Llevo meses sin
poder escribir una página, pero párrafo a párrafo pude construir este capítulo
que no me salía.
Es chistoso,
porque sé claramente hacia dónde va el relato y sé exactamente cuál
será el final, pero me cuesta escribir los capítulos intermedios… En fin.
Espero que les
guste, y por favor háganme saber si vale la pena el esfuerzo de continuar
escribiendo esta historia.
Abrazos
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Capítulo 19
Cast out, buried in a hole
Struck down, forcing me to fall
Destroyed, giving up the fight
Well, I know I'm not alright.
Struck down, forcing me to fall
Destroyed, giving up the fight
Well, I know I'm not alright.
What's my price and will you pay it if it's
alright?
Take it from my dignity
Waste it until it's dead
Throw me back into the gutter
'Cause it's alright
Find another pleasure fucker
Drag them down to hell.
Take it from my dignity
Waste it until it's dead
Throw me back into the gutter
'Cause it's alright
Find another pleasure fucker
Drag them down to hell.
Stuck With Me / Green
Day
-Basta! Basta!
Basta! Despierta Granger! – Rugió Draco sacudiéndola con fuerza. Hermione se
dejó hacer como una muñeca de trapo, y se negó a salir de su trance, demasiado
cerca de las respuestas que necesitaba como para rendirse ahora.
-Señorita Hermione! – Rogó Daisy, temblando y balanceando un
jarro de agua fría con ambas manos. Ella jamás le faltaría el respeto a quien
consideraba su segunda ama, ni menos la atacaría por iniciativa propia, pero Draco
era su dueño y le había dado una
orden directa, por lo que tenía que
cumplirla.
-Daisy! – Gritó Draco retrocediendo unos pasos – Ya!
Daisy apuntó y lanzó el agua en el rostro a Hermione, que
saltó como si la hubieran pinchado.
-Pero que dem…!? – Preguntó Hermione confundida, sin tener
muy claro ni donde estaba o qué día era. Su nariz sangraba profusamente, y se
sintió mareada y terriblemente hambrienta.
-Shhhhh… - Dulcificó su voz Draco acercándose para comprobar
sus signos vitales – Estás conmigo, estás en casa – Aclaró, sabiendo después de
tantos intentos de afinar el hechizo, lo desgastante que era para el cuerpo y
la mente de su bruja esta inútil búsqueda de Potter, que en lo que a él
respectaba podía pudrirse en el hoyo en el que se encontraba.
Draco la secó y limpió la sangre que manchaba la amplia
camiseta de la chica con un encantamiento, Daisy le puso tapones de algodón en
la nariz, y luego Malfoy tomó a Hermione en sus brazos y la llevó a la cama,
que la esperaba abierta y con una bolsa de agua caliente entre las sábanas. En
el velador había una enorme copa de tiramisú, preparado especialmente para
ella, porque era el postre favorito de la bruja y de paso contenía las calorías
necesarias para ayudarla a recuperarse.
-Abre los ojos – Demandó él, sujetando una gran mota de
algodón ensangrentado en la mano, con la que limpió la sangre que aún manaba de
su nariz.
-Nnnnn… Sueño… - Murmuró ella sintiendo que sus párpados se
cerraban sin querer.
-Granger… - Gruñó él perdiendo la poca paciencia que le
quedaba tras varios días de verla deteriorarse tratando de perfeccionar su maldito
hechizo.
Ella no obedeció, ya medio dormida, y él le abrió los ojos
de todos modos con los dedos, para comprobar la dilatación de sus pupilas y sus
reflejos.
-Nnnn… - Gimió ella ante las manipulaciones, pero sin
fuerzas para manotear o empujarlo.
Draco la ignoró.
-Abre! – Ordenó él poniendo un bocado de tiramisú frente a la boca de Hermione.
Cuando ella volvió a ignorarlo él simplemente le abrió la
boca apretando sus mejillas y le metió un bocado a la fuerza, y a ella no le
quedó más alternativa que tragar y gemir bajito, furiosa y humillada. Quién se
creía que era este prepotente?
…Aunque había que reconocerlo, a pesar de su falta de
cooperación, Hermione realmente necesitaba el azúcar.
-Te sientes mejor? – Preguntó él más amable pasados unos
segundos.
Ella asintió lentamente.
-Entonces vamos a hacer lo siguiente: Te voy a sentar, vas a
beber esta poción, vas a comer, y después puedes dormir cuanto quieras – Dijo
levantándola de las axilas. Su delgado cuerpo estaba lacio como el de una marioneta
con los hilos cortados.
Draco la afirmó poniendo almohadas en sus costados y comenzó
a alimentarla bocado a bocado, esperando impaciente a que ella se recuperara.
La verdad es que sabía
que su bruja mejoraría, este no era el primer intento que llegaba demasiado
lejos, pero eso no quitaba que odiara verla así.
Poco a poco Hermione se fue reanimando, hasta que llegó a
cooperar activamente mientras él la alimentaba. Incluso abrió los ojos y eventualmente
sonrió.
No se dijeron nada, no hacía falta.
Draco despachó a Daisy con un gesto.
-Mañana es la última vez que te dejo hacer esto – Dijo Draco
tranquilo, pero terminante.
-Pero… - Comenzó a decir la bruja.
-“Pero estoy tan cerca”
– Interrumpió él imitando la voz de la chica - Es eso lo que me vas a decir?
Llevas días estando cerca, y si no fuera por mis brebajes ya habrías muerto de
anemia! Apenas me queda una medida de Murtlap y otra de Díctamo, tienes que
parar, Granger! La cantidad que tenía almacenada de esas hierbas debería haberme
alcanzado para un año de preparaciones menos potentes, y en cambio las usé concentradas
en unos días curándote de todas las consecuencias de tus experimentos!
-Pero Harry…! - Susurró ella entre dientes, sintiendo como
el terrible cansancio se transformaba en ira... Pero a quien engañaba? La
verdad es que no tenía fuerzas para discutir.
-En serio crees que está vivo después de tanto tiempo? –
Insistió Draco - Nadie sabe de él Granger, seguro que está muerto y su cuerpo
está abandonado en una zanja! – Exclamó frustrado.
-No. Está. Muerto! – Exclamó ella marcando cada palabra – Lo
siento en mí. No lo vi a él directamente, pero vi a través de sus ojos, lo sé!
-Mañana va a ser tu última oportunidad. No es posible que
nadie lo haya encontrado, y si está viviendo en el bosque como dices, entonces
es muy posible que ya haya muerto de hambre.
-Pero… - Balbuceó ella, al borde de la inconsciencia.
-Revisemos otra vez el mapa – Dijo él cambiando de tema, y
con una floritura de su varita hizo aparecer un pergamino que flotaba frente a
ellos – Encontraste algún nuevo punto de referencia? Dibújalo de nuevo, tal vez
hay algo que pasamos por alto…
-Bosques… - Dijo ella
apuntando torpemente el mapa con su varita, e inmediatamente aparecieron los
árboles en la distribución que ella había logrado identificar – Una gran roca –
Agregó, y la roca apareció en el mapa... - Lo diferente es que hoy me alejé más y vi agua,
pero Harry no está junto al agua… – Dijo ella con los ojos cerrados,
concentrándose, e inmediatamente se comenzó a formar el particular contorno de
un lago – La vegetación me es muy familiar y el paisaje es verde y húmedo, y a
veces he visto neblina… Draco, yo creo que Harry puede estar en algún lugar de
Inglaterra.
-Algo más? – Preguntó él.
-No… No realmente. Hoy lo vi todo más nítido, llegué a oler
la sabia, la tierra y el musgo, pero no
logré ver un cartel o asentamientos humanos en el área.
-Bueno, basta por hoy – Dijo él haciendo desaparecer el mapa
– Es hora de dormir – Dijo acostándola.
-Te vas a acostar conmigo? – Preguntó ella, ya casi dormida.
-En un rato, tengo cosas que hacer – Dijo Draco besando su
frente y dirigiéndose hacia las escaleras.
-No tardes… - Dijo ella en un bostezo.
Él no respondió. Tardaría lo que debiera tardar.
oooOooo
-Maldita sea! – Masculló Draco golpeando su escritorio. La
verdad es que no sabía mucho sobre tecnología muggle, y el tener que aprender a
usar un computador había sido toda una odisea… Y lo peor es que ni siquiera
tenía internet para facilitar su tarea, sino que de momento trabajaba con una
antiquísima enciclopedia digital, la Encarta
del año 1995 en formato CD ROM, que le regalaron como una especie de broma
cuando compró su laptop de segunda mano.
Se encontraba checkeando
uno por uno todos los cuerpos de agua del Reino Unido para poder
encontrar aquel que coincidiera con el que había dibujado su bruja... Si
pudiera dar con el lago podrían comenzar una exploración tradicional in situ, una que no implicara desgastar
el cuerpo de Hermione hasta hacerla desfallecer
Y las horas pasaron, y Draco siguió buscando.
oooOooo
-Granger! Ven acá! – Gritó Draco desde el segundo piso.
Hermione despertó fastidiada, y vio que ya era de día. Se sacudió la modorra y
restregándose los ojos tomó su varita, hizo un hechizo de limpieza personal, y
tal como estaba, en bragas y una camiseta del mago, se dirigió a la escalera.
-Hola Daisy, qué sucede? Pasó algo? – Preguntó a la elfina
que preparaba algo en la cocina con la frente arrugada y mascullando para sí
misma.
-No lo sé señorita Hermione, pero lo que Daisy si sabe es que
anoche el amo no durmió nada, pasó toda la noche en su estudio, y el amo
necesita descansar… – Dijo Daisy haciendo una pequeña venia, pero frunciendo aún
más el ceño. A la elfina claramente no le gustaba cuando Draco pasaba de largo
y se quedaba sin dormir.
-No durmió conmigo? – Preguntó Hermione retóricamente,
avergonzada porque en su agotamiento no notó la ausencia de su mago.
Daisy sacudió la cabeza, levantando una ceja ante lo absurdo
de la pregunta.
Suspirando, Hermione subió la escalera y al llegar al
estudio se encontró a Draco usando la misma ropa del día anterior, pero
luciendo triunfante y fanfarrón, sonriendo como quien sabe un jugoso secreto
pero quiere alargar la anticipación.
-Por qué no dormiste conmigo? – Preguntó ella al llegar a su
lado, agachándose para besarlo.
-Estaba ocupado… – Dijo él vagamente acariciando una pierna
de la chica. Quería parecer indiferente pero estaba claro que si no hablaba
pronto explotaría.
-Me vas a decir qué estabas haciendo que era tan importante
que no quisiste dormir cucharita conmigo? – Preguntó ella sentándose en las
piernas de su novio.
-Estaba buscando una forma de evitar que tuvieras que usar
ese maldito hechizo otra vez – Dijo él simplemente, mientras mordisqueaba el
cuello de la bruja.
“Mmmmm… Granger es mi
hogar”, pensó satisfecho.
-Pero Draco, tú sabes que el hechizo es necesario para… -
Dijo ella acariciando amorosamente los mechones platinados de la cabeza de
Malfoy.
-Ya no más – Interrumpió él – Ya no más. Encontré el lugar,
di con el lago que viste anoche, queda en medio del Snowdonia National Park, en Inglaterra. El lago se llama Lyn Trawsfynydd
y es exactamente como lo dibujaste,
así es que si te sientes bien, podemos irnos de excursión en cuanto hayas
desayunado... Sólo tenemos que rodear el lago caminando, aunque por lo que
describes creo que es mejor partir buscando desde la zona sureste y en
dirección contraria a las manecillas del reloj.
-Draco, no lo puedo
creer! – Exclamó ella reacomodándose y manipulando el mapa de la enciclopedia con
el mouse, estudiándolo – Espera un momento… Usaste la Encarta? Mejor dicho cómo demonios es que tienes una Encarta? No se fabrican desde el año
2009!– Resopló muerta de risa - Es esta la edición que dice que la tierra es
plana y el Sol gira alrededor de la Tierra?
-Eso es todo lo que
sacaste en limpio de lo que dije? – Preguntó él, ofendido - No el cómo vamos a
salvar al imbécil de Potter, sino que de adónde saqué el maldito mapa para
encontrarlo?
-Lo siento Draco,
pero es que esta es una reliquia… – Dijo ella aguantando la risa, arrepentida
por burlarse, y fracasando miserablemente. Finalmente besó la mejilla de su
malhumorado novio, su frente y sus labios – Me voy a vestir. Desayunaste?
Él asintió. Daisy le
había subido una bandeja al amanecer.
-Entonces anda a
ducharte para que te despejes y te relajes mientras yo busco algo de comer –
Dijo poniéndose de pie. Él la soltó de mala gana, pero sin romper contacto – Le
he dicho alguna vez lo mucho que lo amo, señor Malfoy?
-No que yo recuerde,
señorita Granger – Dijo él entrecerrando los ojos, como evaluándola, y aun
acariciando despreocupadamente una nalga de la bruja.
-Te amo… Te amo… Te
amo… - Dijo ella marcando sus palabras con pequeños besitos en todo su rostro
–Me amas un poquito a mí?
-Más que a nada… Más que a nadie – Dijo él intensamente,
repitiendo lo que se había transformado casi en el mantra de su relación.
Más que a nada… Más
que a nadie… Para siempre.
oooOooo
Una vez que ambos cumplieron con su rutina matinal los tres
estudiaron el mapa para acordar dónde aparecerían. Nervioso ante lo incierto, Draco
se reacomodó la mochila con víveres y Hermione inconscientemente hizo lo mismo
con el satchel sin fondo que contenía todo lo que se les ocurrió que pudieran
llegar a necesitar. Daisy por su parte parecía haber adquirido un tono verdoso,
pero no borró la expresión decidida de su rostro. Draco la miró orgulloso de su
valor y lealtad, y dándole una mirada de complicidad a Hermione se dieron la
señal, y de pronto Paf! Los tres se desmaterializaron de la cabaña para
aterrizar inmediatamente en el aparcamiento del lado sur del lago Lyn Trawsfynydd.
Llovía a cántaros, y no se veía ni escuchaba a ningún ser
humano, por lo que se relajaron por un momento y comenzaron a caminar,
internándose en el bosque tentativamente.
Draco y Daisy lo hicieron nuevamente tensos, pero Hermione con
cada paso se fue relajando y caminando más a prisa, hasta que de pronto, como
en un trance, echó a correr perdiéndose entre el follaje.
-Puta madre Granger! – Susurró/gritó Draco varita en mano,
listo para matar – No te alejes de mí!
-Es aquí! Es aquí! – Repetía Hermione, frenética – Este
árbol partido por un rayo, la gran roca… Como en mis visiones…Pero no lo veo a
él… Por qué no lo veo a él? Harry! Harry! – Gritó.
-Cállate! – Rugió Draco agarrándola por detrás y tapándole
la boca. Luego, le hizo un estudiado gesto a Daisy y la elfina inmediatamente cerró
los ojos, concentrándose.
-En la cercanía sólo estamos nosotros y otra persona amo
Draco – Dijo Daisy comenzando a caminar hacia el este como habían acordado.
Draco soltó a Hermione que se debatía y ambos la siguieron unos minutos en
silencio, hasta que la escena se transformó en algo totalmente familiar para
Hermione: El que era el punto de vista de Harry, el sitio en el que todas sus
visiones comenzaban.
-Ahí! – Exclamó corriendo sin escuchar los reclamos de Draco,
hacia la casi invisible entrada a la madriguera en la que yacía Harry… Pero al
sólo asomarse Hermione fue repelida por la horrible peste mescla de orina,
heces, sangre y vómito que emanaba del lugar.
Draco
hizo una arcada y se detuvo en seco, a varios pasos de distancia, repugnado y
atónito. Nadie podía oler así y estar vivo.
-Scourgify!
Scourgify! Scourgify! – Ordenó Hermione desesperada
por poder volver a respirar, sacudiendo la varita con una mano y cubriendo su
nariz y boca con la otra.
Al terminar de limpiar la suciedad, se
acercó nuevamente asomando la cabeza al interior de la madriguera. El horrible
olor no se había esfumado del todo, pero resistió y pudo ver claramente a su
amigo inerte, enrollado en sí mismo. Harry se veía más muerto que vivo, no se
notaba su respiración, su ropa se pegaba a su piel gracias a la sangre seca, y parecía
tener algo enterrado en el estómago. Con horror Hermione vio que se trataba de
un trozo de madera, más precisamente la varita del mago. Tendría eso algo que
ver con su falta de firma mágica?
-Oh por Circe, Harry! – Murmuró más para sí que para Harry,
que estaba desfallecido y literalmente al borde de la descomposición.
Sin más, Hermione se deslizó de cabeza en el asqueroso
agujero, rodando hasta quedar junto a Harry. Ni se le ocurrió pensar en su
vulnerabilidad o la posibilidad de sufrir una emboscada, así de grande era la
fe que depositaba en su novio. Draco cuidaría de ella mientras ella cuidaba de
Harry.
Posó su temblorosa mano en el cuello de Harry buscando su
pulso, y estuvo al borde del pánico cuando al principio no lo sintió, pero cuando
estaba a punto de romper a llorar desolada, percibió el calor de su afiebrado
rostro y el más leve movimiento de su pecho que luchaba por respirar, así es
que maniobrando sobre él se ubicó contra la pared más alejada de la entrada y
le pidió a Daisy que la ayudara a sacarlo de ahí.
La elfina obedeció arrastrándolo de los brazos y Hermione
ayudó con las piernas, al tiempo que se preguntaba cómo demonios había
sobrevivido Harry tantos días en ese lugar.
-Está vivo? – Preguntó Draco enfocado en el bosque, sin mirarlas
ni bajar la guardia ni por un segundo.
-Apenas… – Susurró Hermione –Draco, ayúdame a escoger las
pociones adecuadas, hay varias que no conozco y no me atrevo a moverlo hasta
que esté estabilizado…
-Daisy – Dijo Draco cambiando roles. La elfina se limitó a
levantar alrededor de ellos una cúpula nacarada que los hacía invisibles e
imperceptibles a quienes se encontraran en el exterior, de modo que pudieran
trabajar en paz.
Wow! Pensó
Hermione ausentemente mientras desabotonaba la camisa de Harry. Los elfos domésticos realmente son más
poderosos que los magos promedio.
A Draco no le gustó nada la familiaridad con la que su chica
desvestía a Potter, pero afortunadamente tuvo la enorme sabiduría de callarse
la boca antes de hacer preguntas o acusaciones infundadas.
Agh! La herida era… asquerosa: Se veía profunda, emanaba un
líquido amarillento y viscoso, y el tejido circundante estaba comenzando a
necrosarse. Además las venas de brazos y cuello se demarcaban con un color
grisáceo nada saludable.
-Si no hacemos algo AHORA, sufrirá una septicemia! – Exclamó
Hermione – Necesitamos poción reponedora de sangre, poción hidratante, poción
reparadora de tejidos, poción nutritiva, y por si acaso, povidona yodada.
Todos se pusieron manos a la obra, Daisy preparando una
merienda ligera, Hermione atendiendo a Harry y Draco proporcionando los brebajes
y cataplasmas.
-Bien… Ya está – Dijo Hermione limpiándose el sudor de la
frente con la manga de su sweater – Ahora sólo queda darle reposo y rogar que tenga
suerte…
-Bien – Dijo Draco estirando la mano para recibir un sándwich
que le entregó su elfina – Daisy! Vete a casa y prepárala para Potter. La cama
del primer piso necesita sábanas nuevas y hay que prender fuego en la chimenea.
Cuando termines prepárale un caldo liviano.
-Sí amo – Dijo ella asintiendo con una reverencia, y
desapareció antes de que Hermione pudiera llamarle la atención a Draco por ser
tan mandón.
-Le vas a ceder tu cama? – Preguntó sorprendida.
-Es más fácil atenderlo en el primer piso – Dijo él,
incómodo al ser descubierto ejecutando un acto de generosidad hacia Potter –
Nosotros podemos dormir en mi estudio.
-Y Daisy? – Preguntó Hermione.
-Ella se hizo una habitación en el entretecho sobre la
cocina, que es lo suficientemente alta para ella y siempre está bien temperado.
Daisy estará bien.
-No puedo creer que finalmente hayamos encontrado a Harry… -
Suspiró ella apoyando su cabeza en el hombro de su mago – Tenemos que avisar a
los Weasleys que está vivo! – Exclamó.
-De ninguna manera – Dijo él – Mientras menos se sepa más a
salvo estaremos todos.
-Pero Ginny… - Dijo Hermione.
-Esa chiquilla odiosa no se merece tu consideración – Dijo él
fríamente – Pero además piensa en que todos los que sepan que Potter está vivo
estarán en peligro mortal. Es más fácil negar un secreto cuando no se le
conoce.
-Y cuando despierte? – Preguntó Hermione.
-Si es que despierta
– Corrigió él – Lo devolvemos donde él quiera ir, pero no antes de borrar su
memoria parcialmente, no podemos permitir que nos recuerde a nosotros, nuestra
ubicación o la extensión de la ayuda que le prestamos.
-Hacerlo perder la memoria… No me gusta nada, qué tal si lo
dejamos medio idiota? – Preguntó Hermione – Nunca es seguro manipular la mente
de las personas, no todos reaccionamos de la misma forma.
-Si queda medio idiota saldría ganando, ya no sería el
completo imbécil de siempre, pero para tu tranquilidad, nada va a afectar la
frágil mente de Potter, la poción que vamos a usar es un invento mío.
-Draco… - Suspiró Hermione cambiando de tema violentamente -
Siento algo raro… - Dijo abrazándose a sí misma – Una especie de presentimiento…
Siento que hasta ahora las cosas han sido demasiado fáciles para nosotros, lejos
del mundo… Que no tenemos derecho a ser tan felices… Siento que se avecina una
tormenta…
-Hasta ahora todo fluyó porque estábamos sólo tú y yo en la
ecuación – Dijo él abrazándola por detrás y apoyando la barbilla en el hombro
de su chica - Pero creo que tienes razón… Los problemas recién están
comenzando.
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Espero les haya gustado, opinen, saludos.
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