver,
así es que él me estaba esperaba en el estacionamiento cuando llegamos.
No alcancé a bajarme de la van cuando ya me tenía apretujada
entre sus brazos, luego me sacudía un poco como una muñeca de trapo regañándome
y me volvía a abrazar. Le importó un pepino que estuvieran Las Reinas y las
demás chicas ahí… El Demetri que sólo se mostraba conmigo en esta ocasión no se
escondió. No era el patán sarcástico, era mi mejor amigo preocupado y furioso.
Una vez que me soltó, le sonreí, lo abracé, besé su mejilla
y lo saludé. Y sólo entonces él pareció darse cuenta de que teníamos público.
Un público de chicas que lo miraba divertidas y sorprendidas.
Yo las abracé una a una y les agradecí por un maravilloso
cumpleaños y tomé la mano de Dem para ir a mi habitación. Eran como las 4 am.
Realmente no hablamos mucho, y caminamos a velocidad humana
de modo de poder estar juntos un rato. Él iba jugando con mis dedos, como
siempre, pero ahora le agregaba el componente de girar mi anillo "de
compromiso" una y otra vez.
Al llegar a mi habitación me despedí abrazándolo, pero él
adivinó que pasaría el resto de la noche con Félix, así es que dijo que me
esperaría para llevarme.
Saqué un pijama de mi cómoda y me fui al baño, donde me
desmaquillé, me lavé los dientes, hice pis (si, a esas alturas ya me había
resignado a que a veces Dem me oyera hacer pis, aunque lo detestaba), me duché
y me sequé el pelo. Necesitaba quitarme el olor a bar.
Al salir del baño me encontré a Dem sentado estilo indio en
mi cama revisando mis regalos sin ningún empacho o respeto por mi teórica
privacidad.
-Algo que te guste? – Pregunté sardónica, poniendo mi ropa
sucia en el cesto.
-Siguieron mis recomendaciones, muy bien - Dijo estudiando
el MacBook, (el cual había sacado de la caja), e ignorando mi tono de voz –
Mientras estás con Félix voy a configurar tus aparatos. Necesitas el laptop
para cargar y configurar el IPod y la Kindle.
-No es necesario que hagas eso Dem… Cuando estoy con Félix
deberías tomarte ese tiempo para ti – Le dije tratando de no abusar.
-Fiore no tengo nada más que hacer, soy tuyo con dedicación
exclusiva, y sólo necesito tiempo aparte para alimentarme. Podría ir como antes
a emborracharme y coger, pero ya hemos discutido el tema… - Se encogió de
hombros – La mejor alternativa para entretenerme es dejarme jugar con tus
juguetes.
-Está bien, si es lo que quieres… - Accedí.
-Fiore, una última cosa, y quiero que me digas la verdad –
Me dijo poniéndose serio.
-Dime… - Accedí asustada.
-Tu ropa está impregnada del olor de tu excitación… Qué
estuviste haciendo? – Preguntó estudiando mi rostro cuidadosamente.
-Augh? Qué? Nada! – Respondí sonrojándome y cubriendo mi
rostro con mi cabello. Demonios, debí quemar esas leggins!
-Vamos Fiore, no me mientas, necesito saber qué hiciste y
con quién, necesito saber que estuviste a salvo… - Me dijo sonando enormemente
razonable. Claramente estaba controlándose muchísimo, Dem nunca era
tan razonable.
-No estuve con nadie, no pasó nada – Afirmé cruzando los
brazos y dando una patada en el piso.
-Mmmmmh tu vestido tiene marcas de polvo en el trasero –
Dijo sacándolo de la cesta y estudiándolo – Y estas leggins – Dijo estirándolas
– Apestan a sexo. Qué-pasó-Isabella? – Preguntó lenta, amenazadoramente.
-Nada! – Exclamé tratando de quitarle mi ropa de mis manos.
-No me mientas o vas a lograr que me enoje de verdad –
Gruñó.
-No me gruñas Demetri! - Dije tirándole por la cabeza lo
primero que encontré a mano, que resultó ser un zapato, que él esquivó sin ni
mirarlo.
-No me mientas Isabella! Por qué no me puedes decir la
verdad? Qué es tan terrible que lo tienes que esconder de mí? – Gritó.
-El alcohol me calienta Demetri, es eso lo que querías
escuchar? Me puso cachonda perdida. Por qué tienes que presionar y presionar? –
Dije empujándolo sin lograr absolutamente nada, por supuesto.
Dem se quedó paralizado como una estatua, pero yo no había
terminado.
-Quieres saber por qué no te contesté el teléfono? Fue
porque estaba en el armario de las escobas masturbándome como una ninfómana! –
Dije tomando mi bolso y salí de la habitación dando un portazo.
En cuanto salí me di cuenta de que había reaccionado pésimo
ante un estímulo totalmente predecible por parte de Demetri. Él era celoso y ya
estaba aguantando mi relación con Félix. Si encima pensaba que me había metido
con un tipo cualquiera en un bar, era lógico pensar que no se lo tomaría bien.
Debí ser la más madura, debí censurarme, o decir la verdad con más eufemismos
en lugar de intercalar joyas como "cachonda perdida", "masturbándome"
y "ninfómana". Por Dios!
Pero en el ocaso de mi borrachera mi filtro estaba
funcionando aún menos que de costumbre, y ya tenía sueño y quería estar con
Félix, y no quería discutir más.
Caminé descalza por los pasillos que alguna vez me asustaron,
y escribí un mensaje a Félix diciendo que iba camino a su habitación.
Para cuando llegué él ya me esperaba con la chimenea
encendida, velas estratégicamente ubicadas proveyendo una suave iluminación, y
él recostado en la cama, completamente desnudo.
Sin decir palabra solté mi bolso y me quité la camiseta del
pijama, caminé unos pasos y me quité el short, quedando completamente desnuda,
ya que no quise usar ropa interior.
Caminé desnuda hasta el pie de la cama y gateé hacia él, que
me miraba sin perder detalle. Al llegar a su lado lo monté a horcajadas y le
comí la boca de un beso, haciéndolo gemir. Sí, mi hombre era dominante, pero yo
conservaba los remanentes de mi calentura, y quise dirigir.
Él parecía esperarlo, porque me dejó hacer de él lo que yo
quisiera, y vaya si quise hacer cosas.
Besé su boca como si el mundo se fuera a acabar.
Besé y lamí su cuerpo, tal como había prometido por
teléfono.
Lo acaricié por todos lados… Por TODOS lados.
Le practiqué sexo oral llevándolo al límite varias veces
antes de permitirle acabar, haciéndolo rogar tal como él me hacía rogar a mí.
Y de pronto, él estaba sobre mí, recobrando el control.
Metió su mano entre mis piernas y gruñó
-Amo tu conchita depilada… Lo hiciste para mí? – Dijo
pasando sus dedos por mi rajita una y otra vez.
-Aja… - Atiné a responder.
-Es tan suave, y estás tan sensible… Creo que la voy a
probar – Dijo y comenzó la mejor y más larga sesión de sexo oral de mi vida. Un
orgasmo precedía a otro y a otro y no paraba de lamer y chupar y hubo un momento
en el que creo que perdí la conciencia.
Cuando volví a abrir los ojos él estaba sobre mí.
-Necesitas descansar, Principessa, así es que esto va a ser
rápido e intenso – Y diciendo esto se puso una de mis piernas sobre el hombro y
entró en mí, despacio pero sin detenerse, hasta el fondo.
Me cogió sin compasión, pero ambos acabamos rápido ante tal
ardor, y una vez que terminamos Félix me envolvió en sus brazos y me cubrió el
rostro y el cuello de pequeños besitos, borrando la pasión y el animalismo del
sexo con la ternura de su amor.
-Te amo Isabella… Descansa – Dijo besando mis labios por
última vez.
-Te amo gatito precioso – Dije acurrucándome más en él,
tratando de fundirme en su piel.
oooOooo
FÉLIX POV
El cumpleaños de mi Isabella… Al fin había llegado.
Estaba un poco inseguro con respecto a su regalo, ya que
sabía que varios de los demás le darían cosas más caras o impresionantes.
Claro, yo podría comprarle lo que quisiera, casas,
haciendas, autos, un avión, un helicóptero, acciones en grandes compañías, las
joyas más caras del mundo… Pero yo sabía que ella no querría nada de eso. No, a
ella le importaba el significado, no el valor comercial.
Y no es que el disco autografiado me haya salido gratis, por
supuesto que no, pero no era ni la sombra de lo que podría adquirir para ella.
En vez de un disco autografiado podría haber arreglado un concierto privado con
Voltaire… Pero no era lo que a ella le hubiera gustado.
Afortunadamente Bella lo adoró. Incluso amó el llavero de
peluche de Deady el osito poseído, un llavero que compré en un impulso y que me
costó menos de 10 dólares (más el despacho desde Estados Unidos). Me encantaba
que Bella fuera capaz de amar las cosas simples, era tan fácil hacerla feliz…
Nunca pedía nada y siempre estaba agradecida hasta por lo más mínimo.
Era una lástima no poder pasar el día de su cumpleaños con
ella, pero yo sabía que le haría bien salir con otras mujeres. Especialmente
con las mujeres que serían sus amigas por los siguientes cientos de años.
Por lo que me sorprendió mucho su llamado… Mi Isabella
borrachilla y necesitada, muriéndose por que la tocara. Mierda! La frustración
de no estar a su lado era infinita, pero al mismo tiempo me llenó de ternura,
una sensación cálida en el pecho al darme cuenta de que ella sólo me buscaba a
mí, me pedía alivio sólo a mí.
Salí de mi escritorio rápidamente y corrí al jardín, donde
sabía que nadie nos escucharía, y la dirigí en su búsqueda del placer.
Lo que por supuesto, me dejó a punto de explotar, porque no
me podía masturbar en el jardín, que es un punto central del castillo hacia el
que dan todas las habitaciones. Si comenzaba a tocarme todos, y me refiero a
TODOS los presentes en el castillo tendrían asiento en platea para el show.
Y con el estado en el que me dejó Isabella, el show sería
muy corto.
Volví casi doblado a mi puesto de trabajo, pero me concentré
en moderar mi erección y terminar con lo que tenía pendiente, calculando que
Bella estaría de regreso en aproximadamente una hora y media.
El tiempo pareció volar, y ya estaba terminando cuando sonó
mi teléfono. Ni miré la pantalla, quién más me llamaría a las 4:08 am? Pero me
equivoqué, no era Bella. Era Victoria.
-Principessa? – Contesté.
-Vaya, nunca me habías llamado así… Estás especialmente
cariñoso? – Ronroneó con su voz más seductora. Mierda! Y la tenía en mi
identifono, no podía aducir que no sabía quién era.
-Cómo estás Vicky? Sigues en el área? – Pregunté decidiendo
ignorar mi lapsus completamente.
-Sí, pero hoy me largo – Respondió – Mucho sol, mucho campo.
Yo soy una chica citadina, o al menos viajera. No hay mucho que me retenga
aquí… - Dijo con voz anhelante. No quise creer que el anhelo era por mí.
-Bueno Vick, y adónde te dirigirás ahora? – Pregunté.
-Asia – Respondió – Allá no hay necesidad de ser tan
cuidadosa cuando se me pasa la mano. Voy a partir por Mongolia y voy a seguir
hacia el suroriente… China, India, Bangladesh, Myanmar, Laos, Tailandia,
Vietnam, Camboya, Malasia e Indonesia. Después veré… En eso me puedo pasar
varios años.
-Bueno, espero que te mantengas en contacto, ahora ya no es
tan difícil como antes, y tú sabes perfectamente dónde encontrarme – Le pedí.
-Sí, no dudes que lo haré – Respondió ella con voz cálida,
esa voz de antes.
-Te deseo lo mejor Vick, de verdad – Le dije comenzando a
despedirme. No quería sonar como un hijo de puta, pero necesitaba el teléfono
desocupado para saber cuándo llegaría Bella.
-Félix, me gustaría que nos viéramos antes de irme, para
despedirnos – Me dijo ella en un tono dulce y suave que rara vez utilizaba. Me
fue imposible negarme.
-Está bien, a qué hora te gustaría que nos viéramos? –
Concedí.
-Por la tarde, en algún lugar cubierto, ya me tiene harta el
Sol de este país y el brillar como si estuviera bañada en purpurina –
Respondió, lo que me hizo adivinar que se había estado quedando al aire libre.
Me dio lástima, ella y yo habíamos sido algo (claro, no algo tan serio e
importante como lo que tenía con Isabella, pero algo), y yo no había sido capaz
de tenderle la mano cuando necesitó de un amigo. No le pude dar un lugar donde
quedarse o mi compañía, sólo pude evitar que la mataran cuando quiso atacar a
Bella.
En fin, mis prioridades estaban claras. Victoria era el
pasado, Bella mi presente y mi futuro. Nada más que decir.
Nos despedimos acordando vernos a las 5 pm en el patio de
comidas del centro comercial, donde podríamos conversar sin riesgo a la
exposición.
Y justo al colgar me llegó un mensaje de texto de Bella
avisándome que estaba por llegar.
Corrí a mi habitación y prendí varias velas en puntos
estratégicos y avivé el fuego de la chimenea, me desnudé por completo y me
lancé a la cama a esperarla. Ella mandó otro texto. No se demoró demasiado.
Se veía preciosa, usando un pequeño pijama consistente en un
short y una camiseta de algodón de color verde pistacho con encaje morado. En
cuanto entró a mi habitación se quitó la camiseta y caminó hacia mí con una
media sonrisa, sus perfectos pechos bamboleando al ritmo de sus pisadas… Luego
se quitó el short y quedó completamente desnuda, mostrándome que el resultado
de su día de Spa no sólo se traducía en un cabello brillante o un cutis
rejuvenecido… Se había depilado, por completo.
Mierda! Si ya estaba dolorosamente duro después de su
llamada de sexo telefónico, la visión de ella gateando hacia mí, diciendo las
cosas más sucias, tomando la iniciativa casi me vuelve loco.
La dejé hacer de mí lo que quisiera, y ella jugó con mi
cuerpo como se le antojó, besando y explorando, torturándome mientras me
llevaba al límite y para luego bajar la intensidad de sus caricias sin dejarme
acabar. La dejé hacerlo tanto como me fue posible resistir, hasta que
finalmente me vine en su boca, y llegó un momento en el que simplemente debía
buscar venganza, y le practiqué una sesión de sexo oral tan tremenda,
haciéndola acabar una y otra vez sin descanso, que creo que se desmayó por unos
segundos. Después de eso cogimos rápido y duro, y ella fue fantástica y
apasionada como siempre. Dios, amaba a esa mujer, y pasada de copas era aún más
entretenida, ya que se evaporaban todas sus inhibiciones.
Al terminar descansamos desnudos y enredados, y la cubrí de
pequeños besos. La pasión y el sexo sucio y duro eran excelentes de vez en
cuanto, pero Bella era mucho más. Ella era amor y ternura y eso era algo que
valoraba mucho más, porque nunca antes los había tenido. Mi Principessa lo
abarcaba todo.
Varias horas después, Bella despertó acurrucada sobre mí y
me abrazó aún más fuerte.
-Gatito… - Murmuró y escondió su rostro en mi cuello,
aspirando profundamente.
-Hola Principessa, como te sientes? – Le pregunté.
-Mejor de lo que me merezco, esperaba sentirme terriblemente
mal y vomitar y arrastrarme como una cucaracha, pero sólo me duele la cabeza un
poco – Dijo pasando su nariz por mi mandíbula, mi mentón y detrás de las
orejas, un lugar especialmente sensible que ella había descubierto pronto en
nuestra relación y explotaba en cada ocasión.
-Eso es bueno, entonces sólo tienes que tomar un par de
analgésicos y vas a quedar como nueva – Dije besando su frente – Ahora me tengo
que mover, tengo trabajo que hacer – Le dije levantándome completamente
desnudo. Tenía que hacer un poco de trabajo de inteligencia antes de viajar a
Inglaterra por un asunto oficial, así es que había esperado a que Bella se
despertara para regresar a mi escritorio.
-Está bien… - Dijo haciendo un puchero, y me miró
atentamente mientras me dirigía al baño para tomar una ducha.
Una vez que salí de la ducha Bella se encontraba con un vaso
en la mano y una tira de tabletas de paracetamol en la otra. Me entregó mi
toalla y entró a la ducha.
-Qué vas a hacer hoy? – Le pregunté mientras me secaba.
-No estoy muy segura, lo primero es arreglarme con Dem… -
Dijo pasando la esponja empapada en bodywash por todo su cuerpo, lo que
distrajo unos segundos.
-Peleaste con Demetri? A qué hora? – Pregunté.
-Antes de venir a verte… Comenzó a hacer preguntas incómodas
y yo le respondí de la peor forma posible… Odio hacer eso, odio lastimar a
Demetri, debí haber previsto que su curiosidad no le permitiría dejarme
tranquila – Dijo enojada consigo misma, mientras comenzaba a enjuagarse.
-Te vas a ir a buscarlo entonces? – Pregunté, resignado a
que Bella viviera en función de su extraña relación con Demetri.
-Sip, y después tengo que ir a agradecer mis regalos y a
hablar con Gianna, que conoció a un chico guapísimo anoche, estaban como
embobados el uno con el otro, ni siquiera se sentó en nuestra mesa, sino que se
fue a una mesa aparte con él… - Dijo sonriendo.
-Gianna con un humano? Eso no lo había escuchado nunca… -
Comenté.
-Parece que no había pasado nunca, pero él me encantó para
ella, al menos a simple vista. Tengo que esperar a ver qué me cuenta Gianna.
-Ojalá que le resulten las cosas, no ha tenido nada de
suerte con los vampiros – Dije moviéndome hacia mi habitación muy a mi pesar,
ya que me encantaba ver a Bella ducharse. Pero debía vestirme.
-Ojalá – Suspiró Bella.
Una vez que Bella terminó su rutina y se hubo puesto el
pijama de nuevo, la tomé en mis brazos y la llevé corriendo hacia su
habitación. No quería que nadie se la encontrara caminando por ahí en ese
pequeño atuendo.
Al llegar al comienzo de su pasillo la dejé en el suelo y la
besé suavemente.
-Te amo – Susurré.
-Y yo más… Mucho más – Respondió besando la punta de mi
nariz.
Luego se dio media vuelta y se dirigió a su habitación, y yo
corrí a mi oficina. Cuanto antes comenzara antes terminaría.
oooOooo
BELLA POV
Entré a mi habitación debatiéndome entre la alegría por mi
maravillosa relación con Félix y el remordimiento por haber tratado mal a
Demetri. Mierda! No debí reaccionar así, con o sin alcohol, eso no era excusa,
especialmente porque sabía perfectamente que cuando peleábamos Dem se ponía
autodestructivo y se emborrachaba a muerte. Mierda!
Me vestiría rápidamente y me iría en su búsqueda.
Abrí la puerta de mi habitación y tiré mi bolso al suelo, y al
levantar la vista ahí estaba él, sentado sobre mi cama rodeado con mi nuevo
computador, mi IPod, mi Kindle y su computador, las cajas y manuales de los
equipos. Estaba configurando mis aparatos y traspasándome sus archivos de
música y libros.
Me sentí podrida.
Lo amaba y lo dañaba y él me dañaba a mí y yo lo amaba aún
más, porque sabía que mientras más se defendía y atacaba era porque se sentía
más vulnerable.
-Dem… - Dije quedándome de pié donde estaba, junto a la
puerta. No me quería mover hasta no saber cuál era su disposición hacia mí.
-Hola Chica Zombi, te ves terrible – Me dijo – Vístete y
vamos a tomar desayuno.
Yo lo miré tratando de evaluar si me hablaba en serio, si
realmente íbamos a ignorar mi exabrupto de la noche anterior, pero él parecía
calmado, y me miraba a los ojos sin problema.
Poco a poco me acerqué a la cama donde él estaba sentado
estilo indio, y sin importar los aparatos de por medio me lancé a sus brazos.
Por supuesto él me recibió, pero el golpe igual fue duro, después de todo él
estaba hecho de piedra.
-Perdóname – Murmuré contra su cuello una vez que recuperé
el aliento.
-Yo me he emborrachado y te he dicho cosas peores más veces.
Tú no me insultaste, simplemente me diste una nueva fantasía para entretener
mis días de castidad autoimpuesta – Dijo acariciando mi espalda – Ahora anda a
vestirte antes de que me des más ideas – Y me soltó para que me pudiera bajar
de la cama. Besé su mejilla lúdicamente con un sonoro chupetón y me dirigí al
closet.
-Hace frío – Comenté sacando del closet un vestido jumper
blanco contemporáneo y bien corto, medias transparentes y ropa interior. Me
metí al baño y me vestí rápidamente y arreglé un poco mi cabello que
efectivamente se veía espantoso. Me puse una pizca de base de maquillaje para tapar
las ojeras y labial de color melón, que daba un look "labios mojados"
y decía durar el día entero. Bien por mí, porque no tenía ganas de re aplicarme
nada.
Salí del baño y Dem ni me miró, concentrado en maldecir a
Apple, a ITunes, a ICloud, a Zafari, a la ITunes Store, a Siri, a mi IPod, a mi
IPhone, a mi MacBook y a Steve Jobs. Al parecer no era tan rápido el proceso de
coordinar todos los aparatos y programas y al mismo tiempo cargar toda la
información. Dem contaba con velocidad vampírica, pero los procesadores de los
aparatos no.
Me fui a la cómoda y me puse un par de calcetines y luego
fui al closet y me puse unas botas de caña alta y taco medio de cuero café.
Eran muy cómodas y blanditas, ideales para un día de resaca. Me puse una
chaqueta de punto de color beige y dejé el collar que me regaló Dem a la vista.
Era un look relajado, menos primoroso que mis vestidos de chica pinup, pero
seguía estando a años luz por sobre mi look habitual en Forks.
-Dem estoy lista, vamos? Después sigues… - Le dije parándome
a su lado, cambiando mis cosas del bolso blanco que usé el día anterior a uno
de cuero café decorado con tachas de bronce.
-Mierda de programas! – Dijo – Tu Kindle no dio ningún
problema, la cargué en minutos, configuré tu cuenta de usuario, todo está
perfecto… Pero estas mierdas Apple se dan 500 vueltas para programar cada
función, y Siri no entiende bien ningún idioma, le he hablado en 8, pero si la
programo para hablarle en inglés no reconoce palabras en italiano, y si la
programo para italiano y le pido que toque una canción de "Fine
Frenzy" por ejemplo, no entiende de qué mierda le hablo. Para qué carajo
crean un robot que te ayude con comandos de voz si el robot es medio idiota y
sordo? – Dijo y empujó mi IPod al otro lado de la cama.
-Hey! Calma! Tú mismo tienes un IPhone, no sé qué te
extraña… - Le dije tomándolo de la mano y tironeándolo para que se pusiera de
pié.
-Pero yo el IPhone lo uso para hablar y para jugar, casi
nada más. No uso a la jodida Siri ni el resto de la parafernalia. Y aun así lo
odio un poco, sólo lo tengo porque como equipos son excelentes – Dijo
poniéndose de pié y mirándome bien por primera vez desde que salí del baño.
-Mira como mejoraste Fiore. Me gusta ese vestido, me gustan
los otros también, pero en ese te ves más cómoda… más tú – Dijo dándome una
vuelta en el lugar.
Fuimos juntos a la cocina y le conté generalidades de lo que
habíamos hecho el día anterior. Él escuchó atentamente, y se rió en los
momentos adecuados, pero no me miró a los ojos.
Cuando estaba terminando de tomar desayuno le di el último
sorbo a mi taza de café con leche y le tiré en la cabeza un trozo de pan que me
sobró.
-Hey! – Reclamó. Estaba tan distraído que ni lo esquivó.
-Dime – Le dije – Lo que sea, dímelo de una vez, no ganas
nada dilatando el momento. Qué pasó?
-No es nada Fiore, nada – Dijo comenzando a lavar mis
platos. Él odiaba lavar y no lo hacía si podía evitarlo.
-Dem! Yo te cuento todo y tú no me vas a decir qué está
pasando? No me merezco tu honestidad? – Le dije enrollando en el aire la toalla
de secar platos y dándole un latigazo en el trasero con ella.
-Cuidado con la mercancía! Si no la vas a comprar no la
dañes – Me dijo con su sonrisa de chico malo.
-Deeeeeem! – Exclamé.
-Ayer llamó Edward Cullen Fiore, Santiago estaba en ese momento
en Recepción a cargo de los teléfonos, y como yo soy tu guardián la llamada
pasó directamente a mí – Me explicó sin dejar de trabajar.
-Edward… Que… Qué quería? – Balbuceé. El sólo nombre de
Edward me hacía sentir como la niña que fui, tonta, vulnerable e
incondicionalmente enamorada.
-Supuestamente quería hablar contigo para desearte un feliz
cumpleaños, pero cuando se dio cuenta de que no había forma de hablar contigo
porque yo no le pensaba dar tu número, me confesó que ya desde hace bastante
tiempo las visiones de tu hermana en cuanto a ti respecta son cada vez más
borrosas y esporádicas, pero que hace un par de días habías desaparecido por
completo, y que sólo podían ver alrededor de ti, pero nada relacionado contigo.
O sea, puede que esa enana me vea en este momento en la cocina, pero no
mientras estoy hablando contigo – Explicó.
-Por eso estabas tan preocupado anoche? – Pregunté apretando
su brazo – Temías que hubiera desaparecido?
-Isabella yo de cualquier forma me habría preocupado – Dijo
condescendiente - Incluso cuando seas inmortal me voy a preocupar cuando no
estés donde mis ojos te vean… Pero obviamente que el que el bastardo llamara
histérico para demandar el saber por qué desaparecías de su vigilancia
psicópata no me dejó más tranquilo.
-Debe ser sólo que mi escudo se está haciendo más fuerte,
por eso no me puede ver Alice. Y es un gran alivio. Te dijo dónde están? –
Pregunté.
-Están en Chicago, viviendo en la casa de los padres de
Edward. Él dice que una vez que cumplieron con las órdenes del Maestro Aro de
simular tu muerte, se quedaron en el pueblo el tiempo suficiente para el
funeral y para despejar dudas con los lobos sobre su inocencia en tu
"accidente".
-Mi accidente… No, no quiero saber detalles de lo que
supuestamente me pasó. Mi vida es esta y no hay vuelta atrás. En Forks nadie me
necesitaba de verdad, pero aquí tengo una familia de verdad, aquí si
pertenezco… - Dije tratando de convencerme a mí misma.
-Olvídate de tu vida anterior, ya nada existe. Todo es
nuevo, llegaste sin nada y en este poco tiempo ya tienes todo lo que buscabas.
Tienes mucha gente que te ama, y has hecho mejor la vida de muchos con tu pura
presencia. Tienes nuevo look, nuevo guardarropas, nueva música, nuevo novio y
un Demetri… No sé qué más podrías pedir – Dijo seriamente.
-Tienes razón, tengo todo lo que soñé. Vamos Dem, que tengo
que ir a hablar con Gianna – Le dije tirando de su mano, y él de malas se dejó
arrastrar – Si quieres te vas al Salón del Trono o al jardín a alimentar a los
pececitos mientras yo hablo con Gianna.
-Por mucho que me encantaría ahorrarme las historias y las
miradas de odio de tu amiga, no te voy a dejar sola. No creo que haya nada muy
secreto y que yo no pueda saber. Gianna no es tan misteriosa como le gusta
creer a ella.
-Ven conmigo entonces, pero sé amable, vale? – Pregunté
mirándolo atentamente.
-Estaré en mi mejor comportamiento – Dijo abrazándome por
los hombros.
Llamé a Gianna para saber dónde estaría y me dijo que se
encontraba en Recepción arreglando el desastre que había armado Santiago el día
anterior. A Recepción nos dirigimos.
Al llegar pude ver a Gianna sentada en su escritorio,
luciendo lo más informal que la he visto en su puesto de trabajo (lo que no
significa que no estuviera impecable, sólo que se veía menos ejecutiva, más
relajada y luminosa, a pesar de las ojeras).
-Bella! – Se levantó a abrazarme e ignoró a Demetri por
completo. Dem se sentó en un sofá para darnos la ilusión de privacidad y se
puso a jugar con mi IPod, el cual se había metido al bolsillo sin que yo me
diera cuenta. Bien, pelear con Steve Jobs lo mantendría entretenido.
-Hola Gianna, cómo te fue anoche? –Le pregunté sentándome
frente a ella.
-Oh fue maravilloso, pero lamento tanto perderme tu
cumpleaños!
-Naaaaaaah. Estuviste para la parte importante, ahora
cuéntamelo todo – Dije inclinándome llena de curiosidad.
-Franco es increíble, tan dulce y atento… Y es súper
inteligente además… - Comenzó Gianna con un suspiro.
-Trabaja exclusivamente en el bar? – Pregunté.
-No, vive muy ocupado, porque estudia enología en Florencia,
pero además hace una pasantía en una Viña local. El bar es de su familia, ha
pasado de generación en generación por como 1000 años o algo así – Exageró y
Demetri resopló sin decir palabra - Así es que de vez en cuando le toca hacerse
cargo… Sus padres lo manejan de día. El que él estuviera ahí anoche fue pura
coincidencia, porque en realidad le tocaba trabajar a su hermana, pero ella
está de Luna de Miel – Me explicó.
-Mmmmmmmh… Y qué Viña es en la que trabaja? – Pregunté
sintiendo a Demetri envararse.
-Es en una Viña de vinos orgánicos de exportación que queda
como a 200 km al norte de Volterra… La "Azienda Agricola Organici Nikolaos
di Thouria"… Nunca la había escuchado antes, pero él dice que es uno de
los mejores lugares para aprender, porque mesclan los métodos tradicionales de
producción con métodos orgánicos modernos, y eso les permite ventajas
comparativas importantes. Dice que sólo por trabajar ahí su tesis va a ser un
éxito.
-Oh… - Dije vagamente – Sí, me suena… - Y claro que me
sonaba! Era la Viña de Demetri! Quién lo habría pensado? Dem era el jefe del
nuevo novio de Gianna. Vi de reojo como Dem sacudía los hombros en un ataque de
risa silencioso. Ya estaría pensando en cómo torturar al pobre Franco.
-Cuánto le falta para terminar? – Pregunté.
-Está en su último año, le faltan sólo unos meses – Dijo
Gianna.
-Bueno, y más allá de su trabajo, te gustó? – Pregunté.
-Sí – Susurró Gianna – Me gustó un montón… Sabes? Todo el
camino desde Florencia sostuvo mi mano mientras manejaba. Nadie había sido tan
dulce conmigo, nunca.
-Y pasó algo más? Quedaron de verse? Algo? – Disparé
emocionada.
-Pasó… me acompañó hasta la puerta y me dio un beso en los
labios. Uno sólo, y no intentó nada más. Después me abrazó y me pidió que lo
llamara, porque me quería volver a ver – Dijo con voz soñadora.
-Y cuándo lo vas a llamar? – Pregunté - Llamémoslo ahora! Es
demasiado guapo como para dejarlo escapar! – Dije y me golpeó en la nuca el
trozo de pan que yo le había tirado a Dem en la cocina.
-Asno – Murmuré sin mirarlo.
-Nunca – Dijo Gianna, desinflándose y golpeando su frente
con el escritorio. Algo que no había visto nunca.
-Qué? Por qué? De qué estás hablando? Este chico es
perfecto! Y le gustas un montón! Gianna, de adónde vas a sacar a un hombre como
él, guapo, inteligente, con unos ojazos preciosos como esos, simpático,
cariñoso, apegado a su familia, profesional, con buenos prospectos laborales y
aparentemente que no sea un psicópata? Incluso fue extremadamente respetuoso
contigo! Qué más quieres? – Pregunté gesticulando como una loca.
-No se puede Bella… - Dijo tristemente – No se puede… Él es…
Humano…
-Tú también lo eres Gianna, no por que lleves tanto tiempo
viviendo aquí puedes olvidar ese detalle – Le dije.
-No puedo estar con un humano, no puedo… Si estoy con un
humano no podría convertirme en vampiro, no tendría el autocontrol para estar
cerca de él. Y yo no quiero ser humana Bella, no es seguro, nunca me siento
segura – Susurró con los ojos brillantes de lágrimas.
-Gianna no te puedo decir que entiendo exactamente por lo
que has pasado, porque sólo tú conoces la magnitud de tu dolor… Pero puedo
imaginármelo y me parece perfectamente razonable tu miedo a los humanos y la
necesidad de hacerte invulnerable. Pero no pierdas de vista que lo que te pasó
es una tragedia horrible, pero es un incidente aislado, no la norma.
No pierdas la oportunidad de acumular experiencias humanas,
porque aunque decidas que quieres convertirte, si no lo intentas siempre te vas
a preguntar qué habría pasado si… - Le dije tomándola de la mano.
-Oh Bella… Tengo tanto miedo… Nunca me había pasado algo
como lo de anoche, fue mutuo e instantáneo, hablamos de montones de cosas que
yo no le había dicho a nadie, ni siquiera a ti… Y esa intensidad me asustó –
Dijo con la voz rota.
-Date la oportunidad de ser feliz amiga, al menos date la
oportunidad de intentarlo. Con los hombres que has estado hasta ahora el único
criterio de selección que tenías era que fueran vampiros, aunque te trataran
como la mierda. En cambio Franco es todo lo contrario, es un hombre bueno cuyo
único defecto es no ser inmortal… No sé, tú tienes que decidir qué es lo que
quieres, pero mi opinión es que hagas el esfuerzo por ser feliz con alguien que
te quiera hacer feliz. Y si con Franco no resulta, mala suerte, hombres no
faltan, y menos para una mujer preciosa como tú – Dije sonriéndole, tratando de
darle ánimos.
-Gracias Bella… Tal vez tienes razón… Tal vez lo intente… -
Se quedó callada un rato – Qué vas a hacer hoy?
-Voy a hacer un pequeño recorrido agradeciendo a los hombres
por sus regalos de cumpleaños y después yo creo que voy a ir al centro
comercial a comprar la tele que me regalaste! Quieres venir? – Pregunté. Casi
pude escuchar en mi cabeza la voz de Demetri gritando "NO, NO, NO,
NO".
-Gracias, pero no puedo, como me he tomado harto tiempo
libre últimamente no puedo pedir más, y menos hasta que arregle el desastre que
hizo Santiago. Hasta confundió las líneas telefónicas, y para llamar a la
Oficina de la Guardia tengo que marcar el anexo de la cocina! – Dijo sonriendo
y moviendo la cabeza.
-Bueno, para la otra será. Cómo lo hago para la compra? –
Pregunté.
-Toma mi tarjeta de crédito, y compra la más groseramente
grande y supermoderna que encuentres. No te fijes en el precio, que no tiene
ninguna importancia – Dijo extendiéndome una tarjeta Visa Platinum.
-Vale, pero en la noche vas a mi pieza a ver una película de
chicas conmigo, y comes palomitas, aunque sea unas pocas – Le dije.
-Qué película? – Preguntó levantando una ceja.
-"Ni Idea" de Alicia Silverstone – Dije
súbitamente inspirada.
-Me encanta! – Se entusiasmó Gianna.
-A mí también. Es una excelente adaptación de la novela
"Emma" de Jane Austen, y Jane Austen es increíble – Dije poniéndome
de pié.
-Adaptación? – Preguntó confundida.
-Sip, una versión moderna del clásico victoriano, algo así
como la versión contemporánea de "Romeo + Julieta" de Leonardo Di
Caprio y Claire Danes – Dije besando su mejilla – Nos vemos en la noche amiga,
te quiero y ánimo.
-Nos vemos – Dijo y volvió a la lucha contra sus anexos.
Dem y yo fuimos de un lado a otro agradeciendo mis
fantásticos regalos. Al que más nos costó encontrar fue a Aftón, porque como no
tenía un puesto específico en la Guardia podía estar en cualquier parte. Al
final lo pillamos en el estanque de los pececitos, tirándoles migas de pan.
Lo abracé con fuerza y le di las gracias por su hermoso
regalo, y quedamos en ensayar nuevos trucos al menos dos veces a la semana, ya
que el set de magia que me regaló traía más de 300. Al principio él estaba un
poco tímido en la presencia de Demetri, pero al rato se relajó y pasamos un
buen rato conversando al sol, que iluminaba mucho, pero dando muy poco calor.
En algún momento alrededor del mediodía, Dem me fue a buscar
un sándwich de jamón y queso y una cajita de leche con chocolate como las que
me mandaba mi mamá en la lonchera cuando estaba en primaria. Yo no la había
comprado, seguro que Gianna tampoco… Dem había ido al supermercado para mí otra
vez? No le quise preguntar, simplemente le agradecí.
Comenzó a refrescar aún más y decidimos que era hora de ir a
comprar la tele. Nos despedimos de Aftón y nos fuimos al centro comercial.
Yo nunca había recorrido el centro comercial con calma, así
es que fuimos mirando los escaparates, parando cada vez que algo me llamaba la
atención y conversando de una y mil cosas, sobre todo de la coincidencia de que
el futuro novio de Gianna fuera empleado de Dem, y que Dem ni supiera que tenía
alumnos en práctica en su empresa.
De pronto vi que en una pequeña boutique de tejidos había
una chaqueta de punto que me hizo clavar los talones tan de repente que Dem
chocó con mi espalda.
Era una chaqueta cruzada asimétrica, tejida en un montón de
diseños y colores, pero con líneas muy elegantes… Algo que me imaginé que era
capaz de conjugar sólo la moda italiana.
-Dem… - Dije apuntándolo.
-Sip – Me dijo asintiendo – Está hecho para ti. Entremos.
-Pero… - Mierda! Aún no tenía dinero! Pero Dem ya estaba
adentro y pidiendo la chaqueta en mi talla.
-Pruébatela – Me dijo extendiéndomela y tomando mi bolso y
la chaqueta que llevaba puesta.
-Es preciosa – Susurré mirándome por todos lados. Por norma
general la ropa no era un ítem importante en mi vida, me vestía bien sólo para
complacer a los demás.. Pero esa chaqueta era algo que verdaderamente me
gustaba a mí, para mí.
-La llevamos – Dijo Dem extendiendo su superpoderosa tarjeta
de crédito negra.
-Te la voy a pagar – Murmuré quitándomela para que la
vendedora la pudiera meter a una bolsa.
-No me jodas Chica Zombi – Dijo firmando el recibo – Beso –
Dijo apuntando a su mejilla.
Yo me puse de puntillas y besé su mejilla haciendo mucho
ruido, como siempre.
Él se dio por satisfecho, nos despedimos de la vendedora y
fuimos a la tienda de electrónica a comprar la tele.
Nos paseamos un montón de rato viendo los pro y los contras,
Demetri tenía ideas muy específicas acerca de lo que yo necesitaba, pero a mí
me gustaba una tele Sony que parecía tenerlo todo, pero según Dem "Esos
hijos de puta de Sony son casi tan incompetentes como los bastardos de Apple,
si no acuérdate del fiasco de betamax, los muy cabrones de Sony son sólo
compatibles con Sony…"
-Vale, vale, si vas a odiar a mi tele cada vez que entres a
mi habitación no la compro, cuál me recomiendas tú? – Pregunté.
-Me gusta LG, pero no hay modelos con pantallas lo
suficientemente grandes en esta tienda. Lo segundo mejor es la Panasonic de 60
pulgadas, Flagship, Pantalla Plasma con Smart TV. Esa es la que quieres – Dijo
con total seguridad.
-Es un poco carita, no te parece? – Pregunté viendo que
había muchas teles del mismo porte pero más baratas.
-Queremos algo bueno, sino te habría llevado a comprar una
tele de segunda mano al Ejército de Salvación. Tu amiga Gianna dijo que te
compres lo que quieras y esta es la que quieres.
-Estás seguro de que esa es la que quiero? – Pregunté
sarcástica.
-Absolutamente, te conozco mejor que tú misma – Afirmó
indicando al vendedor que nos llevaríamos la Panasonic.
-Oooookay… - Acepté. La caja era enorme, y aunque obviamente
Dem se la podía con un solo dedo, debimos aparentar frente a los demás. Nos
dieron un carro plano para llevar la tele al estacionamiento, y yo puse la
bolsa de mi chaqueta encima, para quedar con las manos libres.
Cuando llegamos al ascensor Dem entró primero con el carro y
yo le di preferencia a una pareja que empujaba un coche doble con dos bebés. Y
como el ascensor era pequeño, no cupe.
Demetri se cabreó y pude ver en su rostro que comenzaría a
gritar y empujar, así es que le dije
-No te preocupes, yo tengo que ir al baño, voy el que queda
al otro lado del patio de comidas, cerca de la escalera de emergencias. Cuando
me desocupe bajo por ahí y tú me encuentras en el camino, vale? –Le pregunté.
Él no alcanzó a decir nada porque la puerta se cerró y el ascensor se fue.
Yo me fui directo al patio de comidas y pensé en comprarme
un helado. Me lo merecía.
Recorrí con la mirada todos los locales buscando una heladería,
pero antes de encontrar mi objetivo, mis ojos se fijaron en una pareja que
llamaba la atención, él por su tamaño, ella por su cabello, y ambos por su
hermosura sobrenatural.
Félix y Victoria.
Él tomándole la mano y acariciando su rostro.
Me quedé paralizada. Qué era esto? Félix me engañaba con esa
mujer? Por qué no me dijo que la vería? Y si todo era inocente por qué la
tocaba con tanta ternura? Como me tocaba… A mí…
No, no podía estar ahí, no quería estar ahí, necesitaba
escapar, necesitaba no verlos, necesitaba a Dem…
Comencé a retroceder y pisé a una anciana, que me insultó en
italiano. Ni supe lo que me dijo, porque el chillido y el movimiento llamaron
la atención de Victoria, que me vio y esbozó una pequeña sonrisa triunfal, pero
llamó la atención de Félix diciéndole algo que lo hizo sonreír, para que él no
se diera cuenta de que yo estaba ahí.
Yo simplemente huí. Me deslicé al baño y me lavé la cara
tratando de despejarme, de despertar de esa pesadilla, de reaccionar, y cuando
no me sentí mejor me mojé los antebrazos también.
Escuché pasos y me metí a uno de los cubículos, recogiendo
los pies para que nadie me viera. Tenía los ojos rojos a pesar de que aún no
lloraba, y mis ojeras eran evidentes ahora que había lavado mi rostro y quitado
la base de maquillaje.
Y por la rendija que había entre la bisagra y la puerta,
miré para ver quién entraba al baño y más importante, cuando se largaría.
Por supuesto, era Victoria.
No respiré. No moví ningún músculo. Creo que hasta logré que
mi corazón dejara de latir.
Ella no dio señal de reconocer mi presencia, simplemente se
lavó las manos y se peinó su larga cabellera en una trenza francesa perfecta.
Una vez lista se aplicó labial rojo y se fue.
Dejé pasar algunos minutos para desagarrotarme y en cuanto
pude moverme salí del baño y me deslicé por la puerta de la escalera de
emergencia. Demetri probablemente ya me estaría esperando… Sólo tenía que bajar
3 pisos para llegar al estacionamiento, sólo 3 pisos…
Las luces del techo no prendieron, cuando las traté de
encender… Sólo se veían vagas siluetas gracias a los pequeños letreros
luminosos que indicaban en cada descanso "salida de emergencia".
Estaba atrapada, lo sabía. Podía tratar de regresar y
probablemente encontrarme con Victoria o podía tratar de avanzar hacia el
estacionamiento en la esperanza de que Dem me encontrara antes que esa perra
sicótica.
Afirmándome del pasamano comencé a bajar lo más rápido
posible. Los duros escalones de cemento estaban un poco húmedos, probablemente
los habían limpiado ese día, así es que no pude avanzar tan rápido como hubiera
deseado.
Pero ni aunque hubiera podido correr a toda velocidad habría
podido evitar lo que sucedió.
Un golpe venido de ninguna parte me lanzó contra la pared de
hormigón desnudo, dislocando mi hombro y fracturando las costillas de mi lado
derecho, lo sé porque varias se hundieron, dejándome sin respiración. Mi grito
fue más un gemido de agonía animal que un pedido de auxilio. Era demasiado
tarde.
-Por fin tú y yo, putita Swan… Vamos a ver cómo te va cuando
no tienes a ninguno de tus caballeros de brillante armadura alrededor – Dijo
burlona mientras yo me deslizaba hacia el suelo como una muñeca de trapo,
luchando por respirar a través del dolor – Obsesionaste a James hasta el punto
en que dejó de lado todo sentido común – Dijo con la voz irreconocible por su
odio, y pisó con fuerza mi mano izquierda, rompiendo varios huesos.
Ahí si grité, tan fuerte que sentí que se desgarraba mi
garganta. Me dolía… Me dolía… Me dolía… Tenía nauseas de lo mucho que me dolía
el hombro, las costillas y mi pobre mano destrozada…
Y de manera bizarra sólo atiné a pensar que me alegraba que
no hubiera sido la mano derecha, que era en la que llevaba el anillo de Dem. Le
había prometido que lo llevaría puesto hasta la muerte… Lo que ocurriría en
aproximadamente 3 minutos si las cosas seguían así.
-Nada qué decir? No tienes algunas memorables últimas
palabras? – Preguntó pateando mi costado. Varias costillas rotas, y me imagino
que reventó varios órganos internos. Me fue imposible seguir respirando, por lo
que creo que perforó y colapsó el pulmón.
Al ver que yo no contestaba, que no me movía ni me defendía,
si no que apenas boqueaba sin poder absorber nada del precioso oxígeno que
necesitaba, me lanzó con fuerza por un tramo de la escalera.
10 escalones de cemento que azotaron mi cuerpo, hasta que
casi al final escuché un "crack" y ya nada dolió. Había roto mi
columna… Pero mi cuerpo siguió rodando hasta que mi cabeza se azotó con la
pared. Y con ese golpe perdí completamente el sentido.
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Oh!
No pueden decir que la cosa no está emocionante!
No olviden
comentar, y trataré de escribir lo más rápido que me permita mi trabajo.
Cariños
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