Otra actualización, muy pegada a la anterior. Espero sus opiniones ante
esta nueva situación.
Abrazos.
P.D.: La canción de este capítulo está elegida desde el punto de vista
de Harry al fin del capítulo.
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Capítulo 20
Ven
Llévame del dolor
Que esta oscuro y no oigo tu voz
Solo quiero respirar
Solo que la noche me va a matar
Dame un beso
Algo que me haga al fin regresar
Y llorar en tus brazos al fin
Que aún hay tiempo para escapar
Llévame del dolor
Que esta oscuro y no oigo tu voz
Solo quiero respirar
Solo que la noche me va a matar
Dame un beso
Algo que me haga al fin regresar
Y llorar en tus brazos al fin
Que aún hay tiempo para escapar
Llévame / Kudai
Draco y Hermione se trasladaron haciendo aparecer a Harry en
el “living” de la cabaña, y Draco procedió a arrastrarlo a su cama, mientras
Daisy ya preparada, acercaba una palangana de agua tibia y tres frasquitos
distintos en forma y color.
-Voy a empezar a desvestirlo… - Dijo Hermione acercándose a
su amigo y tomando el primer botón de su camisa.
-No, tú vas a armar un dormitorio provisorio en mi estudio,
Daisy y yo nos encargaremos de las curaciones – Dijo Draco, tajante.
-Pero Draco…! - Se quejó ella, cruzando los brazos y
plantándose en su lugar.
-Pero nada Granger, este no es momento de testear mi
paciencia – Dijo él sentándose en una silla junto a la cama.
Daisy por su parte, movió levemente la cabeza desde detrás
de Draco para señalar a Hermione que esta era una batalla perdida y que era
mejor no insistir.
Hermione resopló, entrecerró los ojos dándoles a ambos la
mirada más amenazante de su repertorio, y girándose, subió las escaleras
ruidosamente.
No estaba realmente enojada, la verdad es que no tenía
ningún interés en ver a Harry desnudo y menos en ese estado, pero odiaba que
Draco fuera un asno celoso e intransigente cuando obviamente no tenía motivos
para serlo.
La bruja miró a su alrededor y en primer lugar movió todas
las esculturas a un costado de la habitación, e hizo lo mismo con el escritorio
de Draco. Luego, de su satchel conjuró una colchoneta doble, y como tenía ganas
de algo de trabajo manual hizo la cama al estilo muggle.
Una vez que terminó, bajó a ver cómo es que seguía Harry, y
se lo encontró durmiendo y tapado hasta la nariz, con Draco a su lado bebiendo
una taza de té.
-Sigues enojada? – Preguntó él, francamente no muy
preocupado.
-Serviría de algo? – Preguntó ella a su vez, levantando una
ceja.
-No. El único hombre desnudo que verás de ahora en adelante
voy a ser yo, y es mejor que te hagas a la idea – Dijo él encogiéndose de
hombros.
-Draco Malfoy! Eres un cerdo chovinista! – Exclamó ella
asombrada.
-Y tú una voyerista descarada – Dijo él, muy tranquilo – Y
te amo así, y hasta te tengo una taza de té si prometes ser buena conmigo –
Señaló para que se acercara.
-No… No me puedo sentar en la cama, molestaría a Harry… -
Dijo ella viendo que había sólo una silla.
-Te vas a sentar en mis rodillas – Aclaró él – Como siempre.
-Pero Harry… - Murmuró la bruja pensando en la reacción de
su amigo ante la noticia de que ella estaba amancebada con Malfoy.
-Este va a ser un problema? – Preguntó él – Te avergüenzas
de nosotros frente a este idiota en estado vegetal? Porque si es así no quiero
pensar en lo que va a ser los próximos días! Esta es mi casa Granger, y no
pienso esconderme de nadie, especialmente porque por una vez no estoy haciendo
nada malo…
-Sé perfectamente que esta es tu casa! – Exclamó ella,
frustrada – No es necesario que me lo recuerdes, lo tengo perfectamente claro.
-Sabes que no es eso lo que quería decir! Lo único que digo
es que no voy a esconder nuestra relación ante Potter ni ante nadie. Yo no me
avergüenzo de ti, puedes decir lo mismo de mí? – La desafió.
-Por supuesto que puedo! – Dijo ella, indignada – Te amo y
estoy orgullosa de ti, pero no sé cómo va a reaccionar Harry si nos ve juntos
así, de sopetón! No quiero hacerle daño.
-Va a tener que aceptarlo, como todos los demás. Y si de
verdad es tu amigo te va a seguir queriendo, conmigo o sin mí – Dijo él.
Hermione asintió, mordiendo su mejilla. Sabía que él estaba
en lo correcto, pero seguía sin gustarle la idea de impactar a Harry de esa
manera: Su mejor amiga involucrada con su
peor enemigo.
Al final se sacudió esos pensamientos que la abrumaban y se
acercó a su novio, se sentó en sus piernas y recibió el tazón del aromático té
Earl Gray, preparado exactamente como le gustaba.
-Yo nunca me avergonzaría de ti – Le dijo a Draco
susurrándole al oído – Estoy orgullosa de ti y de que me hayas elegido.
-Te amo Granger – Dijo él, abrazándola fuerte.
-Más que a nada… – Dijo ella besando el rubio cabello de su
novio.
-Más que a nadie… -
Dijo él, con la frente apoyada en el hombro de la chica.
“Siempre”,
pensaron los dos.
oooOooo
Pasaron tres días antes de que Harry reaccionara
parcialmente, y cinco antes de que abriera los ojos por meros instantes.
Y durante todo ese tiempo Draco cuidó de él lo mejor
posible, pensando en que mientras antes se mejorara antes se largaría. Él
quería a Granger para él solo, y hacerle el amor libremente, con risas,
suspiros y gemidos. Quería poder agarrarla en cualquier parte de la casa y
apretarla contra la pared, pero ya no tenía ese lujo, ya que si no era por
Daisy revoloteando por la casa, era por Potter, y él estaba a punto de explotar
de frustración.
En el sexto día, Hermione se encontraba a solas, ya que
Daisy había salido a comprar víveres. Estaba sentada en una silla junto a la
cama de Harry, leyéndole un enorme libraco escrito con letra muy pequeña.
-Qué le lees hoy? – Preguntó Draco entrando a la casa. Había
salido a correr y se veía delicioso y saludable, un enorme contraste con el
aspecto de Harry, postrado, grisáceo e inconsciente.
-“La Guerra y la Paz”
de León Tolstoi – Respondió ella poniendo un marcador a la página que leía,
para prestarle toda su atención a su novio.
-Granger, vamos, si es que Potter llegó a despertarse mientras
le leías, seguro lo noqueaste de nuevo con ese libro! Es una de las cosas más
aburridas y deprimentes que he leído! – Dijo él, y la besó en la mejilla.
Mmmmmh… Draco siempre olía tan bien!
-Te vas a duchar o vas a usar un encantamiento? – Preguntó
ella.
-Depende, tienes algo en mente? – El mago levantó una ceja,
atento e interesado.
-Estaba pensando… Que quizás quieras compañía en la ducha?
Digo… Si necesitas a alguien que te frote en aquellos lugares difíciles de
alcanzar…? – Preguntó ella, con una sonrisa coqueta.
-Granger! – Exclamó él genuinamente sorprendido.
Generalmente los avances tan atrevidos venían de su parte.
-No seas mente de alcantarilla Malfoy! – Rió ella, divertida
- Me refiero a lugares difíciles de
alcanzar, como por ejemplo entre los omóplatos!
-Sí, estoy seguro de que hablabas de los omóplatos – Dijo él
abrazándola fuerte y mordisqueándole el lóbulo de la oreja. A Hermione talvez debió
molestarle el sudor, pero lo cierto es que el aroma de la transpiración fresca de
su mago la reconfortaba.
Draco no apestaba.
-Ajá… - Ronroneó ella.
-Te propongo lo siguiente: Puedes enjabonarme a mí si me
dejas enjabonarte a ti – Dijo él.
-Pero si yo ya estoy limpia… - Balbuceó ella, cerrando los
ojos ante el contacto de los labios de Draco con su piel..
-Quieres que te haga sentir sucia? – Preguntó él, con un
tono de voz lleno de promesas, abarcando con una mano un pecho de la chica y
apretando suavemente.
-Yo… La verdad es que tal vez no esté perfectamente limpia… -
Balbuceó la bruja - De hecho me siento muy, muy su… - Dijo jadeante, pero se
interrumpió al ver movimiento con el rabillo del ojo – Harry! Harry, me
escuchas? Soy Hermione! – Se giró y se desprendió de Draco para lanzarse a la
cama y atender a su amigo.
-Jodido Potter, no podías esperar una hora para tu regreso
de entre los muertos? – Se quejó Draco, nada impresionado por la recuperación
del paciente.
-Draco! Shhhhh! - Exclamó ella, susurrando a gritos – Harry,
estás bien?
Harry la miró confundido. Trató de hablar e hizo una mueca
de dolor.
-Tranquilo, estás conmigo, Hermione, estás a salvo…
Sobreviviste Harry! – Dijo ella acariciando la mejilla de su amigo.
-´Mione? – Graznó Harry después de un rato – De verdad eres tú?
-De verdad… Estás bien, los dos estamos bien… - Prometió
ella.
-´Mione… Ron? – Preguntó Harry más débilmente aún.
-Está vivo – Dijo ella con la voz firme – Y está con la
Orden – No quiso agregar en qué estado para no impactar a Harry.
-Dónde estamos? – Preguntó Harry después de unos momentos
que se tomó para tratar de organizar sus pensamientos.
-En un lugar seguro, un lugar que nadie más conoce… - Dijo
ella, pero fue interrumpida con un grito desesperado.
-´Mione! Detrás de ti! – Chilló Harry, tanteando desesperado
en busca de su varita.
-No pasa nada – Dijo ella con voz calma, mirando a Draco –
Draco nos está ayudando, él me salvó a mí y fue quien me ayudó a salvarte a ti.
-Hermione! No te das cuenta de que te engañó? Te está
usando! Él es un traidor! Necesitas que te recuerde que intentó matar a
Dumbledore? Es un asqueroso mortífago! Mira su brazo! De qué estás hablando?
Todo esto es una trampa! – Harry se debatió tratando de ponerse de pie para
defenderse a sí mismo y a Hermione aunque fuera con los puños, pero para su
horror apenas tenía fuerzas para levantar la cabeza de la almohada, y el sólo
gritar lo estaba dejando exhausto.
-Harry no! – Dijo ella empujándole los hombros para que se
recostara y se quedara quieto – Créeme, yo al principio reaccioné como tú, pero
él tuvo miles de oportunidades de matarme o entregarme, y lo único que ha hecho
es cuidar de mí cuando estuve herida, y darme refugio cuando fui perseguida…
-Y estamos juntos – Dijo Draco sonando como un brabucón, y
acercándose a Hermione, rodeó su cintura y la atrajo hacia él – Estamos juntos
y yo cuido lo que es mío – Agregó desafiante – Tú por otro lado… Me importas
una mierda, pero Granger por alguna razón parece tenerte aprecio y yo no la
quiero llorando por los rincones porque su amigo está desaparecido… Así es que
te encontré para ella.
-Draco! – Exclamó Hermione escandalizada ante semejante
declaración, que por muy sincera que fuera, era lo menos diplomático del mundo.
Harry los miró por unos segundos, sin reflejar en su rostro
la dirección de sus pensamientos, hasta que por fin habló.
-Es verdad lo que él dice ´Mione? Están juntos de verdad?
Honestamente quieres estar con él?
-Si Harry! Dios! No sabes lo contenta que estoy, nunca fui
tan feliz – Dijo arrodillándose junto a la cama para quedar a la altura de su
amigo – Sé que suena raro, incluso para mí, pero nos amamos…
-Pero ´Mione, él es… - Interrumpió Harry.
-Él es el hombre que salvó mi pellejo y el tuyo – Dijo ella
desafiante – Y si algo confías en mi criterio sabrás que no es fácil engañarme,
menos cuando estoy con todos los sentidos puestos en percibir amenazas… Draco
ya no es el mismo y tú y yo tampoco…
-Sigue siendo un mortífago – Dijo Harry débilmente. Ya
pasaba el shock de adrenalina y estaba tremendamente cansado.
-No Harry, Draco sigue teniendo una marca que recibió contra
su voluntad cuando era poco más que un niño, tal como la cicatriz que tú llevas
en la frente. Créeme si te digo que si él pudiera borrarla ya lo habría hecho –
Dijo estirándose para tomar la mano de Draco, y descubriendo su muñeca la
acercó a sus labios y besó el horrible tatuaje.
-´Mione! – Exclamó Harry con la cara deformada en un gesto
de asco.
-Harry, eres mi mejor amigo y te adoro, pero juro que te
echaré una maldición si le faltas el respeto a nuestro anfitrión. Hasta que no
tengas buenas razones para comportarte como un asno, abstente de hacerlo o
comenzaré a usar los productos Weasley en ti – Dijo ella poniéndose de pie.
-Ya escuchaste Potter, compórtate – Dijo Draco abrazando a
Hermione y posando su mano en la cadera de la chica, en un gesto posesivo. Y
todo lo hizo luciendo una sonrisa ganadora que invitaba a Harry a perder los
estribos.
-Paren los dos! – Dijo ella – Daisy!
Daisy apareció de inmediato junto a la cama.
-Tienes un elfo doméstico? – Preguntó Harry horrorizado,
convencido de que esto debía ser una pesadilla, por los ribetes absurdos que
tomaban los acontecimientos.
-Esta es Daisy, y fue algo así como la niñera de Draco.
Dobby la ayudó a escapar de la Mansión Malfoy, y ella eligió venir a vivir con
Draco. Él la emancipó pero ella decidió quedarse.
-Buenos días señor Harry Potter, Dobby siempre habla muy
bien de usted – Dijo la elfina soltando las bolsas de víveres que traía y
haciendo una reverencia.
-Ho… Hola Daisy – Dijo él mago, confundido. Por qué querría
Daisy quedarse como esclava de Malfoy, un ser miserable conocido por su
crueldad, cuando podía largarse y empezar una nueva vida?
Daisy pareció leer sus pensamientos, porque se irguió y fue
a pararse lo más cerca posible de su amo, entrecerrando los ojos y frunciendo
el ceño.
-Tranquilos, es sólo que Harry tiene que acostumbrarse a la
idea – Susurró Hermione lo suficientemente alto como para que los otros tres
escucharan – Tienes hambre Harry? – Dijo hablándole a su amigo.
Él negó con la cabeza y bostezó.
-Me imagino que debes estar cansado – Dijo ella – trata de
dormir un rato y cuando despiertes te prepararemos algo.
-Gracias ´Mione… - Dijo Harry cerrando los ojos – Y gracias
Daisy… Malfoy… Supongo que… Gracias por salvarnos.
oooOooo
Hermione dormía tranquila, con su cuerpo tibio y la
respiración constante.
Iluminada sólo por las llamas de la chimenea su belleza era
irreal, con su cabello castaño desparramado sobre la almohada, su piel dorada y
un montón de pecas adornando su nariz, haciéndola lucir aún más joven e
inocente.
Draco la observó largo rato sin atreverse a mover ni uno de
sus rebeldes risos, que caían justo sobre sus ojos.
No quería molestarla…
Pero la necesidad de tocarla era más fuerte.
Con mucho cuidado acarició la mejilla de su bruja,
enganchando un mechón entre sus dedos y quitándolo del medio.
Granger… Maldita sea! Llevaba años enamorado de ella, pero
desde que estaban juntos era como si una compuerta se hubiera abierto en su
pecho, liberando toda clase de sentimientos inexplorados que lo aterraban por
su intensidad.
Su instinto principal era el de encerrarla bajo siete llaves,
pero la lógica le decía que Hermione privada de su libertad no sería la mujer
que amaba, y que no tardaría en resentirlo.
Draco se sentó en la cama, totalmente despierto, arrastrando
las cobijas con él, y de paso descubriendo a Hermione, que lucía una camiseta prestada
y bragas a lunares, como era su costumbre.
La chica se reacomodó por el brusco cambio de temperatura, y
ahora dormía sobre su estómago abrazada a la almohada
La idea de dejarla en paz se le pasó por la mente por apenas
un instante, e inmediatamente la descartó y se rindió a la tentación de
descubrirla por completo. La temperatura en el estudio era agradable, así es
que ella no se resfriaría por su culpa.
La sencilla camiseta blanca estaba un poco recogida a la
altura de la cintura, y él la recogió aún más, maravillándose en la curva de su
espalda y la suavidad de su piel.
No pudo evitar recordar el día que la rescató en el bosque y
la curó por horas y horas, tratando de preservar su perfección, y satisfecho se
felicitó por el excelente trabajo realizado.
Deslizó la mirada hacia abajo, desde sus firmes glúteos
hasta la punta de los pies. Sus piernas eran increíbles…
Y sensibles…
La acarició tiernamente detrás de las rodillas, y fue
recompensado con un suave gemido.
Un gemido que fue directo a su entrepierna. Mierda! Estaba
duro como una roca… Cuando había sido la última vez que habían hecho el amor
como al principio, por horas cada vez? Necesitaba deshacerse de Potter y darle
vacaciones a Daisy.
Su mano subió por el muslo hasta los glúteos, y centímetro a
centímetro deslizó sus dedos hacia la cara interna de sus piernas. Ella volvió
a acomodarse, buscándolo, y él casi pudo saborear su excitación.
La yema de sus dedos rozaron la ropa interior y comprobó que
ella estaba mojada y lista… Probablemente la bruja soñaba con él, ya que para
ella no era más fácil que para él esta castidad autoimpuesta.
Introdujo un solo dedo entre las bragas y su sexo, y lo
deslizó desde su entrada hasta el clítoris, repartiendo su humedad… No podía
esperar para enterrarse en ella…
De pronto una voz interrumpió sus caricias de golpe
-´Mioneee? ´MIONEEEEEEEEEEEEEEE!
Puto Potter, había tenido otra pesadilla.
Y Draco seguiría luciendo un incómodo par de bolas azules.
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Espro les haya gustado.
Abrazos.
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