lunes, 20 de junio de 2011

Regreso a Casa 13


Capítulo 13
Lo sabes, ahora ya estás advertido,
no te fíes de un animal herido,
y yo, descuida, le mentí,
soy un experto cazador.
¿Lo has visto? Es mi mundo derruido,
lo que hoy es puro mañana está podrido.
¿Y qué te iba diciendo yo?
Me he perdido.
Me he perdido /Nacho Vegas, Christina Rosenvinge
Jasper POV
Mi madre murió cuando yo tenía 17 años en un bizarro accidente automovilístico en el que destruyó el Mercedes de mi padre. Fue un alivio. Yo sabía que ocurriría tarde o temprano, ella era una alcohólica rematada y le encantaba manejar el condenado auto en las carreteras eternamente húmedas y resbaladizas de Washington, por lo que la única sorpresa fue que chocara sobria contra una vaca y no ebria contra otro auto o un árbol.
Después de años de maltrato, esa mujer implemente ya no significaba nada para mí, por lo que su funeral y entierro fueron un trámite que me trajo más alivio que pena. En algún momento la amé, pero cuando conocí lo que era pertenecer a una familia de verdad, la borré de mi corazón completamente. Y no volvió a hacerme daño.
Con su muerte, heredé la casa con todo su contenido, unos $50.000 dólares en acciones que pertenecían a la cartera de mi padre y que de todas maneras habrían pasado a mi poder en un fideicomiso al cumplir los 21 años, el valor del Mercedes que chocó mi madre (que estaba asegurado contra todo evento) y la pensión que dejó mi padre como oficial de ejército, que duraría hasta que yo cumpliera los 18 años. Con eso quedó asegurada mi educación universitaria y algo de dinero extra para más adelante.
Lo ignoré. El dinero nunca significó nada para mí, pero era bueno saber que no sería una carga demasiado pesada para Charlie, él tenía que preocuparse de Bella y su porvenir, y eso ya era bastante.
Bella… lejos y con mucho lo mejor que me ha pasado en la vida. Si ella no me hubiera descubierto en el bosque con sólo 5 años, mi vida habría tomado un rumbo completamente distinto. Ella fue mi refugio y fortaleza cuando no había nada más por lo que vivir. Ella curó mis heridas y ella fue la primera persona que me demostró amor.
Y gracias a ella conocí a mi padre de facto, Charlie, quién me recibió en su casa, me protegió y luchó por mi custodia. Me enseñó qué es ser un hombre, me enseñó a manejar, cazar y pescar, me enseñó a tratar a una mujer y a afrontar las dificultades de la vida estoicamente… y me introdujo a la equitación.
Y ahora, todo lo que amaba se diluía entre mis manos. Charlie había muerto, y Bella había regresado a Forks pero se negaba a aceptar lo que había entre nosotros. Se negaba a conversar del pasado, se negaba a aceptar mis disculpas.
Yo bien sabía que no merecía su perdón, lo que hice con Alice fue inexcusable, un momento de rabia y debilidad que pagué muy caro cuando la maldita enana lunática fingió un embarazo que me amarraba a su lado. Yo jamás dejaría de lado a un hijo mío, y ella lo sabía. Me manipuló y me obligó a dejar de tratar de contactar a Bella aduciendo que el stress de mi infidelidad ponía en peligro su embarazo… un embarazo que nunca existió.
Y gracias a mi error Bella me dejó… la entendí, pero la necesitaba como necesitaba comida y oxígeno. Dejé de dormir, dejé de comer, adelgacé 15 kilos y pensé seriamente en acabar con todo y suicidarme, pero Charlie fue nuevamente mi roca. A pesar de lo que había hecho a Bella fue él quien me salvó de mi mismo, quién me empujó a actuar de manera honorable y quién recogió los pedazos cuando se descubrió la farsa de Alice.
No voy a mentir… luego del desastre con Alice y al no saber de Bella en casi 2 años me di por vencido y decidí borrarla de mi mente… durante esos años no fui un monje… busqué en muchas mujeres la conexión que tenía con Bella, tratando reemplazarla con otros cuerpos en mi cama, pero el alivio era sólo temporal, con ninguna funcionó. Ninguna era ella.
Terminé mi carrera con dificultad, básicamente para complacer a Charlie y encontré rápidamente empleo en los establos de la policía donde había pasado gran parte de mi juventud. Yo lo acepté agradecido, en el mar de inestabilidad en el que había vivido, rodearme de cosas y sensaciones familiares eran un alivio.
E inmediatamente llegó la enfermedad de Charlie. Partió como un malestar general, pero rápidamente decantó en dolor. Vinieron las operaciones, las quimioterapias, la esperanza de la recuperación y la desilusión de las recaídas. La incredulidad al conocer de la metástasis. Y durante gran parte de ese tiempo Charlie se negó a informar a Bella. Sólo cuando el resultado final se hizo evidente e inevitable se lo contó, quitándole importancia para no preocuparla. Para no obligarla a regresar.
Y cuando llegamos al final, mi llamada a Bella. Casi me puse a llorar como un niño cuando volví a oír su voz, pero me contuve y fue ella la que lloró al escuchar mis noticias. Me prometí ser el hermano que ella necesitaba. Me prometí no volver a molestarla con mis demandas. Claramente ella ya había tomado una decisión.
Pero eso no impidió que preparara la casa para ella, que intentara cuidar de ella, ni que la consolara cuando la vi quebrarse de dolor.
Volver a tenerla en mis brazos fue exactamente lo que había soñado y más. Debí recordarme una y otra vez que ella pertenecía a otro, pero a la vez quería aullar de rabia al verla enfrentar la muerte de su padre por sí sola. Qué clase de hombre la dejaría lidiar con la muerte de su padre sin acompañarla aunque sea sólo para proveerla de café caliente, golosinas y un hombro en el que llorar?
Confieso que una parte de mí se regocijó ante la oportunidad y la aprovechó. Pero otra parte, una más noble, seguía rabiando contra el novio maravilla. Dónde estaba ese imbécil?
Y aquella tarde en las cuadras… al verla junto a Swan la imagen de mis sueños comenzó a fundirse con la realidad y simplemente la apreté contra mí y la besé. Ya no era mía, pero la haría darse cuenta de su error. Yo pasaría mi vida ganando su perdón, pero ella no podía estar con nadie más, nuestra química seguía siendo irreal, nuestros cuerpos seguían encajando perfectamente con el del otro, y estoy seguro de haber sentido algo más que atracción de su parte. Estoy seguro de haber sentido una sombra de amor.
Por supuesto, el novio del año nos tenía que interrumpir, pero no importó. Ella lo había sentido tanto como yo. Y esa certeza me dio las fuerzas de luchar por ella. La convencería de regresar a mí.
Bella es testaruda. Y es una experta en evadir las cosas que no quiere enfrentar. Lo sé bien, me ha evadido a mí durante 5 años. E insiste en evadir lo que ella y yo sabemos que existe entre nosotros.
La agonía de Charlie nos pegó duro a los 2. Pasamos 4 noches y 3 días en el hospital consolándonos en nuestra mutua compañía, durante los cuales sólo pudimos estar con Charlie una vez.
Me consuelo en el hecho de que él supo de mis sentimientos por Bella y que cuando prometí cuidar de ella siempre, él reaccionó y aprobó. Charlie sabía que a pesar de mis errores yo la amaba con toda mi alma y no le volvería a hacer daño.
Los días que duró la agonía de Charlie habrían sido imposibles de sobrevivir sin ella a mi lado. En aquellos momentos en que consideré rendirme a mi dolor, la tuve a ella en mis brazos y me obligué a ser fuerte. En los momentos en que quise llorar como un niño debí secar sus lágrimas con mis dedos. En aquellos momentos en que creí deshacerme de agotamiento la contuve a ella en mis brazos para velar su sueño. Ella me hizo fuerte, por ella fui un hombre.
Cuando el cuerpo de Charlie no pudo más contra la enfermedad y se rindió yo quedé anonadado, sin creer que era posible que el mundo siguiera girando sin la presencia de ese hombre que fue mi padre para darle sentido. Qué haríamos ahora sin él?
Seguí a Bella sin decir palabra, la acompañé en la firma de documentos y regresamos juntos a casa. Ella se fue a dormir y yo me quedé sólo. Y me vi de frente con la realidad que me negaba aceptar. Estaba solo en el mundo, sin familia real ni adoptiva. Sin Bella, ella pertenecía a otro por mucho que fantaseara con ella en mi vida… Y me quebré.
Toda la fortaleza que ella me había traspasado se esfumó al no tenerla a mi lado, y simplemente me senté en el suelo con una botella de ron del bar de Charlie y me dediqué a ahogar mis penas lo mejor que pude.
Lloré como un niño, bebí, lloré y seguí bebiendo. Ya no había nada para mí en este lugar. Lo que quedaba eran sólo recuerdos, si me quedaba en este lugar terminaría volviéndome loco o pegándome un tiro. Decidí largarme. En cuanto estuviera lo suficientemente sobrio para ponerme de pié, empacaría y me largaría a algún lugar radicalmente distinto. Al sur… tal vez el desierto en Arizona, o Texas… Texas sonaba bien.
Pero antes de poder llevar a cabo ninguno de mis planes o de poder cargar la escopeta de Charlie y acabar con todo, sentí a Bella a mi lado y todos mis planes quedaron en el olvido. Sólo ella existía y ella me estaba ofreciendo su consuelo y aceptación. Ella entendía… ella y yo éramos uno, siempre partes complementarias de un todo. Ella me pidió que me quedara junto a ella y yo me derretí ante su intensa mirada. Nos fundimos en un beso y le volví a entregar mi corazón, quedando tan vulnerable que si ella me volvía a rechazar me aniquilaría.
Pero no me rechazó. Nos hicimos el amor y creí morir de dicha, como el hombre hambriento al que se le ofrece un bocado, la devoré como un salvaje. La amé por los 5 años en los que no la pude amar y esperé que mi amor fuera suficiente para hacerla quedarse, para que me eligiera a mí.
Por un momento sentí que la volvía a perder, sentí su ansiedad y su culpa, pero la forcé a enfocarse en mí. No permitiría que su mente pensara en otro cuando estuviera conmigo. Mientras Bella estuviera en Forks sería mía.
Esa noche la pasamos en vela reencontrándonos con nuestros cuerpos. Ella estaba más mujer, ya no la adolescente que recordaba, y me gustó. Sus curvas más rellenas, su silueta más definida calzaban perfectamente con mi cuerpo de hombre, ya no de niño.
Finalmente el sueño nos venció cerca del amanecer, y nos dormimos entrelazados, como solíamos dormir desde niños.
El día siguiente fue duro al enfrentar el velatorio de Charlie, pero a la vez fue mucho mejor de lo esperado. Bella no volvió a demostrarme sus dudas, pareció aceptar, al menos por el momento, que era mía. Y esa noche volvimos a hacer el amor, ya no frenéticos, sino lentamente, alargando la experiencia, permitiéndome verter todos mis sentimientos por ella.
Luego el viernes vino el funeral de Charlie, el último paso en la despedida de mi padre. Fue durísimo, pero nuevamente, el dolor fue aplacado por la presencia de ella.
Cuando todo acabó, mi intención era clara. Nos iríamos a casa y hablaríamos en serio. La obligaría a tomar una decisión, a reconocer que me amaba… ella aún no lo había dicho ni una vez y yo estaba muriendo por escucharlo.
Me aterraba pensar en la posibilidad de que ella simplemente hubiera buscado consuelo en el hombro más cercano y que ahora que todo había terminado ella me dejara nuevamente. Yo sabía que mi futuro era incierto, que mis planes eran riesgosos, pero tenía confianza en que las cosas funcionarían si la tenía a ella a mi lado. Quería criar caballos y quería hacerlo con ella junto a mí.
Incluso evalué la posibilidad de convertirme en un "veterinario corporativo" si lo que ella quería era una vida normal y citadina como la que tenía con el cretino de su novio… Aunque odiaría cada minuto de un trabajo en una oficina o laboratorio viviendo en una gran ciudad.
Pero mis planes se vieron truncados por la llamada de Jared, uno de los miembros de la policía montada que llamaba para hacerme saber que Amanecer, una yegua primeriza, estaba a punto de parir y necesitaba mi ayuda.
Bella me dejó en los establos y se fue a casa. Eran alrededor de las 5 de la tarde y el parto fue más complicado de lo que habíamos esperado, poniendo en peligro a la madre y a potrillo. Después de horas de tratar de posicionar al potrillo adecuadamente par un parto normal, finalmente opté por hacerle una cesárea.
Jared se ofreció a llevarme a casa cuando terminamos a eso de la 1 de la mañana. Las luces de la casa estaban apagadas e imaginé que Bella estaría dormida. Me alegré, había sido un largo día y ella necesitaba descansar.
Me dirigí directamente a la ducha, ansioso de sacarme de encima el sudor, la mugre y la sangre que impregnaban mi cuerpo, y una vez limpio y relajado, me dirigí a mi cuarto para buscar un pantalón de pijama antes de dirigirme a la cama con Bella.
En la oscuridad tanteé la cama y me deslicé entre las sábanas buscando el cálido cuerpo de Bella, pero para mi sorpresa, la cama estaba vacía. De un manotazo prendí la luz y loco de preocupación recorrí la casa cuarto por cuarto llamándola a gritos. Incluso salí al patio, medio desnudo y descalzo, pero nada. Sólo descubrí que su auto tampoco estaba estacionado en la entrada de la casa… al llegar tan cansado no lo había notado.
Finalmente entré a la casa por la puerta de la cocina y antes de tomar el teléfono para llamarla a su celular, mis ojos se enfocaron en una pequeña hoja manuscrita pegada con un imán en el refrigerador.
"Edward vino por mí. Me lo llevo a Port Ángeles. Hablamos después. Lo siento!. B."
Me avergüenza decir que me dejé caer en el piso con la nota entre mis dedos y me puse a llorar.

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