lunes, 27 de junio de 2011

Be Mine 5



Capítulo 5
Awake at the break of the day
It's working, it brings in the pay
There's a lonely dirt road
Leading back through the trees
There's a wagon that takes them away
Don't forget your own
Wilderness wish; it gets buried in snow
Call it home
It's lumber and stone
Stranded and free
This is not like home/4
This is not like home / The Great Lake Swimmers

Paul POV
Decidir huir en lugar de luchar iba contra cada uno de mis instintos, pero por Bella? Por Bella no lo dudé un segundo. Necesitaba ponerla a salvo, ya más tarde lidiaría con Jacob por arriesgar a mi mujer. Mía.
La tomé en mis brazos y corrí. No sabiendo dónde más ir, la llevé a mi casa. La casa del viejo… Odiaba esa casa. Odiaba vivir en la reserva y odiaba ser un lobo. Odiaba mi jodida vida y el puto cabrón en el que me había convertido a pesar de lo duro que había luchado por dejarlo todo atrás. Yo simplemente había aspirado a una vida normal…
Llegar a casa de la escuela y que mamá cocinara la comida mientras papá estaba en el trabajo, tener a alguien que me ayudara con los deberes, me cosiera mis disfraces para las obras del colegio y me sacara fotos en las graduaciones y recordara mis cumpleaños.
Pero mamá murió cuando, embarazada de 8 meses de mí, el viejo le dio una golpiza por "coquetear con su ginecólogo" que le precipitó el parto. Hubo complicaciones y ella murió. El viejo pasó algunos meses en la cárcel…
Pasé esos meses en un orfanato, pero el viejo me "rescató" de mi familia sustituta y me llevó a vivir con él. El gobierno no le quitaría a su primogénito! Como si alguna vez me hubiera querido…
Pero así es la cosa, a los niños nativos se les mantiene con sus propias familias dentro de lo posible para que crezcan conociendo sus tradiciones. Si la familia resulta ser sólo un viejo borracho y maltratador, mala suerte!
Cabrones asistentes sociales nunca hicieron nada por defenderme...
Las golpizas del viejo comenzaron temprano, generalmente alimentadas de alcohol y frustración. El viejo vivía del seguro de deshabilidad y se gastaba el dinero en alcohol y póker, lo que nos hacía los beneficiarios del título de "caso de caridad" de la reserva.
Algunas de las mujeres cocinaban de más y nos traían las sobras, algunos de los chicos mayores me heredaban sus ropas y yo debí hacerme cargo de la casa desde los 4 años, manejando el poco efectivo y escondiéndolo para que el viejo no se lo gastara, limpiando y cocinando, pagando las cuentas a tiempo y pidiendo prórrogas en el almacén de La Reserva.
Y odiando cada segundo de mi vida.
Pero desde siempre supe que lo único que me sacaría de ahí sería la educación.
Me sumergí en mis estudios cada segundo libre que tuve, y cuando llegó la hora de postular a la Universidad, la jodida historia de mi vida, mis calificaciones y mi condición de Quilute, me hicieron acreedor de una beca de estudios completa en la WU para estudiar arquitectura.
Siempre quise estudiar arquitectura y aprender a construir y planificar. El viejo sólo había destruido y yo quería ser completamente diferente.
El viejo se fue a la mierda cuando yo me largué a Seattle. Ya no había quién lo cuidara y se preocupara del dinero, la comida o sus excesos con la bebida. Murió de cirrosis durante mi primer año de Universidad. El día de su funeral fue mi examen final de Taller II, y no asistí a despedirlo. No tenía nada que decirle y no arriesgaría mi calificación ni mi carrera por él.
Con la muerte del viejo heredé su jodido auto, lo único sagrado para él, un maldito Dodge Super Bee 1970 que no condujo jamás (probablemente porque nunca estaba lo suficientemente sobrio como para conducir) y que pasó años estacionado juntando polvo.
Además heredé la casa.
Dejé que ambas cosas se pudrieran, nada en La Push me interesaba, y no quería volver jamás.
Entrando en 4° año de arquitectura un par de oficinas de arquitectura me ofrecieron internados part time, lo que me dio experiencia y algo de dinero, que sumado a la beca y mi buena administración, me permitió ahorrar un poco.
Todo pintaba bien, mi aplicación para mi beca de postulación a la continuación de estudios de postgrado estaba entregada y todo indicaba que me la ganaría.
Me especializaría en Planeamiento Urbano… mis ciudades serían ordenadas y eficientes, tal como me gustaría que hubiera sido mi vida…
Pero de pronto me enfermé. Tuve fiebre un par de días y temblaba como si tuviera malaria. Después de una semana de no ir a clases recibí una llamada de Billy Black, que me controlaba de cuando en cuando en representación del Concejo de la Tribu, haciendo seguimiento a "sus muchachos". Le conté que me encontraba enfermo y los síntomas, y al día siguiente tenía en mi puerta a Sam Uley.
Mi transformación fue, paradójicamente, gatillada por la noticia de que me transformaría.
Sam me llevó de vuelta a La Reserva y yo debí renunciar a toda mi vida en Seattle aduciendo a una terrible enfermedad.
Y 5 meses después, mi vida se puso aún más "interesante" porque imprimé. En Bella Swan.
Y todos mis planes, todos mis sueños de normalidad se volvieron a ir por el puto desagüe.
Yo no pedía nada sofisticado de la vida. Trabajar, tener una esposa que me quisiera, hijos, comida en el refrigerador, un empleo… normalidad.
Pero en cambio soy un fracasado de 22 años con un empleo Part Time en construcción y un empleo Full Time como "Protector" de mi tribu. No tenía nada, no amaba a nadie, no le importaba a nadie.
Y estaba destinado a pasar mi vida con una mujer que me odiaba y que a mí mismo ni siquiera me caía bien… Mierda! Jodida suerte la mía.
…oOo…
Cuando entramos a mi casa Bella decidió que me quería conocer. Eso satisfizo al lobo… si… pero sus preguntas? Incómodas por decir lo menos…
Pero las contesté de todos modos, ella merecía saber…
Cuando le conté la historia de mi fallida educación ella me miró de manera apreciativa. Según Jacob Bella era una chica inteligente, y seguro apreciaría lo que había significado para mí perder mi beca.
-Está bien princesa… ahora basta de mí. Qué hay de ti? –Pregunté ansioso por conocerla. Saber qué tanto me conocía la naturaleza para asignarme precisamente a esta chica.
-No lo sé, qué quieres saber? –Preguntó insegura. Como si su vida no mereciera ser contada.
-Qué quieres hacer cuando termines la secundaria? –Ofrecí.
-No lo sé… antes… antes quería estudiar zoología… soy buena en ciencias, pero ahora no lo sé… no sé si me quiero ir de Forks –Zoología? En serio? Y está imprimada a un jodido lobo? Gracioso, muy gracioso. Pero qué demonios significa que no quiere dejar Forks? En este pueblo a penas si hay una secundaria! Quiere estudiar una carrera por correspondencia?
-Qué te ata a este pueblo? –Pregunté. Ella me miró con cara de fastidio. Seguro era un tema peliagudo… como el viejo lo es para mí.
-Charlie –Respondió automáticamente. No le creí ni por un segundo.
-No es sólo eso princesa, no me mientas –Dije acercándome un poco para mirar mejor su rostro.
-Yo… -Dijo con la voz quebrada –Yo no me quiero ir de Forks porque aquí es el último lugar donde fui feliz… -Dijo comenzando a llorar. Y me rompió el corazón. Mierda, ella no podía llorar… el lobo y yo estuvimos de acuerdo… Protégela!
Y antes de planear nada la tomé en mis brazos y la senté en mi regazo.
-Lo siento princesa, no quise hacerte llorar –Dije a punto de ponerme a llorar por mi cuenta. No soporté verla sufrir de esta manera, me estaba matando y quise consolarla de cualquier forma que pudiera.
-Está bien… el problema soy yo… estoy rota, ya no funciono bien… lo siento… -Dijo sollozando.
-No quiero escuchar que vuelvas a decir eso princesa. Nunca más! –Dije furioso.
-Paul yo… lo siento, pero es verdad… no estoy bien, y no sé si alguna vez volveré a funcionar correctam… -Alcanzó a decir y cubrí sus labios con los míos para callarla. En principio fue simplemente una maniobra distracción, pero en pocos segundos se transformó en lo único que existía en el universo, ella y yo, unidos.
Alguna parte de mi cerebro, la que funciona racionalmente, esperaba que ella me golpeara y gritara para que la dejara en paz, pero en lugar de eso, sus brazos se aferraron a mi cuello y entreabrió sus labios permitiéndole la entrada a mi lengua.
Lo admito, he besado a una respetable (o poco respetable) cantidad de mujeres, pero jamás, nunca, he sentido con nadie lo que sentí al explorar la boca de Bella.
Su sabor, su textura y su olor eran hechos exactamente para mí. La naturaleza era sabia, no lo discutiría más. Había imprimado en mi propia bomba sexual.
No quise presionarla, ella no se veía muy segura de lo que hacía, sobre todo considerando que había salido con un chupas… mierda! No puedo pensar en eso ahora! No mientras mi lengua está enroscada en la suya. Sería posible que no hubiera llegado demasiado lejos con la sanguijuela?
Oh si eso fuera posible, sería perfecta!
No, idiota, tal como es, es jodidamente perfecta.
Y entonces comencé a ronronear… como un puto gato. Ronronear!
-Paul… que es eso? –Preguntó ella entre besos con los ojos aún cerrados, sonrojada y completamente sumergida en mis besos y mi abrazo.
-Eso princesa, es un lobo ronroneando –Respondí sin especificar que los lobos sólo reaccionan cuando han imprimado. Y sólo con su mujer.
-Es malo? –Preguntó abriendo los ojos, luciendo preocupada.
-Eso princesa, es bueno, muy bueno –Dije sintiéndome malditamente bien.
-Me gusta cómo suena… -Sonrió –Hace vibrar mi cuerpo… Eres como un sillón masajeador!
-Te crees muy graciosa verdad? –Dije con voz amenazante. La princesa quería jugar?
-Siiip –Contesté sonriendo aún más y poniéndose de pié, retrocediendo.
Yo me puse de pié acechándola… Y me lancé hacia ella, pero ella se movió en el último momento, tropezando con una mesa.
-No te tengo miedo –Dijo jadeante. Mmmmmmmh…
-Deberías –Dije agachándome para susurrar en su oído, acariciándola con mi aliento y olisqueándola disimuladamente. Deliciosa… Ella se estremeció.
-No te tengo miedo –Repitió. Y yo continué con lo que hacía.
-No te dijo tu novio que tuvieras cuidado conmigo? –Susurré, mis labios casi rozando su oreja. Necesitaba saber si le habían hablado mal de mí… si mi reputación me precedía.
-Jake? –Jadeó.
-Sí, tu novio –Dije odiando las palabras, pero necesitaba conocer la naturaleza de su relación.
- Jake no es mi novio… No tengo novio… -Dijo cerrando los ojos, y ofreciéndome su cuello completamente. Mi puto ronroneo aumentó en intensidad.
-Mmmmmh… ciertamente se comporta como tu novio, Princesa… a lo mejor deberías dejarle claro a quién perteneces…-A mí!
-Mmmmmmh… -Dijo temblando. Pude oler su excitación permeando el aire… quise lamerla, aquí y ahora…
-Quieres que te bese verdad? –Pregunté formulando las palabras contra la comisura de su boca.
-N… n… -Jadeó tratando mentir. No va a funcionar Princesa, no le puedes mentir a tu lobo…
-Entonces por qué tus labios están entreabiertos como si estuvieras esperando un beso? –Dije tomando su cintura para presionar mi erección contra su pelvis… Oh estaré ahí pronto… muy pronto…
-Yo… no… -No mientas! No lo intentes…
-Dímelo… dime que no quieres que te bese y te voy a dejar tranquila… dime que no te bese y no te voy a volver a tocar… -La desafié mordisqueando su barbilla.
El olor de su excitación se hizo aún más fuerte y aferró sus dedos a mi cabello y forzó su boca contra la mía con toda su fuerza… Yo la tomé de las caderas para levantarla y sus piernas rodearon mis caderas… Oh! Al carajo todo, la voy a hacer mía ahora!
Moví mis manos para acunar su trasero y la senté en el mesón de la cocina y posicioné su centro contra mi erección, creando la fricción que ambos anhelábamos.
La besé en la boca lenta, seductoramente, empujando su espalda contra el mesón, y la acaricié por debajo de su camiseta mientras ella recorría con sus manos mi espalda desnuda.
-Tan pálida, tan pequeña –Murmuré sin darme cuenta de lo que decía. Ella es perfecta…
-Eres perfecta Princesa… la mujer más exquisita del mundo –Dije mientras mi mano subía hasta su corpiño y regresaba a su estómago, una y otra vez.
-Paul… Oh… –Gimió. Quise hacerla gemir otra vez.
-Preciosa… tan suave… -Murmuré. Necesitaba más… Ahora!
Mi mano subió un poco más y se posó en su pecho por sobre el brasier, acariciando suave, lentamente.
Se estremeció y gimió, y algo en su reacción me dijo que ella nunca había hecho esto…
Mierda Paul! Esta es tu mujer, no una cualquiera que puedes tomar en el mesón de la cocina! Mierda!
-Creo que tu padre debe estar preocupado, mejor te llevo a tu casa –Dije con la voz aún ronca por el deseo.
-Oh?... oh… o…k…? –Balbuceó a punto de romper a llorar. Genial! Ahora se siente rechazada. Estrellita dorada para el perro imbécil que hace llorar a su chica!
-Princesa, esto definitivamente lo vamos a continuar en otro momento –Aclaré –Pero no creo que sea buena idea que el jefe de policía te prohíba venir a La Push… Vamos, te llevo a tu casa –Dije extendiéndole la mano. Necesitaba sacarla de mi maldita casa cuanto antes, no sabía cuánto tiempo podría resistirme a reclamarla.
-Wow! Lindo color! –Exclamó al salir y ver el auto del viejo.
-Gracias –Respondí encogiéndome de hombros. Si no valiera tanto le prendería fuego al puto auto.
-Qué tipo de auto es este? Nunca lo había visto… -Preguntó. Extraño, no lucía como el tipo de chica que se fija en qué auto conduces… pero qué demonios sé yo, si no la conozco!
-Es un Dodge Super Bee 1970 –Respondí sin mirarla
-Y por qué lo odias? –Preguntó. La miré fijamente… es que no le interesaba el auto? le interesaba mi reacción ante el auto! Esta chica es especial…
-Era del viejo… no quiero hablar de eso… -Dije abriéndole la puerta del pasajero.
-Ok… última pregunta… quién es "el viejo"? –Preguntó.
-Mi padre –Dije y no quise hablar más.
…oOo…
Dejarla en su casa es de las cosas más difíciles que he hecho. El instinto es fuerte y al descubrir a tu imprimada debes "cerrar el trato" lo antes posible, de lo contrario es físicamente doloroso el estar separados (al menos para el lobo).
Manejé hasta orillas del bosque y me transformé. Corrí y corrí tratando de no pensar, de actuar por instinto, agradeciendo internamente que Jacob ni el resto de la manada estuvieran en forma de lobo por el momento.
Por la noche regresé a casa de Bella, y dormí bajo su ventana, rogando al cielo que el Jefe Swan no mirara por la ventana durante la noche y se encontrara con un jodidamente enorme lobo mutante haciendo guardia a su casa... No quería terminar de alfombra o en la perrera...
Durante el día siguiente seguí en forma de lobo y decidí cazar y quedarme en el bosque. No quería ver a nadie de la reserva… una idea se estaba formando en mi mente y no quería que nadie me pudiera disuadir.
Cada noche, al no soportar más el dolor, regresé a ella, y cada vez el alivio que sentí al estar junto a ella me abrumó.
Debía hacer algo cuanto antes.
El viernes me transformé, recogí mi auto y regresé a casa. Me duché, me preparé algo de comer y tomé mi celular para hacer la llamada que marcaría mi futuro.
-Aló? –Contestó una voz femenina.
-Claudia? Hola nena! Es Paul, estás libre esta noche?

1 comentario:

  1. Ohhhhhhhhh! Triste pero magnífica la historia de Paul! Me encantan sus extremos, que construya en lugar de destruir...Ahora entiendo los muebles de los extras!!!! maravilloso! Y encima él imprimado perdido y tal vez buscando soluciones en Claudia! Voy a ver!!! No imaginas cuánto estoy disfrutando!!! Mil gracias preciosa!
    Besos
    T.

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