Come on get down
Come get down
Make a mess, make a bow
Come on get down
Come get down
Mighty youth, here and now
Come get down
Make a mess, make a bow
Come on get down
Come get down
Mighty youth, here and now
So come on honey, cut yourself to pieces
Come on honey, give yourself completely
And do it all though you can't believe it
Youth knows no pain
Youth knows no pain
Come on honey, give yourself completely
And do it all though you can't believe it
Youth knows no pain
Youth knows no pain
Youth knows no pain / Lykke Li
Emmett POVLa transformación terminó. Y Bella quedó completamente inmóvil por 8 segundos. 8 agonizantes, eternos, tortuosos segundos.
Y entonces abrió los ojos. Y sonrió.
Y entonces estaba sobre mí.
Sus labios se estrellaron contra los míos en un beso apasionado y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo como sellando mi destino. Lo supe con absoluta certeza. Esta mujer era mía, cada instinto, cada célula de mi cuerpo me impulsó en una dirección. Reclamarla. MÍA.
Moví mis labios por su cara tratando de grabar en mi mente cada uno de los sutiles cambios en su rostro, y comencé a murmurar un rosario de incoherencias y pensamientos dispersos que no pude ni quise reprimir.
-Bella… Bella… amo… necesito… mierda… viva… suave… sexi… amo… quiero… necesito… Bella… piel… -Dije entre besos.
-Em… mío… reclamar… dentro de mí… mío… mío… ahora –Respondió Bella en completa sincronía, como si sin planearlo estuviéramos inventando un nuevo lenguaje, sólo para los dos.
Mis manos se aferraban a su sedoso cabello como si fueran las cuerdas que me sostenían con vida, y sus manos comenzaron a vagar por mi espalda y mi pecho. La oí gruñir de disgusto y antes de poder preguntarle cuál era el problema mi camisa se encontraba hecha jirones y la camiseta de Bella sufrió el mismo destino.
Y nos encontramos por primera vez piel con piel, una sensación maravillosa e imposible de describir. La piel de Bella ya no era imposiblemente cálida, sino tibia al tacto con la mía, y eso me hizo más fácil perderme en ella, haciéndonos imposible distinguir dónde comenzaba ella y dónde terminaba yo.
A pesar de que mis instintos (y aparentemente los de Bella) me impulsaban a reclamar su cuerpo de manera rápida y frenética, la parte más racional de mi mente sabía que debía tomarme mi tiempo y enfocarme en su placer, ya que ella era virgen.
Tomé a Bella por la cintura y a empujé con fuerza contra el colchón y me posicioné rápidamente sobre su cuerpo. Ella gimió y se aferró con fuerza a mis hombros y continuó con la exploración de mi pecho, estomago y espalda que parecía tenerla fascinada.
Yo besé sus labios dulcemente y fui descendiendo y depositando besos húmedos por su cuello y hombros, mientras mis manos acariciaban sus pechos, reconociendo su nueva forma y tamaño.
Lentamente descendí hasta depositar un casto beso en su pezón derecho y ella se arqueó exponiéndose aún más a mí. Repetí la misma operación con su pezón izquierdo.
-Em… deja de jugar conmigo… -Jadeó. Por toda respuesta tomé su pezón en mi boca por completo y succioné fuerte, haciéndola gemir mi nombre.
Continué acariciando y besando sus pechos hasta que sentí a mi Bella retorciéndose bajo mi cuerpo, frotando sus piernas en busca de fricción que le proveyera algún alivio.
Bajé desde sus pechos por su costado y luego hasta el límite de sus shorts, mordisqueé su plano estómago y hundí mi lengua en su ombligo, maravillándome con su sabor y olor… frutillas con crema y canela… mi Bella olía a postre.
No me molesté con bajar sus shorts y bragas. Con un giro de mis muñecas se convirtieron en harapos y Bella quedó completamente desnuda frente a mí.
Quisiera decir que me tomé mi tempo para acariciarla y observar su glorioso cuerpo y los cambios que la transformación había producido en él… Pero estaría mintiendo.
Al tenerla desnuda el olor de su excitación invadió mis sentidos y simplemente no pude reprimir mis instintos y hundí mi rostro entre sus piernas, explorándola con mis labios y mi lengua, bebiendo de ella.
Su sabor no había hecho más que intensificarse con la transformación, haciéndose aún más irresistible. Supe en ese momento que había encontrado mi lugar favorito en el mundo y que lo visitaría constantemente.
Nuevamente su espalda se arqueó, pero sus manos se aferraron a mi cabello con fuerza y sus piernas se apretaron contra mi cabeza anclándome en esa posición. No es que me queje, no había otro lugar donde quisiera estar.
Recorrí sus pliegues con mi lengua una, dos, tres, cuatro veces. Mis labios besaron y succionaron suavemente y un gruñido de placer brotó de mi pecho, creando vibraciones que hicieron gemir a Bella y pedir más.
Una de mis manos se movió a su cadera para obligarla a quedarse quieta, ya que insistía en retorcerse, y la otra fue directamente a su clítoris, acariciándolo en movimientos circulares.
Mi lengua se movió a su entrada y la penetró, tratando de introducir la mayor cantidad de veneno posible. Tenía sólo una posibilidad de hacer esto bien y quería que Bella sufriera lo menos posible.
La respiración de Bella se hizo más y más irregular, de sus labios salió una sarta de maldiciones, sus manos se aferraron con más fuerza a mi cabello, sus caderas se movieron al ritmo de mis penetraciones y finalmente todos sus músculos se tensaron, marcando su clímax.
Mi mano sobre su clítoris se detuvo pero mis labios siguieron besando y murmurando palabras de amor para ayudarla a descender de sus alturas. Cuando su respiración volvió a la normalidad y una sonrisa de contento adornó su rostro me acerqué a besar sus labios.
-No sabes lo que me has hecho sufrir sin ti Belly Boo –Murmuré entre besos.
-Lo sé y lo siento, te amo Em… -Dijo dulcemente. Luego cambiando bruscamente su tono de voz -ahora basta de hablar hazme el amor! –Demandó. Yo no pude reprimir una carcajada pero por supuesto, sus deseos son órdenes.
Me posicioné en su entrada y me dispuse a penetrarla lentamente…
Pero ella tenía otras ideas…
En el momento en que me sintió alinearme contra ella, Bella emitió un gruñido y abrazó mi cintura con sus piernas y proyectó su cadera hacia adelante, efectivamente empalándose contra mi erección en un solo movimiento.
Por un momento ninguno de los dos fuimos capaces de movernos. Yo perdido en un placer sin límites, convencido de que cualquier movimiento me empujaría a mi clímax, y eso sería algo que mi orgullo y mi hombría no podrían sobrevivir. En mi mente repetía como un mantra… virgen… tan estrecha… eternamente estrecha…
Bella por su lado se encontraba paralizada por el dolor de su himen roto y mi veneno formando una cicatriz. No quería arriesgarme a que su himen se regenerara y tener que pasar por esta dolorosa experiencia otra vez…
Además debo reconocer que soy bastante grande, por lo tanto sus músculos necesitarían un momento para adaptarse a mi intrusión.
-Bells… estás bien? –Dije preocupado al verla con los ojos fuertemente apretados y completamente inmóvil.
-Si… si… dame un segundo –Murmuró.
Nos quedamos así, unidos por unos momentos, hasta que Bella tentativamente movió sus caderas hacia mí. Yo asumí una cadencia lenta pero firme, y pronto nos encontramos haciendo el amor con una fluidez increíble, como si lo hubiéramos estado haciendo desde siempre.
-Em… más… más rápido, más fuerte! –Demandó.
-Estás segura? Bells, te va a doler… -Le dije perdido en las sensaciones de su cuerpo bajo el mío, de estar enterrado profundamente en ella, de saber que era por fin mía para siempre.
-Más! –Gimió. Y quién soy yo para discutir? Fuimos aumentando el paso y fluctuamos sin problemas entre el hacer el amor dulcemente a coger como animales. Nuestros cuerpos juntos eran como 2 piezas de un rompecabezas, encajando perfectamente, trabajando en conjunto, exprimiendo cada gota de placer.
Cuando sentí que ya no podía más moví mi mano entre nuestros cuerpos frotando su clítoris para precipitar su orgasmo. En cuanto sentí sus paredes contraerse me dejé llevar y reclamé sus labios otra vez, ahogando nuestros gritos de placer en un beso.
Rodé hacia su costado para evitar aplastarla con mi peso, aunque sabía perfectamente bien que no podía causarle ningún daño. Pero las costumbres son difíciles de olvidar, y ante mis ojos ella aún era frágil y delicada, especialmente después de estos días de agonía en que pensé que la perdía.
Rodeé su cuerpo entre mis brazos y la presioné contra mí, y ella recostó su cabeza en mi pecho y enredó sus piernas entre las mías.
-Wow… Em… wow! –Suspiró.
-Estamos para complacer, Belly Bee –Dije besando su cabello –Espero que no te haya dolido demasiado -Dije en un tono más serio -La primera vez para una vampiro virgen puede ser… incómoda…
-Incómoda? –Bufó – Sentí que me estabas desgarrando por dentro con un anzuelo oxidado! Y después le echaste lava! Qué demonios Em… me podías haber advertido! –Reclamó, medio en broma, medio en serio.
-Traté de poner suficiente veneno para que no te puedas regenerar… pero romper membranas en un vampiro siempre es doloroso… lo siento Jingle Bells, pero ya nunca más te va a doler –Dije sinceramente arrepentido. Habría tomado su dolor gustoso de haber podido, pero no podía dejar de alegrarme de haber sido yo quien reclamara y marcara completamente su cuerpo. MÍA.
-Mmmmmmmmh… bueno… el resto fue increíble… tú eres increíble… -Murmuró besando mi pecho.
-Te amo Belly Bean –Suspiré apretándola más. Nunca la dejaría ir.
-Te amo Emmy… te amo tanto que duele… te amaba antes, pero ahora… es distinto… es… como si mi corazón se hubiera expandido en mi pecho, como si pudiera sentirte dentro de mí… es algo que le pasa a los vampiros? Es normal? -Preguntó.
-Algo así… es algo… de almas gemelas –Respondí sin saber exactamente cómo explicarle.
-Almas gemelas? Eso existe? –Preguntó escéptica.
-Entre vampiros existe. Tu eres mi alma gemela y lo sé y lo siento desde hace algún tiempo… pero tú como humana no lo podías sentir… el impulso sólo estaba de mi parte –Traté de explicar.
-Em… pero esto que siento es tan grande… es… tu eres todo… por qué no me dijiste? Tiene que haber sido tan difícil para ti… -Dijo apenada.
-Por que tenías que tener la opción. Tenías que amarme porque es lo que tú querías, no por un lazo cósmico o esotérico. Si te lo hubiera dicho te habrías sentido obligada a quererme…
-Pero de todas formas… no me parece justo… -Dijo apretándose más contra mi cuerpo.
-Lo importante es que ahora estamos juntos y todo está bien entre nosotros… -Dije besando sus labios –Belly Nelly… no estás sedienta? –Pregunté, recordando de pronto que Bella era una vampira neófita.
-Agh! Sí!... ahora que lo mencionas… sí… me arde...
-Vamos entonces, a cazar! –Dije levantándome y comencé a escarbar en mi bolso para buscar qué ponerme.
-Dónde estamos? –Preguntó Bella mientras escarbaba las bolsas de Target que le apunté.
-Gardiner, Montana. En la antigua casa de mi familia y en medio de Custer National Forest, el parque que limita con Yellowstone. Vamos a poder cazar cuantos osos quieras! –Dije mientras me vestía, entusiasmado con la perspectiva de luchas con osos cada vez que tuviéramos ganas.
-Agh! Mierda! –Exclamó Bella con una camiseta en sus manos hecha jirones.
-Tienes que aprender a controlar tu fuerza… trata otra vez –Dije tratando de no reírme ante su frustración.
-Mierda! Mierda! Mierda! –Gritó cuando destrozó la cuarta camiseta.
-Belly Boo, si quieres te puedo ayudar a vestirte –Ofrecí.
-No demonios! Agh! –Dijo pateando las bolsas de ropa, furiosa y completamente desnuda. Estuve a punto de lanzarme sobre ella y reclamarla otra vez, pero sabía que ya había pasado demasiado tiempo sin alimentarse y debía estar famélica –Debería ser capaz de vestirme sola maldita sea!
-Bells… por favor, déjame ayudarte –Dije acercándome a ella y la abracé contra mi pecho. Ella se aferró a mí y sollozó sin lágrimas, descargando su frustración.
-Está bien… me ayudas? -Dijo muy bajito. Yo busqué entre las bolsas hasta que encontré un set de ropa interior, un par de calcetines, jeans, una camiseta y un par de zapatillas y la ayudé a vestirse prenda por prenda. Incluso vestida así, totalmente casual, era la mujer más hermosa que había visto en mi vida, y no pude creer en mi buena suerte. Esa mujer era mía, para siempre.
Una vez que estuvo vestida le tendí la mano y caminamos juntos hacia el bosque. Bella no dijo nada más, y se contentó con observar sus alrededores en silencio, probablemente abrumada por sus sentidos realzados. Pero una vez que estuvimos en el bosque, echamos a correr.
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