lunes, 8 de septiembre de 2014

Muertos o Algo Mejor: Epílogo


Ok, este es el final-final de esta historia, espero que queden conformes, para mí es al 
menos coherente con los personajes que imaginé…
Les recuerdo que en mi blog y Facebook hay ayudas visuales para cada capítulo. Este capítulo puede requerir más ayuda que otros.
Besos y no olviden darme su veredicto.
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Epílogo
May God bless and keep you always
May your wishes all come true
May you always do for others
And let others do for you
May you build a ladder to the stars
And climb on every rung
May you stay forever young
Forever young, forever young
May you stay forever young.
Forever Young/ Bod Dylan

BELLA POV
El juicio de Jane fue corto, todos sabíamos que ella era culpable y ella confesó sin mediar coerción. Lo que fue largo y tortuoso fue decidir un castigo adecuado. Los Volturi a pesar de su fama de tiranos no eran particularmente sádicos, pero por otro lado simplemente matarla no parecía hacer justicia a todo el daño que había causado.
A mí no me importaba lo que decidieran, si de mí dependiera la habría pulverizado con una bola de energía y asunto terminado. Pero oh no! Todos los demás pedían venganza, especialmente Demetri y Félix, que aparentemente durante lo peor de la experiencia se habían jurado reclamar el ojo por ojo de las maneras más creativas.
Por eso una vez que la declararon "culpable" yo me desentendí del asunto, y me enfoqué en Alec, que estaba destrozado, pero disimulando y haciéndose el fuerte.
Huyendo del Salón del Trono y sus intrigas, llegué a mi pedazo del jardín, que era el sector más popular. Entre la laguna, los peces de colores, el puente de madera, las bancas de piedra tallada que me regaló Santiago como regalo de bienvenida, los bonsái y las campanas de viento, uno se transportaba a otro mundo. No digo que exactamente a Japón, pero sí a una fantasía oriental.
No me sorprendió encontrar a Alec con Meggie apoyados en la baranda del puente lanzando comida a mis pececitos. Alec le estaba señalando a cada uno y presentándoselos por su nombre, y Meggie bebía cada palabra como atesorándola para más adelante, cuando ya no estuvieran juntos.
-Hola – Saludé de lejos. En cualquier momento me habría retirado para darles privacidad, pero esta vez tenía un plan.
-Hola Bella – Saludó Meggie – Es verdad que tú hiciste todo esto? – Preguntó abarcando el jardín con su brazo.
-No exactamente – Dije honestamente, aunque mi escudo me protegía a mí y al resto de los Volturi de su don – Recibí montones de ayuda, sólo la idea fue mía, el resto son puras colaboraciones. Te gustaron los peces?
-Son preciosos! – Dijo – Y son perfectos como mascota para nosotros los vampiros… Tal vez construya una pequeña laguna en casa…
-Dónde viven ustedes Meggie? – Pregunté sentándome en una de las bancas.
-En el campo, en las afueras de Drogheda. Es un pueblo que queda a poco más de 50 kilómetros al norte de Dublin – Respondió y se sentó frente a mí en el pasto. Detrás de ella Alec me hizo un gesto de "WTF!" por interrumpirlo en su escaso tiempo con la chica.
Típica mente masculina cortoplacista.
-Drogheda! Como la hacienda en "El Pájaro Canta Hasta Morir"! – Exclamé.
-Sí! – Exclamó – Es raro que alguien reconozca el nombre…
-Mmmmh… Es que ese libro lo he escuchado mil veces, es el favorito de Dem, así es que siempre me lee trozos al azar – Le dije.
-La familia de ese libro migra desde Irlanda en busca de mejores oportunidades. Una de las hermanas se casa con un hombre rico y cuando él muere y ella hereda, bautiza la hacienda en honor a su antiguo hogar… Drogheda – Dijo Meggie. Y Alec seguía mirándome con cara de "lárgate!"
-Siempre me ha llamado la atención Irlanda – Le dije – Desde pequeña es mi país favorito.
-De verdad? – Me miró incierta, sin saber si le decía la verdad o me estaba burlando.
-Totalmente, incluso antes de transformarme le conté a Félix sobre mi obsesión con Irlanda y los irlandeses, y no le gustó mucho – Sonreí – Y le conté de cómo algún día soñaba con recorrer esas praderas verdes bordeadas de muritos de piedra. Tienen de esos muritos bordeando los caminos donde tú vives? – Pregunté.
-Sí, los tenemos. Drogheda es muy antigua y tiene mucha historia… Y puentes… - Agregó.
-Puentes? – Pregunté.
-Sí, la ciudad es atravesada por un río, así es que hay un montón de puentes muy bonitos uniendo ambos lados – Dijo – Y es entretenida, hay mucha diversidad, y el arte! Hay festivales de teatro y conciertos, y un festival marítimo y hasta un festival de samba! – Dijo riendo.
-De samba? Oh Maggie! Te envidio tanto! Algún día iré a Irlanda, ya vas a ver – Afirmé entusiasmada.
-Por qué no vas ahora? – Me preguntó Maggie.
-Ahora? – Repetí felicitándome porque todo iba de acuerdo a lo planeado.
-Con nosotros. Nos vamos mañana, anda con nosotros y descansas un poco – Ofreció entusiasmada.
-Me encantaría! – Exclamé, y era cierto – Pero no creo que me dejen ir sola, todavía soy un poquito neófita… - Dije decepcionada.
-Bueno, por supuesto si quieres ir con Félix o Demetri son bienvenidos… - Agregó.
-No, ellos no querrían ir ahora, están ocupados con lo del juicio… - Dije haciendo un puchero – Y Alec? – Pregunté como si recién se me viniera ocurriendo – Alec tú me acompañarías a Irlanda? Necesito escapar del castillo e Irlanda suena tan bien – Le rogué como si me estuviera haciendo un enorme favor personal.
-Yo… No sé – Balbuceó sorprendido.
-Maggie estaría bien si Alec fuera como mi guardián? Prometo portarme bien, pero la seguridad es lo primero – Dije muy seriamente.
-No!... Sí!... Claro! – Dijo Maggie nerviosa. Apuesto a que ella estaba buscando desde antes una manera de pedirle que la acompañara.
-Ah estoy tan feliz! – Dije poniéndome de pié y aplaudiendo – La tierra de Damien Rice, Glen Hansard, Daniel Day-Lewis, Liam Neeson, Enya, Lisa Hannigan, Sinéad O'Connor , Aidan Turner… Oh si nos encontramos a Aidan no respondo de mí, no me lo como, lo violo! – Exclamé.
-A quién vas a violar? – Preguntó Félix detrás de mí. Demonios!
-A… Alguien… De mi lista… - Dije vagamente.
-Qué lista? – Gruñó. No estaba de muy buen humor últimamente.
-La de las 5 personas del mundo con las que me puedo acostar con impunidad… - Dije encogiéndome de hombros. Todos tenían esa lista, verdad? O sea, hay oportunidades imperdibles, verdad?
-De qué estás hablando Isabella? – Gruñó.
-Es broma, no te vuelvas un ogro. Te prometo que me voy a portar bien, Alec me va a cuidar, verdad? –Le pregunté a Alec.
-Sí, por supuesto, puedes contar conmigo – Dijo Alec muy serio como si me estuviera haciendo un favor a mí.
-Te va a cuidar haciendo qué? En qué te metiste ahora? – Preguntó más exasperado que enojado.
-Me voy a cuidar en Irlanda, nos vamos mañana, así es que tengo que empacar – Le dije tomando su mano y arrastrándolo del jardín. Había conseguido lo que quería, una salida para Alec y un pequeño escape para mi… E ir a Irlanda! Vivaaaa!
-Qué es todo esto Isabella? – Me preguntó Félix cuando estuvimos solos.
-Lo necesito Félix – Le dije – Lo necesito y Alec también. No podía verlo separarse de Meggie ahora que las cosas por fin comienzan a marchar entre ellos mientras toda la corte planea las mejores maneras de torturar a su hermana! Es mi amigo, necesitaba una excusa para sacarlo de aquí, y francamente yo podría usar unos días de vacaciones… Odio todo este aire de venganza, no quiero estar presente cuando hagan lo que sea que planean hacer con Jane… Y qué mejor que Irlanda, un lugar que siempre quise visitar? Es perfecto!
-Cuanto tiempo vas a estar afuera? – Gruñó.
-Un par de semanas tal vez? Yo espero que Alec se quede más tiempo, tal vez indefinidamente. Puede volver si lo necesitamos en la corte, pero se merece tratar de ser feliz haciendo un corte con el pasado – Dije abrazándolo por la cintura y metiendo mis manos en los bolsillos traseros de sus jeans.
-Vas a necesitar a alguien que te vaya a buscar – Dijo hundiendo su rostro en mi cabello.
-Lo sé, y tú me prometiste que un día recorreríamos los caminos de tierra bordeados de muros de piedras, y por los bordes de los acantilados, y visitaríamos viejos castillos… Recuerdas? – Pregunté apretando sus nalgas.
-Sí, recuerdo que tenemos que visitar la planta embotelladora de la cerveza Guinness – Me dijo – Y asistir a ese concierto ficticio en el que reunías a Damien Rice, Lisa Hannigan, Glen Hansard y Marketá Irglová, aunque me parece que Glen y Marketá debían ser 10 años más jóvenes, verdad?
-Sí, porque entonces eran novios, y cuando cantaban juntos era mágico. Después ella se casó con otro y todo se fue al carajo… - Dije.
-Dos semanas bambina, ni un día más, y voy a estar en la puerta de Maggie para recogerte y llevarte conmigo – Dijo besándome suavemente.
-Gracias por entender – Le dije entre besos – Te amo hasta la luna…
-Tú necesitas paz, yo necesito venganza. Son distintas formas de cerrar este capítulo para siempre.
oooOooo
-No – Dijo simplemente.
-No te estoy pidiendo permiso, te estoy diciendo… Necesito esto – Le dije por quincuagésima segunda vez.
-No – Repitió. Sin argumento, sin apertura al diálogo.
-Estás actuando como un idiota! – Exclamé – Necesito irme! Necesito salir de aquí… Puede que odie a Jane, pero la idea de la tortura simplemente no va conmigo. Si hay que matarla se mata, pero no puedo justificar la tortura más allá del momento al calor de la batalla en el que uno jura que todos van a sufrir y esas cosas… Pero luego enfrías la cabeza y te das cuenta de que eso te transforma en un monstruo. Yo no quiero ser un monstruo… No quiero saber lo que le van a hacer, pero sé que va a ser ejemplificador, y yo no quiero estar aquí para el evento. Félix entiende, por qué no entiendes tú? – Dije dándole un golpe probablemente bajo.
-Porque yo no soy Félix! – Gritó – No soy perfecto ni generoso ni comprensivo. Sólo te digo que no. No me dejas.
-No me voy para siempre, voy a volver en unas semanas… -Dije.
-Y eso quién me lo asegura? Quién dice que vas a regresar? Y si se van los dos para no volver? Tú me lo prometiste, Fiore, lo prometiste… - Dijo como un niño pequeño amurrado. Le faltó sólo patear el piso.
-Voy a volver porque quiero volver Dem! Voy a volver porque este es mi hogar. Voy a volver porque tú eres mi familia y voy a volver porque aquí están mis amigos – Le dije.
-Te estás deshaciendo de mí – Afirmó.
-Pffffffff! Como si eso fuera posible! – Le dije en broma, pero él se ofendió aún más - Dem, me voy. Necesito estos días. Te quiero, te voy a echar de menos y te voy a llamar todos los días, así es que espero que me contestes el teléfono. Y si no contestas te voy a dejar mensajes – Le dije.
-Tú sabes que no ignoraría una llamada tuya – Refunfuñó.
-Bien, porque de verdad te voy a extrañar – Le dije – Además creo que te va a hacer bien un tiempo a solas con Tía sin mi interferencia.
-No te justifiques con tu complejo de casamentera – Dijo – Tía y yo estamos bien como estamos.
-Y cómo están? – Pregunté curiosa.
-Bien.
-Ya la besaste? – Pegunté
-No es asunto tuyo. Vete a Irlanda y déjame en paz – Me dijo cruzando los brazos.
-Dem, te quiero con toda el alma, pero estoy así de cerca - Dije juntando mi pulgar y mi índice – de patearte el trasero.
-No te atreverías, soy tu creador – Dijo muy seguro.
Inmediatamente lo envolví en una burbuja y lo levanté 20 metros del suelo.
-Dime qué hay entre Tía y tú – Dije.
-Jódete, tú y Collin Farrel, Glen Hansard y Damien Rice! – Dijo entrecerrando los ojos, desafiándome a que lo hiciera.
-Sacrilegio! – Exclamé y lo azoté en el suelo. Volví a elevar la burbuja.
-No puedo creer que me hayas hecho eso – Murmuró sorprendido y botado en el "suelo" de la burbuja.
-Dime… - Dije sacudiendo la burbuja en el aire.
-Puta madre, Fiore, la besé! Sólo eso, la besé! – Gritó. De la sorpresa desvanecí el escudo y Dem cayó al suelo desde gran altura.
-Yyyyy? – Dije.
-Y qué? – Se levantó sacudiéndose.
-Sentiste algo? Te gustó? – Pregunté.
-Tía me gusta, Chica Zombi, pero así como tú dices que tu relación con Félix no interfiere con la nuestra, lo mismo pasa con Tía.
-Yo no estoy celosa de Tía, yo creo que juntos pueden ser felices – Le dije frustrada.
-Como sea, no la uses a ella como excusa para abandonarme – Insistió.
-Eres imposible! No te abandono, me voy de vacaciones. Qué quieres que te traiga? – Pregunté cambiando de ángulo.
-Quiero un globo de nieve con una Wacky Woolie verde adentro, un Raf got Finnegan grande…
-Qué es una "Wacky Woolie" y un "Raf got Finnegan"? – Le pregunté.
-Realmente parece que te hace falta el viaje a Irlanda, borriquilla, Wacky Woolie es la oveja ícono de Irlanda, y Raf got Finnegan es el rey de los duendes. Además quiero semillas de tréboles de 4 hojas, un sweater Aran de color azul de lana cruda de oveja merino, un anillo Claddagh, algunas botellas de whiskey Bushmills, un collar con la Shamrock Sphere para Tía, un Bodhrán… - Siguió con su lista interminable.
-Qué es eso? – Pregunté.
-Es un tambor típico irlandés – Respondió con tono de "Dah!".
-Me vas a hacer acarrear un tambor? – Pregunté shockeada.
-Pensé que éramos amigos – Dijo haciendo un dramático puchero – Además no es muy grande. También quiero calcetines con rayas y figuras con los colores típicos, un centavo de la suerte…
-Es un centavo cualquiera? Como el vuelto del supermercado? – Pregunté.
-Esos no son de la suerte, Fiore, son simple dinero – Explicó condescendiente. Me estaba provocando pero no cedería. Si su desafío era que le trajera toda esa basura de regalo, se la conseguiría – En cualquier tienda de regalos medio decente los vas a encontrar, son centavos que van enmarcados en una cama de mármol verde, y creo que son encantados por los duendes o algo, esa parte no la sé… Quiero también un bastón de blackthorn, esos los puedes conseguir sólo en los condados de Cork y Kerry…
-Tú no necesitas un maldito bastón! Eres un vampiro y tu novia es una sanadora milagrosa! – Exclamé lanzando los brazos al aire.
-Tampoco necesito el tambor Fiore, pero lo quiero, es típico – Dijo encogiéndose de hombros.
-Vale, eso es todo? – Pregunté.
-Eso y una "Piedra de las Preocupaciones" de Mármol de Connemara artesanal – Dijo - Esa la tienes que ir a comprar en la región de Connemara, pero no creo que sea un problema…
-Ya está bueno Demetri! Por qué me quieres castigar? Qué pretendes dándome esa lista de objetos como si fueran huevos de pascua que debo encontrar desparramados por todo el país? – Le dije empujándolo.
-Te encargo esas cosas porque si te obligo a buscar todo eso para mí, voy a saber que estaré en tus pensamientos! – Respondió.
-Vas a estar, seguro, porque te voy a maldecir todo el tiempo que me encuentre afuera – Respondí.
-Como dicen por ahí, "El odio duele menos que el olvido" – Afirmó satisfecho.
-Eres una nenita melodramática – Le dije – Pero voy a hacer lo que te dije. Te voy a llamar y te voy a comprar toda esa basura que encargaste. Pero no me vas a arruinar este viaje Dem, Irlanda no es cualquier lugar para mí, es importante… - Le dije tratando de sonar firme.
-Lo sé Fiore, lo sé, lo siento… - Suspiró - Tú y yo sabemos que soy un bastardo, y no sé lidiar con la separación… Pero no menosprecies mis encargos, son cosas realmente interesantes, vas a ver – Me dijo – Ahora ven aquí – Dijo abriendo sus brazos – Que tengas un buen viaje, cuídate mucho, no te comas a nadie importante, y sobre todo… Regresa – Me dijo besando mi coronilla.
-Lo prometo – Dije, y la pelea al fin acabó.
Demetri a veces era una carga y dios sabe que no era perfecto, me enfurecía y me frustraba. Era egoísta y posesivo, y no se avergonzaba de ser lo que era... Creo que eso justamente era lo que me hacía aguantarle tanto.
Pero bueno, al menos me pidió un regalo para Tía…
oooOooo
-Nooooooo! – Gritó melodramática.
-Gianna por favor, tienes que entender… - Le dije.
-Bella estamos a unas pocas semanas de mi matrimonio, no me puedes abandonar ahora, eres mi mejor amiga, mi dama de honor! – Dijo con ojos brillantes. Mierda, empezaría a llorar en cualquier momento, estos días de estrés estaba tremendamente emocional, todo lo sacaba de proporciones. Debí adivinar que para ella mis vacaciones no serían buenas noticias.
-Gianna, te entiendo, pero ya todo está listo para el matrimonio, enviamos las invitaciones hace tiempo, la iglesia y el local de la fiesta están arrendados, las flores elegidas, tu vestido en el closet y el mío… Bueno, en alguna parte del castillo… Los centros de mesa también se eligieron, ya deben estar por llegar las figuritas de los novios para los pasteles que compramos en ebay, los pasteles también están elegidos y pagados, los dos menús y la presentación de los platos de la cena ya tienen tu visto bueno, la banda está reservada y Heidi les depositó el anticipo, los regalos de la lista de novios están elegidos… Amiga, entiendo que estés nerviosa, pero no hay nada más que hacer… Todo está hecho, no queda más que esperar… - Le dije tomando su mano.
-Ese es el problema, Bella – Dijo y lágrimas comenzaron a escapar de sus lindos ojos.
-Cuál es el problema? – Pregunté.
-Que estoy esperando… - Dijo, y rompió a llorar.
-QUEEEEEEÉ? Aaaaaaaaah! – Chillé y la abracé con todo cuidado – Estás segura? Gianna no me lo estás diciendo para que me quede? – Ella negó con la cabeza – Es maravilloso, oh Gianna, es perfecto! – Si hubiera podido yo también habría llorado.
-Sí, tengo como dos semanas de retraso, yo pensé que era el estrés de los últimos días, pero hoy me hice un test y salió positivo… - Me dijo entre suspiros.
-Tenemos que llevarte al médico, un test puede dar un falso positivo… - Dije.
-Lo sé, por eso fui a la farmacia y compré cuatro más… - Dijo.
-Yyyyyyyy? – Pregunté pensando en cómo habría conseguido pis para 5 tests. Debe haber bebido un galón de jugo diet o agua mineral con poco gas o leche cultivada o alguna de esas cosas que bebe ella.
-Todos positivos – Respondió con voz temblorosa.
-Gianna, linda, vas a ser mamá… Creíste que no podías y mira el milagro que se te está entregando... - Le dije – Cual es el problema? Yo creí que a Franco le gustaban las familias grandes.
-Le gustan, pero son todos católicos apostólicos romanos, el sexo antes del matrimonio está mal visto, no sé cómo se lo tomarán, y Franco… No sé si querrá tener hijos tan pronto… - Dijo con el mentón tiritando con el llanto contenido.
-Habla con él. Ahora – Le dije – Mientras más esperes es peor porque más te vas a estresar… Dónde está? – Pregunté.
-En su casa, anoche trabajó en el bar así es que ahora está descansando – Respondió.
-Vamos, yo manejo – Le dije – Dame tus llaves.
-No tienes licencia – Me dijo.
-Si alguien me para me lo como. Tú no estás en condiciones y además soy muy buena conductora, no va a pasar nada. Las llaves, rápido, que no me estoy haciendo ni más joven ni más hermosa – Dije muy seria para hacerla sonreír. Lo logré. Apenas.
-Pero no puedo salir y dejar Recepción! – Exclamó.
-Llamaré a Santiago… - Dije.
-Nooooo! – Gritó - Él hace puros desastres cuando queda encargado!
-Alguna de las chicas? – Pregunté.
-Harían muchas preguntas.
-Vale, Aftón? – Él no diría nada de nada a nadie…
-Sí, si Aftón puede, le dejo Recepción – Concedió.
-Aftón será – Dije sacando mi teléfono.
-Llamo a Franco para avisarle que vamos a verlo? – Preguntó.
-Mmmmh… Yo creo que sí, con una sorpresa diaria basta – Le dije y llamé a Aftón mientras Gianna llamaba a su novio. Aftón como siempre estuvo dispuesto a hacerme un favor.
-Ya está, nos espera – Dijo Gianna luciendo aterrada.
-Llevas un test que mostrarle? – Pregunté. Ella inmediatamente abrió su cartera y sacó una bolsa ziploc transparente con 5 test de embarazo positivos en su interior.
-Ojalá no crea que son quintillizos, esa bolsa se ve intimidante – Dije. Aftón apareció y después de un par de explicaciones sobre lo que quedaba pendiente en Recepción, Gianna y yo partimos.
Franco vivía en una parcela ubicada a unos 50 minutos en auto de Volterra. De la carretera nos desviamos a un camino de tierra bien cuidado, avanzamos un par de kilómetros y llegamos al portón de entrada a la propiedad. 400 metros más adentro estaba ubicada una típica casa de campo toscana, construida en piedra amarilla, techo de tejas y ventanas pequeñas con sus postigos de madera oscura. Tenía enredaderas adheridas a las paredes y algunos rosales en flor plantados al azar y sin podar.
Pude ver a Gianna criando a una familia en esa casa, en el campo, al aire libre.
-Es una casa muy bonita – Le dije con una sonrisa para darle ánimo – Anda, estoy segura de que todo va a salir bien, haz lo que tengas que hacer, y piensa en que desde antes estaban comprometidos, no es como si te embarazaste para atraparlo… Igual iban a tratar de tener hijos, es sólo que el milagro ocurrió más pronto.
-Vuelvo luego – Dijo. Yo prendí la radio y comencé a textear a Félix con mensajes un poco sugerentes al principio, y luego cada vez más explícitos, hasta que llegó el punto en que pensé seriamente en meter mi mano libre en mi ropa interior para tocarme… Sería una excelente manera de pasar el tiempo, y por las respuestas de mi novio supe que él estaba igual… Además de un poco enojado, porque había tenido que salir del Salón del Trono medio agachado para que nadie notara su enorme erección.
Pero no pude llevar a cabo mis planes porque de pronto el apuesto rostro de Franco se asomó al abrir la puerta del copiloto.
- Bella, sarò un babbo! (*Bella, voy a ser padre!) – Gritó con una sonrisa gigante.
- Lo so, congratulazioni! (*Lo sé, felicidades!) – Le dije bajando del auto para abrazarlo. Él estaba eufórico, y en cuanto me soltó volvió a abrazar a Gianna, acariciando su plano estómago.
-Si es niña se llamará Isabella – Afirmó Gianna. Franco asintió.
-Pero están locos! No es necesario, a lo mejor el nombre de tu nombre – Le dije a Gianna – O de alguna de tus abuelas o tu mamá… - Le dije a Franco.
-No, no, no! – Negó Gianna - Si es niño Franco le puede poner como se le antoje, pero mi primera hija se llamará Isabella en honor a la mujer que me empujó a atreverme a buscar mi felicidad.
-Amiga – Dije abrazándola y acariciando su cabello. Las dos lloramos, pero sólo ella derramó lágrimas.
-No más lágrimas! – Dijo Franco en su inglés pausado – Estamos felices, no hay que llorar. Voy a ser un babbo, pensamos que no se podía y aquí está – Dijo apuntando al vientre de Gianna.
-Bella, Franco me va a llevar al doctor, y me voy a mudar aquí lo antes posible. No es justo que te quisiera obligar a quedarte cuando sé que necesitas hacer ese viaje. Yo entiendo, de verdad, es sólo que tenía miedo, pero ahora sé que todo va a estar bien… - Dijo y besó tiernamente los labios de su novio.
-Estás segura? Si me necesitas me quedo, mi sobrino o sobrina tiene prioridad… - Dije incierta.
-Anda tranquila, pero regresa a tiempo para el matrimonio o Gianna se va a volver loca de verdad – Dijo Franco.
-Está bien, pero estaré a una llamada de distancia. Cualquier cosa y estaré en el primer avión de regreso, lo sabes, verdad? – Le dije a Gianna tomando sus manos.
-Lo sé – Susurró – Llévate el auto, esta noche me quedo con Franco – Me dijo – Él me llevará a casa mañana.
-Está bien, felicidades a ambos, ese niño va a tener mucha suerte… - Les dije con total honestidad. Me subí al auto y me fui, absolutamente feliz. Ese niño sería una nueva oportunidad y el comienzo de una nueva vida para Gianna.
oooOooo
Los Reyes… Ok, basta con decir que no estaban muy contentos, pero cuando hablé privadamente con Aro y le expliqué mis motivos para irme por unos días (sacar a Alec de la corte y escapar de una venganza que yo no necesitaba), se dio cuenta de que no había realmente nada que pudiera hacer. Él ya le había dado una dispensa a Alec, y si yo me quería ir, me iría, y nadie podía hacer nada al respecto, por no mencionar a los que probablemente se irían conmigo (no es que yo lo amenazara ni nada, sólo pedí vacaciones).
Una vez que prometí varias veces cuidarme y ser responsable y no hacer explotar a nadie y mantener el escudo que protegía la corte, finalmente me dio su bendición.
Bien, por fin podía volver a la cama con Félix para despedirnos como corresponde… Una y otra vez.
oooOooo
Las cosas no siempre son como uno las planea, eso ya debía saberlo yo.
Camino a mi habitación fui interceptada por no otro que Edward Cullen.
Yo había evitado a los Cullen en su conjunto excepto a Jasper, que estaba ayudando mucho a Félix, quién se negaba a hablar conmigo de los momentos más horribles de su captura y tortura.
Sólo por eso le estaba eternamente agradecida.
Me habían dicho que Alice y Edward estuvieron presentes en el rescate de Félix, y también les estaba muy agradecida, cómo no estarlo! Pero aun así no quería hablar con ellos. Tal vez mandarles una tarjeta y un racimo de globos con helio? Agh! Qué vergüenza, era toda una asesina pero no era capaz de enfrentar a mi ex y a su familia…
-Bella – Dijo bajito en esa hermosa voz suya. Sí, aun para estándares vampíricos Edward tenía una hermosa voz, llena de ricos matices.
-Hola Edward… - Dije sonriendo sólo un poco, obligándome a ser amigable porque sabía que era lo correcto.
-Quisiera hablar contigo… Puede ser? – Preguntó sencillamente.
-Claro – Le dije – Vamos al jardín – Le dije. Caminamos en silencio hasta llegar a mi jardín japonés, que prácticamente actuaba casi como mi oficina. Todos mis asuntos importantes se trataban ahí. El jardín estaba iluminado con los faroles solares que me regaló Loretta. Eran muy bonitos y totalmente ecológicos.
-Esta parte es nueva – Comentó.
-Esta parte es mía – Dije orgullosa – Todo empezó con los kois que les regalé a todos, cada uno tiene el suyo y lo bautizó.
-Tú tienes el tuyo? – Preguntó mirando a la laguna.
-Sí, es ese rojo que estaaaá… Ahí! – Señalé cuando apareció cerca de la superficie.
-Puedo preguntar su nombre?
-Sí, se llama Jacob – Le dije.
-Jacob como el muchacho quilute que te fue a advertir sobre nosotros en el baile…? – Preguntó Edward.
-Exactamente ese Jacob, mi mejor amigo, el que me salvó la vida protegiéndome de Victoria y de mí misma – Dije. Hacía tiempo que no pensaba realmente en él. Cómo estaría? Habría asumido como jefe? Habría imprimado?
Edward miró con cara de no entender.
-Victoria era peligrosa, pero yo era autodestructiva. Me dejaste y no supe cómo seguir viviendo sin ti. Hice un montón de cosas estúpidas que si me mataran lucirían como un accidente… Pero las hacía muy conscientemente… Jake me obligo a vivir.
-Tú lo amabas – Afirmó Edward.
-No estaba enamorada de él, pero si lo amé mucho, aún lo hago – Respondí sacando del contenedor plástico instalado junto a la laguna un poco de comida para los peces.
-Bella… Lo siento – Dijo con voz apenas audible.
-Lo sé – Respondí.
-Pensé que estaba haciendo lo mejor para ti dejándote vivir tu vida humana… - Continuó.
-Lo entiendo – Dije. Porque era cierto, conocía a Edward y comprendía su razonamiento. Sólo que no estaba de acuerdo.
-Ojalá pudieras perdonarme – Dijo sin levantar la mirada. Lo tomé de la mano, notando que por primera vez nuestras temperaturas corporales eran la misma y lo dirigí a una banca. Nos sentamos y no solté su mano.
-Edward yo entiendo el porqué de lo que sucedió, y por qué reaccionaste de la manera que lo hiciste. Eso no significa que lo comparto, pero sé cómo piensas y de verdad creo que todo lo hiciste con la mejor de las intenciones… Pero eso no lo hace correcto, no quita lo que me dolió perder a la persona que amaba y a la que consideraba mi familia – Un gesto de dolor contrajo su hermoso rostro – Edward, miles de parejas terminan todos los días, y eso no significa que se tiene que mudar la familia completa de los involucrados. Esto no es "Atracción Fatal", yo no te hubiera perseguido, no te habría hablado si no querías. Si hubieras tenido más respeto por mi inteligencia habrías sabido que bastaba con explicarme, no era necesario destruirme.
No dejaste que me despidiera de nadie, sabes lo sola que me sentí al no poder compartir la pérdida de mi novio con mi mejor amiga? Porque esa amiga es tu hermana, y te la llevaste también… - Dije cansada. No estaba enojada, pero era un tema que no me gustaba visitar porque me hacía sentir patética al recordar cuando era una completa desadaptada. Verdaderamente mi vida comenzó el día que crucé las puertas del castillo y Dem y Félix nos detuvieron y arrastraron a ver a Aro.
-Bella, yo nunca quise… - Comenzó.
-Edward, te conozco, sé que eres una buena persona y que no me harías daño a propósito, pero te llevaste a Emmett! Te apuesto a que él fue el único que se opuso. Emm es el único que habría entendido… Los demás te siguen ciegamente porque pareces saberlo todo, me equivoco?
-No, Emmett luchó por quedarse, y se fue totalmente contra su voluntad. Discutió con la familia, discutió con Rosalie… Él insistió en que la única manera de protegerte era estando a tu lado… Pero al final nos siguió y no habló para decir más que "sí" o "no" durante un par de meses.
-Voy a tratar de hablar con él – Dije haciéndome el propósito.
-Eso le va a gustar – Dijo Edward – Tiene miedo de acercarse a ti.
-Por mis poderes? – Pregunté dolida de que mi hermano me considerara un fenómeno.
-No – Sonrió – Tiene miedo de que lo rechaces.
-No le haría eso. Ni cuando estaba enojada, a Emm no lo rechazaría, él fue el único que me trató como una persona, no sólo como una humana – Murmuré.
-Ese fue mi error, verdad? – Preguntó.
-En grandes rasgos, supongo que sí. Nunca fui tu igual, y nunca quisiste que lo fuera – Dije encogiéndome de hombros – Te odias demasiado como para amar a alguien que es como tú… Edward, yo ya no albergo resentimiento contra ti, creo que todo lo que pasó sucedió para traerme al lugar donde debo estar, pero también creo que no es sano que sigas renegando de lo que eres. Eres un vampiro, saca el mayor provecho a eso! Te alimentas de animales para no dañar seres humanos, perfecto. Deja de considerarte un monstruo y haz algo constructivo. Eres una de las personas más inteligentes que conozco y tienes montones de dinero. Por qué no creas una fundación? Ayuda a niños con cáncer, a ancianos desposeídos, no sé, lo que sea que te inspire, pero no te odies, redímete. Yendo una y otra vez a la secundaria estás meramente sobreviviendo, no es un desafío para ti y desperdicias tu talento… Y si no te gusta la idea de la fundación piensa en otra cosa, pero empieza a tomar control de tu vida Edward, es muy larga y preciosa para malgastarla odiándote para siempre – Dije y finalmente lo miré a los ojos, a ver si se había enojado. No era mi intención, pero a veces tenía diarrea verbal y soltaba cosas de una manera un poco dura.
Edward se quedó en silencio unos minutos viendo a los peces nadar.
-Sí… - Dijo.
-Ough?
-Sí, es verdad. Mi peor pesadilla era imaginar que te convertías en lo que yo soy – Dijo – Pero te veo aquí, y a pesar de venir saliendo de una situación horrible estás en tu elemento. La gente del castillo te ama, tienes amigos, tienes a un novio que te adora, y usas tu don para dar privacidad y protección a los demás, no sólo para ti misma… Tienes un propósito. Eres más como vampira de lo que fuiste como humana – Afirmó.
-Soy feliz – Dije simplemente.
-Y escuché que bebes sangre de donante – Agregó.
-Tengo los medios para hacerlo – Dije – Nunca he matado a un humano y no quiero hacerlo en un futuro inmediato. Cuando estoy bien alimentada mi control es excelente, y la dieta animal no es para mí… En primer lugar porque no hay mucha vida salvaje en los alrededores, pero además porque mi don consume mucha energía.
-Estoy contento por ti Bella – Dijo posando la palma de su mano en mi mejilla – Estoy contento y orgulloso de lo que te has convertido, pero me mata que no fui yo quien te supo hacer feliz… Te amé más que a nada… Aún lo hago – Dijo con la voz quebrada. Los dos estábamos llorando.
-Yo también te amé… - Susurré - Muchísimo.
-Lo sé amor, y fue lo mejor que me pasó en la vida. Ojalá algún día podamos ser amigos... Cuando estés lista te voy a estar esperando – Dijo y por la tensión de sus hombros supe que estaba conteniendo los sollozos.
-Estoy lista Edward – Dije abrazándolo. Sentí esa familiaridad de su cuerpo y de su olor y hundí el rostro en su pecho – Estuve destruida, después estuve enojada… Ya no, ya no más. Me encantaría ser tu amiga. Incluso ayudarte con lo que sea que quieras emprender más adelante…
-De verdad? – Preguntó alejándome lo suficiente para verme a los ojos.
-De verdad – Le dije, y al perdonarlo y dejar ir el resentimiento, me quité un enorme peso de encima.
Nos abrazamos una vez más y regresamos al castillo. Al despedirnos le dije
-Dile a Emm que lo voy a llamar cuando regrese de Irlanda, y que me importa un rábano si su esposa no le da permiso, ahora yo puedo pelear por él.
-En tu nombre amor. Algo más? – Preguntó.
-Dale las gracias a Alice. Sé que su visión salvó a Félix, aunque también estoy dolida con ella por haberme abandonado. En fin, estoy muy agradecida por la ayuda que todos ustedes nos prestaron.
-Se los diré – Afirmó – Suerte en Irlanda, sé que siempre soñaste con ir de visita. Diviértete.
-Y tú aprende a divertirte – Le dije, besé su mejilla y corrí a la habitación de Félix, donde él me esperaba de pié junto a la ventana.
-Edward Cullen? En serio? – Preguntó.
Ah mierda!
oooOooo
Mi estadía con el clan irlandés fue muy tranquila, traté de ser lo menos conspicua posible, leyendo mucho, paseando a solas por los alrededores, disfrutando del mágico paisaje que imaginé desde pequeña, del verde esmeralda de la hierba, del gris siempre cambiante del cielo, del viento salvaje en mi rostro, del mar chocando furioso contra las rocas… Era maravilloso.
Como mi misión era garantizar a Alec la mayor cantidad de tiempo posible con Maggie, me tocó interactuar bastante con Siobhan, ya que Liam trabajaba la tierra. Como buen irlandés, le gustaba sembrar patatas.
Mejor para mí, a Liam parecía que todos los que no fueran Siobhan le molestaban, así es que cuando él estaba en casa yo salía de paseo.
Bueno, de cualquier modo, un día Siobhan me llevó al mercado, mientras Alec y Meggie se escurrieron con alguna excusa de un mandado ficticio. Era un lugar maravilloso! No sólo había comida, sino artesanía, souvenirs, ropa de lana, impermeables y botas de goma de todos colores, y mil cosas más. Aún con mi mente vampírica era una sobrecarga sensorial.
No me pude aguantar. Compré un montón de cosas para mí y para todos en la corte. Cosas típicas e inútiles, que no valían mucho dinero, pero me gustaron igual, y aproveché de tachar algunos ítems de la lista de Dem.
El resto del tiempo libre lo usé teniendo conversaciones por Skype con Gianna, Aftón, Demetri, Félix y las Reinas.
Para cuando llegó Félix a buscarme, Alec y Meggie eran oficialmente un ítem, y para alegría de Liam habían decidido ir de viaje a Holanda a conocer el lugar donde Alec pasó sus primeros años. Era en realidad la oportunidad de conocerse con un poco de privacidad.
Los dos estaban evidentemente enamorados, lo que me pareció enormemente dulce, y cada vez que los veía me daban ganas de decir "Aaaaaaaw", a pesar de que ambos eran muchísimo mayores que yo.
oooOooo
Mis vacaciones con Félix fueron maravillosas, hicimos lo que quisimos cuando se nos antojó, fuimos a los lugares típicos y a aquellos que no estaban en las guías de turismo. Conocimos castillos, recorrimos las praderas, espanté muchos rebaños de ovejas corriendo tras ellas, aprendí cómo hacer cerveza en la embotelladora de Guinness, y caminé de la mano de Félix por días, con una mochila al hombro y nada más. Los cachivaches los dejamos en casa de Siobhan.
Y al final la lista de objetos de Demetri no fue tan terrible, ya que nos obligó a ir a lugares a los que no habríamos llegado de otro modo… Y eran lugares que definitivamente valía la pena visitar.
Félix y yo hablamos mucho. De nuestro pasado y de nuestro futuro.
La verdad es que estábamos contentos donde estábamos, la corte nos trataba bien, y ni siquiera sentimos la necesidad de vivir en una casa aparte, dentro de Volterra. Yo quería estar cerca de mi jardín, mis peces y mis amigos, y Félix quería estar cerca en cada minuto libre para arrastrarme a nuestra habitación y hacerme el amor.
Fue raro, pero tal vez porque ese viaje se sentía como una luna de miel o porque Gianna estaba embarazada, no lo sé, pero por un momento sentí que me habría gustado tener una familia con Félix. Recibir su semilla, ver mi barriga crecer, sentir las pataditas, dar a luz…
Félix, que había ido a comprar sangre para mí a la ciudad, me encontró de madrugada llorando en un acantilado.
-Principessa, qué te ocurre? – Preguntó preocupado.
-Nada… Lo siento – Dije sorbiendo mocos que no tenía. Un gesto humano que aún no perdía.
-Lo sientes por qué? Qué es lo que sientes? – Preguntó sentándose a mi lado y tomándome en sus brazos para acomodarme en su regazo.
-Félix te amo tanto… - Le dije – Tú a lo mejor no lo sabes, a lo mejor no lo digo lo suficiente, pero te amo más que a nadie…
-Shhhhhh… Está bien, yo lo sé, y si me lo demuestras. Yo también te amo por sobre todo, pero por qué tanta pena? – Dijo besando mi cabello.
-Félix yo… Estaba pensando… Yo… Si yo pudiera pedir un deseo sabes lo que pediría? – Pregunté balbuceando.
-Que la FOX se humillara, pidiera perdón y recontratara a Joss Whedon para que continuara la serie "Firefly"? – Preguntó besando mi nariz.
-No, pero bien pensado – Dije sonriendo sólo un poquito.
-Que las tres precuelas de "La Guerra de las Galaxias" nunca se hubieran filmado y a nadie se le hubiera ocurrido crear a un engendro como "Jar Jar Binks"? – Dijo mordisqueando mi oído.
-Muy cerca, pero tampoco – Respondí abrazándolo aún más fuerte, haciéndome una bolita en sus brazos.
-Revivir a tus artistas favoritos muertos y volver a su peak a los que están vivos y hacer un megaconcierto tipo Lollapalooza en el que tú y tus amigos tengan asientos preferenciales y pases de backstage y camisetas de cada artista? – Preguntó besando mis labios muy suavemente.
-Mierda, me lees la mente… Pero nop – Dije con un suspiro.
-Ser más alta para que yo no parezca un jodido gigante a tu lado? – Preguntó tímidamente.
-No! A mí me gustas grandote… Y si soy pequeña, soy pequeña. No me importa mientras no te importe a ti – Le dije.
-Entonces dime Bambina, por qué sufres?
-Me estaba imaginando cómo sería… Cargar a tu hijo en mi vientre, tener un bebé que sea mitad tú y mitad yo… Sentir sus pataditas dentro de mí… La cesárea… - Dije.
-Cesárea? – Preguntó.
-Un hijo tuyo necesariamente sería enorme, uno de esos bebés de los diarios que pesan como ocho kilos. No pretenderás que pase eso por mi agujerito – Le dije negando con la cabeza - Pero bueno, es por eso que tenía pena… Hay tantos bebés que nacen de padres que no se quieren o ni se conocen, y nosotros con todo lo que nos amamos, con todo el amor que tenemos para dar, nunca vamos a tener la oportunidad… Qué ironía, ahora sueno como Rosalie…
-Extrañas tu humanidad? – Preguntó triste.
-No gatito, no! Lo que pasa es que cuando una pareja se ama, se proyecta, y la dirección natural es una familia. No extraño ser humana, ni siquiera extraño la posibilidad de ser madre en general… Es sólo que por un momento imaginé lo que sería ser madre de tu hijo… Sólo del tuyo… Lo siento, son estupideces – Dije y se me quebró la voz.
-Ya Principessa, ya… Shhhhhhh… No existiría un honor más grande que el de ser padre de tu hijo – Comenzó - Pero no se puede, y no me permito imaginarlo porque es doloroso soñar con lo que no puede ser… Concentrémonos en lo que tenemos, en nuestro amor, en nuestros amigos, en nuestro trabajo y en el mundo de posibilidades que se encuentra frente a nosotros… Un hijo sería maravilloso, pero no lo necesito, porque te tengo a ti. Tú siempre vas a ir primero, aunque suene feo decirlo, tú siempre estarás por sobre todo, incluso por sobre un bebé, entiendes? Ya me gané el premio mayor, ya te tengo para mí, eso nada lo supera. Todo lo demás es agradable, pero innecesario.
-Yo soy un premio? – Pregunté.
-El premio mayor, el gordo acumulado de la lotería – Me dijo besando mi mejilla.
-Gatito, te amo tanto, y sé que no te merezco… Pero te prometo que de verdad voy a tratar de hacerte feliz – Dije acercando mi boca a la suya.
-Me haces feliz… - Dijo besándome lento, profundamente – Me haces inmensamente feliz…
Nos hicimos el amor en el acantilado hasta casi el mediodía. Sólo nos detuvimos cuando estuve segura de que de verdad lo hacía feliz… Varias veces.
oooOooo
Cuando regresamos a Italia me vi inmersa en un torbellino de actividad ayudando a Gianna con los preparativos finales de su boda, pero primero fui a buscar a Dem arrastrando una enorme maleta con todos sus encargos.
No le había dicho cuándo o a qué hora llegaría así es que no me esperaba. Simplemente toqué su puerta y me lancé a sus brazos cuando abrió.
-Fiore, regresaste! – Exclamó incrédulo.
-Pfffff! Y qué creíste, que de verdad te iba a abandonar? Aunque fuera para entregarte esta montaña de porquerías, tenía que volver – Le dije señalando la maleta. Él se movió de la puerta silenciosamente y yo entré y me instalé junto a la chimenea, sentada a lo indio en la alfombra y con la maleta a mi lado. La abrí ceremoniosamente y comencé a entregarle cada uno de sus encargos, contándole en detalle cómo lo conseguí. Luego le entregué un par de regalos que le compré porque sí, y después simplemente le conté sobre todo lo maravilloso, lo raro, lo lindo y lo feo que encontré en mi viaje.
Después me fui a mi habitación y tomé otra maleta, la de los regalitos para todos, y comencé a pasearme por el castillo. Inmediatamente extrañé a Alec, porque seguramente él me habría acompañado a entregar mis chucherías. Me demoré bastante rato en la torre, porque Las Reinas tenían mucho que contarme, sobre todo sobre su negocio de internet. Estaba comenzando a despegar y eso las tenía más que emocionadas.
Y bueno, con respecto al matrimonio, debí encargarme de todos los detalles finales porque a Gianna le ordenaron reposo semi absoluto y cero estrés hasta al menos el cuarto mes de embarazo, ya que al haber sufrido un aborto en el pasado, el médico no quería correr riesgos.
Igual me tenía loca llamándome todo el día, pero la tecnología fue una gran aliada, y la mayor parte de los días mi rol como madrina y amiga fue sentarme a su lado en su cama a ver terribles comedias románticas, hojear revistas como Cosmopolitan y conversar sobre mil cosas, pero centrándonos en su matrimonio, sus planes para el futuro y su bebé.
El día de su matrimonio Gianna durmió en el castillo, y la arreglamos en la torre, donde todas las mujeres estaban locas de la emoción, ya que éste era el primer matrimonio al que asistían en años, hasta siglos, lo que significó una búsqueda implacable del vestido adecuado para cada una por semanas. La única que tenía el suyo de antemano era yo. Afortunada de mí…
Gianna, fiel a su amor por las comedias románticas norteamericanas, me encargó uno de esos vestidos horribles llenos de tul, cintas y capas de tela. Me sentía como un repollo, pero ya estaba resignada a lo que viniera. Y justo entonces, cuando toda esperanza se daba por perdida, en un arranque de empatía y generosidad Gianna me permitió, 2 días antes de la boda, usar el vestido que quisiera siempre que no lo usara con zapatillas deportivas. Supongo que ella creyó que en dos días no conseguía nada y tendría que usar el vestido de color melón y que se paraba solo, pero eso es porque me subestimaba. Fui de inmediato al centro comercial con Tía y conseguí vestidos nuevos para ambas.
Ella eligió uno de color verde musgo largo y strapless, y yo uno azul marino, corto, con escote redondo y un cinturón grueso de color chicle rosa para darle color. Tía estaba fascinada con todo lo que veía, y un poco escandalizada con mi vestido, que para ella era casi ropa interior y no creía que Félix me dejara pasearme así vestida por ahí… Y menos que me dejaran entrar a una iglesia! Me gustaba mucho Tía, me hacía reír con su enorme inocencia y falta de malicia. De cualquier forma se estaba adaptando muy bien a su nuevo entorno... Bueno, a todo menos al asunto de los zapatos, que no le gustaban para nada.
Las otras mujeres del castillo trataron de convencerla como si estuvieran domando a una fierecilla salvaje, pero yo les dije que la dejaran tranquila, así como a ella no le gustan los zapatos, a mí no me gustan los sujetadores. Que usara zapatos cuando se le antojara.
Dem compartía mi opinión, a él le daba lo mismo si Tía quería usar zapatos o no. Dijo que después del campamento militarizado que era su matrimonio, debía disfrutar de toda la libertad posible, y con eso se zanjó el tema.
Y resulta que para el día del matrimonio si se le antojó usar zapatos, aunque fueron sólo zapatillas de ballet, porque eso era todo lo que aguantaba después de un siglo descalza.
Cuando terminamos de vestirnos Tía se acercó a preguntarme qué opinaba. Heidi había levantado su cabello en un moño suelto, exponiendo su largo cuello… Y el collar que me encargó Demetri para ella. Tomando la pequeña esfera entre mis dedos le pregunté
-Estás contenta de haber venido?
-Es lo mejor que me pudo pasar, no sé cómo agra… - Comenzó.
-Para! Para ahí. Somos nosotros los que te debemos la vida. Y yo te debo más porque sanaste también a Félix. Eso para mí no tiene precio, pero debes saber que siempre estaré ahí cuando me necesites, y que te considero una verdadera amiga – Dije besando su mejilla.
-Es hora de bajar! – Anunció Corin – Gianna, estás lista? Chelsea? – Preguntó a quién la maquillaba.
-Estaría lista si Gianna dejara de llorar! – Exclamó Chels frustrada.
-Gianna no llores más, es tiempo de estar contenta! – Dije levantándola de su silla - Deja de pensar en cosas que te emocionen, piensa en cosas simples… Piensa en qué flores vas a plantar en tu jardín, de qué color serán las paredes de la habitación del bebé, en si te gustaría una piscina en el patio, tú sabes que puedo mandar a Dem y a Félix a cavar… Tal vez hasta Santiago si le ofrezco algo bueno… - Gianna sonrió.
-Aftón también ayudaría – Dijo Chelsea rápidamente.
-Ves? En una tarde tendrías tu piscina, o al menos el hoyo – Le dije limpiando sus ojos con un pañuelo – Entiendo que estás rebosante de hormonas y emociones, pero sé que quieres que tus fotos salgan perfectas, y para eso no puedes tener el maquillaje corrido.
-Es cierto – Dijo cuadrando los hombros y comenzando a caminar – Estoy lista, me voy a casar!
-Yay! Gianna se va a casar! – Grité chocando las manos con Loretta y Vania.
Fue un matrimonio maravilloso, una ceremonia sencilla y una recepción perfecta. Aro, como representante de su familia adoptiva, hizo un brindis y les dio un sobre con un cheque. No sé el monto, sólo sé que Gianna contuvo la respiración y abrió los ojos un montón y Franco se atoró con el vino.
oooOooo
Para mi cumpleaños Félix me vendó los ojos y me echó sobre su hombro como si fuera un saco de papas. Oí las risas en el pasillo de quienes cruzábamos, hasta que llegamos al estacionamiento. Olí a Dem y Tía.
-Qué demonios! Adónde me llevan? Por qué no me dicen? Apuesto que es un lugar horrible, y por eso no me quieren decir…
-Cállate Fiore, o también te vamos a amordazar – Dijo Demetri burlón.
Abrieron la puerta de un auto y Félix me sentó en el asiento trasero. Tía se sentó a mi lado y los chicos se sentaron adelante. Hicieron partir el motor y nos deslizamos fuera del estacionamiento. El auto olía raro… cuero nuevo, plástico limpio… Y ese motor no me sonaba para nada.
-De quién es este auto? – Pregunté – Es un auto nuevo? No suena nuevo… Quién se los prestó? – Pregunté.
-Mmmmmh… Déjame ver los papeles – Dijo Dem y se escuchó como revolvía la guantera – Aquí está, el auto está inscrito a nombre de… El demooooonio… - Dijo con su voz más tétrica.
-Te robaste un auto del infierno? – Pregunté.
-Puedes hacerlo mejor que eso Principessa – Dijo Félix. Tía se rió suavemente.
-Me tienes que dar más pistas – Le dije.
-A ver, qué sabes hasta ahora? – Preguntó Félix con su paciencia habitual.
-Sé que es un auto, no una camioneta o jeep, sé que no es nuevo aunque los asientos sí lo son… Sé que tiene capacidad para 5 personas y sé que "pertenece al demonio" – Dije – Eso sería.
-Eso sería – Dijo Dem.
-Eso es todo lo que me van a decir? – Pregunté incrédula girando hacia Tía.
-Te ayudaría – Dijo ella como disculpándose – Pero no tengo las referencias culturales…
-Mierda! – Exclamé cruzándome de brazos.
-Fiore, todo lo que dijiste es lo que es. Piensa, qué auto que conozcas cumple con esas características? – Preguntó Dem ansioso.
-Toda la información es genérica excepto lo del demonio… Auto viejo y diabólico… Mmmmmh… - Y de pronto se me ocurrió – "El Auto"! Estamos en "El Auto"! Déjenme ver! Puedo ver?
-Arruinaste nuestra diversión, pensé que demorarías más en adivinar – Dijo Dem mientras Félix se estacionaba a un costado de la carretera.
-Qué es "El Auto"? – Preguntó Tía mientras Félix esperaba para poder abrir mi puerta y ayudarme a bajar.
-Es oficialmente la peor película del año ´77, y está elegida una de las peores películas de todos los tiempos. La vimos hace tiempo, y es divertidísima! Bueno, se supone que es seria, es de horror, pero se trata de un auto poseído por el demonio. Es un Lincoln Continental Mark III del ´71, personalizado – Le resumí – Puedo salir? Puedo salir? – Félix me tomó en sus brazos.
-No entiendo – Susurró Tía a Dem – Si la película es tan mala por qué se emocionan tanto con el auto?
-Porque mi Fiore aquí presente, así tan delicada como la vez, le encanta el cine B, sangriento, gore y de bajo presupuesto. Mientras más burdo mejor… Y esa película es simplemente absurda – Respondió Dem. Félix me dejó en el suelo, a orillas de la carretera, y me dejó ver el auto quitándome el pañuelo de los ojos.
El auto era… Era simplemente maravilloso! De líneas simples y horizontales, todas sus partes originales salvo el tapiz de los asientos, y una mezcla perfecta entre el color chocolate de la pintura y el lujoso cromo de su parrilla delantera. Era un auto elegante, era un auto cool, era el auto que manejaría un jefe de la mafia... O bueno, su chofer…
-Wow! De adónde lo sacaron? Se lo prestaron? Por cuánto tiempo? Y adónde vamos? Es muy lejos? – Lancé.
-Este, Principessa, es tu regalo de cumpleaños. De nosotros tres para ti – Dijo Félix abrazándome por detrás y basando mi mejilla. Yo no podía ni cerrar la boca.
-No le gusta? – Preguntó Tía.
-Sí le gusta, está procesando y quedó pegada. Como en el computador, te acuerdas? – Preguntó Dem a Tía, a quien le hacía clases de computación y tecnología entre otras cosas.
-Félix va a tener que reiniciarla – Se rió Tía. Escuché un beso, no sé en qué lugar cayó. Supongo que en los labios, porque después hubo silencio.
-De verdad me regalan un auto? Este auto? – Pregunté – No puedo creer que prestaran atención a detalles como este… - Dije incrédula.
-La discusión estaba en si te regalábamos éste auto poseído o el Aston Martin ´65 de James Bond. Sabíamos que ambos te gustarían, pero ganó el morbo del cine B y el satanismo – Dijo Félix en mi oído. Me giré y lo abracé con todas mis fueras.
-Gracias… Gracias… No es sólo un auto, es mucho más… - Dije besándolo. Luego me dirigí a Tía y Dem y abracé a ambos con un brazo para cada uno. Besé ambas mejillas y les di las gracias varias veces más.
-Bueno, ya estamos atrasados, todos a bordo! - Ordenó Félix.
-No me van a decir adónde vamos? – Pregunté.
-Es una sorpresa – Dijo Félix.
-Puedo manejar? – Pregunté.
-No, no sabes adónde vamos y no tienes licencia – Dijo Dem.
-Bastardos… - Mascullé.
-Disfruta del paisaje y de tu auto nuevo – Dijo Dem – No te pongas odiosita o vas a viajar el resto del camino en el maletero, que por cierto en enorme!
-Si me fijé! – Dije pasando por alto lo de "odiosita" – Yo creo que fácil metemos 3 cadáveres, y si los apretamos caben 5…
Y así nos fuimos conversando por casi 3 horas hasta llegar a Roma. Nunca había estado en Roma, así es que estaba pegada a la ventana absorbiéndolo todo.
Llegamos un barrio llamado "Travestere", y estacionamos el auto un poco lejos de nuestro destino, pero dio igual. Félix tomó mi mano y Dem la de Tía y comenzamos a caminar. El lugar era precioso, lleno de callecitas de adoquines con pubs y restaurantes por todos lados, todas las fachadas de distintos colores, plantas en macetas y enredaderas en las paredes, todo muy relajado y bohemio.
Caminando, caminando, llegamos a las puertas de un pub llamado "Ma che siete venuti a fa?" (*Bueno, qué viniste a hacer?). Me dio risa, el puro nombre te hacía sentir culpable…
-Estamos a tiempo? – Preguntó Dem.
-Nos sobran 10 ó 15 minutos – Dijo Félix tomando mi mano más firme para navegar en el mar de cuerpos que abarrotaban el lugar, especialmente la barra. Nosotros nos dirigimos hacia el escenario. Justo junto al escenario había una mesa para 4 reservada. Tuve la impresión de que reservar mesas en un lugar tan concurrido no era práctica común, pero ya había aprendido que todo depende de ofrecer el precio adecuado.
Nos sentamos y apareció un mesero, que no sabía si tomar nuestro pedido o echarnos de la mesa reservada. Al final Félix se compadeció de él y le dijo
-Isabella Volturi + 3, somos nosotros.
Ordenamos una botella de tequila, una de ron, una de vodka y una de whiskey. El tipo nos miró como si estuviéramos locos, pero anotó las especificaciones de las marcas de los tragos y se fue.
Yo me puse a mirar a la gente, había muchísimos extranjeros, y diría que se escuchaba más inglés que italiano, para alivio de Tía, que aún luchaba con el italiano, en cambio cada día mejoraba su inglés.
Se escuchaban comentarios del "concierto" y de a qué hora empezaría, pero nadie decía quién cantaría… Hasta que el DJ se subió al escenario y en un par de frases presentó a no otro que Voltaire!
Voltaire! Voltaire! Voltaire! Voltaire! Voltaire!
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah! –Grité poniéndome de pié y aplaudiendo a rabiar. Él estaba ahí, frente a mí, a un par de metros solamente… Me giré hacia mi mesa y aplaudí para mis amigos. "El Auto" había sido un regalo espectacular, pero ver a Voltaire así de cerca… Aaaaaaaaaaaaaaaah!
Y comenzó cantando "Brains!" (*cerebros), siguió con "Zombie Prostitute" (*Prostituta Zombi) y de ahí en adelante un éxito tras otro. Bueno, éxito considerando que no es un artista masivo. Yo canté tooodas las canciones, Dem y Félix me miraban con una mezcla de condescendencia y satisfacción y Tía me miraba sorprendida cantar sobre zombis, caníbales, piratas fantasma, monstruos come-cerebro y muchas cosas más.
Félix de pronto se levantó y desapareció un rato. Al regresar tenía en sus manos 4 camisetas de Voltaire… Mi primera camiseta de concierto.
Al terminar la presentación Dem habló con un tipo que resultó ser el mánager de Voltaire, y cuando supo que era mi cumpleaños accedió a saludarme y firmar mi camiseta.
Fue sólo un momento, fue muy amable y me dijo que se sentía alagado de que hubiera coreado todas sus canciones a la perfección… Lo que me hace preguntarme… Qué tan fuerte canté si él fue capaz de escucharme por sobre el micrófono y la guitarra con amplificador? Trágame tierra…
Al salir del bar fuimos a pasear y llegamos a una plaza con una gran fuente. Había mucha gente joven reunida, y solo escuchar sus conversaciones era divertidísimo.
A pesar de avergonzarme frente a uno de mis artistas favoritos, de todos modos fue el mejor cumpleaños del mundo, y no podría haber imaginado nada que lo supere.
oooOooo
Gianna tuvo algunos problemas en su embarazo, tuvo síntomas de pérdida y le recetaron reposo absoluto, lo que en sí era un problema, porque Franco trabajaba, lo que significaba que no podía atenderla o alimentarla. Por otro lado Gianna no quería contratar a alguien que no conocía porque no tendría cómo supervisar lo que hacía esa persona en la casa mientras ella estaba inmóvil.
Igual le encontré un poco de razón….
La otra alternativa era la suegra, pero tener a la suegra metida en la casa por meses actuando como dueña de casa y tomando todas las decisiones era un asunto no negociable. Gianna adoraba a su suegra, pero sabía que al cabo del embarazo terminarían odiándose.
En definitiva, me dediqué a cuidar a Gianna durante todo su embarazo. Como Tía tenía el don para curar y ese enorme corazón y vocación de servicio, se ofreció a ir todos los viernes a cuidarla, lo que dejaba a Gianna conmigo de lunes a jueves y los sábados y domingos con Franco.
Fueron días difíciles. Ambas estábamos terriblemente aburridas y a veces hasta discutíamos de puro hastío, pero pronto nos reconciliábamos y seguíamos tan amigas como siempre.
Y luego fue el parto…
El parto fue difícil y doloroso, duró muchas horas y terminaron haciéndole una cesárea para extraerle un bebé diminuto.
Una niña.
Isabella.
Mi ahijada. Mía y de Félix.
Después del parto la cosa no se arregló mágicamente. Gianna quedó muy débil, como madre primeriza no sabía qué hacer y que no, y en general se moría de susto de hacer algo incorrecto y romper a su niña. Yo tampoco sabía qué hacer, pero juntas lo averiguamos, y seguí yendo a su casa cada día por 3 meses más y luego la seguí visitando al menos una vez a la semana.
oooOooo
Pasaron los años… Gianna tuvo 3 hijos más, todos varones, grandes, sanos y fuertes machos italianos. Pero Isabella siempre fue frágil, su salud siempre delicada. Era una niña preciosa que heredó los ojos de su mamá y el tono tostado de la piel de su papá, pero a pesar de su hermoso colorido siempre lucía enferma.
Nadie sabía lo que le pasaba. Tía fue la primera en ser consultada, pero no reconoció nada que necesitara curar. A partir de los 8 años la pequeña pareció empeorar y la llevaron a montones de especialistas, pero nadie les dio una respuesta.
Mi querida Isabella estaba enferma, pero sus síntomas eran vagos, así es que nadie supo de qué.
Hasta que a los 12 años le apareció el primer tumor en la base del cuello.
Linfoma.
Gianna acudió a Tía desesperada, pero Tía por primera vez se vio impotente, no la podía sanar, y por fin conocimos las limitaciones de su don. Tía reparaba. Arreglaba lo que estaba roto o maltratado, pero el cáncer no rompe nada, simplemente es la multiplicación anormal de células malignas. Tía no pudo luchar contra eso, y sufrió muchísimo con la culpa que le generaba no poder ayudar a nuestra dulce niña.
Vinieron las operaciones.
Vinieron las quimioterapias.
Vinieron las radioterapias.
Gianna y Franco estaban destrozados, pero debían ser fuertes para sus 3 muchachos y tratar de darles aunque fuera la ilusión de algo de normalidad. Creo que vivimos por semanas seguidas en el hospital. No sé cómo es que no me comí a alguien con la tentación del olor de sangre fresca.
Félix estuvo siempre a mi lado, él también quería mucho a su ahijada, pero a diferencia de mí, sufría en silencio.
Tía estuvo para apoyarnos a Gianna y a mí.
Y Demetri apareció como una sombra en más de una ocasión, cuando los demás se habían ido, cargando bandejas con café y bolsas con sándwiches o muffins. No decía mucho, pero conversaba un poco con Franco y se despedía de Gianna con un silencioso abrazo.
La guerra entre los dos había terminado desde hacía mucho, y aunque nunca serían los mejores amigos, Dem no dejaba de sentir la situación de Isabella, a quién sostuvo en sus brazos y alimentó cuando bebé en cientos de ocasiones.
Gracias a dios, esa pelea contra el cáncer la ganamos…
Pero fue sólo una pelea, y vinieron otras.
El cáncer volvió a atacar cuando Isabella tenía 15 años generando un tumor en el bazo. El proceso se repitió, y se logró erradicar… Pero al haber una reincidencia en un período tan corto, el pronóstico no era muy positivo. Se temió una metástasis.
No ocurrió, pero a los 18 años apareció un tumor en su cerebro. No era inoperable, pero las posibilidades de dejarla con algún tipo de daño cerebral eran muy altas.
A esas alturas Isabella era una adulta, y aunque muy inocente e inexperimentada por su vida de encierro y enfermedad, ella simplemente se negó a seguir sometiéndose a tratamientos que le hacían peor que la dolencia original, y anunció que se iba a morir.
Quiénes éramos los demás para discutir, cuando era ella la que sufría cada día de su vida? La que sentía el dolor, las náuseas, la caída de su cabello, las operaciones, las agujas, los exámenes… Yo estuve ahí cada vez, y a pesar de todo lo que la amaba debía reconocer que mi dolor egoísta de negarme a perderla no se comparaba con el suyo al tratar de vivir generosamente para los demás.
Gianna llegó al castillo una noche, muy tarde. Tenía los ojos rojos de tanto llorar pero venía serena. Nos fuimos a mi cuarto, junto a la chimenea y nos sentamos a conversar.
-Hablé con Franco – Me dijo de sopetón.
-Sobre qué? – Pregunté.
-Sobre los vampiros – Respondió.
-Oh Gianna! Tú sabes que no se puede! Lo pusiste en peligro! – Exclamé tapando mi boca con la mano.
-Ah Bella, Franco no es idiota, tú crees que no ha notado que ninguno de ustedes envejece, come o sale a la luz del sol? Él simplemente no le había puesto nombre a lo que ya sabía – Dijo con voz cansada. Eran como la 1 de la mañana.
-Por qué lo hiciste? Por qué ahora? – Pregunté.
-Porque te voy a entregar a mi hija – Respondió con la voz quebrada – Tú has sido tan madre suya como yo, y sé que la vas a cuidar como propia. Quiero que la salves Bella, que le des una oportunidad de vivir – Me rogó.
-Por supuesto que la adoro Gianna, pero… Franco está de acuerdo? – Pregunté.
-Él quiere que su hija viva, y quiere que viva una vida que valga la pena. Que pueda conocer el amor, que tenga fuerzas para viajar, conocer gente o estudiar. Sabemos que a tu lado va a tener oportunidades que nosotros no le podemos ofrecer, porque si se queda con nosotros se va a morir sin haber vivido… -Dijo y comenzó a llorar.
-Gianna… Shhhhhh… Ya, linda, tranquila… No llores, que me haces llorar a mí… Qué hay de Isabella? Le dijiste? Ella entiende lo que pretendes? – Pregunté.
-Ella es como su papá, ya sabía, y lo único que me dijo es que quiere ser fuerte y sana como tú.
-Tú tienes que saber que no la vas a perder… - Dije empezando a hacer planes - Puedes decir que se fue en un programa de intercambio o a un tratamiento a una clínica en Suiza, o lo que sea, y en un año o un poco más ya la vas a poder ver… Y mientras tanto para eso están las videollamadas – Sonreí un poco.
-Lamento poner esta carga sobre tus hombros – Susurró – Pero es la vida de mi hija, no puedo dejar de pedírtelo…
-Ya amiga, ya está. Voy a hablar con Félix y voy a hablar con Los Reyes para informarles que voy a ser mamá – Sonreí acariciando el cabello de Gianna – Anda a tu antiguo cuarto, siempre está disponible para ti. No puedes manejar así de cansada, mañana hablamos.
-Gracias… Gracias, gracias, gracias… - Dijo abrazándome fuerte.
-Me agradeces por darme la posibilidad de ayudar a mi niña hermosa, que ha sufrido tanto durante todos estos años… No, linda… Gracias a ti por confiármela – Le dije besando su mejilla.
Cuando se fue de mi habitación llamé a Félix a su celular.
-Hola… Dónde estás? – Pregunté.
-En la Sala de Juegos, Alec vino de visita, estamos tomando unos tragos con los demás – Dijo. Se escuchaban risas de fondo.
-Necesito hablar contigo y es importante, puedes venir a nuestra habitación? No vamos a demorar mucho… - Dije sintiéndome mal por cortar su diversión.
-Voy para allá – Dijo al darse cuenta de que era algo serio, y cortó.
Apareció un par de minutos después con el rostro lleno de incertidumbre. Yo lo esperaba de pié junto al fuego.
-Hola gatito – Dije abrazándolo con fuerza cuando llegó a mi lado.
-Qué pasa? Qué es? Principessa, dime… - Dijo tomando mi rostro con sus dedos.
-Vino Gianna… - Dije y le conté todo. Él guardó silencio hasta que terminé – Qué piensas?
-Que voy a estar detrás de cualquier decisión que decidas tomar – Dijo besando mi frente – Isabella es nuestra familia, y si ella sabe lo que somos y quiere ser como nosotros para poder sobrevivir, yo estoy de acuerdo.
-Pero un neófito… Siempre es mucho trabajo… - Le dije.
-Sí, pero en el castillo todos van a ayudar. Yo le voy a enseñar a pelear y tú lo demás. Estoy seguro de que Tía y Demetri también se van a querer involucrar…
-Entonces vamos a ser papás? – Pregunté.
-Vamos a ser papás – Afirmó.
La enfermedad avanzaba y debíamos actuar rápido. Hablamos al día siguiente con Los Maestros. No estaban muy felices con que Franco supiera la situación, pero asumieron que mientras tuviéramos a su hija con nosotros el secreto se mantendría. Y con respecto a nuestro deseo de crear a un vampiro, eso era cosa de nosotros, nada nos lo impedía.
Una semana se demoraron Gianna y Franco en despedirse de Isabella. Fue una semana sin doctores, medicinas ni hospitales… Días en los que pasearon e hicieron planes para el día en que Isabella tuviera fuerzas para realizarlos.
Y apareció ella sola una tarde en Recepción, arrastrando una enorme maleta con ruedas, y le preguntó a Nadine (la nueva recepcionista), por mí. En cuanto me avisaron yo corrí a buscarla y al verme se lanzó a mis brazos y se puso a llorar suavemente en mi hombro.
-Tienes miedo? – Pregunté acariciando su espalda con pequeñas palmaditas.
-Me va a doler? – Preguntó en vez de responder.
-Un montón, pero pasa y después hay muy pocas cosas que te puedan hacer daño – Respondí con toda honestidad.
-Entonces vale la pena – Dijo – Voy a hacer daño a los demás? – Preguntó.
-Puede ser, aunque nosotros te vamos a ayudar a pasar por el período más complicado, pero es posible usar alternativas, como la sangre animal, que la verdad es asquerosa, o la sangre de donante, que es lo que uso yo desde el principio.
-Has matado a alguien? – Susurró.
-Nunca a un ser humano, sólo a vampiros – Dije acariciando su cabello y agradeciendo al cielo que hacía años que no pasaba por una quimioterapia, por lo que se veía espeso y saludable. Si la convertía estando calva a lo mejor se quedaba calva para siempre, no lo sé.
-Qué haces aquí? Eres como una espía o algo? – Preguntó limpiándose los ojos con la manga.
-Ven, vamos al patio, tenemos mucho que conversar… - Dije y tomadas del brazo caminamos a mi precioso jardín. Conversamos hasta bien pasado el anochecer, contesté todas sus dudas lo mejor que pude, y cuando terminé, me dijo
-Estoy lista.
-Ahora? – Pregunté sorprendida.
-Ahora – Respondió.
-Déjame llamar a Félix – Dije y con unas cuantas llamadas tenía dispuesta la habitación de Isabella, la que solía ser mía cuando llegué al castillo, y donde nos esperaban Tía y Demetri.
Isabella estaba evidentemente cansada, así es que le dije que se sacara los zapatos y se subiera a la cama. Mientras, yo me fui a mi habitación y me calenté algunas bolsas de sangre por si las dudas. Casi de inmediato apareció Félix a cambiarse de camiseta, ya que se había manchado un poco alimentándose y no quería asustar a Isabella.
Salimos de nuestra habitación y nos detuvimos frente a la puerta de Isabella en el pasillo.
Félix y yo nos tomamos de la mano, nos besamos, entramos en la habitación y nos paramos uno a cada lado de la cama. Detrás de Félix, se posicionó Dem. Detrás de mí, Tía.
-Lista? – Pregunté a Isabella.
-Lista – Susurró con el corazón latiendo desbocado.
-Te queremos mucho linda, no lo olvides en el dolor. Te queremos y estaremos contigo en cada paso – Dije besando su frente. Félix y yo nos miramos a los ojos y nos llevamos las muñecas de Isabella a la boca. Yo podía hacerlo. Nunca había mordido a un humano pero podía hacerlo.
Y mientras mis dientes atravesaban su piel, ella susurró
-Yo también los quiero… Bella ahora de verdad eres mi mamá…
Y supe que podía. Por ella podía.

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Aaaaaw! Que tonta sentimental soy a veces, pero la verdad es que lloré al menos 3 veces escribiendo este largo epílogo.
Espero que les haya gustado, esta historia marcó mi regreso y le tomé mucho cariño.
Abrazos y nos leeremos en la próxima. Antes eso sí, terminaré "Beautiful Crazy" y "Sweet Moon".
Mil abrazos y déjenme sus últimas impresiones.


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