Un Verano fatal
One Shot
No
tenemos que escondernos alguien nos encontrará
Hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar
La mañana nos recoge donde muere la ciudad
Yo buscando tu fuerza
Y tu mi debilidad.
Te vuelvo a escuchar en esa forma especial de hablar
Para ser un buen cantante tienes que desafinar
Hoy hace mas calor y me tienes atrapado
En tu rincón
Quien podría imaginar lo que nos iba a deparar
Un verano fatal.
Verano Fatal /Christina Rosenvinge y Nacho Vegas
Hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar
La mañana nos recoge donde muere la ciudad
Yo buscando tu fuerza
Y tu mi debilidad.
Te vuelvo a escuchar en esa forma especial de hablar
Para ser un buen cantante tienes que desafinar
Hoy hace mas calor y me tienes atrapado
En tu rincón
Quien podría imaginar lo que nos iba a deparar
Un verano fatal.
Verano Fatal /Christina Rosenvinge y Nacho Vegas
Leah POV
Me levanté jadeante
por el esfuerzo de liberarme y otra gota de sudor recorrió mi nuca, se deslizó
por mi cuello, y se perdió en mi espalda. El calor era abrazador y una completa
anomalía para la Península Olímpica, y mi cuerpo, acostumbrado al frío y la lluvia
no estaba llevando bien esta oleada cálida que no hacía más que demostrar que
el mundo entero se estaba yendo a la mierda.
Todo el verano había
sido lo mismo, ola tras ola de calor, con reportes inusitados sobre incendios
forestales y hasta una “sequía” estadística inédita para el Estado de
Washington… Agh, mierda! Cuando todo apesta, el calor sólo lo hace peor. Las
sensibilidades andan a flor de piel y a estas alturas son pocos los que se atreven
a hablarme, ya que literalmente, le ladro a todos porque sí, porque no, y por
si acaso
Bien por mí, así me
dejan en paz, ya que estoy harta de las miradas de simpatía y conmiseración,
como si este no fuera un tema jodidamente superado!
Estaba furiosa. No
solo mi nivel normal de enojo, sino que mis revoluciones se habían acelerado a
niveles termonucleares… No, francamente no podía sobrellevar esta situación
como humana, necesitaba al lobo y su pragmatismo, necesitaba a mi lado animal y
tal vez matar algo, destrozarlo con mis dientes… Curiosamente parecía ser que
la Leah humana tenía más sed de sangre que la loba.
Cómo se atrevía Emily
a pedirme algo así? Con quién mierda creía que estaba hablando? Pensaba acaso
que porque ahora yo soy parte de la manada de Jacob todos los resentimientos han
quedado atrás? Y Sam, qué tenía en la cabeza? Cómo había permitido que su
preciosa prometida se me acercara con semejante propuesta? Y luego esa horrible
conversación…
Agh… Huye Leah, huye antes
de que mates a alguien…
Salí corriendo de la casa de mi prima, o de lo
contrario me transformaría y las consecuencias para ella serían peores que el
par de cicatrices que marcaban su rostro de mojigata.
Por qué es que nadie
ve a Emily por quien es realmente? Todo el mundo se queda con la fachada, la
imagen de una dulce y tímida chica, víctima de un terrible accidente, una
devota dueña de casa que se pasaba los días con la cabeza metida en el horno,
cocinando esos asquerosos muffins del tamaño de melones.
Cómo es que no ven que
era una simple mosca muerta, una traidora, mentirosa y manipuladora? Cómo es
que nadie cuestiona el hecho de que a pesar de que la imprimación hace que el
lobo se convierta en lo que su imprimada necesite, ella había “necesitado”
quitarle el novio a su prima y mejor amiga? Emily pudo mantener a Sam como
amigo si hubiera querido... Podrían haber sido como hermanos si su lealtad
hacia mí hubiera importado un comino, pero no, nadie veía esa realidad… Emily había deseado a Sam
desde hacía años sin que él ni la notara, pero a la primera oportunidad, en
cuanto comprendió el poder que tenía sobre él, lo usó para quedarse con mi
hombre.
Ella sabía que nos
amábamos. Sabía de nuestros planes de casarnos en cuanto Sam consiguiera un
trabajo estable. Sabía cuántos hijos queríamos tener… Mierda! Hasta sabía cómo
los llamaríamos! Porque ella era, junto a Sam, la persona más cercana a mí, la
que conocía todos mis secretos, en pocas palabras, la persona en quien habría
confiado mi vida ciegamente.
Por eso no lo vi
cuando sucedió… Tal vez me negué a creerlo, hasta que fue demasiado tarde…
Samuel estaba actuando
raro, pero traté de ser madura y de no presionarlo, darle el espacio para
procesar lo que fuera y me contara cuando se sintiera más cómodo… Excelente
idea, salvo que fue entonces que sucedió lo del “accidente”, mientras ella
ordenaba a Sam que no me volviera a dirigir la palabra, ya que él estaba
teniendo dificultades aceptando todo eso de ser un lobo y encima imprimar de
una mujer a la que no amaba…
Si tan sólo Samuel me
hubiera dicho lo que pasaba! No sé qué habría hecho, tal vez matar a la perra
de una vez… Grrrrr… El asunto es que Sam se reveló a dejarme, perdió el control
sólo una fracción de segundos, y selló su destino… Había dañado a su imprimada,
y la culpa no le permitió vivir en paz. Si alguna vez tuvimos alguna oportunidad
de luchar, murió en ese segundo de descontrol.
Samuel terminó conmigo
de inmediato sin explicaciones, y a la semana siguiente ya estaba viviendo en
la casa de mi ex mejor amiga, destrozándome por completo, humillándome frente a
toda la Tribu, y restregándome en la cara su nuevo amor.
Perder a mi novio de
esa forma fue doloroso y francamente devastador, pero peor que eso fue tener
que enfrentarlo sola, ya que mi prima era quien clavaba el segundo puñal en mi
espalda.
El dolor que sentí fue
espantoso, pero en retrospectiva creo que lo que más sufrió fue mi orgullo. Los
rostros de todos mis conocidos (y varios desconocidos) mostrando solidaridad y
compasión hacían más daño que la traición en sí... Quería golpearlos a todos!
No permitiría que Samuel y la insulsa de mi prima me vencieran, no me verían
llorar, y nadie me vería desmoronarme.
Y así es como creé
esta coraza de lo que soy hoy en día. Esa perra sarcástica y mordaz que todos
temen y evitan, pero que nadie osaría condolecer.
Lo que nos trae al
presente…
Grrrr! Quería correr
hasta caer rendida, de modo de no tener las energías suficientes para cumplir
con mi deseo de arrancar la cabeza de la futura señora Uley.
-“Leah” – Sonó en mi mente la voz ronca y profunda de mi Alpha.
Lo ignoré y seguí
corriendo.
-“Leah!” – Exclamó.
Me forcé a ignorarlo y
seguí corriendo. Mientras no me diera una orden directa podía mandarlo a la
mierda todo lo que quisiera, una de las ventajas de pertenecer a la Segunda
Manada… Jacob odiaba doblegar la voluntad ajena, algo con lo que Sam no tenía
problemas en cuanto las cosas no salían exactamente como él lo deseaba.
-“Leah!” – Gritó Jacob en mi cabeza, lo que de alguna manera me desconcentró
haciéndome menos consciente de mis alrededores, lo que explicaría por qué no vi
la mancha rojiza que se abalanzaba sobre mí, haciéndome rodar por el suelo, revistiéndome
con el manto vegetal de hojas y ramitas que lo cubrían todo a nuestro
alrededor.
Maldición! Con lo que
me costaba desenredarme el pelo después de una buena carrera! Debería hacer un
esfuerzo extra para no parecer una salvaje, mi carácter ya era lo
suficientemente ácido como para intimidar a la gente.
-“Mierda Jacob! Qué haces?” – Pregunté tratando de levantarme, pero su
cuerpo es mucho más grande y pesado, y él es mi Alpha, por lo que mi lucha era
inútil.
-“Traté de hablarte pero no respondiste” – Dijo mordisqueando mi cuello, de modo de
asegurar mi sumisión. Como humanos habría sido un gesto romántico o sensual,
pero como lobos era simplemente un gesto de dominancia.
-“Y qué mierda te hace creer que ahora sí
quiero hablar contigo?” –
Pregunté quedándome quieta, pero atenta a la primera oportunidad para escapar.
Por supuesto, en cuanto lo pensé Jacob se enteró de mis intenciones y aseguró
su posición.
-“Me enteré de lo de Sam y Emily” – Me dijo simplemente.
-“De qué te enteraste?” – Pregunté súbitamente aterrada de gatillar su
compasión, pero tratando de sonar indiferente.
-“De que finalmente pusieron fecha al
matrimonio, por eso quería saber cómo estás…” – Dijo suavemente.
-“Lo puedes ver en mi mente, sabes
perfectamente cómo estoy” –
Respondí tratando de evitar su mirada. Jacob había crecido y madurado mucho en
los últimos meses, gracias a todo lo que había sufrido en manos de la idiota de
Swan y a su engendro anti natura.
-“Sé que estás furiosa y ofuscada, pero no
quiero leer tu mente Leah, quiero que tú me digas qué es lo que sientes… Pensé
que ya habías superado el asunto, no pensé que te afectaría tanto, después de
todo esto es algo que sabíamos que sucedería…” – Explicó suavemente – “Pero estás tan furiosa que me preocupas, no quiero que vayas a
cometer una estupidez…”
-“No estoy enojada por el matrimonio, Jacob” – Dije bufando ofendida – “Estoy enojada porque Emily tuvo la desfachatez de pedirme que fuera su
jodida dama de honor!”
-“Queeeeeeeé?” – Exclamó Jacob, tan asombrado que usé la
oportunidad para escapar de su agarre y ubicarme a varios metros de distancia,
fuera de su alcance – “De verdad hizo
eso? Y se lo contaste a Sam? Seguro él lo habría impedido…”
-“No fue necesario contarle nada, él estaba
ahí, mirando el show sentado en la mesa de la cocina mientras comía pastel de
carne, sin decir palabra” –
Dije recordando la escena para graficársela a Jacob.
-“No lo puedo creer… Él sabe que eso es
retorcer el cuchillo en la herida… No lo entiendo…” – Dijo Jacob sentándose es sus patas traseras y
luciendo francamente confundido. Parecía un perro grande como “Clifford”, no un
lobo Alpha, y la palabra “adorable” pasó
por mi mente. Es verdad que mi coraza exterior se mantenía impenetrable, pero
por dentro había una pequeña parte de mí que se conservaba indemne a pesar de
todo el sufrimiento… Era un trozo pequeñito de mí que rememoraba a la chica que
fui antes de que la mierda supernatural arruinara mi vida… Era un trozo que
escondía a todos excepto a Seth y Jacob.
-“Yo lo entiendo perfectamente, de hecho no sé
por qué me sorprendió tanto… Por un lado, Emily no tiene más familia que la mía
en la Tribu, y sus amigos están en la Tribu Macah, por lo que no es que le
sobren las opciones, yo soy su pariente más cercana… Además, qué mejor manera
de reclamar a Sam definitivamente que dándome palco preferencial para
presenciar la unión? Y por último, creo que ella piensa que si logra hacer ver
públicamente que yo la perdoné, tal vez el resto de la Tribu dejará de verla
como la zorra roba-novios que realmente es” – Dije recostándome en la sombra de un gran roble. Cerca del tronco se
conservaba la humedad del musgo y aliviaba un poco el calor abrazador.
-“La imprimación es una mierda” – Dijo Jacob – “Estoy seguro de que Sam nunca habría permitido algo así de tener una
opción”
-“Francamente no estoy tan segura” – Dije haciendo un gesto equivalente a
encogerme de hombros – “Tú nunca te
volviste tan imbécil como Sam. A pesar de haber imprimado conservaste parte de
ti mismo, y eso me hace pensar que Sam es más débil de lo que pensaba”.
-“Mi caso fue diferente” – Dijo él recuperando el tono serio de la
conversación – “Ness era un bebé cuando
imprimé, no había sentimientos románticos, sino de protección, y una vez que
creció lo suficiente para manifestar sus deseos, quedó claro que me ve como su
primo o su tío, no como un novio, lo que en realidad es un alivio, no puedo
dejar de pensar que sin importar cómo se vea físicamente, tan sólo tiene dos
años y medio, y ni siquiera yo puedo ignorar que eso es extremadamente bizarro…
No me imagino el conflicto que me generaría que ella me deseara como amante…” –
Dijo estremeciéndose.
-“Como sea, al menos aún tienes límites y
principios” – Argumenté – “Sam no solo me hizo daño, sino que permitió
que Emily festinara de mi dolor” – Dije empujando un montón de tierra y
hojas con la pata delantera – “Y lo peor
de todo…” – Vacilé antes de contarle la última parte de lo ocurrido. Jacob
no lo arrancaría de mi memoria, podía elegir callarme, pero si no se lo decía a
mi Alpha, entonces a quién? Seth no era una opción, mi hermanito se lanzaría en
una misión suicida para proteger “mi honor”, y Sam es perfectamente capaz de
matarlo con una pata atada a la espalda.
-“Lo peor qué Leah? Qué pasó?” – Dijo Jacob acercándose lentamente, con la
mirada baja, en una pose premeditadamente inocua, pero igualmente imponente.
-“Cuando me largué de casa de Emily la dejé con
la palabra en la boca y corrí en forma humana” – Relaté y él asintió echándose junto a mí de
modo que nuestros cuerpos se tocaban a todo lo largo. El confort del toque de
los miembros de mi manada era una de las pocas certezas en mi vida. No me
importó el calor abrazador, necesitaba apoyo silencioso e incondicional más que
cualquier otra cosa.
-“Hasta ahí vi en tu mente” – Dijo él suavemente.
-“Sam me siguió” – Relaté muy bajito, cuidando que no se me
quebrara la voz de nuestra comunicación mental. Una cosa era contar lo sucedido
y otra muy distinta era llorar como una nena. Jacob comenzó a gruñir muy
fuerte, interrumpiéndome – “Puedo seguir?” – Pregunté. Él asintió
pero siguió gruñendo, esta vez más bajo, como un ronroneo hostil o algo así.
-“Continúa” – Me dijo finalmente.
-“Sam me tacleó en cuanto entré al bosque,
antes de transformarme, haciéndome rodar en el suelo y aprisionándome por los
brazos de modo de evitar mi transformación” – Relaté (hace algún tiempo descubrimos que si se aplica cierta llave a
un lobo que está a punto de transformarse, el proceso se detiene, porque de lo
contrario se descoyuntaría los brazos en cuatro sitios distintos. Se usa en
casos extremos, porque es extremadamente dolorosa y un gesto de dominancia muy
agresivo).
-“Hijo de perra…” - Murmuró Jacob viendo la escena en mi mente a
medida que la relataba.
-“Yo lo lo mandé a la mierda, por supuesto,
pero no me quedó otra que escucharlo” – Bufé de rabia.
-“Qué quería?” - Preguntó
Jacob emanando sentimientos de rabia y posesividad que no había percibido nunca
de su parte. Mi Alpha suele ser bastante relajado, pero al parecer dejaba de
serlo si tocaban a un miembro de su Manada.
No quise relatarlo con
mi voz, no confiaba en mantenerme entera hasta el final. Simplemente le mostré
la escena.
oooOooo
-“Déjame Samuel!” –
Exigí revolviéndome, tratando de liberarme. El esfuerzo para no transformarme
era tremendo y doloroso y el agarre de Sam implacable.
-Leeh, escúchame, no
te quiero hacer daño, pero necesito que me entiendas…” – Dijo sonando
frenético.
-Hace años que no hay
nada que decir Samuel, déjame en paz! Qué quieres de mí? Qué más puedes querer
de mí? Porque me imagino que no eres tan idiota como para pensar que realmente
voy a ser madrina de tu matrimonio… - Levanté una ceja. Nuestros rostros
estaban peligrosamente cerca, pero en vez de producirme las familiares
mariposas en la base del estómago, me produjo algo parecido al asco. Este no
era el hombre del que me enamoré cuando era una niña, este era un mequetrefe,
un cobarde que no se merecía mi amor, ni siquiera mi odio.
-No! – Exclamó – Por
supuesto que no Leeh - Dijo sorprendido,
como si fuera una idea ridícula que escuchaba por primera vez.
-No me digas “Leeh” -
Dije con dientes apretados.
-Siempre serás mi
Leeleeh… - Musitó tristemente.
-No sé de qué estás
hablando, pero si no me sueltas en este momento me voy a transformar para
hacerte jirones, y no me importa si me rompes un par de huesos en el proceso –
Afirmé completamente en serio.
-Escúchame! - Exclamó/Demandó reposicionándose sobre mí.
Estábamos mucho más cerca de lo que me sentía cómoda, mucho más cerca de lo que
habíamos estado en años – Dios, tu aroma! – Dijo aspirando profundamente,
enterrando el rostro en mi cuello.
-Suéltame, pervertido!
– Gruñí. No podía arriesgarme a gritar y que alguien nos viera.
-Leeh… Leah… Te amo
tanto… - Dijo contra mi piel dejándome
de una pieza. Era lo último que esperaba escuchar.
-De qué demonios
hablas Samuel? Recuerda que te vas a casar con la imbécil de mi prima! – Me
sacudí, sin más efecto que generar fricción entre nuestros cuerpos.
-No puedo más… No
puedo más… Mientras más se acerca la fecha más dudas tengo… - Confesó patéticamente.
-Entonces no te cases
– Dije sin inflexión – O cásate de todos modos, lo que hagas es problema tuyo.
-No digas eso Leeh, yo
sé que te importa, yo sé que me amas… Cómo podrías dejar de amarme, si a pesar
de la imprimación yo nunca dejé de amarte a ti? – Me dijo al oído. La cabeza me
daba vueltas, eso es lo que esperé escuchar por meses, meses! Mi único deseo,
mi único anhelo… Y ahora no eran más que palabras huecas…
-Y entonces qué? –
Pregunté sin revelar emociones – Vas a dejar a Emily? – Sería yo capaz de
aceptarlo de regreso?
-No! – Exclamó - Es
decir, no puedo, la necesito… - Agregó.
-Okaaay… - Dije
macerando mi furia como un canal de lava subterráneo. Cómo se atrevía a venir a
mí y forzarme a escuchar su ridícula e inútil declaración si es que no pensaba
hacer nada al respecto? - Entonces cuál
es tu brillante idea?
-Te amo Leeleeh, no
pensé que pudiera llegar a decírtelo! – Dijo feliz – Las instrucciones de Emily
suelen ser bastante específicas…
-Si no vas a dejar a
Emily entonces qué, quieres que sea tu amante? – Debí controlarme para no
lanzarme hacia adelante y arrancarle una oreja con mis dientes.
-No… - Dijo nuevamente
triste – Emily jamás lo permitiría, y además no puedo mentirle…
-Samuel, tengo sólo
una pregunta y si me amas como dices amarme, me vas a decir la verdad – Dije
alcanzando los límites de mi escasa paciencia.
-Dime! – Dijo ansioso
por complacerme. Esta era la conversación más larga que habíamos tenido en
años.
-Recuerdas a Jason, el
cantinero de Por Ángeles con el que salí un par de veces?
-Sí – Dijo, y un
gruñido bajo y profundo emanó de su pecho.
-El sufrió un
accidente, nadie sabe exactamente qué le pasó, pero terminó en el hospital…
Después de eso no quiso volver a verme… Algo similar pasó con otros chicos con
los que salí anteriormente… Accidentes bizarros y después nunca más me
volvieron a llamar… Te suena? – Pregunté. Él permaneció en silencio, pero
mantuvo mi mirada, desafiante – Samuel, fuiste tú? – Pregunté lo que nunca
quise poner en palabras - Has estado golpeando a cualquier chico que tenga el
potencial de convertirse en mi novio, no es verdad?
-Eres mía – Gruñó en
una voz apenas humana. Ahora era él quien estaba a punto de transformarse.
-HIJO DE PUTA! – Grité
furiosa, levantando mi rodilla con todas mis fuerzas, apuntando a su
entrepierna y dando de lleno en el blanco. Sam me miró desde el suelo,
retorciéndose de dolor y el rostro lleno de desconcierto y decepción – NUNCA
MÁS TE ATREVAS A VOLVER A ACERCARTE A MÍ SAMUEL ULEY! – Grité – O LA PRÓXIMA
VEZ LA QUE VA A TRATAR CONTIGO ES EMILY!
-Leeh! – Jadeó.
-Leah hijo de perra, mi
nombre es Leah! – Gruñí y me quité la solera lanzándola a su lado e ignorando
su mirada que parecía querer memorizar cada rincón de mi cuerpo. Supongo que ya
no soy como me recordaba, antes yo era humana y más suave y redondeada, menos
muscular, menos angular.
La verdad no me importó
la desnudez, ni siquiera frente a él. Somos cambia formas y esto es lo que
hacemos. El pudor es un asunto del pasado.
Una vez terminada mi
transformación corrí a toda velocidad. Corrí tratando de escapar de mis
pensamientos, corrí para que se me pasara la rabia con Emily por su
insensibilidad y malicia, y con Sam por su simple estupidez. Es que realmente
espera que me quede solterona, esperándolo con mi vida en pausa mientras él
construye algo, aunque sea algo mediocre con no otra que mi propia prima?
Es que debo pasar mi
vida en soledad porque él no tiene los pantalones bien puestos para tomar una
decisión firme y atenerse a ella? Que se joda! Y la próxima vez que me guste un
chico me encargaré de que Sam sea el último en enterarse, y cuando se entere,
yo lo protegeré… Mejor aún, me buscaré a alguien que sepa protegerse solo, y
compraremos armas, montones de armas y trampas de osos y hasta lanzacohetes si
hace falta, y si Samuel se aparece lo vamos a dejar como colador!
oooOooo
-“Lo siento Leah” – Dijo Jacob suavemente, empujándome en la
cruz con el morro.
-“Qué es lo que sientes? – Pregunté suspirando – “Tú no hiciste nada malo…”
-“Siento que no seas feliz” – Dijo –“Todos
parecen haber alcanzado su final feliz salvo nosotros”.
-“Qué se le va a hacer?” – Pregunté retóricamente – “No es como si se pudiera borrar el pasado y
empezar de cero”.
-“Podría patear el trasero a Sam, para empezar…
- Ofreció entusiasmado.
-No vale la pena –Dije encogiendo mis hombros y
apoyando mi morro en la hierba, entre mis patas delanteras.
-Tú vales la pena – Me corrigió.
-No me refiero a eso – Le dije rodando los ojos
- Lo que digo es que no queremos un nuevo conflicto entre Las Manadas… Piénsalo
Jacob, si le ganas a Sam…
-…Cuando le gane a Sam – Me corrigió, fanfarrón.
-…Cuando le ganes a Sam – Rectifiqué - Él va a
perder autoridad frente a su Manada e instintivamente van a llegar a ti todos
sus lobos… Yo estoy aburrida de hacer de niñera y no quiero recomenzar con un
montón de mocosos en plena pubertad rondando en mi cabeza.
Nos quedamos en un
cómodo silencio, Jacob estudiando mis palabras a ver si podía encontrar un modo
de patear el trasero de Sam sin reclamar a sus lobos, y yo simplemente
disfrutando de la fresca hierba y la compañía de quien era sin dudas y a pesar
de mí misma, mi mejor amigo.
-“Muero de calor” – Dijo él después de un rato – “Vamos a nadar”.
-“Nadar?” – Pregunté dubitativa.
-Nadar – Asintió – Vamos, no me obligues
a darte una orden!” – Dijo entusiasmándose otra vez. Se puso de pie y me
mordisqueó la espalda juguetonamente antes de echarse a correr en la dirección
general del océano.
Lo seguí de inmediato,
corriendo a su lado.
Corrimos varios kilómetros
a toda velocidad atravesando el bosque, saltando obstáculos y retándonos
mutuamente, hasta que de pronto el bosque simplemente se acabó, dando pie a un
altísimo acantilado que daba directo al mar.
Jacob no lo dudó, y se
lanzó a toda velocidad al vacío en su forma animal y cayó al agua como humano,
haciendo un clavado perfecto.
Yo por mi parte, soy valiente pero no estúpida o suicida, así
es que me transformé antes de saltar al agua, haciendo mi clavado completo como
humana.
El agua estaba
heladísima, y el contraste con el exterior era delicioso. Emergí y miré para
todas partes, pero Jacob no se veía por ningún lado. Asumí que estaba buceando
o algo por el estilo, porque los lobos somos bastante difíciles de matar, así
es que en vez de buscarlo me limité a flotar de espaldas, disfrutando del agua,
del sol, y de los sonidos de la naturaleza.
Pero pasados un par de
minutos, algo agarró firmemente mi pierna derecha por el tobillo y me jaló
hacia el fondo. Si bien mi primer instinto fue luchar para zafarme, comprendí
que sólo se trataba de Jacob jugando, y que él nunca me haría daño, por lo que
dejé mi cuerpo laxo y cerré los ojos, moviéndome apenas, como si me hubiera
ahogado.
De inmediato sentí dos
fuertes brazos rodeándome y tironeándome hacia la superficie.
-Leah, Leah, está
bien? – Preguntó frenético, sacudiéndome por los hombros.
Yo fingí toser y
escupí un montón de agua en su rostro, desconcertándolo tanto que no pude
evitar reír.
-Estás bien? –
Preguntó aún sin soltarme. Podía sentir su cálido cuerpo contra el mío, y de
pronto me fui haciendo consciente de nuestra cercanía y desnudez…
Esta no era como otras
veces, este no era un roce casual ni parte de una interacción como lobos… No,
estábamos abrazados y desnudos, rodeados de kilómetros de naturaleza virgen…
Nadie nos veía, nadie nos escuchaba…
Nos mecimos al ritmo
de las olas por unos momentos, él pataleando apenas lo justo para mantenernos a
flote a ambos, y me miró… Digo, realmente
me miró.
-Estás bien? –
Preguntó con la voz muy ronca, casi susurrando.
Asentí, sin confiar en
mi voz.
Podía sentir cómo su
cuerpo comenzaba a reaccionar al mío… Su poderosa erección contra mi cadera,
sus manos rodeando mi cintura más firmemente, posesivo, seguro.
-Tienes frío? –
Preguntó, y su aliento bañó mi rostro. Él siempre olía bien. Yo asumí que tenía
que ver con ser el Alpha, y a que de alguna manera representaba el hogar para
todos nosotros, pero en ese momento comprendí que no era un sentimiento
hogareño o reconfortante el que Jacob despertaba en mí, sino uno de ansiedad y
posesividad… Quise morderlo, marcarlo como mío, y por un momento estuve a punto
de hacerlo, hasta que me di cuenta de que sería una locura… No me correspondía,
él no era mío para reclamar…
Negué con la cabeza.
-Segura? – Preguntó con
una sonrisa pícara, mirando hacia abajo. Seguí su mirada hasta encontrar mis
pechos rozando el suyo. Mis pezones estaban perfectamente erectos, y duros como
piedritas.
Sentí que enrojecía,
cosa que rara vez me sucede, pero no me permití avergonzarme por mis reacciones
físicas. No hay nada más honesto que una reacción involuntaria, me dije.
Levanté la mirada
desafiante y deslicé una mano desde su antebrazo a su cintura, acercándolo a
mí.
-Te molesta? –
Pregunté dibujando círculos en la parte baja de su espalda.
Él negó con la cabeza,
deslizando su mano desde mi cintura a mi trasero, despacio, deliberadamente,
dándome todas las oportunidades de recular… Lo que no podía estar más lejos de
mis planes…
-Jacob…! – Jadeé cuando
abarcó una de mis nalgas con su mano, apretando y presionándome contra su sexo.
-Quieres que pare? –
Preguntó poniendo su frente en mi hombro
y quitando presión a su agarre, pero sin soltarme.
-No… No pares – Dije girando
mi rostro para encontrar el suyo y una vez que estuvimos a un par de
centímetros de distancia cerré los ojos y le di un beso suave, tentativo.
Dios! Su boca era
perfecta! Tenía la textura, sabor y hasta la temperatura exacta, era… Era como
yo… Nunca se me ocurrió meterme con un lobo, no después del desastre con Sam, pero
considerando mi desastrosa seguidilla de relaciones de un par de citas con débiles
humanos con los que debía controlar mi fuerza, mi lobo y mi carácter…
Agh!
No sé cuánto rato nos
besamos, asumo que un largo rato, porque cuando emergimos jadeábamos sin
aliento y nuestros labios estaban rojos.
Jacob puso su frente
contra la mía, aún agitado, y besó la punta de mi nariz.
Un gesto tan sencillo
y dulce… Nadie había tenido un gesto de ternura semejante conmigo, y me
sorprendió.
-Me gustas, Leah
Clearwater – Declaró firmemente.
-No tienes que decir
nada… - Dije súbitamente incómoda.
-Me gustas, Leah
Clearwater – Repitió – Toda tú, mujer y lobo, me gustas.
-Jacob… - Me quejé
tratando de poner distancia entre nosotros.
-Toda tú, menos esto –
Se corrigió – No me gusta cuando te niegas a recibir cariño… Eres inteligente,
sarcástica, capaz e independiente…
-Tu mujer ideal, igualita
a Swan! – Bufé burlona, no sé por qué, y quise morder mi lengua venenosa.
-Exactamente lo opuesto
a Bella – Dijo sin alterarse – Tú no eres una damisela que necesita ser rescatada,
tú pateas traseros, y tienes un vocabulario más sucio que un pirata!
-Jacob, no creo que… -
Mascullé.
-No, no quiero tus excusas,
quiero saber si es que te gusto, no todas las razones por las que estaría mal
si así fuera… Leah, quieres intentarlo? – Preguntó.
Lo miré a los ojos y
no vi malicia ni burla en su mirada… Sólo sinceridad, calidez, y algo más…
Podría llegar a convertirse en amor?
Existía el amor para
mí?
Tan solo la posibilidad…
No lo sabría si no me
arriesgaba… En quién confiaba más? A quién respetaba más? A quién acudía en
caso de que pasara cualquier cosa? Como cuando mamá se cayó en la cocina, o
Seth tuvo ese estúpido accidente con Collin, o cuando ese tipo trató de…
Jacob.
Siempre Jacob.
Jacob en mi vida.
Jacob en mis brazos.
Jacob en mi cama?
-Sí – Dije
simplemente, en un arranque de valentía.
-Sí qué? – Preguntó sonriendo
levemente, levantando mi mentón con un par de dedos.
-Sí, quiero intentarlo
– Me forcé a decir, lentamente. Abrirme y ponerme en una posición vulnerable no
eran mis actividades favoritas, pero comprendí la necesidad de hacerlo.
-Vas a ser mi novia? –
Se carcajeó levantando las cejas.
-No me hagas
arrepentirme Black – Le advertí, enojándome.
-No hay posibilidad de
arrepentimiento Clearwater – Dijo tomando mis nalgas con ambas manos y levantándome
para que mis piernas rodearan su cintura. Nuestros sexos quedaron
peligrosamente cerca, pero él no hizo ademán de nada, simplemente me rodeó completamente
con sus brazos y suspiró – Mmmmmh, así te quería tener… - Dijo pasando la nariz
por mi clavícula. Yo hundí mis dedos en su cabello y cerré los ojos. Era esto
real? Era posible que un hombre de verdad, decente, honesto y que supiera toda
mi verdad pudiera no sólo aceptarme
sino quererme?
Había cabida para la
ternura y el cariño y las caricias y juegos? Podía tenerlo todo?
Jacob… Jacob para mí…
Si me atrevía, quién sabe? Tal vez podría ser feliz…
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Ustedes dirán, sé que no es
exactamente lo que esperaban, pero es mi intento de volver a escribir… Por
ahora es un One Shot, tal vez algún día y si ustedes lo piden, se pueda
transformar en algo más…
Me encanta siempre lo vuelvo a releer, por favor escribe más sobre ellos :c y de leah rechazando al idiota de Sam.
ResponderBorrarPsdt: Me encantan todas tus historias❤