Me
han pedido tanto este último capítulo de la serie de outtakes de Tal Para Cual! Que finalmente cedí y
aquí está, ya que quiero ir cerrando mis pendientes. No es tan gracioso como
los otros pero cierra el ciclo, ustedes dirán.
Cariños.
A.
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Tal Para
Cual! Outtake 5
Everyone can see we're together
As we walk on by
(Hey) and we fly just like birds of a feather
I won't tell no lie
(ALL!) all of the people around us they say
Can they be that close
Just let me state for the record
We're giving love in a family dose!
As we walk on by
(Hey) and we fly just like birds of a feather
I won't tell no lie
(ALL!) all of the people around us they say
Can they be that close
Just let me state for the record
We're giving love in a family dose!
We are family /Sister Sledge
Bella POV
-Vamos Ane Marie, es
hora de irnos! – Golpeé la puerta de su habitación por enésima vez. Estaba a
punto de derribarla a patadas.
-Déjame en paz,
inmunda Asmodai!
– Gritó ella con un dejo histérico que teñía casi todo lo que decía. Creo que
estaba al borde de una crisis de nervios al encontrarse rodeada de tantos seres
inmundos.
-Qué mierda es un
"Asmodai"? – Pregunté a Esme, que me miraba desde el pasillo, triste
y parcialmente resignada.
-Asmodai es el demonio
de la lujuria- Dijo Alice asomándose desde el baño – De vez en cuando Ane Marie
lo saca a colación.
-Y por qué soy yo la
Asmodai? Por qué no ustedes? – Pregunté ofendida. Yo sabía que Jasper y Alice
tenían una vida sexual muy activa incluso para cánones vampíricos, y hasta el
muy compuesto Carlisle cogía a su esposa un par de veces al día.
-Porque a pesar del
tiempo que ha pasado, tu aún provocas la lujuria de Edward – Respondió Esme.
-Edward ya no me ama –
Respondí entrecerrando los ojos.
-Amor no, pero deseo
carnal… Eres su primera obsesión Bella, no sé si alguna vez llegue a superar
por completo lo que llegó a sentir por ti – Dijo Alice.
-Mi pobre niño…! –
Suspiró Esme.
-Especialmente cuando
la loca de patio con la que se quiere casar es virtualmente frígida – Dijo
Alice, que hasta ese momento había hecho un valiente esfuerzo por no criticar
muy duramente a su futura cuñada.
-Alice, no entiendo,
por qué lo hace entonces? – Pregunté.
-Edward busca algo que
llene el vacío que siente en su alma… Busca redención, y cree que Ane Marie lo
puede ayudar. Ella no es realmente mala Bella, esta chica dejó gran parte de su
vida por estar con Edward, lo que pasa es que ella cree honestamente estar
haciendo lo correcto – Dijo Esme cuando Alice se aprestaba a contestar.
-Pero no van a ser
felices – Murmuré – Edward necesita alguien que lo ame como es y quiera hacerlo
feliz! Necesita a alguien que lo relaje, no que lo estrese más. Ane Marie
potencia lo peor de Edward… Al Edward reprimido, culposo y emo…
-Ya todos hemos
hablado con él, Bella – Dijo Esme – todos compartimos nuestra opinión, pero no
podemos obligarlo a seguir nuestros consejos, después de todo él ya es un
hombre de casi 200 años.
-Maldita sea, no puedo
creer que de verdad voy a estar emparentada con esa lunática! – Dije apoyando
mi espalda contra la puerta del dormitorio de la monja y flexionando las
rodillas hasta caer al suelo, descorazonada.
-Al menos se va a
mantener humana – Dijo Alice tratando de sonar positiva – Y con el estrés que
le causa vivir con nosotros no creo que dure más de 40 o 50 años…
-Dejen de producir
esos murmullos diabólicos! – Chilló la novia – Interrumpen mis oraciones!
Claro, estábamos
hablando a velocidad vampírica por lo que no podía entendernos, pero
ciertamente podía escucharnos.
oooOooo
Edward POV
-Poupie…
Poupie… No nena, no grites – Le rogué. Ella me miró y
entendimiento se reflejó en sus ojos vidriosos, e hizo el esfuerzo de
mantenerse en silencio, gimiendo bajito, lastimeramente – Yo sé que te duele,
lo siento… Lo siento tanto… Jamás quise morder a nadie, mucho menos a ti – Dije
acariciando su cabello mientras pasaba una toalla mojada por su cuello en un
esfuerzo por refrescarla.
Sus pensamientos eran
un remolino de confusión y dolor, pero extrañamente no había resentimiento.
Indagando en su mente
pude ver para mi sorpresa que Poupie sabía qué es lo que éramos porque una de
las bailarinas del Crazy Horse era como nosotros. Poupie lo había descubierto y
resultó que ella era uno de aquellos extraños humanos que no nos temía, así es
que la había enfrentado. La vampiro confesó la verdad a cambio de que Poupie la
ayudara a mantener el secreto, y ocasionalmente ayudaba a Poupie con clases de
baile privadas.
Poupie se acercó a mí
porque le gusté a pesar de mi condición de vampiro, y porque comprendió que yo
nunca daría los primeros pasos en su dirección. No quería nada de mí, y no
había intereses de por medio, ella sólo quería conocer al hombre más triste que
había visto participar en una celebración.
A pesar de su seductor
exterior, su mente era compasiva y abierta, mucho más tolerante que la mía, lo
que me avergonzaba aún más que el hecho de haber engañado a mi prometida.
-Poupie, lo siento… -
Repetí – Pero te prometo que no te voy a abandonar… No vas a pasar por esto
sola, te juro que no quise hacerte daño…
Ella lo sabía.
-Piensa… Piensa en tu
vida – Le dije acunando su rostro – Piensa en todo lo que quieres llevarte
contigo a tu nueva vida. Los recuerdos y la gente importante, los lugares, las
mascotas…
-Duele tanto – Gimió
en un sollozo, apretando los dientes.
-Lo sé – Le dije. Y
era verdad. En su mente podía ver como el ardor aumentaba haciéndose
virtualmente imposible de resistir. Con infinito cuidado tomé su cuerpo desnudo
entre mis brazos y la acuné, tratando de mantener el mayor contacto posible
entre su piel y la mía.
En la mente de la
chica yo era un héroe, el príncipe que la rescataba, el amante que aliviaba su
malestar, y no el animal que la había atacado. Ella entendía que no la ataqué a
propósito, y en vez de ver lo malo (el ataque) veía lo bueno (que me detuve y
estaba cuidando de ella).
Necesitaba ayuda para
proveerle de lo necesario.
No me sentía capaz de
lidiar con la compasión y la decepción de Carlisle o los llantos de Esme. No
quería los comentarios sabelotodo de Jasper ni las burlas de Emmett. No quería
a Alice investigando el pequeño departamento, planeando un nuevo look, o
corriendo a comprar un guardarropas nuevo para su nueva hermana… No, necesitaba
del pragmatismo de la persona de quien menos merecía conmiseración. Necesitaba
la ayuda de Bella.
oooOooo
Bella POV
Mi teléfono vibró en
mi bolsillo. Estaba en el jardín trasero, acostada sobre el techo del garaje
mirando las estrellas. Aparentemente la depilación de la monja había sido para
nada, porque no habría ninguna despedida de soltera.
Alice y Esme estaban
planeando las futuras acomodaciones de la familia y Ane Marie seguía encerrada.
Yo sólo quería que Emm regresara pronto. Extrañaba su cuerpo y su risa franca y
sus besos apasionados… A pesar de todos estos años juntos a veces no podía
creer mi buena suerte. Verdaderamente podría vivir por siempre junto al hombre
de mis sueños? Me lo merecía?
-Aló? – Dije sin
molestarme en mirar el identifono. Sólo la familia tenía ese número.
-Bella? – Murmuró la
voz de Edward, temblorosa.
-Edward, estás bien? –
Pregunté inmediatamente alerta– Están bien los demás?
-Los demás están bien,
pero yo… Necesito… Necesito tu ayuda – Respondió casi susurrando.
-Dónde estás? –
Pregunté bajando de un salto del techo y subiendo al primer auto que me crucé,
el de Esme.
Edward me dio una
dirección en Paris que yo de inmediato ingresé al GPS del auto y le dije que
estaría con él lo antes posible.
No le pedí explicaciones,
no creí que estuviera en condiciones de darlas. Tampoco le dije a nadie dónde
iba, porque por algo Edward me llamó a mí y no a los demás.
Si estaba en mi poder,
lo ayudaría. Mi resentimiento hacia él se había diluido décadas atrás en la
plenitud de mi vida cotidiana. Yo era feliz y él no. Ese era su castigo y mi
reparación.
oooOooo
Golpeé con firmeza la
puerta de un departamento ubicado en una pintoresca zona de Paris. Estaba llena
de teatros, cines, pequeñas boutiques y cafés. Muy bohemio y muy cool.
Edward abrió la puerta
antes del segundo golpe y tomó mi mano arrastrándome al interior.
Su aspecto era
terrible, su ropa estaba arrugada y desordenada como nunca lo había visto, su
cabello apuntaba en todas direcciones, su expresión reflejaba la más pura desolación,
pero había algo más… Algo que no cuadraba, y que era tan inverosímil que no lo
asimilé en la primera evaluación: Sus ojos… Estaban rojos.
-Puta madre! Te
comiste a alguien! – Me cubrí la boca en shock.
-No! No me la comí! No
fue mi intención…! – Negó con la cabeza desesperado.
-Tus ojos están rojos,
necesitas deshacerte de un cadáver? Porque para eso deberíamos llamar a Jasper…
- Dije pensando en que ese hombre sí que es bueno desapareciendo evidencia.
-No! No quiero a
Jasper ni los demás, te necesito a ti! – Dijo – Bella, cometí un error…
-Ni que lo digas –
Murmuré.
-No la maté – Aclaró.
-Entonces la humana
que tienes en el dormitorio está transformándose? – Chillé y él cubrió mi boca
– Pensé que la persona que está en el dormitorio estaba hiperventilando porque
mataste a su marido o algo así…
-Se llama Poupie y es
una buena chica – Dijo severo, como retándome a decir algo malo de su víctima.
-Y la quieres
conservar… - Dije levantando una ceja.
-Si te refieres a
abandonarla… - Dijo.
-No, me refiero a que
si no quieres tenerla a tu cargo por el siguiente año o más, mejor le rompemos
el cuello antes de prolongar su sufrimiento… Jasper… - Dije.
-Deja de meter a
Jasper! – Gruñó Edward.
-Disculpa, pero él es
el mejor en el manejo de este tipo de crisis, y siempre hace lo que haya que
hacer para proteger a la familia – Contesté.
-Poupie es mi familia
ahora – Dijo Edward sin dudar.
-Te acostaste con
ella… - Afirmé. Él y el resto del departamento apestaban a sexo.
-Sí – Respondió sin
expresar vergüenza o arrepentimiento. Bien por él.
-Y la mordiste
mientras tenías sexo? – Insistí.
-Sí – Dijo con voz más
suave, comprendiendo hacia dónde se dirigían mis pensamientos.
-Te das cuenta de que
es lo mismo que hiciste conmigo? – Pregunté fríamente.
-No! No lo es! –
Exclamó – Lo que hice contigo fue horrible porque lo hice motivado por el odio
y la venganza. Me sentía traicionado por mi novia y mi hermano y quise en mi
locura enseñarte una lección… Nunca voy a poder demostrarte lo arrepentido que
estoy, pero esto es diferente, Poupie… Poupie me gustó y yo le gusté a ella, su
sangre no me llama particularmente, y llevábamos horas haciendo el amor, yo
había acabado varias veces, así es que no fue mi sed y no fue el orgasmo, fue…
No sé cómo explicarlo, estaba borracho y mis inhibiciones estaban bajas, y ella
sabe de nosotros Bella, sabe lo que somos, y nos acepta, como tú… Verme a
través de sus ojos fue… No te imaginas el cambio con lo que es mi día a día…
-Ane Marie te detesta
Edward, no tengo que imaginar nada – Dije, sabiendo que sonaba un poco cruel.
-No me detesta, es
sólo que ama lo que cree que puedo ser, no lo que soy – La defendió.
-Y no es lo mismo? –
Pregunté – Eres un vampiro, eso no va a cambiar.
-Tú no sabes lo que es
estar solo por décadas y décadas… Cientos de años - Murmuró.
-No, no lo sé – Admití
– Tuve suerte, pero si no hubiera encontrado a Emm de todos modos no me habría
conformado con alguien que no me acepta como soy – Dije – En algún momento me
habría rebelado contra ti.
Edward asintió pero no
dijo nada.
-Qué necesitas? – Le
dije cambiando de tema – Le diste un baño a la chica?
-Poupie – Dijo él –
No, no he hecho nada más que refrescarla con una toalla.
-Poupie – Repetí
divertida por el pintoresco nombre – Qué hace Poupie de su vida?
-Es bailarina y mesera
del Crazy Horse – Respondió. No dije nada pero me pareció irónico el contraste
entre la monja y el perfil de la chica que Edward había mordido. De hecho
mirando a mi alrededor pude ver que toda la decoración era de un estilo
"hippy chic" que sólo los franceses pueden lograr. Todo cool, piezas
únicas conseguidas en mercaditos, pinturas abstractas y muchos cojines bordados
con cuentas de colores.
-Cómo hiciste para que
se mantenga en silencio? – Pregunté.
-Le pedí que lo
hiciera – Dijo encogiendo los hombros – Ella quiere cooperar, no quiere
causarme problemas…
-Oh por dios! –
Exclamé – Después de que me mordiste yo te habría rostizado las bolas, esta
chica es una santa!
-No sé si es una
santa, pero me hizo tocar el cielo y gritar Aleluya… - Murmuró con un dejo de
risa y humor en su voz.
-Edward! – Le di un
puñetazo en el brazo – Nunca te había escuchado decir algo así!
-Nunca antes tuve
motivos para decirlo – Respondió.
Entramos al dormitorio
y en medio de la cama había una chica desnuda, tapada a medias por una sábana.
La habitación olía a sexo y sangre y me dio un poquito de hambre, pero nada
serio.
-Poupie? Poupie, amor,
soy Edward… - Dijo él con toda la ternura del mundo. Ella abrió los ojos y una
vez que logró enfocarlos, los fijó en el rostro de mi ex. Reflejaban anhelo y
deseo, incluso por encima del dolor.
-Hola Poupie - Dije
desde la puerta – Soy Bella.
Poupie me miró girando
la cabeza, gimiendo de dolor por el súbito movimiento. Estaba asustada.
-Ella es mi cuñada –
Dijo Edward sentándose en la cama y acariciando su antebrazo – Es la esposa de
mi hermano Emmett, te acuerdas? El grandote… - Ella pestañeó – Bella nos va a
ayudar a llevarte a casa antes de que despiertes. No queremos hacerle daño a nadie,
verdad?
Ella pestañeó otra
vez, supongo que dando a conocer que entendía.
-Llévala al baño y
sumérgela en la tina, la va a ayudar con el ardor. Yo voy a hacer una maleta
con su ropa y voy a hablar con Emm. Necesitamos que alguien nos ayude a buscar
un nuevo lugar y él es muy bueno buscando cosas en internet – Le dije.
-No…! - Dijo Edward.
-No puedes mantener
esto en secreto – Lo interrumpí – Yo te voy a ayudar en lo que pueda pero la
familia se va a enterar de todas maneras, antes o después, y es lo mejor. Ellos
te apoyan y van a estar felices de ayudarla a ella, todos te quieren Edward,
nadie te va a juzgar…
-Hay alguien que sí me
va a juzgar… - Dijo sombríamente.
-Ese alguien te juzga
desde el día en que te conoció. Olvídala, ella no te hacía ningún bien.
-Pero por mí dejó
todo…
-Por lo que vi, ella
simplemente cambió un apostolado por otro. Tú no eras su novio, eras su misión,
y por lo demás, no es que haya hecho un escándalo en la puerta del convento o
se haya fugado contigo, sino que simplemente pidió ser dada de baja, y por lo
tanto se puede reintegrar si así lo desea. No arruinaste su vida ni le quitaste
nada. Sencillamente las cosas entre ustedes no resultaron.
Edward suspiró
profundamente.
-Bella… - Dijo
mientras yo sacaba del closet un set de maletas.
-Mmmmmmh? – Pregunté.
-Gracias.
-Eres mi familia
Edward – Sonreí – Por supuesto que te voy a ayudar.
oooOooo
La siguiente hora la
pasé al teléfono. Debí informar a todos lo que había sucedido, y una vez que
pasó la impresión inicial, cada uno se puso en acción.
Emmett y Esme buscaron
una nueva casa, y dieron con una granja alejada de la carretera en el sur de
Francia, en la comuna de Massals, cerca del Parc Naturel Régional des Grands
Causses. Eran 250 hectáreas de nada rodeadas de nada, así es que se aprestaron
a pasar un año en soledad.
Alice debió lidiar con
Ane Marie, ya que no podía encontrarse en la casa cuando apareciera Poupie en
plena transformación. No sé qué ocurrió o qué se dijo en esa conversación, pero
estaba claro para todos que Edward era el que finalmente debía dar la cara con
las explicaciones. Él dijo estar dispuesto a afrontar las consecuencias pero
sólo una vez que Poupie despertara, ya que por nada del mundo la dejaría sola.
Nadie le reclamó por eso.
Carlisle y Jasper por
su parte se encargaron de lidiar con la vida humana de Poupie, saldar sus
cuentas, finiquitar su contrato de arriendo del departamento, renunciar al
Crazy Horse, entre muchas otras cosas.
Y yo… Yo acompañé a
Edward. Me senté con él a esperar, lo apoyé cuando Poupie no pudo aguantar más
y comenzó a gritar en agonía, y esperé en una esquina tratando de pasar
desapercibida a que ella abriera los ojos a su nueva vida.
El último grito fue
escalofriante, ella arqueó la espalda como una contorsionista de circo, y cayó
inmóvil en la cama.
-Poupie… Poupie, amor…
- Murmuró Edward tomando una de sus manitas entre las suyas.
Sus párpados se
sacudieron y finalmente los abrió, revelando sus brillantes ojos carmesí, que
se fijaron en él sin tomarme en cuenta.
-Poupie… Lo siento… Lo
siento… No quise hacerte daño… Nunca te haría daño a propósito – Dijo él en un
francés tan rápido que creo que ni ella le entendió.
-Edward… – Dijo ella
con una voz infinitamente dulce. Estiró la mano y acuño su mejilla.
-Dime, amor… - Susurró
él.
-No estoy enojada, sé
que fue un accidente.
-De verdad…? – Dijo él
incrédulo, probablemente acostumbrado a que le echen la culpa de todo.
-Me gustas… - Dijo
tímidamente - Y ahora que soy como tú puedo pasar tiempo contigo, verdad?
-Todo el que quieras –
Sonrió él, aliviado.
-Y... Tu novia? –
Preguntó frunciendo el ceño, como recordando que había otra.
-La despachamos –
Intervine sin poder resistir.
-Te acuerdas de Bella?
– Preguntó Edward. Poupie había adoptado una postura defensiva.
-Soy la cuñada – Dije
suavemente – Me viste antes de transformarte.
Ella se relajó un
poco.
-Sí… - Bajó la mirada,
sumisa – Lo siento.
-Son tus instintos, es
normal. Edward te va a guiar para que no te controlen – Le dije – Sabes? Puede
sonar frívolo, pero la verdad es que eres la vampira más bonita que he
conocido, a que sí? – Pregunté a Edward.
Él asintió sin dejar
de mirarla, y ella sonrió contenta.
-Soy bonita? –
Preguntó mirando con atención sus delicadas manos y antebrazos.
-La más bonita… – Dijo
Edward acercándola a sí con un abrazo y besando su cabello.
-Y ahora…? – Preguntó
ella.
-Ahora te vamos a
presentar a la familia y luego a comer – Respondí.
-Me hablaste de ellos…
Tu familia… - Dijo a Edward frunciendo el ceño, como urgando en su memoria.
-Nuestra, amor – Corrigió Edward – Nuestra…
-…Loca, extraña y
disfuncional… – Interrumpí.
-…Familia – Terminó
Edward.
Afuera, todos
esperaban impacientes para recibir como corresponde a la nueva Cullen.
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Y
ahí tienen, eso es lo que pasó con Poupie. Espero les haya gustado, porque aquí
se cierra la historia. Un abrazo.
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