El tan ansiado capítulo 32. Lo sé, estoy muy lenta, pero es que estoy
muy ocupada y estoy escribiendo literalmente, de madrugada.
El capítulo de hoy va a ser un poco polémico, pero bueeeeno, qué se le
va a hacer, así es como me sale la historia. Ojalá les guste.
Abrazos y no dejen de opinar.
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Capítulo 32
Enséñame a bajar tu
cremallera
ya sabes dónde voy
ya sabes que he pasado la frontera
arrancando algún botón
que tú ya sabes que te pido más madera
y tú pides más nivel
ya sabes cómo mantener la hoguera
ya sabes como sabe ya mi piel
que tú me quemas con la punta de tus dedos
tus manos hacen llagas en mi piel
me abraso con tu lengua que es de fuego
la sangre hierve o no lo ves
que tú ya sabes que me tienes cuando quieras
ya sabes como soy
ya sabes que me entra la primera
ahora ya sale algo mejor
me haces tanto bien, me haces tanto bien
ya sabes dónde voy
ya sabes que he pasado la frontera
arrancando algún botón
que tú ya sabes que te pido más madera
y tú pides más nivel
ya sabes cómo mantener la hoguera
ya sabes como sabe ya mi piel
que tú me quemas con la punta de tus dedos
tus manos hacen llagas en mi piel
me abraso con tu lengua que es de fuego
la sangre hierve o no lo ves
que tú ya sabes que me tienes cuando quieras
ya sabes como soy
ya sabes que me entra la primera
ahora ya sale algo mejor
me haces tanto bien, me haces tanto bien
Me Haces Tanto Bien / Amistades Peligrosas
FELIX POV
No voy a entrar en detalles se lo que fueron esos primero
días.
Basta decir que todos estaban recelosos de mí, salvo (irónicamente)
Demetri, y Bella, quién me había perdonado casi de inmediato… Pero las cosas no
volvieron a ser automáticamente como antes. Ella ya no confiaba tan ciegamente
en mí, no sonreía tanto mi lado y no
existía la complicidad que disfrutamos desde el principio.
Y no podía culparla. Me tendría que volver a ganar todas
esas cosas.
Aun con sus resquemores Bella y Demetri eran mis únicos
aliados. Y fue con ellos que pasé gran parte de mis días hasta que fue hora del
juicio de Victoria, una semana después de que Bella despertó.
Pasamos muchas horas en el campo de entrenamiento, con
Demetri y Alec tratando de enseñarle cierto control sobre su don, y yo enseñándole
técnicas básicas de combate. Todos los demás demandaron tiempo individual con
Bella, así es que cuando ella no estaba entrenando, estaba visitando a alguien,
siempre con Demetri a su lado, como una sombra. A veces yo era bienvenido (siempre
que me mantuviera callado) y otras veces no.
Nunca traté de explicarme ante nadie, y Bella y Demetri
nunca justificaron su decisión de aceptarme, a pesar de que fueron los más
afectados por mis acciones.
No digo que Demetri fuera un santo ni mucho menos, seguía
siendo un bastardo sarcástico, y seguía molestándome su cercanía con Bella,
pero era a pesar de todo, silenciosamente leal. Había escuchado mis disculpas
hacia Bella y nunca emitió una opinión ni comentario. Si Bella me perdonaba era
suficiente para él. Él acataba.
El día del juicio de Victoria fue un evento importante para
toda La Corte… Se trataba más de un ajuste de cuentas que de la administración
impersonal de la justicia. Bien por mí. La hice sufrir tanto como me fue
posible en el reducido período de tiempo que la tuve en mis manos, y si me
hubieran dado un par de segundos extra la habría acabado.
Todos en la Sala del Trono mostraban algún grado de ansiedad
o expectación por lo que ocurriría, y la única que realmente no quería estar
ahí era Bella. Ella sólo quería que todo acabara de una buena vez.
Cuando entramos al Salón fuimos los últimos en ingresar,
estaban hasta Las Reinas y su Guardia Personal presentes. Así de importante era
el asunto. Bella caminaba frente a nosotros con Demetri al lado derecho y yo el
izquierdo. Demetri siempre estaba a su derecha, no por motivos de jerarquía o
preferencia, sino porque cuando se tomaban la mano (lo que ocurría cada vez que
Bella parecía a punto de hacer explotar algo), Demetri jugaba con sus dedos como
siempre lo había hecho, pero además jugaba con un anillo de oro con flores
dibujadas en diamantes que Bella llevaba en la mano derecha, haciéndolo girar,
moviéndolo hasta el nudillo y bajándolo, y otros varios movimientos que los
parecía centrar a los dos.
Y a mí el lado izquierdo de Bella me favorecía porque eso
significaba que ella quedaba a mi derecha, dejando libre mi lado izquierdo, mi
lado más fuerte (ya que soy zurdo), y el más efectivo para protegerla.
Aro pidió a Bella que narrara lo sucedido, y ella lo hizo,
aunque claramente le significó un esfuerzo importante, no sólo por revivir la
traumática experiencia, sino por hacerlo frente a tanta gente. Como sea, logró
completar la narración, con la cabeza en alto y la voz baja, pero firme.
Nadie quedó indiferente a su sufrimiento, y se escucharon
maldiciones, gruñidos, amenazas y expresiones de sorpresa entre los asistentes.
Luego Aro le pidió a Demetri que declarara, y él dijo
básicamente lo mismo, salvo por lo ocurrido en el estacionamiento.
-Muy bien Demetri – Dijo Aro – Mientras Isabella luchaba por
su vida no te pedí que me mostraras lo ocurrido, porque no estabas en
condiciones. En primer lugar tu mente
era un lugar horrible en ese momento y no quise quedarme con esos recuerdos por
siempre. En segundo lugar porque no había fuerza capaz de separarte de Isabella
– Dijo con una sonrisa condescendiente. Todos sabían y aprobaban que Demetri
estuviera enamorado de Isabella – Pero ahora es el momento de dar tu
testimonio, acércate por favor – Dijo extendiendo la mano.
Bella se tensó y todos los presentes parecieron dar un paso
hacia atrás. Demetri se giró y le guiñó un ojo.
-Todo bien, Fiore – Le dijo dándole la mano a Aro, quién
cerró los ojos para mirar en el interior de Demetri.
Y pasaron los minutos, y no se movió.
Cuánta mierda tenía dentro Demetri que Aro se demoraba tanto
en leerla?
-Impresionante – Dijo Aro finalmente.
-Qué es impresionante? – Preguntó Caius.
-Jane! – Dijo Aro haciendo una señal a la maldita bruja. Una
señal con la que todos estábamos tristemente familiarizados. El castigo máximo…
El dolor provocado por Jane.
Y nada sucedió.
Pasados unos segundos Demetri volvió a respirar y soltó una
carcajada.
-Qué? – Preguntó Bella confundida.
-El castigo de Jane no me afecta! Me estás protegiendo! –
Dijo Demetri girándose hacia Bella.
-Por supuesto que te estoy protegiendo! – Explicó ella
furiosa - Desde que entendí la mecánica general de mi don que te estoy
protegiendo – Le dijo como explicándole algo a un niño idiota - Cómo se atreve
esa perra enana a atacarte – Dijo estirando la mano abierta hacia Jane y
empujando su escudo para aplastarla contra la pared.
-Shhhhhh… - Dijo Demetri tomando la mano de Bella y
bajándola despacio, lo que hizo que Jane cayera patosamente al suelo – Ella
sólo hizo lo que le ordenaron, el Maestro Aro trataba de ver si tu protección
me cubría del don de Jane.
-Me podías haber preguntado, Aro. Nadie va a dañar a
Demetri. No es una rata de laboratorio, por favor no hagas experimentos con él
– Dijo Bella en un tono educado, pero claramente cabreada, enredando sus dedos
a los de Demetri.
-Isabella no voy a aceptar faltas de respeto – Dijo Aro
severamente. Bella mordió su labio inferior y bajó la cabeza. Entonces Aro
suavizó el tono de su voz – Pero
entiendo que instintivamente protejas a tu creador, sobre todo cuando tienes
menos de una semana de renacida. Félix, es tu turno – Ordenó fríamente.
Y yo me lancé a un detallado reporte de lo que había
sucedido, paso a paso, hasta que fue el momento de lanzarme sobre Victoria.
Entonces ya no pude seguir siendo desapasionado ni tampoco muy preciso. Pero no
importaba, ya todos sabían lo que había que saber.
-Muy bien, Félix, dame tu mano – Dijo Aro. Y estiré mi mano
pero antes de que la tocara Bella habló.
-Félix también está protegido Aro, así funciona mi don –
Dijo Bella con voz cansada - Toda la gente que me importa está protegida a
menos que me lo proponga conscientemente, lo que es un esfuerzo. Félix no es un traidor, o créeme, no lo
habría perdonado. Como escuchaste, todo fue un error, y eso lo puedes confirmar
tocando a Victoria, después de todo ella es la que está en juicio, no nosotros,
verdad?
-Eres capaz de proteger a toda La Corte de los poderes de
los demás? – Preguntó Aro tan interesado que pasó por alto el tono de voz que
Bella estaba usando o el hecho de que se negara a dejar que se cumplieran sus órdenes.
-Sí –Respondió ella – Alec, puedes paralizar a Aro por
favor? – Pidió dulcemente. Alec miró a Aro, quién hizo una seña de aprobación.
Y la niebla transparente emanó de las manos de Alec.
Y no pasó nada.
Alec apuntó a distintas personas al azar.
Y no pasó nada.
-Maravilloso, querida! – Exclamó Aro, una vez más de buen
humor – Traigan a la acusada – Ordenó.
Aftón entró arrastrando a Victoria, quien a pesar de estar
prácticamente recuperada definitivamente no era la misma.
Usaba una especie de camisola sucia con la mugre de su celda
y veneno chorreado en distintos lugares, dejándola tiesa. Su cuerpo estaba
cubierto de cicatrices, y su rostro roto y deformado por los golpes escondía
cualquier sombra de su antigua belleza. Estaba simplemente horrible e irreconocible.
Faltaban mechones de cabello en los lugares en los que arranqué su cuero
cabelludo, y el cabello largo que le quedaba se veía peor que si le hubieran
rapado la cabeza para emparejarla.
Pero más que nada, una cosa en ella había cambiado.
Su actitud desafiante y altanera se había diluido. Y la
había reemplazado el miedo. La certeza de que existían cosas peores que la
muerte… Como el que la dejaran vivir.
Miró a su alrededor para encontrarse sólo rostros hostiles.
Nos estudió uno a uno hasta encontrarse con mi mirada. Yo mantuve la expresión
de impasividad que construí durante siglos de esconder mis emociones. Aunque
supongo que algo de esa hostilidad se filtró en mis ojos, porque tembló cuando
fijó su vista en mí.
Bien.
Me temía más que a nadie.
Había conocido a la bestia en la que me puedo convertir.
-Terminemos con esto, Victoria. Ignoraste una orden directa
y atacaste, torturaste y dejaste al borde de la muerte a un miembro de esta
organización. Tienes algo que decir en tu favor? – Preguntó Aro.
-Yo sólo quería justicia – Dijo Victoria con una voz rasposa,
algo que sonaba como imagino sonaría un rinoceronte con enfisema pulmonar –
Vengar a mi James y a Laurent por el daño causado por esa! – Apuntó a Bella con
uno de los pocos dedos que le quedaban.
-En la audiencia pasada dejamos bien claro que Isabella no
tuvo nada que ver con esa situación, ni siquiera su novio de la época, Edward
Cullen fue quién lo acabó – Dijo Aro ya al borde de su paciencia.
-Esa perra se los ganó a ustedes también – Acusó Victoria –
Se acostó con Los Reyes y también con toda La Guardia? – Preguntó
venenosamente. Claramente quería morir.
Pero antes de que nadie más alcanzara a reaccionar, La Reina
Athenodora se puso de pié, y lentamente se enfrentó a Victoria y le dio una
tremenda bofetada.
-Cuidado con cómo hablas de mi familia, perra – Amenazó y
volvió a sentarse con toda dignidad en su trono. Caius irradiaba orgullo y creo
que un poco de lujuria.
Victoria se incorporó escupiendo veneno y Aro suspiró,
preparándose a para algo que no quería hacer. Tocarla.
-Tu mano – Ordenó. Ella lo ignoró y Aftón le dio un
tirón a su brazo y le entregó la mano
derecha de Victoria. Aro cerró los ojos, asintió un par de veces y la soltó con
repulsión – Félix dice la verdad – Anunció – Efectivamente trató de disuadirla
de sus intenciones, y no respondió a sus insinuaciones románticas. No hay nada
que podamos catalogar como traición, sólo estupidez al no informar que ella se
mantendría en el área. En cuanto al resto de las especulaciones, es inocente.
Se escucharon murmullos por toda la Sala y muchos me miraron
como disculpándose. No les presté atención. Si no me habían dado el beneficio
de la duda no se merecían que les hiciera las cosas fáciles para aliviar su
conciencia.
-Victoria por otra parte no ha hecho más que maquinar nuevas
formas de matar y torturar a Isabella y alejar a Félix de Los Volturi, no por
amor, sino para no quedarse sola. Vi lo que hizo a Isabella y vi cómo la
castigó Félix. La muerte es una salida fácil para Victoria, pero también lo es
para nosotros. De lo contrario tendríamos que mirar por encima de nuestro
hombro por toda la eternidad, y eso nos haría lucir débiles – Dijo Aro, y miró
a los otros Reyes y Reinas. Algo debe haber pasado entre ellos, porque Aro
continuó – Eres sentenciada a muerte. Isabella, como la agraviada, tiene el
derecho de determinar el cómo ocurrirá.
Todos los ojos se posaron en Bella, que había soltado la
mano de Demetri y miraba sin expresión a Victoria. Victoria trató de esbozar
una mueca burlona.
-Por fin tienes lo que querías, perrita Swan, qué vas a
hacer? Uh? Vas a enviar a tu n… - Y hasta ahí llegó su discurso, porque quedó
pasmada al ver que Bella puso las manos frente a sí con las palmas hacia
arriba, y formó dos bolas de luz, mucho más brillantes de las que me lanzó a
mí. No pasaron más de 5 segundos, y el brillo se volvió cegador.
Y entonces hizo el gesto de empujar, y lanzó las bolas a
Victoria, que le dieron en el torso… Haciéndola explotar en mil pedazos, cada
pedazo incinerándose de inmediato como carbones encendidos hasta volverse
cenizas.
Nadie supo reaccionar, excepto Demetri, que enseguida tomó
sus manos y comenzó a hablar muy despacio.
-Estás bien? – Pregunté acercándome y tomando su mentón para
obligarla a enfocarse en mí. Ella asintió. Y se bamboleó casi
imperceptiblemente.
Esa demostración de poder la había agotado, ya que
literalmente le lanzó toda su energía a Victoria.
-Si sus majestades nos disculpan, Isabella es una neófita y debe alimentarse – Les dije.
Demetri le rodeó la cintura de manera amistosa, aunque claramente lo hacía para
estabilizarla sin hacer evidente su debilidad, y comenzó a arrastrarla hacia la
puerta. Aro con los ojos aún muy abiertos me hizo una vaga seña despidiéndonos.
Justo antes de salir Bella se volteó.
-Lo siento… - Dijo en voz baja – Por el… Desorden – Y bajó
la vista. No quería ver como sus amigos la miraban aterrados. Y quién podía
culparlos?
Nunca se había sabido de alguien tan poderoso. Siempre los
dones son de ataque o defensa, nunca ambos, pero Bella era capaz de proyectar
un escudo para provocar la destrucción
de lo indestructible: Un vampiro.
La de Bella era un arma jodidamente poderosa, yo lo sé mejor
que nadie, habiendo sufrido el estreno de esas bolas de poder: Me lanzaron a
varios metros de distancia, atravesando una pared, haciéndome sentir como si me
hubieran aplicado una descarga de un teaser y produciéndome dolorosas
quemaduras que a pesar de la sangre que bebí demoraron un par de días en sanar
(lo que es altamente inusual).
Y ese fue un accidente! El de Victoria fue a propósito, y
ahí estaba la diferencia. Destrucción total.
Y ahí estaban las consecuencias. En cuanto salimos del Salón
Bella se tambaleó y Demetri la tomó en sus brazos y corrió a su habitación.
Mientras él la depositó en la cama yo saqué del refrigerador varias bolsas de
sangre y las puse a calentar.
-No puedes seguir explotando cosas Fiore! – La regañó
Demetri – Y no digo que no sea increíble, porque lo fue, ver a esa perra arder
fue casi orgásmico, pero no debes mostrar tu poder tan abiertamente – Dijo
quitándole el cabello de la cara.
-Lo siento – Dijo ella sin abrir los ojos – Pero cuando la
vi… Y luego Aro dijo que podía decidir… Y luego ella se burló… Lo siento.
-Bebe – Le dije poniéndole el tubo de una bolsa de sangre en
la boca. Ella lo hizo con desesperación, y cuando terminó ya le tenía lista la
siguiente bolsa.
Había observado que en general Bella bebía cantidades
moderadas de sangre, y sin precipitarse. Disfrutaba del sabor y las sensaciones
que le producía... Pero si había estado forzando el escudo y sus niveles de
energía estaban muy bajos, bebía como si el mundo se fuera a acabar al menos
las dos primeras bolsas.
-Descansa Fiore – Dijo Demetri dejándola acostada en su cama
con los ojos cerrados, hecha una bolita. Nunca pensé que siendo vampiro también
haría ese gesto. Mirándome a mí, Demetri me hizo una seña para que lo acompañara
al pasillo.
-Voy a comer – Me dijo tan rápido y bajo que Bella no
escucharía nada – Y voy a aprovechar de ver cómo están las cosas con los demás.
Deben estar cagados de miedo, pero no quiero que aíslen a Bella por temor a lo
que no entienden.
-Está bien, puedes aprovechar de traer más sangre?
Deberíamos tener extra para casos como éste.
-Seguro – Dijo Demetri. Luego entró a la habitación y le
explicó a Bella que se iría por un rato. A ella no le gustó mucho la idea, pero
luchó contra sus instintos y lo dejó ir. Y nos quedamos solos.
Era la primera vez que realmente estábamos solos desde que
había ocurrido su transformación, y aunque yo ansiaba este tiempo con ella sólo
para mí, también me intimidaba. No por sus poderes, sino porque como pareja estábamos
en ese limbo en el que no estábamos peleados pero tampoco estábamos al 100%.
No sabía a qué atenerme.
Me acerqué a la cama y me saqué los zapatos y luego le saqué
las zapatillas a Bella. Después la empujé hacia el centro de la cama, le cubrí
las piernas con una manta tejida a telar que le había regalado La Reina
Athenodora, y me recosté a su lado, abrazándola por la espalda. Temí que me
rechazara, o al menos se tensara, pero en lugar de eso tomó mis brazos, que
rodeaban su cintura, y los apretó contra sí y expuso su cuello para que yo hundiera
mi rostro en él como tantas veces habíamos hecho.
Con un suspiro de alivio y satisfacción aparté su cabello y
apoyé mi mejilla en el trozo de piel que me ofrecía.
Nos quedamos un buen rato así, en silencio, con nuestras
respiraciones acompasadas. Yo de vez en cuando besaba castamente su cuello y
hombro, y ella se acomodaba aún más pegada a mí, hasta que de pronto se giró en
mis brazos y puso su mano en mi mejilla.
-Aún me quieres? – Preguntó.
-Te amo – Corregí – Más que a nada, más que a nadie.
-No me temes? Soy peligrosa… - Dijo suavemente.
-Me temes tú a mí? Yo también soy peligroso, pero sabes que
jamás te haría daño – Le dije.
-Pero yo ya te hice daño… Fuiste al primero a quién hice
daño – Dijo ella.
-A un par de horas de haber despertado, ni siquiera sabías
que tenías ese don. Ahora ya tienes más control y vas a ir ganando más y más
con el tiempo. Recuerda que sólo tienes una semana de vida como vampiro,
Principessa, no te exijas más de lo que puedes dar. Tienes superpoderes pero no
eres infalible. Sería una idiotez de parte de los demás el esperar que lo
fueras – Dije apoyando mi frente en su frente.
-No quiero que me temas – Dijo delineando mis rasgos con la
yema de sus dedos. Era la caricia más íntima que habíamos tenido desde antes de
su transformación, y se sintió maravillosamente – Sé que los otros me van a
temer de todos modos, por lo mismo que nadie quiere ser amigo de Jane… Excepto
tú… Tú si quieres estar aquí conmigo – Afirmó.
-Bella, yo no te temo, te amo. Sigues siendo la misma niña
medio chiflada de la que me enamoré – Le dije sonriendo – Y los demás es cierto
que están un poco impresionados, pero se van a acostumbrar. Es sólo que nadie
había visto poderes como los tuyos, así es que debes darles la oportunidad de
procesarlos antes de juzgarlos. Tu potencial es tan grande que intimida, pero
debajo de todo eso sigues estando tú, la chica que todos aman – Le dije
acariciando desde su cintura hasta sus costillas una y otra vez. Poder tocarla
otra vez era el cielo – Y por favor no te compares con Jane, ella es detestada
no por su poder, sino por su carácter mezquino y amargado.
-Tú crees que voy a volver a tener amigos? – Preguntó muy
despacito.
-No los has perdido, preciosa, sólo dales un tiempo para
acostumbrarse a la nueva Bella – Respondí besando su mejilla y hablando con mis
labios contra su piel – No temes que Demetri se sienta amedrentado o que te
deje? – Pregunté de pronto. Era el único por el que no había preguntado.
-Dem? Dem no me va a dejar nunca, no importa en lo que me
convierta, no importa lo que haga – Dijo con total seguridad. No voy a negar
que me molestó un poco el hecho de que ella tuviera más fe en él que en mí, a
pesar de que sabía que él se había ganado esa confianza a pulso. Jamás la había
defraudado.
-Por qué? - Pregunté sin poder contenerme.
-Es el destino – Respondió encogiéndose de hombros – Ambos
lo sabemos, y así como yo estoy segura de que él nunca me va a traicionar, él
sabe que yo nunca le voy a hacer daño, sea él mi creador o no – Dijo.
Okay. Mierda. Bella era honesta, no se le podía negar, pero
auch! Otra vez me salía con eso del destino, y ya casi le empezaba a creer.
-Y el destino… Tiene algo preparado para nosotros? – Le
pregunté sin estar muy seguro de querer escucharlo.
-No lo sé… No creo – Me dijo, y al ver mi cara de decepción se
apresuró a aclarar – Yo me enamoré de ti libremente, nada me empujó hacia ti. Y
lo mismo te pasó a ti, no fue amor a primera vista, nos gustamos al vernos por
primera vez, pero nos enamoramos al conocernos. Ambos hemos cometido errores
que hemos decidido perdonar, y ambos hemos madurado.
Este no es un romance predeterminado, es la elección de dos
personas que quieren estar juntas, amándose y aprendiendo de sus errores… A lo
mejor no es digno de un cuento de hadas donde todo es color rosa, pero es real.
Es nuestro – Dijo y lentamente, vacilante, me besó.
Fue el primer beso que nos dábamos desde antes de su
transformación, y lo necesitaba más que a nada. La reafirmación, la
confirmación de que seguíamos siendo un ítem, que seguía siendo mía.
Y ese beso que partió vacilante comenzó a crecer en intensidad,
convirtiéndose en una sesión de besos y caricias intensas, pero profundas. No
eran sólo nuestros cuerpos los que se reconocían… Eran (por cursi que suene),
nuestros sentimientos, nuestras promesas y sueños compartidos… Eran todas las
pequeñas cosas que me hicieron amarla, y aquellas cosas que la hicieron amarme
a mí.
Esa tarde hicimos el amor, y fue como si lo hiciéramos por
primera vez… Porque lo hacíamos como iguales.
oooOooo
El entrenamiento de Bella fue poco tradicional incluso dentro
de lo poco tradicional que era alguien con su poder.
En primer lugar porque no todo el mundo quería participar
por miedo a estallar en pequeños carbones voladores, pero todos querían mirar.
En segundo lugar porque Bella mejoró bastante el control de
sus poderes en cuanto a alcance y precisión. Era capaz de cubrir con su escudo
mental a todos en el castillo sin ningún problema, pero su escudo físico, a
pesar de que ganaba control no dejaba de drenarla. Era un arma poderosísima,
pero no para usarla de forma sostenida, y mientras más complejo el “truco”, más
la desgastaba. Lo que menos la agotaba era sostener una cúpula, sin importar a
cuanta gente quisiera meter en ella, pero lo que podía hacer sólo un par de
veces era el lanzamiento de las bolas de energía, por lo que eso lo ensayaba al
final de los entrenamientos, pues quedaba hecha polvo e inmediatamente después
debía alimentarse.
Y en tercer lugar Bella no era un soldado cualquiera bajo un
régimen común. Noooop, la señorita Isabella tenía montones de compromisos
sociales que cumplir. Entrenaba por la mañana y hacía visitas sociales por la
tarde, generalmente a la torre de Las Reinas, donde se había empeñado en
habilitar un negocio de arte y artesanía en el que vender las miles de
manualidades que las Reinas habían acumulado en siglos de aburrimiento. Para lo
cual estuvieron varios días escarbando habitación tras habitación para
encontrar las piezas que ofrecerían. Luego Bella insistió en habilitar uno de
los cuartos vacíos como “sala de ventas y exposición”, y ahí instalaron repisas
para las artesanías y ganchos en las paredes para los cuadros.
A continuación Bella consiguió que Aftón subiera tímidamente
(con un permiso especial) a sacar fotos de cada objeto. Aparentemente a Aftón
le gustaba fotografiar paisajes y naturaleza muerta, lo que nadie supo hasta
ese momento, a excepción de Chelsea y Bella.
Una vez que tuvieron las fotos comenzó la agotadora tarea de
ponerle precio a cada pieza, lo cual no era fácil considerando que Las Reinas y
cada uno de los miembros de La Corte tenía su opinión y como Bella estaba
involucrada, las relaciones se volvían más informales, y no temían expresarla.
Al final terminaban todos muertos de risa, porque sin importar los argumentos
ajenos, Bella todo lo resolvía consultando a Siri, Google y Wikipedia.
Por último Lily las ayudó con la parte informática, creando
una página web, una de Facebook, un blog y una cuenta en ebay. Las compras se
realizarían por internet con tarjetas de crédito y los envíos se harían por
correo certificado. Así Las Reinas no tendrían que ver ni hablar con nadie,
pero tendrían un pequeño negocio que más allá del dinero que pudieran ganar,
les daba el orgullo de mostrar sus creaciones al mundo.
Y así fue como comenzó la que con los años sería una de las
más exitosas iniciativas empresariales de la región: Creazioni Della Torre (*Creaciones
de La Torre), con compradores de todo el mundo encargando sus productos
exclusivos para ferias artesanales y galerías. La Reina Sulpicia incluso llegó
a exponer su trabajo en New York cuando un tratante de arte descubrió sus obras
y las llevó a Estados Unidos, obteniendo un éxito rotundo.
oooOooo
Y pasaron 8 meses… 8 meses increíblemente felices para mí,
ya que los compartí con la mujer que amaba.
8 meses en los cuales aprendimos a conocernos, en que nos
ajustamos a una rutina que nos permitía pasar al menos algunas horas juntos
todos los días.
Nuestro noviazgo obviamente era ya conocido por todos, y si
bien a muchos no les pareció muy bien, y creyeron que ella merecía algo mejor,
nadie dijo nada, porque todos temían a la ira de la neófita superpoderosa.
Lo que no sabían es que Bella había superado esa etapa a
alrededor de los 4 meses de su transformación, ya que su don le exigía tanto
autocontrol para manejar su escudo, que el manejar los demás aspectos del
vampirismo era pan comido.
Desde el momento que despertó a su nueva vida, Bella exigió
que la ayudáramos a establecer conferencias de video por Skype con Gianna, así
es que su amistad con ella siguió como siempre. Hablaban día por medio y para
Bella esas conversaciones eran importantísimas, ya que Gianna parecía ser una
de las pocas personas que no trataba a Bella de manera distinta debido a sus
poderes.
Como al principio Bella no manejaba su fuerza, no podía
manejar el computador, por lo tanto Demetri o yo estábamos presentes para
prender el equipo, realizar las llamadas, cortar las llamadas y apagar el
computador. Y así fue como nos enteramos de la historia de Gianna y su novio
Franco.
Aparentemente fue amor a primera vista, y habían tenido una
relación digna de cuentos de hadas, con rosas y chocolates, paseos en la playa
y música romántica. Todas las cursilerías y estereotipos que Gianna podía soñar
eran cumplidos por su príncipe azul. Tan perfecto era todo que a los 6 meses de
relación, Franco había presentado a Gianna a su enorme familia extendida.
En un sólo día Gianna conoció a los padres, hermanos, cuñados,
abuelos, tíos, sobrinos y parientes políticos de su novio, todos reunidos en la
terraza de la casa de campo donde vivían los padres de Franco, alrededor de
cantidades groseras de comida, y todos reunidos para conocer a la novia del
principito.
En la víspera del evento, Gianna estaba aterrada, y Bella
casi se nos escapa para ir a consolar y aconsejar a su amiga. Finalmente la
debimos controlar por la fuerza y apenas, rezando para que no nos volara en
pedazos. Afortunadamente no lo hizo, y al día siguiente Gianna llamó para
contarle que todo había salido maravillosamente, y que ella lo único que quería
era pertenecer a esa familia tan cálida y numerosa. Al no tener parientes, para
Gianna ningún familión era demasiado grande.
Y lo mejor de todo… Le dijeron que estaba demasiado delgada!
No dejó de hablar de eso durante al menos una semana, contando cómo la abuela
paterna y las tías de Franco se habían sentado con ella para examinarla y le
habían dicho que estaba muy flaca, pero que no se preocupara, que ellas le iban
a preparar unos buenos platos regionales típicos para que desarrollara un buen
par de pechos y caderas que le ayudaran a producir muchos hijos sanos y fuertes
como su padre.
Para alguien como Gianna, que ha vivido a dieta desde los 15
años y no ha probado un carbohidrato desde entonces, ese era el mejor cumplido
que le podían haber hecho…
Y siguió la relación entre esos dos, cada vez más cercana,
cada vez más apasionada.
oooOooo
Un día, cuando Bella tenía unos 8 meses como vampira, ella
llegó a mi habitación cubierta en lodo de pies a cabeza. Yo, en cambio, me
encontraba recién duchado, usando sólo un pantalón de pijama de franela y jugando en línea con mis amigos, pero al
verla me despedí de los muchachos y fui hacia Bella, me paré frente a ella y
estudié su rostro… Era una sola gran mancha de tierra con dos ojos como rubíes y
una sonrisa enorme.
-Estaba entrenando – Dijo frunciendo los labios y poniéndose
de puntillas para que le diera su beso de bienvenida. Yo busqué un lugar limpio
en su cuerpo que pudiera besar, pero toda ella estaba cubierta en barro. Hasta
los párpados!
-Vamos a la ducha – Le dije tomándola de la mano (también
embarrada, seguro había dejado huellas de tierra por todo el pasillo hasta mi
habitación).
-No me vas a dar mi besito? – Hizo un puchero.
-Principessa, pareces un cerdito! Qué estuviste haciendo? –
Pregunté con un suspiro mientras la desvestía. Ella se dejó hacer, mirándome
pacientemente, como si fuera yo el que hacía locuras.
-Entrenaba con Demetri – Respondió – Estamos repasando
distintos estilos de lucha. Ya terminamos con las artes marciales y las
técnicas mixtas, así es que ahora pasamos a las técnicas alternativas… Hoy tocó
lucha en barro – Explicó. Hasta su delicada ropa interior rosa estaba negra.
-Qué? Bella… Qué? – Tartamudeé. Ese hijo de puta…! – Bella
la lucha en barro no es una técnica de lucha real, es una excusa para tener a
un par de mujeres en bikini revolcándose en el suelo.
-Ah pero es real – Me rebatió – Y hasta gané – Dijo
orgullosa.
-Apuesto a que sí – Dije contando hasta 10 – Y apuesto que
para ganar te tuviste que sentar sobre él.
-Ves? Hasta tú te sabes las reglas! – Dijo entrando a la
ducha. Yo tomé una esponja, la empapé en su bodywash y comencé a restregar su
cuerpo para quitarle la costra de suciedad mientras ella luchaba contra su
cabello, que estaba arreglado en 2 largas trenzas, y en las que el barro se
había secado dejándolas tiesas.
Nos demoramos como media hora, pero finalmente la dejé
reluciente.
Una vez que hube secado su cuerpo la paré frente al espejo
del vanitorio y comencé a secar su cabello.
-No más peleas en barro Isabella – Le dije con mi voz
estricta – Quedas demasiado sucia.
-Nop, no más. Todos los días cambiamos de estilo… Mañana nos
toca luchar en gelatina de limón! – Exclamó con una sonrisa enorme.
Yo la miré fijamente. Aún después de todos estos meses
juntos, no sabía reconocer cuando se está burlando!
Pero claro, con Bella las posibilidades de que una idea se
concrete son proporcionalmente inversas a lo que dicte la lógica y la razón. O
sea, mientras más loca la idea, más probabilidades hay de que trate de
ejecutarla.
-Gelatina de limón… - Repetí, porque no supe qué más decir.
Yo no era el guardia de Bella, ni estaba a cargo de su entrenamiento, solamente
ayudaba ocasionalmente. Si su creador y maestro consideraba pertinente
entrenarla en los estilos de lucha que usan las desnudistas en los Strip Clubs
y burdeles, quién era yo para impedirlo? El maldito novio, nada más.
-Sip, habíamos hablado sobre luchar en gelatina de limón incluso
desde que era humana – Dijo apoyando su cuerpo desnudo contra el mío – Dem debe
estar preparando la gelatina en este momento – Dijo restregando su espalda
contra mi semipermanente erección y sonrió, pícara. Sabía que me tenía en sus
manos.
-Por qué de limón? – Pregunté cerrando los ojos,
concentrándome en las increíbles sensaciones.
-Porque es la que más me gustaba como humana, y es un aroma
que soporto como vampira – Dijo apoyando los codos en la cubierta del
vanitorio, apretando y alzando sus pechos y levantando su trasero, exponiéndolo
perfectamente para mí.
Solté el cepillo y el secador de pelo aún encendido (y que
afortunadamente se apagó con el golpe contra el granito del suelo).
Tomé sus caderas y restregué mi erección contra su culito
perfecto. Mierda!
Me alejé un poco para verla y metí una mano entre sus
piernas. Estaba empapada, así es que unté mis dedos y distribuí su lubricación
por toda su rajita, pasando de su entrada hacia atrás, acariciando su ano pero
sin presionar. Esto era prácticamente lo único que no habíamos hecho en la
cama, y de pronto me vi deseándolo como a nada.
Bella gimió y sacudió su culito, pero no se retiró. Lo tomé
como el permiso para continuar.
Repetí el procedimiento, mojé mis dedos y repartí su humedad
por todos lados, concentrándome en mi objetivo. Sabía que las primeras veces
que se tiene sexo anal puede resultar incómodo y hasta doloroso, especialmente
cuando alguien del tamaño de Bella recibiría a alguien de mi tamaño, por lo que
no me importaba si sólo la tocaba un poco para quitarle el miedo y lo tabú…
Teníamos muchísimo tiempo para llegar a ese punto si ella también lo deseaba.
Y ella presionó contra mis dedos…
Moví mi mano nuevamente y ella gimió en descontento, hizo un
adorable puchero y abrió los ojos. Iba a reclamar, cuando la penetré en la
vagina con dos dedos, rápido, duro, como a ella le gustaba. Con la otra mano empujé
su espalda presionándola contra el vanitorio, obligándola a reclinarse
completamente. Era un gesto de dominación psicológico, ya que físicamente aún
me podía patear el trasero de 20 maneras distintas.
Y nuevamente saqué mi mano, pero esta vez lo hice para
reemplazarla con mi erección, y junto con penetrarla hasta el fondo, le metí
los dos dedos cubiertos por su lubricación en el culito. Sólo hasta el primer
nudillo. Y los dejé ahí, sin moverlos, para que se acostumbrara a la sensación
mientras la cogí como un salvaje. Como soñaba hacerlo cuando era humana.
Y ella reaccionó de forma increíble. Gimió, se retorció,
pidió más fuerte y más rápido, y abrió más las piernas y se mordió los labios
como si no pudiera soportar tanto placer.
Ok, habíamos descubierto una nueva zona erógena.
Así es que me atreví a comenzar a coger su culito con mis
dedos al ritmo de mi pene.
Y vino el primer orgasmo.
Y se sintió increíble.
Saqué mi pene y empapé mis dedos en más lubricación, y volví
a penetrarla, esta vez mi pene y mis dedos entraron hasta el fondo. Bella gritó
y sus manos se aferraron a la cubierta de mármol. Inmediatamente me despedí de
ésta, ya que Bella la trizó a la primera embestida, pero nada importaba porque
Bella estaba más cachonda que nunca y eso me calentaba hasta lo imposible.
La cogí estableciendo un ritmo lento, pero llegando hasta el
fondo. Comencé a abrir y cerrar mis dedos en su culito como si fueran una
tijera, a modo de dilatarla más, y no alcancé a cogerla ni 10 minutos cuando
volvió a levantar el trasero y empujar contra mí, gritó y se corrió.
Respiraba como si fuera un gordo humano corriendo un maratón
cuesta arriba.
Mierda! Yo también quería acabar, pero mis expectativas se
habían elevado. Ahora quería coger su culito, reclamar ese territorio
inexplorado, correrme ahí, dentro de ella.
Saqué mi erección que seguía dura y tiesa como un bate de
beisbol, y comencé a pasarla por su clítoris hinchado, rodeé su entrada y
finalmente llevé la punta hasta su ano, rodeándolo, empujando suavemente y
retirándome.
-Félix por favor – Jadeó – Félix… Me muero… Dios! Oh!... No
pensé que era así… Hazlo… Por favor…
-Qué quieres que haga? – Pregunté con la voz ronca de deseo,
empujando contra su entrada.
-Mételo!... Mételo!... Ya! – Me ordenó.
Y yo obedecí. La penetré lentamente, pero sin detenerme.
Ella gimió y dejó de respirar, y yo dejé de moverme.
Y con mi mano libre comencé a acariciar su clítoris, en
círculos toscos, caricias rudas. Ella ya había acabado 2 veces y necesitaría
estímulos más poderosos para pasar más allá del dolor.
-Eso es Principessa… Ahora sí eres mía, cada centímetro de ti,
para siempre… Te sientes tan bien… Tan increíblemente apretada… Tan sexi, me
encanta cuando me pides lo que quieres, como ahora, que demandaste que cogiera
tu culito perfecto… - Dije inclinándome para susurrar en su oído – Eres
maravillosa y te amo.
Y ella se movió, rotando un poco las caderas.
Sin dejar de acariciar su clítoris comencé a cogerla, muy
despacio al principio, pero luego más rápido, y luego más fuerte, hasta que
ambos estábamos gritando de placer pero alargando la experiencia lo más
posible, ralentizando las embestidas cada vez que alguno de los dos se iba a
correr.
Destrozamos completamente el vanitorio y el mármol de las
paredes en las que se apoyó Bella para que la pudiera seguir cogiendo.
Y entre todos los escombros seguimos…
Hasta que ya no pudimos aguantar más y apretándola a mi con tanta
fuerza como pude usar sin dañarla, nos corrimos por lo que parecieron ser
horas.
Probablemente fueron sólo un par de minutos, pero
mieeeeerda! Fue con mucho la mejor y más intensa sesión se sexo de mi vida.
Salí con cuidado de Bella, que estaba agotada y la llevé en
mis brazos a la cama, donde la deposité sobre su estómago. Pensé en ducharla
otra vez, pero no valía la pena, primero porque Bella no se sostenía sola, y
segundo porque el sexo anal es un asunto sucio para los humanos porque tienen
un sistema digestivo funcional. Para los vampiros, es simplemente otro agujero
que usamos para coger.
Abrí el cajón del velador de Bella y saqué un paquete de
toallas húmedas para bebé (de las no perfumadas). Bella las usaba sobre todo
cuando me ponía neandertal y acababa sobre todo su cuerpo para marcarla, lo que
ocurría al menos una vez a la semana.
Me limpié un poco y con un par de toallas limpié a Bella
entre las piernas. Ella se dejó hacer sin moverse, y cualquiera habría pensado
que dormía. Pero no, ella simplemente se dejaba querer.
Me acosté a su lado y la atraje a mí hasta que su mejilla
descansó sobre mi corazón. Besé su coronilla, la rodeé bien apretada en mis
brazos y le dije
-Te amo Principessa.
-Te amo Gatito – Susurró – Shhhhh… Estamos durmiendo…
oooOooo
“Despertamos” un par de horas después, cuando Bella decidió
que habíamos “dormido” lo suficiente, ya era capaz de moverse otra vez.
-Estás bien? – Pregunté besando su frente. Había tenido
tiempo de pensar en lo que habíamos hecho y si bien había sido increíble,
también me había comportado como un bestia, abusando de su pequeño y delicado cuerpo.
-Bien… - Dijo estirándose como cuando era humana, tensando y
arqueando todo su cuerpo – No es que quisiera ir a montar a caballo o manejar una
bicicleta en un camino de ripio o desafiar a un toro mecánico – Sonrió – Pero
estuvo increíble – Me dijo tímida, suavemente – Me gusta cuando te pones un
poquito brusco, me gusta que no me trates como si fuera de cristal. Adoro
sentir que posees todo mi cuerpo. Y te amo, te amo, te amo – Dijo besando mi
cuello.
-Te amo, te amo, te amo también, Principessa – Respondí.
Descansamos un rato más acariciándonos suavemente, hasta que
Bella se sentó de golpe, encogiéndose al sentir una punzada de dolor.
-Qué pasa? – Pregunté sentándome también, alerta.
-Gianna, quedé de llamar a Gianna. Hoy tenía una cita
importante con Franco y le dije que la llamaría para saber cómo le fue – Dijo
corriendo al cajón de las camisetas y eligiendo una camiseta beige de un
concierto de Elvis del año ´77 y lanzándome una de Los Beatles a mí. Siempre,
aunque estuviera apurada, insistía en coordinarnos, ya sea por género, época,
rivalidad, o similitud de las bandas… Era adorable, una de esas rutinas que
esperaba con ansias, porque me daban un sentido de pertenencia y estabilidad.
Era simplemente algo nuestro.
Luego sacó unas bragas al azar de su cajón de ropa interior
(sí, ya era dueña de parte de mi cómoda) y se las puso mientras encendía mi
computador.
Yo me puse la camiseta asignada y unos bóxer Calvin Klein
negros y me volví a recostar en la cama, aspirando nuestro aroma entremezclado
en las sábanas… Un aroma cálido y
perfecto.
Bella se sentó en la silla del escritorio y marcó una
videoconferencia con Gianna. Al primer ring respondió Gianna, sollozando.
Inmediatamente me estiré para ver qué pasaba, y noté que su
cabello tradicionalmente perfectamente estilado estaba desordenado y su
maquillaje estaba todo corrido, formando líneas negras que atravesaban su
rostro. Pero lo peor y más chocante de todo, es que en sus manos sostenía un
pote de helado regular (no diet) llamado “Karamel Sutra”, una monstruosidad
hipercalórica consistente en un centro de caramelo derretido envuelto en helado
de chocolate y de caramelo, salpicado con chips de chocolate blando… y una
cuchara que blandía como si fuera una extensión de su mano, salpicando ocasionalmente
para todos lados… Ella! Gianna y su TOC (Transtorno Obsesivo Compulsivo)! Sólo
eso daba una idea de la gravedad de la situación.
Por si acaso me puse rápidamente el resto de mi ropa, me
eché el celular al bolsillo y me senté en el borde de la cama a ver qué pasaba.
-Gianna! Gianna! Qué pasó? – Exclamó Bella frenética.
-Yo… Yo… Él… Yo… Buaaaaaaaa! – Se puso a llorar con más
fuerza, y entre sollozos logró meterse 3 cucharadas de helado a la boca. No sé
cómo logró hacerlo y respirar a la vez.
-Alguien te hizo daño? Gianna contesta! Estás sola? Estas
herida? – Presionó Bella poniéndose de pié y lanzando la silla un par de metros
hacia atrás. Pude ver su piel comenzar a vibrar, haciéndola lucir como un
espejismo… Eso nunca había sucedido, pero adiviné que no sería buena idea
tocarla… Sería como meter un tenedor a la tostadora.
-Beeee… Llaaaaaa!... Duele… Duele… - Y lloraba y comía
helado y lloraba un poco más. Gianna había perdido toda compostura, y hasta se
podían ver manchas de helado en su antes prístina blusa blanca.
-Voy para allá – Anunció Bella y cerró la pantalla del laptop.
-Bella no puedes ir a verla! – Dije tomándola de la cintura
– No sabemos si tienes el autocontrol necesario, nunca has estado con humanos
antes! No quieres probar tu control en Gianna, verdad? – Pregunté.
-Sí tengo el autocontrol! Me alimento de sangre humana,
recuerdas? El que no la beba directo de la fuente no significa nada, tengo un
refrigerador lleno de sangre en mi habitación y no me ves lanzándome a
bebérmelo todo de una vez… Suéltame Félix, que voy a ir, Gianna me necesita –
Se debatió en mis brazos.
-Bella por favor – Dije forzándola a una posición que
inmovilizaba sus brazos. Odié hacerlo, pero ella sufriría eternamente si mataba
a su amiga – No me obligues a someterte por la fuerza, por favor…
Bella gruñó frustrada, trató de dar un par de respiraciones
profundas para calmarse y yo como un idiota bajé la guardia. Ella era una
luchadora bien entrenada, fuerte como una neófita, pequeña y escurridiza y más
encima alguien a quien jamás podría causar daño. No sé cómo pensé que la podía
someter… Bella simplemente me hizo una llave que la liberó de mi agarre y me
lanzó a varios metros de distancia.
-Perdón – Dijo mirándome con pena y echó a correr. Me puse
de pié y corrí tras ella… Medio paso y choqué con un muro invisible. Estaba
preso.
Sin perder tiempo tratando de luchar o destruir el escudo
que sabía irrompible, tomé mi celular y llamé a Demetri.
-Qué? – Contestó. Siempre estaba un poco cabreado cuando
sabía que yo estaba pasando “tiempo de calidad” con Isabella.
-Bella me encerró en un domo y se escapó. Va a ver a Gianna…
- Dije lo más rápido que pude.
-Mierda! Qué mierda hiciste? – Gruñó, y pude escuchar que
corría.
-Nada, Bella la llamó por Skype y Gianna estaba llorando a
mares y comiendo helado no dietético, y no explicó nada, y Bella dijo que la
iba a ver y yo la traté de detener pero ella me lanzó al otro lado de la
habitación y me encerró. Cuánto tiempo puede mantener estas cosas? – Pregunté
golpeando el domo con un puño, de pura frustración.
-Entre 5 y 8 horas, dependiendo de un montón de factores –
Respondió – Llegué a la habitación de Gianna. Se escucha su respiración, al
menos no está muerta, voy a entrar – Dijo y me cortó. Y yo me quedé encerrado
como un idiota sin saber qué mierda estaba pasando.
oooOooo
DEMETRI POV
No me molesté en golpear. Isabella estaba en graves
problemas por lo que había hecho… Escaparse así… Ella sabía las reglas y las
razones para implementarlas.
Pero no me esperaba lo que me encontré…
Bella arrodillada en la cama con la cabeza de Gianna sobre
sus muslos, acariciando su cabello y diciendo naderías en voz baja, tratando de
calmar a su amiga. Gianna abrazaba las rodillas de Bella y sollozaba como si la
vida se le fuera en ello.
Yo me fui a parar a una esquina. Estaba claro que Bella no
se comería a Gianna, pero tampoco quería tentar a la suerte dejándolas solas.
Al primer signo de sed, la sacaría de ahí.
Después de un rato Gianna se calmó, o tal vez se agotó de
tanto llorar, y comenzó a respirar profundamente, preparándose para hablar.
Bella no dejó de acariciar el cabello de Gianna, y no perdió
el ritmo cuando ella finalmente comenzó a hablar.
-…Hoy celebramos nuestro aniversario de 8 meses. Franco
cocina muy bien, y había ofrecido preparar la cena, así es que yo llegué sola a
su casa… - Suspiró – Me hizo pasar a la terraza, que como el resto de la casa
es muy antigua, está construida con vigas enormes, y soporta un enorme parrón
que combina cepas de uva blanca y rosada… - Sollozó – Él había arreglado la
terraza con pequeñas luces blancas que ofrecían luz indirecta y tan romántica…
Llenó de flores por todos lados y había música suave… Tú sabes que a mí me
gusta Carla Bruni… - Otro sollozo. Por dios esa mujer era cursi! No lograba
explicarme qué mierda hacía cogiéndola. Ella me resentía, y yo la despreciaba…
No, no quería más de eso, nunca más.
-Suena todo muy bonito, es el sueño de cualquier mujer –
Dijo Bella, aunque yo sabía que no era su sueño, sólo el de Gianna. El príncipe
azul y el final feliz.
-Siiiiiii! – Lloró Gianna, y continuó – Me sentó en la mesa
y me sirvió una comida horrible… Estaba muy nervioso y lo que no quemó le puso
mucha sal – Dijo con una sonrisa triste – Yo hice como que estaba delicioso y
él no comió nada de puro ansioso, por suerte.
-Al menos lo intentó… - Dijo Bella, con una sonrisa
comprensiva.
-Sí, Bella, él siempre lo intenta, no se da por vencido
conmigo – Suspiró y comenzó a temblar, y no creo que haya sido de frío. De
todos modos una mirada de Bella y me acerqué con la manta que cubría los pies
de la cama y la tapé. Ella no me prestó atención, como la mayoría de la gente,
sabía que adonde estaba Bella estaba yo.
-Eso es bueno, son pocos los hombres que valen la pena.
Tienes que cuidarlo – Dijo Bella sonriéndome. Ella me validaba. Para ella, a pesar
de todo, yo valía la pena… A pesar de no ser un príncipe azul ni querer
convertirme en uno.
-Cuando llegó el postre sirvió una rebanada grande de
cheescake de mantequilla de maní con chocolate con dos tenedores… No sé dónde
la consiguió, debe haberlo encargado especialmente a un repostero, porque no conozco
a nadie más que mi madre que supiera prepararlo… - Se limpió los ojos y la
nariz con la manga. Ewww. Fui al baño a buscar pañuelos desechables y se los
entregué a Bella mirándola con cara de “que se limpie la cara o te va a cubrir
de mocos!”.
-Tu mamá te preparaba cheescake? – Preguntó Bella sonando
interesada y alegre para Gianna y frunciendo el ceño para mí.
-Cada cumpleaños y cada aniversario de la muerte de mi
padre. Era su favorito, sabes? Por él me empezó a gustar a mí… Y fue lo último
que comió antes de negarse a recibir más alimentos… Ese último pedazo lo
compartimos.
-De qué murió tu papá? – Preguntó Bella - Si no quieres no
me cuentes – Agregó inmediatamente.
-Cáncer gástrico. Cuando lo diagnosticaron le dieron 6 meses
de vida… Él luchó durante casi 2 años, sufriendo cada día... Pero no nos quería
abandonar… Lo intentamos todo, pero igual se murió cuando yo tenía 11 años… -
Más lágrimas. A esas alturas, si Bella hubiera podido llorar habría berreado
como un bebé.
-Lo siento Gianna, suena como que tu papá te quería mucho –
Dijo Bella limpiando a Gianna con un pañuelo.
-Franco… Yo le conté esto una vez… Hace tiempo… Y él lo
consiguió! Un cheescake igual a los que hacía mi mamá, con la corteza de
chocolate amargo rayado con chocolate blanco y hasta una bola de crema batida!
Yo se lo describí hace 5 meses o más y él lo consiguió para mí!
-Pero eso es muy lindo! – Dijo Bella – Eso es para estar
feliz, no tan angustiada!
-Arriba de la bola de crema batida había un anillo – Susurró
Gianna – Un anillo de compromiso.
-Oh Gianna! – Dijo Bella abrazándola. Me tensé pensando que
se podía tentar y darle un mordisco, pero no, Bella reía y abrazaba a su amiga –
Y entonces? Qué le dijiste? Qué pasó? – Preguntó tomando las manos de Gianna,
evidentemente buscando un anillo, y frunciendo el ceño.
-Le dije que no… Y eché a correr – Respondió sacudida por
los sollozos una vez más.
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Uuuuuuuuh… qué pasó? Ustedes dirán, queda poquito, poquito.
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