Este capítulo va dedicado a Violet.Cas, que vive en Chicago y conoce de
primera mano varios lugares que ya he mencionado de esa ciudad.
Espero hacerle justicia con mi investigación, y de antemano, lamento
los errores que pueda cometer ;)
Ojalá que les guste y como siempre, me den su opinión.
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Capítulo 3
Love
Love is strange
Lot of people
Take it for a game
Once you get it
You never want to quit
After you've had it
You're in an awful fix
Love is strange
Lot of people
Take it for a game
Once you get it
You never want to quit
After you've had it
You're in an awful fix
Love is Strange / Mickey
& Sylvia
Bella POV
-Jameeees, tengo hambre…
- Me quejé tirando de su manga, sólo para ser más fastidiosa. Y es que
no me podía aguantar… De dónde venía esta inagotable paciencia? Por qué no me
quería comer si en el futuro arriesgó y perdió su vida para consumirme?
-No acabas de comer recién esa comida en lata? Cuántas veces
al día tienes que alimentarte? – Preguntó retrocediendo para que no lo tocara
más, hastiado de mis pequeñas pero constantes demandas.
-Al menos 3 pero prefiero 4 – Respondí – Sabes dónde está el
supermercado?
-El qué? – Preguntó.
-La tienda de abarrotes más cercana – Expliqué. Al parecer
la economía de escala aún no era tan masiva, o quizás era que a él no le
interesaba saber dónde compraban su comida los humanos.
-Oh… Mmmmh… A cinco cuadras y media hay uno – Respondió.
-Venden verduras frescas? – Pregunté.
-Sí – Asintió.
-Carne?
Él asintió con cara de asco.
-Mmmmmh… Entonces tu vienes conmigo, lo sabes, verdad? –
Pregunté.
-Yo? Yo por qué? Ese lugar apesta! Y qué tengo que ver con
una tienda de comida humana si probablemente no me vas a dejar comerme a nadie?
- Preguntó pasándose las manos por los costados de su cabeza, desordenando su
corto cabello rubio peinado a lo “Danny Zuco” de la película “Grease”.
-Bueno, no tenemos un auto y no creo que un taxi me quiera
llevar por menos de 6 cuadras, así es que necesito que alguien cargue mis
bolsas… Oh! Y a propósito de bolsas, ya inventaron las bolsas plásticas o tengo
que llevar las mías de tela? Los Cullen no deben tener, a lo mejor si llevo una
maleta… - Comencé a divagar pensando en cómo cargar la mayor cantidad de comida
en un solo viaje.
-Nunca he visto una bolsa de plástico – Dijo James mirándome
como si estuviera loca – Por lo que sé el plástico es un material duro, tieso,
se usa para hacer cajas, no bolsas.
-Ah, ahí lo tienes, probablemente todavía no se inventan, y
tampoco podemos ir a ver en Wikipedia cuándo se inventaron, porque la internet
tampoco se ha inventado y aunque hubiera internet no tendríamos cómo
conectarnos! - Me agarré el pelo dando vueltas por la sala. Era frustrante no
contar con comodidades modernas que siempre había dado por sentadas. Al menos ya
habían inventado el papel higiénico!
-Wikipedia? Internet? – Repitió James girando su cabeza y su
cuerpo en su puesto en el sillón para no perderme de vista.
-Aaaaaaaaaaagh, eres un vampiro que no sabe absolutamente nadaaaaaaaaaaaaaaa!
– Grité dramática, y me lancé en el sillón apoyando mi espalda en el respaldo
del extremo opuesto al que se sentaba él y sin más le planté mis pies desnudos en
su regazo.
James me miró otra vez como si estuviera chiflada, lo que se
estaba haciendo una costumbre, y tal vez lo estaba, pero es que para mí la
situación era tan surrealista que no podía menos que tentar a mi suerte
pinchando al vampiro, para ver cuánto aguantaba antes de lanzarse a mi yugular.
-Qué estás haciendo? – Preguntó echándose para atrás espantado,
sin tocar mis pies.
-Oye! – Reclamé pateándolo simbólicamente, (ya que si lo
hubiera hecho de verdad me habría roto un par de dedos), ofendida por su cara
de susto – Están limpios! – Y lo estaban, sólo había caminado descalza dentro
de la casa por un rato, desde que decidí que no quería ablandar de una sola vez
mis zapatos nuevos.
Y además el suelo estaba impecable!
-Y a mí qué? – Preguntó arriscando la nariz – Sácamelos de
encima! – Dijo gesticulando.
-No – Dije simplemente. Si él no me quería tocar no me podía
empujar - Mmmmmmh, te propongo algo – Ofrecí sacudiendo mis dedos.
-Qué? – Preguntó sin quitarles la vista de encima. Por un
momento pensé que me arrancaría uno de un mordisco.
-Que te cuento lo que es Wikipedia a cambio de un masaje en
los pies. Hoy caminé más que Kung Fu… - Negocié suspirando.
-Quién es Kung Fu? – Preguntó entrecerrando los ojos, interesado
a pesar de sí mismo… Igual que en el futuro, la perdición de James sería su
curiosidad, y la prueba de ello es que ausentemente estaba tomando uno de mis
pies entre sus heladas manos. Oh! Qué alivio!
-Ay Señor, dame paciencia! – Clamé teatralmente, alzando las
manos – Ok… Kung Fu era una serie de televisión que aún no existe, la daban en
los años 70, y se trataba de un Monje Shaolín experto en artes marciales que
escapa de China y vaga por el Viejo Oeste. El dicho “caminé más que Kung Fu” nace
de que el pobre Kung Fu se pasó toda la serie caminando de pueblo en pueblo,
así es que en mi caso quiere decir que caminé un montón, y ooooooh! Tú tienes
las manos heladas más perfectas para hacer masajes – Cerré los ojos, casi
ronroneando de alivio.
-No me dijiste qué es Wikipedia – Dijo después de unos
segundos en los que pareció ponderar la información que le entregué.
-Sigue masajeando y yo sigo hablando – Dije sacudiendo otra
vez los dedos del pie que no estaba tocando.
-Nunca había tocado a un humano sin la intención de
comérmelo – Murmuró frunciendo el ceño.
-Ah, no te preocupes, ya te llegarán las ganas – Lo
tranquilicé – Vas a tratar de matarme y yo te lo voy a permitir sin resistirme.
Es nuestro destino, sólo te pido que esta vez no me hagas sufrir más de lo
necesario, la vez anterior arruinaste mi verano con la rehabilitación que
necesité para volver a aprender a caminar.
-Eso es lo que no entiendo – Dijo mirándome fijamente, y el
carmesí de sus ojos brilló contra su pálida piel. El bastardo era guapo,
no se le podía negar… Mi Edward era hermoso, pero James era guapo, varonil,
y obviamente más adulto… Qué habrá hecho Victoria para atraparlo? La teoría de
la vagina vibradora se me vino a la mente…
Una vez en un capítulo de la serie Archer vi una espía rusa que resulta ser un ciborg, que tenía una
vagina robot que tenía todo tipo de funciones de succión y vibración, y la
usaba para seducir a los espías norteamericanos… Que risa Archer… Lástima que en 1950 no hubiera programación de animación
para adultos en la tele, extrañaría mucho mis repeticiones de Family Guy, South Park, Daria y Futurama.
-Qué? – Pregunté cayendo en cuenta de que me estaba
observando quizás por cuánto rato.
-Entiendo que volviste en el tiempo sin saber cómo ni con
qué objeto – Dijo suavemente – Pero no entiendo por qué asumiste tan fácilmente
que viniste a que yo te matara, no entiendo por qué estás resignada a que lo
voy a hacer y no entiendo por qué no luchas contra ese destino… Por qué no te
comportas como un ser humano normal con una pizca de sentido de supervivencia?
-Porque nada de esto es normal! – Exclamé – Además tú
tampoco te estás comportando como un vampiro, mucho menos como el que conocí en
el futuro…
Él frunció el ceño.
-Yo no sabía que viajaría en el tiempo y en el espacio –
Dije más suavemente, enrollando un mechón de mi cabello entre mis dedos,
estudiando las puntas – Pero sé que algo se torció en el futuro y a causa de
eso mucha gente va a sufrir por mi culpa…
-Qué se torció? – Preguntó en un tono más gentil, cambiando
para masajear el otro pie.
-Te conocí – Respondí simplemente y volví a cerrar los ojos.
oooOooo
Me quedé dormida durante mi masaje, y cuando desperté unas
horas después estaba cubierta con un enorme cobertor que obviamente James había
sacado de una de las camas, forrándome en un grueso capullo de tela.
-Jaaaaaames!- Grité después de tratar infructuosamente de
moverme.
-Por fin despertaste, ahora por fin me vas a decir lo que es
Wikipedia? – Preguntó apareciendo a mi lado con una sonrisa malvada al verme
atrapada.
-Sólo si me sacas de aquí – Dije forcejeando para liberar
mis brazos. No pude escapar, e hice un exagerado puchero, frustrada.
James me liberó con un par de movimientos.
-Baño… – Dije, y me dirigí al baño a hacer pis y lavarme los
dientes sin esperar respuesta.
-Wikipedia! – Exclamó en cuanto me asomé.
-Aaaaah! Eres insoportable, un obsesivo, con razón eres un
buen rastreador – Comenté, y me mantuve al otro lado de la habitación, pensando
que si quería molestarlo lo más sabio sería hacerlo de lejos… Como si sirviera
de algo!
-Soy más que bueno – Aseguró con una sonrisa fanfarrona.
-Meh… - Dije encogiendo mis hombros sin darle demasiada
importancia a su elevada opinión de sí mismo, pero retrocediendo casualmente
hacia la pared.
-Meh? Qué es meh? – Preguntó ofendido.
-Meh… - Repetí, porque la palabra para mí era
autoexplicativa – Meh como que llevas años persiguiendo a Alice, así es que no
me consta que seas tan eficiente – Lo pinché chocando mi espalda contra la
pared.
Este era un tema sensible, es que estaba loca al traerlo a
colación? Probablemente sí.
-Te atrapé a ti – Dijo con una mirada francamente peligrosa,
acercándose a mí predatoriamente. Mi corazón se aceleró y él sonrió aún más, tal
vez pensando que era de miedo, pero la verdad es que era porque si bien es
cierto que el verlo inmóvil era impresionante, la verdadera belleza
sobrenatural de James se apreciaba plenamente cuando estaba en movimiento,
acechante, desplazándose fluidamente, con una gracia que ninguna otra creatura nunca
poseería.
-No – Lo corregí casi sin aliento, pero sin desviar la
mirada – No me atrapaste, me mentiste para obligarme a entregarme. Si yo no
hubiera sido tan estúpida de contestar el teléfono y escaparme de Alice, nunca me
habrías descubierto.
-Nuevamente Alice – Dijo entrecerrando los ojos, cambiando
su humor a algo verdaderamente oscuro.
Maldición! Su obsesión por Alice no cesaría hasta encontrarla,
y aunque no tratara de hacerle daño, Jasper despedazaría a James sólo por
respirar el mismo aire que su esposa.
-Wikipedia! – Dije cambiando de tema no muy sutilmente.
-Qué es Wikipedia? – Preguntó a pesar de sí mismo por
enésima vez.
-Bueno, es una enciclopedia universal a la que accedes desde
tu computador desde cualquier parte del mundo. Cuando quieres saber algo es el
primer lugar que consultas, porque te da una idea general del tema, y de ahí
pasas a textos especializados – Dije - Cada día se está actualizando y contiene
información de todas las ramas del conocimiento, desde ciencia a historia,
biografías de gente viva y muerta, películas, series de televisión, física,
matemáticas... Lo que se te ocurra está
en Wikipedia! – Dije deslizándome por la pared hasta quedar sentada en
el suelo, y señalé el espacio frente a mí. Él dudó unos segundos y luego se
sentó, muy concentrado.
Era surrealista el ir dándome cuenta de otra increíble
herramienta que daba por sentada mientras estuve en mi propio tiempo.
-Me estás tomando el pelo Isabella? – Me preguntó cuando
terminó de pensar, enojándose de nuevo, pero esta vez conmigo.
-No, por qué? – Balbuceé levantando la mirada.
-Puede que yo no sea el hombre más educado en cuanto a
tecnología… Y otras cosas – Dijo - Pero hasta yo sé que un computador ocupa una
enorme habitación completa, y sólo los grandes centros de investigación tienen
una – Dijo en voz muy baja y sin entonación – Y nadie tiene una para uso privado, menos una chiquilla como tú! –
Gritó.
-La tecnología avanza – Rodé los ojos sin alterarme –
Durante la próxima década el hombre va a llegar a la luna, y los computadores
se van a ir haciendo cada vez más pequeños hasta que se conviertan en
dispositivos con pantallas táctiles tan delgados como una revista, que tienen
baterías que tienen muchas horas de autonomía y que pueden recibir y enviar
información sin necesidad de cables – Dije – Y entre esa información está la
que contiene Wikipedia, que es un sitio al que accedes desde la internet, que
es una red informática universal. Todo lo que necesites está ahí, al alcance de
las manos de cualquiera con un computador y un celular…
-Celular? – Preguntó fascinado con mi relato, pero tratando
de que no se le notara, lo que lo hacía más evidente aún.
-Ah, sí, son teléfonos personales – Dije encogiendo los
hombros, quitándoles importancia.
-Para qué necesita cada uno su teléfono? Los tienen en sus
habitaciones? – Preguntó.
-No, la función de los teléfonos celulares es más parecida a
la de los computadores, son teléfonos muy pequeños y delgados con pantallas a
color con perfecta definición. Tienen muchas aplicaciones, desde hablar, mandar
mensajes de texto o correos electrónicos (esos reemplazaron a las cartas de
papel), sacan fotos, les puedes instalar juegos, tienen calculadora, agenda,
reloj, alarma, programas para ver películas y escuchar música, informe del
clima, mapa en tiempo real que te muestra donde estás e incluso cuanto te vas a
demorar en llegar tomando distintas rutas… En fin, todo lo que alguien necesita
para conectarse con el mundo está en la palma de tu mano, ya ni siquiera es
necesario salir de tu casa… - Traté de resumir.
-No sé si creerte – Me dijo luchando por controlar sus
facciones. Qué raro que un vampiro fuera tan malo para mentir… Los Cullen eran
unos expertos… Aunque la razón es obvia si se piensa bien: James vive y viaja
solo y no tiene relaciones con la comunidad, por lo que no ha necesitado
entrenarse en el arte del engaño.
Me pareció… Refrescante.
-Hace un tiempo leí que en este siglo se hicieron más
avances tecnológicos que en todos los demás desde el inicio de la civilización
– Dije levantando las rodillas y apoyando en ellas mis antebrazos para apoyar
en ellos mi mentón – No sólo por la computación, sino que la medicina, la
física, la astronomía, las matemáticas, y hasta las guerras, que demandaron
científicos trabajando contra reloj para crear armas de todo tipo… Ufff! Te
esperan unos años muy emocionantes – Le dije sonriendo al ver que ya se le
había pasado el enojo.
-Te escucho y quiero creerte, pero todo es tan… - Vaciló.
-Increíble? – Pregunté y él asintió – Lo sé, pero no más irracional
que la existencia de los vampiros y los hombres lobos – Le dije.
-Hombres lobo? – Preguntó de inmediato.
-Esa historia si es larga, dejémosla para mañana – Le dije
poniéndome de pie – Bueno, no me dijiste cómo acarrear los víveres del
supermercado! Llevo o no una maleta?
-Por lo que he visto los humanos usan bolsas de papel marrón
para transportar su comida – Dijo aún sentado, haciendo memoria.
-Ecológico e inconveniente – Mascullé.
-Qué? – Preguntó – De qué hablas?
-Qué tanto te preocupa tu conciencia? – Pregunté
estudiándolo cuidadosamente.
Él sonrió burlón pero no dijo nada.
-Quiero que me hagas un favor – Le dije estirando mi mano
para que se levantara. Él la tomó pero no cargó nada de su peso en mí.
-A quién hay que matar? – Preguntó completamente serio,
soltándome como a desgana.
-A nadie, espero… – Respondí seriamente.
-Estoy esperando… - Dijo cuando me vio titubear.
-Bueno, está bien, quiero que le robes un auto a una
ancianita – Le dije en voz muy baja.
El rostro de sorpresa de James fue impagable.
-Es porque si no vamos en auto las bolsas se nos van a
desfondar antes de llegar a la casa – Expliqué.
-Por qué tiene que ser el auto de una viejita? – Preguntó
aguantando una carcajada.
-Porque las viejitas no salen a manejar de noche, tienen
mala vista, malos reflejos y mala motricidad, así es que podríamos robar un
auto, hacer las compras y devolver el auto sin que la viejita se dé cuenta –
Expliqué.
-Dónde está la diversión de robar si la víctima no se da
cuenta? – Preguntó exasperado.
-En que tú sabes que hiciste algo malo – Respondí – Me
harías ese favor? Porfis… - Batí mis pestañas e hice pucheros hasta que resopló
la risa contenida - Y si puedes encuentra un convertible! – Dije al ver que
había ganado.
-Para qué? – Preguntó.
-Bueno, no sé cuánto tiempo me voy a quedar, puede ser
bastante o unos días, así es que lo mejor es que empiece a planear mis próximos
pasos para aprovechar de conocer todo lo que pueda… - Dije - Y nunca antes he
ido a un autocine – Confesé.
Él me miró sin decir nada, como si yo fuera un fenómeno.
-Quiero que me acompañes al autocine, no voy a ir sola,
sería patético! – Dije derrumbándome al fin – Ni siquiera tienes que quedarte
durante la película, sólo llevarme y traerme... – Agregué muy bajito.
-Me estás invitando a una cita? – Preguntó recuperando la
calma y confianza en sí mismo.
-Nooooo – Dice entrecerrando los ojos y cruzando mis brazos
en mi pecho – Quiero que me acompañes para que no me miren como a un bicho raro,
y que me compres palomitas – Le dije – Y también quiero ir a bailar rock and
roll y quiero comer una hamburguesa en uno de esos lugares en los que la mesera
va a tu auto en patines.
-Esos son un montón de citas – Afirmó - Qué gano yo con todo
eso? – Preguntó levantando la barbilla.
-El placer de mi compañía – Dije de inmediato – Y a lo mejor
hay más cosas que quieres saber del futuro, y de cualquier forma es mejor que
quedarte solo y aburrido esperando por Alice.
James emitió un suspiro totalmente innecesario.
-Cuándo quieres ir?
oooOooo
Caminamos juntos por el pasillo del supermercado, que
resultó ser bastante más moderno de lo que esperaba. La gente, al igual que en
el parque, estaba vestida como para asistir a un evento semiformal, y mis jeans
arremangados y mi blusa amarrada con un nudo en el estómago no impresionaron a
nadie.
James por su parte, tampoco hizo un esfuerzo por hacerse más
presentable, y usaba botas de trabajo, jeans Lee 101 azules, una camiseta negra
y una maltratada chaqueta de cuero de color vino tinto. Una vez más James Dean
se me vino a la mente, más que nada por la chaqueta roja que usó en la película
“Rebelde Sin Causa”.
Se habría inspirado James en la película para armar su look
subversivo?
-James – Llamé su atención – La película “Rebelde Sin Causa” ya salió en los
cines?
-No la he oído mencionar ni he visto carteles anunciándola –
Dijo girándose para mirarme – Aunque eso no es ninguna garantía – Agregó -Por
qué?
-No es nada, es que te vistes igual que el protagonista de
la película, y pensé que habías inspirado tu guardarropas en el – Dije
quitándole importancia y echando dos paquetes de arroz al carro.
-Donde “Inspiré mi guardarropas”? – Se rio, genuinamente
divertido – Tú no quieres saber de dónde saqué mi ropa – Dijo, y luego agregó
más serio – Dejémoslo simplemente en que mis atuendos no conllevan mucha
planificación y que no compro en tiendas.
-Oh… Oooooh – Dije cuando comprendí – Es la ropa de tus
cenas? – Susurré acercándome a él. Él se alejó de inmediato.
-Qué clase de humana eres tú? Te acabo de decir que uso la
ropa de mis víctimas y tú te acercas en lugar de correr? – Me dijo frustrado,
en una especie de gruñido, tomándome de los brazos y sacudiéndome un poco.
Algunas personas se pararon a mirar.
-James, suéltame, la gente está mirando – Dije con voz
tranquila. Él dejó de sacudirme pero no me soltó – En primer lugar he sabido
desde el principio que comes humanos, así es que no es una sorpresa para mí. En
segundo lugar, no hay nada de malo en usar ropa de segunda mano, yo he
encontrado cosas súper interesantes en la tienda del Ejército de Salvación;
simplemente no veo por qué sería mejor desperdiciar la ropa de quienes
perdieron la vida por ti. Y en tercero, de toda la gente de este lugar, soy la
que está más a salvo, porque de momento te divierto y no me quieres matar, en
cambio los demás no significan nada para ti – Terminé.
Por fin las manos de James soltaron mis brazos y la sangre
volvió a correr libremente hasta la punta de mis dedos… Pero él no se alejó.
Se quedó ahí, totalmente inmóvil, en medio del pasillo de
los abarrotes, a menos de un metro de distancia de mí.
Pero su mirada había cambiado, había algo inquietante en su
complejidad.
Se sentía desconcertado.
Se sentía impresionado.
Se sentía hambriento, pero no sé si de sangre.
Y creo… Creo que ese fue el primer momento en el que
vislumbré ese toque de locura que tiñe todas sus pasiones… Ese toque que luego
se convertiría en una obsesión.
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