viernes, 29 de julio de 2016

El Tiempo En Una Botella 10

Roxy me preguntó por qué en este fic James se afeita y por qué le crece el pelo. En mi mundo todos mis vampiros tienen crecimiento capilar de la misma forma que tienen regeneración celular. La única a la que no le crece el pelo es a Alice, porque el tratamiento de electroshocks le frio los folículos pilosos… O esa es la teoría.
oooOooo
A veces las cosas salen bien, a veces las cosas salen mal. Y a veces pasar las cosas malas junto a la persona que amas es mejor que pasar las cosas buenas a solas.
Gracias por todo el apoyo,
A.
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Capítulo 10
She can't help it, the girl can't help it
If she walks by and the men folks get engrossed
She can't help it, the girl can't help it
If she winks an eye and bread slices turn to toast
She can't help it, the girl can't help it
If she's got a lot of what they call the most
She can't help it, the girl can't help it
The girl can't help it / Little Richard
Bella POV
Desperté con mariposas en el estómago, un enorme sentimiento de anticipación aún antes de saber qué es lo que ansiaba ver. Me sentía… Bien. O sea, de verdad bien, y no podía dejar de sonreír.
Abrí los ojos parpadeando ante la luz de la mañana y se me vinieron a la cabeza los acontecimientos de los últimos días… Y no me asusté! No me importó nada, porque sabía que James me esperaba en alguna parte de la casa, tan ansioso como yo.
Me levanté y peiné mi larguísimo cabello desordenado para no parecerme al payaso de McDonalds y espantar a mi novio, y cargando una muda de ropa y toalla, bajé al baño.
Tendría que pensar en cortarme el cabello si quería encajar, ya que por lo que había alcanzado a ver, la apreciación por la diversidad de ningún tipo era una característica de la época.

No me encontré a James en el camino a la ducha, lo que fue un alivio y una decepción. Por un lado quería lavarme los dientes y la cara antes de saludarlo y por otro me moría por tenerlo cerca para apretujarlo cuanto me apeteciera.
Mi ducha fue rápida y me vestí con lo que imaginé sería apropiado: un vestido con mangas cortas que se abrochaba con botones desde la cintura hacia arriba y terminaba en un cuello de corte americano y escote en V. El vestido llevaba un cinturón delgado hecho en la misma tela, y el corte se veía clásico y sobrio, a pesar del alegre colorido, un profundo tono de rojo sin matices.
Me miré al espejo y me sorprendió ver que el color realmente me favorecía, el rojo contrastaba con mi piel blanca haciéndola lucir más fresca y saludable. Quién lo hubiera pensado, en mi antigua vida no me habría atrevido a usar este color ni muerta, y resulta ser que es el único que me hace ver viva.
Me puse unos zapatos planos de color rojo y suela de goma, me hice la coleta lo más alta posible para que no se notara tanto que mi corte de cabello era distinto al de las demás chicas, y salí hacia la sala, donde estaba James apoyado en el brazo de un sillón, esperando.
Él tan sólo me miró con su media sonrisa firmemente estampada en sus labios, y yo caminé hacia él, nerviosa y excitada. Cuando estuve a su alcance, él extendió una mano hacia mi rostro y me prendió una pequeña margarita en el cabello, sobre la oreja.
- Schatz… - Sonreí.
-Por qué estás tan linda hoy? Quién te dio permiso? – Preguntó fingiendo estar molesto, pero tomando mi cintura y cerrando la distancia entre nuestros cuerpos.
-Tú - Dije hundiendo la nariz en su cuello, respirando su olor – Tú me haces bonita porque me haces feliz – Respondí sin moverme.
-Y dónde crees que vas a ir así vestida? –Preguntó bajando sus manos desde mi cintura hasta mi trasero. Era raro ser tocada tan libremente, pero la verdad es que me encantó.
-Al colegio? – Pregunté.
-Viéndote tan besable? – Preguntó y me dio un beso que me hizo temblar las rodillas – Viéndote así de apretable? – Preguntó y me apretó las nalgas acercándome más a él y su erección.
-Sí? – Pregunté.
-Más les vale a esos mocosos no mirarte demasiado, y al que te toque le corto la mano – Besó mi mejilla para suavizar la dureza de sus palabras.
-Nadie me va a mirar si andamos juntos, eres intimidante, y además el lindo eres tú – Dije para picarlo.
-No me digas “lindo” Isabella! – Gruñó.
-Bueno, está bien… Pero lo eres y lo estoy pensando… – Dije entrecerrando los ojos del esfuerzo de gritarle “lindo” telepáticamente.
-Te extrañé – Me dijo sonriendo al fin, y besó mi frente.
-Y yo a ti – Respondí.
-Imposible. Estabas durmiendo – Repuso – No sabías del mundo.
-Te extrañé – Repetí – Oh, y no puedes usar eso para ir al colegio – Dije mirándolo bien por primera vez.
-Por qué no? Me afeité como querías! – Reclamó.
-Porque te ves muy adulto – Dije observando su look de chico malo que incluía la chaqueta de cuero que perteneció a un muerto… Que él mismo se bebió.
-No tengo nada distinto. Sólo camisetas, jeans y esta chaqueta – Dijo pensando que con eso se salvaba.
-Podemos usar ropa de los Cullen – Dije – No es como si fueran a notar si les falta una camiseta, rara vez los he visto usar lo mismo dos veces… Aunque me imagino que usarías la ropa de Alice antes que la de Edward – Adiviné. Lástima, ya que Edward era el más conveniente porque era el más ordenado e interesado en la pulcritud de su guardarropas... Aunque era un poco más bajo y bastante más delgado que James.
-Te imaginas bien – Dijo sin gota de humor.
-Emmett es muy grandote, lo que nos deja sólo a Jasper, porque él también se quita la edad, en cambio Carlisle trata de pasar por treintañero – Dije caminando hacia la habitación que yo ocupaba.
-Qué quieres que me cambie? – Preguntó cabreado.
-Lo de arriba, te pones una camisa sobre la camiseta y tal vez un sweater con escote en V para lucir el cuello de la camisa… - Saqué una camisa de diseño escocés azul que combinaba perfectamente con sus ojos, era una lástima que nadie los vería; elegí un sweater beige y una corbata color vino tinto, delgada.
-No – Dijo él sin más.
-No qué? – Pregunté.
-No me voy a poner una jodida corbata para ir al colegio! De hecho no hay ninguna razón por la que consideraría ponerme un corbata, nunca. Además parecería como recién salido de la iglesia, y yo no soy así. Por ti puedo aparentar ser sueco, chino o maorí; puedo aguantar las clases; hasta la lujuria de esos… De nuestros compañeros hacia ti; puedo seguirte en las locuras que se te ocurran, siempre que éstas no incluyan ahogarme con un trozo de tela amarrado en un nudo corredizo – Dijo, y hablaba muy en serio…
-Está bien -  Dije sentándome derrotada en la cama – Entonces qué propones para evitar que los aldeanos prendan las antorchas?
-Puedo vivir con esto – Dijo sacando del closet una camisa informal blanca de mangas cortas, y se la puso sobre su camiseta negra, dejando tres botones desabrochados. Luego se volvió a poner su chaqueta de cuero y se giró.
-Listo – Dijo orgulloso. Y tenía motivos para estarlo, porque cada vez que lo veía se me hacía más delicioso, más deseable, y en ese momento era la mismísima encarnación de todos los chicos malos emblemáticos de los ´50s, si ellos también hubieran lucido como dioses del sexo.
-Lindo… – Dije lamiéndome los labios, lo que me ganó una mirada de hambre y necesidad que me hizo saber que no estaba sola en mis deseos – Pero al menos te tienes que peinar, te ves demasiado cool y eso llama la atención.
-Me peinaré pero con agua, no quiero nada de ese asqueroso gel que usan ahora – Arrugó la nariz.
-Pero te vas a tener que fijar y no pasarte las manos por el cabello a cada rato, que así es como quedas con ese look de recién levantado que se te ve tan sexi… – Dije poniéndome de pie y dirigiéndome a la puerta – Voy a desayunar, nos encontramos abajo cuando estés listo.
-Por qué es sexi tener el cabello como si me acabara de levantar? – Preguntó – No pensaría la gente que soy un vago descuidado?
Sonreí y mordí mi mejilla para no reír. Me acerqué a él lenta y deliberadamente y poniéndome de puntillas susurré en su oído
-Es porque pareces recién cogido – Y me alejé unos pasos.
-Dilo otra vez – rodeando mi cintura y atrayéndome a él.
-Que cuando juegas mucho con tu cabello parece que hubieras estado cogiendo por horas? – Pregunté mirándolo a los ojos con esfuerzo. Tenía un poco de vergüenza, pero su reacción a la palabra “coger” lo valía – Anoche en el auto por ejemplo, te veías como si nos acabáramos de vestir luego de una gran co…
No pude terminar. Sus labios cubrieron los míos llenos de urgencia, y me perdí en sus ojos oscuros de deseo. No sé cuánto rato me besó, pero cuando finalmente me soltó sentí los labios hinchados y cosquilleantes.
-No tienes idea de lo que me provocas cuando hablas así – Dijo con la respiración agitada.
Yo retrocedí hasta la puerta y bajé la mirada hasta su entrepierna.
-Sí Schatz, creo que me puedo hacer una idea – Dije y luego de disfrutar un par de segundos de su reacción, corrí a la cocina. Estábamos atrasados.
oooOooo
Al final el mentado disfraz de James para verse como un colegial terminó siendo un disfraz de él mismo usando una camisa.
Me dio risa, pero no dije nada, ya que él estaba haciendo todo esto por mí.
Al salir a la calle él inmediatamente estiró el brazo para tomar mi mano, pero yo me alejé un poco
-No! Por hoy somos hermanos adoptivos, recuerdas? – Pregunté.
-O sea que encima de estar vestido como un imbécil no te puedo tocar? – Preguntó horrorizado.
-Cómo es que te vestiste como un imbécil? – Pregunté volviéndome a verlo a ver si se me había escapado algún detalle.
Él abrió su chaqueta y señaló la camisa blanca, cabreadísimo.
-No sé por qué tengo que vestirme distinto, voy a la secundaria, no a dirigir un banco… - Masculló.
-Es porque te ves menos amenazante cuando usas la camisa – Dije acercándome a ordenarla un poco. Estaba perfectamente planchada al sacarla del closet, pero ahora lucía como si la hubieran usado para secar los platos – Y además te ves tan guapo… Desde que te la pusiste lo único que pienso es en arrancártela haciendo volar los botones por el aire…
-Mierda Isabella! – Dijo con cara de sufrimiento.
-…Pero para hacer eso debes usar la camisa en primer lugar – Dije apoyando mis palmas en su pecho – Son sólo unas horas y luego volveré a ser sólo tuya.
-Manipuladora – Dijo.
-Lindo… – Respondí.
-Bruja – Me acusó.
-…Precioso… – Dije.
-Malvada – Dijo sin fuerza.
-…Maravilloso… – Continué.
-Pero te quiero - Terminó
-…La mejor parte de mi corazón! – Dije a la vez, recitando algo que escuché decir a Barney o tal vez cuando estaba en el jardín de infantes, y moví mis brazos de modo de gesticular la forma de un corazón.
Y lo siguiente que supe es que estaba aplastada contra el muro exterior de la casa, y James me besaba como si la vida se le fuera en ello.
-No sé qué mierda hice con mi vida antes de conocerte… - Dijo – No sé en qué pensaba, no sé si es que sentía, y no recuerdo si alguna vez me reí – Agregó – Pero no quiero volver a ser eso nunca más… Te quiero cantando y gritando y riendo y recitando y regañando y hablando junto a mí. Para siempre.
-Para siempre es mucho tiempo – Murmuré – Me conoces tan poco y cuando discutimos me enojo tanto contigo…
-Prefiero discutir contigo a hacer cualquier cosa con alguien más – Declaró firmemente.
Me derritió.
Comenzamos a caminar.
-Gracias Schatz – Dije acariciando su mejilla – Sabes lo que vamos a hacer antes de irnos de la casa  el lunes? – Pregunté para consolarlo. Él negó con la cabeza – Yo me voy a ir a la piscina a tomar sol con una revista y tú vas a ser el jardinero.
-Y? – Preguntó.
-Y cortas el césped, podas arbustos, quiebras ramas secas, riegas… No sé, lo que haga un jardinero! – Exclamé.
-Es que no entiendo qué hay de divertido en que yo haga trabajo manual que no me gusta mientras tu lees una revista que no te interesa – Dijo, pragmático como siempre.
-Es un juego – Dije – Y a ti te gusta jugar…
-Jugar a qué? – Preguntó con los ojos brillantes de anticipación.
-Uno que se llama “la niña rica y el jardinero”. Yo te trato como al jardinero, tu a mí como la hija de tus patrones, yo me busco un traje de baño para pasearme moviendo el trasero, tú finges que no me miras pero sí lo haces, luego te quejas de que hace calor y te quitas la camiseta, yo finjo que no te miro pero sí lo hago, y para cuando terminamos estamos tan ganosos que nos lanzamos el uno sobre el otro como koalas.
-koalas? – Preguntó confundido.
-Sí, koalas, has visto a un koala atacar a otro?
-No – Respondió.
-Eso es porque en el zoológico saben que si juntan dos koalas son más peligrosos que cirujano con hipo – Le dije. Me constaba, lo había  visto en YouTube.
-Tú quieres que juguemos a pretender ser otras personas? – Preguntó confundido – No te molestaría pensar que yo imagino estar con otra?
-No, porque no sería imaginar que soy otra, sería imaginar que soy yo en otra realidad, otra reencarnación, otras circunstancias… - Respondí negando con la cabeza.
-Esto… Pretender… Es común en tu tiempo? – Preguntó.
-Sí, no todo el mundo lo hace, pero es súper común, se llama Rol  Play, y hay tiendas donde te venden los disfraces para actuar todo tipo de fantasías – Le dije.
-Isabella… - Dijo como a la fuerza, pero con un tono sospechosamente inofensivo – Tú has hecho esto…? Rol Play… Con alguien?
-James, claro que no! Con quién lo iba a hacer? – Reí.
-Tu novio… – Masculló.
-Schatz, Edward no me dejaba acercarme ni actuando como Bella Swan, y yo creo que me habría mandado a exorcizar si un día hubiera aparecido disfrazada de enfermera, mucama, policía o colegiala hot – Me reí ante la idea – Pero… Te gustaría a ti que me disfrazara de enfermera, con una bata apretada y corta hasta aquí – Señalé la mitad de mis muslos -Y portaligas que se asomen por debajo de la falda, un gorrito con una cruz roja, zapatos de tacón y un termómetro? Y  tú eres el enfermo y te tengo que cuidar hasta que te sientas mejor? – Volví a reír. Los clichés eran muy básicos, pero él no había escuchado nada semejante y me miraba como si yo solita hubiera creado la industria del porno para su entretenimiento personal.
No me contestó. Respiró profundo y siguió caminando. No quise presionar más.
Caminamos en relativo silencio por unos diez minutos y poco a poco nos comenzamos a ver acompañados por más y más adolescentes, hasta que llegamos a un bien mantenido edificio de ladrillo y cemento bastante menos reglamentario de lo que estaba acostumbrada.
-Y esto? – Pregunté.
-La secundaria – Respondió.
-James, esta no es una secundaria normal, es un instituto católico – Dije temiendo lo peor: Un uniforme. El lienzo pintado a mano que colgaba de la puerta decía “Bienvenidos alumnos De La Salle, 1950”
-Es lo que había cerca, lo otro es una escuela naval, una de aviación y una politécnica. Esto es lo más parecido a una secundaria normal que tenemos a una  distancia caminable para ti – Dijo – Pero si quieres nos regresamos… - Agregó casi esperanzado.
-No! – Exclamé – Ya estamos aquí.
-Entremos entonces. Qué se supone que hay que hacer? – Preguntó. La multitud nos abrió paso inconscientemente, y no creo que de miedo, sino del shock que causa la primera impresión de ver un vampiro, en especial uno tan guapo.
-Me voy a la oficina a pedir un par de horarios y hojas de asistencia y si te preguntan algo, tú no entiendes, y si entiendes, no sabes – Le dije.
Él suspiró y se quedó apoyado en la pared del pasillo mientras yo mentía abiertamente acerca de nuestra inscripción y que cómo era posible que nuestros papeles se les hubieran perdido, y que nos estábamos quedando con mi abuela de 85 años porque mis padres estaban en Europa y que si le decíamos a la veterana que por un error no teníamos colegio seguro se moría la pobre, y que qué solución nos ofrecían, y al final salí de la oficina con papeles provisorios mientras ellos “encontraban” nuestras carpetas, y me dieron todo lo necesario para comenzar nuestras clases, incluyendo las instrucciones de dónde comprar el uniforme que nos exigirían a partir del lunes y un cuaderno para cada uno con el logo del colegio.
-Lo hiciste otra vez? – Sonrió a medias James cuando me paré frente a él.
-Hacer qué? – Pregunté entregándole su cuaderno.
-Hablar hasta que los oídos de la otra persona comiencen a sangrar y te den lo que quieres – Respondió.
Asentí.
Nos dimos la vuelta para caminar por el pasillo cuando recibí un fuerte golpe en el costado, y una chica alta y voluptuosa me miró como si fuera un chicle pegado en su zapato y me dijo
-Si no te vas a mover no estorbes! – Y luego a James – Hola, soy Amber.
James no tomó su mano estirada, pero dio un paso hacia ella, supongo que para arrancarle la cabeza por tocarme.
-No te va a contestar, no habla inglés – Le dije mientras ella lo miraba sin perder la sonrisa.
-No te pregunté a ti, verdad? – Dijo sin mirarme.
-Que se vaya a la mierda, es su cabeza, no la mía – Dije en voz baja, y comencé a caminar. James en dos zancadas estaba a mi lado, furioso, y  Amber le gritó que la buscara a la hora de almuerzo y que se podía sentar en su mesa. Lo dijo como si fuera un honor, así es que supongo que era la mesa de los populares.
-Esa perra te golpeó! – Exclamó James cuando nadie nos pudo escuchar.
-No pasa nada, me han dado más duro perras más perras – Dije quitándole importancia - Lo que me impresiona es lo rápido que hiciste una conquista. Ni siquiera tuviste que abrir la boca y la tenías dispuesta a pelear por ti.
-Yo jamás… - Dijo girándose hacia mí.
-Tranquilo, lo sé – Le dije – Este parece ser nuestro salón – Le señalé una puerta al tiempo que sonaba una campana. Entramos y vimos que los demás chicos y chicas estaban sentados, dejando un par de puestos libres pero bastante separados.
El profesor nos miró sin expresión y yo le entregué nuestras hojas.
-Mmmmh, ya veo… Bueno, en mi clase generalmente los alumnos se presentan a sí mismos, pero en este caso Isabella, vas a tener que hablar por los dos.
-No hay problema – Dije – Mi nombre es Isabella y me acabo de mudar a casa de mi abuela desde Washington por unos meses porque mis padres se fueron a Europa. Mi papá es ingeniero estructural y está trabajando en algunas obras de reconstrucción de las zonas bombardeadas en Polonia, y mi madre nunca lo deja viajar sólo porque dice que se lo pueden robar las cazafortunas y que ella no va a pasar su vejez abandonada y pobre mientras mi padre lo gasta todo en su segunda esposa – Tomé aire para seguir - Mi hermano Mike participó en un programa de intercambio, y se fue a vivir a Finlandia, a casa de Niels. Él es Niels – Apunté a James – Y sus padres lo mandaron para acá.
-Qué edad tiene? – Preguntó una chica, y un montón más lanzaron risitas.
-Diecinueve, perdió un par de años por su carrera – Respondí.
-Por qué los lentes? – Preguntó un chico.
-Es fotosensible, está acostumbrado a lugares nublados y con menos horas de luz al día.
-Por qué no habla por sí mismo? – Preguntó alguien.
-Porque habla en sueco – Respondí.
-Qué carrera? – Preguntó la misma chica de antes. Era como la vocera del fan club de James.
-Niels es el actor y modelo mejor pagado de Europa del norte. Además salió elegido “Mr. Mar Báltico” dos años seguidos Comenzó desde muy pequeño y no se detuvo hasta “el incidente”, cuando decidió volver a la escuela a terminar la secundaria – Dije con voz misteriosa.
-Qué tipo de ropa modelaba? – Preguntó la chica.
-De trajes de baño y ropa interior. A veces pijamas, y una vez lo contrataron para una campaña publicitaria para ponchos, gorros y calcetas de lana.
-Ponchos de agua? – Preguntó alguien.
-No, ponchos de verdad – Dije yo.
-En Finlandia hay ponchos? – Preguntó un escéptico. Cómo se atreven a dudar de mi palabra?
-En Finlandia no, en México si, y a un señor guatemalteco que estaba de paseo por Europa se le ocurrió que sería buena idea importar ponchos, porque son muy cómodos, coloridos y abrigadores – Dije – Y a los finlandeses les vendría bien un poco de comodidad, colorido y calidez en sus grises vidas.
-Cómo les fue con los ponchos? – Preguntaron varios.
-Más o menos, hubo un error de cálculo, y es que el señor guatemalteco compró los ponchos por catálogo a un contacto que tenía en México, y ese contacto los mandó a hacer a una agrupación de madres indígenas tejedoras pero sin darles especificaciones de ningún tipo, así es que ellas los hicieron de tamaño estándar.
El problema es que cuando estaban listos para empezar con la promoción de los ponchos en Finlandia, llegaron las cajas y se dieron cuenta de que los ponchos y las demás cosas eran muy chiquitos, porque las señoras trabajaron con las medidas latinoamericanas que siempre han usado, no las arias nórdicas de estos enormes vikingos, y el pobre Niels se veía ridículo con su ponchito y su gorrito, y las calcetas que ni le entraban... Fue un duro golpe en su carrera, parte de la razón de por qué está aquí es para escapar del escándalo y la burla - James me empujó para que cortara el chorro de mentiras que seguían saliendo de mi boca.
-Dónde viven? – Preguntó alguien.
-Cerca de Dunber Park – Respondí.
-Y tus padres no están? – Preguntó otro.
-Nop – Respondí.
-Ya te invitaron al baile? – Preguntó otro.
James se tensó y yo me ubiqué parcialmente delante de él y tomé su mano, y acariciándola con el pulgar.
-No, pero yo invité a alguien y espero que me diga que sí – Dije sonriendo.
Yyyyyyy… Con eso causé conmoción… Aparentemente las niñas decentes no se le andaban ofreciendo a los hombres, sino que esperaban pacientemente a que ellos se dieran el piñazo y las invitaran.
Algunas chicas me trataron de “desesperada”, otras de “mujerzuela” y otras de “claramente sin modales”, y aunque James se enojaba cada vez más, para mí esto era un experimento social.
Yo habría pensado que todos hablarían del hermoso Finlandés mudo que era actor y modelo de ropa interior y ponchos… Yo lo encontraría interesante, pero en cambio lo único que sabían estos chicos de mí es que era una chica y que había invitado a un chico a salir. Nada más. Podría haber sido mi novio, de hecho era mi novio, pero para todos ello ya estaba contaminada.
-Ejem – Se aclaró la voz el profesor – Tomen asiento, por favor – Nos indicó.
James no parecía dispuesto a separarse de mí, estaba como en modo “protección”, pero yo no necesitaba protección de estos chicos, porque no había nada que pudieran hacerme.
 Pasó una hora más o menos de clase normal cuando alguien tocó la puerta y el profesor salió dejando a cargo a un chico que se veía estereotípicamente nerd con su chaleco de rombos sin mangas, gruesos lentes, cabello inmanejable y acné.
El chico trató de seguir con la clase, pero como muchas veces pasa en estos casos, nadie le prestó atención, y se formaron grupos de chicos y chicas conversando, planeando qué hacer después del colegio, riendo, contándose chismes, etc.
Yo no vi el punto en pararme a hablar con James cuando sabía que si él abría la boca sería para decirme que saliéramos de este puto lugar… Y yo quería durar al menos un día en una escuela normal.
Comencé a dibujar en mi cuaderno ausentemente, primero una silueta humana, después la de una mujer desnuda muy rudimentaria, y después la sección entre las el ombligo y las rodillas. Lo repetí varias veces y comencé a dibujar sobre estas siluetas todos los tipos de bragas que pude recordar: pantaletas, bikinis, tangas, colaless, tiro alto, control, boyshorts, cheeky, hípsters…
Fui anotando los nombres debajo de cada dibujo, para poder explicárselas a James.
-Qué haces? – Preguntó junto a mí el chico que me había preguntado por el baile.
-Un proyecto personal, nada importante – Sonreí cerrando el cuaderno, pero no lo suficientemente rápido.
-Era… Estabas dibujando interiores? – Preguntó como si me hubiera pescado traficando DVDs XXX caseros.
-Si te refieres a ropa interior, o sea bragas, sí – Le dije.
Abrió los ojos en shock.
-Soy Bella, y tú? – Extendí la mano de puro bien educada, no porque quisiera tocarlo, sino porque pensé que me tendría que ir ganando a mis compañeros de uno.
-Adam – Dijo estrechándola – Estaba pensando que ya que no tienes pareja para el baile, yo podría acompañarte, siempre que prometas ser amable conmigo.
-Qué? – Pregunté confundida. No, no podía estar insinuando que él y yo…
-No vivo lejos de aquí, y esta tarde mi mamá tiene una fiesta Tupperware, así es que no habrá nadie en casa que nos moleste para conocernos mejor… – Dijo acercándose groseramente e invadiendo mi espacio personal. Si no reaccionaba pronto James lo mataría frente a todos los demás.
-Perdón, pero no me queda claro qué estás insinuando – Dije alejándome todo lo que el respaldo de la silla me permitió.
-No insinúo nada, sólo digo que no tienes una cita y obviamente estás lo suficientemente desesperada como para invitar a un chico tú misma. Te ofrezco acompañarte a cambio de que tú me acompañes a mí.
-Qué te hace creer que estoy tan desesperada? – Pregunté.
-Te le lanzaste a un chico, una dama jamás haría eso – Dijo.
-Ese chico al que “me le ofrecí” es mi novio – Le dije – Y si lo invité es porque él no tiene cómo saber que yo quiero asistir al baile de bienvenida a menos que se lo diga. Si esperara a que le llegaran mis mensajes telepáticos, llegaríamos para el baile de graduación.
-Así es que ahora tienes novio… - Dijo escéptico y molesto, como si lo hubiera hecho perder el tiempo a propósito – Estás haciéndote la interesante? – Preguntó tomando mis mejillas con una mano, apretándolas.
-Tienes dos segundos para soltarme – Advertí. James caminaba hacia nosotros abriéndose paso entre la multitud. No lo vi, pero lo sentí.
-A las chicas fáciles como tú les gusta jugar rudo – Dijo sin soltarme y yo me debatí y traté de gritar. Ahora todos estaban prestándonos atención.
-Imbécil, te lo advertí – Le dije bajando la mano derecha para tener el mayor espacio posible para maniobrar y tomar impulso, y entonces la subí de golpe y le di con el talón de mi mano justo en la nariz, tan fuerte como pude. Era una maniobra de defensa personal que me enseño Charlie por ser efectiva contra todo tipo de rivales, grandes y pequeños.
Me pareció oír un “CRACK”.
La sangre chorreó hacia todos lados.
-Perra! Me rompiste la nariz! – Gritó Adam en el momento en el que el profesor regresaba al salón.
-Qué pasó aquí? – Preguntó el maestro acercándose.
-Él me estaba molestando, haciendo insinuaciones indecorosas, me tocó y yo me defendí – Dije mirándolo a la cara para no ver la sangre… Pero la olía.
-Mentira! Es una cualquiera, me golpeó porque se me puso en bandeja pero no quise salir con ella, tienes idea de quién es mi padre? – Preguntó Adam tratando de contener la catarata roja que emanaba de su rostro. Varias chicas estiraron sus pañuelos pero él no permitió que nadie se le acercara.
-Este no es el comportamiento que se espera de una señorita perteneciente a esta institución – Dijo el profesor, bastante molesto.
-Por qué no me cree? – Pregunté – Por qué creerle a él? Es un cerdo! Es acaso porque sus padres son ricos?
-Perra buscona! – Chilló Adam – Mi padre va a demandar a esta escuela por todo lo que vale, y después vamos a ir por ti y tu inmunda familia!
-James – Dije en voz baja – Nos vamos.
James entró en mi campo de visión ubicándose cerca de la puerta y conteniéndose de milagro para no matar a todos los presentes.
-A dirección señorita, allá vamos a arreglar este desagradable asunto – Dijo el profesor tratando de acercarse a la nariz de Adam con su pañuelo.
-Esto es una mierda! – Dije furiosa – Cerdo machista...
-Qué es lo que dijo señorita? – Preguntó el maestro tomándome del brazo y girándome hacia él.
El resto de la clase murmuraba, y por lo que oí no decían nada bueno sobre mí.
-Suéltala – Dijo James agarrando el brazo del maestro. Sólo una palabra, y el hombre se paralizó de terror.
Furiosa recogí mis cosas y pasé junto a Adam, que seguía en plena hemorragia. Estaba apoyado en una silla, por lo que no pudo alejarse de mí cuando me puse de puntillas y le dije al oído
-Eres tan poco hombre que no creo que necesites estos… - Y levantando mi rodilla con todas mis fuerzas, le di medio a medio en la entrepierna. Fue un golpe bajo, sí, pero enormemente satisfactorio. Se armó un caos formidable, y yo lo aproveché para escapar.
Corrí hacia James, que me esperaba junto a la puerta, nos tomamos de la mano, y corrimos como si alguien nos persiguiera.
Corrimos un par de cuadras antes de detenernos.
-Estás bien? – Preguntamos al mismo tiempo.
-Sí – Le dije jadeante – Tú?
-Por qué estaría mal? Mmmmh, veamos, por ver a mi novia acosada por una clase entera de adolescentes imberbes tratándola como a una cualquiera? No, seguro que no… O por ver a ese renacuajo con sus manos sobre ti? Tampoco… O tal vez por escuchar a otro tipo hacer proposiciones sexuales a mi novia a pocos metros de mí sin que yo pudiera involucrarme en el asunto? O por ver cómo casi te castigan por culpa de ese imbécil mentiroso con el que te agarraste a golpes? – Rugió esperando respuesta.
-En realidad preguntaba por la sed… - Murmuré.
-Sed es lo último que siento en este momento! – Exclamó
-Lo lamento! No lo hice para molestarte! – Grité, comenzando a enojarme, después de todo la atacada había sido yo.
Caminamos un rato en furioso silencio, y a cada paso me enojaba más. Y no sólo con James por enojarse conmigo, sino con lo injusto de la situación. Todo el problema había sido desatado porque hice algo que se considera que sólo los hombres pueden hacer: Tomar la iniciativa y pedir lo que quiero en lugar de que él adivine.
Y en base a eso se tejieron una serie de supuestos relacionados con que si soy fácil, o estoy desesperada, o no tengo valores, o quién sabe qué más.
De James inventé una historia ridícula y escandalosa y las chicas no hicieron más que suspirar. De mí dije que esperaba la respuesta de un chico. Y la crucificada fui yo.
No me arrepentía ni una pizca de romperle la nariz y los huevos a ese imbécil, pero el daño infligido no me quitaba la rabia de que me consideraran inferior. El machismo en mi época existía, claro, pero al menos estaba socialmente condenado. Si en mi escuela de Phoenix o Forks yo decía que golpeé a un compañero defendiéndome de sus avances tendría a lo menos el beneficio de la duda, pero aquí mis palabras fueron descartadas sin más.
Ni siquiera las chicas me defendieron, y uno podría pensar que tenderían a solidarizar cuando una de ellas está en problemas, pero con mucha razón Reneé dice que los seres más machistas del mundo son las mujeres que crían a estos hombres y los miman tratándolos como si fueran de una raza superior, para luego lanzarlos al mundo a buscar una mujer sometida y condescendiente igualita a mamá.
Malditas fueran. 
Me llamaron cosas horribles que no son ciertas.
James ni siquiera me ha tocado un pecho, por lo que tan, pero tan puta no puedo ser, verdad?
Y por qué es tan terrible que haya usado un vestido rojo? Cómo iba a saber que ellos lo iban a considerar un color reservado para las “mujeres de vida alegre”? Yo lo elegí porque era algo distinto a lo que he usado  siempre, pero nunca pensé que fuera provocador, ya que el corte era bastante modesto, sino que a lo mejor me sentaría bien el color con mi tono de piel.
Y a James le había gustado…
James.
Caminando a mi lado y respirando fuego.
Por algo que pasó porque yo insistí en ir al colegio, a pesar de que él me advirtió lo que pasaría. Estaba furioso conmigo por ponerme en peligro y con él mismo por no haber podido defenderme.
Yo no quería pelearme con él. Lo único que me resultaría imperdonable sería separarnos por culpa de mi testarudez y la maldad e idiotez ajena.
-Schatz… - Tomé la manga de su chaqueta – Perdóname. Quería salirme con la mía y no te escuché. Tú tenías razón y yo estaba empecinada en ver lo perfecta que es esta sociedad y me olvidé de sus defectos… Los prejuicios y la falta de diversidad, la poca tolerancia… Todas esas cosas son conceptos más cercanos a mí época, pero no se me ocurrió que yo no encajaría, estaba demasiado preocupada con que encajaras tú – Bajé la mirada – Por favor, dime que no estás enojado… - Susurré.
-“Enojado” – Hizo una mueca que demostraba lo ridícula que le resultaba la palabra – Enojado estoy cuando me cuentas cómo era tu vida como mascota de los Cullen. Eso es “enojado”. Lo que estoy ahora va mucho más allá. “Enojado” puedo llegar a gritarte, lo que pasó recién casi me hizo asesinar a treinta y dos personas frente a ti. Eso va un poquito más allá de “enojado”, de hecho se acerca a la familia de lo “criminal”.
-James no – Dije de inmediato – No me pasó nada… Y me sé defender sola, tú viste que le pateé el trasero…
-Porque tuviste suerte – Afirmó aún sin mirarme de lleno – Ese tipo pudo haberte hecho daño y nadie hubiera levantado un dedo para defenderte, porque desde el primer momento te calificaron como indeseable, por lo tanto lo que te hicieran los hombres tú te lo habrías buscado.
-Yo no sabía…
-No es importante – Dijo.
-Si lo es! – Exclamé parándome frente a él para que dejara de caminar – Lo es porque te aleja de mí!
-No quiero vivir la vida conteniéndome para no ejecutar asesinatos en masa – Dijo despacio, con un tono oscuro y terrible – Y no lo voy a hacer. Esta fue primera y última vez, si tú no te cuidas a ti misma lo voy a hacer yo, y si tengo que matar, lo voy a hacer sin pestañear. Eres mi mujer y mi única prioridad, y no voy a ver desde una distancia segura como otros te agreden o se burlan de ti, está claro? 
-Sí, pero…
-Está claro? – Me interrumpió. Estaba siendo un bastardo, pero no pude evitar sentirme atraída por este lado de él… Me gustaba ser moderna e independiente, pero también era lindo que él decidiera protegerme si yo no lo hacía.
Ok, y asesinatos en masa fueron mencionados, pero no cometidos, así es que por el momento, todo bien.
-Sí… - Dije mirando el suelo.
-Sí qué? – Preguntó.
-Sí James, el más lindo del universo conocido y por conocer. Prometo cuidarme y no exponerme a patanes ni perras malintencionados. Prometo que haré lo posible para que no te vuelvas a sentir incapaz de ayudarme, prometo evitarte la frustración… Te quiero y nunca te haría daño a propósito… - Susurré.
Silencio.
Cinco segundos. Diez. Quince.
Silencio.
Me giré para seguir caminando a casa y para evitar que me viera llorar, pero no alcancé a dar un paso cuando estaba nuevamente en sus brazos, fuertemente apretada a su pecho.
Y la represa se rompió otra vez.
-Perdón… - Sollocé – Perdón.
-Perdóname tú a mí por no poder defenderte – Murmuró contra mi cabello – Pero escuchar a todos esos pequeños idiotas hablar de ti a la vez, y ver lo que el otro idiota te proponía, y que el idiota a cargo te quisiera castigar por la depravación de un niño rico… Isabella, si hubiera puesto mis manos sobre uno los habría matado a todos, y no exagero.
-Lo sé… - Dije apretándolo con todas mis fuerzas. Con zapatos bajos me veía ridículamente baja a su lado.
-Te amo – Dijo acunando mi rostro – No me importa el tiempo que nos conocemos, sé lo que siento y te amo. Voy a hacer lo posible por hacerte feliz Isabella, pero mi primera prioridad es verte segura, te enojes o no.
-Crucé décadas y miles de kilómetros para llegar a ti. El que te ame en tan poco tiempo no llega a estar ni en los top ten de las cosas raras que me han sucedido esta semana – Dije respirando contra su chaqueta de cuero.
-Repítelo – Demandó levantando mi rostro con dos dedos bajo mi mentón.
-Crucé…
-No, no esa parte! -  Exclamó.
-Esto no está ni en los top ten… - Recomencé.
-Isabella! – Gruño.
-Aaaaaaah, tú dices esa otra parte cortita… - Pregunté levantando una ceja.
Él frunció el ceño.
-Te amo James – Dije sonriendo ante su exasperación – Te amo con mi corazón, mi cuerpo y mi mente. Toda yo estoy completa, estar contigo sin hacer nada me hace feliz. Pensar que mañana vamos a hacer algo juntos y pasado mañana también, me hace feliz. Hacer planes y que éstos fallen épicamente con otra persona sería un desastre pero contigo no es más que una anécdota… Así es que te amo.
-Isabella – Dijo con los ojos cerrados, su frente contra mi frente.
-Mmmh?
-Vámonos… Ándate conmigo.
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