miércoles, 16 de marzo de 2016

Crushed Dreams 5

Que emoción retomar esta historia, me gusta mucho y me daba pena haber tenido que dejarla por un tiempo. Este es el esperado Jasper POV que nos explicará qué salió mal. No dejen de regalarme sus comentarios, de verdad de verdad que me impulsan a seguir escribiendo en vez de ver Netflix ;)
Abrazos.
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Capítulo 5
Imagine me and you, I do
I think about you day and night, it's only right
To think about the girl you love and hold her tight
So happy together
If I should call you up, invest a dime
And you say you belong to me and ease my mind
Imagine how the world could be, so very fine
So happy together
I can't see me lovin' nobody but you
For all my life
When you're with me, baby the skies'll be blue
For all my life.
The Turtles/ So Happy Together

Jasper POV
Actualidad
Nashville, Tennessee
La vida de nómade en el circuito de lucha estaba acabando conmigo, así de simple.
Después de años de estabilidad física y financiera con los Cullen, de pertenecer a una “familia”, me había ablandado, pero ahora me encontraba una vez más en las calles, prácticamente involucionando en el monstruo que solía ser.

Es cierto, ya no me alimentaba de humanos, pero eso era por fines meramente prácticos y egoístas: No quería lidiar con lentes de contacto ni compartir el terror de mis víctimas, no por lo que les estaba pasando a ellos sino por lo que producían en mí… Me importaba una mierda que los demás sufrieran, me importaba una mierda si el mundo entero estallaba en sangre y entrañas a mi alrededor, yo sólo quería seguir adelante adormeciendo el dolor de la mejor manera que tuviera a mano.
Destruyendo. Desmembrando. Ganando.
Mi tumulto interior había sido demasiado intenso, y por supuesto recurrí a la violencia para lidiar con él, y para horror de Peter y Charlotte me uní al circuito de lucha vampírica. No era nada tan organizado como los campeonatos humanos, sino algo más cercano al “Club de la Pelea”, peleas ilegales en las que un montón de tipos veteranos se quitaban las frustraciones a fuerza de golpear a sus amigos y enemigos. A veces se encontraban dos buenos contrincantes y entonces sí las cosas se ponían serias, las apuestas eran millonarias y muchos participantes morían.
Por lo demás, en el día a día  se corrían apuestas por fuertes cifras de dinero, y apostar por mi rival resultaba un ejercicio que desafiaba la lógica y la estadística… Yo no tenía nada que perder y mucha mierda con la que lidiar, por lo que sin importar quién se me puso al frente como contrincante, siempre salí vencedor.
De todas formas no maté a tantos como cabría de esperarse, simplemente porque en el circuito había “médicos”  que atendían a los lisiados, fusionando extremidades y alimentando a los heridos, pero francamente no me habría importado acabar con todos… Si se atrevían a enfrentarme era a su propio riesgo.
Y por supuesto que en ese inframundo con la fama y el dinero llegaron las zorras, tanto vampiras como humanas, excitadas por los excesos, la fama y la adrenalina que les producía acostarse con una bestia como yo… A esas mujeres no les hice daño (al menos físico), pero las usé tanto como ellas a mí, convirtiendo mi vida en una seguidilla de perversiones dentro y fuera del ring.
Tuve tanto sexo (más incluso que en tiempos de las Guerras Vampíricas), que creo que de haber sido humano el pene se me habría caído por desgaste de material.
Y mis únicas reglas, por ridículas que suenen, fue evitar los besos, las caricias y los gestos románticos; nunca hacerlo más de dos veces con la misma mujer; y nunca sin un preservativo. No quería mi semilla en ellas, no quería penetrarlas sin una barrera que nos separara, y mucho menos quería saborear su saliva o fluidos… Eran todas meros receptáculos, y yo les importaba tanto como ellas a mí.
Y mientras, Isabella me dolía cada día, y cada día fui a  mayores extremos para olvidarla, para demostrarme que me importaba una mierda que ella me hubiera desechado sin permitirme explicar… Y que lo hubiera elegido a él… Mierda, a él…
Peter y Char hicieron lo que pudieron por apoyarme, pero yo no estaba en un humor particularmente receptivo, y un día en el que Peter se volvió especialmente irritante, lo golpeé brutalmente, dejándolo malherido y con un par de extremidades de menos.
Al regresar y ver lo que había hecho a su marido, Char me atacó, y esa fue la primera y única pelea en mi vida en la que ni siquiera levanté las manos para defenderme. Si Charlotte hubiera decidido meterme un lanzallamas por el culo creo que hasta habría estado agradecido, cualquier cosa sería mejor que vivir en esa agonía, en esa constante degradación física y moral… Ya no había nada prohibido, no había límites que no cruzaría, salvo los de la intimidad.
Me había convertido en mis peores pesadillas, en un ser asqueroso sin redención posible.
Y sin un lugar donde quedarme, me moví donde la acción me llevara, de pelea en pelea, hasta que tocó un evento de los importantes, que se desarrolló en Nashille…
oooOooo
13 de Septiembre
Cinco años atrás
Sólo unas horas, eso es todo lo que me separaba de mi nueva vida con Isabella…
No podía creer que todo lo acontecido fuera real, que ella me amara, que estuviera dispuesta a dejarlo todo por mí, y que todo fuera a pasar ese mismo día...
Llegué a la casa, me desnudé junto a la lavarropa y puse toda mi ropa en el ciclo rápido. No quería responder preguntas incómodas cuando la familia se dignara  a aparecer.
Después caminé con calma hasta el baño y me di una larga ducha de agua caliente, lamentando perder la esencia de Isabella, que llevaba impregnada en mi piel.
Horas, me dije. Faltan apenas unas pocas horas para que Bella sea mi mujer definitivamente y ante los ojos de todos, por lo que quitarme su esencia era un pequeño precio a pagar por unas horas de paz hasta que Bella estuviera lista… Esta noche después de su cena con Charlie, ese era el trato, pasar su último cumpleaños con su padre y luego sería toda mía… Sólo mía…
No arruinaría la rara felicidad y plenitud que sentía tratando de lidiar con Carlisle y sus discursos de moral superior, con Esme y su eterno lloriqueo de mamá frustrada, con Edward odiándome y tal vez tratando de matarme (no es que pudiera lograrlo, pero el muy imbécil podía intentarlo, y si lo destrozaba Bella se molestaría conmigo), con Rosalie demostrando lo perra que puede ser cuando no está contenta con el desarrollo de los acontecimientos, con Emmett inquieto y tratando de huir de Rosalie, o peor que todo lo anterior, con Alice en una de sus terribles rabietas, esas en las que rompía cosas y chillaba como un cerdo rumbo al matadero. Esas rabietas que te hacían pensar “Ahá! Conque por eso la encerraron en un manicomio como humana…”
En fin, eliminar evidencia física me pareció sensato en el momento… Si tan sólo hubiera sabido lo que vendría habría conservado mi ropa en una bolsa ziploc, como una reliquia, como una demostración física de que lo que tuvimos existió, que fuimos uno, que le hice el amor por horas y horas, y que fui el primero.
Si tan solo hubiera sabido…
-Jazzyyyyyyy! – Chilló Alice lanzándose a mí cuando me vio salir del baño cubierto sólo con una toalla amarrada precariamente a mis caderas. Ordinariamente Alice me evita cuando estoy desnudo porque a pesar de décadas de convivencia, la siguen espantando mis cicatrices y la violencia de lo que fue mi vida antes de conocerla, pero parece que ese día estaba dispuesta a pasar por alto mi deformidad.
Lo que venía debía ser grande para distraerla tanto.
-Hola Alice – Dije sin dejar de caminar hacia el vestidor.
-Volviste antes! Lo decidiste muy rápido, apenas pude verte cuando ya estabas aquí – Dijo sin bajarse de mí, como si fuera un bebé zarigüeya.
-Ajá – Dije dejando caer la toalla para calzarme los bóxer. Alice se reacomodó en mi espalda y la seguí ignorando.
-Tenemos tanto de qué hablar! – Continuó – Estábamos de cacería porque Edward necesita estar bien alimentado para esta noche…
-Qué pasa esta noche? – Pregunté picando su anzuelo y acercándome a la cama para depositarla sobre la colcha en lugar de lanzarla al otro lado de la habitación como hubiera querido hacer.
-Oh! No lo recuerdas? Es el cumpleaños de Bella! – Dijo saltando en el colchón – Le tengo preparada una fiesta y…
-Fiesta? –Interrumpí – A Bella no le gustan las fiestas – Además, una fiesta arruinaba nuestros planes de largarnos esa noche después de la cena con su padre…
-Claro, no todos los días se cumplen dieciocho años, ni tampoco es todos los días que te comprometes en matrimonio – Dijo saboreando el shock que sabía que me provocaría.
Terminé de calzarme la camiseta que tenía en las manos haciendo un esfuerzo consiente por no decapitarla, y me giré hacia Alice.
-Quién se compromete en matrimonio? – Dije con excesiva calma. Casi sin mover los labios.
-Edward y Bella, tontín. Esta noche Edward le entregará el anillo de su madre! – Aplaudió sin poder contener la emoción.
-Ajá… - Dije por decir algo. Por no decir “Sobre mi puto cadáver!”.
-Sé que te cuesta estar con ella Jazzy, pero tienes que aprender, después de todo Bella va a vivir con nosotros y no la puedes atacar… - Dijo en tono condescendiente, como explicándole a un niño idiota el por qué no se debe comer sus crayones.
-No veo el problema – Le dije tratando de ganar tiempo mientras mi cerebro funcionaba a mil – Nunca he tratado de comerme a otro vampiro – Dije amarrándome los zapatos cuidando no romper los cordones de la ira.
-Bella no va a ser vampira – Dijo Alice – Edward la va a mantener humana…
-Y pretende casarse con ella? Para qué? Para amarrarla y obligarla a envejecer mientras en un par de años Edward parece su hermanito menor? A su hijo? A su nieto? – Estaba asqueado del egoísmo de Edward, la alcahuetería de Alice y la propensión del resto a permitirles hacer lo que se les diera la regalada gana… Esto estaba llegando demasiado lejos.
-No te metas en lo que no entiendes Jasper – Dijo Alice enfrentándose a mí con los puños en sus caderas y el ceño bien fruncido. A su modo supongo que resultaba intimidante… Si uno temía ser regañado y/o aburrido hasta la muerte – Edward por fin es feliz. Bella lo hace feliz.
-Por supuesto, hay que preocuparse del príncipe heredero y sus necesidades, cómo osé pensar en los daños colaterales de los caprichos de tu hermano favorito? – Pregunté – Cómo es que me atreví a pensar en la pobre chica que dices que es tu amiga pero a la que tratas como una mascota?
-Bella quiere ser la esposa de Edward! – Chilló Alice – Y van a ser muy felices! Lo sé!
-Ajá – Rodé los ojos cruzando mi bolso en mi pecho – Voy a usar la moto – Agregué saliendo de la habitación.
-A Carlisle no le va a gustar, dice que llama mucho la atención! – Gritó Alice totalmente en vano. Yo ya estaba para entonces en el garaje calzándome el casco como una mera pieza de utilería – No hemos terminado de habl… - Y ya iba por el camino de ripio y no escuché más.
Llegué al colegio temprano y me ubiqué cerca de la entrada, en un oscuro lugar junto a los árboles que daban comienzo al bosque, y exactamente al otro lado de los lugares que mi familia tradicionalmente utilizaba, y me apoyé en la moto sin quitarme el caso, a esperar que Isabella apareciera.
Pero claro, primero apareció el Volvo de Edward.
Emmett, Rosalie y yo ya nos habíamos graduado el período anterior, pero Edward y Alice estaban cursando el último año, así es que se quedaron a esperar a Bella. Ambos sabían perfectamente que yo me encontraba ahí, pero optaron por ignorarme y murmurar  entre ellos.
Tal vez asumieron que venía a reconciliarme o a seguir discutiendo con Alice, qué se yo.
Y finalmente pudimos escuchar a más de un kilómetro de distancia la camioneta de Bella acercándose. A esa hora ya la mayoría de los buenos lugares para aparcar estaban ocupados, así es que debió hacerlo a unos cincuenta metros de la entrada del colegio, lo que nos permitió observarla estacionar mientras cantaba en voz baja alguna melodía que sonaba en la radio, bajar de su vehículo deslizándose lúdicamente hasta tocar el suelo con una sonrisa en los labios, cerrar de un portazo sin molestarse con poner el seguro, y comenzar a caminar esquivando el barro y las eternas pozas de agua.
Isabella estaba contenta.  
Yo la hacía feliz.
Y lo mejor, no estaba arrepentida de lo sucedido.
Sentí relajarse músculos que no sabía que había tensado, y me felicité nuevamente por usar el casco, así evitaba que se me notara la cara de estúpido que sin dudas lucía.
Me concentré en reforzar el bloqueo mental que mantenía a Edward fuera de mis asuntos y conté las horas hasta que todo estallara… Eran las ocho de la mañana, por lo que en aproximadamente unas doce horas estaríamos de camino a nuestra nueva vida.
Qué ruta tomaríamos? Nos convenía ir hacia Seattle u Olimpia? Mmmmmh, tal vez nos convenía cruzar a Victoria, Canadá, para las primeras noches… Victoria era un buen lugar para hacer planes, comprar un auto y tal vez descansar por una semana o dos… Una semana ininterrumpida de hacer el amor sin molestarnos en ver la luz del sol… Sonaba excelente…
Además los canadienses, a diferencia de los nativos de Seattle, son terriblemente amables.
Pero divago… Una vez que Isabella estableció su ruta levantó la mirada y la dirigió sin vacilar hacia el aparcadero de los Cullen, encontrando la mirada intensa de Edward y la emocionada de Alice, y así como así, su tranco entusiasta, la sonrisa en sus labios, y aparentemente hasta sus ganas de vivir, se esfumaron.
Lentamente arrastró los pies hasta llegar junto a los Cullen, y antes de que pudiera decir nada, Alice chilló
-Feliz cumpleaños Bella! – Y le entregó una caja cuadrada.
-Shhhhhhhhhhh! – Dijo Bella mirando para todos lados – No quiero que se sepa, recuerdas?
-Felicidades amor – Dijo Edward tomando su mano y besándola, como si nos encontráramos en una película victoriana o algo así. Supongo que es lo que él consideraba romántico. Yo por mi parte lo encontré soso, si Bella hubiera sido mí novia, le habría dado un beso que le habría hecho temblar las rodillas, pero si no lo hacía, mejor para mí.
-Hola Edward – Dijo ella incómoda, aún atenta a quienes pudieran presenciar estas demostraciones.
-Esta noche tenemos fiesta! – Dijo Alice sin bajar la voz.
Bella suspiró.
-Ya te dije que no quiero fiestas – Le dijo derrotada.
-Cuando quieres abrir tu regalo? Ahora o luego? – Preguntó Alice ignorándola y sacudiendo la caja frente a Bella.
-No quiero fiestas, no quiero regalos y no hay nada que celebrar! – Exclamó frustrada – Ya lo habíamos conversado…
-Claro que hay que celebrar – Rebatió Alice – No todos los días te haces mayor de edad…
-No quiero hacerme mayor, no quiero envejecer mientras ustedes se mantienen jóvenes por siempre y no quiero ser siempre la damisela en apuros! Agh, saben qué? Olvídenlo – Sacudió la cabeza y comenzó a caminar hacia la puerta del colegio. Este era un tema tan manoseado que cada uno podía recitar de memoria los argumentos del otro.
Bueno, no pude saludarla, pero al menos la vi. Eso era algo…
-Qué haces tú aquí? – Preguntó Alice apareciendo a mi lado y tironeando mi manga.
-Tú que crees? – Pregunté sacándome el casco y  levantando una ceja.
-Buscas problemas – Afirmó.
-Me voy, quiero cazar antes de la fiesta o lo que sea – Le dije encogiendo los hombros. Tal vez era cierto, estaba buscando problemas yendo al colegio – Nos vemos en la noche.
-Nada de eso – Dijo ella cortándome el paso – Necesito que vayas a Port Ángeles a recoger la vajilla que elegimos Esme y yo en el anticuario, y luego tienes que ir a Seattle a buscar el pastel. No vayas primero por el pastel porque de lo contrario vas a estar dando vueltas por Port Ángeles con él a cuestas y lo vas a arruinar…
-Por qué tengo que ir yo? – Pregunté retóricamente.
-Porque los demás estamos ocupados – Respondió encogiéndose de hombros – Bella una vez mencionó que le gustaba probar sabores nuevos, así es que encontré una pastelería llamada “Cakes of Paradise Bakery” que fabrica pasteles saborizados con frutas exóticas y decorados con flores tropicales. En Yelp tiene cinco estrellas así es que supongo que es buena…
-Ok, eso sería entonces? Busco esta pastelería? – Pregunté cortando sus divagaciones y mirando mi celular en busca de Google Maps. Si un pastel extravagante haría feliz a Bella iría Seattle sin quejas.
-No tontín! Esa es la fábrica… Esa pastelería reparte a otros lugares, y nuestro pastel es uno llamado “Pastel Arcoíris” y debes recogerlo en una tienda asiática llamada “Uwajimaya” en 5th Avenue South, en un mercado orgánico.
-Mercado Orgánico? Mierda! No encontraste nada más complicado? – Dije pensando en el aglomeramiento que me esperaba. No tendría donde estacionar.
-Queremos lo mejor, de lo contrario compraría un pastel en la panadería del supermercado – Dijo Alice.
-Eso es todo? – Pregunté.
-No, además te van a entregar una bandeja con canapés y otra con minibrochetas y botecitos de salmón ahumado. Recuerda llevar el cooler para transportarlos, porque tienen camarones y otras cosas sensibles al calor y no queremos una intoxicación alimentaria.
-Estás consciente de que sólo Bella puede comer, verdad? – Pregunté.
-Da lo mismo, ella tiene que comer y pedir cincuenta o cien vale casi lo mismo – Dijo – Estas son las boletas y vales para retirar las cosas, no llegues a casa después de las seis.
-Alice, haciendo todo esto no voy a alcanzar a cazar – Argumenté.
-Tu control es cada vez mejor y tus ojos aún no están oscuros, vas a estar bien. Anda, apúrate! – Me empujó.
Partí resignado. Si Alice decía que estaría bien debía ser verdad.
Fui a casa y le pedí su jeep a Emmett, ya que tenía espacio suficiente para guardar mis encargos.
Hice todo lo que Alice me ordenó, incluidas las respectivas siete horas de conducción en carretera (que estaban reparando por tramos) y recogí la loza, el pastel y la comida.
Volví a eso de las seis y media y Alice ya estaba trepándose por las paredes.
-Te dije máximo a las seis! – Me siguió mientras yo llevaba los paquetes a la cocina.
-Lo siento, aun no aprendo a tele transportarme – Respondí.
-Anda a cambiarte de ropa – Me dijo – Bella y Edward vienen en camino.
Subí a cambiarme de ropa y vestí lo que Alice había dejado dispuesto sobre la cama. Una tenida  de niño rico digna de Edward que decidí usar como una última concesión a lo que fue nuestro matrimonio. Después de esta noche nadie volvería a dictar lo que podía usar o no. A Bella le daba lo mismo la ropa y no podía creer mi buena suerte.
Escuché a Edward estacionarse y bajarse con Isabella. Cruzaron algunas palabras y por lo poco que entendí Bella no estaba muy segura de querer entrar y enfrentar toda la atención.
La última vez Isabella, es la última vez. Dales lo que quieren para que te dejen en paz, en unas horas más seremos sólo tú y yo…
Bajé y estaban todos en el living y Bella miraba para todos lados sin poder creer el despliegue de parafernalia que había a su alrededor.
Banderines de tela de colores decoraban las paredes, había una mesa lateral dispuesta como un pequeño buffett con las minibrochetas y canapés, rollos de arroz y pescado crudo que adiviné que serían sushi, y hasta un fondue con salsa de cuatro quesos.
Sobre la chimenea, un montón de platos de cristal y  pequeños tenedores pertenecientes a la platería de Esme, y como pieza central, el pastel, decorado en franjas de colores y adornado con helechos y orquídeas naturales.
-Es… Es…  - Balbuceó Bella.
-Sí…? – Preguntó Alice.
-Demasiado – Exhaló.
-Nada es demasiado – Susurró Edward contra su cabello.
Rosalie bufó.
-Ese pastel es precioso Alice, dónde lo conseguiste? – Preguntó Bella.
-Seattle – Respondió orgullosa – Es un pastel arcoíris, tiene biscochos de frutilla, lima y naranja y está relleno y decorado con guayaba, lima y fruto de la pasión. Tiene cinco de cinco estrellas en Yelp.
-Es increíble, gracias, a todos – Dijo Bella, y se atrevió a mirarme por primera vez, desviando la mirada de inmediato y enrojeciendo hasta la raíz del cabello.
-Regalos! Regalos!  - Se interpuso Alice arruinando el momento.
-No era necesario que me regalaran nada… - Musitó Bella, incómoda.
-Este es de Emmett y Rosalie – Dijo Alice ignorándola.
-Y ya  está instalado y no lo puedes devolver – Dijo Emmett mientras Bella desenvolvía la caja vacía de una radio para autos.
-Gracias Emmett… Rosalie – Dijo Bella suavemente.
-Y este es de parte de Carlisle y Esme! – Dijo Alice entregándole otro paquete.
-Gracias – Dijo Bella con una sonrisa tímida, abriéndolo. Deslizó su dedo por el borde del papel y entonces sucedió.
Una gota de sangre.
Solo una gota de sangre fue suficiente  para cambiar el curso de nuestras vidas.
Una oleada de sed más violenta que nada que hubiera experimentado me golpeó como un mazo entre los ojos, directo a mis instintos más básicos y elementales: La necesidad de beber, la necesidad de matar.
Por una fracción de segundos pensé que eran mis sensaciones y di un paso hacia atrás, dispuesto a huir. Esto no habría sucedido de haber cazado como pretendía, maldita Alice!
Pero rápidamente caí en cuenta de que no era yo. Apenas el día anterior había estado en contacto directo con la sangre virginal de Bella sin más que un manejable ardor en la garganta. No había forma de que una gota me desquiciara de esta manera…
Y entonces caí en cuenta de lo que pasaba: Edward, su sed se disparó con la gota de sangre, y al ver mi reacción a su descontrol lanzó a Bella al otro extremo de la habitación para alejarla de mí, emanando no sólo su necesidad de proteger a su novia, sino mucho peor, de defender su presa.
Entonces fue que Bella chocó contra los jodidos platos de cristal que yo mismo fui a recoger a Port Ángeles, cortando su brazo con profundas laceraciones y sangrando copiosamente.
Y entonces sí que todo se fue a la mierda.
Edward perdió toda semblanza de autocontrol, y yo me lancé a detenerlo, chocando con su cuerpo y obligándolo a distraerse de comer para proteger su cena. No quería compartir.
Lamentablemente la familia estaba acostumbrada a esperar lo peor de mí, y asumieron que trataba de atacar a Bella, por lo que entre Emmett, Rose y Alice me arrastraron al patio mientras yo gritaba que no había control posible, que Bella moriría, que yo necesitaba regresar al interior de la casa, y que la sed era demasiada, hasta que Emmett me aplicó una llave que yo mismo le enseñé y me apretó el cuello hasta que no tuve aire en los pulmones para decir nada más.
Me pusieron en la tierra sobre mi estómago y me inmovilizaron mientras yo trataba contra toda probabilidad, de escapar de debajo del Emmett, que estaba sentado sobre mí.
Estaba tan alterado pensando que en ese momento Edward estaba drenando a Bella que ni siquiera fui capaz de usar mi don de manera eficaz, por lo que si bien hice que mis captores sufrieran un poco, no me pude enfocar lo suficiente para liberarme.
Traté de escuchar lo que pasaba en la casa, y acallando las conversaciones de quienes me rodeaban y esforzándome bastante, pude escuchar el latir de un corazón. Estaba viva… Bella estaba a salvo.
Y en ese momento salió Edward de la casa, luciendo como un ser sin esperanza, un ente vacío que se internó en el bosque como para nunca volver. Alice claro, lo siguió.
-Qué pasó? – Preguntó Rosalie a Esme, que escuchaba lo que pasaba en la casa desde la puerta de la cocina.
-Edward no pudo resistir la sangre de Bella, estuvo a punto de atacarla y  Carlisle debió intervenir – Dijo con voz temblorosa – Ahora Carlisle está cosiendo las heridas de Bella…
Ante tamaño desastre nadie tuvo nada que decir, y el silencio se mantuvo hasta que  Edward y Alice regresaron caminando a paso humano, totalmente compenetrados.
-Nos vamos – Dijo Alice, no como pregunta sino como una afirmación.
-Qué? Adónde nos vamos? – Preguntó Emmett.
-Sabía que esto pasaría, eso lo que nos pasa por meternos con humanos! Me gustaba este lugar y podríamos habernos quedado un par de años de no ser por esto… - Dijo Rosalie furiosa.
-Oh Dios! Edward, estás seguro? – Preguntó Esme llevándose una mano al pecho.
-Somos un peligro para Bella, no una teoría sino un riesgo real y constante. Pudo haber muerto simplemente abriendo su regalo de cumpleaños… - Respondió con voz vacía de toda inflexión.
-Además Bella no va a perdonar esto, no va a olvidar que trataron de cenarla en su propia fiesta – Aseguró Alice – Bella les tiene miedo, y aunque su naturaleza es gentil y tiende a condonar los errores de los demás, este asunto es totalmente distinto. Ella confiaba en nosotros y le fallamos.
-Por qué tenían que atacarla? – Preguntó Emmett tomando su cabeza con ambas manos.
-Yo no traté de atacarla – Dije aprovechando que podía respirar – Yo traté de detener a Edward.
-Sí, por supuesto, sigue diciéndote eso – Dijo Rosalie rodando los ojos.
-No es momento de discusiones – Dijo Esme – Es momento de actuar. Qué es lo que vamos a hacer?
-Voy a ir a dejar a Bella a su casa – Dijo Edward aún sin demostrar emoción, aunque podía sentir claramente se desazón y desesperación.
-Nosotros mientras vamos a empacar – Dijo Alice.
-Necesito hablar con ella – Dije.
-Esta noche no – Dijo Esme firmemente, para variar – Esta noche ella necesita descansar.
-Además, es que no entendiste? Bella no quiere vernos, a ninguno de nosotros, siente que la traicionamos, y tiene razón – Dijo Alice.
-Pero si le explico… - Argumenté.
-Bella no quiere vernos! Por qué insistes en querer atormentarla? Déjala en paz Jasper, está aterrada de volver a encontrarse contigo y mucho menos conversar – Dijo Alice.
-Cómo lo sabes? – Pregunté fastidiado mientras Edward volvía a entrar a la casa.
-Porque lo he visto –Respondió ella tocando sus sienes y emanando amargura y decepción – No importa el escenario que me plantee, ella siempre te rechaza, la aterras, y nunca volverá a estar cómoda en tu presencia, lo que significa que nunca estará cómoda con nuestra familia. Al único que podría llegar a perdonar es a Edward, pero Edward la ama demasiado como para exponerla a nosotros por más tiempo. Él reconoce que fue un error involucrarla y viendo el futuro de Bella no puedo más que estar de acuerdo…
La camioneta de Bella partió y se fue, y yo no pude verla ni explicarle nada.
-Comencemos a empacar, debemos partir antes del amanecer, Edward se tendrá que encargar de despachar nuestras pertenencias a su casa en Chicago, donde podemos almacenarlas hasta que decidamos un curso de acción definitivo – Dijo Esme recuperando un poco el control sobre sí misma. Mientras hubiera cosas que hacer ella podría seguir funcionando.
-No me voy a ir – Afirmé.
-Jasper si tienes un mínimo de respeto por Isabella vamos a dejarla continuar su vida sin interferencia – Dijo Carlisle – A lo mejor con el tiempo los ánimos se enfrían y puedes pedirle perdón por tus acciones.
-Es verdad que me odia? – Pregunté a Carlisle, tal vez el único en el que realmente le creía.
-Lo dudo, lo primero que me dijo cuando comencé a curarla es que no nos odiaba, pero estaba muy asustada, temblaba como una hoja – Respondió.
-No me parece bien abandonarla – Dije sin convencerme, aunque sonaba lógico darle algunos días para calmarse si es que realmente estaba asustada… Podía darle unos días… Sería difícil, pero si era lo que necesitaba, lo que todos concordaban que necesitaba…
Las visiones de Alice raramente se equivocaban.
Comencé a aceptar la mudanza como un cambio necesario. La familia se iría y pasado un tiempo yo los dejaría y regresaría por Bella, y nos largaríamos sin que nadie asociara nuestra huida con los Cullen.
Un corte más limpio para todas las partes involucradas.
Días… Una semana? Diez días?
Subí a empacar.
No me demoré demasiado, no era mucho lo que me interesaba llevar conmigo. Lo metí todo en las alforjas de mi moto y enfilé rumbo al norte, hacia Denali, donde nos quedaríamos unos días de visita.
oooOooo
Los siguientes tres días la familia entera funcionaba como si estuviera de duelo a la espera de Edward, que cuando por fin apareció estaba destrozado, emitiendo tal nivel de miseria que yo no soportaba lapsos de tiempo prolongado a su lado. Era físicamente doloroso…
Había llegado el momento de volver por Bella?
-Bella no quiere saber nada más de nosotros – Me dijo Alice después de regresar de una caminata por el bosque con Edward – No quiere más con los vampiros o lo sobrenatural.
-De qué estás hablando? Bella nos quiere como a su familia – Argumenté – Estamos aquí sólo para darle algo de tiempo, no?
-No hay ningún escenario posible en el que Bella y esta familia vuelvan a cruzar sus caminos sin que eso lleve al desastre. Volver por ella nos destruiría a todos – Respondió Alice, críptica como siempre que jugaba a la pitonisa, pero curiosamente, irradiando honestidad.
-Exageras… - Negué con la cabeza. Tenía que encontrar un modo de volver por ella, de asegurarle que la amaba, que jamás le haría daño… Ella tenía que escucharme, tenía que entender…
-Exagero? – Preguntó levantando una ceja, desafiante. No pude contradecirla porque sabía a ciencia cierta que no mentía. Sus palabras eran sinceras.
-No, supongo que no – Admití.
-Bella casi pierde la vida en manos que quienes amaba Jasper, sería estúpido de su parte seguir exponiéndose. Además hay otros problemas – Dijo.
-Más? Qué pasó ahora? – Pregunté rendido de antemano
-Basta con decirte que el gen lupino se reactivó y Bella está en su círculo de protección – Agregó Alice – Aunque quisiéramos no podríamos llegar a ella.
-Los lobos regresaron? – Pregunté interesado. Yo sólo había escuchado hablar de ellos, pero nunca vi un cambiaformas en persona.
Alice asintió.
-No dejes que la culpa te consuma Jazzy, la familia está para ayudarte en esta recaída, con el tiempo te vas a hacer más fuerte, vas a ver – Dijo sonando medio entusiasta y medio condescendiente.
 -No tuve una recaída, no traté de atacar a Bella, Edward fue el que… - Repetí como disco rayado.
-Ya está bien no? Estoy dispuesta a apoyarte, pero hazte cargo de tus errores – Dijo cambiando el tono, irritada – Todo este embrollo es tu culpa, asúmelo y no nos hagas las cosas más difíciles! – Exclamó. Y lo curioso es que ella honestamente lo creía. Cada palabra que salió de su boca era sincera… No supe decir si eso era bueno o malo.
-Me voy a cazar – Dije agotado. Agotado de ella.
Corrí por el bosque y cacé y seguí corriendo sin rumbo por un par de días. No parecía poder eliminar esa horrible sensación en mi estómago, ese nudo que anunciaba un desastre inminente.
Finalmente no pude resistir más la tentación y contra toda orden, consejo e insinuación, llamé al teléfono de la casa de Bella (ella es una de los pocos adolescentes que he visto que no usan un teléfono celular).
-Aló – Contestó una voz grave y cansada. El padre.
-Buenas tardes señor Swan, habla Jasper Hale, podría hablar con Bella por favor? – Dije en tono amable con mis mejores modales sureños.
-Hale? Como los hijos de Carlisle Cullen? – Gruñó.
-Sí señor… - Respondí incierto.
-Entonces déjame decirte que no quiero que te vuelvas a acercar a mi hija! – Exclamó – Ni tú ni ninguno de los tuyos!
-Disculpe pero no entiendo… - Balbuceé desconcertado.
-No les basta con el daño que ya le han hecho? Y luego abandonarla de ese modo! Uno esperaría que Carlisle hubiera hecho un mejor trabajo como padre… - Continuó.
-Entonces Edward…  - Balbuceé.
-Edward nada, él no es el único culpable. Ustedes como familia destruyeron a mi hija y quiero que como familia se mantengan lo más lejos posible. No más llamadas, no más visitas. Déjenla en paz o van a tener problemas con la ley! – Dijo furioso y cortó la comunicación.
Quedé atónito.
Efectivamente Bella no quería nada de nosotros.
De ninguno de nosotros.
Tal vez lo que Alice dijo era cierto…
Tal vez…
oooOooo
Pasaron los días y Edward desapareció del mapa. Ninguno de nosotros supo dónde se fue, y Carlisle y Esme lloraban su ausencia.
Se suicidó?
Ah, si tan solo fuera así de sencillo…
Alice decía que no, pero tampoco veía su futuro, lo que nos dejaba mucho espacio para conjeturas.
Y los días se transformaron en meses, y yo ya no pude vivir la mentira. Presenté los papeles de divorcio a Alice y dejé a los Cullen definitivamente.
oooOooo
Vagué por semanas por el Estado de Washington rondando la Península Olímpica, tratando de evitar Forks y a la vez sintiendo que no podía vivir un día más sin volver a ver a Bella. Necesitaba que fuera ella quien me dijera a la cara que no quería volver a verme, necesitaba la certeza de saber que mi sacrificio de mantenerme alejado era por su bien y su voluntad, así es que me arriesgué a entrar al pueblo y fui directo al colegio, ya que faltaban sólo quince minutos para las tres.
Miré en el estacionamiento y no vi la camioneta, pero no me pareció raro que el pedazo de chatarra finalmente hubiera jubilado, así es que esperé.
Sonó el timbre y  comenzaron a salir los alumnos, muchos de los cuales parecieron reconocerme, pero no se atrevieron a acercarse… Ninguno de ellos era Bella.
Me acerqué a Ángela, la única amiga verdadera que Bella tenía en el colegio, y tras saludarla, le pregunté
-Por qué no vino Bella hoy? Está enferma?
-Bella… Bella ya no está – Respondió mirando sus zapatos.
-Qué significa eso? Cómo es que no está? – Pregunté tomándola de los antebrazos y sacudiéndola un poco. Pude sentir su terror y la tranquilicé con mi don. Había varios curiosos alrededor, y los inundé con emociones que los hicieran más cooperadores, y volví a preguntar.
-Dónde está Bella?
-Se fugó – Dijo esa chiquilla insufrible, Jessica.
-Se fugó? – Repetí.
-Se fue de casa, escapó con Edward, tu hermano, cómo es que no lo sabías? – Respondió.
-Estaba en la Universidad – Respondí automáticamente – Estás segura de que escapó con Edward?
-No los vi con mis ojos, pero estoy bastante segura de que eso es lo que pasó – Dijo. No estaba mintiendo.
-Gracias – Dije liberándolos de mi influjo y caminando hasta mi moto.
No había más que pensar. No había un enemigo contra el que luchar. Bella hizo su elección y yo me podía ir muy a la mierda. Salí de ese pueblo lo más rápido que pude, no quería que los lobos captaran mi esencia.
Conduje a toda velocidad y no paré hasta Centralia. Si no hacía algo pronto para calmarme acabará con una ciudad entera… Y no sería la primera vez, mi pasado era oscuro y se veía cada vez más cercano.
-Peter – Dije marcando el uno de mi discado automático.
-Mayor – Respondió – Hace tiempo que no hablamos, las cosas van mal, no?
-Necesito ubicar a Ernesto – Respondí yendo al grano.
-Ernesto del Ejército de María? Ese Ernesto? – Preguntó asombrado.
-Conoces a otro? No contestes, sí, ese Ernesto – Respondí.
-Sí, nos lo encontramos hace un par de años… - Dijo Peter vagamente, alargando el asunto. No me quería dar la información.
-Cómo lo contacto Peter? Corta la mierda y responde, cómo lo contacto?
-Nos dejó un correo electrónico, pero no sé si seguirá usando el mismo… - Dijo Peter – Por qué no nos vienes a visitar? Ven, te va a hacer bien! Podemos bajar a Sudamérica y visitar ruinas arqueológicas, siempre quisimos hacer eso…
-Voy a entrar al Circuito Peter, lo quieras  no. Si tienen ganas de apoyarme vayan a verme pelear, si no, no te metas – Le dije portándome como un auténtico cretino con una de las pocas personas que aún me importaban.
-Mayor…
-Ahora Peter! – Ordené, y como su creador no pudo más que obedecerme.
Y  comenzó la degradación del hombre a la bestia…
Violencia, sangre y sexo, sin importar si era día o noche, sin importar dónde me arrastraba el circuito.
Y los años pasaron sin que nadie me matara como había esperado…
Estaba a punto d ordenarle a Peter que me decapitara y me lanzara a una hoguera, pero sólo saber el daño que le produciría hacerme algo así me detuvo.
Y los demás luchadores… Sentí que ninguno de los otros se merecía el trofeo que significaría acabarme, por lo que por puro instinto me empeñé en seguir viviendo.
Lo que me lleva a ese día en Nashville.
Cuando daba la casualidad de que se presentaba Patty Loveless en el Tennessee Performing Arts Center.
Tenía una pelea agendada, pero no era hasta el día siguiente, por lo que tenía varias horas que matar.
Y me gusta Patty, es auténticamente sureña, y tenía la curiosa convicción de que a Bella también le habría gustado si hubiéramos tenido tiempo… Tiempo para hacer cosas como una pareja normal... Cosas como compartir música, aficiones, horas de conversación bajo las estrellas, salir a bailar o a jugar bolos, no sé, cualquier cosa, cualquier cosa que no fuera el vacío, la nada que era mi vida.
Como era de esperarse no había asientos libres, pero no me costó nada convencer a una pareja que tenía un palco de que me regalaran sus boletos. Robar no significaba nada para mí, mi degradación moral era tal que ni siquiera lo computé como algo reprochable.
Para cuando me senté habían apagado las luces pero el show aún no empezaba, así es que me entretuve escaneando al público en busca de algo o alguien interesante. Tal vez hasta una compañera de cama por esa noche, quién sabe…
Mi mirada se deslizó por la multitud sin encontrar nada interesante hasta que llegué a las filas delanteras. En la quinta fila, justo al medio, una silueta que me cortó la respiración.
Era como Bella, tenía un parecido, pero a la vez no… Era diferente.
Las cortinas se abrieron y Patty apareció.
La chica se puso de pie para aplaudir mostrando un sexy minivestido de color marfil con lentejuelas en tonos de café, sin espalda. El vestido complementaba perfectamente su pálida piel y su largo cabello, e insinuaba delicadas curvas, más pronunciadas que las de Bella. Este era un cuerpo de mujer, no de adolescente.
Como sería mi Bella a estas alturas, si aún estaba viva…
No, no mía, de Edward.
El bastardo me ganó.
Gírate, gírate, le ordené con la mente. Sólo un poco, sólo para descartar mis ridículas fantasías.
Ojalá sea bizca y tenga cara de caballo.
Pasaron varias canciones que no escuché, atento a cualquier movimiento, hasta que la señora que estaba a su lado le habló, preguntándole algo, lo que me dio una vista perfecta de su perfil.
La baranda de la que me apoyaba se hizo astillas.
Isabella.

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Apoyen mi retorno dejándome saber qué les parece!
Abrazos.




2 comentarios:

  1. Me encantooooo..... y ahhhh como nos haces sufrir con la actualizada :(
    porque eres tan mala....
    En fin, sii me encanto este corto actualizada, es que cuando se disfruta se te hace tan cortito
    y no quiero parar de leer, y plis plis plis actualiza el fic "En Silencio" y que sea muy muyy largo. Te aseguro que cada dia reviso si hay algo nuevo.
    Ah plis plis tambien escribe de "apocalipsis"
    Me encanta como escribes, no te desanimes ANIMOOO

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    Respuestas
    1. Hola, muchas gracias por tu apoyo. Te cuento que hoy actualicé "En Silencio", así es que ahí tendrás un rato de entretención. Cuando puedas déjame un comentario, dime lo que te gusta y lo que no, que es la única manera que tengo de mejorar.
      Un abrazo,
      A.

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