Bueno, me demoré como un siglo, pero aquí está al fin un nuevo capítulo
de “Sangre Sucia”. Sé que a veces se molestan conmigo cuando no hay
actualizaciones periódicas, pero por favor confíen en que no abandonaré la
historia, es solo que hay períodos en los que no puedo escribir por más que lo
intente.
Cuéntenme qué opinan,
teorías y demases.
Un abrazo.
A.
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Capítulo 14
You know that I'm coming back for you
Don't you worry girl, don't you worry girl
You know that I'm coming back for you
Don't you worry girl, I'll be back for you
So you better wait up keeping the bed warm for me
All night putting your whisper on me
Givin' that love and emotion that I know
Doesn't really matter what you do
I'll be back for you
I'm coming back for you yeah
Don't you worry girl, don't you worry girl
You know that I'm coming back for you
Don't you worry girl, I'll be back for you
So you better wait up keeping the bed warm for me
All night putting your whisper on me
Givin' that love and emotion that I know
Doesn't really matter what you do
I'll be back for you
I'm coming back for you yeah
Coming Back For You / Maroon 5
Draco desde el suelo, observó incrédulo a su bruja durante
sus últimos instantes juntos, sin poder creer lo que estaba pasando. Sin poder creer
lo imbécil que había sido al no adelantarse a la jugada de Hermione, ya que
extrañamente no la culpaba a ella… Cómo podría? Sería como culpar a un pez por
ser resbaloso o a un erizo por pinchar con sus púas. Él debió saber el como
reaccionaría, y en lugar de preocuparse de empacar todas esas porquerías en su
satchel, debió encargarse de pensar en la mejor manera de encadenar a Hermione
a su lado en cuanto saliera del baño.
Por eso no podía enojarse con la chica… No era su culpa
seguir su naturaleza, pero si era la culpa de Draco el no haber pensado como un
Slytherin y prever los extremos a los que ella llegaría para protegerlo de si
mismo.
Lo que nos lleva nuevamente a la impotencia y desesperación
que le produjeron el verla desaparecer.
Porque se sentía ridículo, hiriendo su orgullo.
Porque se sentía impotente, una sensación a la que
definitivamente no estaba acostumbrado.
Pero principalmente porque la amaba y odiaba verla partir
sin la certeza de si es que la volvería a ver.
Por un momento trató de forcejear para liberarse del
encantamiento, pero renunció casi de inmediato, sabiendo perfectamente que era
inútil… Al menos Hermione había realizado el encantamiento con la intensidad
mínima, por lo que se liberaría relativamente pronto, o de lo contrario se habría
visto inmóvil por días, pasando hambre, sed, y lo peor, sin poder ir al baño.
Había visto demasiados magos ensuciar los pantalones por
esta causa y no era algo que quisiera experimentar.
oooOooo
Unas tres horas después de que Hermione hubo partido, el sol
ya se había levantado y Draco comenzaba a recuperar la movilidad de sus
extremidades, hasta que llegó el punto en que se pudo incorporar tambaleante y
llamar a su varita.
Trastabillando se dirigió al mesón de la cocina y se preparó
una taza de café bien cargado, no porque le apeteciera, sino porque la cafeína
lo ayudaría a recuperarse más rápido, y mientras tembloroso bebía de su taza,
cogió papel y pluma para escribir un mensaje escrito en una clave secreta,
plasmado simultáneamente con dos capas de tinta: La que vería cualquiera que
interceptara su ave, y uno que sólo se revelaría ante un conjuro con el orden
de ciertas palabras del recipiente.
En el mensaje preguntaba directamente a su contacto dónde
estaban los prisioneros capturados en las últimas redadas, cuántos había, y que
tan bien resguardados estaban. No tenía tiempo para sutilezas, no valía la pena
tratar de ser cool o fingir indiferencia.
Poseer esa información era la única manera de proteger a
Hermione, ya que sabía como si lo estuviera viendo, que su primer movimiento
sería planear el rescate de sus compañeros, y sin la información que Draco
pudiera aportar, era muy probable que fallara miserablemente, ya que nadie de
La Orden conocía las laberínticas residencias de los magos tenebrosos, mucho
menos con la familiaridad con que las había conocido él.
Con un silbido llamó a Antares, su ave mensajera, que estaba
esperando pacientemente posada en una rama de un árbol cercano, y le acercó un
bowl con semillas y otro de agua. Draco lo miró comer conteniendo su
impaciencia y sumido en sus lúgubres pensamientos, pero una vez que el pájaro estuvo
satisfecho, le amarró cuidadosamente el mensaje en una pata, le dio
instrucciones precisas del destinatario, y lo echó a volar por la ventana.
Y entonces sí que comenzó la verdadera tortura.
La tortura de la espera.
Aquella que le hacía querer gritar de desesperación, porque
no había nada útil que pudiera hacer.
Ni hablar de trabajar en una poción, y mucho menos tomar una
herramienta para continuar con sus esculturas.
No pensemos en leer, no podría concentrarse.
Ni tampoco enfocarse en resolver los sudoku que había
descubierto en los periódicos muggle…
No podía hacer ni una puta cosa más que imaginar escenarios
horrendos, cada uno peor que el anterior.
Era poco más o menos esa sensación que creyó haber dejado
atrás… Aquella que oprimía su pecho impidiéndole respirar profundamente, que lo
afectó durante los primeros meses en el mundo Muggle, después de huir de casa…
La parte más fea de su confinamiento, aquella que no le
había confesado a Hermione, es la de la desesperación autodestructiva que le
conllevó el encierro forzado. Aquella energía que eventualmente había
canalizado en leer, inventar pociones y aprender a tallar, también lo había
impulsado a buscar la evasión momentánea que provocan las distintas drogas
recreativas, el alcohol y otras actividades que lo ayudaran a escaparse y
evitar el dolor.
En el mundo mágico las drogas existían, por supuesto, en
especial los opiáceos, y él como experto en pociones las conocía perfectamente,
pero sin acceso a el equipamiento o los ingredientes necesarios, debió
conformarse con lo que fuera que consumieran los humanos.
Lo probó todo, desde marihuana hasta ácido, pasando por drogas
de prescripción, cocaína y hongos, tratando siempre de huir de su mente, de
olvidar que era un inútil que había deshonrado a su familia, un descastado, un
extraño para todos, un ex niño rico que ya no pertenecía en la sociedad que
antes le abría sus puertas de par en par gracias a su apellido.
Es cierto que nunca llegó a tener una adicción severa, principalmente
porque nunca se asentó en un solo tipo de ni droga y tampoco consumió por
demasiado tempo, ya que al poco tiempo de comenzar a experimentar con las
substancias más dañinas vendió su primera escultura, dando algo de propósito a
su vida e impulsándolo a explorar un poco el mundo hasta entonces desconocido
de los seres no mágicos.
Qué no daría por algo que lo ayudara a calmarse, a regular
los latidos de su corazón, y a serenar su mente que funcionaba frenética
imaginando todos los escenarios posibles a los que se enfrentaría su bruja…!
Pero no, no necesitaba un tranquilizante como el Clonazepam o el Diazepam, que
ofrecían alivio inmediato, porque lo dejaban torpe y con resaca, él necesitaba
estar atento, enfocado, despierto, y listo para la acción…
Tendría que aprender a vivir con la taquicardia, la
respiración agitada y las manos sudorosas de lo que reconoció como el inicio de
una crisis de pánico.
Sin saber qué más hacer, se quitó la camiseta, abrió la
puerta de entrada y salió al patio, donde acercándose al tocón tomó el hacha y
comenzó a partir leña.
El trabajo físico rítmico y metódico lo ayudaron a gastar la
energía producida por la adrenalina y a nivelar sus pulsaciones y su
respiración, y pasaron las horas sin noticias, hasta que llegó el punto en que
con las manos llenas de ampollas y la espalda que apenas lo sostenía, cayó al
suelo.
No se molestó en tratar de ponerse de pie.
No sintió la humedad del suelo.
Tampoco el frío aire de la tarde, que empezaba a refrescar.
Tan solo cerró los ojos agradeciendo que al menos
físicamente, volvía a estar en control…
oooOooo
Ya estaba casi
completamente oscuro cuando se levantó, y recién entonces se dio cuenta de que
estaba al borde de la hipotermia.
A Granger no le
gustaría si cuando se reencontraran le faltaban dedos…
Se metió a la ducha con el agua bien caliente y gritó de dolor cuando sus terminales nerviosas
recuperaron lentamente la sensibilidad. Ni siquiera se había dado cuenta del
daño que había estado a punto de sufrir. Su mente estaba disociada de su
cuerpo.
Salió del baño, se vistió con un pijama de franela y fue a
la cocina a calentar una lata de sopa. No tenía hambre, pero sabía que
necesitaba mantener altos sus niveles de energía, y además el líquido ayudaría
a calentarlo, así es que una vez lista la sorbió despacio, mirando al infinito.
Cuando terminó de comer miró la cama por un segundo, pero
decidió que le sería imposible oler la esencia de Granger impregnada en las
sábanas sin romper a llorar como un niño, así es que fue a su biblioteca,
eligió un libro de pociones que no tenía nada que ver con Hermione, y se sentó
en el sillón a leer, hasta que despertó sobresaltado por un fuerte ruido junto
a él.
Sacó la varita de debajo del cojín y se puso en guardia de
inmediato, tratando de sacudirse el sueño e identificar al intruso en la
penumbra de la habitación iluminada sólo por el fuego agonizante de la
chimenea.
Dispararía a matar, nadie podía aparecerse en su cabaña, y
quien sea que fuera el invasor, no tendría buenas intenciones.
Nadie más que Hermione sería bien recibida, pero ella no
podía ser… Draco nunca le dio instrucciones de cómo llegar, y los múltiples
hechizos de protección camuflaban la casa haciendo que incluso si la bruja
estuviera frente a la puerta de entrada, no vería más que bosque a su
alrededor.
-Lumus! – Exclamó
iluminando toda la habitación, eliminando rincones oscuros donde se pudieran
esconder sus enemigos.
Se giró en el sitio, y cuando se dispuso a avanzar hacia el
baño pateó el libro que había leído hasta quedarse dormido… Al mismo tiempo se
sintió aliviado y como un idiota: Al dormirse el libro se deslizó de entre sus
manos, cayó al suelo de madera y casi lo mata del susto.
No había intrusos.
No había mensajes.
No había noticias de Granger.
oooOooo
Y pasó otro día sin noticias.
Y lo único que lo mantuvo en la casa fue leer en el diario
“El Profeta” que no mencionaban actividades extraordinarias de La Orden, ni
desapariciones ni muertes de gente cercana a Hermione.
oooOooo
Al tercer día estaba a la vez agotado y vibrando de
ansiedad.
No podía esperar más, regresaría a Londres y peinaría la
puta ciudad, iría al Callejón Diagon y sobornaría a quien fuera necesario a
cambio de noticias, y a la mierda si lo descubrían! Con un poco de suerte le
indicarían la prisión adecuada y la información sería de ayuda a Granger.
Se vistió lo más sencillamente que le permitió su fino
guardarropa, se hizo un encantamiento para teñir su cabello platinado de un
color parduzco e indefinible, y se puso unas gruesas gafas, que cubrían sus muy
reconocibles ojos grises. No se hizo más modificaciones porque esa área no era
su especialidad y temía causarse un daño permanente.
Ya podía escuchar a Granger burlándose: “Eres increíble
Malfoy, un verdadero pavo real, vanidoso hasta el final”.
Y era cierto, él no quería cambiar el rostro que había
conquistado a su bruja, a pesar de que sabía en su interior que ella no lo
amaba por su atractivo físico; pero es que ser guapo era algo intrínseco en él…
De hecho este maldito cabello de color ratón lo estaba volviendo loco!
Se miró al espejo del baño probando formas de peinarse que
lo hicieran lucir diferente, y entre el viento y la lluvia imperante casi no
escuchó el golpeteo en la ventana de la cocina.
Antares había regresado!
Corrió hacia él y sin mucha delicadeza le arrancó el mensaje
de la pata, lo que le ganó un par de merecidos picotazos, que su mente
frenética apenas registró.
“Querido Draco, espero
que esta misiva te encuentre tan bien como sea posible, ya que como ambos sabemos
la situación en esta cruenta guerra va de mal en peor.
Con respecto a lo que
me comentabas, es cierto, los métodos de apremio hacia los prisioneros se han
radicalizado aún más, en una escalada de violencia que ha arrojado más
pacientes catatónicos a las puertas de San Mungo que nunca antes, y el respeto
por el orden establecido a estas alturas es sólo una fachada: El Ministerio de
Magia ha sido derrocado desde el interior por nuestros dobles agentes, y los
medios informativos a partir de este momento tienen que por decreto, adherirse
a las versiones oficiales. Si se negaran pasarían a ser considerados medios de
oposición, y por ende rebeldes que serían cazados como animales.
Es en este contexto
que te pido… No, te ruego! Que reconsideres tus planes. Comprendo tu
desesperación por tratar de encontrar y ayudar a la señorita Granger, pero yo
no cumpliría con mi deber y mi promesa si no te implorara que dejes todo lo que
te ata y comiences una nueva vida en América, Australia, o cualquier otra parte
del mundo lejos de nuestros enemigos. Aun eres joven, tienes los medios
económicos para subsistir, y tienes el talento para emprender y triunfar en lo
que decidas hacer… No lo eches todo por la borda embarcándote en una misión
suicida!
Si hubiera alguna
remota posibilidad de éxito en tu cometido, te lo diría, pero esta es una pelea
imposible y no me imagino un escenario en el que lo que me pides tenga un
resultado favorable.
Y dicho todo esto, y
sabiendo que mis consejos serán ignorados, trataré de responder a tus preguntas
con mi limitado conocimiento, ten en mente que El Señor Tenebroso no confía a
nadie todos sus planes:
1.-No, no hemos
atrapado a Harry Potter, y a pesar de todas las torturas infligidas, no
pudieron obtener su paradero de Ron Weasley. A pesar de que me cueste
admitirlo, no puede uno menos que sentir algo de respeto ante semejante
lealtad.
2.-Las casas que el
Señor Oscuro utiliza actualmente, son las mansiones Malfoy, y Lestrange, la casa Riddle, y el refugio que resguardan
los gigantes en las montañas francesas. Los prisioneros están actualmente concentrados
en la mansión Lestrange, pero eso puede cambiar en cualquier momento.
3.-Tu madre se
encuentra bien. Aún sufre con tu ausencia, pero es imposible reconfortarla diciéndole
que estás vivo y a salvo, ya que su mente es demasiado inestable y El Señor
Obscuro leería en sus pensamientos que yo soy tu contacto. Por el bien de todos
los involucrados es mejor que la mantengamos ignorante de nuestras
maquinaciones.
4.-Una buena noticia,
tu elfa doméstica por fin ha escapado, convencida y ayudada por Dobby, y se
encuentra en una de las casas de transición de La Orden. Afortunadamente su
lealtad voluntaria hacia ti como su dueño directo superó su lealtad por la
familia Malfoy, por lo que cortó los lazos que la atrapaban. Entre tanta
servidumbre dudo que en la mansión siquiera hayan notado su ausencia. Una vez
que la señorita Lovegood haya declarado que se encuentra sana y en condiciones,
Daisy va a ser libre para hacer lo que desee. Y lo que desea es reencontrarse
contigo y cuidar de ti.
5.-Sé que vas a
insistir en tu misión de proteger a la señorita Granger, pero debo reiterar que
las circunstancias no han hecho más que empeorar tanto para ella, que es más
importante que nunca para La Orden, como para ti como su guardián. Ya no es
suficiente observarla de lejos e intervenir en secreto y solamente cuando es
estrictamente necesario. Las caretas han caído y sus enemigos serán mucho más
osados a la hora de atacarla, apresarla o asesinarla. Y si tú eres visto con
ella, sé que tienes claro lo que te va a ocurrir.
6.-El ala psiquiátrica
de San Mungo se ha ampliado para albergar a todos aquellos torturados que han
quedado catatónicos o desquiciados. Si algo conocemos a la señorita Granger,
podemos estar seguros de que tarde o temprano pasará tiempo con los pacientes,
en especial con el señor Weasley. Puede ser la única oportunidad de contacto que
tengas con ella, ya que por lo demás se encuentra en un virtual aislamiento
impuesto por La Orden. Eres un chico listo, sé que pensarás en algo.
Me despido deseándote
mucha suerte querido ahijado, mi corazón está dividido entre mi deseo de que
escapes y puedas vivir una vida normal o que sigas a tu consciencia haciendo lo
que sientes es lo correcto. Lo que sea que decidas, debes saber que estoy
orgulloso de ti.
Con afecto, tu padrino
S.S.”
Vaya… Era una de las cartas más largas y sin duda la más afectuosa
que había recibido de su padrino, pensó Draco dejándose caer en una silla. Y
esa reflexión más que tranquilizarlo lo crispó aún más. Porque sonaba a
despedida.
O las cosas estaban muy jodidas en general, o Snape había
percibido la desesperación de Draco en las pocas líneas que le había escrito informándole
que había perdido a Hermione, y trataba de confortarlo con su afecto.
Nunca discutieron la fascinación de Draco por la bruja, pero
su padrino sabía. No necesitaba su experticia en legeremancia para saberlo.
Bien, ahora necesitaba un plan.
Dentro de todo lo que le decía Snape en su carta había sólo
una línea que resaltaba en ese instante: La que le aseguraba que Hermione
estaba bien, protegida, y en peligro. Y que aparentemente la mejor manera de llegar
a ella sería en San Mungo, lugar que aún era respetado como un lugar neutral,
ya que había sólo un hospital en Londres y necesariamente toda la comunidad
mágica debía compartirlo, por lo que el personal médico se aseguró de no mostrar
afiliación a ningún bando y atender a todos los pacientes por igual,
preguntando lo mínimo necesario.
Draco se levantó y se dirigió a su biblioteca, deslizando la
mirada por el lomo de los volúmenes, en espera de la inspiración.
Luego abrió el armario de pociones y las estudió evaluando
su utilidad, hasta que sus ojos dieron con la adecuada. Sí! Tenía las
herramientas y un plan se formó rápidamente en su mente.
oooOooo
Hermione estaba agotada.
Estaba agotada de vivir con los Lupin y el constante ir y
venir de los miembros de La Orden, siempre rindiéndole cuentas a ella, siempre
pidiendo su opinión.
Porque a pesar de que la jerarquía en La Orden había partido
como un asunto de experiencia (por lo que los mayores eran también los que
mandaban) Hermione había ido ascendiendo hasta lo más alto, y en este momento
de crisis era virtualmente quien tomaba todas las decisiones.
Los mayores estaban desmoronándose, superados por los
horrores que habían experimentado e infligido, e incluso Ojo Loco ya no era el
de siempre.
Y luego estaba esa maldita melancolía que no la dejaba en
paz. Una melancolía que no se podía sacudir involucrándose en planes
estratégicos ni jugado con Teddy. Era una pena que arrastraba, sintiendo que
faltaba una parte de ella. Faltaba Draco, para enfurecerla y hacerla reír,
faltaba para nivelar su idealismo con su cínico realismo, faltaba porque él era
inteligente, conservaba la cabeza fría, y sus consejos eran asertivos, le
gustaran a Hermione o no. Él no se dejaba intimidar por la bruja, y no tenía
miedo de decirle cuando estaba equivocada… Algo que nadie más se atrevía a
hacer.
Por las noches trató de dormir, pero nunca consiguió más de
una hora de sueño continuo, cada vez que se movía estiraba su brazo buscando el
cuerpo tibio que debería estar aferrado a ella.
Si, Hermione estaba agotada.
-Voy al hospital – Anunció de pronto mientras sorbía su té.
-Yo voy contigo! – Dijo Ginny de inmediato. Molly tragó el
bocado que tenía en la boca y dijo que ella también.
-Yo… Por esta vez preferiría ir sola… - Dijo Hermione suavemente
tratando de no ofender a nadie – Mañana podemos ir juntas, pero esta vez necesito
privacidad…
Madre e hija parecieron desinflarse en sus asientos, pero
asintieron, resignadas. Ambas sabían de primera mano la impresión que le
causaría a Hermione el dimensionar el daño que se le había causado a Ron…
Podían entender que no quisiera testigos.
-Pero anda mañana, si vas ahora Ron va a estar durmiendo –
Dijo Lupin, siempre práctico.
-No, tiene que ser ahora, en la noche casi no hay
visitantes, hay menos peligro de que me identifiquen – Dijo más firmemente.
-Cuídate mucho – Dijo Ginny, con los ojos llorosos.
Últimamente siempre parecía al borde de un ataque de llanto, aunque este nunca
se concretara.
-Claro – Dijo Hermione con una sonrisa comprensiva.
-Y te vienes derechito a la casa! – Agregó Molly.
-Sí mamá – Dijo Hermione
sonriendo abiertamente, rodando los ojos ante la preocupación de quienes
consideraba su familia.
-Cómo prefieres ir? – Preguntó Lupin.
-La red Flu si es posible…? O de lo contrario simplemente me
apareceré en la puerta – Respondió.
-No! – Dijeron a la vez cuatro voces.
-El hospital es neutral, pero han ocurrido ataques en el
exterior – Explicó Lupin – Podemos conectar nuestra chimenea por esta noche,
siempre que tengas la precaución de regresar antes del amanecer.
-Perfecto, gracias – Dijo Hermione satisfecha, disfrutando
de antemano de unas horas de paz.
oooOooo
-San Mungo! – Exclamó Hermione fuerte y claro, y de
inmediato se vio envuelta en llamas de color esmeralda. Sintió la familiar
sensación de vértigo y de que algo la tiraba desde el ombligo, y apareció en la
chimenea de la recepción del hospital.
-Estas no son horas de visita – Dijo una antipática bruja
ubicada detrás de un mesón de atención, sin levantar la vista de su revista, “Corazón
de Bruja”.
-Es un caso especial, estoy en la lista de personas
autorizadas – Dijo Hermione sin perder la calma.
-Nombre? – Preguntó la recepcionista, con completo
desinterés, aún sin mirarla.
-Hermione Granger – Dijo Hermione, impacientándose.
-LA Hermione
Granger? – Preguntó la recepcionista saltando como si alguien le hubiera
pinchado el trasero.
-No sé, hay otras? – Preguntó confundida.
-Estás en mi revista! - Dijo hojeándola frenética – En las
páginas sociales… – Indicó fotos tomadas en un evento de gala del Ministerio,
donde Hermione sonreía en una mueca que no le llegaba a los ojos – Y además hay
un artículo sobre Víktor Krum, y te mencionan como su novia…
-Eh… Si… Esa soy yo – Admitió avergonzada y algo cabreada de
que la nombraran como la novia de alguien.
-Te nombran en casi todas las ediciones, me autografiarías
el artículo de Víktor? – Preguntó la chica extendiéndole una pluma y la
revista.
-Claro… - Dijo Hermione mecánicamente – A nombre de quién?
-Cordelia! – Exclamó fascinada – No! Mejor para “Cordi”, así
me dicen mis amigos. Es Víktor tan guapo como en las fotos?
-Aún más, Cordi, Víktor
es todo lo que dicen y más – Dijo Hermione destilando sarcasmo y terminando de
firmar.
-Lo sabía! – Dijo Cordelia besando la foto del mago
-Cuál es la habitación de Ron Weasley? – Preguntó Hermione,
sin saber muy bien cómo reaccionar.
-531 – Dijo Cordelia, revisando un grueso cuaderno – Quieres
que te muestre dónde es?
-No, no es necesario, gracias, pero conozco el lugar – Dijo Hermione
– Aunque me gustaría pedirte un favor, Cordi?
-Dime! – Exclamó la recepcionista, feliz por una vez, de ser
de utilidad.
-Nadie puede saber que estoy aquí. No le puedes decir a
nadie hasta que me haya ido… Podrás guardarme ese secreto?
-Sí, no hay problema, yo soy súper discreta – Dijo haciendo
la mueca de cerrarse los labios con llave.
-Gracias Cordi, confío en ti – Dijo Hermione, comenzando a
subir las escaleras.
Caminó por pasillos y corredores sin encontrar a nadie, y
cuando llegó a la habitación de Ron entró sin molestarse en golpear.
La habitación estaba en casi completa penumbra, pero se
distinguía la figura inconfundible de su primer amor.
El mago dormía, pero aún en descanso se veían los signos de
la angustia en su rostro. Pequeñas marcas que permanecerían por siempre.
-Ron, por Circe! Qué te han hecho? – Preguntó acercándose a
la cama para tomar su mano.
-Y a mí no me saludas, Granger? – Preguntó una voz
inconfundible en su familiaridad.
Inconfundible, porque era la suya.
Se giró empuñando la varita, dispuesta a matar o morir, y a
pesar de que de alguna manera lo esperaba, fue impresionante verse frente a sí
misma, con una sonrisa de medio lado y los brazos cruzados, apoyada contra la
pared y sin intención aparente de atacar.
-Identifícate! – Exclamó tratando de impregnar la orden de
autoridad.
-Oh, veleidosa mujer! Aún siento la caricia de tus besos y tú
ya me has olvidado…! – Exclamó la otra
Hermione, dramáticamente, pero sin dejar de burlarse.
Hermione se quedó de piedra por unos segundos, hasta que su
cerebro se convenció de lo que estaba pasando.
-Draco! – Exclamó lanzándose a sus brazos, y tomando su
rostro entre sus manos, lo besó.
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Ahí tienen, no los tuve separados demasiado tiempo, sufren mucho y yo
me aburro.
Espero su feedback, todo mi amor.
A.
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