Hola a todas, este es un capítulo especial porque al fin sabremos qué
pasó con Harry.
Como siempre, acepto comentarios y sugerencias, en esta plataforma o
Facebook, donde se forman discusiones muy entretenidas.
Abrazos y que disfruten.
Ah! Y la canción
de este capítulo es buenísima!
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Capítulo 18
If you're having girl problems I feel bad for
you son
I got 99 problems and a bitch ain’t one
99 problems
But a bitch ain’t one.
Like broken glass under my feet
I could lose my mind in this heat
Looking for the prize but I don’t want blood
I order one drink then I drink the flood
Well, you can come inside but your friends can’t come
99 problems and a bitch ain’t one
I got 99 problems and a bitch ain’t one
99 problems
But a bitch ain’t one.
Like broken glass under my feet
I could lose my mind in this heat
Looking for the prize but I don’t want blood
I order one drink then I drink the flood
Well, you can come inside but your friends can’t come
99 problems and a bitch ain’t one
99 Problems / Hugo
Harry Potter estaba muriendo.
O al menos así se sentía gracias a ese dolor generalizado que
lo atormentaba desde lo que solo podía asumir que eran días.
En la inmovilidad que le producía su agonía, finalmente había
perdido cualquier dejo de dignidad, ensuciándose a sí mismo más de una vez. Y sin
la fuerza física o la magia necesarias para remediar la situación.
Heces, orina y vómito manchaban cada centímetro del suelo
del socavón en el que se escondía, y la única razón por la que había dejado de expulsar
hasta la última gota de líquido presente en su estómago, es que no había nada
ahí desde hacía días, lo que creaba todo un nuevo problema: La deshidratación.
A veces alucinaba y creía ver a sus amigos acercarse a él y
tener conversaciones completas, para luego darse cuenta de que en realidad
estaba solo y completamente desamparado. Otras veces parecía sucumbir a un
sueño lleno de pesadillas que confirmaban sus peores temores: Que al final todo
había sido para nada. La profecía era un fiasco, él no era nadie especial, y
todos quienes lo amaban y seguían como a un libertador, lo hacían en vano.
El dolor por un minuto remitió parcialmente, y Harry se
permitió en pensar en su Ginny… Durante su tiempo alejado se había aferrado a la
idea del amor de la chica como lo único bueno, puro y real que le quedaba, lo
único verdaderamente suyo por derecho propio, pero ahora al borde del abismo y a
solas con sus pensamientos, eventualmente hasta él mismo debía admitir que aunque
amaba a la joven bruja, francamente era bien poco lo que la conocía y lo que
tenían en común.
No habían estado realmente a solas en muchas ocasiones,
teniendo siempre cerca a sus numerosos amigos y a la familia de ella, y jamás
por períodos de tiempo extendido (siendo él un fugitivo y todo eso), por lo que
además de su pasión compartida por el quidditch, no sabía si tenían muchas cosas
en común…
Es que estos no eran tiempos normales, y siempre estaba
presente ese sentido de urgencia en su mente, que lo hacía sentir como si esta
fuera a ser la última vez que se verían, lo que los impulsaba a ambos a actuar
frenéticos, aferrándose el uno al otro como si en cualquier momento fueran a
ser separados. O sea, básicamente, se habían dedicado a coger como conejos sin
perder el tiempo en hablar demasiado… De hecho era raro que Ginny siendo una
Weasley no estuviera embarazada de trillizos.
Si, Harry la amaba, pero no la conocía.
Si es que sobrevivía…
Si tan solo sobreviviera…
…La tomaría en su regazo frente a la chimenea, le entregaría
una taza de humeante chocolate caliente con marshmallows (algo que si recordaba
que ella disfrutaba) y otra de té negro para él, y hablarían sin parar, hasta
cubrir todos sus años de negligencia.
La redescubriría por completo.
Él no dudaba que Ginny fuera la mujer para él, simplemente…
Ya no la conocía, la idealizaba.
oooOooo
El dolor lo consumió otra vez, como un taladro perforando
sus entrañas.
Afortunadamente estaba refugiado en esa madriguera animal,
por lo que no estaba expuesto desde el exterior, y el olor de la suciedad de Harry
era suficiente para disuadir a cualquier predador de acercarse demasiado… Pero lo
que no podía hacer era camuflar sus sonidos. Sin una varita para realizar los
encantamientos necesarios, debía morder su mejilla hasta sentir el sabor
metálico de la sangre, y cuidar su respiración para acompasarla con el viento.
Circe! Qué mierda le habían hecho?
Y qué había ocurrido con Ron?
Cómo podría llegar a su punto de encuentro cuando su varita
se encontraba partida en tres pedazos, en alguna parte de su repugnante guarida?
Ron y él habían sido unos estúpidos al pensar que ellos, simplemente
por ser quienes eran, podrían hacer las cosas mejor que Aurores calificados.
Creyeron que la rabia y el dolor los fortalecería lo
suficiente para rescatar a ´Mione. Que su amor por ella los hacía autoridades
en la materia.
Imbéciles.
Habían sido unos imbéciles, ya que la única persona capaz de
rescatar a Hermione habría sido la propia Hermione, que era la mejor hechicera,
la más curtida en batalla, y enfrentémoslo, con mucho, la más inteligente de
los 3.
Pero ellos no pensaban… Ellos actuaban. Harry simplemente deseaba
recuperar a la mujer más cercana a sí mismo, a la que para todos los efectos
consideraba su hermana, y Ron… Ron al saber la noticia pareció perder la razón.
Ron la amaba, nunca dejó de hacerlo y desde hacía tiempo que ya ni siquiera se
molestaba en ocultarlo como en un principio, cuando recién terminaron.
La ruptura fue un golpe duro para Ron, pero él puso buena
cara y estuvo de acuerdo con dejarla ir. No lo hizo porque ya no la quisiera a
su lado, sino porque se dio cuenta de que él jamás sería lo que ella
necesitaba. Sabía que no daba la talla. Ella era mucho más.
Por eso cuando leyeron sobre la desaparición de Hermione,
simplemente actuaron.
Y por supuesto que la desesperación, la falta de estrategia,
la impulsividad y el desconocimiento del terreno enemigo, les pasaron la
cuenta, obligándolos a separarse para cubrirse del fuego enemigo.
Harry no se preocupó demasiado, tenían un punto de encuentro
acordado para cuando eso sucediera.
Estaban demasiado confiados.
Si bien es cierto que llevaban años escondiéndose
exitosamente, esconderse no equivale a los años de batallas peleadas que tenían
a su haber los demás miembros de La Orden.
De pronto una desconocida maldición le pegó de lleno en la
espalda, empujándolo con fuerza, haciéndolo contorsionarse de dolor, y haciéndolo
caer sobre su estómago, aplastando su varita con el peso de su cuerpo y
sintiéndola crujir.
Trizada, no partida,
pensó Harry aliviado. Aún funcionará.
El mortífago que lo atacó corrió hacia él, pero antes de que su agresor se pudiera
acercar lo suficiente como para quitarle el pasamontañas que ocultaba su rostro,
Harry movió su varita espasmódicamente desde debajo de su capa, para huir y aparecerse
en el punto de encuentro, un lugar seguro para recuperarse de lo que fuera que
le habían hecho.
Desapareció justo a tiempo, y aterrizó pesadamente, como si
lo hubieran lanzado desde un vehículo en movimiento, sintiendo aún más dolor
por el golpe, pero lo que lo desconcertó fue sentir una aguda punzada en el
estómago.
Se abrió la túnica con manos temblorosas y miró incrédulo lo
ocurrido… Al caer tras recibir la maldición había resquebrajado su varita, y al
tratar de realizar el encantamiento para desaparecer, su varita dañada no
respondió con la precisión acostumbrada, y Harry no pudo controlar la dirección
o la fuerza del impacto, estacándose con la varita al caer sobre ella. Al rodar
su cuerpo había partido la varita otra vez, enterrándola entre 4 y 5 cm en el costado de su vientre.
Miró a su alrededor y vio que se encontraba en la mitad de
la nada, en medio de un bosque antiguo y no muy denso. No sintió ruidos ni
presencia de personas o animales.
Con algo de trabajo recortó su túnica y se fajó, tiritando
cada vez más. Le fue imposible levantarse, y se arrastró en el pasto mojado hasta
que encontró un enorme tronco ahuecado, probablemente una madriguera animal
desocupada. Tal vez pertenecía a un zorro, pero aun así era muy pequeña y Harry
apenas pudo entrar, pero fue lo suficiente para guarecerse antes de caer en la
inconciencia.
Durante los siguientes días llovió de manera intermitente,
por lo que Harry pudo beber del agua que chorreaba del tronco del árbol.
Desde ahí, de mal en peor: Se sentía morir. Sabía que un
decaimiento tan apresurado en su salud se debía a la maldición recibida, pero
su mente febril no lograba asociar los violentos síntomas con enfermedades
conocidas.
Primero comenzó como una gripe muy fuerte, que escaló en altas
fiebres rápidamente.
Cuando comenzó a sangrar por la nariz, se preocupó: El líquido
era obscuro, más cercano al negro que al rojo, y olía a putrefacción.
La piel le dolía al punto de gemir en agonía por el simple roce
de la tela que lo cubría.
Sus pulmones estaban obstruidos.
Sí, se sentía morir, pero aun así esperó pacientemente a que
las cosas mejoraran. Los efectos de la maldición tendrían que agotarse y él poco
a poco se sentiría mejor. Era lo lógico, verdad?
Pero fue cuando junto a todo el dolor y malestar, comenzó a brotar
esa sangre obscura por los lagrimales de sus ojos y por las orejas, que supo
que le quedaba muy poco tiempo de vida, tal vez sólo unas pocas horas, las que
desperdició en una dolorosa fiebre que lo hacía temblar violentamente,
empeorando aún más su herida en el estómago, abierta e infectada por las
horribles condiciones sanitarias en las que se encontraba, y que supuraba pus.
oooOooo
-Harry! – Gritó Hermione despertando de golpe y sentándose
violentamente.
-Es que nadie te ha enseñado que es de mal gusto gritar el
nombre de un mago cuando estás en la cama de otro? – Preguntó Malfoy con voz
rasposa y sin abrir los ojos, depositando un sonoro beso en el hombro de la
bruja.
Era muy temprano aún… Faltaba media hora para el amanecer.
-Oh Draco, shush! – Lo silenció ella acariciando su mejilla
sin afeitar, totalmente concentrada en recuperar la línea de pensamiento que la
despertó.
-Qué estamos esperando? – Preguntó él pasado un momento en
el que los dos se mantuvieron inmóviles, y comenzando a deslizar la camiseta de
su bruja hacia arriba, desnudando su estómago.
Pero en lugar de recibir el esperado susurro de “Shhhh, Daisy nos puede escuchar!”, ella
le dijo “…Tenía una excelente idea, pero la olvidé y ahora sólo tengo que
recordarla”.
-Ok… - Dijo él sentándose, asumiendo que mientras “la idea”
no reapareciera, no habría sexo para él.
-Estaba soñando, y en mi sueño tenía un problema imposible
de resolver, pero al ver las cosas desde otro ángulo la solución que se me
presentó era tan obvia, que no la archivé como algo que debiera recordar
conscientemente… No sé si me explico…? - Dijo Hermione mirándolo, mordiendo su
mejilla, y luciendo vulnerable.
-Perfectamente – Dijo él reacomodándose y abriendo los
brazos, indicándole que se sentara apoyada en él. Ella obedeció de inmediato –
Estabas soñando con Potter – Dijo él sin celos ni rencor, sólo constatando un
hecho – El problema de tu sueño probablemente era ese imbécil, seguramente sigues
tratando de averiguar cómo hacer para saber si está vivo, muerto, y dónde.
Hermione ignoró la débil hostilidad de Draco hacia su amigo,
y se concentró en lo que le había dicho. Todo era verdad, el problema con Harry
era esencialmente que nadie parecía poder detectarlo. Pero por qué? De entre
todos los que buscaban, por qué nadie tenía éxito? Trató de recordar, cómo es
que funcionaban exactamente los hechizos
busca-personas? De acuerdo a su breve repaso sobre la materia cuando estaba en
cuarto año de Hogwarts, estos encantamientos básicamente identificaban la “firma
personal o esencia mágica” de un mago y luego lo seguían al lugar del mundo donde
se replicara. Es por eso que para que un encantamiento localizador funcionara,
debían usarse posesiones que conservaran e irradiaran esa firma, como objetos
personales, pelos o uñas de la persona que se trataba de encontrar.
O sea, por ejemplo, si ella quería ubicar a Neville, debía
realizar el hechizo con su “sabor mágico particular” en mente, usando algo que
aún cargara su estela mágica para sellar en encantamiento. Luego simplemente
era cosa de buscar en el mapa.
Esto es justamente lo que hacía tan notable al “Mapa del
Merodeador”: Permitía ubicar a cientos de personas a la vez identificándolas individualmente
para el usuario, sin posesiones personales ni encantamientos individuales de
por medio.
Pero claro, un objeto así, además de ser extremadamente
raro, estaba limitado a un solo un par de cientos de metros cuadrados de rango,
así es que la idea de usarlo o recrearlo, era tristemente impracticable.
Pero volviendo a lo mismo, por qué los hechizos
busca-personas no funcionaban en él? Harry sabía que no era necesario
bloquearla a ella, y ciertamente querría dar y recibir noticias, y ya habían
pasado tantos días…
-Si Harry hubiera muerto…? – Preguntó ella por enésima vez, sabiendo
la respuesta.
-Ya lo hablamos princesa, aún si Potter hubiera muerto el
aura mágica permanece en el aire un tiempo, a veces meses… - Respondió él
besando su cabello – Con un encantamiento normal no deberíamos tener problemas
en dar con el cuerpo o al menos con el lugar de la ejecución.
-…El hechizo apela a la magia en los seres mágicos… - Masculló ella, perdida en su propia mente –
Pero Harry no es 100% mago, tal vez hay una manera de que se escondiera tras su
lado humano? Esconder su magia? Tal vez incluso sin saberlo? Nadie lo ha hecho
antes, pero tal vez nadie ha pensado en que pueda ser útil… Eso es! Eso tiene
que ser! – Exclamó saltando de la cama en sus bragas verdes con lunares
amarillos y una delgada camiseta de algodón blanca, sin mangas.
Hermione comenzó a sacar libros de la biblioteca, haciendo
equilibrios arriba de una silla, ya que desde el suelo no alcanzaba a leer lo
que necesitaba para bajarlo con magia.
-Mierda Granger! Te vas a desnucar! - Reclamó él calzándose
unos pantalones deportivos - Daisy! – Rugió.
-Amo Draco? – Preguntó Daisy apareciendo de inmediato,
ansiosa por hacer lo que fuera por Malfoy.
-Ayuda a Granger – Le señaló – Se va a matar buscando lo que
necesita, y eso me pondría de muy mal humor.
-Señorita Hermione! – Chilló la elfina, horrorizada – Usted
no debe ponerse en peligro de esa manera! – Y prácticamente empujando a
Hermione de la silla, tomó su lugar esperando instrucciones.
-No es necesario Daisy… – Dijo Hermione mirando de reojo a
su novio, que ponía agua en la tetera, ajeno a sus actividades – Draco no debió
despertarte…
-El amo Draco sabe que Daisy no se perdonaría si usted se
cayera de una silla – Dijo Daisy con sus delgados bracitos cruzados – Ahora
dígame, qué necesita?
-“Mil maneras de
encontrar lo perdido”, “Cómo recordar
lo que se le perdió”, “Encantamientos reveladores”, “Cuando los objetos
encuentran a su dueño”… - Dijo Hermione señalando uno a uno.
-Para cuando quieran, hay café preparado – Dijo Draco incluyendo
sutilmente a Daisy en el ofrecimiento, aunque sabía que ella no lo aceptaría.
Pasando de regreso a la cama, le dio un pellizco en el trasero a su bruja – Y
por el amor a Cirse Granger, deja de pasearte en bragas si esperas que me
comporte!
-Malfoy? – Dijo ella dulcemente, atrapando su mano mientras él
se alejaba.
-Mmmmh? – Respondió arqueando una ceja y sorbiendo de su
mug.
-Te amo – Dijo ella simplemente.
-Lo sé – Respondió él con su sonrisa fanfarrona.
-Cómo puedes estar tan seguro? – Preguntó ella entrecerrando
los ojos y levantando la barbilla, desafiante.
-Porque eres una chica lista – Dijo él, dándole la espalda y
comenzando a caminar.
Hermione podría haber dicho cien respuestas diferentes para
callarle la boca (esa deliciosa boca), pero a fin de cuentas Draco tenía razón:
Ella era una chica lista y sabía lo que era mejor para ella… Y lo mejor era ese
insufrible sabelotodo, mandón, cascarrabias, contradictorio, e increíblemente
sexi hombre que sabía que podía llamar suyo.
oooOooo
-Pero que grandísima idiota! – Gritó Hermione haciendo
saltar a Daisy, que preparaba la comida con ingredientes sacados de dios sabe
dónde.
-Daisy se equivocó en algo, señorita Hermione? – Preguntó la
elfina temblorosa, dejando de revolver la sopa y aferrando nerviosa el borde de
su delantal.
-Qué? No! Daisy, yo nunca te diría algo así! – Dijo la bruja
suavizando el tono – Draco estás escuchando? – Preguntó en voz alta, temiendo
una crisis, en dirección al estudio de su mago.
-El cómo maltratas a mi elfina? Sí, y creo que te voy a
acusar formalmente a la P.E.D.D.O. por esos abusos verbales – Dijo él
asomándose escaleras abajo.
-Draco! – Se quejó Hermione, amenazándolo con tirarle una
naranja.
-Dime princesa, quién es la grandísima idiota? – Preguntó esquivando
la naranja con facilidad, mientras se le plantaba al frente y le estampaba un
beso en los labios.
-Yo! – Dijo Hermione, feliz y orgullosa.
-Tú? – Preguntó Draco incrédulo.
-Usted? – Preguntó Daisy escandalizada de escucharla hablar
así de sí misma.
-Todo el tiempo lo he estado tocando con la punta de los
dedos, pero me ha costado mucho crear el hechizo correcto. Existen hechizos de
búsqueda para magos (ya sean pura sangre, o alguna mezcla de magos y humanos
que produzca magos, o incluso humanos con humanos que producen magos como yo),
y luego otros hechizos, diseñados para búsqueda de simples humanos, ya que no
se les busca por su esencia mágica sino por su aura, pero nunca he visto un
encantamiento que me permitiera encontrar a un mago con un hechizo para
humanos…
-Pero para qué te serviría eso? Potter es un mago… Uno de
dudosa calidad, pero mago al fin – Preguntó Draco.
-Porque creo que es lo único que no han hecho los demás. Piénsalo
Draco, los Mortífagos, Voldemort, La Orden, los caza recompensas, y quizás
quienes más quienes están buscando a Harry, y probablemente todos lo han hecho
de la misma manera, con los mismos encantamientos y metodologías… Es inútil
seguir haciendo lo mismo una y otra vez…
Yo creo que la única forma de que Harry se escondiera es de alguna forma
despojándose de su magia, y a ese Harry es al que voy a buscar – Dijo
poniéndose de pie.
-Qué? Ya? – Preguntó Draco.
-Si no cuándo? – Preguntó ella.
-Al menos después de almuerzo, no puedes despreciar la sopa
de Daisy, quien sabe a dónde fue a robar para conseguir los vegetales frescos –
Dijo él bastante seguro de que probablemente lo que afirmaba era cierto.
-La señorita Hermione necesita alimentarse – Afirmó Daisy en
tono de regaño. Ella quería verla sana y vigorosa para empezar pronto con la
crianza de bebés Malfoy.
-Bueno, después de almuerzo me voy… - Dijo Hermione,
cediendo – Mientras tanto voy a probar si el hechizo localizador que quiero
crear siquiera funciona…
-Nada de “me voy” – Dijo él – Nos vamos, y nos llevamos a
Daisy.
-A ti lo entiendo, porque no me vas a dejar alternativa,
pero Daisy? Esto puede ser peligroso Draco, no quiero que le puedan hacer daño…
- Dijo Hermione preocupada, mirando el delgado cuerpecito de la elfina.
-Has visto a un elfo doméstico pelear? – Bufó Draco.
Hermione negó con la cabeza – Los elfos son creaturas mágicas más poderosas que
los mismos magos. Y es sólo por su naturaleza pacífica, leal y servil que no han sometido completamente a
nuestra raza, sino que todo lo contrario. El que no necesiten de una varita para
hacer magia no te dice nada? Los elfos no estudian magia, ellos básicamente
están compuestos de magia.
-Daisy sabe defenderse – Afirmó la elfina – Daisy hasta ganó
en las apuestas…
-Apuestas? – Se ahogó Hermione imaginando el horror. Como
las peleas de gallos, o perros que organizaban los humanos…
-Peleas ilegales entre esclavos – Dijo Draco con los dientes
apretados – No me sorprende… Me imagino que los amigos de mi padre las
celebraban a menudo después de que me fui de la mansión.
La elfina asintió sólo una vez.
-Daisy no te imaginas cuanto lo siento… - Dijo Hermione.
-Daisy sabe defenderse y puede defender a su familia – Fue
todo lo que dijo, y lo hizo con tal dignidad, que el tema fue zanjado.
oooOooo
El asunto del hechizo no era tan sencillo como la teoría de
Hermione, ya que debía partir de cero tratando a Harry como un ser no muggle ni
mago, sino aferrándose a otras características que lo definían por ser quien
era, más allá del símbolo y la leyenda, más allá de la magia y de su “vibra”.
Para Hermione Harry era su mejor amigo y en base a las cosas
que los unían creó un hechizo que obtenía su poder no en objetos sino que de
ella y su relación con Harry.
Costó un poco, pero eventualmente el hechizo la puso en un
trance que le permitió sentir la existencia de su amigo. Por mucho que trató no
pudo ubicarlo en el mapa como era su plan, pero después de un rato de lucha logró
ver lo que Harry veía, y que era bien poco: Un espacio cerrado y
claustrofóbico, en el que apenas entraba algo de luz a través de un hueco.
La conexión se rompió de pronto, y ella, agotada, pero sin detenerse
o abrir los ojos, se lanzó otra vez en búsqueda de Harry.
Esta vez lo intentó alejándose mentalmente de Harry, hasta
ver un tronco ahuecado en el que supuso se escondía su amigo. Se veía como un
buen lugar para pasar la noche.
La conexión se rompió.
Lo intentó una vez más, y vio un bosque sin puntos de
referencia evidentes.
Volvió en sí frustrada, literalmente jadeando por el
esfuerzo, y trató de volver a hacer el encantamiento, segura de poder encontrar
pistas si se alejaba un poco más, pero Draco la detuvo.
-No más – Dijo recibiendo la toalla húmeda que le entregó
Daisy y limpiando su rostro cubierto de sudor. No se había dado cuenta de lo
evidente que era el esfuerzo que conllevaba cada inmersión, enfocada sólo en su
objetivo.
-Estoy tan cerca… - Dijo con un hilo de voz, sabiendo que no
tenía fuerzas ni argumentos para discutir.
-Estás cerca de desmayarte – Respondió él, cabreado – Bebe –
Le entregó un pequeño vial que contenía una poderosa poción reconstituyente.
-Pero ahora que bebí esto, puedo comer algo y… - Dijo Hermione
arrastrando las palabras, en cuanto pudo abrir los ojos sin quedar bizca.
-Es esto algo que te ocurra normalmente haciendo
encantamientos? Aún los más complicados? – Preguntó Draco mostrándole la toalla
blanca que empuñaba con fuerza y señalando su camiseta. Manchas de sangre
fresca resaltaban dramáticas y acusadoras.
-Oh… - Comprendió Hermione. No era un simple esfuerzo, lo
que trataba de hacer era terreno inexplorado, no sabía cómo hacer las cosas más
eficientes y seguras para su salud. Si tuviera el tiempo suficiente, tal vez
podría experimentar, pero al menos por fin sabía que había un modo de saber dónde
estaba Harry, aunque no podía definir si seguía con vida o no…
Bueno, tendría que reintentarlo mañana, y mejor que le
saliera bien a la primera, o Draco la paralizaría con un hechizo para obligarla
a hacer reposo.
-“Oh” – Gruñó él, evidentemente de malas.
-Me llevarías a la cama? – Dijo sabiendo cómo aplacarlo – Y
Daisy, quedó algo de esa rica sopa que preparaste para el almuerzo? Serías un
ángel y me calentarías un poco?
Ambos obedecieron con los ceños fruncidos, pero en cosa de
segundos Hermione se encontraba en la cama sin pantalones, con Draco
cubriéndola con varias mantas y sentándose a su lado para revisar sus signos
vitales, la hemorragia nasal, la sudoración y su ritmo respiratorio.
-No te voy a volver a dejar llegar tan lejos Granger – Dijo
aún furioso, tomando las mejillas de la bruja entre sus manos – Puedes buscar
una vez al día, es todo lo que tu organismo resiste sin peligro a tu salud.
-Pero estamos tan cerca… Una vez tal vez no sea suficiente!
A lo mejor me falten 3 o 4 intentos más… - Argumentó la bruja.
-Digamos que me siento a ver como te desgastas con 4
intentos más – Dijo él - Digamos que me aguanto las ganas de hechizarte para
obligarte a dormir un par de días… Qué pretendes hacer cuando lo encuentres?
Transportarte a terreno desconocido para enfrentarte a un enemigo desconocido
cuando apenas puedes mantener los ojos abiertos? Saltar a una posible batalla
sangrando desde antes de comenzar? A quién pretendes salvar en esas
condiciones?
-Pero Draco… - Trató de argumentar débilmente, sabiendo que
en la práctica él estaba en lo cierto.
-Te voy a ayudar y voy a estar junto a ti en cada paso, pero
Granger, entiende esto: Mi única prioridad eres tú. Si buscar a Potter te hace
daño, Potter se va a quedar perdido, y te puedes enojar, gritar o patalear,
pero esto es lo que vengo haciendo por años y no va a cambiar ahora. La
prioridad eres tú. No por tu importancia para La Orden, sino porque eres mía.
Hermione sintió la llama de la rebelión comenzar a arder en
su pecho, pero ella misma la apagó. Draco no estaba haciendo nada que ella
misma no haría en su lugar. De hecho estaba siendo bastante razonable.
-Entiendo – Dijo ella, acariciando la mejilla de su mago –
Tienes razón…
-Perdón? Escuché mal? – Preguntó él fingiendo preocupación.
-No seas un idiota, tienes razón… No serviré de nada si
trato de rescatar a Harry estando débil o enferma… Soy testaruda, pero puedo
ser razonable – Sonrió inocentemente.
-No puedo arriesgarme a perderte Granger… - Dijo él casi
imperceptiblemente.
-Lo sé… Lo siento – Dijo ella contra su cuello – No me vas a
perder.
-La sopa de la señorita Hermione – Dijo Daisy acerándose con
una bandeja que cargaba un contundente plato de sopa, una gruesa rebanada de
pan recién hecho, un vaso de leche y de postre, compota de manzana.
Draco se movió para permitir que Hermione se reacomodara.
-Gracias Daisy, se ve delicioso – Dijo Hermione sonriendo a
la elfina, que sonrió, hizo una pequeña reverencia, y desapareció, sabiendo que
su Amo Draco la llamaría en caso de necesitarla.
-Come y recupera fuerzas Granger, quizás mañana tengamos
suerte y recuperemos a San Potter de regreso con nosotros para guiarnos con su
inigualable sabiduría – Dijo Malfoy, rodando los ojos.
-Apuesto que mueres de ganas de que eso suceda – Dijo ella
divertida, mordisqueando un trozo de pan.
-A estas alturas él me da lo mismo, lo único que me importa
es tu obsesión por encontrarlo. Si salvándolo o recuperando tu cuerpo tú
recuperas la paz y podemos dormir la noche de corrido, es más que suficiente.
-Quién eres, y qué hiciste con Draco Malfoy? – Preguntó
ella, desconcertada ante la profundidad del cambio de actitud de su mago.
-Soy el mismo, simplemente he reordenado mis prioridades.
Sigo siendo egoísta, cruel, despiadado, e inescrupuloso, es solo que ahora soy
todas esas cosas en función de conservarte para mí – Dijo él comenzando a
comerse la compota de la bandeja de Hermione, sin pedir permiso.
Ella lo miró con ternura. Debía asustarla. Horrorizarla
inclusive. Pero no podía menos que amarlo más por su candidez.
La poción revitalizadora comenzaba a hacer efecto y la
recorrió una punzada de deseo.
“Draco chico malo” le producía todo tipo de pensamientos
libidinosos.
Y él por supuesto que lo sabía.
Agh! Moría por besarlo… No estaba segura ni siquiera de ser
capaz de terminar la sopa, el deseo de tocarlo, de tenerlo dentro, era más
fuerte.
Empujó hacia un lado la bandeja.
Él la miró inquisitivo, compota en una mano y cuchara en la
otra.
Ella se lamió los labios lentamente, sin decir nada, pero
mirándolo intensamente.
La bandeja y su contenido desapareció de escena.
Y el familiar sonido del algodón al desgarrarse se escuchó
en la habitación. Trozos de la camiseta de Hermione volaron por los aires y sus
suaves gemidos reemplazaron al silencio.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Ahí tienen a Harry, está vivo! Más explicaciones en el futuro.
Espero les haya gustado, abrazos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No olvides comentar!!!