Ok, este es el final-final de esta historia,
espero que queden conformes, para mí es al
menos coherente con los personajes
que imaginé…
Les recuerdo que en mi blog y Facebook hay
ayudas visuales para cada capítulo. Este capítulo puede requerir más ayuda que
otros.
Besos y no olviden darme su veredicto.
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Epílogo
May God bless and keep
you always
May your wishes all come true
May you always do for others
And let others do for you
May you build a ladder to the stars
And climb on every rung
May you stay forever young
Forever young, forever young
May you stay forever young.
May your wishes all come true
May you always do for others
And let others do for you
May you build a ladder to the stars
And climb on every rung
May you stay forever young
Forever young, forever young
May you stay forever young.
Forever Young/ Bod
Dylan
BELLA POV
El juicio de Jane fue corto, todos
sabíamos que ella era culpable y ella confesó sin mediar coerción. Lo que fue
largo y tortuoso fue decidir un castigo adecuado. Los Volturi a pesar de su
fama de tiranos no eran particularmente sádicos, pero por otro lado simplemente
matarla no parecía hacer justicia a todo el daño que había causado.
A mí no me importaba lo que
decidieran, si de mí dependiera la habría pulverizado con una bola de energía y
asunto terminado. Pero oh no! Todos los demás pedían venganza, especialmente
Demetri y Félix, que aparentemente durante lo peor de la experiencia se habían
jurado reclamar el ojo por ojo de las maneras más creativas.
Por eso una vez que la declararon
"culpable" yo me desentendí del asunto, y me enfoqué en Alec, que
estaba destrozado, pero disimulando y haciéndose el fuerte.
Huyendo del Salón del Trono y sus
intrigas, llegué a mi pedazo del jardín, que era el sector más popular. Entre
la laguna, los peces de colores, el puente de madera, las bancas de piedra
tallada que me regaló Santiago como regalo de bienvenida, los bonsái y las
campanas de viento, uno se transportaba a otro mundo. No digo que exactamente a
Japón, pero sí a una fantasía oriental.
No me sorprendió encontrar a Alec con
Meggie apoyados en la baranda del puente lanzando comida a mis pececitos. Alec
le estaba señalando a cada uno y presentándoselos por su nombre, y Meggie bebía
cada palabra como atesorándola para más adelante, cuando ya no estuvieran
juntos.
-Hola – Saludé de lejos. En cualquier
momento me habría retirado para darles privacidad, pero esta vez tenía un plan.
-Hola Bella – Saludó Meggie – Es verdad
que tú hiciste todo esto? – Preguntó abarcando el jardín con su brazo.
-No exactamente – Dije honestamente,
aunque mi escudo me protegía a mí y al resto de los Volturi de su don – Recibí
montones de ayuda, sólo la idea fue mía, el resto son puras colaboraciones. Te
gustaron los peces?
-Son preciosos! – Dijo – Y son
perfectos como mascota para nosotros los vampiros… Tal vez construya una
pequeña laguna en casa…
-Dónde viven ustedes Meggie? –
Pregunté sentándome en una de las bancas.
-En el campo, en las afueras de
Drogheda. Es un pueblo que queda a poco más de 50 kilómetros al norte de Dublin
– Respondió y se sentó frente a mí en el pasto. Detrás de ella Alec me hizo un
gesto de "WTF!" por interrumpirlo en su escaso tiempo con la chica.
Típica mente masculina cortoplacista.
-Drogheda! Como la hacienda en
"El Pájaro Canta Hasta Morir"! – Exclamé.
-Sí! – Exclamó – Es raro que alguien
reconozca el nombre…
-Mmmmh… Es que ese libro lo he
escuchado mil veces, es el favorito de Dem, así es que siempre me lee trozos al
azar – Le dije.
-La familia de ese libro migra desde
Irlanda en busca de mejores oportunidades. Una de las hermanas se casa con un
hombre rico y cuando él muere y ella hereda, bautiza la hacienda en honor a su
antiguo hogar… Drogheda – Dijo Meggie. Y Alec seguía mirándome con cara de
"lárgate!"
-Siempre me ha llamado la atención
Irlanda – Le dije – Desde pequeña es mi país favorito.
-De verdad? – Me miró incierta, sin
saber si le decía la verdad o me estaba burlando.
-Totalmente, incluso antes de transformarme
le conté a Félix sobre mi obsesión con Irlanda y los irlandeses, y no le gustó
mucho – Sonreí – Y le conté de cómo algún día soñaba con recorrer esas praderas
verdes bordeadas de muritos de piedra. Tienen de esos muritos bordeando los
caminos donde tú vives? – Pregunté.
-Sí, los tenemos. Drogheda es muy
antigua y tiene mucha historia… Y puentes… - Agregó.
-Puentes? – Pregunté.
-Sí, la ciudad es atravesada por un
río, así es que hay un montón de puentes muy bonitos uniendo ambos lados – Dijo
– Y es entretenida, hay mucha diversidad, y el arte! Hay festivales de teatro y
conciertos, y un festival marítimo y hasta un festival de samba! – Dijo riendo.
-De samba? Oh Maggie! Te envidio
tanto! Algún día iré a Irlanda, ya vas a ver – Afirmé entusiasmada.
-Por qué no vas ahora? – Me preguntó
Maggie.
-Ahora? – Repetí felicitándome porque
todo iba de acuerdo a lo planeado.
-Con nosotros. Nos vamos mañana, anda
con nosotros y descansas un poco – Ofreció entusiasmada.
-Me encantaría! – Exclamé, y era
cierto – Pero no creo que me dejen ir sola, todavía soy un poquito neófita… -
Dije decepcionada.
-Bueno, por supuesto si quieres ir con
Félix o Demetri son bienvenidos… - Agregó.
-No, ellos no querrían ir ahora, están
ocupados con lo del juicio… - Dije haciendo un puchero – Y Alec? – Pregunté
como si recién se me viniera ocurriendo – Alec tú me acompañarías a Irlanda?
Necesito escapar del castillo e Irlanda suena tan bien – Le rogué como si me
estuviera haciendo un enorme favor personal.
-Yo… No sé – Balbuceó sorprendido.
-Maggie estaría bien si Alec fuera
como mi guardián? Prometo portarme bien, pero la seguridad es lo primero – Dije
muy seriamente.
-No!... Sí!... Claro! – Dijo Maggie
nerviosa. Apuesto a que ella estaba buscando desde antes una manera de pedirle
que la acompañara.
-Ah estoy tan feliz! – Dije poniéndome
de pié y aplaudiendo – La tierra de Damien Rice, Glen Hansard, Daniel
Day-Lewis, Liam Neeson, Enya, Lisa Hannigan, Sinéad O'Connor , Aidan Turner… Oh
si nos encontramos a Aidan no respondo de mí, no me lo como, lo violo! –
Exclamé.
-A quién vas a violar? – Preguntó
Félix detrás de mí. Demonios!
-A… Alguien… De mi lista… - Dije
vagamente.
-Qué lista? – Gruñó. No estaba de muy
buen humor últimamente.
-La de las 5 personas del mundo con
las que me puedo acostar con impunidad… - Dije encogiéndome de hombros. Todos
tenían esa lista, verdad? O sea, hay oportunidades imperdibles, verdad?
-De qué estás hablando Isabella? –
Gruñó.
-Es broma, no te vuelvas un ogro. Te
prometo que me voy a portar bien, Alec me va a cuidar, verdad? –Le pregunté a
Alec.
-Sí, por supuesto, puedes contar
conmigo – Dijo Alec muy serio como si me estuviera haciendo un favor a mí.
-Te va a cuidar haciendo qué? En qué
te metiste ahora? – Preguntó más exasperado que enojado.
-Me voy a cuidar en Irlanda, nos vamos
mañana, así es que tengo que empacar – Le dije tomando su mano y arrastrándolo
del jardín. Había conseguido lo que quería, una salida para Alec y un pequeño
escape para mi… E ir a Irlanda! Vivaaaa!
-Qué es todo esto Isabella? – Me preguntó
Félix cuando estuvimos solos.
-Lo necesito Félix – Le dije – Lo
necesito y Alec también. No podía verlo separarse de Meggie ahora que las cosas
por fin comienzan a marchar entre ellos mientras toda la corte planea las
mejores maneras de torturar a su hermana! Es mi amigo, necesitaba una excusa
para sacarlo de aquí, y francamente yo podría usar unos días de vacaciones…
Odio todo este aire de venganza, no quiero estar presente cuando hagan lo que
sea que planean hacer con Jane… Y qué mejor que Irlanda, un lugar que siempre
quise visitar? Es perfecto!
-Cuanto tiempo vas a estar afuera? –
Gruñó.
-Un par de semanas tal vez? Yo espero
que Alec se quede más tiempo, tal vez indefinidamente. Puede volver si lo
necesitamos en la corte, pero se merece tratar de ser feliz haciendo un corte con el pasado – Dije abrazándolo por
la cintura y metiendo mis manos en los bolsillos traseros de sus jeans.
-Vas a necesitar a alguien que te vaya
a buscar – Dijo hundiendo su rostro en mi cabello.
-Lo sé, y tú me prometiste que un día
recorreríamos los caminos de tierra bordeados de muros de piedras, y por los
bordes de los acantilados, y visitaríamos viejos castillos… Recuerdas? –
Pregunté apretando sus nalgas.
-Sí, recuerdo que tenemos que visitar
la planta embotelladora de la cerveza Guinness – Me dijo – Y asistir a ese
concierto ficticio en el que reunías a Damien Rice, Lisa Hannigan, Glen Hansard
y Marketá Irglová, aunque me parece que Glen y Marketá debían ser 10 años más
jóvenes, verdad?
-Sí, porque entonces eran novios, y
cuando cantaban juntos era mágico. Después ella se casó con otro y todo se fue
al carajo… - Dije.
-Dos semanas bambina, ni un día más, y
voy a estar en la puerta de Maggie para recogerte y llevarte conmigo – Dijo
besándome suavemente.
-Gracias por entender – Le dije entre
besos – Te amo hasta la luna…
-Tú necesitas paz, yo necesito
venganza. Son distintas formas de cerrar este capítulo para siempre.
oooOooo
-No – Dijo simplemente.
-No te estoy pidiendo permiso, te
estoy diciendo… Necesito esto – Le dije por quincuagésima segunda vez.
-No – Repitió. Sin argumento, sin
apertura al diálogo.
-Estás actuando como un idiota! –
Exclamé – Necesito irme! Necesito salir de aquí… Puede que odie a Jane, pero la
idea de la tortura simplemente no va conmigo. Si hay que matarla se mata, pero
no puedo justificar la tortura más allá del momento al calor de la batalla en
el que uno jura que todos van a sufrir y esas cosas… Pero luego enfrías la
cabeza y te das cuenta de que eso te transforma en un monstruo. Yo no quiero ser
un monstruo… No quiero saber lo que le van a hacer, pero sé que va a ser
ejemplificador, y yo no quiero estar aquí para el evento. Félix entiende, por
qué no entiendes tú? – Dije dándole un golpe probablemente bajo.
-Porque yo no soy Félix! – Gritó – No
soy perfecto ni generoso ni comprensivo. Sólo te digo que no. No me dejas.
-No me voy para siempre, voy a volver
en unas semanas… -Dije.
-Y eso quién me lo asegura? Quién dice
que vas a regresar? Y si se van los dos para no volver? Tú me lo prometiste,
Fiore, lo prometiste… - Dijo como un niño pequeño amurrado. Le faltó sólo
patear el piso.
-Voy a volver porque quiero volver
Dem! Voy a volver porque este es mi hogar. Voy a volver porque tú eres mi
familia y voy a volver porque aquí están mis amigos – Le dije.
-Te estás deshaciendo de mí – Afirmó.
-Pffffffff! Como si eso fuera posible!
– Le dije en broma, pero él se ofendió aún más - Dem, me voy. Necesito estos
días. Te quiero, te voy a echar de menos y te voy a llamar todos los días, así
es que espero que me contestes el teléfono. Y si no contestas te voy a dejar
mensajes – Le dije.
-Tú sabes que no ignoraría una llamada
tuya – Refunfuñó.
-Bien, porque de verdad te voy a
extrañar – Le dije – Además creo que te va a hacer bien un tiempo a solas con
Tía sin mi interferencia.
-No te justifiques con tu complejo de
casamentera – Dijo – Tía y yo estamos bien como estamos.
-Y cómo están? – Pregunté curiosa.
-Bien.
-Ya la besaste? – Pegunté
-No es asunto tuyo. Vete a Irlanda y
déjame en paz – Me dijo cruzando los brazos.
-Dem, te quiero con toda el alma, pero
estoy así de cerca - Dije juntando mi pulgar y mi índice – de patearte el
trasero.
-No te atreverías, soy tu creador –
Dijo muy seguro.
Inmediatamente lo envolví en una
burbuja y lo levanté 20 metros del suelo.
-Dime qué hay entre Tía y tú – Dije.
-Jódete, tú y Collin Farrel, Glen
Hansard y Damien Rice! – Dijo entrecerrando los ojos, desafiándome a que lo
hiciera.
-Sacrilegio! – Exclamé y lo azoté en
el suelo. Volví a elevar la burbuja.
-No puedo creer que me hayas hecho eso
– Murmuró sorprendido y botado en el "suelo" de la burbuja.
-Dime… - Dije sacudiendo la burbuja en
el aire.
-Puta madre, Fiore, la besé! Sólo eso,
la besé! – Gritó. De la sorpresa desvanecí el escudo y Dem cayó al suelo desde
gran altura.
-Yyyyy? – Dije.
-Y qué? – Se levantó sacudiéndose.
-Sentiste algo? Te gustó? – Pregunté.
-Tía me gusta, Chica Zombi, pero así
como tú dices que tu relación con Félix no interfiere con la nuestra, lo mismo
pasa con Tía.
-Yo no estoy celosa de Tía, yo creo
que juntos pueden ser felices – Le dije frustrada.
-Como sea, no la uses a ella como
excusa para abandonarme – Insistió.
-Eres imposible! No te abandono, me
voy de vacaciones. Qué quieres que te traiga? – Pregunté cambiando de ángulo.
-Quiero un globo de nieve con una
Wacky Woolie verde adentro, un Raf got Finnegan grande…
-Qué es una "Wacky Woolie" y
un "Raf got Finnegan"? – Le pregunté.
-Realmente parece que te hace falta el
viaje a Irlanda, borriquilla, Wacky Woolie es la oveja ícono de Irlanda, y Raf
got Finnegan es el rey de los duendes. Además quiero semillas de tréboles de 4
hojas, un sweater Aran de color azul de lana cruda de oveja merino, un anillo
Claddagh, algunas botellas de whiskey Bushmills, un collar con la Shamrock
Sphere para Tía, un Bodhrán… - Siguió con su lista interminable.
-Qué es eso? – Pregunté.
-Es un tambor típico irlandés –
Respondió con tono de "Dah!".
-Me vas a hacer acarrear un tambor? –
Pregunté shockeada.
-Pensé que éramos amigos – Dijo
haciendo un dramático puchero – Además no es muy grande. También quiero
calcetines con rayas y figuras con los colores típicos, un centavo de la
suerte…
-Es un centavo cualquiera? Como el
vuelto del supermercado? – Pregunté.
-Esos no son de la suerte, Fiore, son
simple dinero – Explicó condescendiente. Me estaba provocando pero no cedería.
Si su desafío era que le trajera toda esa basura de regalo, se la conseguiría –
En cualquier tienda de regalos medio decente los vas a encontrar, son centavos
que van enmarcados en una cama de mármol verde, y creo que son encantados por
los duendes o algo, esa parte no la sé… Quiero también un bastón de blackthorn,
esos los puedes conseguir sólo en los condados de Cork y Kerry…
-Tú no necesitas un maldito bastón!
Eres un vampiro y tu novia es una sanadora milagrosa! – Exclamé lanzando los
brazos al aire.
-Tampoco necesito el
tambor Fiore, pero lo quiero, es típico – Dijo encogiéndose de hombros.
-Vale, eso es todo? – Pregunté.
-Eso y una "Piedra de las
Preocupaciones" de Mármol de Connemara artesanal – Dijo - Esa la tienes
que ir a comprar en la región de Connemara, pero no creo que sea un problema…
-Ya está bueno Demetri! Por qué me
quieres castigar? Qué pretendes dándome esa lista de objetos como si fueran
huevos de pascua que debo encontrar desparramados por todo el país? – Le dije
empujándolo.
-Te encargo esas cosas porque si te
obligo a buscar todo eso para mí, voy a saber que estaré en tus pensamientos! –
Respondió.
-Vas a estar, seguro, porque te voy a
maldecir todo el tiempo que me encuentre afuera – Respondí.
-Como dicen por ahí, "El odio
duele menos que el olvido" – Afirmó satisfecho.
-Eres una nenita melodramática – Le
dije – Pero voy a hacer lo que te dije. Te voy a llamar y te voy a comprar toda
esa basura que encargaste. Pero no me vas a arruinar este viaje Dem, Irlanda no
es cualquier lugar para mí, es importante… - Le dije tratando de sonar firme.
-Lo sé Fiore, lo sé, lo siento… -
Suspiró - Tú y yo sabemos que soy un bastardo, y no sé lidiar con la
separación… Pero no menosprecies mis encargos, son cosas realmente
interesantes, vas a ver – Me dijo – Ahora ven aquí – Dijo abriendo sus brazos –
Que tengas un buen viaje, cuídate mucho, no te comas a nadie importante, y
sobre todo… Regresa – Me dijo besando mi coronilla.
-Lo prometo – Dije, y la pelea al fin acabó.
Demetri a veces era una carga y dios
sabe que no era perfecto, me enfurecía y me frustraba. Era egoísta y posesivo,
y no se avergonzaba de ser lo que era... Creo que eso justamente era lo que me
hacía aguantarle tanto.
Pero bueno, al menos me pidió un
regalo para Tía…
oooOooo
-Nooooooo! – Gritó melodramática.
-Gianna por favor, tienes que
entender… - Le dije.
-Bella estamos a unas pocas semanas de
mi matrimonio, no me puedes abandonar ahora, eres mi mejor amiga, mi dama de
honor! – Dijo con ojos brillantes. Mierda, empezaría a llorar en cualquier
momento, estos días de estrés estaba tremendamente emocional, todo lo sacaba de
proporciones. Debí adivinar que para ella mis vacaciones no serían buenas
noticias.
-Gianna, te entiendo, pero ya todo
está listo para el matrimonio, enviamos las invitaciones hace tiempo, la
iglesia y el local de la fiesta están arrendados, las flores elegidas, tu
vestido en el closet y el mío… Bueno, en alguna parte del castillo… Los centros
de mesa también se eligieron, ya deben estar por llegar las figuritas de los
novios para los pasteles que compramos en ebay, los pasteles también están
elegidos y pagados, los dos menús y la presentación de los platos de la cena ya
tienen tu visto bueno, la banda está reservada y Heidi les depositó el
anticipo, los regalos de la lista de novios están elegidos… Amiga, entiendo que
estés nerviosa, pero no hay nada más que hacer… Todo está hecho, no queda más
que esperar… - Le dije tomando su mano.
-Ese es el problema, Bella – Dijo y
lágrimas comenzaron a escapar de sus lindos ojos.
-Cuál es el problema? – Pregunté.
-Que estoy esperando… - Dijo, y rompió
a llorar.
-QUEEEEEEÉ? Aaaaaaaaah! – Chillé y la
abracé con todo cuidado – Estás segura? Gianna no me lo estás diciendo para que
me quede? – Ella negó con la cabeza – Es maravilloso, oh Gianna, es perfecto! –
Si hubiera podido yo también habría llorado.
-Sí, tengo como dos semanas de
retraso, yo pensé que era el estrés de los últimos días, pero hoy me hice un
test y salió positivo… - Me dijo entre suspiros.
-Tenemos que llevarte al médico, un
test puede dar un falso positivo… - Dije.
-Lo sé, por eso fui a la farmacia y
compré cuatro más… - Dijo.
-Yyyyyyyy? – Pregunté pensando en cómo
habría conseguido pis para 5 tests. Debe haber bebido un galón de jugo diet o
agua mineral con poco gas o leche cultivada o alguna de esas cosas que bebe
ella.
-Todos positivos – Respondió con voz
temblorosa.
-Gianna, linda, vas a ser mamá…
Creíste que no podías y mira el milagro que se te está entregando... - Le dije
– Cual es el problema? Yo creí que a Franco le gustaban las familias grandes.
-Le gustan, pero son todos católicos
apostólicos romanos, el sexo antes del matrimonio está mal visto, no sé cómo se
lo tomarán, y Franco… No sé si querrá tener hijos tan pronto… - Dijo con el
mentón tiritando con el llanto contenido.
-Habla con él. Ahora – Le dije –
Mientras más esperes es peor porque más te vas a estresar… Dónde está? –
Pregunté.
-En su casa, anoche trabajó en el bar
así es que ahora está descansando – Respondió.
-Vamos, yo manejo – Le dije – Dame tus
llaves.
-No tienes licencia – Me dijo.
-Si alguien me para me lo como. Tú no
estás en condiciones y además soy muy buena conductora, no va a pasar nada. Las
llaves, rápido, que no me estoy haciendo ni más joven ni más hermosa – Dije muy
seria para hacerla sonreír. Lo logré. Apenas.
-Pero no puedo salir y dejar
Recepción! – Exclamó.
-Llamaré a Santiago… - Dije.
-Nooooo! – Gritó - Él hace puros
desastres cuando queda encargado!
-Alguna de las chicas? – Pregunté.
-Harían muchas preguntas.
-Vale, Aftón? – Él no diría nada de
nada a nadie…
-Sí, si Aftón puede, le dejo Recepción
– Concedió.
-Aftón será – Dije sacando mi
teléfono.
-Llamo a Franco para avisarle que
vamos a verlo? – Preguntó.
-Mmmmh… Yo creo que sí, con una sorpresa
diaria basta – Le dije y llamé a Aftón mientras Gianna llamaba a su novio.
Aftón como siempre estuvo dispuesto a hacerme un favor.
-Ya está, nos espera – Dijo Gianna
luciendo aterrada.
-Llevas un test que mostrarle? –
Pregunté. Ella inmediatamente abrió su cartera y sacó una bolsa ziploc
transparente con 5 test de embarazo positivos en su interior.
-Ojalá no crea que son quintillizos,
esa bolsa se ve intimidante – Dije. Aftón apareció y después de un par de
explicaciones sobre lo que quedaba pendiente en Recepción, Gianna y yo
partimos.
Franco vivía en una parcela ubicada a
unos 50 minutos en auto de Volterra. De la carretera nos desviamos a un camino
de tierra bien cuidado, avanzamos un par de kilómetros y llegamos al portón de
entrada a la propiedad. 400 metros más adentro estaba ubicada una típica casa
de campo toscana, construida en piedra amarilla, techo de tejas y ventanas
pequeñas con sus postigos de madera oscura. Tenía enredaderas adheridas a las
paredes y algunos rosales en flor plantados al azar y sin podar.
Pude ver a Gianna criando a una
familia en esa casa, en el campo, al aire libre.
-Es una casa muy bonita – Le dije con
una sonrisa para darle ánimo – Anda, estoy segura de que todo va a salir bien,
haz lo que tengas que hacer, y piensa en que desde antes estaban comprometidos,
no es como si te embarazaste para atraparlo… Igual iban a tratar de tener
hijos, es sólo que el milagro ocurrió más pronto.
-Vuelvo luego – Dijo. Yo prendí la
radio y comencé a textear a Félix con mensajes un poco sugerentes al principio,
y luego cada vez más explícitos, hasta que llegó el punto en que pensé
seriamente en meter mi mano libre en mi ropa interior para tocarme… Sería una
excelente manera de pasar el tiempo, y por las respuestas de mi novio supe que
él estaba igual… Además de un poco enojado, porque había tenido que salir del
Salón del Trono medio agachado para que nadie notara su enorme erección.
Pero no pude llevar a cabo mis planes
porque de pronto el apuesto rostro de Franco se asomó al abrir la puerta del
copiloto.
- Bella, sarò un babbo! (*Bella, voy a
ser padre!) – Gritó con una sonrisa gigante.
- Lo so, congratulazioni! (*Lo sé,
felicidades!) – Le dije bajando del auto para abrazarlo. Él estaba eufórico, y
en cuanto me soltó volvió a abrazar a Gianna, acariciando su plano estómago.
-Si es niña se llamará Isabella –
Afirmó Gianna. Franco asintió.
-Pero están locos! No es necesario, a
lo mejor el nombre de tu nombre – Le dije a Gianna – O de alguna de tus abuelas
o tu mamá… - Le dije a Franco.
-No, no, no! – Negó Gianna - Si es
niño Franco le puede poner como se le antoje, pero mi primera hija se llamará
Isabella en honor a la mujer que me empujó a atreverme a buscar mi felicidad.
-Amiga – Dije abrazándola y
acariciando su cabello. Las dos lloramos, pero sólo ella derramó lágrimas.
-No más lágrimas! – Dijo Franco en su
inglés pausado – Estamos felices, no hay que llorar. Voy a ser un babbo,
pensamos que no se podía y aquí está – Dijo apuntando al vientre de Gianna.
-Bella, Franco me va a llevar al
doctor, y me voy a mudar aquí lo antes posible. No es justo que te quisiera
obligar a quedarte cuando sé que necesitas hacer ese viaje. Yo entiendo, de
verdad, es sólo que tenía miedo, pero ahora sé que todo va a estar bien… - Dijo
y besó tiernamente los labios de su novio.
-Estás segura? Si me necesitas me
quedo, mi sobrino o sobrina tiene prioridad… - Dije incierta.
-Anda tranquila, pero regresa a tiempo
para el matrimonio o Gianna se va a volver loca de verdad – Dijo Franco.
-Está bien, pero estaré a una llamada
de distancia. Cualquier cosa y estaré en el primer avión de regreso, lo sabes,
verdad? – Le dije a Gianna tomando sus manos.
-Lo sé – Susurró – Llévate el auto,
esta noche me quedo con Franco – Me dijo – Él me llevará a casa mañana.
-Está bien, felicidades a ambos, ese
niño va a tener mucha suerte… - Les dije con total honestidad. Me subí al auto
y me fui, absolutamente feliz. Ese niño sería una nueva oportunidad y el
comienzo de una nueva vida para Gianna.
oooOooo
Los Reyes… Ok, basta con decir que no
estaban muy contentos, pero cuando hablé privadamente con Aro y le expliqué mis
motivos para irme por unos días (sacar a Alec de la corte y escapar de una
venganza que yo no necesitaba), se dio cuenta de que no había realmente nada
que pudiera hacer. Él ya le había dado una dispensa a Alec, y si yo me quería
ir, me iría, y nadie podía hacer nada al respecto, por no mencionar a los que
probablemente se irían conmigo (no es que yo lo amenazara ni nada, sólo pedí
vacaciones).
Una vez que prometí varias veces
cuidarme y ser responsable y no hacer explotar a nadie y mantener el escudo que
protegía la corte, finalmente me dio su bendición.
Bien, por fin podía volver a la cama
con Félix para despedirnos como corresponde… Una y otra vez.
oooOooo
Las cosas no siempre son como uno las
planea, eso ya debía saberlo yo.
Camino a mi habitación fui
interceptada por no otro que Edward Cullen.
Yo había evitado a los Cullen en su
conjunto excepto a Jasper, que estaba ayudando mucho a Félix, quién se negaba a
hablar conmigo de los momentos más horribles de su captura y tortura.
Sólo por eso le estaba eternamente
agradecida.
Me habían dicho que Alice y Edward
estuvieron presentes en el rescate de Félix, y también les estaba muy
agradecida, cómo no estarlo! Pero aun así no quería hablar con ellos. Tal vez
mandarles una tarjeta y un racimo de globos con helio? Agh! Qué vergüenza, era
toda una asesina pero no era capaz de enfrentar a mi ex y a su familia…
-Bella – Dijo bajito en esa hermosa
voz suya. Sí, aun para estándares vampíricos Edward tenía una hermosa voz,
llena de ricos matices.
-Hola Edward… - Dije sonriendo sólo un
poco, obligándome a ser amigable porque sabía que era lo correcto.
-Quisiera hablar contigo… Puede ser? –
Preguntó sencillamente.
-Claro – Le dije – Vamos al jardín –
Le dije. Caminamos en silencio hasta llegar a mi jardín japonés, que
prácticamente actuaba casi como mi oficina. Todos mis asuntos importantes se
trataban ahí. El jardín estaba iluminado con los faroles solares que me regaló
Loretta. Eran muy bonitos y totalmente ecológicos.
-Esta parte es nueva – Comentó.
-Esta parte es mía – Dije orgullosa –
Todo empezó con los kois que les regalé a todos, cada uno tiene el suyo y lo
bautizó.
-Tú tienes el tuyo? – Preguntó mirando
a la laguna.
-Sí, es ese rojo que estaaaá… Ahí! –
Señalé cuando apareció cerca de la superficie.
-Puedo preguntar su nombre?
-Sí, se llama Jacob – Le dije.
-Jacob como el muchacho quilute que te
fue a advertir sobre nosotros en el baile…? – Preguntó Edward.
-Exactamente ese Jacob, mi mejor
amigo, el que me salvó la vida protegiéndome de Victoria y de mí misma – Dije.
Hacía tiempo que no pensaba realmente en él. Cómo estaría? Habría asumido como
jefe? Habría imprimado?
Edward miró con cara de no entender.
-Victoria era peligrosa, pero yo era
autodestructiva. Me dejaste y no supe cómo seguir viviendo sin ti. Hice un
montón de cosas estúpidas que si me mataran lucirían como un accidente… Pero
las hacía muy conscientemente… Jake me obligo a vivir.
-Tú lo amabas – Afirmó Edward.
-No estaba enamorada de él, pero si lo
amé mucho, aún lo hago – Respondí sacando del contenedor plástico instalado
junto a la laguna un poco de comida para los peces.
-Bella… Lo siento – Dijo con voz
apenas audible.
-Lo sé – Respondí.
-Pensé que estaba haciendo lo mejor
para ti dejándote vivir tu vida humana… - Continuó.
-Lo entiendo – Dije. Porque era
cierto, conocía a Edward y comprendía su razonamiento. Sólo que no estaba de
acuerdo.
-Ojalá pudieras perdonarme – Dijo sin
levantar la mirada. Lo tomé de la mano, notando que por primera vez nuestras
temperaturas corporales eran la misma y lo dirigí a una banca. Nos sentamos y
no solté su mano.
-Edward yo entiendo el porqué de lo
que sucedió, y por qué reaccionaste de la manera que lo hiciste. Eso no
significa que lo comparto, pero sé cómo piensas y de verdad creo que todo lo
hiciste con la mejor de las intenciones… Pero eso no lo hace correcto, no quita
lo que me dolió perder a la persona que amaba y a la que consideraba mi familia
– Un gesto de dolor contrajo su hermoso rostro – Edward, miles de parejas
terminan todos los días, y eso no significa que se tiene que mudar la familia
completa de los involucrados. Esto no es "Atracción Fatal", yo no te
hubiera perseguido, no te habría hablado si no querías. Si hubieras tenido más
respeto por mi inteligencia habrías sabido que bastaba con explicarme, no era
necesario destruirme.
No dejaste que me despidiera de nadie,
sabes lo sola que me sentí al no poder compartir la pérdida de mi novio con mi mejor
amiga? Porque esa amiga es tu hermana, y te la llevaste también… - Dije
cansada. No estaba enojada, pero era un tema que no me gustaba visitar porque
me hacía sentir patética al recordar cuando era una completa desadaptada.
Verdaderamente mi vida comenzó el día que crucé las puertas del castillo y Dem
y Félix nos detuvieron y arrastraron a ver a Aro.
-Bella, yo nunca quise… - Comenzó.
-Edward, te conozco, sé que eres una
buena persona y que no me harías daño a propósito, pero te llevaste a Emmett!
Te apuesto a que él fue el único que se opuso. Emm es el único que habría
entendido… Los demás te siguen ciegamente porque pareces saberlo todo, me
equivoco?
-No, Emmett luchó por quedarse, y se
fue totalmente contra su voluntad. Discutió con la familia, discutió con
Rosalie… Él insistió en que la única manera de protegerte era estando a tu
lado… Pero al final nos siguió y no habló para decir más que "sí" o
"no" durante un par de meses.
-Voy a tratar de hablar con él – Dije
haciéndome el propósito.
-Eso le va a gustar – Dijo Edward –
Tiene miedo de acercarse a ti.
-Por mis poderes? – Pregunté dolida de
que mi hermano me considerara un fenómeno.
-No – Sonrió – Tiene miedo de que lo
rechaces.
-No le haría eso. Ni cuando estaba
enojada, a Emm no lo rechazaría, él fue el único que me trató como una persona,
no sólo como una humana – Murmuré.
-Ese fue mi error, verdad? – Preguntó.
-En grandes rasgos, supongo que sí.
Nunca fui tu igual, y nunca quisiste que lo fuera – Dije encogiéndome de
hombros – Te odias demasiado como para amar a alguien que es como tú… Edward,
yo ya no albergo resentimiento contra ti, creo que todo lo que pasó sucedió
para traerme al lugar donde debo estar, pero también creo que no es sano que
sigas renegando de lo que eres. Eres un vampiro, saca el mayor provecho a eso!
Te alimentas de animales para no dañar seres humanos, perfecto. Deja de
considerarte un monstruo y haz algo constructivo. Eres una de las personas más
inteligentes que conozco y tienes montones de dinero. Por qué no creas una fundación?
Ayuda a niños con cáncer, a ancianos desposeídos, no sé, lo que sea que te
inspire, pero no te odies, redímete. Yendo una y otra vez a la secundaria estás
meramente sobreviviendo, no es un desafío para ti y desperdicias tu talento… Y
si no te gusta la idea de la fundación piensa en otra cosa, pero empieza a
tomar control de tu vida Edward, es muy larga y preciosa para malgastarla
odiándote para siempre – Dije y finalmente lo miré a los ojos, a ver si se
había enojado. No era mi intención, pero a veces tenía diarrea verbal y soltaba
cosas de una manera un poco dura.
Edward se quedó en silencio unos
minutos viendo a los peces nadar.
-Sí… - Dijo.
-Ough?
-Sí, es verdad. Mi peor pesadilla era
imaginar que te convertías en lo que yo soy – Dijo – Pero te veo aquí, y a
pesar de venir saliendo de una situación horrible estás en tu elemento. La
gente del castillo te ama, tienes amigos, tienes a un novio que te adora, y
usas tu don para dar privacidad y protección a los demás, no sólo para ti
misma… Tienes un propósito. Eres más como vampira de lo que fuiste como humana
– Afirmó.
-Soy feliz – Dije simplemente.
-Y escuché que bebes sangre de donante
– Agregó.
-Tengo los medios para hacerlo – Dije
– Nunca he matado a un humano y no quiero hacerlo en un futuro inmediato.
Cuando estoy bien alimentada mi control es excelente, y la dieta animal no es
para mí… En primer lugar porque no hay mucha vida salvaje en los alrededores,
pero además porque mi don consume mucha energía.
-Estoy contento por ti Bella – Dijo
posando la palma de su mano en mi mejilla – Estoy contento y orgulloso de lo
que te has convertido, pero me mata que no fui yo quien te supo hacer feliz… Te
amé más que a nada… Aún lo hago – Dijo con la voz quebrada. Los dos estábamos
llorando.
-Yo también te amé… - Susurré -
Muchísimo.
-Lo sé amor, y fue lo mejor que me
pasó en la vida. Ojalá algún día podamos ser amigos... Cuando estés lista te
voy a estar esperando – Dijo y por la tensión de sus hombros supe que estaba
conteniendo los sollozos.
-Estoy lista Edward – Dije
abrazándolo. Sentí esa familiaridad de su cuerpo y de su olor y hundí el rostro
en su pecho – Estuve destruida, después estuve enojada… Ya no, ya no más. Me
encantaría ser tu amiga. Incluso ayudarte con lo que sea que quieras emprender
más adelante…
-De verdad? – Preguntó alejándome lo
suficiente para verme a los ojos.
-De verdad – Le dije, y al perdonarlo
y dejar ir el resentimiento, me quité un enorme peso de encima.
Nos abrazamos una vez más y regresamos
al castillo. Al despedirnos le dije
-Dile a Emm que lo voy a llamar cuando
regrese de Irlanda, y que me importa un rábano si su esposa no le da permiso,
ahora yo puedo pelear por él.
-En tu nombre amor. Algo más? –
Preguntó.
-Dale las gracias a Alice. Sé que su
visión salvó a Félix, aunque también estoy dolida con ella por haberme
abandonado. En fin, estoy muy agradecida por la ayuda que todos ustedes nos
prestaron.
-Se los diré – Afirmó – Suerte en
Irlanda, sé que siempre soñaste con ir de visita. Diviértete.
-Y tú aprende a divertirte – Le dije,
besé su mejilla y corrí a la habitación de Félix, donde él me esperaba de pié
junto a la ventana.
-Edward Cullen? En serio? – Preguntó.
Ah mierda!
oooOooo
Mi estadía con el clan irlandés fue
muy tranquila, traté de ser lo menos conspicua posible, leyendo mucho, paseando
a solas por los alrededores, disfrutando del mágico paisaje que imaginé desde
pequeña, del verde esmeralda de la hierba, del gris siempre cambiante del
cielo, del viento salvaje en mi rostro, del mar chocando furioso contra las
rocas… Era maravilloso.
Como mi misión era garantizar a Alec
la mayor cantidad de tiempo posible con Maggie, me tocó interactuar bastante
con Siobhan, ya que Liam trabajaba la tierra. Como buen irlandés, le gustaba
sembrar patatas.
Mejor para mí, a Liam parecía que todos
los que no fueran Siobhan le molestaban, así es que cuando él estaba en casa yo
salía de paseo.
Bueno, de cualquier modo, un día
Siobhan me llevó al mercado, mientras Alec y Meggie se escurrieron con alguna
excusa de un mandado ficticio. Era un lugar maravilloso! No sólo había comida,
sino artesanía, souvenirs, ropa de lana, impermeables y botas de goma de todos
colores, y mil cosas más. Aún con mi mente vampírica era una sobrecarga
sensorial.
No me pude aguantar. Compré un montón
de cosas para mí y para todos en la corte. Cosas típicas e inútiles, que no
valían mucho dinero, pero me gustaron igual, y aproveché de tachar algunos
ítems de la lista de Dem.
El resto del tiempo libre lo usé
teniendo conversaciones por Skype con Gianna, Aftón, Demetri, Félix y las
Reinas.
Para cuando llegó Félix a buscarme,
Alec y Meggie eran oficialmente un ítem, y para alegría de Liam habían decidido
ir de viaje a Holanda a conocer el lugar donde Alec pasó sus primeros años. Era
en realidad la oportunidad de conocerse con un poco de privacidad.
Los dos estaban evidentemente
enamorados, lo que me pareció enormemente dulce, y cada vez que los veía me
daban ganas de decir "Aaaaaaaw", a pesar de que ambos eran muchísimo
mayores que yo.
oooOooo
Mis vacaciones con Félix fueron maravillosas,
hicimos lo que quisimos cuando se nos antojó, fuimos a los lugares típicos y a
aquellos que no estaban en las guías de turismo. Conocimos castillos,
recorrimos las praderas, espanté muchos rebaños de ovejas corriendo tras ellas,
aprendí cómo hacer cerveza en la embotelladora de Guinness, y caminé de la mano de Félix por días,
con una mochila al hombro y nada más. Los cachivaches los dejamos en casa de
Siobhan.
Y al final la lista de objetos de
Demetri no fue tan terrible, ya que nos obligó a ir a lugares a los que no
habríamos llegado de otro modo… Y eran lugares que definitivamente valía la
pena visitar.
Félix y yo hablamos mucho. De nuestro
pasado y de nuestro futuro.
La verdad es que estábamos contentos
donde estábamos, la corte nos trataba bien, y ni siquiera sentimos la necesidad
de vivir en una casa aparte, dentro de Volterra. Yo quería estar cerca de mi
jardín, mis peces y mis amigos, y Félix quería estar cerca en cada minuto libre
para arrastrarme a nuestra habitación y hacerme el amor.
Fue raro, pero tal vez porque ese
viaje se sentía como una luna de miel o porque Gianna estaba embarazada, no lo
sé, pero por un momento sentí que me habría gustado tener una familia con
Félix. Recibir su semilla, ver mi barriga crecer, sentir las pataditas, dar a
luz…
Félix, que había ido a comprar sangre
para mí a la ciudad, me encontró de madrugada llorando en un acantilado.
-Principessa, qué te ocurre? –
Preguntó preocupado.
-Nada… Lo siento – Dije sorbiendo
mocos que no tenía. Un gesto humano que aún no perdía.
-Lo sientes por qué? Qué es lo que
sientes? – Preguntó sentándose a mi lado y tomándome en sus brazos para
acomodarme en su regazo.
-Félix te amo tanto… - Le dije – Tú a
lo mejor no lo sabes, a lo mejor no lo digo lo suficiente, pero te amo más que
a nadie…
-Shhhhhh… Está bien, yo lo sé, y si me
lo demuestras. Yo también te amo por sobre todo, pero por qué tanta pena? –
Dijo besando mi cabello.
-Félix yo… Estaba pensando… Yo… Si yo
pudiera pedir un deseo sabes lo que pediría? – Pregunté balbuceando.
-Que la FOX se humillara, pidiera
perdón y recontratara a Joss Whedon para que continuara la serie
"Firefly"? – Preguntó besando mi nariz.
-No, pero bien pensado – Dije
sonriendo sólo un poquito.
-Que las tres precuelas de "La
Guerra de las Galaxias" nunca se hubieran filmado y a nadie se le hubiera
ocurrido crear a un engendro como "Jar Jar Binks"? – Dijo
mordisqueando mi oído.
-Muy cerca, pero tampoco – Respondí
abrazándolo aún más fuerte, haciéndome una bolita en sus brazos.
-Revivir a tus artistas favoritos
muertos y volver a su peak a los que están vivos y hacer un megaconcierto tipo
Lollapalooza en el que tú y tus amigos tengan asientos preferenciales y pases
de backstage y camisetas de cada artista? – Preguntó besando mis labios muy
suavemente.
-Mierda, me lees la mente… Pero nop –
Dije con un suspiro.
-Ser más alta para que yo no parezca
un jodido gigante a tu lado? – Preguntó tímidamente.
-No! A mí me gustas grandote… Y si soy
pequeña, soy pequeña. No me importa mientras no te importe a ti – Le dije.
-Entonces dime Bambina, por qué
sufres?
-Me estaba imaginando cómo sería…
Cargar a tu hijo en mi vientre, tener un bebé que sea mitad tú y mitad yo…
Sentir sus pataditas dentro de mí… La cesárea… - Dije.
-Cesárea? – Preguntó.
-Un hijo tuyo necesariamente sería
enorme, uno de esos bebés de los diarios que pesan como ocho kilos. No
pretenderás que pase eso por mi agujerito – Le dije negando
con la cabeza - Pero bueno, es por eso que tenía pena… Hay tantos bebés que
nacen de padres que no se quieren o ni se conocen, y nosotros con todo lo que
nos amamos, con todo el amor que tenemos para dar, nunca vamos a tener la
oportunidad… Qué ironía, ahora sueno como Rosalie…
-Extrañas tu humanidad? – Preguntó
triste.
-No gatito, no! Lo que pasa es que
cuando una pareja se ama, se proyecta, y la dirección natural es una familia.
No extraño ser humana, ni siquiera extraño la posibilidad de ser madre en
general… Es sólo que por un momento imaginé lo que sería ser madre de tu hijo…
Sólo del tuyo… Lo siento, son estupideces – Dije y se me quebró la voz.
-Ya Principessa, ya… Shhhhhhh… No
existiría un honor más grande que el de ser padre de tu hijo – Comenzó - Pero
no se puede, y no me permito imaginarlo porque es doloroso soñar con lo que no puede ser… Concentrémonos en lo que tenemos,
en nuestro amor, en nuestros amigos, en nuestro trabajo y en el mundo de
posibilidades que se encuentra frente a nosotros… Un hijo sería maravilloso,
pero no lo necesito, porque te tengo a ti. Tú siempre vas a ir primero, aunque
suene feo decirlo, tú siempre estarás por sobre todo, incluso por sobre un
bebé, entiendes? Ya me gané el premio mayor, ya te tengo para mí, eso nada lo
supera. Todo lo demás es agradable, pero innecesario.
-Yo soy un premio? – Pregunté.
-El premio mayor, el gordo acumulado
de la lotería – Me dijo besando mi mejilla.
-Gatito, te amo tanto, y sé que no te
merezco… Pero te prometo que de verdad voy a tratar de hacerte feliz – Dije
acercando mi boca a la suya.
-Me haces feliz… - Dijo besándome
lento, profundamente – Me haces inmensamente feliz…
Nos hicimos el amor en el acantilado
hasta casi el mediodía. Sólo nos detuvimos cuando estuve segura de que de
verdad lo hacía feliz… Varias veces.
oooOooo
Cuando regresamos a Italia me vi
inmersa en un torbellino de actividad ayudando a Gianna con los preparativos
finales de su boda, pero primero fui a buscar a Dem arrastrando una enorme
maleta con todos sus encargos.
No le había dicho cuándo o a qué hora
llegaría así es que no me esperaba. Simplemente toqué su puerta y me lancé a
sus brazos cuando abrió.
-Fiore, regresaste! – Exclamó
incrédulo.
-Pfffff! Y qué creíste, que de verdad
te iba a abandonar? Aunque fuera para entregarte esta montaña de porquerías,
tenía que volver – Le dije señalando la maleta. Él se movió de la puerta
silenciosamente y yo entré y me instalé junto a la chimenea, sentada a lo indio
en la alfombra y con la maleta a mi lado. La abrí ceremoniosamente y comencé a
entregarle cada uno de sus encargos, contándole en detalle cómo lo conseguí.
Luego le entregué un par de regalos que le compré porque sí, y después
simplemente le conté sobre todo lo maravilloso, lo raro, lo lindo y lo feo que
encontré en mi viaje.
Después me fui a mi habitación y tomé
otra maleta, la de los regalitos para todos, y comencé a pasearme por el castillo.
Inmediatamente extrañé a Alec, porque seguramente él me habría acompañado a
entregar mis chucherías. Me demoré bastante rato en la torre, porque Las Reinas
tenían mucho que contarme, sobre todo sobre su negocio de internet. Estaba
comenzando a despegar y eso las tenía más que emocionadas.
Y bueno, con respecto al matrimonio,
debí encargarme de todos los detalles finales porque a Gianna le ordenaron
reposo semi absoluto y cero estrés hasta al menos el cuarto mes de embarazo, ya
que al haber sufrido un aborto en el pasado, el médico no quería correr
riesgos.
Igual me tenía loca llamándome todo el
día, pero la tecnología fue una gran aliada, y la mayor parte de los días mi
rol como madrina y amiga fue sentarme a su lado en su cama a ver terribles
comedias románticas, hojear revistas como Cosmopolitan y conversar sobre mil
cosas, pero centrándonos en su matrimonio, sus planes para el futuro y su bebé.
El día de su matrimonio Gianna durmió
en el castillo, y la arreglamos en la torre, donde todas las mujeres estaban
locas de la emoción, ya que éste era el primer matrimonio al que asistían en
años, hasta siglos, lo que significó una búsqueda implacable del vestido
adecuado para cada una por semanas. La única que tenía el suyo de antemano era
yo. Afortunada de mí…
Gianna, fiel a su amor por las
comedias románticas norteamericanas, me encargó uno de esos vestidos horribles
llenos de tul, cintas y capas de tela. Me sentía como un repollo, pero ya
estaba resignada a lo que viniera. Y justo entonces, cuando toda esperanza se
daba por perdida, en un arranque de empatía y generosidad Gianna me permitió, 2
días antes de la boda, usar el vestido que quisiera siempre que no lo usara con
zapatillas deportivas. Supongo que ella creyó que en dos días no conseguía nada
y tendría que usar el vestido de color melón y que se paraba solo, pero eso es
porque me subestimaba. Fui de inmediato al centro comercial con Tía y conseguí
vestidos nuevos para ambas.
Ella eligió uno de color verde musgo
largo y strapless, y yo uno azul marino, corto, con escote redondo y un
cinturón grueso de color chicle rosa para darle color. Tía estaba fascinada con
todo lo que veía, y un poco escandalizada con mi vestido, que para ella era
casi ropa interior y no creía que Félix me dejara pasearme así vestida por ahí…
Y menos que me dejaran entrar a una iglesia! Me gustaba mucho Tía, me hacía
reír con su enorme inocencia y falta de malicia. De cualquier forma se estaba
adaptando muy bien a su nuevo entorno... Bueno, a todo menos al asunto de los
zapatos, que no le gustaban para nada.
Las otras mujeres del castillo
trataron de convencerla como si estuvieran domando a una fierecilla salvaje,
pero yo les dije que la dejaran tranquila, así como a ella no le gustan los
zapatos, a mí no me gustan los sujetadores. Que usara zapatos cuando se le
antojara.
Dem compartía mi opinión, a él le daba
lo mismo si Tía quería usar zapatos o no. Dijo que después del campamento
militarizado que era su matrimonio, debía disfrutar de toda la libertad
posible, y con eso se zanjó el tema.
Y resulta que para el día del
matrimonio si se le antojó usar zapatos, aunque fueron sólo zapatillas de
ballet, porque eso era todo lo que aguantaba después de un siglo descalza.
Cuando terminamos de vestirnos Tía se
acercó a preguntarme qué opinaba. Heidi había levantado su cabello en un moño
suelto, exponiendo su largo cuello… Y el collar que me encargó Demetri para
ella. Tomando la pequeña esfera entre mis dedos le pregunté
-Estás contenta de haber venido?
-Es lo mejor que me pudo pasar, no sé
cómo agra… - Comenzó.
-Para! Para ahí. Somos nosotros los
que te debemos la vida. Y yo te debo más porque sanaste también a Félix. Eso
para mí no tiene precio, pero debes saber que siempre estaré ahí cuando me
necesites, y que te considero una verdadera amiga – Dije besando su mejilla.
-Es hora de bajar! – Anunció Corin –
Gianna, estás lista? Chelsea? – Preguntó a quién la maquillaba.
-Estaría lista si Gianna dejara de
llorar! – Exclamó Chels frustrada.
-Gianna no llores más, es tiempo de
estar contenta! – Dije levantándola de su silla - Deja de pensar en cosas que
te emocionen, piensa en cosas simples… Piensa en qué flores vas a plantar en tu
jardín, de qué color serán las paredes de la habitación del bebé, en si te
gustaría una piscina en el patio, tú sabes que puedo mandar a Dem y a Félix a
cavar… Tal vez hasta Santiago si le ofrezco algo bueno… - Gianna sonrió.
-Aftón también ayudaría – Dijo Chelsea
rápidamente.
-Ves? En una tarde tendrías tu
piscina, o al menos el hoyo – Le dije limpiando sus ojos con un pañuelo –
Entiendo que estás rebosante de hormonas y emociones, pero sé que quieres que
tus fotos salgan perfectas, y para eso no puedes tener el maquillaje corrido.
-Es cierto – Dijo cuadrando los
hombros y comenzando a caminar – Estoy lista, me voy a casar!
-Yay! Gianna se va a casar! – Grité
chocando las manos con Loretta y Vania.
Fue un matrimonio maravilloso, una
ceremonia sencilla y una recepción perfecta. Aro, como representante de su
familia adoptiva, hizo un brindis y les dio un sobre con un cheque. No sé el
monto, sólo sé que Gianna contuvo la respiración y abrió los ojos un montón y
Franco se atoró con el vino.
oooOooo
Para mi cumpleaños Félix me vendó los
ojos y me echó sobre su hombro como si fuera un saco de papas. Oí las risas en
el pasillo de quienes cruzábamos, hasta que llegamos al estacionamiento. Olí a
Dem y Tía.
-Qué demonios! Adónde me llevan? Por
qué no me dicen? Apuesto que es un lugar horrible, y por eso no me quieren
decir…
-Cállate Fiore, o también te vamos a
amordazar – Dijo Demetri burlón.
Abrieron la puerta de un auto y Félix
me sentó en el asiento trasero. Tía se sentó a mi lado y los chicos se sentaron
adelante. Hicieron partir el motor y nos deslizamos fuera del estacionamiento.
El auto olía raro… cuero nuevo, plástico limpio… Y ese motor no me sonaba para
nada.
-De quién es este auto? – Pregunté –
Es un auto nuevo? No suena nuevo… Quién se los prestó? – Pregunté.
-Mmmmmh… Déjame ver los papeles – Dijo
Dem y se escuchó como revolvía la guantera – Aquí está, el auto está inscrito a
nombre de… El demooooonio… - Dijo con su voz más tétrica.
-Te robaste un auto del infierno? –
Pregunté.
-Puedes hacerlo mejor que eso
Principessa – Dijo Félix. Tía se rió suavemente.
-Me tienes que dar más pistas – Le
dije.
-A ver, qué sabes hasta ahora? –
Preguntó Félix con su paciencia habitual.
-Sé que es un auto, no una camioneta o
jeep, sé que no es nuevo aunque los asientos sí lo son… Sé que tiene capacidad
para 5 personas y sé que "pertenece al demonio" – Dije – Eso sería.
-Eso sería – Dijo Dem.
-Eso es todo lo que me van a decir? –
Pregunté incrédula girando hacia Tía.
-Te ayudaría – Dijo ella como
disculpándose – Pero no tengo las referencias culturales…
-Mierda! – Exclamé cruzándome de
brazos.
-Fiore, todo lo que dijiste es lo que
es. Piensa, qué auto que conozcas cumple con esas características? – Preguntó
Dem ansioso.
-Toda la información es genérica
excepto lo del demonio… Auto viejo y diabólico… Mmmmmh… - Y de pronto se me
ocurrió – "El Auto"! Estamos en "El Auto"! Déjenme ver!
Puedo ver?
-Arruinaste nuestra diversión, pensé
que demorarías más en adivinar – Dijo Dem mientras Félix se estacionaba a un
costado de la carretera.
-Qué es "El Auto"? –
Preguntó Tía mientras Félix esperaba para poder abrir mi puerta y ayudarme a
bajar.
-Es oficialmente la peor película del
año ´77, y está elegida una de las peores películas de todos los tiempos. La
vimos hace tiempo, y es divertidísima! Bueno, se supone que es seria, es de
horror, pero se trata de un auto poseído por el demonio. Es un Lincoln Continental
Mark III del ´71, personalizado – Le resumí – Puedo salir? Puedo salir? – Félix
me tomó en sus brazos.
-No entiendo – Susurró Tía a Dem – Si
la película es tan mala por qué se emocionan tanto con el auto?
-Porque mi Fiore aquí presente, así
tan delicada como la vez, le encanta el cine B, sangriento, gore y de bajo
presupuesto. Mientras más burdo mejor… Y esa película es simplemente absurda –
Respondió Dem. Félix me dejó en el suelo, a orillas de la carretera, y me dejó
ver el auto quitándome el pañuelo de los ojos.
El auto era… Era simplemente
maravilloso! De líneas simples y horizontales, todas sus partes originales
salvo el tapiz de los asientos, y una mezcla perfecta entre el color chocolate
de la pintura y el lujoso cromo de su parrilla delantera. Era un auto elegante,
era un auto cool, era el auto que manejaría un jefe de la mafia... O bueno, su
chofer…
-Wow! De adónde lo sacaron? Se lo
prestaron? Por cuánto tiempo? Y adónde vamos? Es muy lejos? – Lancé.
-Este, Principessa, es tu regalo de
cumpleaños. De nosotros tres para ti – Dijo Félix abrazándome por detrás y
basando mi mejilla. Yo no podía ni cerrar la boca.
-No le gusta? – Preguntó Tía.
-Sí le gusta, está procesando y quedó
pegada. Como en el computador, te acuerdas? – Preguntó Dem a Tía, a quien le
hacía clases de computación y tecnología entre otras cosas.
-Félix va a tener que reiniciarla – Se
rió Tía. Escuché un beso, no sé en qué lugar cayó. Supongo que en los labios,
porque después hubo silencio.
-De verdad me regalan un auto? Este
auto? – Pregunté – No puedo creer que prestaran atención a detalles como este…
- Dije incrédula.
-La discusión estaba en si te
regalábamos éste auto poseído o el Aston Martin ´65 de James Bond. Sabíamos que
ambos te gustarían, pero ganó el morbo del cine B y el satanismo – Dijo Félix
en mi oído. Me giré y lo abracé con todas mis fueras.
-Gracias… Gracias… No es sólo un auto,
es mucho más… - Dije besándolo. Luego me dirigí a Tía y Dem y abracé a ambos
con un brazo para cada uno. Besé ambas mejillas y les di las gracias varias
veces más.
-Bueno, ya estamos atrasados, todos a
bordo! - Ordenó Félix.
-No me van a decir adónde vamos? –
Pregunté.
-Es una sorpresa – Dijo Félix.
-Puedo manejar? – Pregunté.
-No, no sabes adónde vamos y no tienes
licencia – Dijo Dem.
-Bastardos… - Mascullé.
-Disfruta del paisaje y de tu auto
nuevo – Dijo Dem – No te pongas odiosita o vas a viajar el resto del camino en
el maletero, que por cierto en enorme!
-Si me fijé! – Dije pasando por alto
lo de "odiosita" – Yo creo que fácil metemos 3 cadáveres, y si los
apretamos caben 5…
Y así nos fuimos conversando por casi
3 horas hasta llegar a Roma. Nunca había estado en Roma, así es que estaba
pegada a la ventana absorbiéndolo todo.
Llegamos un barrio llamado
"Travestere", y estacionamos el auto un poco lejos de nuestro
destino, pero dio igual. Félix tomó mi mano y Dem la de Tía y comenzamos a
caminar. El lugar era precioso, lleno de callecitas de adoquines con pubs y
restaurantes por todos lados, todas las fachadas de distintos colores, plantas
en macetas y enredaderas en las paredes, todo muy relajado y bohemio.
Caminando, caminando, llegamos a las
puertas de un pub llamado "Ma che siete venuti a fa?" (*Bueno,
qué viniste a hacer?). Me dio risa, el puro nombre te hacía sentir
culpable…
-Estamos a tiempo? – Preguntó Dem.
-Nos sobran 10 ó 15 minutos – Dijo
Félix tomando mi mano más firme para navegar en el mar de cuerpos que
abarrotaban el lugar, especialmente la barra. Nosotros nos dirigimos hacia el
escenario. Justo junto al escenario había una mesa para 4 reservada. Tuve la
impresión de que reservar mesas en un lugar tan concurrido no era práctica
común, pero ya había aprendido que todo depende de ofrecer el precio adecuado.
Nos sentamos y apareció un mesero, que
no sabía si tomar nuestro pedido o echarnos de la mesa reservada. Al final
Félix se compadeció de él y le dijo
-Isabella Volturi + 3, somos nosotros.
Ordenamos una botella de tequila, una
de ron, una de vodka y una de whiskey. El tipo nos miró como si estuviéramos
locos, pero anotó las especificaciones de las marcas de los tragos y se fue.
Yo me puse a mirar a la gente, había
muchísimos extranjeros, y diría que se escuchaba más inglés que italiano, para
alivio de Tía, que aún luchaba con el italiano, en cambio cada día mejoraba su
inglés.
Se escuchaban comentarios del
"concierto" y de a qué hora empezaría, pero nadie decía quién
cantaría… Hasta que el DJ se subió al escenario y en un par de frases presentó
a no otro que Voltaire!
Voltaire! Voltaire! Voltaire!
Voltaire! Voltaire!
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah! –Grité
poniéndome de pié y aplaudiendo a rabiar. Él estaba ahí, frente a mí, a un par
de metros solamente… Me giré hacia mi mesa y aplaudí para mis amigos. "El
Auto" había sido un regalo espectacular, pero ver a Voltaire así de cerca…
Aaaaaaaaaaaaaaaah!
Y comenzó cantando
"Brains!" (*cerebros), siguió con "Zombie
Prostitute" (*Prostituta Zombi) y de ahí en adelante un
éxito tras otro. Bueno, éxito considerando que no es un artista masivo. Yo
canté tooodas las canciones, Dem y Félix me miraban con una mezcla de
condescendencia y satisfacción y Tía me miraba sorprendida cantar sobre zombis,
caníbales, piratas fantasma, monstruos come-cerebro y muchas cosas más.
Félix de pronto se levantó y
desapareció un rato. Al regresar tenía en sus manos 4 camisetas de Voltaire… Mi
primera camiseta de concierto.
Al terminar la presentación Dem habló
con un tipo que resultó ser el mánager de Voltaire, y cuando supo que era mi
cumpleaños accedió a saludarme y firmar mi camiseta.
Fue sólo un momento, fue muy amable y
me dijo que se sentía alagado de que hubiera coreado todas sus canciones a la
perfección… Lo que me hace preguntarme… Qué tan fuerte canté si él fue capaz de
escucharme por sobre el micrófono y la guitarra con amplificador? Trágame
tierra…
Al salir del bar fuimos a pasear y
llegamos a una plaza con una gran fuente. Había mucha gente joven reunida, y
solo escuchar sus conversaciones era divertidísimo.
A pesar de avergonzarme frente a uno
de mis artistas favoritos, de todos modos fue el mejor cumpleaños del mundo, y
no podría haber imaginado nada que lo supere.
oooOooo
Gianna tuvo algunos problemas en su
embarazo, tuvo síntomas de pérdida y le recetaron reposo absoluto, lo que en sí
era un problema, porque Franco trabajaba, lo que significaba que no podía
atenderla o alimentarla. Por otro lado Gianna no quería contratar a alguien que
no conocía porque no tendría cómo supervisar lo que hacía esa persona en la
casa mientras ella estaba inmóvil.
Igual le encontré un poco de razón….
La otra alternativa era la suegra,
pero tener a la suegra metida en la casa por meses actuando como dueña de casa
y tomando todas las decisiones era un asunto no negociable. Gianna adoraba a su
suegra, pero sabía que al cabo del embarazo terminarían odiándose.
En definitiva, me dediqué a cuidar a
Gianna durante todo su embarazo. Como Tía tenía el don para curar y ese enorme
corazón y vocación de servicio, se ofreció a ir todos los viernes a cuidarla,
lo que dejaba a Gianna conmigo de lunes a jueves y los sábados y domingos con
Franco.
Fueron días difíciles. Ambas estábamos
terriblemente aburridas y a veces hasta discutíamos de puro hastío, pero pronto
nos reconciliábamos y seguíamos tan amigas como siempre.
Y luego fue el parto…
El parto fue difícil y doloroso, duró
muchas horas y terminaron haciéndole una cesárea para extraerle un bebé
diminuto.
Una niña.
Isabella.
Mi ahijada. Mía y de Félix.
Después del parto la cosa no se
arregló mágicamente. Gianna quedó muy débil, como madre primeriza no sabía qué
hacer y que no, y en general se moría de susto de hacer algo incorrecto y
romper a su niña. Yo tampoco sabía qué hacer, pero juntas lo averiguamos, y
seguí yendo a su casa cada día por 3 meses más y luego la seguí visitando al
menos una vez a la semana.
oooOooo
Pasaron los años… Gianna tuvo 3 hijos
más, todos varones, grandes, sanos y fuertes machos italianos. Pero Isabella
siempre fue frágil, su salud siempre delicada. Era una niña preciosa que heredó
los ojos de su mamá y el tono tostado de la piel de su papá, pero a pesar de su
hermoso colorido siempre lucía enferma.
Nadie sabía lo que le pasaba. Tía fue
la primera en ser consultada, pero no reconoció nada que necesitara curar. A
partir de los 8 años la pequeña pareció empeorar y la llevaron a montones de
especialistas, pero nadie les dio una respuesta.
Mi querida Isabella estaba enferma,
pero sus síntomas eran vagos, así es que nadie supo de qué.
Hasta que a los 12 años le apareció el
primer tumor en la base del cuello.
Linfoma.
Gianna acudió a Tía desesperada, pero
Tía por primera vez se vio impotente, no la podía sanar, y por fin conocimos
las limitaciones de su don. Tía reparaba. Arreglaba lo que estaba roto o
maltratado, pero el cáncer no rompe nada, simplemente es la multiplicación
anormal de células malignas. Tía no pudo luchar contra eso, y sufrió muchísimo
con la culpa que le generaba no poder ayudar a nuestra dulce niña.
Vinieron las operaciones.
Vinieron las quimioterapias.
Vinieron las radioterapias.
Gianna y Franco estaban destrozados,
pero debían ser fuertes para sus 3 muchachos y tratar de darles aunque fuera la
ilusión de algo de normalidad. Creo que vivimos por semanas seguidas en el
hospital. No sé cómo es que no me comí a alguien con la tentación del olor de
sangre fresca.
Félix estuvo siempre a mi lado, él
también quería mucho a su ahijada, pero a diferencia de mí, sufría en silencio.
Tía estuvo para apoyarnos a Gianna y a
mí.
Y Demetri apareció como una sombra en
más de una ocasión, cuando los demás se habían ido, cargando bandejas con café
y bolsas con sándwiches o muffins. No decía mucho, pero conversaba un poco con
Franco y se despedía de Gianna con un silencioso abrazo.
La guerra entre los dos había
terminado desde hacía mucho, y aunque nunca serían los mejores amigos, Dem no
dejaba de sentir la situación de Isabella, a quién sostuvo en sus brazos y
alimentó cuando bebé en cientos de ocasiones.
Gracias a dios, esa pelea contra el
cáncer la ganamos…
Pero fue sólo una pelea, y vinieron
otras.
El cáncer volvió a atacar cuando
Isabella tenía 15 años generando un tumor en el bazo. El proceso se repitió, y
se logró erradicar… Pero al haber una reincidencia en un período tan corto, el
pronóstico no era muy positivo. Se temió una metástasis.
No ocurrió, pero a los 18 años
apareció un tumor en su cerebro. No era inoperable, pero las posibilidades de
dejarla con algún tipo de daño cerebral eran muy altas.
A esas alturas Isabella era una
adulta, y aunque muy inocente e inexperimentada por su vida de encierro y enfermedad,
ella simplemente se negó a seguir sometiéndose a tratamientos que le hacían
peor que la dolencia original, y anunció que se iba a morir.
Quiénes éramos los demás para
discutir, cuando era ella la que sufría cada día de su vida? La que sentía el
dolor, las náuseas, la caída de su cabello, las operaciones, las agujas, los
exámenes… Yo estuve ahí cada vez, y a pesar de todo lo que la amaba debía
reconocer que mi dolor egoísta de negarme a perderla no se comparaba con el
suyo al tratar de vivir generosamente para los demás.
Gianna llegó al castillo una noche,
muy tarde. Tenía los ojos rojos de tanto llorar pero venía serena. Nos fuimos a
mi cuarto, junto a la chimenea y nos sentamos a conversar.
-Hablé con Franco – Me dijo de
sopetón.
-Sobre qué? – Pregunté.
-Sobre los vampiros – Respondió.
-Oh Gianna! Tú sabes que no se puede!
Lo pusiste en peligro! – Exclamé tapando mi boca con la mano.
-Ah Bella, Franco no es idiota, tú
crees que no ha notado que ninguno de ustedes envejece, come o sale a la luz
del sol? Él simplemente no le había puesto nombre a lo que ya sabía – Dijo con
voz cansada. Eran como la 1 de la mañana.
-Por qué lo hiciste? Por qué ahora? –
Pregunté.
-Porque te voy a entregar a mi hija –
Respondió con la voz quebrada – Tú has sido tan madre suya como yo, y sé que la
vas a cuidar como propia. Quiero que la salves Bella, que le des una
oportunidad de vivir – Me rogó.
-Por supuesto que la adoro Gianna,
pero… Franco está de acuerdo? – Pregunté.
-Él quiere que su hija viva, y quiere
que viva una vida que valga la pena. Que pueda conocer el amor, que tenga
fuerzas para viajar, conocer gente o estudiar. Sabemos que a tu lado va a tener
oportunidades que nosotros no le podemos ofrecer, porque si se queda con
nosotros se va a morir sin haber vivido… -Dijo y comenzó a llorar.
-Gianna… Shhhhhh… Ya, linda,
tranquila… No llores, que me haces llorar a mí… Qué hay de Isabella? Le
dijiste? Ella entiende lo que pretendes? – Pregunté.
-Ella es como su papá, ya sabía, y lo
único que me dijo es que quiere ser fuerte y sana como tú.
-Tú tienes que saber que no la vas a
perder… - Dije empezando a hacer planes - Puedes decir que se fue en un
programa de intercambio o a un tratamiento a una clínica en Suiza, o lo que
sea, y en un año o un poco más ya la vas a poder ver… Y mientras tanto para eso
están las videollamadas – Sonreí un poco.
-Lamento poner esta carga sobre tus
hombros – Susurró – Pero es la vida de mi hija, no puedo dejar de pedírtelo…
-Ya amiga, ya está. Voy a hablar con
Félix y voy a hablar con Los Reyes para informarles que voy a ser mamá – Sonreí
acariciando el cabello de Gianna – Anda a tu antiguo cuarto, siempre está
disponible para ti. No puedes manejar así de cansada, mañana hablamos.
-Gracias… Gracias, gracias, gracias… -
Dijo abrazándome fuerte.
-Me agradeces por darme la posibilidad
de ayudar a mi niña hermosa, que ha sufrido tanto durante todos estos años… No,
linda… Gracias a ti por confiármela – Le dije besando su mejilla.
Cuando se fue de mi habitación llamé a
Félix a su celular.
-Hola… Dónde estás? – Pregunté.
-En la Sala de Juegos, Alec vino de
visita, estamos tomando unos tragos con los demás – Dijo. Se escuchaban risas
de fondo.
-Necesito hablar contigo y es
importante, puedes venir a nuestra habitación? No vamos a demorar mucho… - Dije
sintiéndome mal por cortar su diversión.
-Voy para allá – Dijo al darse cuenta
de que era algo serio, y cortó.
Apareció un par de minutos después con
el rostro lleno de incertidumbre. Yo lo esperaba de pié junto al fuego.
-Hola gatito – Dije abrazándolo con
fuerza cuando llegó a mi lado.
-Qué pasa? Qué es? Principessa, dime…
- Dijo tomando mi rostro con sus dedos.
-Vino Gianna… - Dije y le conté todo.
Él guardó silencio hasta que terminé – Qué piensas?
-Que voy a estar detrás de cualquier
decisión que decidas tomar – Dijo besando mi frente – Isabella es nuestra
familia, y si ella sabe lo que somos y quiere ser como nosotros para poder
sobrevivir, yo estoy de acuerdo.
-Pero un neófito… Siempre es mucho
trabajo… - Le dije.
-Sí, pero en el castillo todos van a
ayudar. Yo le voy a enseñar a pelear y tú lo demás. Estoy seguro de que Tía y
Demetri también se van a querer involucrar…
-Entonces vamos a ser papás? –
Pregunté.
-Vamos a ser papás – Afirmó.
La enfermedad avanzaba y debíamos
actuar rápido. Hablamos al día siguiente con Los Maestros. No estaban muy
felices con que Franco supiera la situación, pero asumieron que mientras
tuviéramos a su hija con nosotros el secreto se mantendría. Y con respecto a
nuestro deseo de crear a un vampiro, eso era cosa de nosotros, nada nos lo
impedía.
Una semana se demoraron Gianna y
Franco en despedirse de Isabella. Fue una semana sin doctores, medicinas ni
hospitales… Días en los que pasearon e hicieron planes para el día en que
Isabella tuviera fuerzas para realizarlos.
Y apareció ella sola una tarde en
Recepción, arrastrando una enorme maleta con ruedas, y le preguntó a Nadine (la
nueva recepcionista), por mí. En cuanto me avisaron yo corrí a buscarla y al
verme se lanzó a mis brazos y se puso a llorar suavemente en mi hombro.
-Tienes miedo? – Pregunté acariciando
su espalda con pequeñas palmaditas.
-Me va a doler? – Preguntó en vez de
responder.
-Un montón, pero pasa y después hay
muy pocas cosas que te puedan hacer daño – Respondí con toda honestidad.
-Entonces vale la pena – Dijo – Voy a
hacer daño a los demás? – Preguntó.
-Puede ser, aunque nosotros te vamos a
ayudar a pasar por el período más complicado, pero es posible usar
alternativas, como la sangre animal, que la verdad es asquerosa, o la sangre de
donante, que es lo que uso yo desde el principio.
-Has matado a alguien? – Susurró.
-Nunca a un ser humano, sólo a
vampiros – Dije acariciando su cabello y agradeciendo al cielo que hacía años
que no pasaba por una quimioterapia, por lo que se veía espeso y saludable. Si
la convertía estando calva a lo mejor se quedaba calva para siempre, no lo sé.
-Qué haces aquí? Eres como una espía o
algo? – Preguntó limpiándose los ojos con la manga.
-Ven, vamos al patio, tenemos mucho
que conversar… - Dije y tomadas del brazo caminamos a mi precioso jardín.
Conversamos hasta bien pasado el anochecer, contesté todas sus dudas lo mejor
que pude, y cuando terminé, me dijo
-Estoy lista.
-Ahora? – Pregunté sorprendida.
-Ahora – Respondió.
-Déjame llamar a Félix – Dije y con
unas cuantas llamadas tenía dispuesta la habitación de Isabella, la que solía
ser mía cuando llegué al castillo, y donde nos esperaban Tía y Demetri.
Isabella estaba evidentemente cansada,
así es que le dije que se sacara los zapatos y se subiera a la cama. Mientras,
yo me fui a mi habitación y me calenté algunas bolsas de sangre por si las
dudas. Casi de inmediato apareció Félix a cambiarse de camiseta, ya que se
había manchado un poco alimentándose y no quería asustar a Isabella.
Salimos de nuestra habitación y nos
detuvimos frente a la puerta de Isabella en el pasillo.
Félix y yo nos tomamos de la mano, nos
besamos, entramos en la habitación y nos paramos uno a cada lado de la cama.
Detrás de Félix, se posicionó Dem. Detrás de mí, Tía.
-Lista? – Pregunté a Isabella.
-Lista – Susurró con el corazón
latiendo desbocado.
-Te queremos mucho linda, no lo
olvides en el dolor. Te queremos y estaremos contigo en cada paso – Dije
besando su frente. Félix y yo nos miramos a los ojos y nos llevamos las muñecas
de Isabella a la boca. Yo podía hacerlo. Nunca había mordido a un humano pero
podía hacerlo.
Y mientras mis dientes atravesaban su
piel, ella susurró
-Yo también los quiero… Bella ahora de
verdad eres mi mamá…
Y supe que podía. Por ella podía.
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Aaaaaw! Que tonta sentimental soy a veces,
pero la verdad es que lloré al menos 3 veces escribiendo este largo epílogo.
Espero que les haya gustado, esta historia
marcó mi regreso y le tomé mucho cariño.
Abrazos y nos leeremos en la próxima. Antes
eso sí, terminaré "Beautiful Crazy" y "Sweet Moon".
Mil abrazos y déjenme sus últimas impresiones.
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