Hola! Como les dije, ustedes me daban 15 reviews y yo publico la
segunda parte del capítulo final.
Espero que hayan disfrutado de esta historia y me acompañen en las
siguientes.
Y sin más…
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Capítulo 36-B
I am a woman on a mission whoa
Nothing can stop me, I’m stronger than ever
I’m gunna see this through
I am a woman on a mission whoa
Whatever it takes I will do what I gotta do
Stand aside cos I’m on a mission
I’m on fire, there’s no competition.
You can’t blame me I got intuition
And I never miss a trick just like a magician
You don’t need cash, you don’t need permission,
If you think I’m scared, you must be tripping.
Foot on gas, Key in ignition,
Can’t stop now cos I’m on a misión
Nothing can stop me, I’m stronger than ever
I’m gunna see this through
I am a woman on a mission whoa
Whatever it takes I will do what I gotta do
Stand aside cos I’m on a mission
I’m on fire, there’s no competition.
You can’t blame me I got intuition
And I never miss a trick just like a magician
You don’t need cash, you don’t need permission,
If you think I’m scared, you must be tripping.
Foot on gas, Key in ignition,
Can’t stop now cos I’m on a misión
On a Mission / Gabriella Cilmi
BELLA POV
Frente a nosotros había más de 35 vampiros de distintas
etnias, edades y habilidades, todos mirándonos, algunos expectantes, otros
incrédulos, como si hubieran recibido publicidad engañosa y se sintieran
estafados. Debe haber sido por mí, porque Dem se veía bien, fuerte y guapo como
siempre, y hasta le sentaba la puta túnica.
Yo en cambio, bajita y delgada, con esa túnica que cubría
todas mis curvas debo haber parecido una niña de 11 años. Hasta las mangas me
quedaban largas y me las había tenido que enrollar, no debo haber lucido
particularmente poderosa... Peor para ellos, todos bajaban la guardia conmigo,
y yo alimenté esa falsa seguridad y miré a mi alrededor tímidamente a través de
mis pestañas y me escondí tras Demetri, que se tragó una sonrisa.
Todos estaban ubicados en un semicírculo alrededor de una
gran fogata, en la que se calentaban unos fierros con una especie de símbolo en
un extremo, pero no los pude ver bien porque estaban enterrados entre los carbones
a modo de calentarlos lo más posible.
En cuanto nos ubicaron en frente a la fogata, Benjamín y sus
payasos se unieron al grupo y Amún comenzó a caminar hacia nosotros.
Dem tomó mi mano entrelazando nuestros dedos y me preguntó
en inglés.
-Puedes?
-Puedo – Afirmé mirándolo a los ojos
-Ahora? – Preguntó.
-Ahora. Quieres al presidente? – Pregunté.
-Sí Fiore – Dijo besando mi frente – Confío en ti, te
quiero.
-Silencio! – Gritó Benjamín en su pésimo italiano – Y
suéltala Demetri! No vamos a soportar sus inmoralidades!
-Confío en ti, te quiero – Repetí. Todos me miraban
reprobadoramente, a pesar de que la “falta” la estábamos cometiendo los dos.
Bastardos machistas…
Yo suspiré para enfocarme en el momento más importante de mi
vida, cuando me jugaba el todo por el todo, y simplemente levanté mis manos y
conjuré dos cúpulas apenas lo suficientemente grandes para que cupieran todos
los presentes. El shock fue generalizado, por un segundo nadie se movió, pero
luego se desató un infierno de maldiciones en idiomas que desconozco, gente
golpeando los escudos, gente atacándolo con poderes que rebotaban en él y le
daban a los que estaban atrapados, y en general gente haciendo todo lo posible
por escapar y fracasando estrepitosamente.
-Bien? – Preguntó Demetri.
-Bien – Dije.
-Dos escudos te cansan de más? No prefieres unirlos? – Me
preguntó sin prestar atención al caos que se desarrollaba frente a él.
-No, las cúpulas no son nada – Respondí – Puedo hacer una
para cada uno y no me cansaría.
-Maravillosa, ahora dame al presidente – Me dijo.
Yo sacudí mi mano y Amún salió despedido como si mi escudo
lo hubiera escupido porque le dio asco.
Cayó de rodillas frente a Demetri y habló con voz grave y
llena de un odio y resentimiento impresionantes. Ok, eso lo confirmaba… Teníamos
que matarlo aquí y ahora, o ese vejestorio se vengaría directamente con Dem,
olvidando su vendetta contra los Volturi.
Demetri le contestó en el mismo idioma y ambos se pusieron
en posición de ataque, girando, reconociéndose. Yo estaba segura de que Dem era
mejor luchador, Amún llevaba demasiado tiempo dejando que los demás lucharan
por él… Pero si por esas casualidades de la vida parecía que iba a ganar,
estaba lista para incinerarlo antes de que tocara a Demetri.
Y mientras, Benjamín me desconcentró, gritando como
desaforado, golpeando y pateando mi escudo como si la perra de Jane no le
hubiera dicho claramente que era impenetrable. Ya me estaba molestando, sobre
todo porque yo ya estaba cabreada con él por mil razones previas, las más
importantes eran la emboscada que mató a Félix y los años de miseria y maltrato
que le había dado a mi amiga Tía.
Es por eso que perdí los estribos y le grité en italiano
-Calla tu maldita boca, perro asqueroso! Respeta un jodido
duelo, que es así como pelean los hombres de verdad, pedazo de maricón! – Y
levantando mi mano elevé la cúpula que lo contenía a él y a otros 20 pobres
desgraciados y la convertí en una burbuja… Una burbuja que azoté contra el
suelo desde una altura de unos 25 metros, una y otra vez, sacudiendo y
golpeándolos a todos en su interior.
Todos los demás me miraron aterrorizados, como si fuera una
bruja desquiciada. Tal vez lo era…
-Fiore deja de jugar a la pelota y concéntrate en mi duelo,
quiero que veas como mato a este cabrón – Dijo Dem tratando de sonar severo,
pero se veía que se divertía.
Dejé caer la burbuja al suelo y la convertí en cúpula una
vez más, y sus ocupantes cayeron al suelo patosamente.
Volvieron a acecharse él y Amún, aunque el viejo me echaba
miradas de odio terribles, tal vez porque le había quitado su poder sobre Dem.
Y nuevamente me desconcentró Benjamín. El muy idiota se
había puesto de pié y gritando algo que por supuesto no entendí, generó con sus
manos una bola de fuego del porte de un balón de futbol. Con razón los demás le
temían, la verdad es que era impresionante.
Impresionante siempre que no te encuentres encerrado en una
cúpula capaz de repeler los poderes ajenos, idiota!
Benjamín me lanzó con fuerza la bola de fuego, que rebotó con
un muro invisible y le dio a un pobre vampiro iraní que no tenía nada que ver,
prendiéndole fuego y obligando a los demás a pegarse a las paredes de la cúpula
para no quemarse también.
Para peor el fuego duró poco porque consumió todo el
oxígeno, así es que el vampiro quemado no murió, sino que quedó achicharrado.
Si aún hubiera tenido un sistema digestivo humano me habría
hecho pis de risa. Que mala soy, pero bueno… la verdad es que me reí, y reí, y
reí…
-Fiore estoy en un duelo! – Se quejó Dem.
-Pero… Pero… El muy idiota… Jajajajajajaja… Creyó que con su
bolita… jajajajajajajaja – Dije doblada de risa, porque mientras más me reía
más se enojaba Benjamín y más perdía el control de sus poderes.
Generó un terremoto pequeño dentro de la cúpula, botando a
todo el mundo al suelo.
Llovió en la cúpula, lo que los llenó de barro.
Generó tormentas de viento en la cúpula, secando el barro en
sus cuerpos.
Y yo no sentí nada, simplemente mi escudo no se debilitó. Mi
único punto débil era yo misma, al sobre exigirme.
En ese momento Tía salió de la cueva y al vernos soltó un
montón de bolsas de sangre que nos traía.
Bien.
Ella estaba bien, gracias a dios.
Amún aprovechó la distracción para lanzarse al ataque, pero
Dem lo esperaba. Y ahora estaba aún más motivado para ganar.
-Tía, corre, ven aquí! – La llamé – Creo que voy a matar a
tu marido… Hay algo que quieras decirle?
Tía se acercó lentamente, pero más segura y digna de lo que la había visto, hasta
parecía más alta.
-Gracias Bella, la verdad es que si hay algo que le quiero decir.
Mira lo que puedo hacer Benjamín – Dijo a su marido lentamente en italiano,
exponiendo su cuello y una mordida fresca. El bastardo la había castigado hacía
un par de horas…! Y ante el asombro de Benjamín y los que alcanzaron a ver, su
herida simplemente se desvaneció – Tu esposa ha tenido un don todo este tiempo
y ni te enteraste, eres muy estúpido – Dijo moviendo la cabeza de un lado hacia
el otro. Benjamín estaba demasiado impresionado como para estar enojado, pero
Tía siguió – Una cosa más: Eres pésimo en la cama, Benjamín – Siguió modulando
claramente en italiano, probablemente para que yo entendiera. Mi ataque de risa
volvió - La tienes pequeña y no sabes cómo se usa, y llevo años masturbándome
con la imagen de mi ex novio. Suerte en el infierno! – Dijo, y lo escupió.
Oh dios, si Dem no se queda con ella me la quedo yo, creo
que estoy enamorada, eso fue épico!
-Tía eso fue increíble, creo que me enamoré de ti – Le dije.
La frase no la entendieron la mayoría de los presentes, pero
si unos pocos que lucieron shockeados por la vulgaridad de la dulce Tía.
Amún incluso se giró para mirarla, incrédulo ante lo que
estaba escuchando, lo que usó Dem para arrancarle una pierna. A partir de ese
momento la cosa fue sencilla, Amún fue descuartizado y Tía ayudó a Demetri a
tirar sus miembros al fuego…
Justo en el momento en que se aparecía Kebi con una niñita
vestida y maquillada como adulta. Las dos miraron incrédulas y se demoraron sólo
unos momentos en reaccionar.
Kebi corrió a atacar a Tía, gritando como una loca y la
niñita la siguió, pero un poco incierta en a quién debía atacar.
No importaba, ambas eran mías.
-Bella enciérralas! – Dijo Tía aterrada.
-No, a estas las voy a destrozar con mis manos – Le dije –
Ubícate detrás de Dem.
Yo sabía que si Tía no tenía entrenamiento de pelea, mucho
menos Kebi, y la niña parecía una neófita.
-Fiore si te desconcentras se pueden caer los escudos y se
nos vienen encima 40 bastardos – Dijo
Demetri tomando la mano de Tía y alejándola de mi pelea, al tiempo que se
acercaba a la burbuja de Benjamín. No estaba realmente preocupado, yo había
entrenado todos los días y con cada luchador del castillo, y con Dem habíamos
repasado todos los estilos de lucha
existentes. Estaba preparada
-Entonces mejor no me desconcentro – Dije corriendo hacia
Kebi. Ella me trató de arañar… Arañar! Peleaba como niña, así es que me bajé a
su nivel, la esquivé y la tomé de su larga cola de caballo y la azoté de un
lado hacia el otro como si fuera una muñeca de trapo. Incluso aproveché de
usarla para golpear a la niñita, que gruñía como una fiera salvaje, pero no se
atrevía a atacar porque no sabía por dónde.
Hice de mi pelea con Kebi un espectáculo vergonzoso, la
lancé de un lado al otro, convertí su hermosa ropa en jirones mugrosos y la
humillé lo más posible para vengar a Tía y a Félix, hasta que finalmente me
aburrí y en uno de los primeros movimientos que me enseñó Félix en nuestras
clases de combate, le arranqué la cabeza y la tiré al fuego. El resto del
cuerpo ni lo desmembré, la hoguera era lo suficientemente grande para recibirlo.
-La quieres matar tú? – Pregunté a Dem, que se veía muy a
gusto con Tía observando el espectáculo, refiriéndome a la neófita.
-Naaaah, tú lo haces bien Fiore, además yo no follo ni
descuartizo niñitas, a diferencia de ciertos bastardos enfermos – Dijo mirando
a unos vampiros que lucían viejísimos… Se notaba en su ropa y la transparencia
de su piel.
-Bueeeeno – Dije y tomándola del cuello a pesar de sus
manotazos, tiré a la niña completita de cabeza al fuego y la encerré con una
cúpula pequeña. Se asó en cosa de segundos y miré a Dem.
-Hay que matar al resto Dem… Qué pasa con el resto de las
esposas? – Pregunté a Tía.
-Yo… Las enfermé… - Confesó Tía avergonzada.
-Puedes enfermar a la gente? – Preguntó Dem interesado en
esa nueva faceta de su novia.
-No sabía si resultaría, pero tenía que tratar, era la única
manera de sacarlas del camino – Dijo Tía.
-Es perfecto Tía, hiciste muy bien – Dije sintiendo que
necesitaba que reafirmáramos su rebeldía, ya que Benjamín seguía gritando en no
sé qué idioma, pero ya nadie le prestaba atención – No podemos arriesgarnos a
que pase lo de Victoria otra vez. Si matamos a los esposos, matamos a las
esposas, o van a buscar venganza… O crees que lo que digo es muy cruel, frío y
calculador? – Pregunté a Dem.
-Creo que estamos haciendo lo que hay que hacer, y esta vez
no vamos a dejar cabos sueltos – Dijo sencillamente. Tía, me ayudas a traer a
las esposas?
-Sí… - Dijo ella feliz como si Dem le hubiera pedido una
cita.
-Ves, bastardo hijo de la gran puta? – Le dije a Benjamín en
italiano parándome junto a la cúpula mientras él gruñía – Eso es lo que pasa
cuando eres mal marido, un mal amante y una mala persona… Te dejan por otro
mejor. Ahora Tía va a tener a alguien que la quiera, y la respete, y le de
montones de orgasmos, y van a vivir felices para siempre en Italia, donde ella
va a tener todos los derechos de una mujer occidental, y Dem la va a apoyar en
todo, porque esa es la clase de hombre que es.
Y por si te lo preguntabas, no, Dem es mi mejor amigo y mi
creador, no mi amante, nunca lo fuimos, así es que tampoco te ilusiones con que
el engañe a Tía y la haga sufrir, porque no va a pasar.
Al final como ves, a la única que le jodiste la vida fue a
mí quitándome a Félix, pero dentro de mi miseria no sabes cómo estoy
disfrutando de este momento y de ver tu vida destruirse de a poquito. A lo
mejor ahora soy una mala persona, pero me han hecho daño, sabes? – Dije y
finalmente llegaron Dem y Tía cargando varios cuerpos cada uno.
Eran mujeres vivas, y se movían, pero estaban un poquito
verdes y se veían como si estuvieran sufriendo de una fuerte gripe en su peor
momento.
-Dónde? – Preguntó Dem.
-Junto a alguna de las cúpulas – Le indiqué.
Y pusieron a las mujeres como les dije y se echaron hacia
atrás.
-Esto, tropa de bastardos es lo que puede hacer una mujer
cabreada – Dije en italiano, y uní los escudos e incluí a las mujeres.
No fue necesario concentrarme, mi odio y mi rabia estaban a
flor de piel… Sentí mi cuerpo vibrar e iluminarse un poco, pero toda esa luz
fluyó hacia mis manos, donde formé dos bolas de energía concentrada que lancé
contra la cúpula, haciendo explotar y disolverse con una fuerza increíble todo
lo que había en su interior. No quedaron ni restos de ropa, huesos o dientes.
Sencillamente desintegré a casi medio centenar de personas, y no me sentí mal
al respecto. Todos ellos querían desestabilizar el mundo que conocía y amaba.
No sólo a los Volturi, sino a los demás clanes del planeta que vivían en paz.
Me caí sobre mi trasero, demasiado débil para mantenerme en
pié, pero de inmediato tuve a Tía sosteniéndome de un lado y a Dem con una bolsa de sangre del otro.
Bebí 6 bolsas de sangre, y ellos una cada uno. Insistieron
en que sería suficiente de momento, era yo la que estaba agotada. Tía volvió a
hacerme su reiki y al poco rato ya me sentía fantástica.
-Vamos? – Preguntó Dem.
-Adónde? – Pregunté.
-A casa, Fiore -
Respondió con tono de “Dough!”.
-Sí, pero desde adónde, dónde estamos? – Aclaré.
-Estamos en un cementerio cristiano, la ciudad más próxima
está a sólo 3 kilómetros, y ahí podemos conseguir lo que queramos, teléfono,
auto, comida… - Dijo Dem.
-Te importa si caminamos en vez de correr? Quiero sentir el
espacio libre y ver las estrellas y…
-Shhhhh… - Me tomó Dem tapando mi boca con una mano y la de
Tía con la otra – Alguien viene… Muchos… Vampiros… Volturi?
Yo no escuché más y soltándome a la fuerza eché a correr
hacia la oscuridad. Lo sentía, lo sentía, lo sentía… Y luego entre las sombras…
Corriendo hacia mí… Enorme, alto, fuerte… Un milagro.
-FÉLIX! – Grité dirigiéndome hacia él y saltando desde unos
10 metros antes para caer en sus brazos extendidos para mí. Me aferré a él como
un monito, besando todo lo que pude alcanzar, mientras lloraba – Creí que te
perdí, creí que te habías muerto! Te amo, te amo, te amo, no te mueras de
nuevo! Buaaaaaaaaaaaa! – Beso, beso, beso…
-Principessa, estás bien? Te ves bien, déjame verte – Dijo
moviéndome para que quedáramos iluminados a la luz de la luna – Preciosa… Oh
Principessa… - Dijo hundiendo su nariz en mi cuello.
-Tu mejilla – Dije tocando una mancha negruzca – Esos
bastardos…? – Dije embargada por una ira asesina que casi me hace regresar para
lanzarles un par de bolas más a los cadáveres pulverizados de los hijos de puta…
Y parece que empecé a brillar un poco, porque Demetri se acercó, tomó mi mano y
le dio un tirón – Hola hermano – Dijo extendiéndole la mano a Félix y
estrechándola largamente, mientras yo me trataba de calmar respirando el dulce
olor del cuello de mi novio… Él estaba ahí, conmigo, vivo… No importaba nada
más… Mi gatito estaba vivo… Inspirar… Espirar - Ven Fiore, preséntale Tía a
Félix, a lo mejor ella puede ayudar? – Sugirió Dem.
-Tía! - Exclamé girándome y lanzándome al suelo – Lo harías?
Podrías? Por mí? Por favor? – Rogué.
-Hola Félix, esperaba tener la oportunidad de conocerte –
Dijo Tía sonriendo y extendiéndole la mano mientras yo lo abrazaba por la
cintura. Félix se la estrechó, extrañado, pero siempre un caballero.
Tía le sostuvo la mano con las dos suyas por unos 10
segundos y luego me sonrió y besó mi mejilla para luego regresar junto a Dem.
-Ya…? – Pregunté.
-Ya – Dijo ella. Dem la abrazó por los hombros y yo me giré
hacia Félix y acaricié la mejilla que había sido mancillada.
-Lo siento Principessa… - Dijo Félix, avergonzado – Ya nunca
voy a ser el mismo… Esa marca se repite en todo mi cuerpo… Y me desmembraron
tantas veces que no todo funciona como antes… No sé ni siquiera si voy a poder
volver a pelear – Dijo avergonzado.
-No sé de qué me hablas – Le dije besando su mano.
-Hablo de esto! – Exclamó arremangando su camiseta negra, la
de manga larga. Su piel era lisa y perfecta, mucho menos maltratada que cuando
lo conocí. Él se quedó mirando incrédulo, y se quitó las dos camisetas. Y
entonces vimos su estómago perfecto y esos maravillosos pectorales
completamente lisos…
Después la cosa se puso un poco rara porque se desabrochó
los pantalones y se los bajó para mirarse las piernas, quedando sólo en sus
bóxer Calvin Klein. Tía miraba con ojos de huevo frito, no sé si ante lo
escultural que es mi hombre o lo exhibicionista que estaba demostrando ser mi
hombre. Como fuera, yo me morí de risa, sobre todo cuando Félix con los
pantalones aún en los tobillos me tomó en sus brazos y me besó hasta marearme.
-Cómo?... Quiero saber?... Ahora obras milagros?...
Principessa estaba tan dañado… -Dijo y me seguía besando. Yo estaba abrazando
su cintura con mis piernas, y la maldita túnica me estaba volviendo loca, era
tan incómoda.
-No, los milagros no son míos, son de mi nueva amiga, Tía.
Ella nos sanó a Dem y mí y ahora también te sanó a ti – Le dije tomando sus
mejillas en mis manos, disfrutando de la maravilla de que estuviera vivo y de
tener a una amiga que pudiera ayudarlo a sanar, al menos físicamente.
-Qué tuviste que sanar? – Gruñó furioso, tensándose y
haciendo que me deslizara por su cuerpo. Aprovechando que estaba en el suelo le
subí los pantalones, ya que parecía no ser una prioridad suya de momento.
-Nada serio – Le dije abrochando sus pantalones.
-Isabellaaa… - Dijo muy serio y cada vez más enojado. Tía
dio un paso atrás y Dem un paso adelante.
-Dile Fiore, todos tenemos que asumir lo que pasó – Dijo
Dem.
-Ehhhhhh… Nosdescuartizaronunpoquitoynos“ablandaron”quitándonoslacomidaydejándonossecarnosporfaltadeveneno
– Dije de una vez.
-Repite. Lentamente – Exigió con un gruñido.
-Nos descuartizaron un poquito y nos ablandaron quitándonos la
comida y dejándonos secarnos por falta de veneno – Dije sin mirarlo a la cara –
Pero Tía nos ayudó y nos armó y nos curó y nos alimentó y así mi escudo
empezó a funcionar otra vez…
-Bueno, bueno – Dijo Aro acercándose a nuestro pequeño grupo.
Él y una enorme comitiva habían observado nuestro reencuentro a respetuosa
distancia, pero su paciencia tenía un límite.
-Hola Aro – Dije. Y al mirar al grupo vi que estaban todos,
incluidas Las Reinas. Todos, menos Jane y Gianna. Sonreí mostrando todos mis
dientes y di un saludo general con la mano. Había un montón de vampiros
desconocidos en el grupo, pero asumí que eran aliados. De pronto distinguí a
los Cullen… Todos, hasta Rosalie, aunque no se veía muy contenta de estar ahí.
-Isabella, querida, nos quieres contar cómo lograron escapar
y por qué no los vienen persiguiendo? – Dijo Aro amablemente, aunque se notaba
que moría por saber.
Miré a Dem y él sonrió y asintió. Tía se pegó a él.
Probablemente había escuchado puras barbaridades sobre Aro y le tenía miedo…
-Había una ceremonia de iniciación en la que nos iban a
marcar a hierro – Dije. Félix gruñó furioso y yo salté a sus brazos rodeando su
cuello y él hundió su rostro en mi cabello – Era la oportunidad que buscábamos,
cuando estuvieran todos los aliados del clan egipcio juntos. Eran un montón… -
Expliqué. Los encerré a todos en un par de escudos, molesté a Benjamín, Dem
desafió a Amún y ganó, la esposa de Amún y la amante de uno de los rumanos me
atacaron y las maté, Tía debilitó a las esposas de los otros líderes y al final
los unimos a todos en una sola cúpula, lancé un par de bolas de energía y los
volé a todos, desintegrándolos. No quedó más que polvo. Quedé muy débil, me caí
y Tía y Dem me alimentaron hasta que me sentí bien otra vez. Fin – Dije feliz
de estar en los brazos de mi novio.
-Entonces la guerra… - Dijo Caius decepcionado.
-Lo siento, pero no hay guerra, ya la ganamos, aunque igual yo
rastrearía a las esposas que no vinieron, o vamos a tener en las manos otra
situación como la de Victoria – Dije.
-Quedó alguien vivo? – Preguntó Marcus.
-Noooop. De ese clan sólo quedó Tía, y ella fue vital para
nuestros planes de matar a todo el mundo. A lo mejor es presuntuoso de mi
parte, Aro, pero le dije que si sobrevivíamos podía ir a vivir con nosotros un
tiempo. Si le gustamos hasta podría hacerse miembro, vas a descubrir lo útil
que es su don – Dije. No quería que fuera Dem el que pidiera favores que lo
pusieran en una posición vulnerable.
-Me imagino que no voy a poder leer su mente? – Me preguntó.
Con el rabillo del ojo vi a Edward negar con la cabeza.
-Noooop, Tía está ultrarrequeteprotegida, vas a tener que
confiar en mí, después de todo acabo de matar a casi todos tus enemigos de una
vez – Le dije besando la mejilla de Félix, que olisqueaba mi cuello sin pudor.
-Y el resto de nosotros? – Preguntó Aro en un suspiro.
-Todos los Volturi están protegidos, a los demás los podría
proteger si tú quieres, pero es mejor verlo caso a caso para no interferir con
sus dones – Dije soltando a Félix y corriendo hacia Dora y Sulpicia, que apenas
se contenían las ganas de acercarse. Las abracé con todas mis fuerzas, y ellas
respondieron llorando y bañándome en besos y caricias.
Y entonces me fueron pasando de brazos. Algunos me besaban,
otros me hacían girar en el aire, otros me lanzaban al cielo y otros me
abrazaban silenciosamente, murmurando “gracias a dios”.
Dem fue detrás de mí con Tía a la rastra, presentándola a
todos.
Nunca la dejó sola. Nunca soltó su mano.
oooOooo
El viaje desde Kharga hasta El Cairo fue de 8 horas, y no me
di ni cuenta. Me fui sentada en el regazo de Félix en el asiento trasero de uno
de los Land Rover que arrendaron. Tía iba en el asiento del copiloto y Dem
manejaba.
No podía dejar tranquilo a Félix. Él era mucho más
controlado y me tenía prometido cogerme hasta que estuviéramos a punto de morir
deshidratados en cuanto llegáramos al castillo… Pero yo lo necesitaba ahora.
Ya.
Lo besaba, abrazaba, mordisqueaba, acariciaba, lo tocaba
bajo la ropa y lo arañaba suavemente. Todo para cerciorarme que era real, que
él estaba conmigo, y gracias a Tía, sano y salvo.
oooOooo
Mientras esperábamos
el avión en el aeropuerto de El Cairo, me acerqué a Alec, que estaba sentado
alejado de todos los demás, a pesar de que cada cierto tiempo miraba disimuladamente
hacia el rincón donde se encontraba el clan irlandés.
-Por qué no me has hablado? Ya no me quieres más? – Pregunté
sentándome a su lado y apoyando la cabeza en su hombro. Él levantó la mano y
desordenó mi cabello, en un gesto familiar y cariñoso.
-Pensé que a lo mejor tú no me querrías cerca – Respondió
tristemente.
-Eres uno de mis mejores amigos Alec, te quiero mucho, por
qué dices eso? – Pregunté.
-Jane – Dijo simplemente.
-Siempre has sido hermano de Jane, ella siempre ha sido una
perra, yo siempre la he detestado y eso nunca ha afectado lo que siento por ti.
Tú no eres tu hermana, siempre lo he tenido claro… Todos lo sabemos – Dije
sentándome derecha para mirarlo a los ojos - Ella no sólo me traicionó a mí,
nos traicionó a todos, a ti también… Yo nunca voy a resentir algo que no estaba
bajo tu control, Alec – Le dije.
-De verdad? – Preguntó mirándome fijo a ver si le hablaba en
serio.
-De todos mis amigos tú eres uno de los más valientes. Te
enfrentaste a tu única familia, a tu hermana gemela, para entablar amistad con
una simple humana. Eso requiere carácter, porque no te significó enfrentarla solo
una vez. La enfrentaste cada vez que te vio conmigo. Te hizo la vida a cuadritos
y defendiste lo que querías – Le dije enlazando mi brazo con el suyo - Alec, me
siento honrada de ser tu amiga, por favor no te castigues por lo que hizo ella,
fueron sus malas elecciones, no las tuyas – Le dije tomando una de sus manos en
las dos mías.
-Los otros… No están muy seguros de qué pensar, no saben
cómo actuar a mi alrededor… - Confesó.
-Bueno, cuando descubrimos que yo podía hacer estallar a la
gente, los demás tampoco estaban cómodos conmigo. Sólo mis amigos más cercanos
estuvieron ahí… Entre ellos tú, que en vez de esconderte me ayudaste a aprender
a controlar mi don… - Le dije apretando su mano – Cuando volvamos a Volterra
vas a ver que tus verdaderos amigos no te vamos a dejar sólo. Y tienes que
conocer a Tía, es una chica fantástica…
-Ella… Tiene algo con Demetri? – Preguntó curioso.
-No, todavía no, pero pronto lo van a tener – Le dije.
-Y tú estás bien con eso? O sea… Tú y Demetri… - Dijo
incómodo sin saber cómo terminar.
-Estoy feliz por ellos. Yo adoro a Demetri, es parte de mí,
y toda esta experiencia sin él habría sido mil veces más atemorizante, pero no
somos una pareja. Félix es mi hombre, lo amo y me voy a quedar con él por mucho
tiempo, ojalá para siempre… Y además Tía es perfecta para Dem, es tan distinta
a las mujeres con las que él solía meterse… - Dije tratando de explicarme.
-De verdad el pijama de PacMan es tu favorito? – Preguntó
después de unos minutos de silencio.
-Absolutamente. Una de las razones por las que extraño
dormir es el usar pijamas cool como ese – Respondí.
-Podríamos hacer una pijamada, tengo un pijama de los “Gatos
Samuray” que compré junto con el tuyo y que no he estrenado. Podemos hacer
todas las cosas que hacíamos cuando eras humana, menos atiborrarte de comida –
Sugirió – Ver una maratón de películas, jugar videojuegos pixelados, o me
puedes hacer un show de magia y me enseñas lo que has aprendido con Aftón…
-Y a quién invitaríamos? – Pregunté.
-A quién tú quieras – Respondió sonriendo al fin.
-Podría ser a esa linda chica de cabello rojo que te mira
desde esa esquina? – Pregunté inocentemente. Me refería a Meggie, la menor del
clan irlandés. Obviamente sólo había cruzado un par de palabras con ella, pero
había notado la tensión entre ella y Alec.
-No sé de qué hablas – Respondió él mirando hacia el suelo.
-No tienes que responder si no quieres – Le dije – Pero
apuesto a que conoces a Meggie hace tiempo, porque tiene un don y a Aro le
gusta mantenerse informado sobre quiénes son y qué hacen…
Apuesto también que siempre te ha gustado, pero nunca te
atreviste a actuar por miedo a Jane y a cómo reaccionaría si tu tuvieras pareja
y ella no. Ya vimos que no le gustó compartir tu atención ni conmigo, que soy
tu amiga.
Y por último te apuesto que con lo que hizo tu hermana te
sientes culpable e indigno de la atención de Maggie… Puede ser? – Pregunté.
Eran puras teorías, claro, pero hacían sentido para mí.
-Puede… - Murmuró después de un rato.
-Esta es tu oportunidad de empezar de nuevo – Le dije – Sin
la sombra de Jane. Ella cometió sus errores y sólo ella debe pagar las
consecuencias, y no arrastrarte a ti. Aprovecha estos días que los irlandeses
van a estar de visita en el castillo y acércate a Meggie, estoy segura de que
no te va a rechazar…
-Y eso cómo lo sabes? – Preguntó levantando un poco la vista.
-Lo sé porque cuando no la estás mirando, ella te mira a ti
– Sonreí. Su rostro se iluminó, y yo besé su mejilla y corrí hacia Félix, que
conversaba animadamente con Dem, quien a su vez observaba a Tía, que conversaba
muy bajito con Jasper.
Yo tenía una sospecha sobre el tema de esa conversación…
Jasper era el vampiro con más cicatrices que conozco, seguro estaba haciendo
una “consulta médica”
oooOooo
Llegamos a Volterra y fue maravilloso. En el aeropuerto de
El Cairo nos despedimos de la mayoría de nuestros aliados, así es que aparte de
los Cullen, regresamos con 3 visitantes más.
Un montón de taxis nos esperaban en el aeropuerto de
Volterra, y nos dejaron en la entrada de visitantes del castillo, ya que no
podían entrar al estacionamiento subterráneo. Apenas me bajé del taxi corrí
hacia Recepción.
-Gianna! – Grité.
-Bella! - Gritó desde
el cuarto de la impresora y fotocopiadora. Abrió la puerta, soltó los
documentos que sostenía y corrió a mis brazos, chocando contra mi cuerpo de
piedra.
-Ough! Bella, Bella, yo sabía, sabía que estabas viva! Le
dije a Félix, si alguien te podía rescatar era él! Estoy tan feliz – Dijo y se
puso a llorar – Amiga si tú no aparecías habría cancelado el matrimonio, no me
podría casar sin mi dama de honor! Qué bueno que apareciste, porque ya llegó mi
vestido y es tan bonito!
-Cabeza hueca – Dijo Dem pasando frente al escritorio con
Tía de la mano. Tía lo miró curiosa. Hasta ese momento había visto a Dem el
príncipe azul, no a Dem el bastardo-usa-mujeres.
-Imbécil – Respondió Gianna sin dejar de mirarme – Y tenemos
que hacer las últimas pruebas de tu vestido…
-Vale, vale, mira Gianna, esta es mi amiga Tía, ella nos
ayudó a escapar… - La interrumpí. Tía estiró la mano incierta, sin saber qué
partido tomar, ya que estaba claro que Gianna era mi amiga, pero también estaba
claro que se detestaban con Demetri.
Gianna decidió por ella lanzándose en sus brazos y
apretándola tanto como sus brazos humanos permitieron.
-Gracias – Dijo besando ambas mejillas de Tía – Gracias por
salvar a Bella y a… él… Voy a estar siempre en deuda contigo, si necesitas
cualquier cosa, aquí estoy. Necesitas que le arreglemos una habitación de
huéspedes? – Me preguntó.
-Mmmmmh… No es necesario, Tía se va a quedar con mi
habitación – Le dije.
-Y tú? – Me preguntó confundida.
-Me mudo con Félix! – Grité y nos abrazamos chillando las
dos.
-Entonces Demetri ya no es tu guardián? – Preguntó.
-Gianna, amiga, cuando escuches la historia completa de lo
que pasó vas a ver que no necesito guardián – Le dije – Sólo necesito a mi
mejor amigo… Pero bueno, ese es otro tema, ahora me voy a darme una ducha, a lo
mejor hasta un baño de tina… Me siento asquerosa, y necesito sacarme esta
túnica!
-Anda, voy a estar aquí cuando quieras conversar! – Me dijo
dándome un pequeño abrazo.
oooOooo
-Espero que te guste la habitación, los muebles son muy
viejos, sólo las lámparas son nuevas por que las antiguas se las tire en la
cabeza a Demetri – Le dije a Tía. Ella miró a Dem y él asintió. Después voy a
pasar a recoger todas mis cosas, pero tengo algo de ropa en la habitación de
Félix. Siéntete libre de usar todo lo que tengo, soy más baja que tú, así es
que puede que mis pantalones te queden cortos, pero yo creo que los vestidos te
pueden quedar bien. Usa lo que te plazca hasta que compremos ropa nueva para
ti.
-Pero… Yo… No tengo dinero – Dijo mirando al suelo. Era como
verme a un espejo un año atrás.
-Tía, hay un montón de cosas sobre el dinero que te va a
explicar Dem, pero basta con que sepas que todos tenemos muchísimo dinero.
Muchísimo. Dem y yo te debemos la vida, así es que ten por seguro que todas tus
necesidades están cubiertas… Además no creo que pase mucho tiempo antes de que
Aro te ofrezca trabajo. Nunca más vas a estar desamparada, ahora cuentas con
nosotros – Le dije – Dem, te encargas desde aquí? – Le pregunté cuando llegamos
a una bifurcación. Demetri se limitó a asentir. Los abracé y besé a ambos y
sonreí al verlos alejarse.
oooOooo
Al llegar a la habitación de Félix recordé que no le había
dicho aún que me mudaría con él. Muy propio de mí, por supuesto.
Él no había llegado aún, así es que fui a llenar su enorme
tina de hidromasaje, y le puse sales de baño para perfumar el agua levemente.
Prendí algunas velas pequeñas sobre el vanitorio nuevo y sobre algunas repisas
y me desnudé dejando toda mi ropa aparte para botarla a la basura.
Y mientras me encontraba desnuda en mitad de la habitación y
me hacía un moño alto, entró Félix, que se quedó clavado en su sitio.
-Pensé que ayudarías a Tía a acomodarse… - Dijo con voz
ronca.
-Naaaaaaah Demetri puede encargarse solo – Le dije – Además
hay otras cosas que acomodar – Le dije caminando hacia él en lo que esperé
fuera una sexi cadencia.
-Ah si? Acomodar…? – Dijo él sin perder detalle de mi
cuerpo.
-En mi nueva habitación, le di la que está frente a Dem a
Tía… Se podría decir que mientras mi propuesta de relocalización domiciliaria
se apruebe, soy una vagabunda – Dije haciendo un puchero cuando estaba justo
frente a él.
-Y tu propuesta es…? – Preguntó acariciando mi rostro con su
nariz, sin tocar ninguna otra parte de mi cuerpo.
-Que me invites a vivir contigo – Dije levantando el rostro
y ofreciéndole mi boca. Pero él no la tomó, si no que se detuvo a milímetros y
me dijo
-Tendrías que hacerme una buena oferta para ganarte un lugar
en mi cama – Dijo y con la yema de sus dedos comenzó a acariciar mi espalda.
-Cuánto quieres? Te puedo pagar bien, y hasta me compraría
mi propia cama para que no te sientas agobiado con mi presencia – Dije con los
ojos cerrados, sólo sintiendo.
-No quiero dinero Isabella, me ofendes! – Exclamó dándome
una sonora palmada en el trasero. Yo salté de la sorpresa y chillé como una
niña.
-Entonces? – Dije acariciando su pecho por sobre las
camisetas.
-Prefiero “servicios” – Dijo mordisqueando mi oreja.
-Mmmmmh – Dije entendiendo su juego – Una mamada?
-Dos semanas – Respondió con voz ronca.
-Cogerme esposada a la cama? – Pregunté.
-Un mes – Dijo y me besó rápido y profundo, sin poder
contenerse.
-Cogerme de pié en la ducha? – Dije contra su boca.
-Tres semanas – Dijo.
-Coger mi culito? – Pregunté sonando lo más inocente
posible.
-Mierda! Tres meses – Gruñó.
-Usar juguetes sexuales? – Pregunté.
-Qué tipo?
-Los que tú quieras, tú sabes que yo estoy dispuesta a todo
contigo… Pero digamos vibradores y pinzas
en los pezones para empezar… - Dije mordiendo el lóbulo de su oreja, lo que a
él le encantaba.
-Pinzas en los pezones… - Repitió.
-Cuánto me das por los juguetes? – Pregunté.
-Dos meses – Jadeó innecesariamente.
-Y si me porto mal, voy a levantar el culito y te voy a
dejar que me des unas buenas palmadas en el trasero…Te gustaría eso? – Pregunté
metiendo la mano bajo su camiseta.
-Tú sabes que sí… Es como si estuvieras leyendo la lista de
mis fantasías sexuales… - Dijo tomando mi boca en un beso abrazador. Me dejó
medio mareada y más que lista para lo que viniera.
-Y eso que falta que te diga las mías… - Le dije.
-Ven a la cama Isabella… - Me dijo abarcando mi trasero con
sus manos.
-Oh no – Le dije y creo que hasta hizo un puchero – Primero
nos vamos a dar el baño de tina que nos estaba preparando, y una vez que
estemos bien limpios voy a tratar de abonar el mes de garantía más tres meses
de renta… tal vez cuatro… - Le dije girando, y lo dejé ahí, de pié y mirando
cómo me alejaba contorneando las caderas. Me metí al agua con burbujas,
gimiendo de satisfacción, y al segundo él estaba frente a mí, terminando de
bajarse los pantalones y bóxers.
Le hice una seña de invitación y cuando él se sentó yo tomé
una esponja, me arrodillé a su lado y comencé a pasarla suavemente por su
cuerpo. Las quemaduras y resabios de la tortura no estaban ya, pero Félix
necesitaba el suave toque de alguien que lo amaba.
Lo sabía porque yo necesitaba lo mismo.
Él cerró los ojos y se dejó hacer hasta que lo tuve
reluciente, y entonces fue mi turno.
Pero no usó una esponja, usó sus manos untándolas de body
wash y desliándolas por cada rincón de mi piel.
Fu erótico, sí, pero más que nada fue terapéutico, ya que
estábamos constatando que el otro estaba ahí, que estábamos a salvo y sobre
todo que volvíamos a estar juntos.
-Te amo Principessa – Me dijo cuando soltó mi cabello para
lavarlo. Yo no quería perder tiempo lavando mi cabello porque secarlo se sentía
como una pérdida de tiempo, pero al ver el alivio en la cara de Félix al
comenzar a aplicar el champú, me di cuenta de que estaba eliminado todo rastro
del olor a muerte que me impregnaba.
-Te amo gatito – Dije besando la punta de su nariz.
Terminó de lavar y enjuagar mi cabello y salió de la bañera,
se secó y quedó desnudo. Luego tomó mi mano para que saliera de la bañera y me
secó minuciosamente. Después sacó del cajón del nuevo vanitorio un secador de
pelo y un peine de dientes anchos y comenzó a secar y desenredar, mientras yo
lo miraba fijamente, recordando la última vez que habíamos hecho exactamente lo
mismo… La pasión, la calentura y la destrucción generada.
Él sonrió levemente, sabía en lo que estaba pensando.
Pero ninguno de los dos apuró las cosas. A pesar de mis
promesas de “adelantarle meses de arriendo”, la verdad es que creo que antes de
la pasión desbocada ambos necesitábamos el reencuentro dulce que nos permitiría
expresar todo el amor que sentíamos el uno por el otro.
Todo lo que habíamos vivido desde que nos conocimos, lo
bueno y lo malo, los encuentros y desencuentros, las peleas y reconciliaciones…
Todo era a la vez significativo e intrascendente.
Era significativo porque para bien o para mal era nuestra
historia, y era intrascendente porque cualquier problema era insignificante
ante la horrible idea de perderlo para siempre.
-Te amo – Modulé.
-Te amo – Dijo inclinándose para decírmelo al oído – No
sabes lo contento que estoy de por fin convertirte en mi concubina – Me dijo mordisqueando
mi cuello juguetonamente.
-Prefiero que me digas tu manceba, suena más pecaminoso y
depravado – Le dije girándome, al demonio con mi cabello, me lo cortaría en
cuanto tuviera un poco de tiempo. Me quedé de frente a él y lo abracé
presionando todo mi cuerpo contra el suyo. Él se agachó para besar dulcemente
mis labios y me tomó en sus enormes brazos.
Me llevó a la cama, me depositó sobre la colcha y nos amamos
por horas.
Después “dormimos siesta” y nos amamos un poco más…
Y entonces comenzamos a hablar de negocios y le empecé a
“pagar el arriendo”, inventando, probando y realizando todo tipo de actos de lo
más sucios e impúdicos.
Nos demoramos en emerger, y sólo lo hicimos cuando las
exigencias del mundo exterior se hicieron muy evidentes.
oooOooo
-Gianna, de verdad no te molesta? – Le pregunté por enésima
vez.
-Segura, tú sabes que yo vivo para estas cosas! – Exclamó
feliz.
-Bueno, muchas gracias, Tía tiene mi tarjeta y se lleva el
celular de Dem. Tienes la lista completa de lo que necesita?
-Sí, Bellaaaaa – Dijo Gianna empujándome para que me
largara.
-Nos vemos Tía, si necesitas lo que sea, LO QUE SEA, marcas
el 1 del discado automático. Sabes hacer eso en ese teléfono, verdad? – Le
pregunté.
-Sí, Demetri me enseñó, no te preocupes Bella, vayan tranquilos,
que Gianna y Heidi van a cuidar de mí – Dijo besando mi mejilla.
-Vale, nos vemos más tarde, que les vaya bien! – Les dije y
me fui al estacionamiento donde me esperaba Dem.
-Ya? – Preguntó.
-Ya – Confirmé.
-Bien – Dijo abriendo la puerta de su deportivo para que
entrara, y luego se subió rápidamente. Nos dirigimos al otro estacionamiento y
cambiamos de auto, al Land Rover. Conversamos de todo y nada a ratos, pero
también nos mantuvimos en un cómodo silencio.
Cuando llegamos al huerto de cerezos, éste lucía nuevamente
como el paraíso. Hermoso y florido, el suelo cubierto de pequeños pétalos y las
copas de los árboles teñidas de un color rosa que los hacía parecer arrancados
de un cuento… Y el olor… Dios, el aroma de ese lugar me acompañaría por
siempre, asociándolo a un lugar seguro y amado, al hogar.
Sin decir nada sacamos del auto una manta y algunas cosas
más y nos dirigimos a nuestro lugar. Ese lugar que usamos el día de nuestro
compromiso.
Dem tendió la manta y yo lancé sobre ella un par de cojines.
Dem se recostó en la manta semi sentado y apoyó su espalda en el tronco del
árbol, y yo apoyé mi cabeza en su estómago, quedando perpendicular a su cuerpo.
Él tomó mi mano izquierda y comenzó con su hábito de jugar con su anillo.
No dijimos nada por un buen rato. Finalmente yo no me
aguanté más.
-Eres feliz? – Pregunté.
-Razonablemente feliz – Dijo él.
-Quiero que seas feliz – Afirmé.
-Lo sé – Respondió.
-Entonces Tía… - Dije tristemente.
-Ves muchas películas de Disney, Fiore – Dijo – La verdad es
que Tía es preciosa, es inteligente y no es una zorra…
-Es perfecta! – Interrumpí.
-Me gusta – Admitió – Pero no estoy enamorado, la cosa no
funciona así. Lo que me pasó contigo es algo que sucede una vez en la vida. A Tía
la voy conociendo de a poco y me gusta… Lo único que tenemos es tiempo… Pero no
ha puesto mi mundo de cabeza, a pesar de que tiene muchas cualidades que me
atraen.
-Comprendo – Le dije – Lo importante es que lo intentes. Que
te des la oportunidad. A ti te vendría bien una mujer buena y cariñosa en tu
vida, y a ella le vendría bien alguien que sepa lo que hace en la cama – Dije
riendo.
-Y tú cómo sabes si yo sé lo que hago en la cama Fiore?
Estuviste haciendo una encuesta? – Dijo pinchando mis costillas. Yo chillé y me
retorcí a la vez que trataba de mantener mi vestido en su lugar… Sí, mi
vestido, ese de las cerezas.
-Por favor, si con todas las mujeres que te metías no
aprendiste una cosa o dos es que eres una causa perdida, lo que dudo
seriamente. Vamos, toma la iniciativa, invítala a una cita, no te digo que te
cases con ella, a menos que te guste la bigamia…
-Entonces admites que eres mi esposa? Me tomó un año, pero
finalmente admites que nos casamos? – Se burló.
-Bueeeeeno, salvo por el sexo, si, supongo que estamos
comprometidos en un lazo que nos une de por vida. Ambos lo aceptamos, tu veneno
corre por mis venas, mi sangre por las tuyas… Antes me asustaba, sabes? Todas
esas palabras y términos grandilocuentes que intercambiamos tú y yo…
-Pero ya no? – Preguntó.
-Ya no – Afirmé – Lo que vivimos en Egipto… La única razón
por la cual sobreviví es porque tú estabas a mi lado. La única razón por la que
no me rendí fuiste tú. Cuando no me quedaba nada me quedabas tú… Por eso quise
venir al huerto, sentí que necesitábamos estar a solas un rato. Sentí que debía
darte las gracias – Dije emocionada.
-Egipto es como mi kriptonita, Fiore. Pensé que si llegaba a
regresar me destruiría… Pero la verdad es que todo el tiempo estuve más
preocupado de cómo sacarte de ahí que de revivir el infierno de mis años como
parte de ese clan. Sin ti me habría dejado matar. No habría visto ni buscado
una salida… - Dijo moviendo una mano para enredarla en un mechón de mi cabello.
-Supongo que tenemos suerte – Dije – Nos encontramos y nos
conservamos.
-A pesar de las tormentas de mierda que estallan a nuestro
alrededor… Mi heroína – Dijo burlón.
-Oh, cállate – Le dije, cansada de oír felicitaciones por la
pelea y todos los vampiros que maté. No me gustaba que me felicitaran por mis asesinatos.
Maté porque tenía que matar, no por hacer algo heroico.
-Cómo sigue Félix? – Preguntó cambiando de tema.
-Considerando lo que vivió, bien… Pero no del todo bien.
Anda muy irritable, aunque nunca conmigo, y está obsesionado con mi seguridad.
Ha hecho muy buenas migas con Jasper, algo así como un grupo de apoyo para
sobrevivientes… - Dije.
-Sí, me mencionó que a lo mejor debíamos hablar con él – Me
interrumpió Dem.
-Yo no necesito hablar con nadie excepto contigo. Tú sabes
lo que sufrí, yo sé lo que sufriste tú. No necesitamos explicarnos nada… - Dije
rebelde.
-Pienso lo mismo, además ese tal Jasper no termina de
convencerme… - Dijo Dem.
-Porque aún estás enojado de que tratara de comerme en mi
cumpleaños – Le dije sonriendo.
-Te parece poco? – Preguntó.
-Me parece dulce – Dije – Dem… Félix te ha contado
exactamente qué es lo que le hicieron? – Pregunté.
-No… Y no quiero saber. Y tú tampoco – Me dijo firmemente.
-Pero…
-No Fiore, no. Hablé con Lily y me explicó el estado en que
lo encontraron. No lo quieres saber y no lo vas a saber porque nadie te va a
contar. Así como no quieres que él sepa cómo te arrancaron esa pierna frente a
mí, o cómo te tocaba el asqueroso de Amún. Porque ese conocimiento les haría
daño a los dos.
-Es verdad – Admití – Todos los días agradezco que no
podamos dormir, porque así no tiene pesadillas… Aunque a veces se queda pegado
mirando al vacío…
-Nos va a tomar tiempo, pero lo vamos a superar. Nos tenemos
entre nosotros y tenemos a los demás… Vamos a estar bien, ya vas a ver – Me
dijo.
-Y entonces si vas a ser feliz? – Dije regresando la
conversación al inicio.
-Sí Fiore – Dijo con una carcajada - Todos tenemos problemas
que resolver, nadie es perfecto y a algunos nos han jodido más que a otros,
pero estoy seguro de que seremos felices porque tenemos todos los ingredientes…
Salud, dinero y amor.
Era cierto, nuestro futuro por fin se veía brillar.
*#*#*FIN*#*#*
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No desesperen, que los pequeños cabos sueltos y un vistazo al futuro
vienen en el epílogo.
Espero les haya gustado mi retorno al fandom, me ha encantado compartir
esta historia con ustedes. Todo mi cariño,
A.
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