Que emoción retomar esta historia,
me gusta mucho y me daba pena haber tenido que dejarla por un tiempo. Este es
el esperado Jasper POV que nos explicará qué salió mal. No dejen de regalarme
sus comentarios, de verdad de verdad que me impulsan a seguir escribiendo en
vez de ver Netflix ;)
Abrazos.
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Capítulo 5
Imagine
me and you, I do
I think about you day and night, it's only right
To think about the girl you love and hold her tight
So happy together
If I should call you up, invest a dime
And you say you belong to me and ease my mind
Imagine how the world could be, so very fine
So happy together
I can't see me lovin' nobody but you
For all my life
When you're with me, baby the skies'll be blue
For all my life.
I think about you day and night, it's only right
To think about the girl you love and hold her tight
So happy together
If I should call you up, invest a dime
And you say you belong to me and ease my mind
Imagine how the world could be, so very fine
So happy together
I can't see me lovin' nobody but you
For all my life
When you're with me, baby the skies'll be blue
For all my life.
The Turtles/ So
Happy Together
Jasper POV
Actualidad
Nashville, Tennessee
La vida de nómade en
el circuito de lucha estaba acabando conmigo, así de simple.
Después de años de
estabilidad física y financiera con los Cullen, de pertenecer a una “familia”, me
había ablandado, pero ahora me encontraba una vez más en las calles, prácticamente
involucionando en el monstruo que solía ser.
Es cierto, ya no me
alimentaba de humanos, pero eso era por fines meramente prácticos y egoístas:
No quería lidiar con lentes de contacto ni compartir el terror de mis víctimas,
no por lo que les estaba pasando a ellos sino por lo que producían en mí… Me
importaba una mierda que los demás sufrieran, me importaba una mierda si el
mundo entero estallaba en sangre y entrañas a mi alrededor, yo sólo quería
seguir adelante adormeciendo el dolor de la mejor manera que tuviera a mano.
Destruyendo.
Desmembrando. Ganando.
Mi tumulto interior
había sido demasiado intenso, y por supuesto recurrí a la violencia para lidiar
con él, y para horror de Peter y Charlotte me uní al circuito de lucha
vampírica. No era nada tan organizado como los campeonatos humanos, sino algo
más cercano al “Club de la Pelea”, peleas ilegales en las que un montón de
tipos veteranos se quitaban las frustraciones a fuerza de golpear a sus amigos
y enemigos. A veces se encontraban dos buenos contrincantes y entonces sí las
cosas se ponían serias, las apuestas eran millonarias y muchos participantes
morían.
Por lo demás, en el
día a día se corrían apuestas por fuertes
cifras de dinero, y apostar por mi rival resultaba un ejercicio que desafiaba
la lógica y la estadística… Yo no tenía nada que perder y mucha mierda con la
que lidiar, por lo que sin importar quién se me puso al frente como
contrincante, siempre salí vencedor.
De todas formas no
maté a tantos como cabría de esperarse, simplemente porque en el circuito había
“médicos” que atendían a los lisiados,
fusionando extremidades y alimentando a los heridos, pero francamente no me
habría importado acabar con todos… Si se atrevían a enfrentarme era a su propio
riesgo.
Y por supuesto que en
ese inframundo con la fama y el dinero llegaron las zorras, tanto vampiras como
humanas, excitadas por los excesos, la fama y la adrenalina que les producía
acostarse con una bestia como yo… A esas mujeres no les hice daño (al menos físico),
pero las usé tanto como ellas a mí, convirtiendo mi vida en una seguidilla de
perversiones dentro y fuera del ring.
Tuve tanto sexo (más
incluso que en tiempos de las Guerras Vampíricas), que creo que de haber sido
humano el pene se me habría caído por desgaste de material.
Y mis únicas reglas,
por ridículas que suenen, fue evitar los besos, las caricias y los gestos
románticos; nunca hacerlo más de dos veces con la misma mujer; y nunca sin un
preservativo. No quería mi semilla en ellas, no quería penetrarlas sin una
barrera que nos separara, y mucho menos quería saborear su saliva o fluidos…
Eran todas meros receptáculos, y yo les importaba tanto como ellas a mí.
Y mientras, Isabella
me dolía cada día, y cada día fui a
mayores extremos para olvidarla, para demostrarme que me importaba una
mierda que ella me hubiera desechado sin permitirme explicar… Y que lo hubiera
elegido a él… Mierda, a él…
Peter y Char hicieron
lo que pudieron por apoyarme, pero yo no estaba en un humor particularmente
receptivo, y un día en el que Peter se volvió especialmente irritante, lo
golpeé brutalmente, dejándolo malherido y con un par de extremidades de menos.
Al regresar y ver lo
que había hecho a su marido, Char me atacó, y esa fue la primera y única pelea
en mi vida en la que ni siquiera levanté las manos para defenderme. Si
Charlotte hubiera decidido meterme un lanzallamas por el culo creo que hasta
habría estado agradecido, cualquier cosa sería mejor que vivir en esa agonía,
en esa constante degradación física y moral… Ya no había nada prohibido, no
había límites que no cruzaría, salvo los de la intimidad.
Me había convertido en
mis peores pesadillas, en un ser asqueroso sin redención posible.
Y sin un lugar donde
quedarme, me moví donde la acción me llevara, de pelea en pelea, hasta que tocó
un evento de los importantes, que se desarrolló en Nashille…
oooOooo
13 de Septiembre
Cinco años atrás
Sólo unas horas, eso
es todo lo que me separaba de mi nueva vida con Isabella…
No podía creer que
todo lo acontecido fuera real, que ella me amara, que estuviera dispuesta a
dejarlo todo por mí, y que todo fuera a pasar ese mismo día...
Llegué a la casa, me
desnudé junto a la lavarropa y puse toda mi ropa en el ciclo rápido. No quería
responder preguntas incómodas cuando la familia se dignara a aparecer.
Después caminé con
calma hasta el baño y me di una larga ducha de agua caliente, lamentando perder
la esencia de Isabella, que llevaba impregnada en mi piel.
Horas, me dije. Faltan apenas unas pocas horas para que Bella sea mi mujer
definitivamente y ante los ojos de todos, por lo que quitarme su esencia era un
pequeño precio a pagar por unas horas de paz hasta que Bella estuviera lista…
Esta noche después de su cena con Charlie, ese era el trato, pasar su último
cumpleaños con su padre y luego sería toda mía… Sólo mía…
No arruinaría la rara
felicidad y plenitud que sentía tratando de lidiar con Carlisle y sus discursos
de moral superior, con Esme y su eterno lloriqueo de mamá frustrada, con Edward
odiándome y tal vez tratando de matarme (no es que pudiera lograrlo, pero el
muy imbécil podía intentarlo, y si lo destrozaba Bella se molestaría conmigo),
con Rosalie demostrando lo perra que puede ser cuando no está contenta con el
desarrollo de los acontecimientos, con Emmett inquieto y tratando de huir de
Rosalie, o peor que todo lo anterior, con Alice en una de sus terribles
rabietas, esas en las que rompía cosas y chillaba como un cerdo rumbo al
matadero. Esas rabietas que te hacían pensar “Ahá! Conque por eso la encerraron en un manicomio como humana…”
En fin, eliminar
evidencia física me pareció sensato en el momento… Si tan sólo hubiera sabido lo
que vendría habría conservado mi ropa en una bolsa ziploc, como una reliquia,
como una demostración física de que lo que tuvimos existió, que fuimos uno, que
le hice el amor por horas y horas, y que fui el primero.
Si tan solo hubiera
sabido…
-Jazzyyyyyyy! – Chilló
Alice lanzándose a mí cuando me vio salir del baño cubierto sólo con una toalla
amarrada precariamente a mis caderas. Ordinariamente Alice me evita cuando
estoy desnudo porque a pesar de décadas de convivencia, la siguen espantando
mis cicatrices y la violencia de lo que fue mi vida antes de conocerla, pero
parece que ese día estaba dispuesta a pasar por alto mi deformidad.
Lo que venía debía ser
grande para distraerla tanto.
-Hola Alice – Dije sin
dejar de caminar hacia el vestidor.
-Volviste antes! Lo
decidiste muy rápido, apenas pude verte cuando ya estabas aquí – Dijo sin
bajarse de mí, como si fuera un bebé zarigüeya.
-Ajá – Dije dejando
caer la toalla para calzarme los bóxer. Alice se reacomodó en mi espalda y la
seguí ignorando.
-Tenemos tanto de qué
hablar! – Continuó – Estábamos de cacería porque Edward necesita estar bien
alimentado para esta noche…
-Qué pasa esta noche?
– Pregunté picando su anzuelo y acercándome a la cama para depositarla sobre la
colcha en lugar de lanzarla al otro lado de la habitación como hubiera querido
hacer.
-Oh! No lo recuerdas?
Es el cumpleaños de Bella! – Dijo saltando en el colchón – Le tengo preparada
una fiesta y…
-Fiesta? –Interrumpí –
A Bella no le gustan las fiestas – Además, una fiesta arruinaba nuestros planes
de largarnos esa noche después de la cena con su padre…
-Claro, no todos los
días se cumplen dieciocho años, ni tampoco es todos los días que te comprometes
en matrimonio – Dijo saboreando el shock que sabía que me provocaría.
Terminé de calzarme la
camiseta que tenía en las manos haciendo un esfuerzo consiente por no
decapitarla, y me giré hacia Alice.
-Quién se compromete
en matrimonio? – Dije con excesiva calma. Casi sin mover los labios.
-Edward y Bella,
tontín. Esta noche Edward le entregará el anillo de su madre! – Aplaudió sin
poder contener la emoción.
-Ajá… - Dije por decir
algo. Por no decir “Sobre mi puto cadáver!”.
-Sé que te cuesta estar
con ella Jazzy, pero tienes que aprender, después de todo Bella va a vivir con
nosotros y no la puedes atacar… - Dijo en tono condescendiente, como
explicándole a un niño idiota el por qué no se debe comer sus crayones.
-No veo el problema –
Le dije tratando de ganar tiempo mientras mi cerebro funcionaba a mil – Nunca
he tratado de comerme a otro vampiro – Dije amarrándome los zapatos cuidando no
romper los cordones de la ira.
-Bella no va a ser
vampira – Dijo Alice – Edward la va a mantener humana…
-Y pretende casarse con
ella? Para qué? Para amarrarla y obligarla a envejecer mientras en un par de
años Edward parece su hermanito menor? A su hijo? A su nieto? – Estaba asqueado
del egoísmo de Edward, la alcahuetería de Alice y la propensión del resto a
permitirles hacer lo que se les diera la regalada gana… Esto estaba llegando
demasiado lejos.
-No te metas en lo que
no entiendes Jasper – Dijo Alice enfrentándose a mí con los puños en sus
caderas y el ceño bien fruncido. A su modo supongo que resultaba intimidante…
Si uno temía ser regañado y/o aburrido hasta la muerte – Edward por fin es
feliz. Bella lo hace feliz.
-Por supuesto, hay que
preocuparse del príncipe heredero y sus necesidades, cómo osé pensar en los
daños colaterales de los caprichos de tu hermano favorito? – Pregunté – Cómo es
que me atreví a pensar en la pobre chica que dices que es tu amiga pero a la
que tratas como una mascota?
-Bella quiere ser la esposa de Edward! – Chilló
Alice – Y van a ser muy felices! Lo sé!
-Ajá – Rodé los ojos
cruzando mi bolso en mi pecho – Voy a usar la moto – Agregué saliendo de la
habitación.
-A Carlisle no le va a
gustar, dice que llama mucho la atención! – Gritó Alice totalmente en vano. Yo
ya estaba para entonces en el garaje calzándome el casco como una mera pieza de
utilería – No hemos terminado de habl… - Y ya iba por el camino de ripio y no
escuché más.
Llegué al colegio
temprano y me ubiqué cerca de la entrada, en un oscuro lugar junto a los
árboles que daban comienzo al bosque, y exactamente al otro lado de los lugares
que mi familia tradicionalmente utilizaba, y me apoyé en la moto sin quitarme
el caso, a esperar que Isabella apareciera.
Pero claro, primero apareció
el Volvo de Edward.
Emmett, Rosalie y yo
ya nos habíamos graduado el período anterior, pero Edward y Alice estaban
cursando el último año, así es que se quedaron a esperar a Bella. Ambos sabían
perfectamente que yo me encontraba ahí, pero optaron por ignorarme y
murmurar entre ellos.
Tal vez asumieron que
venía a reconciliarme o a seguir discutiendo con Alice, qué se yo.
Y finalmente pudimos
escuchar a más de un kilómetro de distancia la camioneta de Bella acercándose.
A esa hora ya la mayoría de los buenos lugares para aparcar estaban ocupados,
así es que debió hacerlo a unos cincuenta metros de la entrada del colegio, lo
que nos permitió observarla estacionar mientras cantaba en voz baja alguna
melodía que sonaba en la radio, bajar de su vehículo deslizándose lúdicamente
hasta tocar el suelo con una sonrisa en los labios, cerrar de un portazo sin
molestarse con poner el seguro, y comenzar a caminar esquivando el barro y las
eternas pozas de agua.
Isabella estaba
contenta.
Yo la hacía feliz.
Y lo mejor, no estaba
arrepentida de lo sucedido.
Sentí relajarse
músculos que no sabía que había tensado, y me felicité nuevamente por usar el
casco, así evitaba que se me notara la cara de estúpido que sin dudas lucía.
Me concentré en
reforzar el bloqueo mental que mantenía a Edward fuera de mis asuntos y conté
las horas hasta que todo estallara… Eran las ocho de la mañana, por lo que en
aproximadamente unas doce horas estaríamos de camino a nuestra nueva vida.
Qué ruta tomaríamos?
Nos convenía ir hacia Seattle u Olimpia? Mmmmmh, tal vez nos convenía cruzar a
Victoria, Canadá, para las primeras noches… Victoria era un buen lugar para
hacer planes, comprar un auto y tal vez descansar por una semana o dos… Una
semana ininterrumpida de hacer el amor sin molestarnos en ver la luz del sol…
Sonaba excelente…
Además los canadienses,
a diferencia de los nativos de Seattle, son terriblemente amables.
Pero divago… Una vez
que Isabella estableció su ruta levantó la mirada y la dirigió sin vacilar
hacia el aparcadero de los Cullen, encontrando la mirada intensa de Edward y la
emocionada de Alice, y así como así, su tranco entusiasta, la sonrisa en sus
labios, y aparentemente hasta sus ganas de vivir, se esfumaron.
Lentamente arrastró
los pies hasta llegar junto a los Cullen, y antes de que pudiera decir nada,
Alice chilló
-Feliz cumpleaños
Bella! – Y le entregó una caja cuadrada.
-Shhhhhhhhhhh! – Dijo
Bella mirando para todos lados – No quiero que se sepa, recuerdas?
-Felicidades amor –
Dijo Edward tomando su mano y besándola, como si nos encontráramos en una
película victoriana o algo así. Supongo que es lo que él consideraba romántico.
Yo por mi parte lo encontré soso, si Bella hubiera sido mí novia, le habría
dado un beso que le habría hecho temblar las rodillas, pero si no lo hacía,
mejor para mí.
-Hola Edward – Dijo
ella incómoda, aún atenta a quienes pudieran presenciar estas demostraciones.
-Esta noche tenemos
fiesta! – Dijo Alice sin bajar la voz.
Bella suspiró.
-Ya te dije que no
quiero fiestas – Le dijo derrotada.
-Cuando quieres abrir
tu regalo? Ahora o luego? – Preguntó Alice ignorándola y sacudiendo la caja
frente a Bella.
-No quiero fiestas, no
quiero regalos y no hay nada que celebrar! – Exclamó frustrada – Ya lo habíamos
conversado…
-Claro que hay que
celebrar – Rebatió Alice – No todos los días te haces mayor de edad…
-No quiero hacerme
mayor, no quiero envejecer mientras ustedes se mantienen jóvenes por siempre y
no quiero ser siempre la damisela en apuros! Agh, saben qué? Olvídenlo –
Sacudió la cabeza y comenzó a caminar hacia la puerta del colegio. Este era un
tema tan manoseado que cada uno podía recitar de memoria los argumentos del
otro.
Bueno, no pude
saludarla, pero al menos la vi. Eso era algo…
-Qué haces tú aquí? –
Preguntó Alice apareciendo a mi lado y tironeando mi manga.
-Tú que crees? –
Pregunté sacándome el casco y levantando
una ceja.
-Buscas problemas –
Afirmó.
-Me voy, quiero cazar
antes de la fiesta o lo que sea – Le dije encogiendo los hombros. Tal vez era
cierto, estaba buscando problemas yendo al colegio – Nos vemos en la noche.
-Nada de eso – Dijo ella
cortándome el paso – Necesito que vayas a Port Ángeles a recoger la vajilla que
elegimos Esme y yo en el anticuario, y luego tienes que ir a Seattle a buscar
el pastel. No vayas primero por el pastel porque de lo contrario vas a estar
dando vueltas por Port Ángeles con él a cuestas y lo vas a arruinar…
-Por qué tengo que ir
yo? – Pregunté retóricamente.
-Porque los demás
estamos ocupados – Respondió encogiéndose de hombros – Bella una vez mencionó
que le gustaba probar sabores nuevos, así es que encontré una pastelería llamada
“Cakes of Paradise Bakery” que fabrica pasteles saborizados con frutas exóticas
y decorados con flores tropicales. En Yelp tiene cinco estrellas así es que
supongo que es buena…
-Ok, eso sería entonces?
Busco esta pastelería? – Pregunté cortando sus divagaciones y mirando mi
celular en busca de Google Maps. Si un pastel extravagante haría feliz a Bella
iría Seattle sin quejas.
-No tontín! Esa es la
fábrica… Esa pastelería reparte a otros lugares, y nuestro pastel es uno
llamado “Pastel Arcoíris” y debes recogerlo en una tienda asiática llamada “Uwajimaya” en 5th Avenue South, en un mercado
orgánico.
-Mercado Orgánico? Mierda! No encontraste nada más complicado? – Dije
pensando en el aglomeramiento que me esperaba. No tendría donde estacionar.
-Queremos lo mejor, de lo contrario compraría un pastel en la panadería
del supermercado – Dijo Alice.
-Eso es todo? – Pregunté.
-No, además te van a entregar una bandeja con canapés y otra con
minibrochetas y botecitos de salmón ahumado. Recuerda llevar el cooler para
transportarlos, porque tienen camarones y otras cosas sensibles al calor y no
queremos una intoxicación alimentaria.
-Estás consciente de que sólo Bella puede comer, verdad? – Pregunté.
-Da lo mismo, ella tiene que comer y pedir cincuenta o cien vale casi lo
mismo – Dijo – Estas son las boletas y vales para retirar las cosas, no llegues
a casa después de las seis.
-Alice, haciendo todo esto no voy a alcanzar a cazar – Argumenté.
-Tu control es cada vez mejor y tus ojos aún no están oscuros, vas a
estar bien. Anda, apúrate! – Me empujó.
Partí resignado. Si Alice decía que estaría bien debía ser verdad.
Fui a casa y le pedí su jeep a Emmett, ya que tenía espacio suficiente
para guardar mis encargos.
Hice todo lo que Alice me ordenó, incluidas las respectivas siete horas
de conducción en carretera (que estaban reparando por tramos) y recogí la loza,
el pastel y la comida.
Volví a eso de las seis y media y Alice ya estaba trepándose por las
paredes.
-Te dije máximo a las seis! – Me siguió mientras yo llevaba los paquetes
a la cocina.
-Lo siento, aun no aprendo a tele transportarme – Respondí.
-Anda a cambiarte de ropa – Me dijo – Bella y Edward vienen en camino.
Subí a cambiarme de ropa y vestí lo que Alice había dejado dispuesto
sobre la cama. Una tenida de niño rico
digna de Edward que decidí usar como una última concesión a lo que fue nuestro
matrimonio. Después de esta noche nadie volvería a dictar lo que podía usar o
no. A Bella le daba lo mismo la ropa y no podía creer mi buena suerte.
Escuché a Edward estacionarse y bajarse con Isabella. Cruzaron algunas
palabras y por lo poco que entendí Bella no estaba muy segura de querer entrar
y enfrentar toda la atención.
La última vez
Isabella, es la última vez. Dales lo que quieren para que te dejen en paz, en
unas horas más seremos sólo tú y yo…
Bajé y estaban todos en el living y Bella miraba para todos lados sin
poder creer el despliegue de parafernalia que había a su alrededor.
Banderines de tela de colores decoraban las paredes, había una mesa
lateral dispuesta como un pequeño buffett con las minibrochetas y canapés,
rollos de arroz y pescado crudo que adiviné que serían sushi, y hasta un fondue
con salsa de cuatro quesos.
Sobre la chimenea, un montón de platos de cristal y pequeños tenedores pertenecientes a la
platería de Esme, y como pieza central, el pastel, decorado en franjas de
colores y adornado con helechos y orquídeas naturales.
-Es…
Es… - Balbuceó Bella.
-Sí…? –
Preguntó Alice.
-Demasiado – Exhaló.
-Nada es demasiado – Susurró Edward contra su cabello.
Rosalie bufó.
-Ese pastel es precioso Alice, dónde lo conseguiste? – Preguntó Bella.
-Seattle – Respondió orgullosa – Es un pastel arcoíris, tiene biscochos
de frutilla, lima y naranja y está relleno y decorado con guayaba, lima y fruto
de la pasión. Tiene cinco de cinco estrellas en Yelp.
-Es increíble, gracias, a todos – Dijo Bella, y se atrevió a mirarme por
primera vez, desviando la mirada de inmediato y enrojeciendo hasta la raíz del
cabello.
-Regalos! Regalos! - Se interpuso
Alice arruinando el momento.
-No era necesario que me regalaran nada… - Musitó Bella, incómoda.
-Este es de Emmett y Rosalie – Dijo Alice ignorándola.
-Y ya está instalado y no lo
puedes devolver – Dijo Emmett mientras Bella desenvolvía la caja vacía de una
radio para autos.
-Gracias Emmett… Rosalie – Dijo Bella suavemente.
-Y este es de parte de Carlisle y Esme! – Dijo Alice entregándole otro
paquete.
-Gracias – Dijo Bella con una sonrisa tímida, abriéndolo. Deslizó su dedo
por el borde del papel y entonces sucedió.
Una gota de sangre.
Solo una gota de sangre fue suficiente
para cambiar el curso de nuestras vidas.
Una oleada de sed más violenta que nada que hubiera experimentado me
golpeó como un mazo entre los ojos, directo a mis instintos más básicos y
elementales: La necesidad de beber, la necesidad de matar.
Por una fracción de segundos pensé que eran mis sensaciones y di un paso
hacia atrás, dispuesto a huir. Esto no habría sucedido de haber cazado como
pretendía, maldita Alice!
Pero rápidamente caí en cuenta de que no era yo. Apenas el día anterior
había estado en contacto directo con la sangre virginal de Bella sin más que un
manejable ardor en la garganta. No había forma de que una gota me desquiciara
de esta manera…
Y entonces caí en cuenta de lo que pasaba: Edward, su sed se disparó con
la gota de sangre, y al ver mi reacción a su descontrol lanzó a Bella al otro
extremo de la habitación para alejarla de mí, emanando no sólo su necesidad de
proteger a su novia, sino mucho peor, de defender su presa.
Entonces fue que Bella chocó contra los jodidos platos de cristal que yo
mismo fui a recoger a Port Ángeles, cortando su brazo con profundas
laceraciones y sangrando copiosamente.
Y entonces sí que todo se fue a la mierda.
Edward perdió toda semblanza de autocontrol, y yo me lancé a detenerlo, chocando
con su cuerpo y obligándolo a distraerse de comer para proteger su cena. No
quería compartir.
Lamentablemente la familia estaba acostumbrada a esperar lo peor de mí, y
asumieron que trataba de atacar a Bella, por lo que entre Emmett, Rose y Alice
me arrastraron al patio mientras yo gritaba que no había control posible, que
Bella moriría, que yo necesitaba regresar al interior de la casa, y que la sed
era demasiada, hasta que Emmett me aplicó una llave que yo mismo le enseñé y me
apretó el cuello hasta que no tuve aire en los pulmones para decir nada más.
Me pusieron en la tierra sobre mi estómago y me inmovilizaron mientras yo
trataba contra toda probabilidad, de escapar de debajo del Emmett, que estaba
sentado sobre mí.
Estaba tan alterado pensando que en ese momento Edward estaba drenando a
Bella que ni siquiera fui capaz de usar mi don de manera eficaz, por lo que si
bien hice que mis captores sufrieran un poco, no me pude enfocar lo suficiente
para liberarme.
Traté de escuchar lo que pasaba en la casa, y acallando las
conversaciones de quienes me rodeaban y esforzándome bastante, pude escuchar el
latir de un corazón. Estaba viva… Bella estaba a salvo.
Y en ese momento salió Edward de la casa, luciendo como un ser sin
esperanza, un ente vacío que se internó en el bosque como para nunca volver.
Alice claro, lo siguió.
-Qué pasó? – Preguntó Rosalie a Esme, que escuchaba lo que pasaba en la
casa desde la puerta de la cocina.
-Edward no pudo resistir la sangre de Bella, estuvo a punto de atacarla
y Carlisle debió intervenir – Dijo con
voz temblorosa – Ahora Carlisle está cosiendo las heridas de Bella…
Ante tamaño desastre nadie tuvo nada que decir, y el silencio se mantuvo
hasta que Edward y Alice regresaron
caminando a paso humano, totalmente compenetrados.
-Nos vamos – Dijo Alice, no como pregunta sino como una afirmación.
-Qué? Adónde nos vamos? – Preguntó Emmett.
-Sabía que esto pasaría, eso lo que nos pasa por meternos con humanos! Me
gustaba este lugar y podríamos habernos quedado un par de años de no ser por
esto… - Dijo Rosalie furiosa.
-Oh Dios! Edward, estás seguro? – Preguntó Esme llevándose una mano al
pecho.
-Somos un peligro para Bella, no una teoría sino un riesgo real y
constante. Pudo haber muerto simplemente abriendo su regalo de cumpleaños… -
Respondió con voz vacía de toda inflexión.
-Además Bella no va a perdonar esto, no va a olvidar que trataron de
cenarla en su propia fiesta – Aseguró Alice – Bella les tiene miedo, y aunque
su naturaleza es gentil y tiende a condonar los errores de los demás, este
asunto es totalmente distinto. Ella confiaba en nosotros y le fallamos.
-Por qué tenían que atacarla? – Preguntó Emmett tomando su cabeza con
ambas manos.
-Yo no traté de atacarla – Dije aprovechando que podía respirar – Yo
traté de detener a Edward.
-Sí, por supuesto, sigue diciéndote eso – Dijo Rosalie rodando los ojos.
-No es momento de discusiones – Dijo Esme – Es momento de actuar. Qué es
lo que vamos a hacer?
-Voy a ir a dejar a Bella a su casa – Dijo Edward aún sin demostrar
emoción, aunque podía sentir claramente se desazón y desesperación.
-Nosotros mientras vamos a empacar – Dijo Alice.
-Necesito hablar con ella – Dije.
-Esta noche no – Dijo Esme firmemente, para variar – Esta noche ella
necesita descansar.
-Además, es que no entendiste? Bella no quiere vernos, a ninguno de
nosotros, siente que la traicionamos, y tiene razón – Dijo Alice.
-Pero si le explico… - Argumenté.
-Bella no quiere vernos! Por qué insistes en querer atormentarla? Déjala
en paz Jasper, está aterrada de volver a encontrarse contigo y mucho menos
conversar – Dijo Alice.
-Cómo lo sabes? – Pregunté fastidiado mientras Edward volvía a entrar a
la casa.
-Porque lo he visto –Respondió ella tocando sus sienes y emanando
amargura y decepción – No importa el escenario que me plantee, ella siempre te
rechaza, la aterras, y nunca volverá a estar cómoda en tu presencia, lo que
significa que nunca estará cómoda con nuestra familia. Al único que podría
llegar a perdonar es a Edward, pero Edward la ama demasiado como para exponerla
a nosotros por más tiempo. Él reconoce que fue un error involucrarla y viendo
el futuro de Bella no puedo más que estar de acuerdo…
La camioneta de Bella partió y se fue, y yo no pude verla ni explicarle
nada.
-Comencemos a empacar, debemos partir antes del amanecer, Edward se
tendrá que encargar de despachar nuestras pertenencias a su casa en Chicago,
donde podemos almacenarlas hasta que decidamos un curso de acción definitivo –
Dijo Esme recuperando un poco el control sobre sí misma. Mientras hubiera cosas
que hacer ella podría seguir funcionando.
-No me voy a ir – Afirmé.
-Jasper si tienes un mínimo de respeto por Isabella vamos a dejarla
continuar su vida sin interferencia – Dijo Carlisle – A lo mejor con el tiempo
los ánimos se enfrían y puedes pedirle perdón por tus acciones.
-Es verdad que me odia? – Pregunté a Carlisle, tal vez el único en el que
realmente le creía.
-Lo dudo, lo primero que me dijo cuando comencé a curarla es que no nos
odiaba, pero estaba muy asustada, temblaba como una hoja – Respondió.
-No me parece bien abandonarla – Dije sin convencerme, aunque sonaba
lógico darle algunos días para calmarse si es que realmente estaba asustada…
Podía darle unos días… Sería difícil, pero si era lo que necesitaba, lo que todos concordaban que necesitaba…
Las visiones de Alice raramente se equivocaban.
Comencé a aceptar la mudanza como un cambio necesario. La familia se iría
y pasado un tiempo yo los dejaría y regresaría por Bella, y nos largaríamos sin
que nadie asociara nuestra huida con los Cullen.
Un corte más limpio para todas las partes involucradas.
Días… Una semana? Diez días?
Subí a empacar.
No me demoré demasiado, no era mucho lo que me interesaba llevar conmigo.
Lo metí todo en las alforjas de mi moto y enfilé rumbo al norte, hacia Denali,
donde nos quedaríamos unos días de visita.
oooOooo
Los siguientes tres días la familia entera funcionaba como si estuviera
de duelo a la espera de Edward, que cuando por fin apareció estaba destrozado,
emitiendo tal nivel de miseria que yo no soportaba lapsos de tiempo prolongado
a su lado. Era físicamente doloroso…
Había llegado el momento de volver por Bella?
-Bella no quiere saber nada más de nosotros – Me dijo Alice después de
regresar de una caminata por el bosque con Edward – No quiere más con los
vampiros o lo sobrenatural.
-De qué estás hablando? Bella nos quiere como a su familia – Argumenté –
Estamos aquí sólo para darle algo de tiempo, no?
-No hay ningún escenario posible en el que Bella y esta familia vuelvan a
cruzar sus caminos sin que eso lleve al desastre. Volver por ella nos
destruiría a todos – Respondió Alice, críptica como siempre que jugaba a la
pitonisa, pero curiosamente, irradiando honestidad.
-Exageras… - Negué con la cabeza. Tenía que encontrar un modo de volver
por ella, de asegurarle que la amaba, que jamás le haría daño… Ella tenía que
escucharme, tenía que entender…
-Exagero? – Preguntó levantando una ceja, desafiante. No pude
contradecirla porque sabía a ciencia cierta que no mentía. Sus palabras eran
sinceras.
-No, supongo que no – Admití.
-Bella casi pierde la vida en manos que quienes amaba Jasper, sería
estúpido de su parte seguir exponiéndose. Además hay otros problemas – Dijo.
-Más? Qué pasó ahora? – Pregunté rendido de antemano
-Basta con decirte que el gen lupino se reactivó y Bella está en su
círculo de protección – Agregó Alice – Aunque quisiéramos no podríamos llegar a
ella.
-Los lobos regresaron? – Pregunté interesado. Yo sólo había escuchado
hablar de ellos, pero nunca vi un cambiaformas en persona.
Alice asintió.
-No dejes que la culpa te consuma Jazzy, la familia está para ayudarte en
esta recaída, con el tiempo te vas a hacer más fuerte, vas a ver – Dijo sonando
medio entusiasta y medio condescendiente.
-No tuve una recaída, no traté de
atacar a Bella, Edward fue el que… - Repetí como disco rayado.
-Ya está bien no? Estoy dispuesta a apoyarte, pero hazte cargo de tus
errores – Dijo cambiando el tono, irritada – Todo este embrollo es tu culpa,
asúmelo y no nos hagas las cosas más difíciles! – Exclamó. Y lo curioso es que
ella honestamente lo creía. Cada palabra que salió de su boca era sincera… No
supe decir si eso era bueno o malo.
-Me voy a cazar – Dije agotado. Agotado de ella.
Corrí por el bosque y cacé y seguí corriendo sin rumbo por un par de
días. No parecía poder eliminar esa horrible sensación en mi estómago, ese nudo
que anunciaba un desastre inminente.
Finalmente no pude resistir más la tentación y contra toda orden, consejo
e insinuación, llamé al teléfono de la casa de Bella (ella es una de los pocos
adolescentes que he visto que no usan un teléfono celular).
-Aló – Contestó una voz grave y cansada. El padre.
-Buenas tardes señor Swan, habla Jasper Hale, podría hablar con Bella por
favor? – Dije en tono amable con mis mejores modales sureños.
-Hale? Como los hijos de Carlisle Cullen? – Gruñó.
-Sí señor… - Respondí incierto.
-Entonces déjame decirte que no quiero que te vuelvas a acercar a mi
hija! – Exclamó – Ni tú ni ninguno de los tuyos!
-Disculpe pero no entiendo… - Balbuceé desconcertado.
-No les basta con el daño que ya le han hecho? Y luego abandonarla de ese
modo! Uno esperaría que Carlisle hubiera hecho un mejor trabajo como padre… -
Continuó.
-Entonces Edward… - Balbuceé.
-Edward nada, él no es el único culpable. Ustedes como familia destruyeron
a mi hija y quiero que como familia se mantengan lo más lejos posible. No más
llamadas, no más visitas. Déjenla en paz o van a tener problemas con la ley! –
Dijo furioso y cortó la comunicación.
Quedé atónito.
Efectivamente Bella no quería nada de nosotros.
De ninguno de nosotros.
Tal vez lo que Alice dijo era cierto…
Tal vez…
oooOooo
Pasaron los días y Edward desapareció del mapa. Ninguno de nosotros supo
dónde se fue, y Carlisle y Esme lloraban su ausencia.
Se suicidó?
Ah, si tan solo fuera así de sencillo…
Alice decía que no, pero tampoco veía su futuro, lo que nos dejaba mucho
espacio para conjeturas.
Y los días se transformaron en meses, y yo ya no pude vivir la mentira.
Presenté los papeles de divorcio a Alice y dejé a los Cullen definitivamente.
oooOooo
Vagué por semanas por el Estado de Washington rondando la Península
Olímpica, tratando de evitar Forks y a la vez sintiendo que no podía vivir un
día más sin volver a ver a Bella. Necesitaba que fuera ella quien me dijera a
la cara que no quería volver a verme, necesitaba la certeza de saber que mi
sacrificio de mantenerme alejado era por su bien y su voluntad, así es que me
arriesgué a entrar al pueblo y fui directo al colegio, ya que faltaban sólo quince
minutos para las tres.
Miré en el estacionamiento y no vi la camioneta, pero no me pareció raro
que el pedazo de chatarra finalmente hubiera jubilado, así es que esperé.
Sonó el timbre y comenzaron a
salir los alumnos, muchos de los cuales parecieron reconocerme, pero no se
atrevieron a acercarse… Ninguno de ellos era Bella.
Me acerqué a Ángela, la única amiga verdadera que Bella tenía en el
colegio, y tras saludarla, le pregunté
-Por qué no vino Bella hoy? Está enferma?
-Bella… Bella ya no está – Respondió mirando sus zapatos.
-Qué significa eso? Cómo es que no está? – Pregunté tomándola de los
antebrazos y sacudiéndola un poco. Pude sentir su terror y la tranquilicé con
mi don. Había varios curiosos alrededor, y los inundé con emociones que los
hicieran más cooperadores, y volví a preguntar.
-Dónde está Bella?
-Se fugó – Dijo esa chiquilla insufrible, Jessica.
-Se fugó? – Repetí.
-Se fue de casa, escapó con Edward, tu hermano, cómo es que no lo sabías?
– Respondió.
-Estaba en la Universidad – Respondí automáticamente – Estás segura de
que escapó con Edward?
-No los vi con mis ojos, pero estoy bastante segura de que eso es lo que
pasó – Dijo. No estaba mintiendo.
-Gracias – Dije liberándolos de mi influjo y caminando hasta mi moto.
No había más que pensar. No había un enemigo contra el que luchar. Bella
hizo su elección y yo me podía ir muy a la mierda. Salí de ese pueblo lo más
rápido que pude, no quería que los lobos captaran mi esencia.
Conduje a toda velocidad y no paré hasta Centralia. Si no hacía algo
pronto para calmarme acabará con una ciudad entera… Y no sería la primera vez,
mi pasado era oscuro y se veía cada vez más cercano.
-Peter – Dije marcando el uno de mi discado automático.
-Mayor – Respondió – Hace tiempo que no hablamos, las cosas van mal, no?
-Necesito ubicar a Ernesto – Respondí yendo al grano.
-Ernesto del Ejército de María? Ese Ernesto? – Preguntó asombrado.
-Conoces a otro? No contestes, sí, ese Ernesto – Respondí.
-Sí, nos lo encontramos hace un par de años… - Dijo Peter vagamente, alargando
el asunto. No me quería dar la información.
-Cómo lo contacto Peter? Corta la mierda y responde, cómo lo contacto?
-Nos dejó un correo electrónico, pero no sé si seguirá usando el mismo… -
Dijo Peter – Por qué no nos vienes a visitar? Ven, te va a hacer bien! Podemos
bajar a Sudamérica y visitar ruinas arqueológicas, siempre quisimos hacer eso…
-Voy a entrar al Circuito Peter, lo quieras no. Si tienen ganas de apoyarme vayan a verme
pelear, si no, no te metas – Le dije portándome como un auténtico cretino con
una de las pocas personas que aún me importaban.
-Mayor…
-Ahora Peter! – Ordené, y como su creador no pudo más que obedecerme.
Y comenzó la degradación del
hombre a la bestia…
Violencia, sangre y sexo, sin importar si era día o noche, sin importar
dónde me arrastraba el circuito.
Y los años pasaron sin que nadie me matara como había esperado…
Estaba a punto d ordenarle a Peter que me decapitara y me lanzara a una
hoguera, pero sólo saber el daño que le produciría hacerme algo así me detuvo.
Y los demás luchadores… Sentí que ninguno de los otros se merecía el
trofeo que significaría acabarme, por lo que por puro instinto me empeñé en
seguir viviendo.
Lo que me lleva a ese día en Nashville.
Cuando daba la casualidad de que se presentaba Patty Loveless en el Tennessee
Performing Arts Center.
Tenía una pelea agendada, pero no era hasta el día siguiente, por lo que
tenía varias horas que matar.
Y me gusta Patty, es auténticamente sureña, y tenía la curiosa convicción
de que a Bella también le habría gustado si hubiéramos tenido tiempo… Tiempo
para hacer cosas como una pareja normal... Cosas como compartir música, aficiones,
horas de conversación bajo las estrellas, salir a bailar o a jugar bolos, no
sé, cualquier cosa, cualquier cosa que no fuera el vacío, la nada que era mi
vida.
Como era de esperarse no había asientos libres, pero no me costó nada
convencer a una pareja que tenía un palco de que me regalaran sus boletos.
Robar no significaba nada para mí, mi degradación moral era tal que ni siquiera
lo computé como algo reprochable.
Para cuando me senté habían apagado las luces pero el show aún no
empezaba, así es que me entretuve escaneando al público en busca de algo o
alguien interesante. Tal vez hasta una compañera de cama por esa noche, quién
sabe…
Mi mirada se deslizó por la multitud sin encontrar nada interesante hasta
que llegué a las filas delanteras. En la quinta fila, justo al medio, una
silueta que me cortó la respiración.
Era como Bella, tenía un parecido, pero a la vez no… Era diferente.
Las cortinas se abrieron y Patty apareció.
La chica se puso de pie para aplaudir mostrando un sexy minivestido de color
marfil con lentejuelas en tonos de café, sin espalda. El vestido complementaba
perfectamente su pálida piel y su largo cabello, e insinuaba delicadas curvas,
más pronunciadas que las de Bella. Este era un cuerpo de mujer, no de
adolescente.
Como sería mi Bella a estas alturas, si aún estaba viva…
No, no mía, de Edward.
El bastardo me ganó.
Gírate, gírate, le ordené con la
mente. Sólo un poco, sólo para descartar mis ridículas fantasías.
Ojalá sea bizca y
tenga cara de caballo.
Pasaron varias canciones que no escuché, atento a cualquier movimiento,
hasta que la señora que estaba a su lado le habló, preguntándole algo, lo que
me dio una vista perfecta de su perfil.
La baranda de la que me apoyaba se hizo astillas.
Isabella.
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Apoyen mi retorno dejándome saber qué les
parece!
Abrazos.
Me encantooooo..... y ahhhh como nos haces sufrir con la actualizada :(
ResponderBorrarporque eres tan mala....
En fin, sii me encanto este corto actualizada, es que cuando se disfruta se te hace tan cortito
y no quiero parar de leer, y plis plis plis actualiza el fic "En Silencio" y que sea muy muyy largo. Te aseguro que cada dia reviso si hay algo nuevo.
Ah plis plis tambien escribe de "apocalipsis"
Me encanta como escribes, no te desanimes ANIMOOO
Hola, muchas gracias por tu apoyo. Te cuento que hoy actualicé "En Silencio", así es que ahí tendrás un rato de entretención. Cuando puedas déjame un comentario, dime lo que te gusta y lo que no, que es la única manera que tengo de mejorar.
BorrarUn abrazo,
A.