Ojalá les guste cómo se resuelven las cosas, cariños.
A.
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Capítulo 32
And suppose I never ever met you
Suppose we never fell in love
Suppose I never ever let you kiss me so sweet and so soft
Suppose I never ever saw you
Suppose we never ever called
Suppose I kept on singing love songs just to break my own fall
Just to break my fall
Just to break my fall
Break my fall
Break my fall
Suppose we never fell in love
Suppose I never ever let you kiss me so sweet and so soft
Suppose I never ever saw you
Suppose we never ever called
Suppose I kept on singing love songs just to break my own fall
Just to break my fall
Just to break my fall
Break my fall
Break my fall
Fidelity / Regina
Spektor
GARRETT POV
Lo mataría. Lo mataría. Isabella tendría que entender… Si es
que despertaba… No! Cuando despertara. Ella comprendería que no
podía sino perder el poco control que me quedaba. Incluso con Peter y Emmett
conteniéndome los brazos, y Jasper forzándome a la sumisión con su poder por la
espalda, sentí que si realmente quisiera me los podría sacar de encima y acabar
con el niño dorado de Carlisle.
Maldito pusilánime hijo de puta! No se podía ir al bosque o
a un hotel mientras nos encargábamos del asunto, oh no! Tenía que quedarse en
casa con su familia, para decidir unilateralmente cuándo la perra de Victoria
había tenido suficiente.
Yo era el único que tenía derecho a decidir! Era mi mujer la que yacía inconsciente, eran
mis hijos los que peligraban en el
vientre de su madre, tan grandes que consumían toda su energía, pero
aparentemente aún demasiado pequeños para sacarlos.
Lo mataría. Victoria no debía morir hasta que yo sintiera
que había pagado todo el daño que nos hizo, y eso definitivamente no sería
hasta mucho después de que mi Isabella despertara… Si es que despertaba…
Frank y Pepe se acercaron cuidadosamente para ayudar a
calmarme, y entre todos más el don de Jasper, comencé a respirar normalmente en
lugar de resoplar.
Por supuesto que aún planeaba arrancarle la cabeza a Eddy y metérsela
en el culo antes de lanzarlo en la misma hoguera en la que quemaríamos el
cuerpo de Victoria... Sólo necesitaba que mis amigos se confiaran, que me
soltaran, era cosa de fracción de segundos, nada más.
-Garrett! Garrett! - Gritó Lis desde el interior de la casa
– Bella! Bella despertó!
No tengo ni idea de lo que pasó en el tramo entre el patio y
la cama de mi mujer, supongo que todos volaron por los aires, y supongo que no
me detuve a matar a Edward, porque habría significado atrasarme en llegar junto
a mi Isabella.
Siempre podía matarlo más tarde.
Isabella luchaba por abrir los ojos, pero había demasiada
luz en la habitación.
-Lis, cierra las cortinas – Dije en voz baja mientras tomaba
la pequeña mano de mi mujer, casi tan pálida como la mía.
-Garr? – Susurró Isabella tratando de enfocar su mirada en
mí.
-Aquí estoy Isabella – Besé su palma y restregué mi mejilla
en ella – Aquí estoy.
-Emmetito? Garretito? – Hizo amago de mover su mano hacia su
estómago pero un gemido de dolor salió de sus labios y contrajo el brazo
gimiendo otra vez.
-Shhhhhh… Tranquila, ambos están bien, no quisimos
transformarte para que ellos tuvieran tiempo de desarrollarse un poco más, pero
eso significa que todas tus heridas deberán ser tratadas de la manera humana
tradicional – Dijo Lis.
-Bien… – Dijo ella respirando profundamente y encogiéndose
de dolor.
-Cuidado, tienes dos costillas rotas y el pulmón colapsado…
Bueno, estaba colapsado, ahora ya está mejor, pero suspirar probablemente no es
una buena idea – Dijo Lis acercándose a la línea intravenosa conectada a
Isabella con una jeringa llena de algo.
-Qué es eso? – Preguntó Isabella – No quiero nada para el
dolor, puede dañar a los bebés…!
-No es nada para el dolor, son antibióticos – Dijo Lis
introduciendo el líquido.
-Garr, estás bien? – Preguntó con voz ronca y desentonada,
estudiándome.
-Perfectamente – Dije hundiendo mi rostro en su cuello,
cuidando no tocar su clavícula o su hombro dislocado.
-Alguno de los nuestros…? Char? – Preguntó.
-Todos bien, éramos más y mejores luchadores, nos demoramos
en acabar con ellos porque se dispersaron en el bosque, pero las tres perras
están muertas – Le aseguré.
-Te amo… Pensé que me moría cuando Victoria me dijo que te
habían matado… Más aún cuando dijo que mataría a uno de nuestros bebés y el
otro se lo daría a María para que lo criara – Dijo Isabella mientras lágrimas
corrían por sus mejillas – Dijo que me patearía el estómago… Me preguntó qué
bebé me gustaba más, si el de la derecha o el de la izquierda… - Sollozó.
La ira que me embargó fue como nada que hubiera vivido
nunca, sentí que la irradiaba visiblemente. Nadie había dicho nada respecto a
las amenazas de Victoria. Nadie me dijo que Victoria quiso obligar a mi mujer a
elegir entre nuestros hijos, nadie dijo que amenazó con que mataría al otro a
patadas…
-Fuera – Gruñí a Lis sin dejar de ver a mi mujer, que
lloraba con la mitad de su carita inflamada y manchada de moretones.
-Garrett no creo que sea una buena idea, no estás estable
emocio… - Dijo Lis pegándose a la pared.
-FUERA! – Rugí tan alto que la cama llegó a vibrar.
Jasper apareció en la puerta.
-Lis, cariño, ven conmigo – Dijo con voz serena, estirando
la mano.
-Pero Bella…
-Garrett nunca le haría daño – La tranquilizó – Pero no
estoy seguro de poder decirlo mismo con nadie más. Ven, vamos a cazar, debes
estar hambrienta…
-No voy a ir a cazar, me voy a quedar por aquí por si Bell
me necesita… - Dijo Lis.
Lis salió y cerró la puerta mientras yo comencé a resoplar
como un toro a punto de embestir. Victoria… Cómo me gustaría poder arrancar su
cabeza de entre las cenizas, volvérsela a pegar y torturarla en serio… Porque
lo de la cal eran vacaciones en relación con lo que tenía pensado para ella.
-Garr… - Musitó Isabella trayéndome al presente.
La miré incapaz de responder, incapaz de emitir sonido.
-Garr, acuéstate conmigo – Me pidió – Te necesitamos…
-Isabella no… Yo… No puedo… Te haría daño… Necesito matar a
alguien… - Balbuceé.
-Tú no me harías daño jamás – Rebatió – Te necesito,
necesito que me toques… O es que me veo tan horrible? – Preguntó insegura.
-Pero qué dices? Estás herida y maltratada, nunca horrible!
– Le dije – Pero entiende, estoy tan furioso que…
-Que nada. Yo también estoy furiosa con lo sucedido, pero no
hay nada que pueda hacer al respecto. Si no vienes a acostarte conmigo voy a
pensar que ya no te gusto y voy a llorar – Dijo exagerando un puchero.
No pude evitar sonreír un poco. Pequeña manipuladora…
-Eres terrible – Le dije quitándome los zapatos y luego los
jeans.
-Esa camiseta está manchada, eeeeew, mejor te la quitas –
Dijo ella aguantándose la risa que le daba vencerme.
Me quité la camiseta quedando sólo en boxers.
-Ahora qué? – Pregunté.
-Ven de este lado, que no me duele nada – Me indicó
golpeando suavemente la colcha.
Con todo cuidado de no sacudir la cama gateé hasta ella y
comencé a recostarme.
-Así no sirve. Tiene que ser por debajo de las sábanas, piel con piel – Me corrigió.
Obedecí. Piel con piel. Yo también deseaba eso.
Con mucho cuidado me metí bajo las sábanas y me acurruqué
moldeando mi cuerpo con el suyo. Una vez que todo mi frente tocó todo su
costado ambos suspiramos satisfechos.
-Así está mejor – Dijo ella girando el cuello cuanto le
permitía su lesión y besando la línea de mi mandíbula.
-Sí – Admití – Así está mucho mejor.
-Soñé contigo, sabes? – Preguntó – Todo el tiempo, cada vez
que sentí que me iba tú me llamabas. No te podía dejar…
-Por supuesto que no me puedes dejar! – Exclamé horrorizado
– Qué sería de mí sin ti?
-Te amo Garr, ya todo se acabó, verdad? – Preguntó. Estaba
implícito que hablaba no solo de Victoria sino de todas las amenazas.
-Todo se acabó – Le dije – Antes de lo esperado, pero ya me
encargaré de eso…
-Qué pasó? – Preguntó percibiendo mi cambio de humor.
-Capturamos a Victoria y la metimos en cal – Respondí – No
la pensaba matar hasta que tú te recuperaras, lo justo es que ella sufriera
contigo – Dije cautelosamente. No sabía la posición exacta de Isabella con
respecto a la tortura.
-En cal… - Dijo y frunció el entrecejo – Garr, eso es
bastante horrible! – Exclamó pero sin sonar demasiado escandalizada.
-Y lo que te hizo a ti no es horrible? Y lo que quería hacer
con nuestros bebés? – Rebatí.
-Tienes razón, que se pudra la perra – Dijo Isabella
endureciendo sus rasgos más de lo que creí posible. A ella la podían atacar,
pero alguien tocaba a sus hijos y la cosa cambiaba.
-Sí, bueno, lamentablemente no se va a poder – Dije
suspirando y besando su cabello.
-Por qué? Se escapó? – Preguntó ella asustada.
-No – Le dije amargamente - Edward decidió que Victoria ya
había sufrido demasiado y la mató hace un rato, antes de que pudiéramos
reaccionar para evitarlo – Le dije – Tú despertaste justo mientras Jasper,
Emmett, Peter, Frank y Pepe trataban de contenerme para que no lo matara.
-Edward salvó a Victoria? Pero por qué? Entiendo que la
noticia de nuestra relación y los bebés le cayó mal, pero de ahí a compadecerse
de mi torturadora… - Preguntó desconcertada.
-Edward no la trató de ayudar, simplemente se cansó de
escuchar sus lamentos mentales, ya que físicamente estaba amordazada.
-Ese gran hijo de puta… - Masculló Isabella – Me está
escuchando?
-Apostaría a que sí – Respondí.
-Edward Cullen eres un pacato cobarde que no es capaz ni de
vengar o permitir que venguen a la mujer que dijiste amar alguna vez! – Gritó
Isabella tan fuerte como le permitieron sus heridas - Yo te amé y luché contra Garrett y su amor incondicional
con todas mis fuerzas para serte leal a ti, a
ti! Pero ahora veo que no te mereces nada, ni mi amor ni mi lealtad porque
no eres un hombre de verdad, eres sólo un niño caprichoso, tonto y asustado,
que vive temiendo al infierno a pesar de
ser inmortal. Le quitaste a mi hombre su derecho de vengarme y si bien antes te
compadecía por el daño que supuestamente te hice al dejarte, ahora te odio, me
escuchaste? – Luego me miró a mí, que rebosaba de orgullo – Me escuchó?
-Te escuchó – Confirmé afinando el oído para constatar que
Alice se había acercado a Edward para consolarlo. Aparentemente había caído de
rodillas en el patio y no se quería levantar.
-Bien – Dijo – Tengo hambre y estoy asquerosa, quiero
ducharme.
-Lis? – Pregunté.
-Qué quieres comer Bell? – Preguntó Lis entrando otra vez a
la habitación.
-Tártaro alemán – Respondió Isabella.
-Agh, que asco – Arriscó la nariz Lis – Jasper, puedes ir a
la ciudad y comprar comida para Bell?
-Seguro – Dijo asomándose por una ranura de la puerta –
Puedo? – Preguntó.
-Pasa, pero vas a ver a un monstruo deforme – Dijo Bella
haciendo un puchero.
-No sabes lo contento que estoy de que estés bien – Dijo
besando su frente. Le debe haber enviado algo a Isabella porque ella sonrió
tanto como pudo.
-Garrett quiero ver a Belly, me dejas pasar? – Preguntó
Emmett desde la entrada.
-Pasa, Emmett – Dije relajándome. Esta era mi familia, ellos
darían la vida por mi mujer.
Emmett se apresuró al pie de la cama, del otro lado que me
encontraba yo, y tomó la mano de Isabella delicadamente.
-Hola Emmy – Dijo ella.
-Hola Belly – Dijo él apoyando su cabezota en el vientre de
mi mujer, algo que ni yo me había atrevido a hacer por miedo a dañarla.
-Cómo están ustedes? – Preguntó ella en general.
-Mejor ahora – Dijo Jasper – Qué quieres que te traigamos? –
Le preguntó.
-Carne cruda… Posta molida, supongo… Y huevos… Y también los
ingredientes para hacer pie de limón – Dijo Isabella.
-No es mejor si te compramos un pie? – Preguntó Jasper.
-No, tiene que ser casero, me gusta la receta que aparece en
elgourmet.com. – Dijo ella.
-Y quién lo va a cocinar? – Preguntó Jasper.
-Peter o Char… Dónde están ellos? Están bien? – Preguntó
otra vez ansiosa.
-Ellos discutieron hace días, y ahora se están reconciliando
– Dijo Jasper.
-Char no se separó de tu lado hasta lo de la casi pelea con
Edward, y cada día te pintó las uñas de un color distinto – Dijo Lis.
-Bueno, a lo mejor me puedo cocinar mi pie yo misma… - Dijo
Bella.
-Absolutamente imposible – Dijo Lis – Estás en reposo
absoluto, no puedes pasearte por la cocina.
-Se puede sentar? – Pregunté.
-Sí, claro – Dijo Lis.
-Entonces la sentaremos en la mesa de la cocina y ella me
dirigirá mientras cocino – Dije aún casi desnudo y abrazado a ella.
-Harías eso por mí? – Preguntó Isabella. Yo rodé los ojos.
Había algo que no estuviera dispuesto a hacer por ella?
-Bueno, entonces Emmett y yo nos vamos – Dijo Jasper.
-Y mi baño? – Preguntó Isabella.
-Yo te voy a bañar – Dije antes de que Lis hiciera o dijera
nada. Por una vez ella comprendió. Necesitaba reconectar con mi Pareja.
Todos comenzaron a salir para realizar distintas tareas.
Preparé la tina con agua caliente recordando casi con
añoranza el termómetro para asar pavos que compró Peter a Bella para que no la
metiéramos en agua demasiado caliente… Eso no fue hace tanto tiempo, sólo unos
meses, y mi vida era otra tan distinta, solitaria, sin raíces...
Ahora en cambio mi mujer me amaba, mi clan se había
transformado en una numerosa familia y sería padre de dos bebés, algo tan
imposible que a pesar de ver la enorme panza de Isabella y de escuchar los
pequeños corazones latir, muchas veces me costaba creerlo.
Cuando salí del baño Isabella estaba sola en la habitación y
Lis la había desconectado de los monitores y quitado la cánula del suero y
medicamentos.
-Te voy a tratar de mover suavemente – Le dije acercándome –
Pero probablemente te va a doler…
-No importa, nada es peor que apestar – Respondió.
La tomé entre mis brazos privilegiando el contacto en su
lado bueno y aunque cerró los ojos y apretó los dientes, Isabella no emitió
sonido.
La llevé al baño la puse de pie junto al WC.
-Necesitas que te deje un momento? – Pregunté.
-Sí por favor – Murmuró. Mientras ella hacía sus necesidades
yo me apuré en cambiar las sábanas y hacer la cama.
Sonó la descarga y ella me llamó.
-Lista? – Pregunté y ella asintió. La tomé en brazos y la
senté en el vanitorio.
-No quiero que te veas al espejo – Le dije mientras rasgaba
su camiseta, ya que no podía mover el brazo dislocado – Te vas a alterar y eso
no le hace bien a los bebés.
-Tan desfigurada quedé? – Preguntó débilmente – Crees que
mejorará con la conversión o seré un monstruo por siempre?
-Tu rostro está amoratado e hinchado, pero no es permanente,
incluso si te dejáramos permanecer humana sanarías en poco tiempo – Le dije
acariciando su mejilla sana – Pero eso no quita que te impactaría verte, la
perra esa te rompió los huesos de la mejilla, así es que además tienes un ojo
en tinta.
-Sí, recuerdo que me abofeteó y me azotó contra el muro –
Dijo – Pero yo estaba consciente, recuerdo hasta que llegaron Peter y Char a
salvarme…
-Gracias a dios llegaron a tiempo – Dije mientras la
depositaba con todo cuidado en la tina.
-Recuerdo que Victoria trató de atacarnos y Char me
protegió, y eso fue todo… - Dijo frunciendo el ceño mientras yo la mojaba con un jarrito plástico y ella
suspiró satisfecha.
-Aparentemente tienes un poder – Le dije – Siempre hemos
pensado que eres una especie de escudo porque puedes interferir con la mayoría
de los poderes ajenos, excepto cuando no quieres, como es el caso de Jasper. A
él a veces lo bloqueabas cuando vivías en Forks, pero no desde que vives con
nosotros…
-Ajá – Dijo ella interesada – Yo nunca quise que Edward
supiera lo que pienso…
-Ahí tienes – Le dije – Pero lo del otro día fue distinto,
fue la manifestación del escudo físico más poderoso que hemos visto. No sólo te
protegiste a ti y a Charlotte siendo humana, sino que prácticamente rostizaste
a Victoria cuando las tocó. Creemos que ese esfuerzo es el que te dejó
inconsciente, un humano no debería poder hacer eso…
-Y ese señor… Ese del clan Denali, el que da miedo… - Dijo.
-Eleazar? – Pregunté.
-Sí, ese, escuché a Jasper comentar que él puede ver los
dones ajenos y conocer su alcance… Dijo algo sobre mí? – Preguntó mientras le
lavaba el cabello.
-Bien pensado Isabella – Dije besando la punta de su nariz –
Aparentemente lo bloqueas a él también, lo que confirma que eres un escudo,
aunque Eleazar no nos puede decir qué tan poderoso ni el alcance de ese poder.
Sólo podemos asumir que uno muy eficaz, eres una mujer increíble – Dije
aplicando bodywash en una esponja nueva y comenzando a deslizarla por su piel.
-Creo algo – Dijo Isabella después de un rato con los ojos
cerrados disfrutando de mi toque.
-Qué crees? – Pregunté pasando bodywash por su estómago con
mis manos desnudas. Mis chicos parecieron reconocerme porque patearon a mi
paso.
-Auch! – Se quejó Isabella – No los hagas patearme cuando
tengo costillas rotas!
-Lo siento! No pensé – Dije quitando la mano de inmediato.
-Está bien, los bebés te extrañan, es sólo que me duele un
poquito, ellos parecen ser más fuertes y resistentes que yo… - Dijo mirándose
la panza con ternura pero sin tocarla.
-Tiene sentido si son medio vampiros – Dije encogiéndome de
hombros. No lo había pensado antes, pero por supuesto que mis chicos serían más
fuertes que su madre! – Bueno, dime qué es lo que crees – Dije regresando a
nuestra conversación previa.
-Creo que los bebés potencian mi don… Algo de su veneno debe
recorrer mi sistema, tal vez no suficiente para convertirme pero sí para
conectarme con ellos… - Dijo mirándome a ver qué opinaba.
-Como diría Lis,
“esto son puras suposiciones mientras no se demuestre empíricamente” – Le dije
chorreando agua en su pecho – Pero me parece una buena hipótesis, no me lo
explico de otro modo.
-Garr… No te da miedo que te rostice como a Victoria? –
Preguntó muy despacito.
-No Isabella, ese es un don defensivo, y si alguna vez
llegas a sentirte tan amenazada por mí, entonces me merezco que me rostices –
Respondí totalmente honesto.
-No quiero hacerle daño a quienes amo – Murmuró.
-No lo vas a hacer. Jasper y Lis pueden ayudarte a manejar
tu don cuando sea el momento, por ahora es importante que te mantengas
tranquila de modo que no haya posibilidad de que despellejes a alguien por
error, vale? – Pregunté y ella asintió – Agáchate un poco para lavar tu espalda
– Le dije.
-Entones es mejor que ninguno de los Cullen se me acerque,
en especial Edward, quién sabe qué puedo hacerle a propósito, con lo furiosa
que estoy con él – Dijo no sé qué tan en serio, pero plenamente consciente de
que Edward y todos los demás estaban escuchando.
-No hay problema, si llegara a acercarse lo suficiente para
tocarte tendría que partir por quitarse el lanzallamas que yo le metería por el
culo – Gruñí – Abre – Le indiqué para que separara las piernas. Sus ojos se
obscurecieron pero no dijo nada.
Hice mi labor a consciencia y para cuando terminé ella
jadeaba y yo tenía una erección capaz de taladrar roca.
-Me vas a dejar así? – Susurró cuando me retiré.
-Se está enfriando el agua – Respondí con voz baja.
Ella hizo un puchero que rompió mi corazón y la saqué de la
tina con todo cuidado, y la dejé de pie junto al vanitorio.
Envolví su cabello en una toalla y usé otra para secar su
cuerpo. Luego saqué su cosmetiquero del vanitorio y le puse desodorante tal
como a ella le gustaba y me fui a sacar una de mis camisas de la cómoda, ya que
una camiseta no serviría al no poder mover su brazo. Una vez lista le quité la
toalla del cabello y la peiné mientras ella se lavaba los dientes y sequé su
cabello con secador para no arriesgar un resfrío.
Ella se dejó hacer mansamente.
Luego la tomé en mis brazos una vez más y la llevé a la
cama.
-Olvidaste ponerme ropa interior – Me dijo antes de que la
cubriera con la sábana.
-No, no lo olvidé – Respondí acostándome a su lado. Ella
entrecerró los ojos estudiándome pero no dijo nada hasta que sintió mi mano
deslizarse entre sus piernas. Estaba excitada y su aroma me estaba volviendo
loco – Creíste de verdad que te dejaría a medias? – Le pregunté.
-Eso pareció – Dijo débilmente.
-No Isabella, mi mujer no va a quedar insatisfecha si yo
puedo evitarlo – Dije recorriendo su sexo. Conocía cada pliegue, cada zona
erógena, los ritmos que le gustaban y aquellos que la enloquecían... Tomé las
cosas con calma, sólo quería tocarla, no alterarla demasiado o Lis me
regañaría.
-Oh… Eso es… Mmmmmh… Garr… Sí… Oh… Oh… - Mientras la
acariciaba tomé uno de sus pechos en mi boca y al sentir que se mojaba más la
penetré lentamente con dos dedos. Cuándo sería el día que podría volver a
hacerle el amor?
-Te gusta Isabella? – Gruñí en su oído.
-Sí, tú sabes que sí… - Gimió.
-Quieres acabar? – Pregunté.
-Sí, sí Garr… Sí… - Balbuceó y yo comencé a rodear su
clítoris con el pulgar, rápido, rápido, hasta que arqueando la espalda mi mujer
gimió y llegó al clímax. Yo dejé mi mano es su monte de Venus simplemente
porque me gustaba su humedad y su calor, por lo que me di cuenta de inmediato
cuando sucedió.
Humedad… Demasiada humedad… No era normal.
-Garr? Garr lo siento… Parece que me hice pis – Musitó
muerta de vergüenza.
-No – Dije aterrado de las consecuencias y sobretodo de Lis
– No Isabella, no es orina… Rompiste fuente.
-Otra vez? – Preguntó ella – Ouch! – Se llevó la mano buena
al estómago.
-La vez anterior no rompiste fuente, sólo perdiste algo de
líquido amniótico, pero ahora parece que la cosa va en serio.
-Garr, duele! Los bebés se están moviendo un montón… – Dijo tratando de encogerse, pero demasiado
dañada para encontrar una posición cómoda.
-Lo siento, lo siento, lo siento – Repetí una y otra vez –
Lis!
-Te dije que no la alteraras y qué hacen el par de
descriteriados? Sesión de orgasmos, eso es lo que hacen, justamente una de las
mejores maneras de estimular un parto! – Entró Lis, que evidentemente estaba
esperando afuera.
-Lis, vamos a hacer lo que hablamos? – Preguntó Isabella con
la frente perlada de sudor.
-Sí Bella, no veo otra manera, no puedes enfrentar un parto
normal con tantos hueso a medio soldar… - Dijo Lis.
-Ok, Ok, Ok… - Se repitió Isabella.
-Qué van hacer? –
Pregunté.
-Qué tan bien alimentado estás? – Preguntó Lis.
-Me alimenté ayer, Peter me obligó a ir a cazar junto a los
Meléndez - Respondí.
-Esto va a ser sangriento y no puedes perder el control – Me
advirtió.
-Jamás perderá el control con mi mujer e hijos – Dije
ofendido – Qué hay de ti?
-Con el festival de emociones extremas que se ha dado lugar
los últimos días estoy más que en control – Respondió.
-Bueno, pero qué van a hacer? – Insistí.
-Una cesárea – Dijo Lis mientras examinaba a Bella entre las
piernas – Tapón mucoso completamente desprendido, contracciones irregulares –
Masculló - Le voy a aplicar una inyección de anestesia llamada peridural, entre
las vértebras, para ser precisa, en el eje neuroaxial, y con eso va a quedar
consciente pero insensible desde el esternón hacia abajo... Luego le hago un
tajo, le saco a los bebés y la coso. De acuerdo a cómo evolucione, veremos si
es necesario transformarla de inmediato, depende de si los bebés la necesitan
para alimentarse…
-Ok – Respiré calmándome – Ok… Esto es seguro verdad?
-Es un procedimiento muy común, en los hospitales hacen más
cesáreas que partos normales, porque se evitan sorpresas y los músculos
vaginales no sufren tanto y no pierden elasticidad…
-Lis! – Chilló Isabella – Deja. De. Hablar! Sácame a estos
bebés!
-Vale, vale! Ogh, cómo me gustaría que Charlotte estuviera
aquí! – Dijo Lis levantando los brazos en un gesto de rendición.
-Sí, quiero a Char… - Dijo Isabella en un puchero mientras
Lis comenzaba a sacar instrumental que yo no había visto nunca.
-Vale, sí, Char, Char… - Dije sacando mi celular. Llamé ocho
veces a Charlotte y diez a Peter. Por lo visto se estaban reconciliando, y
quién sabe por cuántos días, esos dos son cosa seria en un día cualquiera, pero
después de una pelea importante? Ni idea – No deberíamos llamar a Carlisle? –
Pregunté sabiendo que se encontraba paseándose justo afuera de la habitación.
-Lis sabe perfectamente bien lo que hace – Dijo Isabella – Y
si un Cullen me trata de tocar lo despellejo! Si pude hacerlo una vez con
Victoria, lo puedo hacer de nuevo! – Amenazó Isabella apretando los dientes.
-Bell! – Exclamó Lis sorprendida.
-Él no se interesa en mí – Afirmó Isabella – Más que como
caso de estudio. Además es su culpa que Edward sea como es… Porque le permite
todo y lo deja creer que es un regalo el cielo, omnisapiente e infalible, y
sácame a estos bebés rápido! Aaaaaaaaaaaaaaah! Liiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis! –
Chilló apretándome con su mano buena.
-Ya estamos – Dijo Lis preparando la jeringa con la aguja
más grande y gruesa que he visto, unos doce centímetros de largo en total –
Ruédate y ponte en posición fetal – Indicó.
-Ayúdame – Me pidió Isabella estirando su brazo bueno. Le
obedecí sin poder dejar de mirar esa aguja que le enterrarían a mi mujer en la
columna. Si tuviera que apostar yo diría que ese pinchazo dolería más que un
parto.
-Ya Bell, trata de abrazar tus rodillas, te tengo que
pinchar entre las vértebras, y no te muevas o estornudes – Dijo Lis. Yo debo
confesar que debí mirar para otro lado. He visto y hecho las atrocidades más
grandes, pero ver sufrir a mi Isabella era completamente diferente.
-No me alcanzo – Jadeó Isabella esforzándose.
-Garrett ayúdala! – Me ordenó Lis.
Abrí un poco un ojo y empujé suavemente sus rodillas para
que quedaran lo más cerca posible de su pecho y volví a cerrar los ojos,
manteniéndome lo más lejos posible.
Olí alcohol y yodo y finalmente sentí el cuerpo de Isabella
tensarse y gemir de dolor.
-Ya va, ya va… Ya estamos! - Dijo Lis.
-Más te vale que funcione a la primera… – Dijo Isabella con
la voz tensa, como reprimiendo un grito.
-Podría no funcionar? – Pregunté. Y ahora me lo decían?
-Siempre funciona – Dijo Lis encogiéndose de hombros – Sólo
que a veces se duerme sólo la mitad del cuerpo, entonces la mitad de la
operación no se siente y la otra sí…
Gruñí. Creo que hasta la cama tembló, No estaba para que me
jodieran, la salud de mi mujer estaba en riesgo.
-No pasa nada, cálmate – Me dijo Lis – Simplemente le pongo
más anestesia y listo!
-Vale decir, otra de esas agujas gigantes entre las
vértebras de mi mujer… - Dije en voz baja y amenazante.
-No te alteres – Dijo Isabella tomando mi mano – Ayúdame a
quedar de espaldas, sí?
-No quiero que sufras – Le susurré.
-Eso está implícito en dar a luz, no se puede hacer nada –
Me dijo – Piensa que al menos tengo acceso a anestesia…
-Sientes? – Preguntó Lis pinchando los dedos de los pies de
Isabella. Ella negó sin mover demasiado el cuello.
-Sientes? – Pinchó la otra pierna.
-No.
-Sientes? – Dijo Lis pinchando la cadera.
-No.
-Sientes? – Pinchó su costado.
-No.
-Sientes? – Pinchó su mano.
-Sí, mierda Lis! – Dijo Isabella enojada.
-Vale, yo creo que estamos, te dormí lo importante de ambos
hemisferios – Dijo abriendo mi camisa desde la base hasta poco más abajo de los
pechos de Isabella, dejándola totalmente expuesta.
-Garr, si algo me pasa necesito que me prometas… - Dijo
Isabella mientras Lis pintaba su estómago con yodo.
-Cállate Isabella! – Dije besándola casi con violencia,
dejando sus labios rojos e hinchados. No escucharía ningún tipo de despedida –
No te atrevas a terminar esa frase. Si te pasa algo yo voy a ir a avivar con mi
cuerpo la fogata que consumió la cabeza de Victoria. No puedo vivir sin ti y lo
sabes. Además nada te va a pasar, si vemos que estás demasiado débil te
convertiré de inmediato…
-Aquí vamos – Dijo Lis – Garrett prepárate, necesito que me
ayudes a recibirlos, eres capaz?
-Sí – Dije simplemente, tomando una de las toallas de baño
turcas de color crema de Esme. Probablemente no se mantendrían tan prístinas
por mucho tiempo.
-Uno, dos, tres! – Dijo Lis casi temblando de emoción. Con
mano firme cortó el bajo estómago de Isabella. Por un momento temí que pudiera
cortar la cabeza de uno de los bebés, pero su pulso era firme y parecía saber
lo que estaba haciendo.
Una vez que el cortó la primer capa de tejido esperé ver a
mis hijos, pero era sólo piel y grasa. Contrario a lo que me esperaba, salió
muy poca sangre y Lis la absorbió con una toalla.
Luego cortó el músculo, pero un dirección perpendicular al
corte original, o sea en dirección a la fibra, y desgarró el tejido.
-Lis! Qué mierda le estás haciendo? – Pregunté.
-Garr, qué mierda me está haciendo? – Preguntó Isabella
tratando de mirar a través de su panza.
-Corto el músculo. El músculo cicatriza más rápido y con
menos cicatrices si se corta de esta forma, en dirección a la fibra – Dijo Lis sin
mirarnos y poniendo una cosa como un marco de metal en el borde del corte, de
modo de mantenerlo abierto – Mira esta parte Garrett – Me dijo y cortó la
última capa, mucho más delgada, la que tenía pellizcada con dos pinzas como
tijeras.
Agh, que asco!
Pero… Ahí estaba… Una cabecita, no mucho más grande que mi
puño…
-Sácalo! – Le dije impaciente.
-En eso estoy! – Respondió Lis armando unas especies de
tenazas curvas gigantes. Metió un extremo a un lado de la cabeza de mi hijo y
el otro al otro lado y dio un tirón rápido y fluido que sacó toda la cabeza del
bebé al exterior.
Luego Lis dejó las tenazas de lado y delicadamente sacó al
bebé. Estaba morado y cubierto de vaya uno a saber qué, pero era perfecto.
-Tiene el cordón casi completamente enrollado en el cuello,
en un parto normal se pudo haber ahogado – Dijo Lis cortando el cordón,
amarrándolo y usando una cosa de goma para absorber cualquier residuo de los
orificios de la nariz y la garganta.
-Está bien? Está bien? Quiero ver! – Dijo Isabella.
-Ya va – Dijo Lis continuando con el siguiente bebé –
Límpialo – Me dijo - Ahí en ese cajón hay toallas húmedas de bebé, ya que no
tenemos preparada agua tibia para bañarlo.
Hice lo que Lis me ordenó en silencio…
Este era mi hijo.
Tenía en mis brazos a mi hijo. Una parte de Isabella y una
parte mía que respiraba, un corazón que latía. Sus ojos eran de un azul muy
oscuro, como lo fueron los míos cuando era humano. Tal vez eso cambiaría, había
leído que los bebés nacen con un color de ojos y éste va cambiando con el
tiempo, pero lo dudé. Era exactamente mi color.
Una vez que lo terminé de limpiar (y aproveché de contar 10
dedos de las manos y diez dedos de los pies) miré a mi alrededor buscando
pañales. En una bolsa junto a la cómoda había un paquete enorme de pañales
decorados en la cintura con caricaturas. Saqué uno y se lo puse tal como había
estudiado. No era difícil. Levanté a mi hijo y lo olí. Maravilloso… Olía a bebé
y olía a humano, pero no lo suficiente para catalogarlo de comida (lo que de
todos modos jamás haría).
-Quiero! Quiero! Quiero! – Dijo Isabella estirando su brazo
bueno.
Le presenté a su bebé, pero no la pude dejar sostenerlo,
porque Lis estaba un poco complicada sacando al otro, por lo que yo no podía
reacomodar a Isabella.
Me senté en la cama con mi mujer y mi hijo y la vi llorar de
felicidad sin ocultarlo, sin vergüenza.
-Hola Garretito, mi amor… Hola precioso… - Sonrió tomando
una de las manitas del bebé.
-Así es que este es Garretito? – Pregunté divertido.
-Claro, el primero es Garretito y el segundo Emmetito – Me
dijo – Viste que la forma de sus ojos es igual a la tuya? Se va a parecer a ti!
– Dijo deslizando su mano desde el bebé hasta mi rodilla.
-Y el color también es el mismo que yo solía tener – Dije
tratando de contener mi orgullo, pero no sé si me resultó.
-Yyyyyyyy… Aquí estamos! – Dijo Lis terminando de destapar
la nariz y garganta del segundo bebé. Hice ademán de ponerme de pie pero ella
me dijo – No pasa nada, te lo entrego en diez segundos.
Y así fue. Diez segundos después figuraba con dos bebés
idénticos en mis brazos.
-Oh por dios! Los vamos a confundir todo el tiempo! – Dijo
Isabella acariciando sus pequeñas mejillas, hipnotizada por esos pequeños que
no lloraban, sino que lo miraban todo con ojos atentos.
-Naaaaah – Dijo Lis mientras removía la placenta y hacía
limpieza general en el interior de mi mujer – Emmetito tiene una marca.
-Marca? Como un lunar? – Preguntó Isabella mirándolo atentamente.
Yo lo giré en mis brazos, pero no pude notar la diferencia.
-Nop – Dijo Lis dejando caer a su costado un montón de
trapos empapados en sangre que nos debieron tentar a ambos, pero no fue así –
Le dibujé una flor con un Sharpie en la planta del pie.
-Lo marcaste como a una vaca? – Preguntó Isabella.
-Que no, no fue a hierro, fue con un lápiz de tinta
indeleble – Dijo mientras empezaba a suturar.
-Lis! A veces me dan ganas de cachetearte! – Exclamó
Isabella – No podías al menos haberle dibujado algo menos femenino? Sabes cómo
se va a poner Emmett cuando vea que su bebé está marcado por una flor?
-Su bebé? – Pregunté – Ambos son MIS bebés!
-Tú sabes lo que quiero decir – Dijo ella sonando cansada.
-Soy una científica, no un artista, sólo sé dibujar flores y
corazones y unas estrellas muy feas. Me deberían estar agradecidos de que no me
puse creativa! – Dijo un poco ofendida – Te voy a mover – Dijo y procedió a
sacar el protector del colchón y las sábanas de la cama y a poner otras
frescas, todo sin sacar de la cama a Isabella.
-Y lo estamos! – Dijo Isabella – De verdad!
-Humph! – Dijo Lis haciéndonos un desprecio – Voy a quemar
todo esto – Dijo refiriéndose al basurero que contenía todos los residuos
biológicos y las toallas y sábanas – Mientras, Garrett, ayúdala a ponerse ropa y
bragas, a menos que quieras que reciba a todos los visitantes que vengan a
conocer a los gemelos, comando.
Gruñí, y a los bebés no les gustó. Se revolvieron inquietos
y estiraron las manitas hacia Isabella.
-No se asusten de papá – Les dijo Isabella plácidamente
recostada en almohadones – Es un gruñón, pero nunca les haría daño.
-Y si quieren un consejo más – Dijo Lis – Comiencen desde ya
a vestir a los bebés de manera distinta entre sí. Es lindo ver a dos chicos idénticos
vestidos igual, pero estudios demuestran que eso afecta la construcción de su
propia identidad. Que cada uno tenga sus cosas y no traten de marcar sus
similitudes comprándoles lo mismo por modelo o color.
-Nunca fue una alternativa – Dijo Isabella – De la ropa que
compramos Char y yo viene uno de cada modelo, excepto los enteritos, pero esos
son ropa interior. Cuando Char regrese vamos a marcar con tu Sharpie toda la
ropa de Emmetito, para que ambos tengan sus cosas aparte.
-Bien. EDWARD VOY SALIENDO CON UN BALDE DE ENTRAÑAS Y SANGRE
DE BELL, ASÍ ES QUE LÁRGATE BIEN LEJOS, ESTO NO ES UN BUFFET!!! – Gritó Lis a
todo volumen, lo que dudo que haya sido necesario - Y Garrett, pon una de tus
camisas escocesas a Bell, esa camisa de algodón es indecente para lo que se
viene... Deberían probar ver si los bebés quieren amamantar
Dicho esto, cerró la puerta y se largó.
oooOooo
-Nos lo perdimos!? – Exclamó Emmett corriendo por el pasillo
– Belly! Belly! Quiero ver a Emmetito! – Golpeó la puerta.
-Mmmmmmh – Dijo Isabella y se cubrió la cara con la
almohada.
-Cállate Emmett! – Exclamé – Isabella está agotada!
-Yo quiero jugar con los bebés, no con Bella! – Siguió golpeando
– A ella ni la voy a molestar…
Me acerqué a la puerta con un bebé en cada brazo y abrí la
puerta.
Emmett entró antes de que le pudiera cerrar la puerta en la
cara, seguido por Jasper y Lis.
-Cómo te sientes – Preguntó Jasper arrodillándose junto a
Isabella y acariciando su cabello. Ella no se quitó la almohada de la cara pero
él sonrió, así es que asumo que tenían una de esas conversaciones silenciosas
que solían sacarme de quicio.
-Cuál es el mío? – Preguntó Emmett.
-Ambos son míos – Aclaré – Pero este es el que llevará tu
nombre – Dije entregándole a Emmetito.
-Oh! Me tocó el más guapo de los dos! – Dijo tomándolo con
sus manazas demasiado grandes para recibir algo tan delicado.
Al bebé no pareció importarle y le sonrió.
-Hola Emm – Dijo Isabella aún bajo la almohada – Te gusta
Emmetito?
-Me encanta – Dijo lanzándolo al aire.
-Emmett pedazo de bestia si se te llega a caer…! – Le grité.
Garretito miró con curiosidad lo que estaba haciendo su hermano y me pareció
como que también tenía ganas de ser lanzado por el aire.
-Bell, los pudiste amamantar? – Preguntó Lis, siempre más
práctica.
-Sí… No tenía tanta leche, pero creo que es porque son dos y
me dejaron seca casi de inmediato…
-Estuvimos pensando, y creemos que deberíamos probar con
darles un poco de sangre, después de todo son medio vampiros… - Dijo Lis.
-Sangre de gente? – Preguntó Isabella frunciendo el ceño.
-No, ese es un problema logístico que podemos enfrentar más
adelante, con sangre de donantes o con criminales de mi listado… Por ahora
supongo que podríamos probar sangre animal a ver si les gusta y la toleran… -
Dijo Lis con cara de que esa idea no le gustaba nada.
-Yo les puedo traer un poco de sangre – Dijo suavemente Rosalie,
que estaba mirando la escena a través de la puerta entreabierta. Mi primer
instinto fue, por supuesto, mandarla a la mierda, pero estaba tan feliz, y me
sentía tan realizado, que no tuve corazón para rechazarla. Todos sabíamos que
su punto débil eran los bebés.
-Mira Rose, este es Emmetito - Dijo Emmett acercándosele sin
miedo ni recelo. Emmett es un tipo excelente.
-Es precioso – Murmuró ella estirando la mano para tocarlo y
arrepintiéndose en el último momento.
-Tómalo si quieres – Dijo Isabella mirando la escena por una
rendija entre la almohada y el colchón – Apuesto a que le gustan las rubias
como a su tío Emmett.
-Bellyyyyyy! – Se quejó Emmett – No había terminado de
jugaaaar!
-Garrett pásale al otro para que no joda – Me dijo Isabella.
Yo esperé a que Emmett cediera a Emmettito para pasarle a Garrettito.
-Hummmm – Dijo Emmett examinando al bebé – Este no está tan
feo, aunque el mío es mejor…
-No le digas feo a mi bebé! - Chilló Isabella lanzándole la
almohada bajo la que se escondía – Agh! – Cerró los ojos y apretó la mandíbula.
-“Agh!” es lo
menos que te mereces por bruta – Dijo Lis empujándola de vuelta a la cama –
Lanzar una almohada…! – Bufó – Con la clavícula rota, un brazo dislocado, dos
costillas rotas y recién operada!
-Lis, hablando de eso… - Le dije – No sería bueno
transformar a Isabella de una vez para que deje de estar en constante
sufrimiento por sus heridas? Ya sin los bebés no veo motivos para seguir
esperando…
-Bueno, lo había considerado – Dijo Lis haciendo un show de
limpiar los cristales de sus lentes en la camisa de Jasper que usaba – Pero
ahora que sé que los bebés bebe leche materna no lo puedo recomendar, la leche
materna es vital para el desarrollo de los bebés y el desarrollo del apego con
la madre…
-A mí no me importa que duela – Dijo Isabella – Yo quiero
amamantarlos mientras pueda…
-Eso es lo otro, con su desarrollo acelerado no sabemos
cuánto tiempo va ser necesario, en un
bebé humano basta con unos seis meses, después de eso la leche pierde paulatinamente
su calidad nutricional y el bebé comienza a ser capaz de comer otras cosas para
compensar – Explicó.
-Entonces no la puedo convertir? – Pregunté frustrado. Yo
quería hacerlo ya!
-No Garr, vamos a tener que esperar un poquito… - Dijo Isabella
besando la palma de mi mano que acariciaba su rostro.
Suspiré y recordé lo que Peter había dicho. Fueran como
fueran las circunstancias yo era el bastardo más afortunado del planeta.
oooOooo
Cinco días después Peter y Char regresaron, con la ropa
rasgada, la cabella llena de hojas y palitos, apestando a sexo y luciendo
felices.
Char corrió directamente hacia la habitación de Isabella,
donde nos encontrábamos alimentando a los bebés con biberones de sangre de
ciervo, lo único que Lis aprobaba que cazáramos en el área, ya que las
poblaciones de los demás animales eran menores y no quería que afectáramos el
ecosistema circundante. A mí me dio lo mismo, Rosalie y Emmett eran los que
cazaban para los bebés. Curiosamente cuando tenían otra cosa en qué enfocarse
no se llevaban tan mal, aunque ella ciertamente seguía siendo una arpía, pero
una que adoraba a los bebés.
-Aaaaaaaaaaaah! Nacieron! Bella, no lo puedo creer!
Nacieron! Y son enormes! Cómo te cupieron estos dos nenes en ese cuerpo tan
pequeño? – Chilló Char despertando a los bebés que estaban adormilados.
-Shhhhhhh – Dije yo sentado en la cama junto a Isabella –
Los estás despertando.
-Son tan bonitos! – Susurró/Gritó Char entrelazando sus
manos como para contenerse y no tocar.
-Felicitaciones hermano – Dijo Peter golpeando mi hombro. Se
veía feliz y orgulloso.
-Han crecido un montón desde que nacieron… Vayan a darse una
ducha y tal vez los dejemos tocar a los bebés – Dijo Isabella arriscando la
nariz pero con una sonrisa – Apestan a sexo, par de degenerados, hasta yo los
puedo oler!
Char desapareció al instante y Peter un segundo después.
Como su dormitorio estaba junto al nuestro pude escuchar perfectamente su
sesión de sexo en la ducha, por lo que cuando regresaron no supe decir si
estaban más limpios que antes o no.
oooOooo
Nos fuimos desde la casa de los Cullen para desazón de
Rosalie, a la casa de Peter y Char, simplemente porque era más sencillo vivir
con los bebés ahí que en mi casa.
Isabella siguió haciendo reposo casi absoluto hasta que poco
a poco sus huesos comenzaron a soldar y el dolor a desaparecer. Para cuando
llevábamos un mes en Las Cruces el rostro de mi mujer había vuelto a la
normalidad y como usaba una faja elasticada para ayudarle a volver sus músculos
a su lugar, no parecía que hubiera estado embarazada en primer lugar, salvo por
sus pechos, que estaban más grandes, porque aún seguía amamantando.
Verla con los bebés era glorioso, siempre feliz, siempre
atenta, y siempre generosa con los demás que se morían por jugar con los
chicos, que para entonces aparentaban
unos nueve meses de edad (y habían conservado mi color de ojos, para mi secreta
satisfacción).
-…Ya es hora Bell, si sigues con esto los vas a traumatizar,
vas a ser como la mamá de Norman Bates! – Le dijo Lis.
-Quién es Norman Bates? – Preguntó Char.
-Ellos van a ser asesinos en serie de todos modos, así es
que cual es el problema si los traumatizo un poco? – Preguntó Isabella cruzando
los brazos sentada en el suelo, mientras los bebés gateaban frente a ella.
-No digas eso Isabella! – Dije yo. Me negaba a aceptar que
hubiera nada malo con mis chicos.
-Que quién es Norman Bates? – Preguntó Char.
-Es el asesino de “Psicosis”. Estaba totalmente dominado por
su madre hasta que ella se buscó un novio y en un ataque de celos Norman la
mató y después se arrepintió, y la desenterró y la taxidermizó y vivió como diez
años atendiéndola como si estuviera viva y después cada vez que le gustaba una
chica, su madre lo “poseía” y lo obligaba a matarla– Respondió Emmett.
-Y todo eso le va a pasar a los bebés por seguir tomando
leche materna? – Preguntó Peter levantando una ceja.
-Sólo les he dado leche un mes, y me gusta ese momento que
compartimos… - Se defendió Isabella.
-Te entiendo, pero los chicos ya tienen nueve meses físicos
y el desarrollo mental parece ser aún mayor... No querrás que recuerden haber mamado de ti, verdad? –
Preguntó Lis.
-Brrrrrrr – Se sacudió Emmett en un escalofrío – Que asco!
-Oye qué te pasa! Garr, dile que no son asquerosos! – Me
pidió Isabella tomando sus pechos con sus manos y haciendo un puchero.
-Por supuesto que no sin asquerosos – Sonreí – Pero en esto
debo concordar con Lis. Si existe la posibilidad de que recuerden amamantar de
ti les vas a crear terribles traumas, yo recuerdo con mucho amor y respeto a mi
madre, pero de sólo imaginar amamantar… Brrrrrrrr! – Me estremecí. Qué asco!
-Está bien… Todos piensan lo mismo? - Nos preguntó. Todos
asentimos – No los quiero traumatizar… - Dijo derrotada.
-Aún estás a tiempo – Dijo Lis.
-Yo quiero saber cuándo será el bautismo – Dijo Char
cruzando los brazos, decidida.
-Aún no estoy tan segura de eso… – Dijo Isabella.
-Si no los bautizamos van a morir moritos y se van a ir al
limbo – Dijo Emmett – O es que no aprendiste nada en la catequesis?
-Sólo los bautizaría por el nombre – Dijo Isabella - “Emmetito”
y “Garretito” los va a traumatizar más que recordar beber mi leche…
-Nada puede ser peor que la leche – Dijo Emmett arrugando su
nariz.
-Bueno, Garretito se va a llamar “Nathaniel Garrett” en
honor al padre de Garr. Cómo se va a llamar Emmetito? Cambias el nombre día por
medio, y desde ya te digo que no se va a llamar “La Roca”, “Batista” “Triple H”
ni ningún otro nombre de luchador de lucha libre – Dijo Isabella
-Eres aburrida – Afirmó Emmett – Qué hay de “Carlisle Emmett”
en honor a papi? – Preguntó Emm con una sonrisa pícara.
-Sobre mi cadáver! – Exclamó Isabella.
-Vale, vale, “Nicholas”, como mi hermano menor. No recuerdo
a mi padre, pero si recuerdo a mi hermano pequeño, creo que estaba conmigo
cuando nos atacó el oso… – Dijo Emmett
-Nicholas y Nathaniel, me gusta – Dijo Isabella – Te gusta
Garr?
-Sorprendentemente, sí – Respondí satisfecho. Era bastante
mejor que Emmetito o Garretito.
-Comienza con los preparativos Char, los chicos se
convertirán en católicos hasta que decidan lo contrario – Dijo Isabella. Char
aplaudió.
-Bueno, pasando a otra cosa, tenemos que planear y construir
– Dijo Peter como si nada.
-A qué te refieres? – Preguntó Emmett quitando un autito del
alcance de su ahijado, obligándolo a gatear para tomarlo.
-A que obviamente somos una familia y no podemos separarnos
viviendo en distintas ciudades o Estados, nuestras vidas están entretejidas de
manera muy fina como para romper lazos – Explicó Peter.
-Romper? – Preguntó Isabella levantando la cabeza y
olvidando el asunto del amamantamiento – Quién dijo algo de romper?
-Es una forma de decir – Dijo Char – Peter, Pa´, Garr y yo
éramos un clan, pero cuando Pa´ se fue, Garr también se separó. Nunca dejamos
de pertenecer, pero vivimos separados a la espera de que mejoraran las
circunstancias…
-Aquí nadie se va a ninguna parte – Dijo Isabella mirándonos
a todos furiosa – Los necesito a todos y todos tienen una responsabilidad con
los bebés, me lo prometieron!
-Eso es lo que estoy diciendo – Dijo Peter tranquilamente –
Somos una familia, pero también somos un montón de Parejas, y me niego a vivir
como los Cullen, todos encerrados en una casa, sin privacidad y con todos
metidos en los asuntos de todos los demás.
-Estoy de acuerdo – Dijo Jasper – Además con los dones de
Lis y el mío vivir con otros todo el tiempo es agotador…
-Entonces qué? – Preguntó Lis.
-Entonces este es un trozo de tierra bastante extenso. Cada
uno se puede construir su casa como más le guste y tan lejos como quiera, y hacemos
de la casa de Peter y Bella el centro de operaciones – Respondió Peter.
-Por qué la nuestra? – Preguntó Isabella.
-Porque tu núcleo familiar es mayor, por lo que tu casa será
más grande. Además vas a tener que tener una cocina para preparar la comida de
los chicos, así es que por qué no planearla desde el comienzo con un gran
living-comedor? Por la noche todos nos vamos a nuestras propias casas y así
todos contentos – Dijo Peter.
-A mí me parece una buena idea – Aventuré.
-Sí, me gustaría que los chicos tuvieran algo propio – Dijo
Isabella – En poco tiempo más van a querer una habitación que decorar…
-Perfecto! Entonces qué? Nos ponemos a dibujar? – Preguntó
Char sacando una libreta y lápiz de un cajón.
-Naaaaaaah, no hace falta – Dijo Isabella encogiéndose de
hombros – Nosotros necesitamos una casa humana normal y ojalá evitarnos los
trabajadores y contratistas… Yo voto por comprar una casa prefabricada
canadiense, son bonitas y seguro ustedes la pueden armar en menos de un día…
-Casa prefabricada? – Preguntó Char arrugando la nariz.
-No es lo que te imaginas, no son simples paneles – Dijo
Isabella – Tienen buena aislación, ventanas de PVC, detalles arquitectónicos
clásicos o modernos, y algunas hasta se pueden personalizar de fábrica
eligiendo tipos de piso, recubrimientos de muro… No sé, creo que es eficiente…
Garr? – Me preguntó.
-No perdemos nada con mirar. Si encontramos una casa
prefabricada que se ajuste a nuestras necesidades, la compramos – Dije – Lo que
sí… Me gustaría mirar casas prefabricadas Americanas…
-Por qué? Se demoran lo mismo – Dijo Isabella. Peter y
Jasper sonrieron
-Porque hay que apoyar la industria nacional! – Dije – Si
compramos una casa pre-armada, que al menos sea Americana.
-Número uno, tú mismo me dijiste que los canadienses no te
habían hecho nada malo, así es que no pasa nada si vivimos en una casa hecha
por ellos, no es como si nos mudáramos a Londres – Dijo Isabella enumerando con
sus dedos – Y número dos, los expertos y los que tienen tecnología de punta a
nivel mundial en la materia son los canadienses.
-Cómo sabes tanto de casa prefabricadas? – Preguntó Emmett.
-Porque vi un documental sobre eficiencia energética cuando
estaba en cama – Dijo Isabella – Veamos los modelos y comparemos. Si
encontramos algo Americano mejor que las casas canadienses, perfecto.
-Yo también quiero una casa canadiense, así va a estar lista
para cuando Emily venga de visita! – Dijo Emmett.
-Yo también creo que es una idea eficiente – Dijo Lis – No
tengo tiempo ni ganas de preocuparme de una construcción de verdad.
-Pero podemos dibujar las casas que quieran a medida de cada
uno… – Dijo Char, desilusionada.
-No esta vez, dulzura – Dijo Peter suavemente – Ellos tienen
razón, necesitamos las casas pronto.
-Yo habría diseñado casas más bonitas – Dijo Char haciendo
un puchero.
-Lo sé – Dijo Peter besando sus labios.
-… Y originales – Agregó.
-Lo sé – Respondió Peter besándola otra vez.
-En cambio van a comprar aburridos bloques de lego
pre-armado…
-Ellos se lo pierden – La besó más intensamente. Char quiso
decir algo más pero Peter la besó aún más fuerte, la tomó en sus brazos y la
llevó a la habitación.
-Quién quiere ir de paseo a la ciudad? – Preguntó Emmett al
oír los primeros gemidos.
-Buena idea – Dije tomando un bebé. No sabía cuánto podían
escuchar o entender, pero era mejor sacarlos de ahí.
-Ven aquí – Dijo Emmett con el otro bebé en brazos.
Lis tomó del brazo a Isabella para levantarla y Jasper la
tomó del otro.
Nos subimos a “Larry” e Isabella preguntó
-Huimos del sexo, verdad?
Todos asentimos.
-Podemos aprovechar de ir a un ciber-café para ver si encontramos
casas que nos interesen… - Dijo Isabella. La casa de Peter y Char estaba tan
aislada que no tenía conexión a internet – Podemos imprimir la que nos gusten y
comparamos.
Y eso es exactamente lo que hicimos. Como Lis e Isabella son
bastante pragmáticas no se demoraron en elegir lo que deseaban, y Jasper y yo
simplemente nos sentamos en una esquina jugando con los bebés y asentimos a
todo lo que nos preguntaron.
Emmett estaba más perdido, pero las chicas lo asesoraron,
diciéndole que no se preocupara, ya que si Emily odiaba la casa (cosa poco probable)
siempre podía venderla y poner otra en su lugar.
Finalmente la casa de Lis y Jasper terminó siendo una cosa negra
y blanca de severas líneas geométricas con un techo completamente inclinado, el
que Lis nos explicó, tendría placas solares para almacenamiento de energía,
haciéndola autosuficiente. El primer piso era un solo ambiente y el segundo
piso un dormitorio. Eso era todo. Lis no necesitaba más.
La casa que Emmett
eligió fue una pequeña cabaña de madera de dos pisos, con techo de pizarra, una
chimenea de ladrillos y pintada de color azul rey, con la puerta y detalles en blanco.
Tenía dos dormitorios y parecía casi salida de un cuento de hadas. A Emily
seguro le encantaría.
Y nuestra casa… Nuestra casa era un desorden de cubos y
rectángulos que sobresalían por todos lados, pero que conformaban el espacio
ideal. Tenía cuatro habitaciones y una amplia planta baja. Era de color tostado
y tenía detalles y columnas en piedra de color gris. Tenía una agradable
terraza y un mesón de desayuno exterior ideal para los chicos…
Nunca imaginé que yo, el nómade más militante de todos, el
rebelde, el campeón de las causas perdidas, el que no se amarraba ni con su
propio clan, estuviera tan domesticado… Pero saben qué? Era más feliz de lo que
jamás pude imaginar.
oooOooo
-Sabes qué? – Me preguntó Isabella completamente desnuda y
acurrucada sobre mi cuerpo. Aún era humana e insistía en mantenerse así, de
modo que nuestra edad física dejara de ser un inconveniente. Ya estaba por
cumplir los diecinueve y aunque la diferencia aún se notaba, ya no se veía
criminal. La gente que nos veía en la calle ya no me miraba como diciéndome “pedófilo”,
sino “bastardo con suerte”.
Lo hacía por mí. Yo sé que ella quería ser un vampiro de una
buena vez, pero lo hacía por mí.
-No preciosa, no sé… - Respondí olisqueándola sin pudor.
-Ahora que los chicos están más grandes, me gustaría
estudiar en la New Mexico State University en el próximo período… - Dijo muy
despacio, como si temiera que me enojara o la interrumpiera – Lis ya está
terminando su carrera, pero Emmett y Emily están ahí, y Char dice que si yo estudiara,
ella estudiaría conmigo…
-Qué es lo que te gustaría estudiar? Y en qué sede? –
Pregunté sin dejar de acariciar su espalda en lentos círculos.
-Desórdenes Comunicacionales… Es una rama de la Facultad de
Educación que está muy bien evaluada a nivel nacional, y queda aquí mismo, en
Las Cruces… A mí me gusta la Pedagogía, pero me agobian muchos niños a la vez,
y este enfoque es más individual… - Dijo aún sin mirarme.
-Y Char? Qué quiere estudiar? Porque no me la imagino
estudiando Pedagogía, se terminaría comiendo clases completas – Comenté.
-Naaaah, Char dice que si va a volver a estudiar, va a
estudiar algo entretenido. Quiere seguir Animación y Efectos Visuales –
Respondió acariciando mi clavícula con la yema de su dedo índice – Algún día va
a crear las mejores caricaturas, como “El Fantasma del Espacio de Costa a Costa”…
-Y qué es lo que quieres de mí, Isabella? – Le pregunté
divertido y un poco ofendido por su recelo a decirme las cosas. Por qué era yo
el último en enterarme de sus planes? Obviamente lo venía pensando desde hacía
tiempo.
-Quiero saber tu opinión… Y quiero tu apoyo – Susurró la
última frase.
-Con todo lo que nos conocemos, con todo lo que te amo,
tienes alguna duda de si te apoyaría en cumplir tus sueños? Te prometí el mundo
cuando se acabara la mierda de Victoria, y en cambio la única que ha entregado
ilimitadamente eres tú… Por supuesto que te apoyo en lo que quieras emprender,
y por los chicos no te preocupes, van a estar bien.
-De verdad? – Me miró ilusionada.
-De verdad Isabella. Anda y estudia, yo te voy a estar
esperando cada día ansioso y muerto de ganas pero feliz de que hagas lo que te
hace feliz – La besé suavemente.
-Pero yo soy feliz… - Dijo ella deteniendo el beso.
-Lo sé, pero eres muy joven y si eres humana no veo razón
para que te abstengas de hacer lo que desees. Yo estoy contigo
incondicionalmente, lo sabes, verdad?
-Lo sé – Murmuró.
-Entonces por qué te daba miedo decírmelo?
-Porque si bien quiero ir a la Universidad, hay una parte de
mí que se quiere quedar contigo, besándote todo el día o compartiendo con los
chicos… Casi deseaba que me dijeras que no… - Confesó cándidamente.
-No soy tu padre o tu carcelero Isabella, soy tu Pareja. Mi
único objetivo en la vida es hacerte feliz, y además, si la familia, incluida
Charlotte, van a andar por ahí, entonces no tengo de qué preocuparme.
-Mejor que me mandaras con un Pit Bull, asustaría menos a la
gente – Comentó – Te amo Garrett… Te amo te amo, te amo… - Acentuó cada palabra
con un beso en distintas partes de mi cuerpo.
-Isabella… - Le dije con mis manos en su cintura – Ya que
estamos pidiendo cosas… Hay algo que me gustaría… No tiene que ser ahora, pero
quiero saber qué piensas…
-Dime – Dijo mirándome seria.
-Sabes que soy tuyo, en cuerpo y alma…
-Y yo soy tuya – Dijo ella de inmediato.
-A eso voy… Isabella, tú te casarías conmigo? – Susurré.
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El fin. Espero les haya gustado esta historia, que terminó poquito
después de cumplir un año de comenzada.
Ahora continuaré retomando mis otras historias…
No pierdan la última oportunidad de darme su opinión sobre lo bueno y
lo malo; se les quiere.
A.
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