domingo, 18 de septiembre de 2011

Red Moon 14


Hola a todos! Como ven, SI PUBLIQUÉ para el 18! tomando navegao (vino caliente con especias), escuchando cuecas y preparando un asadito, pero publiqué.
Les cuento que en mi blog estoy mejorando la manera de acceder a las historias, ahora pueden acceder a cada capítulo de forma independiente, y además las chicas de Wonder Faces me regalaron portadas para Tal para Cual! y mejoraron mi avatar. Mil gracias por eso!
Espero que les guste este capítulo y no las decepcione... la cosa va lenta pero segura, ya me entenderán.
Abrazos y que disfruten!
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Capítulo 14
Jasper POV
When the evening shadows and the stars appear
And there is no one there to dry your tears
I could hold you for a million years
To make you feel my love
I know you haven't made your mind up yet
But I would never do you wrong
I've known it from the moment that we met
No doubt in my mind where you belong
To make you feel my love/ Bob Dylan
Las manos de Bella se movieron entre mi pecho y mi estómago, dejando un rastro de un leve hormigueo a su paso. Nunca tan leves caricias me habían afectado de esa forma. Podía sentir su lujuria, que sumada a la mía me tenía en un estado de frenesí que me impulsó a tocarla de la misma forma.

Mis dedos recorrieron la suavidad de sus muslos dibujando círculos, memorizando el tacto de cada centímetro de su piel.
-Jazz –Gimió sin dejar de acariciarme. Su lujuria iba en aumento y claramente necesitaba el deshaogo que sólo yo podía darle.
-Bella –Gemí vuelta –Quiero darte placer cariño… puedo darte tanto placer… déjame hacerlo? –Le rogué con la voz ronca de deseo… Oh, cómo necesitaba tocarla, explorarla entre sus piernas… cómo ansiaba que estallara de placer en mis manos…
Ella se limitó a asentir, demasiado perdida en la necesidad como para usar palabras, y yo comencé a acariciar su estómago, acercándome y alejándome del lugar que deseaba conquistar.
Una y otra vez acaricié su piel desnuda con toda calma, aunque en mi interior todo era fuego y necesidad… Cuando posé mi mano palmeando su monte de Venus ella gimió…
-Mmmmmmh –Dijo con los ojos cerrados sin dejar de tocarme.
Yo continué mi trabajo entre sus blancos muslos, acercándome cada vez más a su centro, hasta que pude rozar sus labios a través de la tela. Incluso a través de la temperatura del agua podía percibir el calor del sexo de Isabella, ardiente para mí.
-Jazz –Jadeó –Por favor…
Y entonces mis dedos movieron la tela a un lado, entrando en contacto con su hinchado clítoris, ansioso de ser atendido como merecía. Con el dedo pulgar comencé a acariciarlo en círculos mientras mis otros dedos se movían entre sus labios, tocándola por primera vez, reconociendo sus confines vírgenes.
-Oh dios! –Exclamó cuando las caricias parecían ser demasiado para ella y su nivel de lujuria se intensificó. Sus músculos abdominales se tensaron y más fluido escapó de su entrada.
Yo acerqué mi boca a su oído y susurré mientras besaba su cuello
-Déjate llevar preciosa… disfrútalo, cariño... déjame darte el placer que te mereces... déjate llevar…
Y en una oleada embriagadora, sobrevino su orgasmo, y lo pude sentir en cada rincón de mi propio cuerpo, gatillando mi descarga sin que Bella tuviera que hacer el más mínimo esfuerzo por complacerme.
Bella cayó contra mi pecho lánguida y exhausta y yo la abracé a mí, sin poder creer la experiencia que acabábamos de tener.
…oOo…
Estuvimos así abrazados por un largo rato, simplemente conteniéndonos el uno al otro, diciéndonos dulces palabras al oído y respirando al unísono, sincronizando nuestros cuerpos.
Cuando la piel de los dedos de las manos de Bella se comenzó a arrugar, la tomé en mis brazos y la ayudé a levantarse para que nos diéramos una rápida ducha. Paradojalmente, nos encontrábamos más sucios al entrar que al salir de la tina…
Bella tenía su largo cabello casi todo mojado, por lo que se lo solté y poniendo un poco del champú de Rosalie entre mis manos comencé a lavar su cabellera. Ella se inclinó apoyando su espalda en mí y me dejó hacer mi trabajo.
Una vez que estuve seguro de que su cabellera estaba perfectamente limpia le apliqué acondicionador, deshaciendo los nudos con mis dedos, para finalmente enjuagarla masajeando su cuero cabelludo. Ella, entregada a mis cuidados sólo emitió ruiditos de placer y se dejó hacer.
Cuando terminé de enjuagarnos el jabón, corté el agua y salí rápidamente de la tina. La envolví en una gruesa bata de algodón de Rose que le llegaba casi a los pies (los más pequeños y preciosos pies que he visto en mi vida, con las uñas pintadas de color negro) y me envolví una toalla en las caderas para removerme el incómodo traje de baño mojado.
Bella me observaba sin decir palabra, feliz y de acuerdo a sus emociones, maravillada por lo que había transcurrido esa tarde entre nosotros. Yo también lo estaba.
-Bella cariño, en el primer cajón hay un secador de pelo y cepillos y peinetas… puedes usarlos a voluntad. Una vez que estés lista debes vestirte por que estamos un poco atrasados. Voy a llamar a tu padre para avisarle mientras te alistas –Le dije abrazándola por detrás.
-Qué le vas a avisar a Charlie? –Preguntó alarmada.
-Que le acabo de dar a su hija su primer orgasmo –Le dije guiñándole un ojo. Ella trató de parecer enojada pero rompió a reír junto a mí –Le voy a decir que llegarás a casa en 10 minutos! –Aclaré.
-Oh… Ok… Puedo ocupar una camiseta de Esme? –Preguntó –La mía está hecha un asco…
-Lo que quieras Bella… esta es y siempre ha sido tu casa…
-Gracias Jazz –Dijo besando mi nariz –te amo un montón.
-Te amo –Dije golpeando una de sus perfectas nalgas y me dirigí a la habitación de Esme a vestirme. Una vez estuve listo llamé a casa de Bella.
-Aló –Dijo Charlie.
-Jefe Swan, habla Jasper Hale. Lo llamaba para informarle que estoy con Bella y que estaremos en su casa en 10 minutos señor.
-Y por qué me estás llamando tú, muchacho? –Preguntó perspicaz.
-Porque me pareció lo correcto señor, Bella está retrasada por mi culpa y pensé que usted debía saberlo. Quiere hablar con Bella? –Ofrecí.
-No, no, hablaré con ella cuando lleguen aquí. Conduzcan con cuidado. Adiós –Ese es mi suegro… un hombre de pocas palabras…
…oOo…
El viaje de regreso a casa de Bella fue una tortura. Yo quería seguir explorando nuestra recién descubierta sensualidad y tenía una necesidad enorme de ella. El término "bolas azules" ya me era familiar pero de ahora en adelante… supe que sería casi mi lema.
Y Bella no lo hizo nada de fácil, sentándose en mi regazo mientras conducía, y acomodándose cada pocos minutos, lo que nos ponía en serio peligro de chocar la camioneta contra un poste.
-Bella cariño me estás matando! Quédate quieta o nos vamos a estrellar! –Le gruñí medio en broma medio en serio.
-Owww! Jazz, no eres divertido! -Se quejó.
Divertido? Yo inmediatamente aparqué la camioneta en el borde de la desierta carretera y me abalancé sobre ella para besarla como un hombre desesperado, poseyendo su boca con fuerza y determinación. Su espalda quedó recostada en el cuero del asiento de la camioneta y mi cuerpo se acomodó perfectamente entre sus piernas.
-Sabes las cosas que quiero hacerte Isabella? Quiero amarte sin preocuparme de la hora, quiero hacerte gemir y gritar de placer, y quiero que cuando grites, sea mi nombre. No juegues conmigo cariño, yo soy un hombre, no un niño, y si juegas con fuego te vas a quemar –Le dije con la voz ronca de deseo… La podía sentir excitándose aún más con mis palabras y nuestro contacto y ese beso no me había hecho ningún favor… tendría que aprender a vivir con una erección permanente.
-Sí por favor –Gimió ella, incoherentemente.
-Sí qué cariño? -Pregunté
-Sí a todo lo que me dijiste… quiero que me hagas gritar tu nombre… -Dijo sonrojándose pero obligándose a mirarme a los ojos.
-No tenemos tiempo Bella, tu padre nos espera. Pero pronto… -Prometí.
-Qué tan pronto? –Preguntó ella?
-Tan pronto como estés segura de que eso es realmente lo que quieres –Dije reacomodándome para tomar el volante y partir a casa de Bella.
…oOo…
Luego de dejar a Bella en su casa corrí hacia el bosque a cazar alguna presa pequeña. Me encontré con un alce macho y lo bebí mecánicamente, tratando de apagar una sed muy diferente. Mi sed de mi Bella.
Desde el momento en que la había visto caminar en ese bikini hacia mí las cosas habían cambiado entre nosotros, nuestra relación había dejado de ser casta y semi platónica y se le había incorporado el ingrediente que le faltaba… el deseo.
Y no es que no la deseara desde antes, pero ese bikini rosado… me produjo cosas… y si a esas cosas le agregamos su reacción a mi propio cuerpo, su necesidad de mí, los besos apasionados que compartimos, las caricias…
Las caricias íntimas que pude proporcionarle, tocando sus pliegues por primera vez, maravillándome de su suavidad y calor, en su estrechez… En su lujuria…
Oh mierda, mi erección ya no daba más. Palmeé mi pantalón y me di cuenta de que mi pene estaba a punto de romper mi pantalón, por lo que no me quedó más alternativa que liberarlo.
Me sentí como un pervertido tocándome en el bosque, pero no había nada qué hacer, no podía llegar a casa caminando encorvado y la piel de mi glande estaba tan sensible que resultaba doloroso.
Escupí un poco de veneno en mi mano a modo de lubricación y comencé a bombear lentamente, imaginando que era la cálida mano de Bella la que me acariciaba en lugar de la mía. Gemí recordando el tacto de su clítoris, hinchado y anhelante, y comencé a bombear más fuerte al recordar sus gemidos de satisfacción. Esos gemidos eran algo que quería escuchar por el resto de mi vida, mi nombre entremezclado en su necesidad de alivio, su ruego por el clímax, un final que sólo yo le podía dar.
Mis rodillas se debilitaron ante la inminencia del orgasmo, y me regalé la última imagen de los músculos del estómago de Bella contrayéndose tal como los míos cuando estaba cerca del final.
Me apoyé con una mano en un árbol y con la otra seguí bombeando hasta llegar a mi clímax con un rugido animal. El árbol quedó marcado con mi semen, lo que encabronaría a los lobos, pero al menos ahora sería capaz de correr a casa.
Al llegar a casa me di cuenta de que Bella había ordenado y limpiado el living, probablemente tratando de hacer mi vida más llevadera. Me emocionó y lamenté haber destrozado mi celular, ya que quería enviarle un mensaje o al menos llamarla…
Recordé que obviamente teníamos una línea fija que aún funcionaba y llamé a Bella a su celular
-Hola… -Dijo ella al tal vez no reconocer el número, ya que yo no lo había grabado en su celular.
-Hola cariño, estás ocupada?
-No, sólo estoy acostándome –Dijo creando una nueva imagen mental para mí que archivé para disfrutar después… Dios! Me estaba convirtiendo en un pervertido!
-Charlie te puso problemas por la hora de llegada? –Pregunté preocupado por ese detalle.
-No, como tú lo llamaste para avisarle, no hubo problema –Dijo y casi la pude escuchar encogerse de hombros.
-Y qué le dijiste? –Pregunté.
-Que se me había hecho tarde ayudándote a limpiar la casa… en cierta forma es verdad… -Dijo ella sabiendo que a mí no me gustaban las mentiras, aunque en este caso no quedaran muchas alternativas.
-Bien… bien… -Dije sin saber qué decirle, o más bien cómo expresarlo.
-Jazz… qué pasa? Por qué llamaste? –Preguntó ella siempre perceptiva.
-Nada cariño, no pasa nada… es sólo que te extraño… quisiera tenerte en mi cama, velar tu sueño, verte despertar por las mañanas… -Traté de explicar.
-Yo también quiero eso! Pero Jazz, si quisieras venir…
-No en la casa de tu padre Bella! Sé que te cuesta entenderlo, pero no quiero faltar el respeto a la casa de tu padre…
-A la casa no, pero a mí sí? –Dijo ella enojada.
-Cariño –Suspiré –Te amo… más de lo que te puedes llegar a imaginar. En mis 170 años de vida he cometido toda clase de errores y toda clase de pecados… pero ahora tengo la oportunidad de un nuevo comienzo, uno contigo. No quiero comenzar cometiendo errores que podemos evitar. Tú eres una mujer y tienes el derecho de tomar decisiones con respecto a tu cuerpo… pero también tu padre tiene derechos sobre lo que ocurre bajo su techo. Entiendes lo que digo?
-Sí Jazz… entiendo y lo siento… sé que tu no me quieres faltar el respeto… fue una estupidez decirlo, es sólo que te extraño y es tan frustrante!
-Te extraño también cariño. No veo la hora de que sea mañana, te voy a ir a buscar para ir al colegio y por la tarde vamos a ir a elegir mi camioneta nueva… te parece?
-Me parece! Te amo Jazz… Buenas noches –Dijo bostezando.
-Te amo cariño, no me cortes el teléfono, quiero escucharte dormir.
-Me vas a cantar de nuevo? –Preguntó.
-Qué quieres escuchar? –Pregunté de vuelta
-Alguna canción que te recuerde a mí…
Y entonces comencé a cantarle "To make you feel my love" de Bob Dylan y la escuché dormir hasta el amanecer…
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Awwwwwwwwwwwwwwww! Merezco reviews dieciocheras?

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