sábado, 20 de septiembre de 2014

Muertos o Algo Mejor Outtake, Demetri: Y si...?

Vale chicas, por clamor popular, escribo este outtake sobre Bella y Demetri. Les quiero advertir que leen esto a su propio riesgo, y las amantes de Félix, aléjense ahora! No puedo recalcarlo más firmemente, si no les gusta Demetri, deténganse y quédense con el epílogo de esta historia. No recibo reclamos de las que se sientan pasadas a llevar o estafadas, o de quienes me reclaman porque “esta es una historia Bella/Félix pero Demetri parece el protagonista…”.
Lo entiendo, Demetri fue creciendo con fuerza propia, me encantaba escribirlo, y era (a mi parecer) lejos el personaje más multidimensional de la historia.
 Esto es simplemente un vistazo al futuro, un ejercicio de “qué pasaría si es que…?” y cada vez me comenzó a parecer más probable que la historia acabara con este final unas décadas después del epílogo. Ustedes me dirán qué opinan.
Que disfruten!
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Y si…?
Outtake MoAM

Yo que pensé nunca me iría de ti que es amor
Del bueno de toda la vida pero
Hoy entendí que no hay suficiente para los dos
No voy a llorar y decir
Que no merezco esto
Porque es probable que
Lo merezco pero no lo quiero por eso me voy
Qué lástima pero adiós
Me despido de ti y me voy
Me voy / Julieta Venegas

BELLA POV
Félix se había ido de viaje otra vez.
Y otra vez no me había llevado.
Aún con todas las demostraciones que había dado de mi poder a lo largo de mis años en la Guardia, aún con todas las décadas de entrenamiento en lucha cuerpo a cuerpo que había aguantado, él seguía siendo imposiblemente sobreprotector, cayendo en lo patológico. Cualquier riesgo era demasiado alto, lo imprevisto era aterrador, me encerraba, me ocultaba, me ahogaba…

En teoría lo entendía, de verdad que sí, después de la experiencia que vivimos en manos de los egipcios, cualquiera quedaría traumatizado. Él estaba aterrado de perderme, pero ese miedo me asfixiaba. No me dejaba ir sola a ninguna parte, interfería en mi trabajo y hasta se involucraba en mis amistades…  Me estaba volviendo loca, y la gota que rebalsó el vaso había sido prohibirme acudir a una misión rutinaria de mediano riesgo en la que debíamos someter a un clan que estaba causando estragos en África del Norte.
No sería difícil ubicarlos, ese clan no eran nada discreto, por lo que Demetri no era necesario esta vez. Tampoco había reportes de dones entre ellos, por lo que yo no era estrictamente indispensable. Eso bastó para que Félix lo decidiera: Bella no iría porque él, el general de la Guardia, lo ordenaba.
Maldita sea, odiaba cuando me aplastaba con su rango, porque no había discusión posible, él era mi superior y él mandaba… Y no podía apelar a Los Reyes sin desautorizarlo frente a toda la Corte, por lo tanto estaba atrapada.
oooOooo
Después de que se fue, dándome el mismo sermón de siempre, con las mismas instrucciones de todas las veces, me quedé encerrada en nuestra habitación por horas, amurrada, viendo tele basura y maldiciendo su maldita incapacidad de superar lo que pasó.
Poeque yo había dado vuelta la página.
Lo que vivimos fue horrible, aunque claro, yo nunca sufrí una tortura al nivel de lo que soportó él, pero igual fue espantoso. Más allá de mi sufrimiento físico, vi cómo despedazaban a Demetri y pensé que habían matado a Félix ante mis ojos, por lo que por momentos perdí toda esperanza…
Pero había una diferencia.
Yo tenía a Dem.
Él sufrió conmigo, sintió lo que yo sentí y nos vengamos de quienes nos torturaron lado a lado. Y cuando todo fue parte el pasado, fuimos capaces de hablar de lo ocurrido entre nosotros, no sin dificultad, pero sin que el tema fuera tabú.
Félix en cambio, se cerró como una ostra. No habló con nadie más que Jasper, muy de vez en cuando y sólo al principio. No pidió ayuda ni recibió la que le ofrecieron. Se aferró a mí y se obsesionó con mi seguridad.
Primero fueron pequeños detalles, cosas sin importancia, pero con el pasar de los años fueron creciendo hasta transformarse en una locura insoportable, en una obsesión por el control total de su entorno, llegando a nuestra situación actual.
A una relación forzada aplastando lo que alguna vez fue tierno y espontáneo.
A él siempre tenso por cada una de mis pequeñas escapadas, las mismas que hice siempre, aun siendo humana…
A mí sin poder hacer lo que debo hacer. Lo que fui creada para hacer. Ser un soldado.
A sus celos eran patológicos. Nadie se nos podía acercar. Nadie me podía tocar.
Félix era cada vez menos paciente, y ya casi no tenía sentido del humor.
También estaba cada vez más violento. No conmigo, al menos no físicamente, pero si estallaba por nada y peleas que antes no se hubieran producido ahora eran algo cotidiano…
Creo que simplemente yo ya no le gustaba como antes, porque las mismas cosas que le causaban gracia o hasta ternura eran ahora motivo de enormes desacuerdos.
Y no digo que no me amara... A su manera lo hacía… Pero definitivamente no éramos lo que fuimos al principio.
Eso no significaba que todo fuera malo, o que no funcionáramos para nada como pareja. Había días buenos que me recordaban al hombre del que me enamoré. Ese hombre dulce y caballeroso que se desvivía por hacerme feliz…
Y luego estaban los días malos…
Lamentablemente Tía sólo había podido borrar las marcas de su cuerpo… Su alma estaba maltrecha y me parecía que cada día empeoraba, como si fuera una gran cicatriz que cerró las heridas para que no sangren, pero es fea, rígida y tirante, y atrofia los músculos haciéndolos inútiles...
Toc, toc, toc.
La puerta. Alguien interrumpió mis cavilaciones. Estaba tan concentrada que ni me di cuenta de que alguien se acercaba.
Mal. Muy mal.
Toc, toc, toc – Insistió. Me quedé callada y no respiré. Tal vez se largaran.
-Fiore, abre, sé que estás ahí, puedo olerte – Dijo Dem. Su sentido del olfato estaba súper desarrollado, una característica de su don como rastreador.
-Pasa – Dije sin molestarme en levantarme, moverme o cambiarme mi lindo pijama vintage, consistente en una camiseta blanca sin mangas, estampada con Poh de “Los Teletubies”, y un short rojo que me llegaba a la mitad del muslo. No importaba, Dem me había visto antes con mucho menos, había estado frente a él en bikini montones de veces. 
-Agh! Fiore! Es necesario exhibir un banquete frente a los pobres? – Exclamó con gestos dramáticos, cubriéndose los ojos.
-Tú tienes tu propio buffet, no te hagas la víctima. Además ella no se larga sola cada vez que puede – Respondí golpeando la cama para que se sentara a mi lado – Quieres ver tele conmigo? – Le ofrecí. Él negó con la cabeza – Vamos, es el último Reality Show de sobrevivencia, es realmente espantoso, conjuga todo lo que está mal en la humanidad en esos 8 participantes…
-No Fiore, vamos a salir, vístete – Me dijo.
-Adónde vamos? Qué me pongo? – Pregunté.
-Vamos a los cerezos, y quiero que uses un vestido – Me indicó.
-Quieres uno de mis vestidos viejos? Esos que me regalaron Las Reinas cuando llegué? – Pregunté – Hace años que no uso uno…
-Sería perfecto – Dijo él y se lanzó a la cama y comenzó a hacer zapping.
Yo me metí de cabeza en mi closet y elegí un vestido, ropa interior (sólo bragas, el vestido no permitía brasier) y zapatillas de lona blancas y me fui al baño. Me di una ducha rápida, me lavé el cabello y me lo sequé apurada. Me calcé las zapatillas y el vestido, un modelo muy bonito que sujetaba la parte superior de color rojo con unos pabilos muy finitos, y la falda era amplia y estaba hecha con una tela blanca con cuadrillé rojo. Tenía botones falsos adelante pero se abrochaba con un cierre en la espalda.
Una vez vestida, tomé mi cabello en dos coletas sueltas a los lados, dándome un aire inocente, como de campesina o pastora, o chica que ordeña vacas... Pensé que a Dem le causaría gracia, pero de todos modos esa imagen la contrarresté con labial “rojo puta”, y una vez lista me di una mirada crítica al espejo, y me gustó lo que veía.
Hacía ya bastante tiempo que había superado mis problemas de autoestima. No es que me encontrara perfecta, pero al menos era capaz de apreciar más objetivamente quién era y cómo me presentaba a los demás.
Mmmmmh… Todo en orden, aunque claro, los zapatos no eran los “adecuados”, pero iba al campo! No podía ir con tacos.
Salí del baño y Dem me miró fijo y sin expresión mientras me acercaba.
-Bien? – Pregunté tomando su mano y tirando de él para que se pusiera de pié.
-Bien Fiore, bien – Suspiró gravemente, y besó mi frente. Luego posó su mano en mi espalda baja y me empujó hasta la puerta. Alcancé a tomar mi bolso y salimos.
-Tía va con nosotros? – Pregunté. Él respondió con un rápido movimiento de cabeza negativo y no dio más explicaciones… Y claro, yo no las pedí. En primer lugar porque en el castillo uno nunca sabía quién estaba escuchando, y segundo porque Dem siempre me decía todo… Ya me contaría lo que lo aproblemaba cuando estuviera listo.
Afuera estaba nublado, así es que decidimos caminar al otro estacionamiento. Tomé su brazo y caminamos tranquilamente, más de paseo que con un propósito. Con nosotros siempre era así… El viaje lo disfrutábamos tanto como el destino... Pasar tiempo juntos era el premio.
Llegamos como en media hora a su estacionamiento y subimos a su nuevo todoterreno. El viejo Land Rover que tanto amábamos había expirado hacía mucho tiempo ya, lo que era razonable, además los motores a combustión estaban prohibidos desde hacía décadas para privilegiar tecnologías limpias.
Dem manejó en silencio durante una hora y mientras más distancia poníamos entre el castillo y nosotros más se tensaba. Finalmente su mandíbula se apretó y comenzó a asumir su expresión de soldado, dura e impenetrable, con la barbilla levemente levantada y ojos duros y desafiantes.
Era su máscara. Su máscara para no sentir.
-Puedo prender la radio? – Pregunté tratando de animarlo. Era sólo una formalidad, la encendería de todas formas.
-Vas a cantar? – Preguntó de vuelta.
-Lo más probable es que sí – Dije honestamente encogiendo los hombros.
-Entonces puedes – Sonrió un poquito, de lado.
Y la prendí.
Y canté, tarareé e inventé las partes que no me sabía. Canté hasta los jingles de los comerciales. Fuerte. Me encantaba viajar, aunque fuera cerca. Era como estirar las piernas después de estar mucho rato en la misma posición. Evitaba que me atrofiara.
Adoraba mover el asiento del jeep lo más atrás posible y apoyar los pies desnudos en el borde de la ventana abierta. Así me daba el viento en todo el cuerpo, una sensación maravillosa en mi piel de piedra. Probablemente no era la posición más femenina del mundo pero a Dem le daba lo mismo lo que yo hiciera en nuestro tiempo juntos.
Canté y canté y canté y Dem se mantuvo sumido en sus pensamientos, aunque de vez en cuando me miraba y sacudía la cabeza con la sombra de una sonrisa nostálgica.
Hasta que llegamos.
El lugar se mantenía igual. Dem estacionó en cualquier lugar, sacó un par de cojines y yo una manta y caminamos a nuestro árbol. Estaba viejo, más nudoso y reclinado, pero seguía siendo hermoso, todo florido y haciendo nevar pequeños pétalos. Me sentí transportada en el tiempo a día de nuestro “matrimonio”.
Estiré la manta, Dem lanzó los cojines al suelo y se sentó apoyando la espalda contra el tronco. Yo, siguiendo un movimiento ensayado durante décadas, me quité los zapatos, me arrodillé, arreglé mi vestido, tironeé los zapatos de Dem y me recosté perpendicular a él, con mi cabeza apoyada en su estómago.
Dem tomó mi mano derecha entre la suya para jugar con mi anillo, el único que llevaba y que no me sacaba jamás, y con la otra tomó un mechón de una de mis coletas y comenzó a molestarme haciéndome cosquillas en la nariz, las mejillas, el cuello, las orejas…
Lo dejé, arriscando la nariz cuando su juego me molestaba, pero paciente, porque él aún no quería hablar.
Pasamos alrededor de una hora así, sintiendo el aroma del pasto, la tierra, las flores, el aire puro. Se escuchaba el sonido leve del viento entre la copa de los árboles y el agua del río correr. Todo esto era mi hogar. Más que ningún otro lugar en el mundo, justamente bajo ese árbol me sentía segura, amada, contenida.
Me pregunté, no por primera vez, cuánto de esto era también de Tía. No era correcto, pero el pensamiento me producía una punzada de celos. Odiaba ser así, tan egoísta. Yo quería que él fuera feliz, pero sentía que este trozo de Dem y este trozo del planeta, eran por derecho propio, sólo míos.
No lo eran. Por supuesto que no lo eran. No tenía derecho. Yo había elegido a Félix todos esos años atrás y había empujado a Dem y Tía para que se emparejaran… Todo era así porque yo lo decidí, y me tenía que hacer cargo de las consecuencias.
-Me voy, Fiore – Dijo de pronto Demetri con voz ronca y un tono casual, como hablando del pronóstico del tiempo – Vinimos porque quería que nos despidiéramos a solas… Evitar escenas frente a los demás…
Fue como si me hubieran simultáneamente pateado el estómago y electrocutado. Me senté shockeada y me giré hacia él.
-Nunca… NUNCA! Juegues con eso – Le dije golpeando su brazo, furiosa.
-No juego – Dijo mirándome a los ojos, impasible – Es hora, lo he estado aplazando por demasiado tiempo y no puedo hacerlo más…
-De qué estás hablando? – Pregunté sintiendo las lágrimas escocer en mis ojos y una horrible sensación en el pecho. Era como… Como tener una taquicardia sin tener latidos del corazón, como un ataque de pánico, como una sensación de que ya nada volvería a estar bien en el mundo. Se sentía como que si cerraba los ojos el tiempo suficiente, moriría, pero a la vez no los quería abrir porque me negaba a ver lo que estaba pasando.
No era cierto…
No era cierto…
Respira… Exhala… No es cierto… No lo es…
-Ya no puedo Fiore… – Dijo estirando el brazo para acariciar mi mejilla. Se lo aparté de un manotazo, furiosa.
Cómo se atrevía? Con qué derecho…? Cómo…? La vida sin Dem… No, no, no, no…!
Era una estafa…
Era hacer trampa…
Iba contra el orden natural de las cosas…
Dem y yo estaríamos juntos siempre! Era así, era así!
Lo miré sin saber qué decir. Esperé  que continuara. Él dejó entrever brevemente que estaba herido por mi rechazo a su caricia y angustiado por lo que estaba diciendo, pero rápidamente volvió a componer su rostro en esa máscara fría y horrible.
-Traté, Fiore… Llevo… Décadas tratando… - Dijo medio ahogado – Pero no puedo seguir, necesito un cambio, todo esto me está matando!
-Qué? – Pregunté – Qué es lo que te está matando? Cómo te puedo ayudar? – Pregunté intentando con todas mis fuerzas de no sollozar abiertamente.
-Ha! – Rió sin una pizca de humor, sacudiendo la cabeza – No Isabella, tú menos que nadie me puede ayudar.
-Hice algo malo? Te ofendí de alguna manera? Como lo puedo arreglar? – Pregunté tomando una de sus manos entre las mías, y sintiendo que se me rompía el corazón en mil pedazos.
-No Fiore, sólo hiciste lo que tenías que hacer… - Dijo estirando el brazo nuevamente para despejar de mi cara un mechón de pelo que desordenó el viento. Esta vez lo dejé.
-Hablas de Félix, verdad? – Pregunté. Él no dijo nada – Pero Dem, yo pensé… Pensé que con Tía tú…
-Pensaste lo que querías pensar – Me interrumpió duramente – Pensaste lo que te hacía sentir mejor, en paz contigo misma.
-Y todo este tiempo que llevan juntos? – Susurré.
-Lo intenté – Repitió – Pero no resultó.
-Pero ella te ama… - Susurré.
-Y yo le tengo cariño. Es una buena chica, nada de esto es su culpa. Es simplemente daño colateral. De cualquier modo yo nunca he sido bueno para ella, soy demasiado oscuro y sarcástico. No compartimos el mismo sentido del humor, mucho menos los mismos valores… Ella es siempre dulce y buena y desinteresada… Es como vivir con un puto ángel! – Exclamó. Me sentí un poco ofendida. Ridículo, lo sé, pero si Tía era un “puto ángel” y él no la quería a ella pero a mí sí, eso en qué me convertía?
-Y entonces yo…? – Pregunté tímidamente.
-Tú eres todo, siempre lo has sido. Eres buena y mala, luminosa y oscura. Inocente y pervertida… Isabella tú no sabes cuánto te he amado durante todos estos años mientras trataba de hacer lo correcto. Traté de vivir una vida normal por ti, una vida que me permitiera seguir a tu lado, pero no aguanto más. No soporto a Tía y eso no está bien porque ella no tiene la culpa de nada, no tiene la culpa de que me hayas envenenado el alma, no puede luchar contra tu influjo. En realidad ni lo intenta, nunca lo intentó, ella sabe que estás ahí entre nosotros desde el día en que nos conocimos… Eres un tercero en nuestra cama - Admitió. Me odié por el daño que había producido a mi amiga. Porque ella era mi amiga, a pesar de los celos que me producía a veces y que trataba de enterrar en lo más profundo de mí.
-Dem… No tomes decisiones apresuradas, piénsalo un poco! – Rogué.
-Apresurada? Es una decisión que debí haber tomado a la semana de haberte conocido – Afirmó.
-Pero… Demetri yo no puedo… no…Dem… Tú no puedes… No tienes derecho…! Yo… Yo… - Sollocé tomando su rostro entre mis manos firmemente – No puedo vivir sin ti!
-Puedes y lo vas a hacer – Afirmó él duramente – Elegiste a Félix, y está bien, es un buen hombre, pero no me pidas que siga viéndote partir juntos por las noches y oler el aroma del sexo por las mañanas. Hay un límite, Isabella, hay un punto en el que ni yo puedo seguir aguantando.
-Dem no me hagas esto – Le rogué cada vez más desesperada. No era sólo pena, era una desolación absoluta, era perder lo que más valoraba… Dem era mi “para siempre”, eso lo sabía desde nuestro “matrimonio”, y contaba con él. Perderlo era una opción imposible, impensada.
Porque lo amaba.
Lo amaba. Era tan claro ahora…
Dem era mi faro en la tormenta, mi dirección y mi apoyo, mi única certeza en un mundo cambiante…
Siempre supe que era importante para mí, rápidamente acepté que era mi alma gemela, lo acepté como mi confidente y como mi camarada… Pero sólo ahora, a puertas de perderlo, dimensionaba la inmensidad de mi amor. Dimensionaba mi necesidad por su presencia, por sus manos siempre jugando con las mías, por sus susurros inapropiados diciéndome chistes sucios, por su risa sarcástica burlándose se los demás, por sus consejos moralmente cuestionables, por su fachada dura y su interior dulce… Un interior dulce y sincero sólo para mí. Por su amor crudo y constante y salvaje y expuesto y sangrante… 
-Dem, yo te amo – Susurré mirándolo a los ojos sin soltar su rostro, mirándolo fijamente.
-Isabella, suéltame! – Exclamó molesto, tratando de retroceder – Estás hablando desde la desesperación. No trates de usar palabras que no entiendes!
-Estoy hablando desde el corazón – Afirmé - Te amo. Siempre te he amado. Tú siempre lo supiste, y a pesar de eso me dejaste cometer mis errores durante todos estos años… He sido una imbécil y te amo – Respondí acercándome cada vez un poquito más.
-No Isabella, suéltame – Dijo con voz un poco menos firme – Cuando consigas lo que quieres vas a volver a jugar a la casita con Félix. No voy a caer. Eres lo único contra lo que no tengo defensas, y te he permitido destruirme una y otra vez…
-Dem, te amo – Dije rozando sus labios, esperando permiso para besarlo – Te amo, te amo, te amo, no puedo, no quiero vivir sin ti… Lo siento por no aceptarlo antes, siempre he tenido miedo a darnos una oportunidad y que no resulte y perderte… Pero me niego a perderte sin habernos dado una oportunidad… Por favor Dem, va a ser difícil, vamos a pelear, nos vamos a reconciliar… Pero vamos a volver el uno al otro porque somos partes de un todo, inseparables… Y tú me lo prometiste, eres mi “para siempre”… Te amo Dem, te amo – Dije tan cerca de su boca que cada palabra acariciaba sus labios.
-Es verdad Fiore? Hablas en serio? No lo dices sólo para que me quede? – Preguntó ahogado, claramente conteniendo su emoción.
-Hablo muy en serio, de hecho… De hecho no quiero que te quedes, quiero que me lleves contigo – Dije comenzando a hacer planes.
-Me hablas en serio? – Preguntó retrocediendo para estudiar mi expresión.
-Necesitamos tiempo a solas. Además Tía y Félix van a resultar heridos con esta decisión, y no es justo que se lo restreguemos en la cara. Yo puedo trabajar a distancia, la Corte estaría protegida y si hay casos especiales puedo viajar… Asumo que tú ya tienes permiso de Aro si es que estabas notificándome tu partida? – Pregunté.
-Sí, hablé con él anoche – Respondió.
-Y Tía? – Pregunté.
-Lo sabe… Siempre lo ha sabido y yo nunca lo negué – Respondió. Qué vergüenza, yo considerando y tratando a Tía como una amiga durante todos estos años y ella sabía que yo aún era un peligro inmediato para su relación. Si, ella era un ángel… - Entre turno y turno logré hablar con ella esta madrugada… Como te dije, es una maldita santa. Me dijo que me deseaba lo mejor y se fue a alimentar a la gente que vive en la calle.
Oh, es verdad... Tía trabajaba como enfermera en el hospital y era voluntaria en al menos tres organizaciones de caridad. Cualquier día recibíamos la propuesta de su canonización desde el Vaticano.
-Entonces… Tengo que ordenar mi lado de las cosas – Le dije – Pero lo voy a hacer lo antes posible, lo prometo.
-Isabella, hablas en serio? – Preguntó, insistiendo en llamarme “Isabella” cuando estaba molesto o trataba de distanciarse de mí, a pesar de que era también el nombre de mi hija, la hija de Gianna, lo que lo hacía confuso a veces.
Suerte para todos que ella se había emparejado y se había ido a vivir a Australia, con lo que escapó del influjo opresor de Félix, que como padre era excelente, pero terriblemente sobreprotector.
-Te amo – Beso en la mejilla – Te amo – Beso en la frente – Te amo – Beso en la punta de la nariz – Te amo – Beso en la otra mejilla – Te amo – Beso en la comisura de la boca – Te lo juro Dem, te amo, siempre lo he hecho, sólo necesitaba un empujón para admitírmelo a mí misma… - Dije y lo besé con toda la suavidad del mundo, de lleno en los labios.
Así es como nuestro primer beso debió ser. Bocas rozándose y luego acariciándose, lenguas asomándose tímidas y poco a poco con más confianza… Estábamos los dos arrodillados sobre la manta, mis manos en su cuello y las suyas en mi cintura, labios chupando, dientes mordisqueando, lenguas girando… Dios! Había olvidado lo que era besar a Demetri, lo hacía tan bien, la forma de nuestras bocas se amoldaba perfectamente entre sí, el cómo se movía tentándome, incitándome, provocándome a besarlo más fuerte, más duro, más profundo, a beber de su aliento hasta saborear su esencia…
Gemí.
No pude evitarlo, simplemente gemí y me aferré fuerte a su cabello, lo que se tradujo en un aumento en la intensidad de lo que hacíamos. Los besos se volvieron desesperados, las caricias menos delicadas y premeditadas, sin poder esperar otro segundo para sentirnos por primera vez…
Acerqué mis manos a su cintura y levanté su camiseta, pidiéndole ayuda para quitársela sólo con gestos. Dios! Demetri era hermoso! Su cuerpo no era intimidante como el de un luchador profesional, como el de Félix, sino como el de un nadador, con músculos largos y elegantes.
Delineé con la yema de mis dedos los bordes de sus abdominales y la sexi V de sus caderas, tocando lo que había memorizado de vista, mientras él bajaba los pabilos de mi vestido. Una vez que los bajó delineó el cierre en la espalda. Yo le sonreí y asentí levemente, y él, muy despacio, bajó el cierre.
Poco a poco mi vestido cayó dejándome vestida sólo en unas pequeñas bragas rojas.
Dem abrió mucho los ojos y se detuvo, retrocediendo.
Si lo hubiera conocido menos me habría ofendido, pensando que se había arrepentido o que no le gustaba lo que veía, pero yo sí lo conocía. Dem simplemente no sabía cómo actuar ante lo que había deseado durante tanto tiempo, temiendo hacer algo mal y que lo rechazara y perdiera esta única oportunidad.
Bueno, eso y que me quería ver bien los pechos…
Tomé su mano y la dirigí a mi pecho desnudo, haciendo que su mano me cubriera completamente. Puse mi palma sobre el dorso de su mano y apreté justo con la intensidad con la que lo quería sentir.
-Tócame Dem – Susurré – Te puedo tocar yo? – Pregunté. Él asintió y yo poco a poco desabroché sus jeans y los bajé. Oh sorpresa, iba comando…
Después de maniobrar un poco, más bien torpemente, quedamos los dos desnudos el uno frente al otro. Estábamos tan tímidos, tan inseguros, con tanto miedo de arruinarlo todo que él ya no era el galán de las miles de mujeres ni yo una mujer con décadas de experiencia. Éramos un par de novatos temblando ante cada toque.
Pasé las palmas de mis manos por su torso y él cerró los ojos sin ni respirar. Me acerqué de a poco mientras masajeaba sus pectorales hasta que mis pechos tocaron su piel y mi boca quedó a la altura de su clavícula.
Besé desde un hombro hacia el otro dejando un rastro de besos húmedos. Nuestra piel rozándose creaba un calor maravilloso, deliciosas cosquillas que nunca antes sentí.
Dem se dejó hacer.
Él necesitaba que después de tantos años de negativas mi “SI!” fuera contundente y libre de dudas. Necesitaba convencerlo.
Acaricié su espalda mientras comencé a besar su cuello, y cuando llegué a ese sensible espacio bajo el lóbulo de la oreja, mordí, no lo suficientemente fuerte para traspasar su piel pero sí para que lo sintiera.
Él gruñó.
-Eres mío – Afirmé – Te voy a marcar Demetri, no hoy, no ahora, pero pronto, y todas van a saber que eres mío y de nadie más. La mía va a ser la única marca que vas a llevar en tu piel…
Dem reaccionó ante esto como una bestia. Se lanzó sobre mí empujándome al suelo sobre la manta, y me cubrió con su cuerpo, dominando completamente el mío.  
Me besó con un hambre que no conocí jamás, bordeando en la violencia, sus caricias eran un placer exquisito que bordeaba en el dolor, todas las sensaciones eran intensas y aumentadas por el sentimiento de culminación de un proceso que veníamos arrastrando por demasiado tiempo.
Besó mis pechos chupando sus contornos como si quisiera marcarlos con sus labios. Mordisqueó mis pezones hasta que no supe si quitármelo de encima por bruto o acercarlo y obligarlo a penetrarme en ese preciso instante.
Gemí, lo arañé, me sacudí, grité, y él siguió en modo cavernícola, bajando por mi cuerpo, lamiendo, besando, chupando y marcando con su esencia cada parte de mí. Hasta mi ombligo recibió ese tratamiento, combinando sensaciones deliciosas con un poco de dolor que hacían que mis terminaciones nerviosas saltaran ante su contacto.
Lo entendía… Cómo no hacerlo? Me estaba haciendo el amor, pero de alguna forma me castigaba por los años de agonía que le causé.
Nunca había tenido relaciones de esa manera, tan intensa y salvaje, con tantas emociones desatadas.
Cuando llegó a mi sexo, literalmente se sumergió en mí. Bebió mi excitación como si fuera ambrosía, no sólo saboreándome, sino marcándose a sí mismo con mi olor.
Tomó mi clítoris entre sus labios y me penetró con los dedos hasta que a los pocos minutos me retorcía con orgasmos que se sucedían en oleadas, provocando largos ciclos de placer que casi me dejan ciega.
-No puedo más – Me dijo subiendo para susurrar en mi oído. Estaba impregnado de mí – No puedo esperar más…
-No… No esperes… Hazlo Dem… Hazlo… - Jadeé tomando sus glúteos con mis manos y empujándolo hacia mi centro. Mis pies rodeaban sus pantorrillas y no había ningún lugar de nuestros cuerpos que no se estuviera tocando aunque fuera un poco.
-Te voy a hacer mía, Fiore – Me susurró en un tono íntimo y sexi, lleno de promesas que sabía que iba él a cumplir. Dem nunca, nunca me había decepcionado.
-Como siempre debió ser – Le dije besándolo tentativamente. Él respondió al beso devorándome la boca y luego  de un par de minutos se retiró unos centímetros.
Mirándome a los ojos emitió sólo una palabra… – Mía?
-Tuya… - Confirmé y él moviéndose con velocidad vampírica me mordió el cuello y me penetro a la vez.
La mordida y el veneno me ardieron como hijos de puta, a pesar de que mi cuerpo lo reconoció como el veneno de mi creador. He sufrido algunas mordidas en batallas con otros vampiros, y la sensación era completamente distinta. Dem no me estaba tratando de dañar, simplemente volvía a marcarme.
Y además el dolor era temperado con el placer de sentirlo al fin dentro de mí.
Al principio no se movió, pasaron unos segundos en los que ninguno de los dos respiró, hasta que yo gemí y jadeé. Entonces pasaron dos cosas. Primero, soltó el agarre de sus dientes y comenzó a lamer el mordisco tiernamente para sanarlo; y segundo, sus caderas empezaron a rotar, buscando los puntos más sensibles en mi interior.                             
Esa primera vez ninguno de los dos fue cool ni demostró una gran pericia sexual. Fuimos más bien torpes, brutos y animalescos. Eso no era sexo refinado o una demostración técnica de seducción. Era pasión desatada, posesión y reafirmación. Era la necesidad de compenetrarnos en cuerpo y alma, de mezclar nuestros olores, de reconocer nuestros sabores, de amarnos sin medida, porque por fin podíamos. Porque al fin yo lo permitía.
Dios! Tanto tiempo perdido! Tantos noes, tanto temor a arriesgarme… Si no hubiera sido porque éramos inmortales no me lo habría perdonado jamás, pero gracias a dios, aún teníamos una eternidad por delante.
Se lo compensaría.
Lo haría feliz.
Dem nunca se arrepentiría de darme una nueva oportunidad cuando ya había renunciado completamente a mí.
oooOooo
Cuando terminamos ya era de noche. Nuestra vieja manta estaba toda arrugada y en algunos sitios rasgada  y los cojines eran simples regueros de plumas.
Dem estaba apoyado nuevamente con la espada en el tronco de nuestro árbol y yo descansaba con la espalda en su pecho. Sus brazos me rodeaban con fuerza a pesar de nuestra postura relajada. No trataba de retenerme, simplemente necesitábamos sentirnos mutuamente.
Con mi rostro en su clavícula levanté la nariz para olisquear su cuello. Ya no olía sólo a él. Nuestras esencias estaban fundidas en una sola, deliciosa y llena de connotaciones.
-Te amo – Dije besando su manzana de adán.
-Dilo de nuevo – Dijo mordisqueando mi lóbulo.
-Te amo – Le respondí.
-Esto es sólo porque te dije que me iba? – Preguntó titubeante, a pesar de lo que recién había ocurrido.
-No – Respondí besando su mejilla - Es porque un día te encontré borracho como una cuba en tu habitación, frustrado y sin saber qué hacer porque yo te había advertido que no volvería a dirigirte la palabra por amenazar con comerte a Gianna. Te desesperaste y me gritaste: “Me dueles Chica Zombi, me dueles y te odio y te amo y me dueles…”, y nunca he escuchado algo más dulce y terrible Dem, calaste muy hondo en mí… Por eso se me ocurrió lo de nuestro “compromiso”… Necesitaba amarrarte a mí y necesitaba darte una promesa a ti. Esas fueron las palabras más hermosas que me han dicho jamás, Demetri, y resumen lo que tú eres. Por eso te amo, porque no me muestras ilusiones o falsas promesas. Me muestras a un hombre de verdad, con defectos y virtudes, y me has hecho amar ambos. Me conoces, y te entregaste sin condiciones, sabiendo que tus probabilidades no eran las mejores… Te amo Dem, porque soy tuya desde siempre y ya luché con uñas y dientes contra esto todo lo que estoy dispuesta a pelear. Ahora cierro los ojos y me entrego a ti esperando lo mejor.
-Va a ser difícil – Afirmó.
-Lo sé – Respondí.
-Félix va a sufrir – Me advirtió.
-Tuvimos una larga y hermosa relación – Respondí – Si no funcionó, no funcionó. No pretendo engañarlo, y de verdad le deseo lo mejor. Estuvimos juntos muchísimos años y lo amé… - Dije apretando su mano antes de que me interrumpiera – Pero creo que si no hubieras estado siempre a mi lado no habríamos durado ni un año – Afirmé.
-Por qué? Cómo es eso? – Preguntó él, escéptico.
-Porque todo lo que no tenía con él lo tenía contigo – Le dije – Nunca me faltó nada porque todo me lo dabas tú… Contigo he tenido más risas, más complicidad, más códigos y mayor sincronía de los que tuve jamás con él… Félix es un gran hombre, lo quiero y lo respeto, pero simplemente no puedo vivir sin ti. Si tú te vas me voy contigo Dem, no hay dudas ni titubeos. Mi lugar está a tu lado… - Dije convencida.
-Chica Zombi… - Susurró él pasado un momento.
-Mmmmmh?
-Te amo…
-Mmmmmh…
-Chica Zombi…
-Mmmmmh?
-…Por siempre…
-Y yo a ti… Desde siempre… Para siempre… - Dije exponiendo mi cuello para que él pudiera besar delicadamente su marca en mi cuello.
-Chica Zombi…
-Mmmmmh?
-Ahora sí te voy a coger como corresponde – Dijo abarcando uno de mis pechos con una mano y deslizando la otra hacia mi sexo.
oooOooo
Nos demoramos varios días en “emerger”. Teníamos demasiado tiempo perdido que recuperar, y nos amamos de todas las formas conocidas y hasta creo que nosotros inventamos un par.
Hacer el amor con Demetri era entretenido y apasionado, y divertido y estimulante y creativo. A veces se portaba como un animal para luego adorarme por horas, luego hacerme cosquillas y luego buscar nuevas zonas erógenas…
Fue maravilloso.
Pero llegó el momento de enfrentar a la realidad. Había que dar la cara y cortar los lazos que necesitaban ser cortados.
Sentía pena por Félix? Sin duda… Pero no me quedaría con él por lástima. Nos dimos una oportunidad que duró más de lo razonable, y fue una linda relación. Pero por fin veía claro… Demetri era mi destino, mi creador, mi amigo y mi amor.
Dejaría la cobardía de lado.
Lentamente nos vestimos, demorados por besos y caricias robadas. Recogimos la manta destrozada y las fundas de los cojines.
Nos tomamos firmemente de la mano y comenzamos a caminar.

&&&&&&&&&&FIN&&&&&&&&&&
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Ahí lo tienen. Final alternativo para quienes amaron a Demetri tanto como yo.
Abrazos y espero lo hayan disfrutado.

A.

3 comentarios:

  1. Me encanto, ame cada capítulo pero aún más este último. Porque siempre me pareció mejor Dem que Félix.
    Si existiese alguien así, lo querría para mi.
    Si te basas en alguien presentamelo!! :)
    Eres muy talentosa, no dejes de escribir, yo te leo en fanfic pero por alguna razón no me deja comentar, y no se sí es para suerte de ustedes, porque sino estaría insistiendo en actualizar cada segundo.
    Habrá continuación?
    Porque aquí tienes una amante lectora segura!! :)
    Feliz día!! Cuídate mucho!!

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    Respuestas
    1. Hola Brenda!
      Muchas gracias por comentar, me alegro de que te haya gustado esta historia. Te cuento que de momento no tengo pensada una continuación, y aunque varias lectoras me lo han pedido, a menos que tenga una buena idea que lo justifique, no quiero estirar la historia sin una buena base que la sustente.
      Sobre si existen hombres como Dem, pues sí, existen, y yo tengo la tendencia a enamorarme de ellos. El chico malo que se redime es irresistible... Al menos para mí.
      Te invito a leer mi nueva historia, "Mi Destino", que ya está empezando a tomar forma.
      Un abrazo y por favor, siéntete libre de usar la plataforma que más te acomode para comunicarte, ya sea FF, mi blog, o Facebook. Estaré feliz de contestar tus preguntas.
      Cariños
      Asallam

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  2. HOLA
    LA VERDAD ES QOE ME ENCANTO ESTE CAPITULO POR QUE AUNQUE FELIX ES LINDO Y TODO ESO CON ELLA ENCONTRAR A ALGUIEN QUE SEA ASI DE PERFECTO PARA TI COMO LO ES DEM PARA SU CHICA ZOMBIE ES UNICO Y NO IMPORTA CUANTO VIVAS ESTO ES IMPERDIBLE .
    LA HISTORIA ME ENCANTO ES MARAVILLOSA COMO TODO LO QUE ESCRIBES ASI QUE SIN ANIMOS DE PRECIONAR NI NADA NO NOS ABANDONES ASI DE LARGO POR QUE ESTO QUE ESCRIBES ME TIENE AD
    ICTA YA ME LEI TODO LO QUE ESCRIBISTE POR LI MENOS DIEZ VECES
    UN ABRAZO Y UN BESO TARDIO POR LO DE TU CUMPLE
    ATTE ALEXANDRA

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