Hola a todos, nuevo capítulo con aún más información sobre (mi “visión”
de) este universo.
Espero lo disfruten, y al terminar escuchen la canción de este
capítulo, corresponde a Luna, no a Hermione.
Ah, y me preguntaron cuántos capítulos va a tener este fic, y no lo sé,
porque por más que trato de acortarlo se me siguen ocurriendo ideas L.
Abrazos.
A.
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Capítulo 22
Que en sus brazos me
sienta
una niña pequeña
sonría, le mienta
y se trague mis penas.
Que sacuda mi cama
como un animal
y que por la mañana
me dé un poco más.
Que no sea muy malo
que no sea muy bueno
y se me hace regalos
que no le cuesten dinero.
Alguien que cuide de mí
que quiera matarme
y se mate por mí.
una niña pequeña
sonría, le mienta
y se trague mis penas.
Que sacuda mi cama
como un animal
y que por la mañana
me dé un poco más.
Que no sea muy malo
que no sea muy bueno
y se me hace regalos
que no le cuesten dinero.
Alguien que cuide de mí
que quiera matarme
y se mate por mí.
Alguien que cuide de mí / Christina y Los Subterráneos
“Daisy, por favor
levanta el hechizo”, rogó Hermione silenciosamente, una vez más. Llevaba
minutos, tal vez horas atrapada en la carcasa inanimada de su cuerpo mientras
su mente se debatía frenética evaluando todas las posibilidades… Qué es exactamente lo que salió mal?
Lo más probable es que Ginny hubiera hablado, o quizás
alguien de La Orden la vio recibir a Antares y la forzaron a cooperar en una
emboscada, o tal vez hasta la siguieron sin su conocimiento…
Y no los podía culpar… En los tiempos que corrían Ginny
Weasley era un trofeo codiciado: Una traidora a su sangre que merecía castigo y
la novia de Harry Potter, vale decir, la carnada perfecta.
Ahora bien, por qué Draco y Hermione habían sido atacados
sólo con hechizos inhabilitantes, pero no letales? Probablemente sus compañeros
querían interrogarlos para averiguar el cómo y el por qué tenían a Harry en su
poder, y más aún, el por qué lo estaban devolviendo: La gente adecuada pagaría
lo que fuera por un botín semejante.
Hermione se estremeció al pensar que su propio bando
participaba regularmente en actividades tan barbáricas como la coerción física,
pero sus objeciones personales habían sido desechadas por el grupo al
considerarlas irrelevantes: Todo se vale en la guerra, y por lo demás no
estaban interrogando a pobres almas inocentes, sino a reconocidos psicópatas;
Ojo Loco era tajante al respecto: “Cuando
hayamos logrado la paz tendremos el lujo de volver a tener una conciencia”.
Oh por Circe! Daisy, Daisy, Daisy…! Tráelo
a mí!
Y pasaron los segundos…
Y pasaron los minutos.
Y de pronto como un milagro inesperado, Paf!, con el rabillo
del ojo vio cómo se materializó la silueta de dos personas: Un humano y un
elfo.
-Reparifors! – Exclamó el elfo, y así nada más el hechizo
que paralizaba a Hermione se levantó y la bruja pudo volver a moverse.
Y al tiempo que ella se levantaba torpemente, el mago cayó
al piso como un saco de papas.
Estaba gravemente herido.
Tenía el costado manchado de sangre fresca que manchaba su
ropa y seguía fluyendo… Una maldición para producir el mayor daño posible, en
este caso, una herida que no cerraba por sí sola… Una herida que si no se atendía
pronto, Draco literalmente moriría desangrado.
-Daisy! Qué pasó? La Orden no utiliza magia tan obscura,
menos no cuando no saben quién es el objetivo! – Preguntó arrodillándose junto
a su novio, que de a poco comenzaba a recuperar sus rasgos característicos…
Claramente Daisy lo había camuflado de alguna forma cuando la poción multijugos
se agotó, y había hecho lo mismo consigo misma, convirtiendo sus rostros en
unas máscaras genéricas de rasgos irreconocibles: Daisy seguía viéndose como un
elfo, pero podía ser cualquier elfo, sin particularidades que la hicieran
especial o memorable, y Draco se veía como un mago o muggle más.
-La Orden fue emboscada mientras ellos los emboscaban a
ustedes! – Dijo Daisy con voz chillona y jadeante, mientras asaltaba el armario
de Draco en busca de las pociones que lo ayudaran a parar la hemorragia y
recuperar fuerzas.
-Gran…ger… - Murmuró Draco mientras su novia desgarraba su
ropa hasta dar con la herida, una laceración negruzca de unos treinta y cinco
centímetros de largo y que lo atravesaba en diagonal desde la espalda superior
hasta su estómago, en dirección al hígado.
-Estoy aquí… Estoy aquí – Dijo ella sin dejar de trabajar –
Oh por dios Draco, en qué estabas pensando? Maldita sea! – Levantándole la
cabeza lo forzó a beber una poción reconstituyente que le acercó Daisy.
En cuanto Draco terminó de beber, apareció Daisy con una
palangana de agua mesclada con una apestosa y babosa poción que la teñía de un
color verdoso bastante repugnante, y un paño limpio. Hermione no preguntó ni
vaciló, y tomando el trapo lo humedeció y comenzó a limpiar la herida, que
lentamente dejó de sangrar, aunque la piel siguió luciendo recogida y chamuscada.
-Tergeo! –
Exclamó la bruja tratando de mantener cierto grado de asepsia, a pesar de que
ese no fuera un concepto demasiado respetado por la comunidad mágica en general,
que confiaba más en sus hechizos que en la ciencia muggle o la eliminación de
microbios.
Después de mucho rato tratándola delicadamente, toda la piel
de Draco vio libre de las costras y coágulos de sangre seca, y Hermione de
inmediato se sintió mejor – Daisy, para reparar está herida está bien utilizar
el Vulnera Sanentur? – Preguntó.
-Sí señorita Hermione – Respondió la elfina asintiendo con
entusiasmo – Con el líquido de la palangana limpiamos la herida y paramos la
hemorragia, y ya no le quedan trazas del hechizo que lo atacó, así es que no va
a tener contraindicaciones.
- Vulnera Sanentur! – Exclamó Hermione con firmeza, apuntando con su varita hacia el
costado de su mago.
La lesión lentamente comenzó a aclarar pasando del tono
negro chamuscado al pálido colorido natural de Draco, y una vez que la piel se
vio sana, la herida propiamente tal comenzó a cerrarse desde los extremos hacia
el centro, hasta que al cabo de unos minutos era apenas una línea plateada casi
invisible. Hermione respiró aliviada: Actuaron rápido y no sólo lo habían
salvado, sino que habían evitado secuelas e incluso marcas importantes.
-Hola Draco, cómo te sientes? – Preguntó dulcemente,
apoyando la cabeza del mago en su regazo.
-Bien… Ya no me duele… Ya llegué al cielo? Qué haces aquí? –
Preguntó confundido.
-No, pero casi te fuiste para allá – Dijo ella con la
garganta apretada – No sabes lo asustada que estaba…
-Estoy aquí Granger, no pasa nada, fue un accidente, un
descuido… Un error que no voy a volver a cometer… - Dijo él apretando los
dientes al recordar lo sucedido.
-Qué es lo que pasó? Estabas justo detrás de mí! – Preguntó
ella.
-Potter pasó - Dijo
él – Con la memoria recién borrada el idiota no fue capaz de reconocer lo que
estaba sucediendo, y como estaba justo en medio de ambos grupos, los Mortífagos
lo atacaron y La Orden no puso mucho empeño en defenderlo porque no estaban
seguros de que realmente fuera quien afirmábamos que era, así es que a mí me
tocó defenderlo de ambos bandos. La cosa se puso peor cuando La Orden pensó que
me lo quería llevar, y al ver que yo lo protegía, los Mortífagos decidieron que
su captura era prioritaria.
-Y la herida? – Preguntó Hermione.
-Cuando se dieron cuenta de que la atención de los
Mortífagos se centraba en mí, La Orden aprovechó el descuido y comenzó a
retirarse, dejando a sólo unos pocos para extraer a Potter. En ese momento vi
que herían a mi prima Nymphadora, y al tratar de acercarme a ver si estaba viva
me hirieron a mi. Entonces apareció Daisy y me sacó de ahí – Relató Draco –
Eran demasiados Granger, lo siento, pero no pude…
-Lo sé… Lo sé… - Dijo ella dándole besitos en el rostro –
Fuiste tan valiente! Qué crees que pasó con Harry?
-Por lo que vi Kingsley Shacklebolt lo aturdió y Ojo Loco lo
afirmó antes de que tocara el suelo, así es que supongo que lo pudieron trasladar
a algún lugar seguro. Con respecto a la pelea, creo que los Mortífagos iban
ganando, pero más que eso no sé…
-Mierda! – Exclamó ella haciendo planes en su mente,
evaluando frenética todos los escenarios – Mierda!- Este prometía ser otro de
esos días malos. Como decían en su película favorita, los “mean reds” o “días rojos”,
distintos a los días azules, que eran tristes y melancólicos. No, los “mean reds” eran aquellos días en los
que parecía debatirse entre la depresión y los ataques de pánico, la esperanza
y la desazón, en los que no cabía dentro de su piel y solo quería arrancársela
a jirones, en que se ahogaba dentro de espacios cerrados, en los que necesitaba
acción. Cualquier tipo de acción.
Eran los días en los que veía la muerte demasiado cercana a
ella o a uno de los suyos.
Eran esos los días que llamaba a Viktor, buscando una
liberación o un escape.
Eran los días en que se auto saboteaba.
Estaba clara la razón,
era la responsabilidad que caía sobre sus hombros, era el saber que sólo ella
contaba con la información necesaria para tomar decisiones estudiadas en el
contexto macro de la situación. Si ella se equivocaba, gente moría. Así de
sencillo.
-Tonks está herida, tal vez muerta – Murmuró la bruja –
Tenemos que hacer algo, actuar rápido, tenemos que averiguar qué ocurrió
exactamente.
-Enviemos a Antares – Dijo él, recibiendo un pocillo con una
sustanciosa sopa de lentejas que le entregó Daisy.
-Les anunciaré mi visita al Santuario de Creaturas Mágicas, pero
si quieres te puedes quedar aquí y recuperarte, allá voy a estar segura… - Dijo
ella.
Draco rodó los ojos y siguió comiendo con verdadero apetito.
El regenerar su piel y tejidos y reemplazar toda la sangre perdida lo habían
dejado famélico.
Hermione abrió la ventana, rellenó el comedero de Antares,
escribió la nota, y la ató a la pata del ave mientras este picoteaba las
semillas ofrecidas. Era una misiva corta y al grano, básicamente un “Vamos en camino”.
oooOooo
Antes de salir concordaron en que Draco necesitaba dormir un
par de horas para terminar de recuperar sus fuerzas, pero el mago, intuyendo el
estado emocional de su novia, insistió en que ella necesitaba dormir la siesta tanto
como él.
Hermione por otro lado sentía que si trataba de quedarse
quieta su cabeza estallaría… Pero Malfoy sabía bien como ser convincente, por
lo que Hermione terminó en la cama a las tres de la tarde de un martes.
Lo que Draco no se esperaba fue el ataque salvaje de su
novia, que se le lanzó encima como una fiera y prácticamente lo violó antes de
que él pudiera reaccionar.
Hicieron el amor por horas, y no fue un acto romántico ni
poético, sino más bien un caos de sábanas desordenadas, sudor compartido,
gemidos susurrados, promesas de amor eterno entrecortadas por las respiraciones
agitadas, y finalmente gritos de éxtasis simultáneos.
Sólo después de caer desfallecida por tercera vez, Hermione
se durmió aferrada a su mago.
Cuando escuchó la respiración de su novia acompasarse, Draco
sólo pudo dar gracias al cielo. Su cuerpo maltrecho no sería capaz de resistir un
cuarto round.
oooOooo
Draco y Hermione se aparecieron en la antigua casa de Luna, que
se veía como siempre, abandonada y completamente en ruinas, y atravesándola salieron
al jardín trasero, donde Hermione volvió a guiar el camino saltando de piedra
en piedra entre los adoquines. Cuando llegaron al maltrecho cerco que rodeaba
la propiedad, se metieron bajo un arbusto y tocaron simultáneamente el tallado hecho
por Charly Weasley, cuidándose de tocar sólo el águila.
El traslador los llevó instantáneamente a la selva tropical
de árboles mágicos de todos colores y caminaron cuidadosamente, evitando especialmente
los árboles que se inclinaron hacia ellos. Avanzaron sin encontrar a nadie
hasta que llegaron a avistar la casa a las orillas del bosque.
Qué extraño, pensó
Hermione. Para entonces ya debían haberlos interceptado…
Ya atardecía, y la silueta de la casa se levantaba extraña y
desproporcionada, como siempre, pero todas las luces estaban apagadas salvo por
las de la cocina, de adonde salían terribles sonidos de cosas al romperse, y
gritos y rugidos infrahumanos.
Draco y Hermione alistaron sus varitas y se acercaron
sigilosamente.
Hombre lobo suelto?
Lupin?
No, esa noche no habría luna llena.
Al rodear la casa vieron en el patio trasero un panorama
desolador… Tres jóvenes voluntarios del Santuario se apiñaban en un rincón,
aparentemente aterrados por lo que estaba ocurriendo. A su alrededor, los
dispares muebles de jardín estaban destrozados, la mecedora doble colgaba de
una sola de sus cadenas, un hacha estaba enterrada en una pared exterior de la
casa, implementos de cocina parecían haber sido arrojados desde las ventanas, y
el mosquitero de la cocina estaba desgarrado.
Desde el interior, escucharon más cosas rompiéndose, y la
voz calma de Neville tratando de apaciguar a un enloquecido Rolf, que gritaba y
rugía como un energúmeno.
Hermione tocó la puerta en una secuencia particular, la
contraseña.
-Sí? – Preguntó Neville, ausentemente sin dejar de mirar a
Rolf – Quién es?
-Hermione y Draco – Dijo ella – Qué sucede?
-´Mione? Por Circe, es bueno verte! – Exclamó el mago abriendo
la puerta de inmediato y acercándose a abrazarla – Malfoy – Dijo con un seco asentimiento
de cabeza.
-Longbottom – Dijo Draco.
-Qué sucede? – Preguntó Hermione mirando como Rolf, que
había caído agotado y jadeante en un sillón, y literalmente se arrancaba los
cabellos de la impotencia.
-Luna – Dijo Neville con la voz quebrada – Hoy hubo una
emboscada, y atraparon a Luna y a varios miembros más… Ocurrió cuando fuimos a
rescatar a Harry (que por lo demás está vivo y a salvo), pero fuimos emboscados,
nuevamente los Mortífagos nos tomaron por sorpresa… Alguien de La Orden está
filtrando información… - Dijo emanando desazón.
-Oh no! – Exclamó Hermione cubriéndose la boca en un gesto
de horror. No Luna! No su dulce y particular amiga…! Con razón Rolf estaba como
loco, si a Draco le llegara a pasar algo así… Ella sería capaz de lo que fuera.
Literalmente.
-Luna está viva? – Preguntó por su parte Draco gravemente.
Neville y Rolf asintieron.
-Nos atacaron por todos los flancos a la vez, como si ella
fuera un objetivo, y literalmente me la arrancaron de los brazos. A mí no
intentaron raptarme, simplemente me dejaron ahí, imposibilitado, rogándoles que
me llevaran en su lugar, pero aparentemente no les soy interesante – Dijo Rolf
destilando pesar y amargura.
-Los Mortífagos saben que Luna pertenece a La Orden desde hace
casi siete años – Murmuró Hermione con lágrimas en los ojos – Ella es la cofundadora
de la segunda generación, probablemente lo que desean es información…
-Qué pretenden hacer para rescatarla? – Preguntó Malfoy.
Neville y Rolf se dieron una mirada de incertidumbre, y no respondieron.
-Oh, por todos los cielos, de verdad creen que servirá de
algo esconderle asuntos de La Orden a Draco? Creen que yo le voy a mentir o a
esconder algo? Luna es mi amiga, y jamás la pondría en riesgo, y Draco puede
ser la persona que nos ayude con la información necesaria para rescatarla –
Dijo Hermione, exasperada.
-Cómo podría ayudarnos él? – Preguntó Rolf, escéptico.
-Conozco perfectamente la distribución de todas las casas
que se usan de base para Lord Voldemort, y en especial la que usan de prisión
general… - Respondió él.
-Por qué es eso? -
Interrumpió Rolf.
-Porque la prisión es la Mansión Malfoy, el hogar de la que
fue mi familia.
oooOooo
Se enviaron comunicaciones especiales convocando a todos los
miembros activos y leales de La Orden, y mientras esperaban que la gente llegara,
comenzaron a ordenar y recoger los escombros que dejó tras de sí la ira y
frustración de Rolf.
Ni bien habían comenzado con la tarea, cuando Dobby y otro
elfo doméstico aparecieron frente a ellos, haciendo reverencias y
atropellándose al hablar.
-Dobby! – Exclamó Hermione.
-Señorita Hermione! – Dijo el elfo lanzándose a los brazos
abiertos de la bruja.
-Señor Malfoy – Dijo el otro elfo muy formal, saludando con
una profunda reverencia.
-Loopey – Dijo Draco entre dientes.
-Hola, soy Hermione, quién eres tú? – Preguntó la bruja
acercándose y extendiéndole una mano. El elfo no la tomó, pero tampoco fue
grosero.
-Es mi amigo Loopey, vino buscando ayuda… - Dijo Dobby.
-Ayuda para qué? – Preguntó Draco.
-Más bien para quién – Dijo Neville, que ya estaba al tanto
de la situación.
-Este es el elfo doméstico de Zabini – Dijo Draco a su vez.
-Blaise Zabini? –
Preguntó Hermione apretando con fuerza su varita.
Draco y Dobby asintieron a la vez.
-Y qué es lo que quiere Zabini? Por qué necesita de nuestra
ayuda? – Insistió Hermione.
-Mi amo cometió un error – Dijo el elfo, entre angustiado y
avergonzado – Y ahora lo persiguen para castigarlo. Él no estaba cooperando con
El Señor Oscuro por iniciativa propia, sino porque amenazaron a su madre y a
sus hermanas, pero ahora que ellas huyeron a Italia y están a salvo, sabe que
el castigo de sus acciones va a recaer completamente sobre él, por lo que se
atrevió a escapar…
-Otro Mortífago obligado a servir bajo la amenaza de dañar a
su familia – Dijo Hermione, sentándose en un escalón. El peso de la
desaparición de Luna comenzaba a hacerse sentir en la tensión muscular en sus
hombros y un persistente dolor de cabeza. No quería sentir la pena, sino racionalizarla, pero este proceso le pasaba la
cuenta somatizando su angustia.
Draco notó que la bruja no se encontraba bien del todo y se
acercó a su lado, enredando su mano en el cabello de la chica.
-Cómo sabemos que esto no es una trampa? – Preguntó Draco,
recordando cómo su amigo le había dado la espalda cuando él cayó en desgracia…
Aunque ahora que lo pensaba bien, qué pudo haber hecho Blaise diferente si es
que efectivamente su familia estaba bajo amenaza? Pudo haberse rebelado para
ayudar a Draco? No, no era justo, pero no lo podía culpar por lo que él mismo
había hecho: Cualquier cosa por proteger a sus seres queridos.
-El amo Blaise se encuentra malherido y está siendo
perseguido para ser castigado – Insistió Loopey. Draco asintió. Sabía
perfectamente en qué consistían esos castigos.
-Qué es lo que hizo? Por qué se le castiga? – Preguntó
Draco.
Loopey lo miró a los ojos gravemente y respondió
-Se enamoró de una traidora a la sangre – Dijo en un
susurro. Draco apretó los puños, Hermione inspiró violentamente, evidentemente
shockeada, y Neville suspiró, resignado.
-No puede ser! – Exclamó Draco – No puede ser, Blaise jamás
sería tan idiota, Blaise jamás se fijaría en… - Dijo y se interrumpió cuando se
dio cuenta de que él mismo se había enamorado de una sangre sucia, y la imagen de una cara pecosa y un cabello rojo
furioso se le vino a la cabeza.
Ah mierda! Blaise había tenido cientos de mujeres en su
cama, pero Draco sabía (a pesar de que su amigo no lo confesara), que todas
tenían el rostro de Ginny Weasley.
Malditos Weasleys!
-Qué es lo que pasó? – Preguntó Draco, con voz resignada.
-El Señor Oscuro recibió información referente a Harry Potter
y de cómo él estaría vivo y pasaría a
manos de La Orden en un bar. La Orden efectivamente estuvo presente para el
intercambio, y cuando los Mortífagos aparecieron se enfrentaron en una batalla
que La Orden estaba perdiendo. Fenrir estuvo a punto de capturar a… - Se detuvo,
dudando si revelar el nombre de la chica.
-Déjame adivinar: Ginny Weasley – Dijo Draco – Fenrir trató
de atrapar a la comadreja menor y Blaise se enloqueció al pensar que ese
depravado le pusiera una mano encima. La defendió atacando al hombre lobo y por
esa razón casi lo capturan a él. Estoy en lo correcto?
-Sí, pero cómo sabe? – Preguntó el elfo, impresionado.
-Blaise siempre ha sentido algo intenso por esa chica, algo
que unos días es odio y otros días es algo parecido al amor. Él no se hace
ilusiones de estar con ella, pero maldito sea si va a permitir que la toque una
bestia como Fenrir – Resopló rodando los ojos.
-Blaise Zabini tiene sentimientos – Susurró Hermione.
-Hasta los villanos tenemos un corazón, sabes? – Preguntó
Draco, medio en serio, medio en broma.
-Claro que lo sé! Y tú no eres un villano – Dijo Hermione
besando el dorso de la mano de su mago – Pero Blaise y Ginny? Con razón eran
tan intensos esos partidos de quidditch!
-Bueno, pero entonces qué pasó? – Preguntó Draco, tratando
de encausar la conversación.
-Al ver que el amo Blaise atacaba a su propio bando, los
Mortífagos lo atacaron a él. El amo alcanzó a escapar apenas y mal herido, pasó
a su casa a recoger lo indispensable, y me llamó a mí para reunirnos en el
bosque cercano a una vieja propiedad de su familia. Yo hice por él lo que pude,
y entonces recordé la oferta de Dobby de darme un lugar donde vivir si un día
mi amo lograba desvincularse de El Señor Tenebroso, pero al llegar aquí el
señor Scamander estaba destrozando la casa y el señor Longbottom trataba de
controlarlo – Relató el elfo – Por favor señor Malfoy, ayude a mi amo…! – Rogó.
-Más te vale que esto no sea una trampa – Amenazó Draco –
Daisy! – Rugió.
-Me llamaba amo Draco? – Peguntó la elfina – Oh! Hola Dobby,
hola Loopey, no esperaba volver a verte.
Ambos elfos saludaron a Daisy con sonrisas bastante
estúpidas. Aparentemente bajo sus estándares, Daisy era toda una belleza.
-Nos vamos al bosque ubicado detrás de la casa de la abuela
de Zabini – Dijo Draco – Hay un herido.
-Hey! – Se quejó Hermione – Yo también voy!
-No! – Fue un rugido colectivo.
-Pero… -Balbuceó ella, descolocada.
-No – Dijo Draco besando su mejilla – Si alguien le da
instrucciones de cómo llegar a Granger, se las va a tener que ver personalmente
conmigo… Y yo no juego con el tema de su seguridad.
Y dicho esto, desapareció, seguido por Daisy y Loopey.
Hermione suspiró, se puso de pie, sacudió su túnica, y
resignada entró a la casa para ver qué podía hacer por Rolf.
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Espero les haya gustado, saludos!
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