Creo que este les gustará…
Ojalá así sea y me hagan feliz con sus comentarios.
Un abrazo.
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Este fic participa del Reto Anual "Te proponemos un
longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight me pertenece.
N° de Palabras: 4.192
Palabras Usadas: -
Emoción Usada: Ira
Imagen Elegida: Manada Quileute.
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Antes:
-Qué estás pensando? –
Preguntó después de un rato.
-En que te quiero –
Dije y se me quebró la voz – Y haría cualquier cosa por verte feliz…
-Y entonces por qué
estás tan triste? – Dijo levantando mi barbilla para mirarme a los ojos.
-Porque si tu bienestar
significa que debo alejarme de ti, lo voy a hacer – Dije mientras rodaba una
lágrima por mi mejilla.
Capítulo 10
There was a time when I would have believed
them
If they told me you could not come true
Just love's illusion
But then you found me and everything changed
And I believe in something again
My whole heart
Will be yours forever
This is a beautiful start
To a lifelong love letter
Tell the world that we finally got it all right
I choose you
I will become yours and you will become mine
I choose you
I Choose You / Sara Bareilles
If they told me you could not come true
Just love's illusion
But then you found me and everything changed
And I believe in something again
My whole heart
Will be yours forever
This is a beautiful start
To a lifelong love letter
Tell the world that we finally got it all right
I choose you
I will become yours and you will become mine
I choose you
I Choose You / Sara Bareilles
Bella POV
Embry apretó los dientes y desvió la mirada. Sus brazos
cayeron laxos como si fuera un robot que se quedó sin baterías, o una marioneta
a la que le cortaron los hilos.
-Embry – Lo llamé con un hilo de voz. No respondió ni se dio
por aludido – Embry! – Me moví para mirarlo a la cara, y cuando mi rostro
estuvo a centímetros del suyo él enfocó su penetrante mirada en mí y pude ver
como una única lágrima se deslizaba por su mejilla, evaporándose antes de caer
en la almohada.
Me estudió con los ojos brillantes y la expresión más desgarradora
que he visto, pero siguió sin decir nada.
-Embry háblame! – Dije a esas alturas llorando. Verlo así me
rompía el corazón, pero no sabía qué hacer. Yo quería lo mejor para él, pero lamentablemente
no estaba segura de tener los medios para defenderlo de las consecuencias de
nuestra relación.
Él siguió empeñado en su mutismo.
-Embry escúchame – Dije tomando una de sus manos en las dos
mías. Cuando estuve segura de tener su atención, continué – Lo que está pasando
entre nosotros me hace muy feliz… Nunca me he sentido así con nadie, nunca he
tenido una relación en la que me sintiera tan libre como ahora… - Traté de
explicar lo que ni yo entendía del todo - Estoy contigo porque yo lo decidí,
porque te quiero, y te admiro y te deseo… Todo a la vez… - Suspiré – Esa es una
combinación difícil de lograr…
Su rostro se relajó un poco. Las lágrimas sin derramar
seguían ahí pero al menos su mandíbula se aflojó fraccionalmente.
-Pero Embry, aunque estoy dispuesta a pelear por ti hay ciertas
cosas que no dependen de mí, y si como tú dices Jacob te puede dar órdenes que
tú no puedes rehusar, yo no sé cómo puedo defenderte de eso… A mí nadie me
puede tocar, yo no tengo nada que perder, pero tú sí, y me aterran las
consecuencias, me entiendes? – Dije acariciando su mejilla.
Él asintió.
-Por favor, dime algo… - Le rogué tratando de controlar mi
boca para no hacer un ridículo puchero.
Pasaron unos tensos segundos de silencio hasta que él dijo
-Te amo.
Su respuesta a todas las preguntas difíciles, esas palabras
que lo resolvían y complicaban todo a la vez.
-Pero qué hay de Jacob y La Tribu, y…? – Pregunté de
inmediato.
-Te amo – Repitió.
-Em, hablo en serio – Dije sin poder evitar una sonrisa. Él
había logrado evaporar la tensión, así de simple.
-Te amo – Dijo encogiéndose de hombros.
-Sabes decir otra cosa? – Pregunté sonriendo de oreja a
oreja, aún acariciando su pómulo con mi pulgar.
Él negó con la cabeza.
-Bueno, supongo que si sólo puedes decir tres palabras y
nada más, “Bella te amo” son lo mejor que voy a conseguir – Dije acercándome a
su rostro y enredando mis dedos en su cabello. Con mucha delicadeza rocé mis
labios con los suyos y murmuré con renovada decisión
-Sabes qué? Tú eres mío y nadie se va a robar lo que me
pertenece. Si le tengo que disparar a Jacob Black con la escopeta de Charlie lo
voy a hacer, seguro que si le doy en una pierna no va a tener demasiadas consecuencias
y en unos días va a sanar, pero lo va a pensar dos veces antes de venir a
meterse en nuestros asuntos… - Lo besé de nuevo, pero esta vez él tomó el
control y me abrazó pegándome a su cuerpo, nos giró para quedar sobre mí, y
fundimos nuestras bocas en un beso abrasador.
Hice un vago sonido de aprobación y me dejé llevar.
oooOooo
-No Em, no quiero almorzar cereales! – Reclamé manoteando
mientras él sacudía la enorme caja a centímetros de mi nariz. Él ya se había
terminado los “Fruit Brute” y estaba comenzando con los “Conde Chócula”.
-Sé hacer huevos duros – Ofreció tímidamente, como si no
comprendiera que hay comidas distintas para distintas horas del día – Me quedan
bien si me acuerdo de sacarlos del fuego antes de que se les acabe el agua…
-Oh Embry! Qué voy a hacer contigo? – Suspiré abrazándolo
con más fuerza, tapada con el cobertor hasta más arriba de la nariz, y
sintiéndome tan maltratada por los síntomas de mi resfrío, que seguro
convergerían en una larga siesta.
-Quererme? – Preguntó casi inaudiblemente.
- Sí, eso es exactamente lo que voy a hacer, pero antes
necesito sustento, comida de verdad, porque amarte gasta muchas calorías, así
es que anda al freezer de la cocina de Charlie, el horizontal, no el del
refrigerador, y saca unas cuantas cenas congeladas de las que le preparo a mi
papá para que no muera de hambre si yo no estoy. Creo que hay hasta sopa de
pollo, todo está marcado claramente con etiquetas en la tapa de los
contenedores de aluminio.
-Así de fácil? – Preguntó.
-Claro, siempre que sobra comida guardo las sobras para
cuando Charlie esté solo o para que se lleve a La Estación si trabaja tarde –
Dije encogiendo los hombros.
-Siempre estás cuidando de todos a tu alrededor – Murmuró
poniendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja – Yo quiero cuidar de ti…
Todavía no sé cómo, pero me voy a convertir el hombre que te mereces… - Dijo
más para sí mismo que para mí.
-Ya lo eres – Sonreí – Te quiero tal cual…
-Soy prácticamente un indigente sin familia – Dijo como
retándome a contradecirlo. Como si no supiera contra quién se enfrentaba.
-Tienes casa y un trabajo digno, así es que no eres un
indigente – Dije entrecerrando los ojos – Y con respecto a lo de la familia, si
tienes, sólo que a la mitad no la conocemos y la otra mitad no nos gusta. Ahora
deja de quejarte y anda a buscar comida para alimentar a tu mujer – Dije
tratando de pellizcarle una nalga.
Ejercicio inútil, por supuesto, ya que en las nalgas igual
que en los brazos, tampoco tenía grasa que pellizcar.
Em se rio, me dio un baboso chupetón en la mejilla que me
hizo chillar tratando de escapar, y luego se fue a buscar nuestra comida.
Yo en el intertanto bebí de mi tazón de limonada con miel, y
cuando Embry llegó con los brazos cargados de pequeñas bandejas de aluminio, le
fui dando las instrucciones para calentarlas en los hornos.
Para cuando terminó de “cocinar” teníamos un enorme banquete
desplegado ante nosotros. Embry lo puso todo en la mesa de centro y yo me
arrastré patéticamente hasta el sofá cubriéndome con la manta y tomando el
control remoto.
-Quieres ver algo en especial? – Pregunté mientras él traía
platos y cubiertos.
-Lo que quieras – Dijo encogiendo los hombros.
-“The Bachelor”? – Pregunté.
-Qué es eso? – Preguntó.
-Un grupo de zorras viven en la misma casa y salen en citas súper
elaboradas con el mismo hombre guapo y rico, a veces se acuestan con él, y
todas las semanas el tipo echa del show a las zorras que le gustan menos, hasta
que al final quedan sólo dos y él tiene que elegir con cual se va a casar –
Resumí.
-Por qué esas mujeres se expondrían de esa forma? – Preguntó
Embry con toda la inocencia del mundo, con su mente limpia de la bajeza de la
tele basura a la que estoy tan acostumbrada que soy casi insensible, y ya nada
me extraña – Y por qué él se querría casar con una zorra si sabe que sólo lo
quieren por su dinero?
-Eres adorable – Dije besando su mejilla – Las zorras lo
hacen porque el tipo es guapo y rico, y el soltero no lo sé, probablemente por
ego, porque le gusta ver a las zorras que lucen como modelos de “Victoria
Secret” peleándose por él – Sonreí entusiasmada – Una vez, en una temporada de
uno de estos shows…
-Hay más de uno!? – Exclamó/preguntó Embry.
-Seguro, hay varias versiones en distintos canales y
distintos países. Bueno, como te decía, en el último capítulo, después de la
elección de la zorra ganadora, se reveló que el tipo era en realidad un atractivo
obrero de la construcción, no un millonario. La chica casi se murió!
Embry soltó una carcajada. Una legítima carcajada!
-De verdad dan esas cosas en la tele? – Preguntó incrédulo.
-Claro, y también tenemos que ver “The Biggest Looser” (*El
mayor perdedor), que se trata de un grupo de obesos mórbidos que quieren bajar
de peso, y en el show los obligan a ejercitarse y a no comer porquerías. Al gordo
que pierde menos peso lo echan… Deberías ver como lloran porque extrañan
comerse un pastelillo o beber un milk shake! – Me reí. Era chistoso.
-No puedo creer que eso sea real - Dijo moviendo la cabeza y
comenzando a atacar su segunda porción de lasaña – Entiendo lo de las zorras
que quieren un marido millonario, pero qué obtienen un grupo de gordos
humillándose ante 350 millones de personas?
-Ser famosos – Me encogí de hombros – Y les dan algo de
dinero a los ganadores, no recuerdo cuánto, pero no demasiado… En todo caso no
duran flacos mucho tiempo, porque en cuanto salen del ambiente controlado del
show se dedican a comer todo lo que no comieron en el tiempo que estuvieron
encerrados, así es que al final quedan peor…
-Increíble… - Comentó para sí – Te había dicho que amo tu
lasaña…? - Preguntó cambiando de tema.
oooOooo
-Hola Bells? – Saludó Jacob en cuanto contesté mi celular.
-Mmmmmmh… - Gruñí despertando de malas, y Embry se amoldó
aún más a mi espalda, cubriendo con sus manos todo mi estómago.
-Estás bien? – Preguntó.
-Mmmmmmh… Resfriada – Murmuré – Me duelen un montón de cosas
a la vez. Tú qué cuentas?
-Quería ir a visitarte, pero si te sientes tan mal… - Dijo obviamente
esperando que le dijera que no era nada, y que viniera de todas formas.
Y perder tiempo que
puedo pasar en la cama de mi novio? No gracias, señor Alpha.
-No mal, pésimo, me siento como si me hubiera arrollado un
camión… – Dije honestamente.
-Bueno, si quieres podemos hablar en otro momento… - Dijo a
contrapelo.
-No, dime qué es lo que sucede – Dije sin mucha paciencia.
Quería volver a dormir y Embry había decidido que ese era un buen momento para
besar y olisquear mi cuello.
-Son varias cosas – Dijo sonando un poco abrumado – Es todo
este asunto de Embry y su madre – Embry dejó lo que estaba haciendo y prestó
atención – Y todo eso de que Embry esté en tu casa, lo que es totalmente
irregular, y luego está la imprimación de Leah y el haber tenido que involucrar
al hermano de Carl…El viejo Quil está furioso por todo, ya sabes como ama las
oportunidades de decirle a los demás lo mal que hacen las cosas, y el Concejo
no deja de pedirme explicaciones… A veces pienso que nunca debí ascender a
Alpha, Sam estaba haciendo un buen trabajo, y si no fuera porque mi papá
insistió tanto…
-Respira Jake – Le dije respirando sonoramente para que
acompasara su respiración a la mía – Vamos de a poco, qué pasa con la madre de
Quil? – Pregunté sabiendo que era lo que más le interesaba a mi novio.
-Tú ya la has visto Bells, ella está obsesionada y no va a
descansar hasta probar que tiene la razón, no va a parar hasta que se descubra
dónde guarda Embry sus drogas… Billy habló con ella en privado y de manera no
oficial para pedirle que no vuelva a involucrar a la policía de los blancos en
problemas tribales, pero ella no respondió muy bien a sus sugerencias…
-Qué le dijo? – Pregunté preocupada.
-En palabras bastante menos delicadas que las mías, que se
metiera en sus propios asuntos y se metiera sus consejos por el culo – Dijo
Jake tratando de mantenerse serio.
-Uuuuuuuh! – Me reí. Pero luego sentí el cuerpo de Embry languidecer
y al girarme a verlo pude leer su desazón.
-Sí, uuuuuuh, pero resulta que con todos sus escándalos no
sabe lo cerca que está del destierro, si sigue poniendo en peligro los secretos
de La Tribu no va a importar si es la madre de uno de Los Protectores, la van a
mandar de vuelta por donde vino, de regreso a la Tribu Macah.
-Bueno, eso es una cosa seria, lo entiendo, pero son Los Mayores
los que tienen que organizarse para hablarle y hacer valer la ley tribal, no
tú, porque a ti no te respeta, para todos los efectos eres un narcotraficante igual
o peor que su hijo... Ahora dime, qué pasa con que Embry esté en mi casa? –
Pregunté tratando de mantener un tono neutral.
-No me gusta – Dijo simplemente.
-No tiene por qué gustarte o disgustarte, de hecho no
debería importarte – Le dije sencillamente – Dime, cual es tu problema?
-Bella, tú sabes lo que siento por ti… - Dijo incómodo.
-Sí, lo hemos hablado un millón de veces, y tú también sabes
lo que siento por ti – Respondí tratando de sonar paciente al repetir el mismo
discurso de siempre – Jake, ya nos dimos una oportunidad y no funcionó…
-Yo te voy a esperar el tiempo que sea necesario Bells, tú
lo sabes, no te estoy presionando, pero…
-Pero qué? – Pregunté cuando dudó y se quedó callado
-Es que no se ve bien que la futura esposa del Alpa y Jefe
de La Tribu conviva con un miembro de La Manada, especialmente alguien que está
tan desacreditado, aunque sea sólo como amigos… Tú sabes que la gente está
predispuesta para hablar mal de Embry y su madre y a imaginarse lo peor… - Me
explicó, claramente sintiéndose culpable por las barbaridades que estaba diciendo.
-Qué??? – Chillé furiosa, sentándome en la cama y luego
saltando al piso para comenzar a pasearme para diluir mi furia asesina. De
hacer sido un lobo, ya me habría transformado – Jacob Black, en primer lugar no
hay nada que esperar, que te quede claro de una buena vez que NUNCA voy a
volver contigo. Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca! – Golpeé el auricular del teléfono
contra el velador con cada “nunca” para enfatizar mis palabras - Por lo mismo
jamás voy a ser tu esposa, así es que es cosa mía con quien comparto mi casa,
mi tiempo o mi cama. Si quiero, esta misma noche me puedo ir a Port Ángeles a
ver cuántos borrachos encuentro que me quieran coger sobre la mesa de pool del
bar más asqueroso que pueda hallar, y tú no vas a tener nada que opinar, porque
no tienes derecho, porque lo perdiste cuando terminamos, así es que no te
atrevas a tratar de controlarme! -
Exclamé casi jadeante - Y mucho menos te atrevas a hablar mal de Embry! –
Agregué.
-Bella… - Dijo descolocado por mi arranque.
-A Embry lo vas a dejar en paz Jacob Black – Dije cambiando mi
tono de la ira a una a una
escalofriantemente calma - Porque a menos que tú le puedas ofrecer en La Push una mejor vida que la que
tiene a mi lado, él se queda conmigo, entendiste? Por años tú y yo vimos lo que
le tocaba vivir y fuimos unos cobardes y no hicimos nada, así es que ahora que
las cosas por fin se están dando para él, te exijo que si no vas ayudar al
menos no estorbes o te juro por Taha Aki que vas a tener problemas bastante más
serios que la señora Call chillando acusaciones falsas o el cuñado de Leah enterándose
del secreto de La Tribu. Estamos claros?
-Bella… - Dijo más suavemente, probablemente tratando de
razonar.
-Dije estamos claros?
– Pregunté entre dientes apretados.
-Sí – Musitó descolocado.
-Eso espero Jacob Black, porque hasta ahora no me has visto
enojada, y no creo que te guste… Ahora te corto, me voy a descansar, porque me
siento como la mierda! – Colgué y lancé mi celular a la cama, donde rebotó y
cayó al suelo.
Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrr! Me moría de rabia! Si tan sólo
tuviera la escopeta de Charlie iría a La Reserva…
Y entonces un par de fuertes brazos me rodearon,
inmovilizándome. Me debatí tratando de soltarme, pero no cedieron.
-Nunca te había visto hablarle a nadie de esa manera, nunca
te vi tan enojada – Murmuró desde mi espalda, en mi oído.
Dejé de luchar.
-No iba a permitir que hablara mierda de ti o que pretendan
seguir dictando lo que pasa con tu vida. Te hablaba en serio cuando te dije que
soy capaz de darle un balazo a tu Alpha si intenta llevarte contra tu voluntad…
Tal vez no para matarlo, pero si agujerearlo, a él y a cualquiera que se te
acerque.
-Nunca nadie me había defendido así… - Dijo muy bajito, y yo
me giré en sus brazos para enfrentarlo – Jacob y Quil a veces intervenían en
mis riñas peleando de mi lado, pero nunca con esa convicción, nunca declarándome
fuera de los límites.
-Mientras tú me quieras y yo te quiera a ti no voy a
permitir que nada se interponga entre nosotros. Anteriormente en mi vida he
sido débil, dócil e insegura, y eso no me llevó a ninguna parte… Es más, tal
vez… - Fruncí el ceño - No sé, no has pensado en vivir en otra parte? –
Pregunté haciendo planes mientras hablaba.
-No desde la transformación… - Respondió – Después de eso
sólo asumí que estaba condenado a ser un lobo en La Push y nada más…
-Sé que es una locura, y que es ridículamente pronto para
proponerte una cosa así, pero en realidad tú y yo nos conocemos desde hace más
de 20 años… - Comencé.
-Todo es una locura contigo… – Dijo él acariciando mi
rostro, instándome a continuar.
-Em, creo que nos haría bien irnos por una temporada, a
algún lugar con una buena escena artística, donde yo pueda tomar algún curso de
especialización o algo… No sé, desconectarnos de la mierda mística de Forks y
concentrarnos en nosotros dos… Te irías a probar suerte conmigo? – Pregunté titubeante,
preparada para una larga perorata enumerando todas las razones por las que era
una mala idea, irresponsable e impulsiva, y desde ya armando en mi mente una
sólida defensa de mi posición.
-Ok… – Dijo Embry y me besó una, dos, tres veces en los
labios, y luego me tomó en sus brazos y me llevó a la cama – Te vas a resfriar aún
más si te quedas ahí parada y descalza – Dijo acurrucándose a mi lado para
brindarme su calor de los pies a la cabeza.
-Em, escuchaste lo que te dije? – Pregunté mirándolo en
busca de una fuerte reacción con efecto retardado.
-Ajá. Cuando quieras partir me tienes que dar cinco minutos
para juntar lo que necesito para largarme. No es mucho… – Dijo.
-Pero… Pero… - Balbuceé – No me vas a decir que estoy
desvariando? Que debemos enfrentar nuestras responsabilidades como adultos…?
Que no podemos dejarlo todo así nada más?
-Qué parte de “te amo” no entiendes, Isabella? – Preguntó
muy serio – Son sólo dos palabras, no es tan complicado – Torció sus hermosos
labios en una media sonrisa.
-No sé si me hablas en serio o no… De verdad probarías
suerte conmigo en otra ciudad? – Insistí.
-Nada me ata a ninguna parte excepto tú y mi condición de
lobo. Si pudiera ignorar la autoridad de mi Alpha, sería libre, pero el resto
de mí ya es tuyo Isabella… Tú sabes que te seguiría a donde fuera…
-Y cuando se enteren los demás de lo nuestro? – Pregunté – Me
refiero a antes de irnos... Si es que nos quedamos…
-Oh, probablemente voy a recibir más de una paliza… No
importa, las he recibido desde siempre – Dijo sin darle importancia – No quiero
hacerle daño a Jacob, él es mi único amigo, pero eventualmente él va a tener
que entender que yo nunca me hubiera interpuesto si ustedes aún tuvieran una
relación… Pero ustedes terminaron hace años y hasta él es consciente de ese
hecho, aunque se empeñe en negarlo… No le estoy quitando a su novia, tú estabas
completamente soltera, verdad? – Preguntó súbitamente preocupado.
-Me preguntas si es que tengo otro novio escondido por ahí?
– Pregunté sonriendo divertida con la idea – Sí Em, estoy soltera, después de
Jake no hubo nadie más, y ahora estás tú.
-Descansa un poco más Isabella – Me dijo hablando contra mi
cabello – Voy a estar aquí cuando despiertes…
No necesitó pedírmelo dos veces. Las fuertes emociones me
habían agotado.
oooOooo
Soñé que era una vagabunda que dormía en un banco en la
plaza, envuelta en periódicos y rodeada
de perros.
Fue un sueño extraño…
Al abrir los ojos
pude comprobar que efectivamente estaba cubierta de papel, pero papel de
dibujo. Montones de hojas de papel Canson Colorline que yo misma compré para
que Embry dibujara con carboncillo estaban desparramadas por cada superficie
disponible para no superponerse hasta que se fijaran los pigmentos, y podía ver
que en todas Em había retratado exclusivamente poses y secciones de mi cuerpo.
Un dibujo de mi mano descansando contra mi mejilla.
Un dibujo de mi ojo y el arco de mi ceja.
Un dibujo de mi cabello y la curva de mi cuello.
Un dibujo de mi boca levemente fruncida…
Montones y montones de dibujos.
-Esto es lo que me mencionaste antes? Lo que dibujaste en la
semana? – Pregunté con la voz rasposa de sueño y flojera, girando la cabeza cuidadosamente
hacia Embry, que estaba sentado a mi lado croquera en mano. Me fijé que apenas
le quedaban hojas, así es que yo, como su mecenas, tendría que ir de compras a
la librería…
-No, esto es lo que dibujé desde que te quedaste dormida –
Respondió pasando el dedo por el borde de lo que dibujaba de modo de esfumar
los contornos. Sus manos estaban manchadas de negro y tenía una larga línea oscura
en la frente, donde se debe haber tocado para sacarse el cabello de los ojos.
-Dormí una semana? – Pregunté sin saber por dónde comenzar a
mirar las decenas de bocetos.
-Un poco menos de tres horas – Respondió mirando intermitentemente
entre el pie que se me asomaba al borde de la cama y la croquera – Creo que
llegaste a tener un poco de fiebre, aunque no estoy seguro, puede haber sido mi
calor el que te sofocó, así es que por si acaso dejé de abrazarte y me puse a
dibujar…
-Y pudiste dibujar todo esto en ese tiempo? – Pregunté reacomodándome
un poco pero sin mover el pie que Embry retrataba.
-Son sólo bocetos, simples líneas, no dibujos acabados –
Dijo quitándole importancia - Además no es muy a menudo que te tengo tanto
tiempo para mí, y menos sosteniendo la misma posición – Agregó –Ya casi termino…
-No me importa, tómate el tiempo que necesites – Dije mirándolo
atentamente. Nunca tenía la oportunidad de verlo en su elemento, tan seguro de
sus movimientos, tan enfocado, tan cómodo consigo mismo. Este Embry no se
cuestionaba, no se contenía, simplemente veía algo que le gustaba y lo
capturaba en sus dibujos.
-Ya, puedes moverte – Dijo lanzando el perfecto retrato de
mi pie izquierdo a los pies de la cama.
-Me da miedo arruinar los dibujos… - Dije tiesa.
-Oh… Ok… - Dijo sonrojándose, y comenzó a recoger los
papeles sistemáticamente y a ponerlos uno al lado del otro sobre la mesa de la
cocina, luego sacó de debajo del lavaplatos el fijador y roció todos los
papeles. Los dejó secar unos segundos, los recogió y repitió la operación hasta
que no quedó ningún boceto que rematar, y ordenó todos los dibujos en una pila
que guardó en la alacena, donde yo habitualmente guardaba la comida.
Cada uno con sus prioridades.
-Em… qué hora es? – Pregunté estirándome.
-Cerca de las siete – Respondió.
-Creo que es hora de que me vaya, no quiero que Charlie me
encuentre en tu casa en pijama cuando aún no sabe que hay algo entre nosotros…
- Expliqué.
-Entiendo – Asintió, triste, pero resignado.
-Oh… Agh… - Dije al ponerme de pie, balanceándome un poco.
-Qué? – Preguntó tomando mi antebrazo.
-Nada, me mareé un poco por estar tanto tiempo acostada y
dormir en exceso, pero ese no es el problema, el problema es que aún no tengo
zapatos… - Confesé.
Embry suspiró negando con la cabeza, abrió la puerta del closet
y sacó un sweater gigantesco.
-Póntelo, afuera hace frío – Me dijo en un tono que no
admitía réplicas.
Obedecí.
-Tienes todo lo que necesitas? – Preguntó.
Asentí. No necesitaba nada.
-Entonces vamos – Dijo tomándome en sus brazos. Afuera ya
estaba oscuro y efectivamente hacía mucho frío y en la tarde había llovido, por
lo que el pasto estaba empapado. De haber caminado sola de regreso a casa
seguro me habría resbalado y caído de culo el en barro.
Llegamos a la puerta de la cocina, él la abrió y me bajó justo
en el portal.
-Gracias – Dije mirándolo a los ojos, tratando de distinguir
sus rasgos a pesar de la oscuridad.
-Gracias a ti – Respondió peinando un mechón de mi cabello.
-Por qué? Por invadir tu casa con mis asquerosos gérmenes? –
Pregunté levantando una ceja.
-Por el mejor sábado de mi vida – Respondió en un susurro.
-Oh Embry…! - Suspiré y lo abracé tan fuerte como pude. Mientras
más conocía a este hombre, más se desgarraba por él mi corazón.
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Snif, snif…
Bueno, ya conocen el trato, yo sigo posteando con regularidad y ustedes
siguen alimentando mi creatividad con sus maravillosos comentarios, teorías,
sugerencias, peticiones y demandas. Todo es bien recibido.
Cariños!
Hola!! Me encanto!!! Mil gracias
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