Capítulo extra rápido, simplemente porque se me
atravesó en la cabeza y lo tuve que escribir antes de olvidarlo. Espero que les
guste lo que Jasper tiene que decir.
Abrazos.
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When I see
your face, there's not a thing that I would change
Cause you're amazing, just the way you are
And when you smile, the whole world stops and stares for a while
Because girl you're amazing, just the way you are. Yeah.
Cause you're amazing, just the way you are
And when you smile, the whole world stops and stares for a while
Because girl you're amazing, just the way you are. Yeah.
Her lips,
her lips, I could kiss them all day if she let me
Her laugh, her laugh, she hates but I think it's so sexy
She's so beautiful, and I tell her every day
Oh, you know, you know, you know, I'd never ask you to change
If perfect's what you're searching for then just stay the same
So, don't even bother asking if you look ok
You know I'll say.
Her laugh, her laugh, she hates but I think it's so sexy
She's so beautiful, and I tell her every day
Oh, you know, you know, you know, I'd never ask you to change
If perfect's what you're searching for then just stay the same
So, don't even bother asking if you look ok
You know I'll say.
Just The Way You Are / Bruno Mars
5 años atrás
JASPER POV
-Lárgate ya Mayor, estás proyectando y no acepté cruzar medio país sólo para deprimirme a tu lado, por si no estás enterado yo tengo mis propios malditos problemas de los que encargarme! – Exclamó Peter lanzando una roca en mi dirección general. La esquivé sin problemas, por supuesto, pero me extrañó, porque Peter no era dado a ese tipo de insubordinaciones.
-Cuidado Peter, recuerda con quién estás hablando – Gruñí dispuesto a arrancarle la mano que lanzó la piedra. Efectivamente yo no estaba particularmente de buen humor, y sus faltas de respeto no serían bien recibidas.
-Precisamente porque recuerdo con quien estoy hablando es que demando hablar con mi creador y no con esa nena llorona que ha estado recostada en el pasto desde hace cuatro días! – Gritó frustrado desde la copa del abeto en el que creyó que estaría a salvo de mi ira.
Tanto tiempo había pasado? El tiempo para mí me era totalmente irrelevante, al no tener con quien compartirlo se transformaba sólo en un número más.
-A quién le dices "niña llorona", cabrón irrespetuoso? – Rugí.
-A ti nenita, que no has hecho más que comportarte como uno de esos chicos emos, quejándote sin hacer una maldita cosa para arreglar la situación! – Dijo lanzándome un cono de pino que nuevamente, esquivé sin ningún esfuerzo.
-Y qué mierda quieres que haga, eh? Ella es la novia de mi hermano! – Grité.
-Ese idiota mononeuronal no es tu hermano! – Gritó ofendido – Yo lo soy!
-Peter, Peter, estuviste leyendo el diccionario de sinónimos otra vez?! – Pregunté condescendientemente, estudiando la mejor manera de derribarlo de la copa del maldito pino sin destrozar el árbol, que se veía bastante viejo.
-Eh… Sí, Char se compró una edición de bolsillo del Thesaurus Oxford, porque dice que se han agregado un montón de palabras nuevas y debemos actualizarnos – Dijo descolocado – Cómo supiste?
-Porque la palabra "mononeuronal" no es parte de tu vocabulario de todos los días – Respondí – Y ahora, discúlpate – Ordené.
-No! – Exclamó escalando un poco más, y pude sentir que realmente temía mi ira. Por qué entonces estaba siendo tan terco?
-Peter, baja o te bajo – Amenacé.
-No! – Repitió.
-Bien, como quieras – Dije encogiendo mis hombros y atacándolo con una tristeza infinita, que lo hizo llorar a mares y soltarse de su rama, cayendo al suelo como un saco de papas.
-Ahora – Dije acercándome lentamente – Dime qué mierda te pasa.
-Tú Mayor! Tú, que dejaste que la pitonisa enana te cortara las bolas, y se debe haber hecho un par de aretes con ellas – Lloró Peter desolado – No eres el mismo! Eres un debilucho, y vas a dejar que ese niño mimado de Edward te quite a la mujer que amaaaas!
Si Peter hubiera sido un personaje de animación japonesa, habrían salido chorros de lágrimas de sus ojos, ya que sollozaba miserablemente.
-Las cosas no son tan fáciles, tú no entiendes! – Dije pasándome las manos por el cabello, y quitándome de paso varias ramitas y pequeñas rocas en el proceso. Esto de vivir en el bosque me hacía lucir como un salvaje, algo totalmente contrario a los estándares Cullen… Si Alice me pudiera ver de seguro le daría algo.
-Qué hay que entender? Que uno de los vampiros más poderosos del mundo, el general más importante que ha existido en la historia se deja ganar por ese imbécil sin siquiera luchar? Por primera vez en mi vida me avergüenzo de llevar tu veneno! – Dijo restregándose los ojos.
Ok, eso dolió.
-Peter, si actúo acorde a mis sentimientos voy a destruir a la familia – Dije. Peter era una de las dos personas en el mundo a las que me dignaría a dar una explicación… Bueno, tres si Bella alguna vez me hablara.
-Y qué? Es mejor destruirte a ti mismo en el proceso? Es que no entiendes que por primera vez tienes la oportunidad de ser feliz y la vas a dejar pasar sin hacer nada? Mierda Jasper! Si las cosas se dan como parece que están encaminadas, vas a terminar siendo el cuñado de la mujer que amas, y te van a corretear permanentemente alrededor de la casa para que nunca estés en la misma habitación que ella por miedo a que la almuerces! Edward no la va a convertir, eso ya lo sabemos, así es que vas a verla morir de vieja… Por cobarde, por no atreverte a hablar a tiempo – Dijo Peter.
-Entonces qué? Hablo con ella así nada más? Y si me rechaza? – Pregunté.
-Si te rechaza no has perdido nada, pero al menos vas a saber que hiciste lo que pudiste… - Dijo hipando suavemente – Además, por como la has descrito, no creo que ni siquiera te acuse con tus papis…
-Peter… - Dije en advertencia. Aún lo tenía sollozando, pero lo podía hacer revolcarse de dolor sin levantar un dedo, y él lo sabía perfectamente.
-Jasper, por favor, solo… Lárgate, si? Deja de vivir con ese troll y la tropa de fenómenos de ojos amarillos, toma a tu mujer como un hombre de verdad y llévatela lejos! Deja de ser esta… Cosa que usa pantalones con pinzas, mierda! – Exclamó.
Por un momento pensé seriamente en decapitarlo, pero entonces tendría que lidiar con Charlotte, que podía ser peor que Peter… Y además, había que reconocer que Peter tenía razón… Esta era mi última oportunidad, Edward era muy capaz de pedirle matrimonio a Bella en su cumpleaños y ahí sí que las cosas se pondrían complicadas cuando me robara a la novia… Mejor robármela antes… Tenía tiempo verdad? Seguro, después de todo no estaba tan lejos de Washington.. Solo… Veamos, mmmh... Dos mil novecientos cuarenta y tres kilómetros hasta Forks! Mierda! Mierda! Mierda! Mejor me apresuraba, tendría que tomar un avión.
-Gracias Peter, despídeme de Charlotte – Dije girándome para echar a correr hacia Minneapolis.
-Hey! Jasper! Para! – Exclamó Peter sorbiendo mocos que no estaban ahí.
-Qué? Apúrate, tengo un itinerario que cumplir! – Dije impaciente.
-Podrías…? Tú sabes, dejar de manipularme? – Lloriqueó.
-Oh, es cierto! – Dije quitando mi influencia. Él respiró aliviado.
-Cabrón… La próxima vez descuartízame – Murmuró restregándose los ojos.
-Lo tendré en cuenta, aunque tú sabes que no suelo aceptar sugerencias – Le dije – Adiós Peter.
-Suerte Mayor – Exclamó - …La vas a necesitar – Murmuró.
oooOooo
La casa estaba vacía.Vacía!
Y no había una nota, no había un mensaje en mi celular (que estaba cargándose por primera vez en una semana) ni un correo electrónico.
Nada.
Los Cullen habían sido abducidos por los putos aliens.
Un pensamiento aterrador cruzó mi mente… Y si se fueron llevándose a Bella? Y si me dejaron atrás? Y si no volvía a verla?
Ni lo pensé demasiado, simplemente corrí a la casa de Isabella, un lugar en el que nunca antes había entrado, un santuario que solo había violado Edward…
Bueno, violado es una forma de decir… Afortunadamente Edward era ultra conservador y moralista, y estoy seguro de que hasta Alice había manoseado a Bella mucho más que su novio.
Entré por la ventana, que tal como había mencionado Edward, estaba siempre abierta. No había nadie en la casa, pero no era extraño, ya que eran sólo las dos y media… Bella salía a las tres del colegio y se demoraría cinco, máximo ocho minutos en manejar hasta su casa. Eso me daba treinta y cinco minutos de margen…
Observé su habitación sin tocar nada. Había un corcho en la pared en el que estaban pinchadas varias fotos de Bella en distintas etapas de su vida, todas sacadas junto al cartel de bienvenida de diferentes ciudades… Por lo visto no había pasado nunca más de unos meses en el mismo lugar…
Había un escritorio con su maltrecho laptop, una ruma de cartas de su madre, un portalápices y tres cuadernos.
Sobre la cama, en el techo, había stickers de pequeñas estrellas luminiscentes, pero no supe si eran antiguos o recientes.
Sobre el respaldo de la cama, una hilera de pequeños faroles de papel de colores.
La habitación estaba limpia y relativamente ordenada, salvo por diversas prendas de ropa sucia tiradas en el piso.
El aroma en el pequeño cuarto era abrumador, su esencia estaba demasiado concentrada… Debí hacer un esfuerzo enorme para no agacharme y recoger un sostén o sus bragas y llevármelas a la nariz, como un pervertido.
No, no sería una buena forma de comenzar nuestra conversación si partíamos con ella gritando "quítate mis bragas de la cara, degenerado!".
Me acerqué a su velador y estudié su despertador, una radio-reloj. Bien, eso me entretendría hasta que ella llegara... Sintonicé la radio en mi estación favorita y de inmediato reconocí a Trace Adkins cantando "Ladies Love Country Boys". Sí, tal vez no era música refinada, tal vez no era elegante o sofisticada, pero era cálida y llena de sentimiento.
Yo casi nunca me daba el gusto de escuchar música country en casa porque los Cullen la odiaban. Carlisle no la entendía, porque al ser británico no se había criado con ella; Rosalie era una estirada yanqui de New York y la despreciaba como música red neck; Emmett, a pesar de haber nacido en Tennessee, había sido criado en Gatlinburg, una de las muchas ciudades pro Unión de ese estado traidor, por lo que se burlaba sin tratar realmente de ser ofensivo, sino meramente molesto; Esme era de Columbus, Ohio, uno de los epicentros yanquis que más nos jodieron, y no soportaba los gritos rebeldes como "yeeeeha!" que plagaban mi música; Edward era originario de Chicago Illinois, estado que no sólo mandó tropas si no las provisiones que inclinaron la balanza a favor de quienes tenían zapatos y comida (los soldados de la Unión)… Pero en fin, nada de eso me importaba, mi problema con mi "hermano" (además del querer quitarle a la novia) es que Edward pertenecía a la clase acomodada victoriana, por lo que por principio tenía una estaca enterrada en el culo, y toda mi música de borrachos, rodeos, peleas de bar, salvar a un caballo y montar a un vaquero y demás sencillamente lo ofendía… Y por último estaba Alice, que no sabía dónde mierda había nacido, pero si le daban a elegir seguro preferiría identificarse con un lugar mucho menos burdo que Texas.
En fin, la cosa es que abracé la oportunidad de escuchar lo que se me antojara, así es que me senté en la cama con las piernas extendidas y cerré los ojos, esperando… Literalmente contando los segundos para verla… Bella…
oooOooo
Las tres y cinco y no
llegaba…Las tres y ocho…
Las tres y diez, qué mierda le había pasado? Había muerto su camioneta finalmente? Estaba botada en el camino? El viaje a su casa no debería demorar más de cuatro a cinco minutos… Y si efectivamente se la habían llevado?
Mierda! Mierda! Mierda!
Regresé demasiado tarde… Quizás Alice tuvo una visión y actuó para prevenir que llegara a verla… Tal vez…
Calma… Respira… No es tan tarde, sólo cinco minutos tarde no es realmente tarde… Si no fuera por mi terror a perderla no importaría, ni siquiera lo habría notado…
Pensé en qué decir, y en cómo decirlo, sintiéndome un adolescente por primera vez en más de un siglo. Literalmente cientos de mujeres habían pasado por mi vida sin dejar huella, y sin embargo Isabella me afectaba en un nivel muy profundo y complejo, sentía un impulso absurdo de estar a su lado, simplemente beneficiándome del calor de su risa y de los raros momentos en que bajaba la guardia y me dejaba saborear sus emociones…
Y entonces, el ruido de la vieja camioneta estacionándose frente a la casa.
Los pasos en la gravilla.
El sonido de las llaves al caer sobre la mesa de entrada.
Pasos desacompasados subiendo la escalera, solo para detenerse de pronto, probablemente al escuchar la radio encendida.
Pasos cautelosos.
Algo cayó en el pasillo.
Bella cruzó la puerta y debí cruzar las piernas para evitar abalanzarme sobre ella. En lugar de eso me obligué a indagar sobre los demás, ya que necesitaba saber con qué marco de tiempo contaba si es que realmente planeaba robármela… Cuánto convencimiento necesitaría?
Pero Bella, siendo Bella, se burló de mí y se negó a decirme nada.
Le pregunté amenazante si no le habían advertido sobre las consecuencias de meterse conmigo, y ella dudó y calló negando con la cabeza.
No tenía tiempo para esa mierda, estaba trabajando contra reloj, así es que simplemente le envié una dosis de valor y determinación para que se atreviera a decirme lo que realmente sentía… Algo reprobable, pero menos inmoral que invitarla a beber shots de tequila, si me lo preguntan a mí…
Y vaya si que le vino un arranque de sinceridad, evidenciando que me leía como a un libro y afirmando que yo no le haría daño simplemente porque ella me gustaba.
Me sentí incómodo con su candidez, y dije algo sardónico como para quitarle valor a sus palabras, pero ella ya estaba desatada, aún cuando ya no la estaba afectando para nada… Dijo comprender mi renuencia a formar lazos y me tocó voluntariamente, diciendo que quería ser mi amiga, que confiaba en mí y me ofrecía su compañía…
Y de pronto… PAF! Un puñado de ropa interior disparado directo a la cabeza. Estaba tan sorprendido que ni siquiera lo esquivé como había hecho con las rocas de Peter.
-Me estabas manipulando! Me estabas manipulando para hacerme decir todo esto! No puedo creer que haya confiado en ti! – Chilló apuntándome a la cara.
Mierda, debí saber que se daría cuenta, si algo la caracteriza es su sexto sentido con lo sobrenatural…
Finalmente logré que se calmara sin manipularla, y después de darme muchas vueltas le declaré mis sentimientos, a lo que ella respondió con incredulidad y escepticismo, e incluso me envió a dormir con las zorras del pueblo para que se me pasara la calentura mientras regresaba mi esposa.
Habría sido gracioso si no me hubiera estado sucediendo a mí.
Ella argumentó.
Yo rebatí y puse mi oferta sobre la mesa: Escapar juntos, en cuanto ella cumpliera la mayoría de edad. Lo dejaríamos todo y a todos y empezaríamos de cero en cualquier lugar. No importaba dónde, la seguiría al mismo infierno si es que ahí quería vivir.
Ella, vacilante, comenzó a pensar en voz alta hasta que murmuró la palabra que he esperado desde siempre: "Quetequiero".
Demandé que lo repitiera, sin estar seguro de haber oído bien.
Y no lo dijo sólo una vez, sino que lo repitió diciendo que ella también arrastraba sentimientos hacia mí desde hacía meses, y que la única razón por la que seguía con Edward era para estar cerca de mí.
Y entonces las barreras de su escudo se bajaron y me golpeó con la fuerza de un tsunami. Ella me amaba, de eso no cabía duda, pero la naturaleza de su amor era como algo que jamás había experimentado, porque estaba especialmente dedicado a mí… Era puro, y limpio, brillante e incondicional. Era capaz de iluminar mis sombras, y era dulce, pero tozudo y determinado… Ella ciertamente no aguataría mi mierda. Bien, pensé, la mayor parte de la gente me teme, así es que necesito a alguien que me mande al demonio de vez en cuando.
La verdad es que no necesité escuchar ni sentir nada más, simplemente la tomé entre mis brazos y la besé tan fuerte como sus suaves labios me permitieron…
Si su aroma era intoxicante, su sabor era absolutamente sublime… Supe en ese instante y con más certeza que nunca, que estaba condenado… No me cansaría jamás de beber de sus besos…
De pronto Isabella comenzó a respirar de manera errática y yo me alejé un poco, jadeante y alucinado con lo que estaba pasando. Las cosas iban mucho mejor de lo que jamás me atreví a esperar.
Ella estaba un poco avergonzada por su inexperiencia, que francamente para mí era un plus, porque recaería en mí el enseñarle todo lo que quisiera aprender.
Isabella me pidió sentir mis emociones, y yo concentré todo mi amor en unos pocos segundos, sabiendo que ella estaría concentrándose en bajar las barreras para mí.
Creo que la noqueé a punta de amarla. Y sí, me siento un poco fanfarrón por aquello.
La tendí en su cama y me recosté a su lado, y finalmente bajé todas mis defensas para quedar a su merced y preguntar "nos marcharemos juntos?"
-Sí.
Eso es lo que dijo, simplemente sí.
No preguntó dónde, cuándo ni cómo. No preguntó cómo o de qué viviríamos. No preguntó si puedo mantenerla, y tampoco cuestionó mi propuesta. Isabella dijo "sí", y para mí eso selló el trato.
Nos besamos como locos y pasamos literalmente horas explorándonos mutuamente, hasta quedar sólo en ropa interior… Bueno, ella quedó usando sólo esas ridículas bragas amarillas de demandaban un mordisco, ya que accidentalmente rompí su sostén.
Su piel era perfecta, resaltando aún más la imperfección de la mía… Pero Bella en vez de alejarse dijo estar orgullosa de todas las batallas que libré para llegar a ella…
Quién dice algo como eso?
Ella. Sólo ella.
Le dije que debería sentir repulsión o miedo, como todos los demás, y ella en lugar de mentir y negar que mis cicatrices son visibles como la mayoría, o calmarme diciendo que podemos taparlas con ropa de diseñador como Alice, me dijo que si me ama no es por cómo me veo; dijo que no soy perfecto, pero ella tampoco, y que si a los demás no les gusta, pues que se jodan!
Y yo que creí que no podía amarla más…
Entonces, otra bomba: "Soy virgen".
Solté una carcajada, incrédulo. Cómo se había mantenido virgen hasta ese momento? Los chicos comienzan a tener sexo muy jóvenes, y yo asumí… Bueno, asumí que en su otra escuela habría tenido novios, pretendientes, o algo… Es cierto que ella me dijo que Edward era su primer novio, pero pensé que hablaba de su primer noviazgo formal, ya que con Edward las cosas no pueden ser casuales.
Isabella de verdad no sabía nada, y sin embargo estaba dispuesta a entregarse ciegamente a mí…
Ok… La trataría con el cuidado que se merecía, haría de su primera vez un evento que recordar con añoranza, no con vergüenza como ocurre en muchos casos… No, realmente no había de qué avergonzarse, yo la amaba y ella a mí, estaba a punto de fugarme con ella y ambos nos deseábamos tanto que dolía, pero primero me ocuparía de ella…
Besé cada rincón de su cuerpo.
Acaricié territorios inexplorados.
Aprendí qué la hacía temblar, qué la hacía gemir y qué la hacía rogar.
Tardamos horas en saciarnos, y tal vez hasta se me pasó un poco la mano, porque ella estaba claramente agotada después de la cuarta ronda, pero ambos estábamos demasiado frenéticos como para detenernos. Nuestra relación era demasiado nueva y nuestro futuro demasiado brillante, y no podíamos quitarnos las manos de encima…
Si tan solo hubiera sabido lo que sé ahora, la habría tomado en mis brazos esa misma noche y nos habríamos largado con lo puesto.
Pero no lo sabía, así es que cuando ella finalmente se quedó dormida en mis brazos, la apegué a mi cuerpo pero la dejé descansar, felicitándome por haber noqueado a Charlie en el sillón del living en cuanto llegó, cuatro horas antes.
En la madrugada, supe que era el momento de irme, y a desgana me moví tratando de desenredar nuestros brazos y piernas desnudos sin despertarla, pero fue imposible. Bella gruñó y me abrazó más fuerte, y sólo accedió a dejarme ir cuando le recordé que ese era nuestro día, el día en que seríamos libres, y que ella necesitaba darse una buena ducha, ya que olía a mí por dentro y por fuera.
Ella metió la cabeza bajo las sábanas, aspiró profundamente y declaró que el aroma de nuestro sexo era el mejor del mundo, y se cubrió por completo.
-No olvides cubrir tu cuello – Le dije orgulloso – Tienes un chupetón imposible de disimular.
-Jasper! – Exclamó emergiendo, y me lanzó lo primero que encontró a mano, que resultaron ser mis bóxer. Me los calcé.
-Qué querías? Un vampiro te hizo el amor por horas! Una mordidita era lo menos que podías esperar.
-Es verdad – Admitió con una sonrisa – Es sólo que quisiera poder marcarte como mío…
-Créeme Isabella, me has marcado – Dije y me incliné para besarla por última vez…
Literalmente.
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Ahí lo tienen Jasper en toda su gloria. Como ven,
él también amaba a Bella! Qué
pasó entonces? Quiero oír sus hipótesis!
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