Este es un capítulo distinto a los anteriores porque redefine la
relación que veníamos construyendo, pero no se espanten, que esta cosa sigue y
aún quedan muchas vueltas de tuerca.
No dejen de darme su opinión y que tengan un muy feliz 2016.
Cariños!
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Capítulo 8
My heart beats like a
drum (all night)
Flesh to flesh, one to one (and it's alright)
And I'll never let go cause
There's something I know deep inside
You were born to be my baby
And baby, I was made to be your man
We got something to believe in
Even if we don't know where we stand
Only God would know the reasons
But I bet he must have had a plan
Cause you were born to be my baby
And baby, I was made to be your man
Flesh to flesh, one to one (and it's alright)
And I'll never let go cause
There's something I know deep inside
You were born to be my baby
And baby, I was made to be your man
We got something to believe in
Even if we don't know where we stand
Only God would know the reasons
But I bet he must have had a plan
Cause you were born to be my baby
And baby, I was made to be your man
Born to be my baby / Bon Jovi
Nunca, nunca había sido besada de esa forma.
Con esa fiereza.
Con esa pasión.
Todo su mundo se redujo a los puntos de contacto entre sus
cuerpos, a las manos de él en sus mejillas y a sus bocas chupando, mordiendo,
lamiendo, como si ambos sintieran que ese momento en cualquier segundo les
sería arrebatado y quisieran sacar el máximo provecho de él.
Poco a poco Draco se fue acomodando hasta que se sentó en la
cama junto a ella, y los brazos agotados de Hermione hicieron el esfuerzo
enorme de levantarse y aferrar sus puños a la camiseta de Malfoy, acercándolo
más a su cuerpo.
Y el beso se extendió…
Tal vez porque ninguno de los dos quería que acabara, o
quizás simplemente porque ninguno de los dos sabía cómo enfrentar lo que
vendría después.
Pero como siempre, todo lo bueno debe acabar, y en algún
momento debían emerger para respirar, por lo que poco a poco fueron reduciendo
la intensidad y espaciando los besos hasta que Draco besó la comisura de sus
labios, su mejilla, la línea de su mandíbula y su boca una última vez.
Quedaron en contacto en las superficies que abarcaban sus
manos y con las frentes unidas, los dos jadeantes, ambos sin creer que aquello
realmente había sucedido.
Hermione había respondido
a su beso, pensó Draco eufórico. No lo había rechazado asqueada, como
siempre imaginó que haría si algún día él se atrevía a ser tan estúpido como
para lanzarse…
Oh! Draco la había
besado! Pensó Hermione sin poder llegar a comprender la idea plenamente. Algo que no creyó posible de pronto se
sentía tan lógico y natural… Cómo no lo había visto antes? Draco extrañamente,
parecía reunir gran parte del conjunto de características que ella buscaba en
un hombre… Bueno, al menos ahora las reunía... Pensándolo bien, si en el
colegio ella no lo había visto es porque este chico entonces aún no existía.
Hermione abrió los ojos muy lentamente, reacia a terminar
con el ensueño, pero de alguna forma, ansiosa de enfrentar la realidad.
Malfoy la miraba con un gesto inescrutable, los ojos
inexpresivos, evaluando cada microexpresión del rostro de la chica, decidiendo
su curso de acción.
Si ella lo rechazaba él se alejaría para siempre, no había
otra forma de proceder... Era un idiota! No debió perder el control de esa
manera... Nunca podía permitírselo, menos cuando estaba cerca de ella!
-Wow! – Sonrió Hermione intuyendo que los siguientes
segundos serían críticos en su relación con Draco a futuro. Si lo asustaba o lo
humillaba lo perdería para siempre, y ella no quería eso. Ella quería
conocerlo, discutir, tal vez bromear, y definitivamente quería besarlo otra
vez.
Draco entrecerró los ojos pero no dijo nada.
-Nadie... – Dijo ella mirándolo directamente a los ojos, lentamente,
modulando cada sílaba – Nadie me había besado así.
Draco no pudo reprimir una pequeña contracción en el músculo
de su mejilla izquierda, lo que indicaba claramente que estaba luchando por
esconder esa sonrisa fanfarrona que lo caracterizaba… Pero no, no cedería tan
pronto, él quería permanecer serio. Él había abierto su puto pecho para que
ella hiciera lo que quisiera con su corazón y ahora era el turno de Hermione de
dar una señal. Lo toma o lo deja.
-Sé que quieres presumir Malfoy, puedes tratar de controlar
tu rostro, pero no tu mirada – Dijo ella rodando los ojos.
Él siguió sin decir nada, pero relajó un poco su expresión.
-Entonces… Yo te gusto? – Preguntó ella tentativamente,
mirándolo a través de sus pestañas. Ahora fue el turno de Draco para rodar los
ojos, pero siguió en silencio.
-Tú me gustas a mí… - Dijo ella en un arranque de valentía.
La antigua Hermione jamás habría admitido semejante cosa, pero los años de
guerra y cercanía con la muerte le habían enseñado que los buenos momentos
debían ser vividos y las oportunidades de ser feliz debían ser abrazadas, pues
podían ser las últimas.
-Qué te gusta exactamente? – Preguntó él elevando una ceja,
en un tono de voz más lúdico, desafiándola.
-El cómo evolucionaste de ser un asno insensible para
convertirte en… Oh no! A quién trato de engañar? Aún eres un asno insensible! Supongo
que no hubo evolución en ese frente…– Exclamó ella picada, haciendo un mohín
caprichoso.
-Cuidado Granger… – Dijo él acercándose hasta que sus labios
se movieron contra la oreja de la chica, bañándola con su aliento – Recuerda
que estás completamente indefensa – Y le mordisqueó el lóbulo juguetonamente.
Hermione aspiró violentamente y mordió su labio inferior,
tratando de controlar sus reacciones. Estaba sintiendo demasiado… Reacciones
violentas y desconcertantes, difíciles de controlar por lo foráneas que eran.
-Te voy a besar otra vez – Dijo él aún contra su oído – Dime
que me detenga y lo haré – Ofreció lo que sonaba más como un desafío que un
intento de confortarla.
Ella no esperó por él… A pesar de estar casi inmóvil no
estaba a su merced, y cuanto antes lo comprendiera Draco, tanto mejor para
ambos. Hermione giró el rostro y atrapó los labios de él con los suyos
desconcertándolo por un segundo, pero en cuanto pasó la sorpresa respondió con
entusiasmo, enredando los dedos entre los desordenados risos de la chica,
atrayendo su rostro al suyo, hasta quedar tan cerca como les fue posible sin
fusionarse.
Ese beso fue un poco diferente, ya que pasada la impresión
de la primera caricia sus personalidades competitivas salieron a flote tratando
de mostrar dominancia seduciendo, tentando y castigando, encendiéndolos al
límite pero luchando por no rendirse al otro.
-Eres mía Granger – Murmuró él contra sus labios, como si
fuera físicamente incapaz de alejarse – Mientras estés en esta casa eres mía,
entiendes?
Ella entendía. “Mientras
estés en esta casa” era el tiempo límite de cualquier posible relación. “Mientras estés en esta casa”
significaba que nada más existía. No había guerra, ni La Orden ni los
Mortífagos ni un Señor Oscuro. Sólo ellos dos, explorando lo que fuera que les
estaba sucediendo.
Hermione asintió sin molestarse en abrir los ojos, lista
para seguir besándolo hasta que el mundo estallara.
-Dímelo Granger – Demandó él empuñando el cabello de la base
de su nuca. Era un gesto dominante, pero no incómodo ni mucho menos doloroso, y
la verdad es que la encendió aún más. Tras el amor casi hermanable de Ron y la
devoción ciega y casi servil de Viktor, el carácter déspota de Draco era sexi,
rozando en lo prohibido.
-Tuya – Jadeó ella mirándolo directo a los ojos, pero
lamiéndose deliberadamente los labios, en un gesto hambriento que a él no se le
pasó desapercibido. Podían jugar y pretender que ella se sometía, pero la
realidad era clara para él: Granger había descubierto su poder sobre él y lo
utilizaría hasta tenerlo rogando por sus caricias… Y estaba bien. Si eso es
todo lo que podía obtener por el escaso tiempo que tuvieran para los dos,
estaba bien. Ya estaba obteniendo mucho más de lo que se atrevió a esperar, y
ser el esclavo de los caprichos de la chica que amaba era infinitamente mejor
que ser su guardián invisible.
-Repítelo – Dijo él tomando su mentón entre sus dedos.
-Tuya, Malfoy – Dijo Hermione lentamente – Mientras esté en
esta casa soy tuya…
-Maldita seas, Granger! – Exclamó él hundiendo su rostro en
el cuello de la chica, sin poder contener su frustración. La deseaba tanto que
dolía. Todo en su interior le gritaba que no fuera idiota, que se retirara
mientras aún tuviera algo que salvar, pero su necesidad de ella era más fuerte,
ya no podía retroceder… Y además no había mucho que salvar, esto no era un
capricho de un par de días, sino un sentimiento que llevaba años cultivándose
en las sombras.
-Shhhhhhh... – Lo trató de tranquilizar ella, de alguna
manera abstracta, comprendiendo – Shhhhhh… Está bien, estamos bien… Aquí y
ahora Malfoy… Aquí y ahora… No hay nada más…
Él se mantuvo unos momentos en esa posición, respirando
profundo, empapándose de la fresca esencia de Hermione, hasta que fue capaz de
articular frases coherentes y sin ese patético dejo de desesperación que lo
embargaba.
-Estás bien? – Preguntó retirándose lentamente.
-Sí – Dijo ella sonriendo sin malicia – Perfectamente.
-Estás cómoda? – Insistió ya más compuesto – Quieres dormir?
Ir al baño? Beber algo?
-Sí, no, no y no – Respondió ella tranquilamente – Quiero
ver tu “estudio” – Agregó como si nada.
Draco entrecerró los ojos
por un momento, tratando de retener todas las respuestas mordaces que se
querían escapar de sus labios. Por un momento no dijo nada, pero ella esperó
paciente, demostrando conocerlo más de lo que le resultaba confortable. Nadie
lo conocía. Él era un fantasma. No quería volver a ser una persona de verdad si
en unos días volvería a su estatus de sombra.
Pero finalmente, como sabía que sucedería, se rindió.
-Por qué? – Preguntó simplemente.
-Porque quiero conocerte como tú me conoces a mí – Dijo
ella.
Bien, parecía justo. Ella sólo quería igualar las
condiciones, y después de todo, no tenía nada de qué avergonzarse… Verdad?
Con la palma abarcó la mejilla de Hermione y estudió
atentamente su rostro levemente bronceado y pecoso, sus enormes ojos enmarcados
en pestañas imposiblemente largas, su pequeña nariz respingona y sus labios,
hinchados y rojos por sus besos despiadados… Un “No” era imposible. Ella
tendría de él lo que quisiera.
-Vamos – Dijo descubriendo violentamente las piernas de
Hermione y pasando un brazo bajo sus rodillas.
-De verdad? – Preguntó ella asombrada de haber ganado tan
fácilmente, ajena a las batallas de poder internas de Draco.
-Vamos – Repitió él rodeando su cuello con el brazo de ella
y levantándola de la cama sin esfuerzo.
-Gracias – Murmuró ella apoyando su cabeza en el pecho de
Draco y enredando sus dedos en el cabello de su nuca.
Él no dijo nada y se limitó a aspirar profundamente,
llenándose del aroma del cabello de Hermione, que aún conservaba trazas del
perfume de su champú, pero que era principalmente su esencia… Cómo hacer para
embotellar esta fragancia? Cómo hacer que perdurara para siempre en sus sábanas
y en su ropa? Aún la tenía en sus brazos y ya lloraba su pérdida…
Subió la escalera lentamente, casi reacio a revelar el
espacio superior, pero resignado a las preguntas que inevitablemente seguirían.
Lo primero que percibió Hermione fue la luz… Luz por todos
lados, clara y brillante, revelando las partículas de polvo suspendidas en el
aire a medida que subían, hasta que al llegar al piso superior, sus ojos
debieron acostumbrarse al resplandor, y pestañeó repetidas veces hasta que pudo
distinguir el espacio y las formas.
Era una sola planta, tan grande como todo el piso inferior, sin
otro mobiliario que un escritorio con un laptop sobre él y una silla. Había
varios “bultos” de distinto tamaño cubiertos por sábanas o trozos de tela, y en
una pared había un rack metálico con todo tipo de herramientas manuales
colgadas de él. Contra la pared más alejada de la escalera había un rústico
mesón de madera sobre el cual descansaban herramientas eléctricas un poco
desordenadas, como si se hubiera interrumpido su uso a media faena.
-Esto es mi estudio – Dijo él en voz baja, sin ver la
necesidad de hablar más fuerte.
Ella no contestó nada, aún estudiando el lugar. Había
virutas de madera en el piso de parqué, pero por lo demás el lugar estaba
limpio y bien cuidado. Había ventanas en tres de las paredes y una en el techo,
iluminando el centro de la habitación.
-Te voy a sentar aquí, no te vas a caer? – Preguntó él acercándose
a la silla de cuero que estaba tras el escritorio.
-No, no me voy a caer – Dijo ella demasiado atenta a sus
alrededores como para picarse por la insinuación de condescendencia.
-Bien, aquí estamos – Dijo sentándola y colocándole las
manos sobre su regazo.
-Qué es este lugar? – Preguntó ella – Qué haces aquí?
-No lo adivinas? – Preguntó él estudiando sus reacciones.
-Obviamente algo con madera – Dijo ella mirando las
herramientas y la viruta – Pero qué?
-Partí cuando llevaba un tiempo escondido… leer por horas no
era suficiente, necesitaba hacer algo, crear algo… Podía estudiar pociones pero
no recrearlas, no tenía implementos o espacio para ello, pero resultó que un
trozo de madera era fácil de manejar. Al principio usé sólo un cuchillo y algún
trozo de leña que usaba para la chimenea, cualquier cosa en realidad, lo
importante era mantener ocupadas mis manos, pero me fui dando cuenta de que
tenía cierta habilidad, lo que me hizo abrirme y estudiar otras áreas del
conocimiento, como el arte.
-Nunca habías estudiado arte… – Afirmó Hermione al darse
cuenta de las diferencias entre la educación mágica y la muggle.
-No como un muggle, no. Mis tutores particulares sólo
repasaron aspectos generales del arte, períodos históricos y reglas generales a
la hora de comprar antigüedades, pero nunca un acercamiento de “las manos en la
masa” como los niños muggle. Nunca nada que pudiera ensuciarme las manos o
estropearme la ropa.
-Nunca pintaste con los dedos? – Preguntó ella incrédula.
-Es que no conoces a mi madre? – Preguntó luciendo
horrorizado, pero con una sonrisa socarrona.
-Wow… Nunca pintaste las paredes con crayones o jugaste con
plastilina… Nunca hiciste horribles jarrones de greda o pintaste un retrato al
óleo… - Costaba imaginárselo. Ella no era la persona más talentosa en lo
artístico, pero las artes plásticas habían sido una de sus asignaturas
favoritas como niña, porque le permitían relajar su estructurada personalidad,
dejarse ir y simplemente crear, sin pensar
en competir.
-Nunca – Afirmó él, divertido de sólo pensar en la inclusión
de esas actividades en su elitista currículo.
-Bueno, y entonces? – Preguntó ella ansiosa de ver lo que
Draco creaba.
-Y entonces fui aprendiendo
- Dijo él encogiéndose de hombros mientras se sentaba en la orilla del
escritorio - No fue nada premeditado,
pero de a poco comencé a trabajar en escalas más grandes y a usar herramienta
más especializadas. No pensé en deshacerme de ninguna de mis obras porque nunca se me ocurrió que tuvieran
un valor más allá de lo meramente recreativo, hasta que un día vi en un parque
una escultura de un estilo similar a las cosas que yo venía haciendo… Era más
grande, pero también más tosca y menos detallada, y pensé que si quien fuera
que hizo eso podía vender su basura,
bien podría yo vender la mía…
-Y pudiste? – Preguntó ella, ansiosa, pero adivinando la
respuesta.
-Sí – Dijo él simplemente – Lo más difícil fue encontrar los
contactos, pero una vez que logré ubicar una pieza el resto fue ridículamente
simple, desde entonces he seguido esculpiendo, a pesar de que lo que más me
gusta siguen siendo las pociones.
-Me vas a mostrar tu trabajo? – Preguntó ella impaciente.
-A eso subimos, no? – Preguntó él acercándose a la silla –
Pero con una condición, quiero que me digas la verdad. No quiero palabras de
buena crianza, quiero tu opinión honesta, vale?
-Ya hablamos de eso Draco, nada de palabras de “buena
crianza”, sólo la verdad – Dijo ella.
-Bien, vamos – Dijo él empujando la silla, que deslizó sus
ruedas sin problemas por el brillante piso de madera rubia.
Se acercaron al primer bulto y sin más ceremonia Draco lo
descubrió, revelando una enorme pieza de madera laminada. El diseño era abstracto
y de líneas orgánicas, absolutamente contrario a cualquier cosa que Hermione
hubiera podido esperar (Aunque a estas alturas, cualquier cosa era posible, no?).
-Y? – Preguntó Draco tratando de no sonar muy ansioso por el
veredicto de a chica, pero sabiendo de antemano que de sus palabras dependería
la valoración que él mismo daría a sus piezas desde ahora en adelante.
-Draco es increíble… – Susurró ella tratando de estirar la
mano para tocar la perfectamente pulida superficie de la escultura – Ese nivel
de detalle, las terminaciones… Y el diseño en sí! Cómo se te ocurrió una cosa
como esta?
-No es algo premeditado… Como dijo Michelangelo, “Cada
bloque de piedra tiene una estatua en su interior y es la tarea del escultor
descubrirla”. Yo trato de quitar la madera que sobra, nada más… Me entiendes? –
Preguntó inseguro de haberse expresado claramente.
-Te entiendo – Dijo ella enredando sus dedos en la mano de
Draco más cercana. Él apretó su mano y sin decir más siguieron el recorrido por
la habitación estudiando cada pieza, hasta que no quedó más que una escultura cubierta,
en el rincón más alejado de la habitación.
-Y esa? - Preguntó
Hermione cuando pareció que el tour había concluido sin mostrarle la pieza
faltante.
-Esa es otra cosa, un proyecto personal – Dijo él, incómodo.
-No lo son todas? – Insistió ella.
-Sí – Admitió - Pero esta es diferente…
-Está bien si no me la quieres mostrar – Dijo ella mirándolo
– Ya has compartido mucho más de lo que hubiera esperado…
-No es que no quiera – Dijo él embarazado – Es que no sé qué
vas a pensar…
-Ahora me la tienes que mostrar – Declaró ella – No me
puedes decir eso y dejarme con la duda.
-Salgamos de esto de una vez – Suspiró él – Pero recuerda…
-Nada de “buena crianza”, ya lo sé – Rodó los ojos Hermione,
divertida y a la vez halagada por su inseguridad.
-Esta pieza la empecé hace unos años, y es mía, no está a la
venta – Dijo él develándola de golpe.
Era una escultura radicalmente diferente a las demás. Una
figura humana de escala 1:3 sobre una base de piedra, realista, completamente
alejada de los bloques abstractos.
Era una chica desnuda de unos cincuenta y cinco centímetros
de alto, perfectamente pulida y muy detallada, aunque se veía que aún no estaba
terminada. Había algo familiar en la figura, en la postura, en la expresión… No
era un parecido exacto, los pechos eran un poco más grandes y el cabello era un
poco diferente, pero si era lo suficientemente acertado para declarar sin lugar
a dudas…
-Soy… Soy yo! – Exclamó incrédula.
-Eres tú – Confirmó él un poco temeroso de su reacción. “Maldita seas, siempre has sido tú”
Agregó en su mente.
Y se preparó para lo que vendría
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Ahí lo tienen, el regreso de esta historia.
1.- Sé que me estoy saliendo del canon con estos personajes, pero les
recuerdo que han pasado varios años durante los cuales ambos han madurado y
cambiado, y así es como me los imagino.
2.- Fotos de las esculturas en mi blog y mi Facebook, para que puedan
ayudarse con la imaginería.
3.- Cuento con su feedback, no
dejen de darme su opinión.
Abrazos!
hola!!!! me a encantado el Capitulo!!!!! dios como amo a draco espero que ella se de cuenta de su amor y que le diga que se va a quedar con el para siempre asi tenga que luchar contra todos.... muero por leer otro capitulo.. mil gracias por publicar y por tu trabajo.... besos...
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