martes, 7 de noviembre de 2017

Sangre Sucia 19

Llevo meses sin poder escribir una página, pero párrafo a párrafo pude construir este capítulo que no me salía.
Es chistoso, porque sé claramente hacia dónde va el relato y sé exactamente cuál será el final, pero me cuesta escribir los capítulos intermedios… En fin.
Espero que les guste, y por favor háganme saber si vale la pena el esfuerzo de continuar escribiendo esta historia.
Abrazos

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Capítulo 19
Cast out, buried in a hole
Struck down, forcing me to fall
Destroyed, giving up the fight
Well, I know I'm not alright.
What's my price and will you pay it if it's alright?
Take it from my dignity
Waste it until it's dead
Throw me back into the gutter
'Cause it's alright
Find another pleasure fucker
Drag them down to hell.
Stuck With Me / Green Day

-Basta! Basta! Basta! Despierta Granger! – Rugió Draco sacudiéndola con fuerza. Hermione se dejó hacer como una muñeca de trapo, y se negó a salir de su trance, demasiado cerca de las respuestas que necesitaba como para rendirse ahora.
-Señorita Hermione! – Rogó Daisy, temblando y balanceando un jarro de agua fría con ambas manos. Ella jamás le faltaría el respeto a quien consideraba su segunda ama, ni menos la atacaría por iniciativa propia, pero Draco era su dueño y le había dado una orden directa, por lo que tenía que cumplirla.
-Daisy! – Gritó Draco retrocediendo unos pasos – Ya!

Daisy apuntó y lanzó el agua en el rostro a Hermione, que saltó como si la hubieran pinchado.
-Pero que dem…!? – Preguntó Hermione confundida, sin tener muy claro ni donde estaba o qué día era. Su nariz sangraba profusamente, y se sintió mareada y terriblemente hambrienta.
-Shhhhh… - Dulcificó su voz Draco acercándose para comprobar sus signos vitales – Estás conmigo, estás en casa – Aclaró, sabiendo después de tantos intentos de afinar el hechizo, lo desgastante que era para el cuerpo y la mente de su bruja esta inútil búsqueda de Potter, que en lo que a él respectaba podía pudrirse en el hoyo en el que se encontraba.
Draco la secó y limpió la sangre que manchaba la amplia camiseta de la chica con un encantamiento, Daisy le puso tapones de algodón en la nariz, y luego Malfoy tomó a Hermione en sus brazos y la llevó a la cama, que la esperaba abierta y con una bolsa de agua caliente entre las sábanas. En el velador había una enorme copa de tiramisú, preparado especialmente para ella, porque era el postre favorito de la bruja y de paso contenía las calorías necesarias para ayudarla a recuperarse.
-Abre los ojos – Demandó él, sujetando una gran mota de algodón ensangrentado en la mano, con la que limpió la sangre que aún manaba de su nariz.
-Nnnnn… Sueño… - Murmuró ella sintiendo que sus párpados se cerraban sin querer.
-Granger… - Gruñó él perdiendo la poca paciencia que le quedaba tras varios días de verla deteriorarse tratando de perfeccionar su maldito hechizo.
Ella no obedeció, ya medio dormida, y él le abrió los ojos de todos modos con los dedos, para comprobar la dilatación de sus pupilas y sus reflejos.
-Nnnn… - Gimió ella ante las manipulaciones, pero sin fuerzas para manotear o empujarlo.
Draco la ignoró.
-Abre! – Ordenó él poniendo un bocado de tiramisú  frente a la boca de Hermione.
Cuando ella volvió a ignorarlo él simplemente le abrió la boca apretando sus mejillas y le metió un bocado a la fuerza, y a ella no le quedó más alternativa que tragar y gemir bajito, furiosa y humillada. Quién se creía que era este prepotente?
…Aunque había que reconocerlo, a pesar de su falta de cooperación, Hermione realmente necesitaba el azúcar.
-Te sientes mejor? – Preguntó él más amable pasados unos segundos.
Ella asintió lentamente.
-Entonces vamos a hacer lo siguiente: Te voy a sentar, vas a beber esta poción, vas a comer, y después puedes dormir cuanto quieras – Dijo levantándola de las axilas. Su delgado cuerpo estaba lacio como el de una marioneta con los hilos cortados.   
Draco la afirmó poniendo almohadas en sus costados y comenzó a alimentarla bocado a bocado, esperando impaciente a que ella se recuperara.
La verdad es que sabía que su bruja mejoraría, este no era el primer intento que llegaba demasiado lejos, pero eso no quitaba que odiara verla así.
Poco a poco Hermione se fue reanimando, hasta que llegó a cooperar activamente mientras él la alimentaba. Incluso abrió los ojos y eventualmente sonrió.
No se dijeron nada, no hacía falta.
Draco despachó a Daisy con un gesto.
-Mañana es la última vez que te dejo hacer esto – Dijo Draco tranquilo, pero terminante.
-Pero… - Comenzó a decir la bruja.
-“Pero estoy tan cerca” – Interrumpió él imitando la voz de la chica - Es eso lo que me vas a decir? Llevas días estando cerca, y si no fuera por mis brebajes ya habrías muerto de anemia! Apenas me queda una medida de Murtlap y otra de Díctamo, tienes que parar, Granger! La cantidad que tenía almacenada de esas hierbas debería haberme alcanzado para un año de preparaciones menos potentes, y en cambio las usé concentradas en unos días curándote de todas las consecuencias de tus experimentos!
-Pero Harry…! - Susurró ella entre dientes, sintiendo como el terrible cansancio se transformaba en ira... Pero a quien engañaba? La verdad es que no tenía fuerzas para discutir.
-En serio crees que está vivo después de tanto tiempo? – Insistió Draco - Nadie sabe de él Granger, seguro que está muerto y su cuerpo está abandonado en una zanja! – Exclamó frustrado.
-No. Está. Muerto! – Exclamó ella marcando cada palabra – Lo siento en mí. No lo vi a él directamente, pero vi a través de sus ojos, lo sé!
-Mañana va a ser tu última oportunidad. No es posible que nadie lo haya encontrado, y si está viviendo en el bosque como dices, entonces es muy posible que ya haya muerto de hambre.
-Pero… - Balbuceó ella, al borde de la inconsciencia.
-Revisemos otra vez el mapa – Dijo él cambiando de tema, y con una floritura de su varita hizo aparecer un pergamino que flotaba frente a ellos – Encontraste algún nuevo punto de referencia? Dibújalo de nuevo, tal vez hay algo que pasamos por alto…
 -Bosques… - Dijo ella apuntando torpemente el mapa con su varita, e inmediatamente aparecieron los árboles en la distribución que ella había logrado identificar – Una gran roca – Agregó, y la roca apareció en el mapa... -  Lo diferente es que hoy me alejé más y vi agua, pero Harry no está junto al agua… – Dijo ella con los ojos cerrados, concentrándose, e inmediatamente se comenzó a formar el particular contorno de un lago – La vegetación me es muy familiar y el paisaje es verde y húmedo, y a veces he visto neblina… Draco, yo creo que Harry puede estar en algún lugar de Inglaterra.
-Algo más? – Preguntó él.
-No… No realmente. Hoy lo vi todo más nítido, llegué a oler la sabia, la tierra y el musgo,  pero no logré ver un cartel o asentamientos humanos en el área.
-Bueno, basta por hoy – Dijo él haciendo desaparecer el mapa – Es hora de dormir – Dijo acostándola.
-Te vas a acostar conmigo? – Preguntó ella, ya casi dormida.
-En un rato, tengo cosas que hacer – Dijo Draco besando su frente y dirigiéndose hacia las escaleras.
-No tardes… - Dijo ella en un bostezo.
Él no respondió. Tardaría lo que debiera tardar.
oooOooo
-Maldita sea! – Masculló Draco golpeando su escritorio. La verdad es que no sabía mucho sobre tecnología muggle, y el tener que aprender a usar un computador había sido toda una odisea… Y lo peor es que ni siquiera tenía internet para facilitar su tarea, sino que de momento trabajaba con una antiquísima enciclopedia digital, la Encarta del año 1995 en formato CD ROM, que le regalaron como una especie de broma cuando compró su laptop de segunda mano.
Se encontraba checkeando  uno por uno todos los cuerpos de agua del Reino Unido para poder encontrar aquel que coincidiera con el que había dibujado su bruja... Si pudiera dar con el lago podrían comenzar una exploración tradicional in situ, una que no implicara desgastar el cuerpo de Hermione hasta hacerla desfallecer
Y las horas pasaron, y Draco siguió buscando.
oooOooo
-Granger! Ven acá! – Gritó Draco desde el segundo piso. Hermione despertó fastidiada, y vio que ya era de día. Se sacudió la modorra y restregándose los ojos tomó su varita, hizo un hechizo de limpieza personal, y tal como estaba, en bragas y una camiseta del mago, se dirigió a la escalera.
-Hola Daisy, qué sucede? Pasó algo? – Preguntó a la elfina que preparaba algo en la cocina con la frente arrugada y mascullando para sí misma.
-No lo sé señorita Hermione, pero lo que Daisy si sabe es que anoche el amo no durmió nada, pasó toda la noche en su estudio, y el amo necesita descansar… – Dijo Daisy haciendo una pequeña venia, pero frunciendo aún más el ceño. A la elfina claramente no le gustaba cuando Draco pasaba de largo y se quedaba sin dormir.
-No durmió conmigo? – Preguntó Hermione retóricamente, avergonzada porque en su agotamiento no notó la ausencia de su mago.
Daisy sacudió la cabeza, levantando una ceja ante lo absurdo de la pregunta.
Suspirando, Hermione subió la escalera y al llegar al estudio se encontró a Draco usando la misma ropa del día anterior, pero luciendo triunfante y fanfarrón, sonriendo como quien sabe un jugoso secreto pero quiere alargar la anticipación.
-Por qué no dormiste conmigo? – Preguntó ella al llegar a su lado, agachándose para besarlo.
-Estaba ocupado… – Dijo él vagamente acariciando una pierna de la chica. Quería parecer indiferente pero estaba claro que si no hablaba pronto explotaría.
-Me vas a decir qué estabas haciendo que era tan importante que no quisiste dormir cucharita conmigo? – Preguntó ella sentándose en las piernas de su novio.
-Estaba buscando una forma de evitar que tuvieras que usar ese maldito hechizo otra vez – Dijo él simplemente, mientras mordisqueaba el cuello de la bruja.
“Mmmmm… Granger es mi hogar”, pensó satisfecho.
-Pero Draco, tú sabes que el hechizo es necesario para… - Dijo ella acariciando amorosamente los mechones platinados de la cabeza de Malfoy.
-Ya no más – Interrumpió él – Ya no más. Encontré el lugar, di con el lago que viste anoche, queda en medio del Snowdonia National Park, en Inglaterra. El lago se llama Lyn Trawsfynydd y es exactamente como lo dibujaste, así es que si te sientes bien, podemos irnos de excursión en cuanto hayas desayunado... Sólo tenemos que rodear el lago caminando, aunque por lo que describes creo que es mejor partir buscando desde la zona sureste y en dirección contraria a las manecillas del reloj.
-Draco, no lo puedo creer! – Exclamó ella reacomodándose y manipulando el mapa de la enciclopedia con el mouse, estudiándolo – Espera un momento… Usaste la Encarta? Mejor dicho cómo demonios es que tienes una Encarta? No se fabrican desde el año 2009!– Resopló muerta de risa - Es esta la edición que dice que la tierra es plana y el Sol gira alrededor de la Tierra?
-Eso es todo lo que sacaste en limpio de lo que dije? – Preguntó él, ofendido - No el cómo vamos a salvar al imbécil de Potter, sino que de adónde saqué el maldito mapa para encontrarlo?
-Lo siento Draco, pero es que esta es una reliquia… – Dijo ella aguantando la risa, arrepentida por burlarse, y fracasando miserablemente. Finalmente besó la mejilla de su malhumorado novio, su frente y sus labios – Me voy a vestir. Desayunaste?
Él asintió. Daisy le había subido una bandeja al amanecer.
-Entonces anda a ducharte para que te despejes y te relajes mientras yo busco algo de comer – Dijo poniéndose de pie. Él la soltó de mala gana, pero sin romper contacto – Le he dicho alguna vez lo mucho que lo amo, señor Malfoy?
-No que yo recuerde, señorita Granger – Dijo él entrecerrando los ojos, como evaluándola, y aun acariciando despreocupadamente una nalga de la bruja.
-Te amo… Te amo… Te amo… - Dijo ella marcando sus palabras con pequeños besitos en todo su rostro –Me amas un poquito a mí?
-Más que a nada… Más que a nadie – Dijo él intensamente, repitiendo lo que se había transformado casi en el mantra de su relación.
Más que a nada… Más que a nadie… Para siempre.
oooOooo
Una vez que ambos cumplieron con su rutina matinal los tres estudiaron el mapa para acordar dónde aparecerían. Nervioso ante lo incierto, Draco se reacomodó la mochila con víveres y Hermione inconscientemente hizo lo mismo con el satchel sin fondo que contenía todo lo que se les ocurrió que pudieran llegar a necesitar. Daisy por su parte parecía haber adquirido un tono verdoso, pero no borró la expresión decidida de su rostro. Draco la miró orgulloso de su valor y lealtad, y dándole una mirada de complicidad a Hermione se dieron la señal, y de pronto Paf! Los tres se desmaterializaron de la cabaña para aterrizar inmediatamente en el aparcamiento del lado sur del lago Lyn Trawsfynydd.
Llovía a cántaros, y no se veía ni escuchaba a ningún ser humano, por lo que se relajaron por un momento y comenzaron a caminar, internándose en el bosque tentativamente.
Draco y Daisy lo hicieron nuevamente tensos, pero Hermione con cada paso se fue relajando y caminando más a prisa, hasta que de pronto, como en un trance, echó a correr perdiéndose entre el follaje.
-Puta madre Granger! – Susurró/gritó Draco varita en mano, listo para matar – No te alejes de mí!
-Es aquí! Es aquí! – Repetía Hermione, frenética – Este árbol partido por un rayo, la gran roca… Como en mis visiones…Pero no lo veo a él… Por qué no lo veo a él? Harry! Harry! – Gritó.
-Cállate! – Rugió Draco agarrándola por detrás y tapándole la boca. Luego, le hizo un estudiado gesto a Daisy y la elfina inmediatamente cerró los ojos, concentrándose.
-En la cercanía sólo estamos nosotros y otra persona amo Draco – Dijo Daisy comenzando a caminar hacia el este como habían acordado. Draco soltó a Hermione que se debatía y ambos la siguieron unos minutos en silencio, hasta que la escena se transformó en algo totalmente familiar para Hermione: El que era el punto de vista de Harry, el sitio en el que todas sus visiones comenzaban.
-Ahí! – Exclamó corriendo sin escuchar los reclamos de Draco, hacia la casi invisible entrada a la madriguera en la que yacía Harry… Pero al sólo asomarse Hermione fue repelida por la horrible peste mescla de orina, heces, sangre y vómito que emanaba del lugar.
Draco hizo una arcada y se detuvo en seco, a varios pasos de distancia, repugnado y atónito. Nadie podía oler así y estar vivo.
-Scourgify! Scourgify! Scourgify! – Ordenó Hermione desesperada por poder volver a respirar, sacudiendo la varita con una mano y cubriendo su nariz y boca con la otra.
Al terminar de limpiar la suciedad, se acercó nuevamente asomando la cabeza al interior de la madriguera. El horrible olor no se había esfumado del todo, pero resistió y pudo ver claramente a su amigo inerte, enrollado en sí mismo. Harry se veía más muerto que vivo, no se notaba su respiración, su ropa se pegaba a su piel gracias a la sangre seca, y parecía tener algo enterrado en el estómago. Con horror Hermione vio que se trataba de un trozo de madera, más precisamente la varita del mago. Tendría eso algo que ver con su falta de firma mágica?
-Oh por Circe, Harry! – Murmuró más para sí que para Harry, que estaba desfallecido y literalmente al borde de la descomposición.
Sin más, Hermione se deslizó de cabeza en el asqueroso agujero, rodando hasta quedar junto a Harry. Ni se le ocurrió pensar en su vulnerabilidad o la posibilidad de sufrir una emboscada, así de grande era la fe que depositaba en su novio. Draco cuidaría de ella mientras ella cuidaba de Harry.
Posó su temblorosa mano en el cuello de Harry buscando su pulso, y estuvo al borde del pánico cuando al principio no lo sintió, pero cuando estaba a punto de romper a llorar desolada, percibió el calor de su afiebrado rostro y el más leve movimiento de su pecho que luchaba por respirar, así es que maniobrando sobre él se ubicó contra la pared más alejada de la entrada y le pidió a Daisy que la ayudara a sacarlo de ahí.
La elfina obedeció arrastrándolo de los brazos y Hermione ayudó con las piernas, al tiempo que se preguntaba cómo demonios había sobrevivido Harry tantos días en ese lugar.
-Está vivo? – Preguntó Draco enfocado en el bosque, sin mirarlas ni bajar la guardia ni por un segundo.
-Apenas… – Susurró Hermione –Draco, ayúdame a escoger las pociones adecuadas, hay varias que no conozco y no me atrevo a moverlo hasta que esté estabilizado… 
-Daisy – Dijo Draco cambiando roles. La elfina se limitó a levantar alrededor de ellos una cúpula nacarada que los hacía invisibles e imperceptibles a quienes se encontraran en el exterior, de modo que pudieran trabajar en paz.
Wow! Pensó Hermione ausentemente mientras desabotonaba la camisa de Harry. Los elfos domésticos realmente son más poderosos que los magos promedio.
A Draco no le gustó nada la familiaridad con la que su chica desvestía a Potter, pero afortunadamente tuvo la enorme sabiduría de callarse la boca antes de hacer preguntas o acusaciones infundadas.
Agh! La herida era… asquerosa: Se veía profunda, emanaba un líquido amarillento y viscoso, y el tejido circundante estaba comenzando a necrosarse. Además las venas de brazos y cuello se demarcaban con un color grisáceo nada saludable.
-Si no hacemos algo AHORA, sufrirá una septicemia! – Exclamó Hermione – Necesitamos poción reponedora de sangre, poción hidratante, poción reparadora de tejidos, poción nutritiva, y por si acaso, povidona yodada.
Todos se pusieron manos a la obra, Daisy preparando una merienda ligera, Hermione atendiendo a Harry y Draco proporcionando los brebajes y cataplasmas.
-Bien… Ya está – Dijo Hermione limpiándose el sudor de la frente con la manga de su sweater – Ahora sólo queda darle reposo y rogar que tenga suerte…
-Bien – Dijo Draco estirando la mano para recibir un sándwich que le entregó su elfina – Daisy! Vete a casa y prepárala para Potter. La cama del primer piso necesita sábanas nuevas y hay que prender fuego en la chimenea. Cuando termines prepárale un caldo liviano.
-Sí amo – Dijo ella asintiendo con una reverencia, y desapareció antes de que Hermione pudiera llamarle la atención a Draco por ser tan mandón.
-Le vas a ceder tu cama? – Preguntó sorprendida.
-Es más fácil atenderlo en el primer piso – Dijo él, incómodo al ser descubierto ejecutando un acto de generosidad hacia Potter – Nosotros podemos dormir en mi estudio.
-Y Daisy? – Preguntó Hermione.
-Ella se hizo una habitación en el entretecho sobre la cocina, que es lo suficientemente alta para ella y siempre está bien temperado. Daisy estará bien.
-No puedo creer que finalmente hayamos encontrado a Harry… - Suspiró ella apoyando su cabeza en el hombro de su mago – Tenemos que avisar a los Weasleys que está vivo! – Exclamó.
-De ninguna manera – Dijo él – Mientras menos se sepa más a salvo estaremos todos.
-Pero Ginny… - Dijo Hermione.
-Esa chiquilla odiosa no se merece tu consideración – Dijo él fríamente – Pero además piensa en que todos los que sepan que Potter está vivo estarán en peligro mortal. Es más fácil negar un secreto cuando no se le conoce.
-Y cuando despierte? – Preguntó Hermione.
-Si es que despierta – Corrigió él – Lo devolvemos donde él quiera ir, pero no antes de borrar su memoria parcialmente, no podemos permitir que nos recuerde a nosotros, nuestra ubicación o la extensión de la ayuda que le prestamos.
-Hacerlo perder la memoria… No me gusta nada, qué tal si lo dejamos medio idiota? – Preguntó Hermione – Nunca es seguro manipular la mente de las personas, no todos reaccionamos de la misma forma.
-Si queda medio idiota saldría ganando, ya no sería el completo imbécil de siempre, pero para tu tranquilidad, nada va a afectar la frágil mente de Potter, la poción que vamos a usar es un invento mío.
-Draco… - Suspiró Hermione cambiando de tema violentamente - Siento algo raro… - Dijo abrazándose a sí misma – Una especie de presentimiento… Siento que hasta ahora las cosas han sido demasiado fáciles para nosotros, lejos del mundo… Que no tenemos derecho a ser tan felices… Siento que se avecina una tormenta…
-Hasta ahora todo fluyó porque estábamos sólo tú y yo en la ecuación – Dijo él abrazándola por detrás y apoyando la barbilla en el hombro de su chica - Pero creo que tienes razón… Los problemas recién están comenzando.
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Espero les haya gustado, opinen, saludos.











                                  


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