Me queda poco que decir más que gracias por
acompañarme en este desafío de terminar un fic en un año. Gracias por
involucrarse con los personajes y por sentir de corazón el sufrimiento de (mi)
Embry.
Las espero en mis siguientes fics, y estaré siempre
atenta a sus comentarios y sugerencias.
Un abrazo.
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Este fic participa del Reto Anual "Te
proponemos un longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight
me pertenece.
N° de Palabras: 7.665
Palabras Usadas: -
Emoción Usada: -
Imagen Elegida: Manada Quileute.
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Capítulo final
All of these lines across
my face
Tell you the story of who I am
So many stories of where I've been
And how I got to where I am
But these stories don't mean anything
When you've got no one to tell them to
It's true... I was made for you.
Tell you the story of who I am
So many stories of where I've been
And how I got to where I am
But these stories don't mean anything
When you've got no one to tell them to
It's true... I was made for you.
The Story /
Brandy Carlisle
Bella POV
Charlie…
Mi
cerebro aún funcionaba lento, a media marcha, casi tentativo, por lo que no
recuerdo exactamente lo que ocurrió esa mañana cuando dormía abrazada a Embry e
irrumpió Charlie en la habitación demandando que me despertara.
No
me quedó alternativa, pero me mantuve acurrucada tal como estaba, porque mi
lobo no hizo amago de moverse más que para acariciar mi cabello enredándolo en
sus dedos.
Sé
que hubo lágrimas, especialmente cuando me di cuenta del estado de mi padre… Se
veía mayor, más arrugado, su tono de piel era ceniciento y estaba varios kilos
más delgado. Charlie a todas luces había acortado su vida para darme una
incierta oportunidad.
Al
final las lágrimas dieron paso a las risas, y elevamos en conjunto una pequeña
plegaria agradeciendo a quien fuera la deidad responsable de volvernos a
reunir.
oooOooo
La
Manada…
Tal
como en una romería comenzaron a desfilar los lobos por mi habitación, uno a
uno, pero en un flujo constante.
Todos
me expresaron a su manera su dolor por lo ocurrido, pero me pareció raro que
uniformemente antes de acercarse a mí y tocarme miraran a Embry, interrogantes.
Embry
se mantuvo en un rincón detrás de mi cama, de brazos cruzados, apoyado en la
pared, y aunque su rostro estaba a mis espaldas sé que estaba examinando a cada
persona que se me acercó evaluando su nivel de peligrosidad. Mi lobo ya nunca
volvería a relajar su vigilancia.
oooOooo
El
negocio…
Ángela
y Dee fueron las primeras en visitarme una vez que Embry aflojó un poco su
estricto régimen de visitas. Hablando con ellas me di cuenta de que en mi
ausencia Dee había sido perfectamente capaz de hacerse cargo de mis labores.
Es
cierto, trabajó montones de horas extras, pero el negocio no sufrió por mi
accidente.
Al
escucharla me di cuenta de lo obvio que era mi siguiente paso: Cuando Dee salió
a comprar café en la máquina expendedora del pasillo, hablé con Ángela para
consultarle si le parecía mi idea, y cuando Dee regresó, le ofrecí a venderle
mi parte del negocio.
Dee
quedó un poco aturdida, argumentando ser muy joven para tanta responsabilidad,
ante lo que Ángela y yo respondimos que ninguna de las dos tenía ni 24 años
cumplidos, y que Dee era apenas un par de años más joven.
Yo
le ofrecí las facilidades económicas y Ángela la experiencia.
Dee
finalmente aceptó.
Y
sonrojándose como un tomate, cambió de tema y me contó que había salido en un
par de citas con no otro que mi buen amigo Hugh, que desde que su hermano Carl
estaba con Leah quería obviamente pasar tiempo a solas con ella, lo que dejó a
Hugh comiendo a solas en su casa todos los días hasta que finalmente decidió
salir y empezó a comer en nuestro negocio, en una de las mesitas que teníamos
dispersas donde fuera que cupieran.
A
Dee le gustó Hugh y sus ojos verdes desde que lo conoció en la cárcel, por lo
que no creía en su buena suerte al verlo llegar día tras día sin su hermano a
rastras.
Al
principio Dee simplemente se aseguraba de ser quien atendiera sus pedidos.
Pasados
unos días Dee comenzó a pasar entre las mesas preguntando si alguien necesitaba
algo y quedándose a hablar con él en su mesa.
Después,
cuando ya estaban más o menos cómodos el uno con el otro, ella comenzó a comer
su propia colación a la hora en que ella sabía que Hugh aparecería, sabiendo
que en un espacio tan reducido sería de mala educación que no compartiera su
mesa.
En
definitiva, Dee parecía estar enamorada, y ver sus enormes ojos azules brillar
de entusiasmo era maravilloso.
Y
Hugh demostraría ser un idiota redomado si no se enamoraba de mi amiga.
oooOooo
Embry…
Pasaron
varios días en los que recibí visitas de casi toda la gente que conozco, que
resultó ser un montón. Mi cuarto estaba repleto de flores de todos los colores
y me sentí muy querida, pero también muy cansada.
Tanto
así que dejé pasar el tiempo sin querer entrar en temas complicados, en
especial porque lentamente la expresión de Embry se estaba comenzando a
relajar, aunque nunca dejó su actitud vigilante y hostil: Soportaba que la gente
entrara a verme, pero una vez que se acercaban mucho o peor aún, me tocaban, él
parecía listo para empezar a desgarrar gargantas.
Había
llegado el momento, debíamos hablar.
Jacob
no había aparecido en mi habitación, y eso podía ser por un puñado de motivos
que se contarían con los dedos de una mano.
Estaba
bien pretender por un tiempo que todo está bien, pero no está bien ignorar la
realidad por completo.
-Em?
– Pregunté mientras él salía del baño. Yo ya había ido con la ayuda de la
enfermera así es que estaba rechinando de limpia, con mi pijama recién lavado y
mi larguísimo cabello arreglado en dos trenzas.
Embry
se estaba secando el cabello y se acercaba con un pantalón de gimnasia gris y
una camiseta blanca.
No
usaba zapatos.
Levantó
la mirada y su expresión se dulcificó considerablemente al caer en mí.
-Eres
preciosa – Murmuró acercándose y besando mi frente de forma casi reverente.
-Y
tú eres delicioso, pero no es de eso de lo que quiero hablar – Le dije
palmeando mi cama para que se sentara frente a mí.
Él
obedeció luciendo serio y taciturno.
-Tú
preguntas y yo respondo? – Preguntó.
Asentí
tomé una de sus enormes manos entre las mías y besé sus encallecidos nudillos.
Se veían como si hubieran sido maltratados periódicamente, hasta llegar a
formar callosidades, lo cual no le pasaba a los lobos porque su regeneración
celular era demasiado acelerada como para formar cicatrices.
Em
había golpeado algo muy duro, por mucho tiempo, y en sesiones muy largas.
Si
tuviera que adivinar diría que se había dedicado a darle puñetazos a un muro de
concreto todos los días, por horas.
Había
destrozado su piel.
Probablemente
había pulverizado sus huesos, que día a día volvían a soldar.
Oh,
Embry, por dios!
"Te
amo" Modulé a punto de llorar, y él me miró con esa intensidad tan suya,
pero sin disculparse, y dijo
-Pregunta
princesa.
Esa
frase sirvió para relajar los ánimos.
-Jacob…
– Dije.
-Muerto
– Respondió sin emoción.
Cerré
los ojos y asentí. Era de imaginarse, Embry y Charlie no habrían estado
tranquilos con Jake paseándose por ahí, pero igual sentí la pérdida de quien
fue mi mejor amigo y mi primer amante… La mayor parte del tiempo que pasé a su
lado él fue todo lo que se puede esperar en un amigo y más, solo al final…
Imágenes
de las crueles palabras que le dirigió a Embry, del tremendo abuso de
autoridad, de sus amenazas hacia mi…
Definitivamente
Jake estaba bien donde estaba, dos metros bajo tierra.
-Lo
mataste tú? – Pregunté.
Él
asintió.
-Y
luego…?
-Charlie
llegó justo cuando Jacob te atacó, y yo me transformé mientras Charlie llamaba
una ambulancia. Peleamos, gané y lo dejé vivir, más preocupado por ti y toda la
sangre que estabas perdiendo, pero él me atacó por la espalda y lo rematé.
-Y
tus heridas? – Pregunté.
-La
Manada se llevó el cuerpo de Jacob antes de que llegara la ambulancia y yo
corrí hacia ti. Pensé que estabas muerta o a punto de morir, y no dejé que
nadie se te acercara, hasta que me tuvieron que sedar – Confesó – Mis heridas
no eran nada, la verdad no las recuerdo…
-Oh,
Em… - Suspiré imaginando su dolor.
-Me
llevaron al ala psiquiátrica del hospital de Port Ángeles mientras a ti te
trataban de estabilizar para trasladarte a Seattle… Creyeron que yo me había
desquiciado, porque seguía destrozando cosas para tratar de llegar a ti, así es
que después de que herí a varias personas, optaron por doparme y me mantuvieron
drogado por meses, en aislamiento y con vigilia suicida… Me acuerdo de
fragmentos de esa etapa, pero más que nada del fin, cuando decidí no tomar más
drogas y comencé a recordarte.
-Me
habías olvidado? – Pregunté.
-Me
había olvidado hasta de mí mismo – Respondió bajando los ojos – Pero entonces
Charlie me fue a rescatar para que ayudara a despertarte. Al verte todo se me
vino encima, estaba muy abrumado, pero lo peor… Es que no fue como en las
películas… No despertaste.
-Ya
desperté – Susurré estirando una mano hacia él.
-Lo
sé – Dijo besando mi palma.
-Qué
pasó con tu mamá? – Pregunté recordando que había un gran problema entre ella y
el Concejo.
-Resulta
que ella tenía sus razones para estar tan amargada – Dijo desordenando su
cabello – Al final resultó que Quil no es mi hermano, su papá estaba enamorado
de mi mamá pero nunca pasó nada. Por eso la odiaba el viejo Quil, él quería que
se casara con quien hoy es la mamá de Quil, y mi mamá ponía esos planes en
peligro.
-Entonces
Quil no es tu hermano? – Pregunté decepcionada.
-No
– Negó él.
-Sabes
quién es? – Pregunté sintiendo cómo se apretaba mi estómago.
-Jacob
– Dijo casi inaudible.
-Oh
por dios! – Exclamé cubriendo mi boca.
-La
razón… - Comenzó y se quebró su voz – La razón por la que siempre me trataron
tan mal – Tragó saliva – Es que yo soy un par de meses mayor que Jake, por lo
tanto
-El
verdadero Alpha – Dije yo completando el puzle en mi mente.
-Le
hicieron la vida imposible a mi mamá hasta que ella terminó en lo que es hoy, y
resintiéndome por ello – Dijo con una mueca – E irónicamente el único lugar
donde yo era bien recibido era justamente donde los Black… Y yo estaba tan
agradecido de que ellos me dirigieran la palabra y no fueran crueles que me
convertí en un incondicional de Jacob… En realidad creo que Billy quería
tenerme bien vigilado, para mantenerme en el suelo, porque en el momento en el
que me diera cuenta de mi poder, sería yo y no Jacob el Alpha y el Jefe de la
Tribu, mi propia línea sanguínea sería reconocida como sagrada, en fin… Todo lo
que nunca me interesó.
Quedamos
un rato en silencio.
-Esto
significa que eres el Alpha? – Pregunté.
-Solo
por un par de agotadores días – Dijo restregando los talones de sus palmas en
sus ojos – En cuanto se calmaron un poco las cosas le traspasé La Manada de
vuelta a Sam. Él es Alpha y Jefe ahora, y a mi me basta con emanciparme.
-Y
Billy…? Y el viejo Quil? Y los demás – Pregunté sin mucho interés. No quería
venganza, quería paz.
-Ellos
enfrentarán sus crímenes contra las estrictas leyes ancestrales, jugar con las
líneas de sangre y usurpar la jefatura de La Tribu no se toma livianamente,
pero habrá un tribunal para eso, encabezado por Sam. Yo sólo aconsejaré y usaré
mi poder de veto, pero por lo demás no quiero nada que ver con eso.
-Eso
quiere decir… Em, eso quiere decir que eres libre de tus obligaciones? Ya no
tenemos que huir?
-No
princesa, ya nunca más vamos a huir – Besó mi frente, mis mejillas y mis
labios.
oooOooo
El
transplante…
-No
puedo creer que no me dijera! – Exclamé furiosa.
-No
quería que te pusieras justamente así, estas convaleciente! – Argumentó él.
-Arruiné
su vida! – Comenzaron a rodar lágrimas por mis mejillas.
-Su
vida se habría arruinado si hubieras muerto cuando estaba en sus manos
salvarte, en cambio no te imaginas lo feliz que estaba de que hubiera una forma
en la que te pudiera ayudar a vivir – Dijo secando mis lágrimas con la yema de
sus dedos.
-Pero
su carrera… - Insistí.
-No
es más importante que tú – Dijo él sin dudar.
-Lo
siento… Lo siento… - Murmuré una y otra vez cerrando los ojos.
-Ahora
va a poder hacer lo que le gusta – Me dijo Embry – Va a poder pescar todos los
días, cuando quiera…
-Su
cerveza artesanal… - Lloriqueé - Nunca más su cerveza…
-Tú
vales más que cualquier cerveza – Dijo él pacientemente – Si hubieras muerto
ninguna cerveza lo habría reanimado.
-Pero
verse obligado a jubilarse…
-Él
dice que económicamente es lo que le conviene, por el seguro catastrófico de la
policía. Además se va a retirar con honores y habiendo llegado a su tope
profesional en el pueblo... Y no es que sea un inválido, simplemente va a
buscar algo que se acomode más a su situación actual.
Algo
más... Nunca imaginé a Charlie haciendo nada más que dedicarse en cuerpo y alma
a la policía.
-No
debió hacerlo… - Musité, ya más tranquila.
-Era
la única posibilidad en el momento, él era el único donante compatible. Si te
hubieran puesto en la lista nacional habríamos pasado años esperando un órgano…
Tú sabes que yo dejaría que me sacaran lo que fuera que tu necesitaras, e
incluso quizás no habría tenido efectos permanentes como los va a tener
Charlie, pero tú y yo tenemos distintos grupos sanguíneos, así es que te
habrías muerto en días al rechazar el trasplante… - Dijo como disculpándose.
-No
hables como si esto fuera culpa tuya – Dije estirando mi mano cara acariciar su
mejilla – Yo sé que si hubieras podido salvarme lo habrías hecho, es sólo que
me parece tan injusto… Se destruyeron tantas vidas…
Nos
reacomodamos para que yo quedara acurrucada en su regazo y él me cubrió con el
chal. Estábamos por fin en la cabaña, sentados en el sillón, frente al fuego.
-Nuestras
vidas no se han destruido – Dijo él besando mi coronilla – Aún te amo más que a
nada, y tu aún me amas a mí. Tenemos la posibilidad de construir una nueva vida
juntos, tal como habíamos planeado…
-Pensé
que… Que con lo del trasplante no podría… No sé, no podría hacer nada… - Dije
frunciendo el ceño.
-No
puedes ser atleta olímpica ni campeona en concursos de comer hot dogs, pero eso
ya estaba descartado desde antes – Me dijo hablando contra mi cabello, con una
sonrisa en la voz – Vamos a tener que cuidar mucho de ti y de Charlie, pero eso
no significa que la vida se detuvo... Al final creo que hasta salimos ganando –
Dijo ausentemente – No te alteres! – Agregó de inmediato – Me refiero a que por
fin somos libres princesa, podemos ir donde quieras, hacer lo que quieras,
vivir!, sin escondernos…
-Lo
que quiera? – Pregunté mirándolo a los ojos. Él asintió – Donde quiera? –
Agregué en un tono que pretendía ser seductor. Él asintió con esa intensidad
que me desarma por completo, y se lanzó a mi boca reclamándola desesperado,
como alguien que pasó meses perdido en el desierto y que por fin se encuentra
con un manantial.
oooOooo
La
carta…
El
beso escaló hasta que me encontré a horcajadas sobre sus muslos, rozando mi
centro con su erección. No estaba segura de poder tener relaciones, no sabía
qué diría el doctor, pero si no hacíamos algo pronto me
esfumaría por combustión espontánea.
Embry
tomó mi trasero con ambas manos y lo empujó restregándolo contra su sexo.
Los
dos gruñimos ante el placer que una caricia tan simple nos causaba.
Y
en ese preciso momento entró Charlie a la cabaña, sin tocar la puerta.
-Bella,
la señora Hovart me entregó un par de cartas que se le traspapelaron con las
suyas cuando comenzó a recibir nuestra correspondencia. Esta carta es para ti.
Por la fecha parece que llegó hace un par de meses, y parece oficiaaaaaaah! –
Exclamó lanzando los sobres al aire para taparse los ojos con las manos, como
si le quemaran.
-Si
no te gusta lo que ves aprende a tocar la puerta! – Le dije tratando de
aferrarme al enojo, o me consumiría la vergüenza.
Embry
me soltó como si mis glúteos se hubieran transformado en un par de brazas al
rojo y tomándome por las caderas me depositó en el sillón, sentada en la otra
esquina, lo más lejos de él sin lanzarme al suelo. Cobarde.
-Mierda
Isabella! – Dijo Charlie aún con los ojos cubiertos – Estás decente?
-Nunca
estuve indecente, no me removí ni un calcetín – Dije estirando mi pie para que
viera mis calcetas de lana en su lugar.
-Lo
siento, Charlie – Musitó Embry.
-Y
tú no te disculpes a menos que estés de verdad arrepentido y estés dispuesto a
no volver a repetirlo! – Le dije lanzando rayos por los ojos.
Embry
estaba dividido entre su amor y lujuria hacia mí y su respeto a la figura de
Charlie.
Se
quedó callado unos segundos.
-Lo
siento Charlie - Repitió. Yo rodé los ojos exasperada – Pero creo que lo voy a
seguir haciendo… – Dijo avergonzado, bajando la mirada y estirándose para
sentarme en su regazo como si yo fuera un títere.
No
pude evitar la carcajada que se me escapó.
-Instalaré
un sistema de campanas que les avise cuando salí de la puerta de la cocina para
que alcancen a componerse.
-Gracias,
que considerado – Sonreí y él frunció el ceño, nada contento.
Embry
me besó en la coronilla, me sentó en el sillón, se acercó a recoger las cartas
que estaban desparramadas por el suelo y me las entregó.
Yo
las revisé sin prestar mucha atención, casi todas las cartas eran de empresas
que me pedían o me ofrecían dinero, hasta que de pronto, un sobre diferente.
Una
flor de lis de color borgoña.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
– Grité, salté y me doblé de dolor y nauseas.
Una
vez que Charlie y Embry tomaron aire para respirar y poder continuar retándome
por bruta e irresponsable, me metí en la conversación agitando mi sobre.
-No
quieren saber qué es esto que me hace saltar? - Pregunté
-Qué
es eso? – Preguntó Charlie – Te ganaste la lotería?
-Mejor
– Dije sonriendo de oreja a oreja, y les mostré el logo del sobre.
-"Universidad
de Louisiana" – Leyeron con expresiones vacías.
Rasgué
el sobre y comencé a leer, sintiendo que el corazón se me escaparía por la
boca.
-Hace
meses – Dije por fin - Cuando recién comenzamos a clasificar tus dibujos, saqué
algunas buenas fotos a los montones de imágenes plasmadas en distintas
técnicas, me conseguí la transcripción de tus papeles del colegio, y redacté
una carta dirigida al decano de las facultades de arte de las 5 mejores
escuelas del país, explicando que todo este talento no estaba pulido y cómo
sería ideal el complementarlo con una educación formal. Hablé de tu condición
de quileute hijo de madre soltera y de cómo siempre te esforzaste por crear
arte con lo que tenías más a mano… No era una carta muy formal, pero es que yo
no estaba pidiendo nada específico, esa no era una postulación oficial ni un
ensayo, sino el apelar a la sensibilidad artística de las personas de admisión…
-Y…?
– Preguntó Embry con un hilo de voz.
-Si
puedes respaldar lo que dice mi carta, llevar algunos certificados y pasar una
entrevista personal que te pueden realizar por Skype… Te ofrecen una beca de
estudios completa para incorporarte al programa de Studio Arts, en el
"Bachelor of Fine Arts" especializado en Pintura y Dibujo...! – Grité
agitando la carta, pero ya sin saltar. Charlie le dio a Embry una palmada en la
espalda y Embry se quedó paralizado.
-Em,
estás bien? – Pregunté.
-Mandaste
todo eso sin decirme nada…? – Preguntó.
-Era
muy difícil que resultara algo de ese esfuerzo, pero si no lo hacía en ese
momento habríamos perdido la admisión del próximo semestre… – Dije menos
entusiasmada.
-Lo
mandaste a las 5 mejores… - Dijo Em.
-No
vas a entrar a nada menos que una de las mejores escuelas, de todos modos en
técnica no es mucho lo que te pueden enseñar – Dije cruzando los brazos.
-Y
la Universidad de Louisiana es…? – Preguntó.
-La
número cuatro – Dije – Pero ahora que te van a tener de alumno seguro que suben
un par de puestos – Dije orgullosa – No estás enojado, verdad?
-Voy
a ir a la universidad? – Preguntó incrédulo.
-Si
tú quieres… – Le dije sintiendo cómo se rebalsaban las lágrimas de mis ojos de
pura felicidad.
-Tú
irías conmigo? – Preguntó.
-De
verdad necesitas preguntarme eso? – Pregunté con la ceja levantada.
-Tú
querías estudiar algo relacionado con cocina… - Recordó.
-Bueno,
la universidad queda en Baton Rouge, eso está a unos 130km de New Orleans, y yo
siempre quise aprender a cocinar comida cajun… Mmmmh... Dependiendo de dónde
estudie podemos elegir dónde nos conviene vivir, y si hace falta podría viajar…
-En
ese caso el que viajaría soy yo – Dijo él de inmediato – La beca es sólo
académica, verdad?
Asentí.
-Y
sólo te la renuevan si te mantienes dentro del 10 por ciento más alto de tu
clase – Agregué –Y entonces qué, nos vamos a vivir a New Orleans? – Pregunté
más que emocionada.
Embry
asintió y yo lo abracé, pero al abrir los ojos vi a Charlie, con una sonrisa en
los labios pero la mirada más triste del mundo.
-Charlie…
Papá… Lo siento – Le dije acercándome a él. Él trató de mantenerse estoico.
-No
hay por qué sentirlo, sólo te pido que te cuides… – Me dijo carraspeando al
final.
-Sí,
si lo hay – Insistí – Yo sé que tú odias empacar…
Charlie
me miró sin entender.
-Lo
siento por todo el trabajo extra, pero podemos contratar a una empresa de
transportes o traer a La Manada para que ayuden con la mudanza… - Dije.
-No
tienes tantas cosas, Bella – Dijo – Y la mayor parte de lo que tienes está aquí
– Dijo apuntando a la cabaña.
-Yo
no, pero tú sí, tienes cajas y más cajas guardadas en el ático, y los closets
llenos de cosas que no ocupas… No nos vamos a llevar esas porquerías! –
Exclamé.
-De
qué estás hablando, Isabella? – Preguntó al fin.
-De
ordenar tus cosas! No creerías que te íbamos a dejar aquí, verdad? – Pregunté.
Él
se sonrojó. Sí lo había pensado.
-Charlie,
los tres somos un equipo, y con lo del trasplante nos conviene estar juntos
para cuidarnos mutuamente mientras Embry se dedica a ser un genio… Esta es
nuestra oportunidad de empezar de cero, tómala con nosotros, en este pueblo no
nos quedan más que malos recuerdos…
-No
lo sé… - Musitó.
-Recuerdo
que alguna vez dijiste que te habría gustado tener un bar – Insinué.
-Ya
no puedo beber, ya no es entretenido – Dijo sacudiendo el bigote.
-Yo
creo que es mejor, o te volverías un borracho bebiéndote tu propia cerveza –
Dije.
-Mmmmmh…
-Piénsalo,
tómate tu tiempo para decir lo que harás cuando vivamos en New Orleans, a mí no
me importaría ayudarte en lo que sea, y si quieres… No sé, vender carnada viva
en el muelle, ahí voy a estar. Lo importante es que al final del día cenaremos
todos juntos – Dije.
-Por
favor – Dijo Embry muy bajito – Bella no iría sin ti y yo no iría sin ella…
-Mmmmmmmh…
oooOooo
Mudanza…
Nuestra
partida fue un duro golpe para La Manada. Si bien es algo que se veía venir, el
sentimiento de comunidad y pertenencia que existía entre los lobos era
excepcional, y eso sumado a mi propia amistad con cada uno de ellos lo hizo
extra complicado…
Creo
que usé más tiempo en llorar que en embalar las millones de porquerías que
Charlie había acumulado por décadas, y cada vez que me sentía más tranquila
aparecía alguien más a abrazarme y decirme lo mucho que nos extrañarían a los
tres.
O
bueno, fue así con casi todos menos con uno, que se dedicó a embalar en un
agresivo mutismo que no tenía que ver con los significativos silencios de Embry
o la sencilla placidez de Emily… Este era un silencio de mandíbulas apretadas,
que me decía claramente que si se permitía abrir la boca, comenzarían a volar
maldiciones que se escucharían hasta Port Ángeles.
Lo
ignoré por un rato, pero muy pronto me di cuenta de que bajo esa coraza de
hostilidad él, como todos, estaba sufriendo.
Quizás
incluso más.
Me
fui a su esquina y cuando se negó a reconocer mi presencia tironeé de su manga.
Me miró frunciendo el ceño y le hice un gesto con la cabeza, apuntando al
bosque. Ese mismo donde me abandonó Edward tantos años atrás.
Nadie
se dio cuenta de nuestra partida salvo Embry, que tenía un radar incorporado
para ubicarme en todo momento y en todo lugar.
Le
hice el mismo gesto con la cabeza apuntando al bosque y él asintió una vez y
siguió con lo suyo.
En
cuanto salí de la casa entrecrucé mi brazo con el suyo, como tantas veces había
hecho mientras hablábamos de la vida paseando por la Primera Playa… Pero él no
dijo nada y yo tampoco.
Quizás
porque aun estábamos en el rango de audición de los lobos que plagaban la casa
de Charlie.
Caminamos
un largo rato, hasta que me vi transpirando por el esfuerzo, y finalmente él se
detuvo.
-Bueno,
qué? – Ladró. Sutil, como siempre.
-Qué
mierda te pasa? Atropellaron a tu gato? – Pregunté cabreada.
-Para
esto me trajiste hasta aquí? – Preguntó – Para burlarte?
-No…
Sí… Mierda! – Dije frustrada y lo empujé.
-Elocuente
– Dijo con esa media sonrisa que me provocaba borrársela con un golpe en la
nariz con una llave inglesa.
-Paul…
Mira… Tú sabes… - Dije sin saber qué decir, mientras retorcía los dedos de
nerviosismo.
-No
digas nada pollito… – Me dijo retomando su antiguo apodo para mí. Y ojo que
aunque sonaba tierno no lo era para nada, era simplemente que él decía que yo
era muy flacucha y pequeña para ser un elegante cisne, y que apenas alcanzaba
para pollito.
Asno!
-Pero…
- Dije sin saber qué decir, pero sintiendo que debía decir algo.
-Ya
sé lo que me vas a decir y no quiero escucharlo! – Exclamó - Nos estás
abandonando! Dijiste que siempre estarías aquí para nosotros, para mí, pero
ahora simplemente te vas, y a la mierda todos los que te queremos. El amor de Embry
realmente te hace ciega a lo mucho que te necesita La Manada? A lo que te
necesito yo? – Dijo un poco ahogado al final. Paul nunca se exponía de esta
forma, lo que me dio pistas de cuan alterado se encontraba.
-Paul,
La Manada es mi familia, siempre los voy a querer, y voy a venir a visitarlos,
y mi casa en New Orleans siempre tendrá una habitación libre para quienes
quieran visitarme! – Dije de inmediato tratando de encontrar su mirada sin
éxito.
Paul
se mantuvo en silencio, respirando agitadamente. Si no se controlaba pronto
explotaría, ya nos había pasado otras veces, sobre todo al comienzo de nuestra
amistad.
-Y
tú sabes lo mucho que te quiero, desde que terminé con Jake has sido mi mejor
amigo, y hemos pasado por muchas cosas juntos. Eso no lo olvidaré jamás – Dije
pensando en esas noches en las que me llamaban de algún bar de Port Ángeles
donde Paul estaba muerto de borracho y definitivamente no en condiciones de
manejar por sí solo.
La
verdad, no era raro que me llamara alguien de madrugada al menos una vez al
mes, después de todo yo era el contacto en caso de emergencia de casi toda La
Manada por tener horarios relativamente flexibles, buena voluntad, un vehículo
y conocer el secreto.
Pero
en el período malo las llamadas fueron mucho más frecuentes, porque Paul se
puso autodestructivo, y era como si quisiera suicidarse indirectamente a fuerza
de beber, drogarse o tener sexo sin protección.
Más
de una vez debí dormir en el sillón de mi cabaña porque él dormía la borrachera
en mis lindas sábanas bordadas de 240 hilos, con el papelero del baño al
costado, de modo que no me las ensuciara.
A
veces lo acompañé en el baño mientras vomitaba, y otras lo regañé por idiota, y
afortunadamente con el tiempo las circunstancias en su vida se fueron
estabilizando de a poco, lo que hizo que la autodestrucción disminuyera hasta
llegar a un nivel razonable (para él), pero como si hubiéramos firmado un pacto
de silencio, nunca le dijimos a nadie sobre esas noches de debilidad, y tampoco
lo discutimos entre nosotros, pero de alguna forma creamos una complicidad que
lo transformó en mi incondicional.
Yo
por mi parte conocía a un Paul distinto al brabucón engreído y malas pulgas que
veían todos. Yo veía a alguien que había sufrido mucho y se protegía con una
dura coraza de indiferencia, para no volver a sufrir otra vez.
-Paul…
Shhhhh – Dije tomando su mano y descendiendo hasta el suelo, formado por una
capa de hojas. Él se dejó caer junto a mí y yo no solté su mano – Respiremos
juntos… Uno, dos respira… Uno, dos bota lo malo… Uno, dos te llenas de puras
cosas lindas… Uno, dos, sacas las cosas feas… Uno, dos, arcoíris y unicornios…
Uno dos, ogros y brujas…
No
era el método más científico u ortodoxo, pero en él funcionaba hasta llegar
casi al punto de trance.
Pobre
Paul, pensé. Su mejor amiga y confidente (yo) casi se muere frente a él, luego
queda en coma, y cuando por fin despierta, lo abandona.
Realmente
no me había puesto a pensar en cómo mi enfermedad había afectado a nadie más
que a Charlie y Embry… Qué mente tan pequeña, qué tonta.
La
vida de Paul había sido dura de maneras distintas a la vida de Embry, y ambos
crecieron para convertirse prácticamente en caracteres opuestos, pero no por
eso su dolor era menos real.
Mientras
Embry se contenía, aguantaba estoico y callaba, Paul gritaba, insultaba y
explotaba en una bola de furia por las más ridículas razones.
Sonreí
tristemente para mí mientras respirábamos juntos, pensando en que al principio
Paul me odió por mi asociación con los Cullen, pero poco a poco no le quedó
otra alternativa que conocerme, especialmente cuando Jacob comenzó a compartir
en su mente detalles íntimos de nuestra relación, y debió aceptar a
regañadientes que al menos mis intenciones eran puras. Yo no traicionaría a La
Manada.
El
giro de nuestra relación que nos hizo pasar de meros conocidos a una incipiente
amistad, fue un día en que el tiempo se me fue volando y se me hizo tarde sin
darme cuenta. Era un poco después del anochecer y me encontraba sentada en la
orilla del acantilado desde donde los chicos hacían los clavados. El cielo se
había oscurecido de pronto, pero no me importó demasiado, porque las luces de
mi camioneta me iluminaban, y el parlante de mi iPod sonaba a todo volumen con
mis canciones favoritas y me hacía compañía.
Y
yo? Yo estaba abrazando mis rodillas con un brazo y fumando un enorme porro con
la mano libre.
Por
mi música no lo oí.
Por
la oscuridad reinante no lo vi.
Al
menos no hasta que estuvo encima de mí…
-Qué
mierda estás haciendo pollito? Viniste a suicidarte? Crees que esa es la manera
de vengarte de esos chupasangres hijos de puta? Crees que a ellos les va a
importar un huevo si vives o mueres? – Gritó todo de una vez, obligándome a
pararme, y me sacudió, haciendo peligrar mi porro y mi cuello.
-Se
me hizo tarde, no pasa nada – Le dije frunciendo el ceño. Qué bicho le picó?
-Sola
en un acantilado, fumando un porro del porte de un puro, y a merced de la
bestia sobrenatural que quiera pasar por aquí – Me regañó – Con tu suerte lo
menos que te podría pasar es que te hubieras desbarrancado!
-No
me iba a pasar nada… – Dije haciendo un puchero totalmente fuera de personaje.
Como que quería llorar… Me daba tanta pena que me regañaran…
-Vamos
– Me dijo suspirando, un poco más tranquilo, dirigiéndose a la camioneta
conmigo a cuestas, y me sentó en el asiento del copiloto.
-Vamos
a la casa de Charlie? – Pregunté – Creo que hoy había invitado a unos amigos a
ver un partido en su tele nueva… Por eso yo estaba aquí…
-Pollo,
apaga el puto porro! – Me dijo haciendo partir la camioneta. Obedecí en
silencio y empecé a jugar con mi iPod.
"…Necesito un héroe,
estoy esperando para pedir un héroe hasta el final de la noche.
Tiene que ser fuerte, y tiene que ser rápido,
y tiene que estar recién salido de la lucha.
estoy esperando para pedir un héroe hasta el final de la noche.
Tiene que ser fuerte, y tiene que ser rápido,
y tiene que estar recién salido de la lucha.
Necesito un héroe,
estoy esperando para pedir un héroe hasta la luz de la mañana
Tiene que estar seguro, y tiene que ser pronto,
y tiene que ser más grande que la vida…"
estoy esperando para pedir un héroe hasta la luz de la mañana
Tiene que estar seguro, y tiene que ser pronto,
y tiene que ser más grande que la vida…"
*I Need a Hero
/ Bonnie Tyler
Canté
como si nada, tratando de molestarlo aún más, pero él en vez de enojarse se rio
de mí, desordenó mi cabello y me dijo
-Pollito,
estás frita, apestas a marihuana y algún condimento... Orégano quemado, y
tienes ese olor impregnado en el pelo, la ropa… Quién te vendió esa mierda? –
Peguntó.
-Quién
más? El viejo Quill, que se lo vendió a Billy porque es "medicinal",
Jake le robó la mitad a Billy, yo se lo robé todo a Jake – Respondí encogiendo
los hombros.
-Si
vas a robar, entonces roba algo que valga la pena! - Me dijo.
-No
me vas a decir que no debería robar? - Pregunté.
-Oh
no, me divierte ver que la hija del Jefe de Policía roba drogas defectuosas a
un ladrón de poca monta que a su vez le robó a un inválido, así es que continúa
tu carrera delictual, por favor- Se rió - Quizás la próxima semana comienzas a
golpear bebés.
Esa
noche dormí en casa de los Clearwater. Leah llamó a Charlie pretendiendo haber
organizado una pijamada (no se me puede ocurrir algo más absurdo que Leah
participando en ese tipo de actividades) y al día siguiente regresé a casa
después de que Charlie se había ido.
-Estás
más tranquilo? - Le pregunté cuando sentí que dejó de temblar.
-No
– Escupió – Traidora!
-Paul,
esta es mi oportunidad de ser feliz, la única que me queda… Estuve medio muerta
por meses, no crees que me debo a mí misma el tratar de buscar mi lugar en el
mundo? – Le dije suavemente.
-Tu
lugar está aquí! Quédense aquí! Qué hay en esos asquerosos pantanos que no haya
aquí? – Preguntó.
-Una
vida nueva, una hoja en blanco, sin los títulos y etiquetas, sin el dolor y el
miedo constante… Y possums - Agregué.
-O
sea, prefieres estar sin tus amigos y la gente que te quiere, y en un lugar
plagado de ratas gigantes – Agregó haciendo un gesto de desprecio.
-No
pierdo a mis amigos, y ustedes no me pierden a mí, tú sabes eso… - Dije -
Debajo de ese enojo y esa rabia tú sabes que siempre estaré a una llamada de
distancia.
-Estás
tan confiada en tu futuro… - Suspiró - Cómo sabes que Embry no va a imprimar en
algún momento? O sea, sí, yo sé cuánto te ama, pero esas cosas son imposibles
de controlar.
-Oh,
sí, esa es una de las perlas de sabiduría que aprendimos recientemente, al
revelarse que Embry es el auténtico Alpha… Los Alpha, o sea el lobo dominante
de la línea de los Black no imprima jamás. Hay registros antiquísimos que lo
confirman. Es por eso que Jacob no tenía miedo de planear su vida conmigo, él
sabía que no me iba a dejar botada por obra de un lazo místico – Le dije.
-Quién
te dijo eso? – Preguntó Paul.
-En
el Concejo se discutió el tema arduamente cuando yo estuve de novia con Jake, y
el papá de Quil y Sue estuvieron dispuestos a compartir la información que
recabaron en ese tiempo – Dije.
-Embry
va a tener una vida completamente suya… - Murmuró Paul con añoranza – Pero
bueno, por qué es que el Alpha no imprima?
-Porque
el Alpha debe tener la mente despejada y velar por toda su manada, no puede
estar enfocado exclusivamente en su pareja como lo están los lobos imprimados…
– Respondí – El Alpha debe tener una visión más global de las situaciones,
supongo.
-Y
cómo te sientes con eso? – Preguntó tomando hojas secas del suelo y picándolas
en pedacitos, meticulosamente.
-Aliviada
– Dije de inmediato – Embry siempre insistió en que nunca imprimaría porque
sabe que me ama desde los tres años. Pero aún si imprimara de mí… No sé, no me
habría gustado. No cuando tantas opciones le fueron arrebatadas. No cuando su
única certeza ha sido desde siempre su amor por mí. Yo quiero que él me elija,
entiendes? Que cada día sea su decisión consciente el pasarlo a mi lado… Te
hace sentido? – Pregunté.
-Sí,
pollito – Asintió cubriendo mis piernas con hojas molidas, como si espolvoreara
orégano en una pizza - Me hace sentido porque así es exactamente como me
siento. No quiero que me arrebaten mi libertad, la poca que me queda. No puedo
estar con nadie porque estoy pensando todo el tiempo en que se va a repetir el
desastre de Leah, Sam y Emily… Y no, no tengo estómago para eso…
-Y
salir nada más? No es necesario enamorarte, pero algunas citas con la misma
chica… - Sugerí sabiendo la respuesta.
-Es
lo mismo, o peor. Todo el tiempo controlando cuánto puedo decir, cuánto puedo
revelar de mí, hasta dónde me permitiré llegar sin involucrarnos demasiado y
romper su corazón o el mío… Es por eso que tú eres ideal como pareja de un
lobo, al menos sabes toda la verdad y te llevas bien con La Manada – Suspiró
dramático – Lástima que seas un pollito raquítico… - Dijo poniéndose de pie y
levantándome con él – A mí me gustan las mujeres que tengan de adónde
agarrarse, un buen par de t…!
-Como
si me fuera a meter contigo! – Dije interrumpiéndolo, haciéndole un desprecio y
emprendiendo camino a la casa, con nuestros brazos entrelazados.
Caminamos
en silencio un rato.
-Y
qué hay de la marca… La mordida? – Dijo apuntando a mi cuello.
-Es
otra cosa que sólo hacen sólo los Alpha, y no todos los Alpha,
por eso es tan poco frecuente y hay tan poco sobre el tema en los registros –
Dije – Es una forma de desafiar a los demás a que se me acerquen… Como si yo
fuera un arbolito y él me hiciera pis encima para demarcar su territorio.
-Tú
estás bien con eso? – Preguntó levantando las cejas cómicamente.
-En
principio no, el concepto de la posesión de una persona es arcaico, pero toda
esta situación es tan rara que una cosa más francamente no me importa – Dije
encogiéndome de hombros.
Caminamos
otro trecho en silencio.
-Paul…
Seguimos siendo amigos? – Pregunté.
-Los
mejores amigos – Dijo con un tono mucho más amable, asintiendo – Odio que te
vayas, pero lo entiendo… Nos hacía falta esta conversación, no? Últimamente
siempre estás rodeada de gente...
-Es
cierto, pero ahora podremos hablar por Skype todo el tiempo y vernos a la cara,
y tú nos vas a ir a ver… Que te parece para Mardi Gras? Te encantaría, las
chicas se vuelven locas, y vi fotos de algunas que se pintan diseños de colores
en el pecho desnudo y salen a bailar a la calle así, en topless! Es una fiesta
tremenda! – Dije entusiasmada.
-Noooo!
– Dijo una voz angustiada de entre los árboles – La visita para Mardi Gras es
para mí! – Reclamó Seth apareciendo.
-Estabas
espiando? – Pregunté, no enfadada, sino más bien curiosa.
Seth
negó con la cabeza.
-Odio
que me espíen – Dijo Paul volviendo a cabrearse.
-Este
año no Seth, tal vez el próximo, si? – Le dije poniendo cara de "dime que
sí o te matan" – O mira, qué tal si esperamos un poco hasta que veamos
bien cómo va a ser nuestra casa, nos acomodemos, y podamos evaluar si nos cabe otro
lobo? Tres es bastante… – Agregué.
-Está
bien – Dijo Seth encogiendo los hombros – Quieres que te cargue el resto del
camino? En realidad vine a buscarte, porque Charlie dijo que tienes que comer
algo antes de partir y necesitas tomar tus medicinas. Ya está todo cargado en
el camión y sólo faltas tú.
-Si
de verdad estamos apurados, cárgame – Dije levantando los brazos resignada,
acostumbrada a pasar de un lobo a otro como una muñeca de trapo.
Por
sobre los hombros de Seth vi a Paul de pie, inmóvil, mirándonos desaparecer
entre el follaje.
Se
formó un enorme nudo en mi garganta, y debí obligarme a no perder el control y
llorar desolada.
Paul
por su parte, se limitó a forzar su sonrisa de chico malo, me guiñó un ojo y
explotó en una bola plateada.
oooOooo
Las
despedidas de ese día llenan mis ojos de lágrimas hasta el día de hoy. Cada
miembro de La Manada, lobos e imprimaciones, eran miembros de mi familia, y
separarme de ellos para comenzar una nueva vida era necesario, pero
tremendamente doloroso.
Los
recordatorios de lo ocurrido aquella tarde estaban en todas
partes, cada vez que salía de la casa mis ojos se enfocaban en el sitio en el
que casi me desangré. La gravilla estaba limpia, pero a mí me parecía ver
manchas oscuras entre las piedras, y me parecía poder saborear el horrible olor
metálico de la sangre… E invariablemente sentía una punzada de tristeza.
La
Push tampoco era el refugio de antaño, porque muchas cosas habían cambiado
desde la última vez que estuve ahí… Aquella noche inolvidable, la primera vez
que besé a Embry.
La
madre de Embry estaba dando alojamiento en su casa al padre de Quil, a quien su
esposa echó a la calle por todo el escándalo.
El
señor Ateara y la señora Call no vivían como pareja, eso era
recalcado en cada oportunidad por ella, pero al papá de Quil creo que le daba
lo mismo lo que pensaran de él, por fin libre de las garras de la bruja de su
esposa y el ogro de su padre.
De
cualquier modo, la compañía de su antiguo amigo había serenado a la señora
Call. Por fin tenía a alguien a su lado que la trataba con respeto, y que la
miraba con admiración. Tal vez ella nunca sería una verdadera madre, el tiempo
para aquello ya había pasado, pero al menos ya no era clasificada como la
demente o la puta del pueblo, y con eso nos conformábamos.
A
ella la ausencia de Embry no le significaría ningún problema.
El
otro que se fue de patitas a la calle fue el Viejo Quil, quien por su
involucramiento en los hechos había sido removido del Concejo, siendo
reemplazado por su vilipendiado hijo. Además con el rompimiento de su matrimonio
su nuera dejó de sentirse en la obligación de aguantarlo, y lo echó de la casa.
Vivir en casa de Tiffany Call no era una alternativa, y finalmente debió
mudarse a la casa de reposo indígena para ancianos que dirigía El Estado, que
cuidaba de un puñado de viejitos de origen tribal variado y que no tenían a
nadie que se hiciera cargo de ellos. Me contaron que las condiciones del hogar
eran bastante precarias, y ni su hijo ni su nieto tenían planes de visitarlo en
un futuro cercano, resentidos por sus manipulaciones…
Y
finalmente, Billy Black…
Hubo
todo tipo de propuestas de castigo a quien usurpó al legítimo Alpha y Jefe de
La Tribu, algunas bastante creativas, pero Embry no quería cargar con eso en su
consciencia, aunque lo que decidió tal vez resultó ser peor que una golpiza…
Billy
fue despojado de su título en el Concejo y su título como Jefe subrogante.
Embry
declaró que Jacob era el último de los Black, y que la línea sanguínea que
Billy consideraba tan valiosa ya no existiría más. De tener descendencia Embry,
una nueva línea nacería bajo el nombre Call.
Y
por último, se le expulsó de La Tribu. Legalmente claro, para los blancos,
Billy seguía siendo quileute, pero para todos los habitantes de La Push él se
había convertido en persona non grata.
Al
ser expulsado, obviamente, perdió su casa (que siempre perteneció a La Tribu,
ya que estaba construida con subsidios gubernamentales). El terreno
comprensiblemente tampoco era suyo, porque era legalmente terreno indígena de
La Tribu, por lo que él no podía venderlo o traspasarlo.
Billy
trató entonces de pedir asilo en la Tribu Macah, pero oh sorpresa! No
fue bien recibido. Se le habrá olvidado que Tiffany provenía de ese lugar?
Pensaría que los miembros de las tribus no se comunicaban entre sí? Las transgresiones
de Billy eran serias, y todos sabían que se le habrían aplicado castigos más
severos de haber estado en buena condición física, pero la verdad es que por lo
que me contaron, el pobre estaba que daba pena.
Charlie
fue llamado en un par de ocasiones para que retirara a Billy del bar del
pueblo, ya que nadie sabía a quién más llamar ni a dónde mandarlo (Después
supimos que se quedaba en motel de mala muerte ubicado a la orilla de la
carretera).
Charlie
cada vez envió al suboficial Ernie a encargarse del problema, pero el asunto es
que no había muchas alternativas para él: O una celda o un hogar de ancianos en
Port Ángeles, y es que el problema en este caso no era el dinero. Billy tenía
su pensión de jubilación anticipada y otra asignación por el seguro de
invalidez. Entre las dos podía arreglárselas.
La
cuestión es que él necesitaba cuidados, supervisión, en resumen, la ayuda que
siempre le prestó Jacob.
Cada
vez que llamaban a Charlie por causa de Billy, Charlie se ponía peor.
Después
de todo Billy era o había sido su mejor amigo.
Hasta
que un día no aguantó más, y la siguiente vez que Ernie debió ir a recogerlo,
Charlie ordenó que se le encerrara en una celda en solitario (estaba tan
borracho que había perdido el control de esfínteres y era un asco).
Dejó
pasar un día para darle tiempo de que despertara y de diera cuenta del estado
en el que se encontraba; luego le mandó una bolsa de basura para que echara
todo lo que tenía puesto, y una muda de ropa limpia pero sin prestarle ninguna
ayuda para asearse o vestirse, y cuando finalmente estuvo listo, le mandó
comida y a una asistente social del estado que evaluaría qué es lo que se haría
con él. Billy ya no tenía voz ni voto ni siquiera en lo concerniente a su
propia vida.
Y
por eso es que creo que a pesar de que Embry eligió este castigo para evitar la
violencia, dio en el clavo de lo que a Billy le dolería más que 100 latigazos:
La pérdida de su dignidad.
Pasó
de golpe de ser Jefe de La Tribu a un patético inválido interdicto.
Pobre
Billy… Odio lo que hizo a Embry, pero odio también el ver a quien llegué a
considerar como una segunda figura paterna, así de acabada.
Supongo
que Billy por fin estaba cosechando lo que sembró.
oooOooo
Cada
cálido abrazo destrozó un pedacito de mi corazón, que quedó en las manos de
cada miembro de Mi Manada.
No
estábamos huyendo de ellos, me dije, estábamos avanzando en busca de nuestros
sueños. Nuestras vidas estaban demasiado entrelazadas, y estaba escrito en
nuestros destinos que nuestros caminos se volverían a cruzar.
Enormes
lobos nos siguieron durante todo el camino hacia Olimpia, y cuando ya no
pudieron avanzar más por riesgo a la exposición, comenzaron a aullar
lastimeramente.
Los
escuchamos por largos minutos hasta que nos sumergimos en el silencio, todos
pensativos. Charlie manejando y Embry y yo enlazando fuertemente nuestras
manos.
Podemos
lograrlo,
pensé. Tengo a mi lado a los mejores hombres del mundo: Al padre
abnegado que literalmente ofreció su vida para salvar la mía, y el lobo que me
amó desde siempre, porfiado, constante, y contra toda esperanza…
Maldita
sea, cuanto tiempo perdimos…!
Porque
yo estaba ciega y Embry miraba, pero se mantenía en silencio.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Ahí lo tienen, espero su veredicto. No se queden en
"Me gusta", díganme por qué. Y si algo les molestó, este es el
momento de hablar. Sólo así podré mejorar.
Todo mi cariño
A.
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