Hola, tenía este capítulo escrito desde hace tiempo, pero le faltaba
algo, no terminaba de convencerme, hasta ahora que creo que lo pulí lo
suficiente para ser compartido.
Como es usual, les pido que colaboren con sus opiniones, porque el
feedback es la única razón que tengo para terminar esta historia, ya que
oficialmente estoy retirada.
Abrazo.
A.
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Capítulo 12
And I will stumble and fall
I'm still learning to love
Just starting to crawl.
I'm still learning to love
Just starting to crawl.
Say something, I'm giving up on you
I'm sorry that I couldn't get to you
Anywhere, I would've followed you
Say something, I'm giving up on you.
I'm sorry that I couldn't get to you
Anywhere, I would've followed you
Say something, I'm giving up on you.
And I will swallow my pride
You're the one that I love
And I'm saying goodbye.
You're the one that I love
And I'm saying goodbye.
Say Something /A Great Big World Ft. Christina Aguilera
Hermione sintió que sus piernas de pronto no eran capaces de
sostenerla y cayó de rodillas, en un doloroso golpe seco contra el piso.
El impacto de la noticia fue tal que su siempre fría y confiable
mente de alguna manera se bloqueó, y se quedó mirando al infinito, sin ser capaz
de decir palabra, concentrada únicamente en el latir de la sangre en sus sienes.
Cada latido de su corazón le regalaba una truculenta imagen,
con la precisión de un metrónomo… Ella sabía de lo que eran capaces esos malvados
animales, lo había vivido en carne propia, por lo que la sola idea del castigo que
Ron recibió en su calidad de mejor amigo de Harry era… Oh,
Merlín! Se estremeció.
Era como si Hermione inconscientemente tomara distancia de
su entorno, como si todo esto no le estuviera ocurriendo a ella, porque si
asumía la culpa y el dolor, éstos la aplastarían.
Nada de lo que había vivido en sus años en La Orden la había
preparado para esto…
Es cierto que ella vio cosas horribles en el frente de
batalla, vio a sus amigos y compañeros morir y sufrir lo indecible, pero esto nunca
se quebró, porque de alguna manera lo verdaderamente sagrado para ella estaba
protegido, lejos, oculto, y ese conocimiento le daba la paz del que no tiene
nada que perder.
Sin embargo, ahora, Ron… Su amigo, su confidente, y por un
brevísimo tiempo, su amante, estaba destrozado mentalmente por su culpa!
Ronald tenía montones de defectos y la mayor parte su tiempo
juntos quería estrangularlo, pero él representaba, incluso más que Harry, a la
única familia que le quedaba en el mundo.
Todas sus vacaciones escolares las pasaron juntos los dos...
No con Harry, Harry llegaba sólo al final, apenas por un par de días, pero la
mayor parte del tiempo eran sólo Hermione y Ron.
Caminatas al atardecer a través de la alta hierba de verano.
Ron en el jardín de La Madriguera, sudando y maldiciendo, lanzando
gnomos por sobre el seto mientras Crookshanks los correteaba, para espanto de
Hermione y delicia de los propios gnomos, que adoraban ser perseguidos…
Clases de vuelo en escoba que la aterraban y que terminaban
en paseos en los que ella se aferraba al torso de su amigo, rodeándolo con sus
brazos, tan apretadamente que él se quejaba de que se le gangrenaría el corazón
por falta de circulación.
Noches en la cima de la colina, mirando las estrellas y
hablando del futuro… Ese futuro normal que nunca llegaría.
Ese era Ron... No simplemente el idiota amigo de Harry
Potter… Ron era mucho más que eso, era leal y divertido y decente, y generoso,
y a pesar del tiempo y la distancia ella sabía… Lo sabía! Él siempre estaría
ahí para cuando ella lo necesitara.
Por eso era indescriptible el dolor que sentía ahora al
pensar en las interminables horas de tortura que lo llevaron a perder la razón…
Cronológicamente no podía ser mucho, ella no llevaba muchos días desaparecida y
los prisioneros de los Mortífagos eran normalmente torturados por meses, pero
esta vez, tal vez por ser él y estar relacionado a dos opositores emblemáticos
de Voldemort… Tal vez se aplicaron para adelantar el trabajo.
Tal vez tenían algo que demostrar… Un ratón o dos que sacar
de sus madrigueras…
A pesar de sus intentos de distanciarse la culpa le cayó
encima como un saco de ladrillos: Mientras ella se dedicaba a soñar con amor y
una familia, y a juguetear en la cama de Malfoy, Ron vivía lo indecible… Por
haber regresado a Inglaterra… Sin lugar a dudas, por ella.
oooOooo
Draco la vio caer de rodillas, pero sin saber cómo reaccionaría
exactamente no se atrevió a acercarse, no se atrevió a tocarla hasta que notó
que su bruja no estaba respirando rítmicamente, y que ya comenzaba a
hiperventilar.
-Hermione… Princesa, respira – Rogó arrodillándose junto a
ella y sacudiéndola para llamar su atención.
Las pupilas de Hermione estaban dilatadas casi por completo,
y al tocar sus manos las encontró frías y sudorosas, pero ante la insistencia
del mago poco a poco los ojos de ella comenzaron a enfocarse en Draco. Él la
atrajo hacia su cuerpo en silencio, y ella trató en vano de alejarlo, pero sus
fuerzas la abandonaron rápidamente hasta que al fin se rindió, lo que resultó
ser peor, porque pasó del aturdimiento y el desapego a emitir un grito desgarrador,
y a romper en un llanto que sacudió su delgado cuerpo con la fuerza de los sollozos,
generando un lamento inconexo e incomprensible.
Él la abrazó conjurando una caja de pañuelos con su mano libre,
acariciando a la chica rítmicamente, en completo silencio hasta que ella se
agotó totalmente y no le quedaron lágrimas que llorar…
A pesar de todo lo que Draco quería expresar, en estas
circunstancias cualquier opinión podía ser malinterpretada, así es que él realmente
no tenía nada qué decir.
oooOooo
Pasado un rato de relativa paz, Draco se levantó del piso y
cargó a Hermione hasta la cama, donde ella se mantuvo nuevamente ausente y taciturna.
Él se acostó a su lado y la abrazó, a la espera de lo que estaba seguro serían
los nuevos planes de su bruja.
Pasó alrededor de una hora, hasta que ella habló en una voz
tan baja que al principio él creyó imaginársela.
-Fue mi culpa – Afirmó sin dejo de emoción.
-No Granger, es culpa de quienes le hicieron eso – Dijo él,
preparado para un comentario en esa línea.
-Fue mi culpa – Repitió ella cerrando los ojos – Debí haber
tratado de enviarles a Harry y Ron una prueba de vida, porque de lo contrario
era obvio ellos vendrían por mí, a mi
rescate o mi funeral… Ellos no me abandonarían… Es sólo que ha pasado tanto
tiempo desde la última vez que los vi… Y discutimos… Yo estaba furiosa… Otra
vez no me quisieron llevar… Y no pensé…
-Recuerda lo que te dije cuando llegaste Granger –
Interrumpió Malfoy - El Ministerio está lleno de espías y La Orden está casi
completamente acabada, a quién le enviarías prueba de vida? Tú no conocías el
paradero de Potter ni tenías como contactarlo…
-Debí pensar en algo! – Exclamó ella – A lo mejor pude
contactar a alguien de la familia Weasley… O publicar algo en clave en El
Profeta, algo que sólo ellos entendieran… Algo se me habría ocurrido…! Pero la
verdad es que ni siquiera pensé en todas las personas que se preocuparían por mi
ausencia…
-En primer lugar nada garantiza que ese par leyera El
Profeta donde sea que se escondían, o que fueran a notar un anuncio escrito en
clave, te recuerdo que ninguno de los dos es muy perspicaz, y en tercer lugar,
en el momento que llegaste aquí lo mejor era que te dieran por muerta!
Demonios! No podías ni levantar un brazo o blandir la varita, estabas
completamente indefensa, Acababas de matar a los Carrow, lo mejor que podía
suceder es que dejaran de buscarte! – Exclamó él.
-No…! Fue mi culpa… Tú mismo lo dijiste y yo no lo quise
aceptar… - Negó ella con la cabeza - La mejor carnada para sacar a Harry de su
escondite, soy yo. Da lo mismo si me tiene prisionera Voldemort o si estoy
escondida contigo, el resultado es el mismo, ellos son mis mejores amigos, la
única familia que me queda, y aunque no nos hayamos visto en mucho tiempo y nos
contactemos poco, en mi interior sé que si los necesito ellos correrán a mi
lado… Porque eso es exactamente lo que hicieron en esta ocasión… - Dijo
Hermione mientras lágrimas frescas se deslizaban por sus mejillas.
Draco abrió la boca, listo como siempre para discutir, pero nuevamente
se dio cuenta de que sería inútil, así es que la abrazó con fuerza atesorando
los escasos momentos que les quedaban en el paraíso, y la dejó llorar un poco
más.
oooOooo
Después de un silencio eterno, Hermione se puso de pie.
-Adónde vas? – Preguntó Draco.
-A la ducha… – Respondió ella, luciendo bastante deslavada,
con los ojos hinchados y rojos, su cabello desordenado, y su rostro pálido como
un fantasma.
-No prefieres el encantamiento…? – Preguntó él estirando su
mano para tomar su varita.
-No, la verdad es que no me gusta ese sistema de “lavado en
seco”, nunca me siento realmente limpia… Además necesito el agua corriendo por
mi piel, necesito despejarme – Respondió ella con voz ronca, sonando exhausta.
Draco se quedó sentado en la cama mientras ella se metía al
baño, y pasados unos segundos de inmovilidad, apenas sintió correr el agua de la
ducha, le dio un puñetazo a la almohada.
-Mierda! – Exclamó entre dientes – Mierda! Mierda!
Sabía lo que vendría a continuación, veía claramente a su
efímera felicidad esfumándose irremisiblemente con el paso de los segundos, pero
se resistía a aceptarlo de brazos cruzados… Si bien él en teoría podía elegir
no involucrarse en esta tormenta de mierda, era eso una real elección? Es una
elección cuando no hay alternativas posibles? Quizás podía “elegir” entre vivir
tal como hasta ahora, cómodo y relativamente a salvo, pero con la vida social
de un ermitaño y preocupado eternamente de cómo estará Hermione… O podía seguir
lado a lado junto a su bruja y protegerla activamente, exponiéndose él también
en el proceso.
Se puso de pie furioso, se vistió, y acercándose al ropero tomó
un pequeño satchel que cabía debajo de su túnica sin llamar la atención, lo
cruzó a su cuerpo y comenzó a meter en él todo lo que creyó que podrían
necesitar… Ropa, alimentos en lata, un par de libros de encantamientos
prohibidos que no tenía reparos en usar, y un montón de botellitas de distinto
tamaño y color… Montones de pociones… Algunas pociones que había estudiado, y
otras que había inventado.
Para cuando Hermione salió del baño envuelta en una toalla, él
estaba un poco más sereno al haberse resignado al cambio de condiciones siempre
que fuera junto a Hermione, y estaba doblando una manta para meterla en su
bolso sin fondo.
La ropa Muggle de la chica estaba sobre la cama.
-Esa es tu ropa, como ves no mucho sobrevivió a las
maldiciones que te lanzaron… - Dijo él, incómodo – Y el resto lo desgarré yo en
el apuro por desnudarte y cortar la hemorragia…
-Está bien, no pasa nada… - Dijo ella con voz plana, apuntando
a su cabello con su varita para secarlo - Hay algo que puedas prestarme?
-Pantalones deportivos, mi ropa interior y túnicas lisas –
Dijo encogiéndose de hombros, haciéndose el desinteresado. Le gustaba la idea
de ella caminando con su túnica, sus bóxer, su olor… Aunque sólo él lo supiera.
-No es problema, a nadie le importa cómo voy vestida – Dijo
ella siempre práctica, tomando las prendas que Draco le acercó. Una vez vestida
con la ropa elegida, que le quedaba enorme, exclamó – Reducio!
El atuendo paulatinamente
comenzó encogerse hasta que ella estuvo
satisfecha. El encantamiento le resultó realmente bien, como todo lo que hacía,
y salvo por un par de detalles en el corte simple y elegante de las prendas de
la más fina lana, no se podría discernir que estaba usando una túnica
masculina.
Cuando estuvo
lista, mirando al suelo, dijo en voz baja
-No quiero alargar
esto… Pronto voy a empezar a berrear otra vez y yo no soy así… No quiero que
sea así como me recuerdes…
-Granger qué
demonios? – Interrumpió él – Ya tengo todo preparado para partir, sólo debes
decirme adónde vamos… - Dijo señalando el satchel.
-Draco, escúchame,
si? – Dijo ella tomando amorosamente el rostro del mago entre sus manos – Estos
días han sido… Lo más lindo que me ha pasado y los voy a llevar siempre
conmigo…
-Granger… - Dijo él
frustrado, interrumpiendo de nuevo, negándose a aceptar el significado
implícito de las palabras de la mujer que amaba.
-Draco, en estos
días abriste mis ojos a miles de ideas y posibilidades, despertaste mi
curiosidad y me diste esperanza, me hiciste creer en un futuro mejor, me
hiciste desear una vida sencilla a tu lado… - Un par de lágrimas rodaron por
sus mejillas y su voz se quebró – Quisiera que pudieras comprender todo lo que
significas para mí…
-Granger cállate de
una vez! – Exclamó él negando con la cabeza, pero de alguna forma su demanda
carecía de fuerza. Todas sus energías estaban concentradas en no caer de rodillas y rogar como un perro.
-En este mundo de
seres extraordinarios, para mí el más extraordinario de todos eres tú… – Dijo
ella tratando de sonreír – Eres una persona maravillosa, tan llena de matices…
Sé que no lo crees, sé que vives agobiado por la culpa que te provoca haber
decepcionado a ambos bandos, pero si pudieras verte como te veo yo… - Se puso
de puntillas y lo besó dulcemente en los labios. Él pudo saborear las lágrimas
de su chica y se aferró a ella abrazándola con fuerza.
-Te amo Granger –
Musitó contra la boca de ella – No nos hagas esto, te amo… Yo sé que tú también
lo sientes…
-Lo siento, Draco –
Confirmó ella retirándose un poco para verlo a los ojos – Y lo siento tanto…
-Granger, n…! –
Exclamó alarmado, comprendiendo que Hermione estaba lo suficientemente
desesperada como para hacer algo realmente estúpido, y maldiciéndose por no
haberlo pensado antes.
-Petrificus
Totalus! – Exclamó Hermione apuntándolo con su varita, pero evitando mirarlo
de lleno a los ojos.
Una especie de
niebla salió de la punta de la varita, y al tocar el cuerpo de Draco brilló con
un resplandor blanco al hacer efecto, haciendo que las extremidades del mago se
recogieran, su mandíbula se cerrara, su cuerpo se rigidizara, y cayera al suelo
tieso como una tabla.
-Lo siento… Lo
siento… - Repitió ella sin reprimir las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas
– Lo siento… No hago esto porque no te quiera… Lo hago porque te quiero
demasiado, y no quiero arriesgarte al destino que probablemente me espera…
Perdóname Draco… Nunca te voy a olvidar… Ni a ti ni a lo que pudo ser… Perdón…
Draco desesperado e
indefenso tan sólo podía mover los ojos para demostrarle lo que pensaba de sus
idióticos planes, no tan enojado con ella como furioso consigo mismo por no
haber previsto lo que ocurriría. Debió adivinar su reacción, requisarle la
varita, hechizarla, encadenarla a la cama… Pero no… Se portó como un imbécil y
terminó frustrado e impotente, sabiendo que los siguientes serían los últimos
instantes que tendría con Hermione.
Tal vez la última
vez que la viera…
Ella se limpió los
ojos inútilmente, ya que las lágrimas seguían fluyendo, y dándole la mirada del
adiós, hizo una floritura con la varita y desapareció.
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