martes, 8 de julio de 2014

Muertos o Algo Mejor 22


Holas! Este capítulo lo escribí con una sonrisa en el rostro. Tengo la CERTEZA de que no a todas les gustará, pero creo que es bonito de todos modos.
Les cuento que para el épicamente largo y acontecido capítulo anterior, recibí sólo 6 comentarios, lo que me decepcionó mucho, porque mucha gente lee este fic, y además a mí me pareció que había montones de cosas que discutir! Desde los momentos sexi entre Félix y Bella a un Demetri vulnerable y borracho abriendo su alma.
Y más encima eran como 1000 páginas!, sólo por eso me merecía un “Oh, qué largo este capítulo, estás tan dedicada a nosotras, eres increíble, graciosa, talentosa, y queremos crecer pronto y ser como tú…” jajajajajajaja, naaaaaaaah, es broma, pero lo que sí es en serio es que para mí existe un pacto no verbal entre nosotras: Yo escribo y ustedes me cuentan qué les parece, lo que me ayuda a construir la historia, recuerden que yo sólo tengo una vaga idea general sobre lo que pasará, y ustedes apuntan el camino.
Espero les guste este capítulo tanto como a mí.
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Capítulo 22
The pebbles forgive me, the trees forgive me
So why can't you forgive me?
I don't see what anyone can see
In anyone else but you
I will find my nitch in your car
With my MP3, DVD, rumple-packed guitar
I don't see what anyone can see
In anyone else but you
Anyone else but you / The Moldy Peaches

Desperté varios minutos antes de abrir los ojos, totalmente desorientada. Me sentía como navegando, pero no recordaba haber subido a un barco. Estas sábanas no olían a Félix, tampoco a mí… Ni siquiera a Gianna. Dónde demonios estaba? Fui secuestrada sin darme cuenta?
No, pensé recordando de golpe la noche anterior. Estaba en la cama de Demetri. La cama mecedora de Demetri.

Ahora estaba más despierta, y reconocí la familiar sensación de mi mano en la suya, que jugaba con la coyuntura de mis dedos mientras su otra mano enrollaba un mechón de mi cabello en su índice, lo desenredaba y lo volvía a enredar.
-Vas a volver a pintarte el pelo de colores? – Me preguntó, como siempre sin saludar. Como si estuviéramos continuando una conversación que manteníamos desde hace rato.
-Hola Dem – Dije estirándome como un gato y cubriéndome completamente con la sábana – Mmmmmh, que flojera teeeengo… - Dije sumergiéndome en el fondo de la enorme cama, como buceando en las sábanas.
-Esa es tu insensible manera de decirme que me vas a dejar plantado? – Dijo pinchándome con sus dedos. Como yo estaba hecha una cosa amorfa bajo la colcha, los pinchazos caían en todos lados y yo grité a veces de dolor y otras de cosquillas – No es cool, Chica Zombi, no es cool para nada.
-No, no, no, no te dejo plantado, no me pinches más, que vas a perforar algo! – Dije rindiéndome, y asomándome por el costado, a los pies de la cama.
-Te vas a peinar? – Preguntó estudiando mi cabello que estaba disparado para todos lados y cubriendo la mitad de mi rostro.
-Por supuesto, si es que logro pasar un peine por entre los nudos – Respondí encogiéndome de hombros.
-Pero hoy es especial – Insistió él suavemente. Y comprendí. Si esta sería la única ceremonia que tendríamos, él quería que nos la tomáramos en serio. Y eso significaba probablemente peinarme, vestirme y comportarme como si este fuera un matrimonio civil.
Ofrecer menos que eso sería faltar el respeto a Demetri y a lo importante que era este rito para él… Aunque no valiera para nadie más, tenía que ser importante para nosotros.
-Cómo te gustaría que me peinara? – Pregunté sentándome y tratando de quitarme el pelo de la cara sin enredarlo más – Lo puedo dejar suelto, o hacer una trenza, o formar un medio moño con una trenza a cada lado, o un moño alto…
-Me gusta tu pelo largo, suelto, pero hoy es distinto… - Dijo como no sabiendo si me lo podía pedir.
-Voy a ver lo que hago, pero va a ser bonito y especial – Prometí pensando en que tal vez Santiago me podía trenzar el cabello. Se lo habría pedido a Chelsea pero ella estaba siempre en el Salón del Trono, y si la sacaba de ahí debería tener una justificación.
-Y qué te vas a poner? – Preguntó tomando mi mano de nuevo sin mirarme ni mostrar su rostro, mientras doblaba y estiraba todas las coyunturas de cada uno de mis dedos.
-Yo creo que un vestido, me parece más apropiado, pero si quieres busco un par de jeans o pantalones capri o algo así… - Ofrecí.
-Chica Zombi, esto es lo más cerca que voy a estar de casarme contigo, o con cualquiera, para el caso, así es que tómatelo en serio, no lo vamos a hacer vestidos con jeans como un par de hippies – Dijo con disgusto. Me dio risa.
-Me lo tomo en serio, por eso te estoy dando opciones! – Le dije – Y tú qué vas a usar? – Pregunté.
-Un traje, por supuesto – Respondió.
-Acuérdate de que después nos vamos a pescar así es que lleva algo para cambiarte – Le dije.
-No hay problema… Ahora yo creo que estamos atrasados así es que anda a arreglarte! – Me dijo destapándome con una mano y dándome con una almohada en la cabeza con la otra. Siempre tan dulce… Y a ese bestia me estaba comprometiendo… Voluntariamente y por iniciativa propia…
-No seas bruto! – Le dije tirándole un cojín. Por supuesto que él lo esquivó. Me puse de pié, enderecé mi camisón que estaba todo torcido, y pregunté – Ya, lo último… Tengo que usar maquillaje?
-Sólo cosa de pestañas y brillo de labios – Me indicó.
-Okas, nos vemos. Te mando un texto cuando esté lista? – Pregunté.
-Chica Zombi estaremos a unos metros de distancia, lo voy a escuchar todo. Cuando estés lista simplemente dilo.
-Vale, vale… - Dije – Pero me puedes dejar unos minutos sola?
-Para qué? – Preguntó frunciendo el ceño.
-Cosas privadas – Respondí.
-Vas a hablar con Félix – Afirmó frunciendo el ceño – No necesitas ocultármelo.
-Si debes saberlo, no, no voy a llamar a Félix, esta mañana es para ti… Tonto insensible y malagradecido! Necesito hacer mis necesidades y no puedo si me estás escuchando… No puedo! – Dije sin mirarlo.
-Pero en el hospital… - Comenzó.
-Lalalalalalalalala – Me tapé las orejas como cuando Félix me dijo lo mismo – No puedes simplemente hacer esto por mí para que yo pueda ir al baño en paz?
-10 minutos – Dijo negando con la cabeza – Y por si acaso, yo ya sabía que tienes funciones fisiológicas, esto no es una sorpresa. Yo fui humano en una época cuando no había baños… - Comentó – Eso era asqueroso.
-Demetri para! No quiero hablar de lo que entra o sale de mi sistema digestivo. Sé un caballero y regálame la ilusión de privacidad, puede ser? – Pregunté.
-Uy, que sensible, deben ser los nervios de novia… - Dijo con su sonrisa más burlona.
-No soy tu novia! – Le dije desde la puerta.
-Igual te vas a casar conmigo – Dijo encogiéndose de hombros.
-Yo tengo un novio, que coincidentemente es tu mejor amigo – Le dije.
-Eres mi novia hasta que me des un mejor nombre para lo que somos – Dijo de muy buen humor – Anda a cambiarte para que nos casemos de una vez.
Traté de fruncir el ceño y mantenerme seria, pero no me pude aguantar y me largué a reír… Demetri es sencillamente encantador cuando está de buenas… Y terrible cuando está de malas.
Me fui a mi habitación y Demetri no sé adónde, prometiendo regresar en 10 minutos. Rápidamente usé el baño y me metí a la ducha sonde me exfolié y me depilé. No me lavé el cabello porque lo había hecho el día anterior, y me vestí con un pantalón de yoga y una camiseta. En un cajón del vanitorio había un secador de pelo, un encrespador y un montón de cepillos de pelo de todo tipo. Por supuesto, todos nuevos. Probablemente parte del “kit de bienvenida”.
Tomé el encrespador y luego de algunos intentos en los que me quemé casi todos los dedos, por fin le agarré la técnica y comencé a hacer bucles amplios que caían por mi espalda dando más volumen a mi pelo liso.
A punto de terminar esta tarea recordé llamar a Santiago.
-Hola – Dijo muy serio.
-Hola, habla Bella – Le dije.
-Bella! Mi pequeña rastafari! En qué te puedo ayudar? – Preguntó mucho más amable.
-Quería saber si en este preciso momento estás muy ocupado… - Dije.
-Depende, para qué me necesitas y cuánto rato? – Preguntó.
-Te va a sonar a una tontería, pero aquí va: Estoy probando trenzar mi cabello, quiero arreglarlo un poco, pero tengo dos problemas: No sé cómo hacerlo, y aún si supiera no soy lo suficientemente coordinada para lograrlo… - Le dije un poco avergonzada.
-Y quieres que yo te haga una trenza? – Preguntó sonando divertido.
-Si puedes regalarme los 5 minutos que te tomaría… – Le dije humildemente – Se lo pediría a Chelsea, pero ella está siempre en el Salón del Trono y me da vergüenza ir a sacarla de ahí y explicarle a todos que es para que me ayude a peinarme…
-Tonterías, no tengo problemas en ayudarte, además como dijiste, es muy rápido de hacer – Dijo – Dónde estás?
-Mi habitación, al frente de la de Demetri – Respondí – Pero si quieres voy donde estás tú…
-Es más rápido si yo voy a ti – Dijo y sonaron golpes en la puerta – Ya llegué – Dijo y cortó.
-Santiago! – Dije corriendo a abrir la puerta y lo abracé con todas mis fuerzas. Esta vez estaba más preparado y me abrazó de vuelta – Pasa, me estaba tratando de peinar en el baño… Es más difícil de lo que parece – Dije mostrándole mis dedos quemados.
-Veamos qué podemos hacer… Pero yo no soy un experto – Me advirtió.
-Con ese pelo tan cool algo debes saber – Le respondí – Además tienes la ventaja de ver lo que estás haciendo…
-Qué es lo que quieres? - Preguntó con una sonrisa.
-Quiero que me trences los costados, pero suelto, nada pegado al cráneo, y esas 2 trenzas las unes en mi nuca. Eso es todo – Expliqué.
-Okay, voy a intentar un lado primero y me dices si te gusta – Me dijo.
-Vale, gracias! – Dije y me acomodé en la tapa del WC.
Sus dedos se movieron a una velocidad increíble y casi de inmediato había trenzado el lado derecho de mi cabeza.
-Algo así? -Me preguntó.
-Me encanta esa trenza, es muy bonita, pero la puedes hacer más suelta? – Pregunté mirándolo a través del espejo. Él sonrió y lo intentó de nuevo.
-Así? – Preguntó levantando las cejas. Yo negué con la cabeza, e intentamos 3 veces más.
-Perfecto! – Exclamé al ver lo que quería. Él me pidió que afirmara la trenza mientras él hacía la otra y cuando las dos estuvieron listas las entretejió juntas, uniéndolas.
-Humildemente creo que quedó muy bien – Dijo.
-Quedó increíble! Te debo una, cuando quieras que te apriete las rastas o necesites cualquier cosa, cuenta conmigo – Le dije acompañándolo a la puerta.
-Bueno, y entre tú y yo, puedo preguntar qué es lo que vas a hacer realmente esta mañana que necesitas estar más adorable que de costumbre? – Preguntó aun sonriendo, pero mirándome especulativamente.
-Bueno, puedes preguntar, pero probablemente te voy a tener que mentir – Le dije mirándolo a los ojos.
-Me parece justo, ojalá todo salga bien – Me dijo riendo y agachándose para abrazarme.
Volví a entrar a mi habitación y me dirigí directo al closet. Necesitaba un vestido… que sirviera para “casarme” pero que no pareciera vestido de novia. Y zapatos, no olvidemos los zapatos…
Comencé a pasar los montones de vestidos por el rack uno a uno, estudiándolos, pero todos parecían muy sencillos, o muy elegantes, o medio sospechosos para alguien que supuestamente iría a pescar, o de un color inadecuado… El vestido celeste que usé la primera vez que fuimos a pescar habría estado bien, pero Demetri se sentiría insultado si me repetía el vestido en esta ocasión.
Hasta que colgado entre los últimos vestidos, al fondo, lo encontré.
Era un vestido del mismo estilo de los otros de los años 50s que me había comprado Gianna, no tenía nada excepcional… Salvo por el hecho de que era blanco y tenía un ancho cinturón rojo y estaba estampado con pequeñas cerezas! Cerezas! Cómo no lo pensé antes? Las cerezas son como un ícono de los 50s, incluso hay varias canciones de la época que las mencionan, pero ahí, en ese momento, las cerezas representaban algo que Demetri amaba, y eso es justamente lo que usaría en nuestra ceremonia.
Luego llegó la hora de buscar zapatos… No fue tan difícil como pensé, ya que eran pocos los modelos que cumplían con mis necesidades, y al final opté por unas sandalias rojas con plataforma en lugar de tacón. Eran muy bonitas, combinaban con el vestido y se amarraban en los tobillos.
Bien, ahora sólo quedaba vestirme…
Me desnudé y comprobé que mi ropa interior fuera la adecuada para mi vestido, luego me puse el vestido cuidando no desarmar mucho mi peinado y busqué un bolso que me pudiera servir para el día.
Encontré una sección completa de bolsos… Comencé a pensar que Gianna tal vez había ido más de una vez a comprarme ropa. Y si era así, quién la estaba pagando? Ok, un dilema a la vez, por ahora, elegir un bolso.
Por supuesto que encontré un pequeño bolso de color rojo brillante, en el que eché mi teléfono y la tarjeta de crédito de los Volturi.
Luego fui al baño con el pequeño estuche de cosméticos que había en mi neceser, y me apliqué 2 capas de máscara de pestañas. Me manché un poco, pero con crema de manos y papel higiénico quité el exceso de cosa negra de mis párpados.
Luego busqué el labial adecuado… Demetri dijo que usara simplemente brillo… Pero encontré un labial rojo furioso con efecto “labios mojados”… Hacía casi imposible mirar hacia otra cosa que no fuera mi boca, pero combinaba muy bien con el look “pinup”, y además se suponía que duraba como 16 horas.
Ahora sólo faltaba ponerme los zapatos… Y por más que traté no me pude doblar lo suficiente para amarrarlos.
Al final me rendí, tomé un cárdigan blanco, mi bolso y los zapatos colgando por las cintas y me dirigí a la habitación de Demetri.
Toc, toc, toc.
-Entra de una vez! – Exclamó. Yo entré y me vi en la habitación vacía. Dejé el cárdigan y el bolso en un sillón y me quedé de pié junto a la chimenea, ya que se me estaban enfriando los pies.
Y en ese momento salió del baño Demetri, terminando de ajustarse la corbata.
Y los dos nos quedamos paralizados, casi sin reconocernos el uno al otro.
Me puse roja y miré hacia mis pies desnudos.
-Isabella – Dijo él aclarándose innecesariamente la voz – Esas son cerezas… Usas cerezas para mí?
-Si… - Dije volviendo a mirarlo a través de mis pestañas. Dioooooos! Se veía como para comérselo! Usaba negro sobre negro, un traje de diseñador evidentemente hecho a medida, camisa y corbata. Zapatos italianos perfectamente pulidos. Y esa actitud de James Dean que lo hacía tan irresistible.
-Y vas a usar zapatos de niña por mí? – Preguntó acercándose más. Yo asentí.
-Si es que… Me ayudas a amarrarlos, yo no me puedo agachar tanto – Expliqué súbitamente tímida. Este era Demetri, no había nada de que ser tímida… Había dormido en su cama la noche anterior, maldita sea!
-Ven – Dijo tomando mi mano y guiándome al sillón donde habíamos estado la noche anterior – Siéntate.
Yo obedecí y observé cómo él me calzaba y amarraba las cintas cuidadosamente.
-Gracias – Dije una vez que me ayudó a ponerme de pié.
-Date una vuelta para mí, quiero verte – Me dijo sin dejar de estudiarme.
-Dem, ya, vámonos, me da vergüenza… - Le dije.
-Gírate, te quiero ver – Insistió – Te vestiste así para mí, y te quiero ver.
Yo suspiré y me giré, haciendo que la falda del vestido se inflara y mi cabello flotara alrededor de mi rostro. Di 3 vueltas y me comencé a marear, así es que me detuve, estirando la mano hacia él para que me sujetara y no caer sobre mi trasero.
-Tú estás muy guapo - Le dije pasando los dedos por la solapa de su chaqueta – Pero eso ya lo sabes verdad? – Lo miré a los ojos. Él sonrió un poco pero no dijo nada… Sus manos se habían deslizado hacia mi cintura y me tocaban apenas – Ese traje se ve demasiado caro y elegante, estás seguro de que quieres pasearte por el huerto en él?
-Es sólo un traje – Respondió – Y sí, es el mejor que tengo, pero si se arruina simplemente me compro otro y se acabó. Para hoy sólo lo mejor…
-Pero mi vestido es más sencillo… Tal vez debería cambiarme entonces a algo más elegante? – Pregunté.
-No te atrevas a cambiar nada – Me dijo apretando mi cintura un poco más – Nos vamos a casar contigo cubierta de cerezas y zapatos rojos y conmigo en mi mejor traje. Es perfecto así, tal cual.
-Vamos entonces? Me imagino que tenemos que pasar a buscar tu otro auto… - Le dije.
-Sí, pero está estacionado en un estacionamiento subterráneo privado, así es que sólo intercambiaremos un auto por otro – Me dijo - Estás lista?
-Lista – Dije tomando mi bolso y mi cárdigan – Llevas algo para cambiarte?
-Tengo una muda de ropa en el otro auto y el resto de mi equipo de pesca – Dijo cerrando la puerta de su habitación.
-Perfecto – Dije – Necesito hacer 2 paradas…
-Cuáles? – Me preguntó cabreado, como si yo estuviera buscando trabas para atrasar la ceremonia.
-No te pongas gruñón – Le dije tomando su brazo – Sé amable, al menos hoy…
-Vale, vale, dime dónde quieres parar – Concedió, más relajado.
-Primero, en un Deli, puede ser el mismo del otro día, para comprar mi desayuno y mi almuerzo… Tengo mucha hambre y no puedo firmar ningún contrato si sólo pienso en lo que me gustaría estar comiendo en ese momento… Se me podría declarar interdicta y sería causal de nulidad – Expliqué.
-Ok, te voy a comprar comida. Pero te advierto que no me gusta nada que ya estés pensando cómo anular todo esto y deshacerte de mí – Gruñó.
-No te enojes, te aviso justamente para que no suceda! – Le dije apretando su brazo.
-Cuál es el otro lugar? – Preguntó.
-Una florería… Quiero… Me gustaría tener un ramo de flores – Dije enrojeciendo y sintiéndome increíblemente estúpida. Demetri tomó mi mentón y levantó mi rostro hacia él.
-Me parece una excelente idea, se me debió haber ocurrido a mí… Toda novia necesita un ramo…
-No soy tu novia! – Susurré – No nos estamos casando!
-Y aun así tu subconsciente grita otra cosa… - Dijo volviendo a sonreír como si el mundo le perteneciera.
-Bella! – Exclamó Gianna cuando pasamos por Recepción – Y tú… - Dijo con mucho menos entusiasmo al ver a Demetri y luego volvió a centrar su atención en mí – Mira tus zapatos… Y te maquillaste! Oh, ese vestido se ve adorable en ti! Adónde van tan elegantes?
-Te diría, pero entonces tendría que matarte – Le dijo Demetri completamente serio.
-Dem! – Susurré en su oído – Pensé que habíamos acordado…
-Tú dijiste ayer que puedo ser tan cabrón con ella como se me antoje, siempre que no me la coma, y francamente, ya no la volvería a tocar ni con un palo de 10 metros, mucho menos acercarme lo suficiente como para beber de ella – Respondió hablando a mi cabello.
-Supongo que es verdad, eso es lo que dije – Admití en un último susurro – Vamos a una misión súper secreta –Dije girándome a Gianna - Por eso Dem va disfrazado de James Bond y yo me maquillé para que nadie me reconozca, voy de incógnito.
Gianna nos miró con el rostro en blanco, probablemente decidiendo qué creer.
-Ves porqué sólo tenía sexo borracho con ella? Es tan estúpida que si hablara con su mente sería muda! – Dijo Demetri arrastrándome a la salida.
-Nos vemos más tarde Gianna! – Me despedí.
-Suerte en tu misión! – Exclamó ella lanzándome un beso.
-No digas nada – Le dije a Demetri.
-No dije nada – Respondió con una sonrisa que amenazaba con convertirse en carcajada.
-Pero lo estás pensando – Lo acusé.
-Y tú también – Me dijo besando mi cabello antes de dejarme subir al auto.
-Es mi amiga… - Dije.
-No cambia nada – Respondió – Ella es lo que es – Dijo y se subió al lado del conductor.
-Es una buena persona, leal, confiable y eficiente – Agregué sintiendo que era mi deber defenderla.
-Y tonta, tonta, tonta! – Rió – Admítelo, no significa que al reconocer sus defectos la quieras menos, sino que la aceptas tal cual es.
-Dem… Eres malo – Sonreí.
-Y tú eres peor – Respondió besando mis nudillos – Y así te quiero, pérfida y manipuladora, mientras todos creen que eres un dulce angelito.
-No me vas a hacer decir que mi amiga es tonta – Insistí.
-Por supuesto que no, sólo lo vas a admitir en tu interior, pero jamás lo vas a demostrar frente a los demás – Respondió. Maldito bastardo, me conocía perfectamente.
-En cambio tú disparas contra todos, porque sí, porque no y por si acaso – Le dije.
-Te vas a casar conmigo – Afirmó él cambiando radicalmente de tema.
-No exactamente, no… - Le dije tratando de no ofenderlo.
-Te vas a casar conmigo y fue tu idea – Afirmó deteniéndose en el Deli. Rodeó el auto para ayudarme a salir y fuimos juntos a elegir mi comida.
El Deli era un lugar adorable repleto de cosas que te abrían el apetito y te hacían querer explorar, probar y comer hasta reventar.
Pero nosotros veníamos con una misión, y elegí rápidamente un desayuno típico italiano consistente en un café cappuccino y una masita llamada “ciambelle” (una especie de  donut pero más grande y recubierta de azúcar y rellena de Nutella). Para el almuerzo compré una “Insalata Caprese” (compuesta de queso mozzarella, tomates, albahaca de hoja grande y aliños (sal y aceite de oliva), a la que pedí que le agregaran aceitunas negras, sólo para hacerla más colorida aún). Además compré una botella de té helado grande para mantenerme hidratada mientras estuviéramos en el río, y una bolsa de papel mediana llena de Rama di Napoli, un dulce típico de Catania compuesto por un bizcocho con el centro blando de chocolate recubierto completamente con un glaseado de chocolate fundido.
También pedí una porción de Tiramisú, un postre cremoso en base a queso mascarpone y café, pero esa fue una porción pequeña, así es que no cuenta realmente…
-Segura de que eso es todo? – Preguntó Demetri antes de pagar.
-Sip, con eso funciono hasta que regresemos – Le dije.
-Y no vas a reventar? – Dijo mirando todo lo que cargaba.
-Voy a comer hasta que se me acabe el hambre, no la comida! – Le dije empujándolo con el hombro.
-Eso espero, no te quiero intoxicada para la luna de miel – Dijo subiendo y bajando las cejas sugestivamente.
-Qué?... Dem!... Cochino! – Le dije enrojeciendo y desviando la vista hacia el suelo. Él se murió de risa y besó mi coronilla.
-Siete sposini? (*Son recién casados?) – Preguntó el vendedor, un señor gordo y canoso, con cara de bonachón y de unos 70 años.
-Non ancora, ma noi siamo sulla buona strada per il nostro impegno (*Todavía no, pero estamos de camino a nuestro compromiso) – Dijo Demetri orgulloso, acercándome a él por la cintura y besando mi mejilla.
-Deja de decirle eso a la gente! – Susurré tratando de sonreír al mismo tiempo. Estoy segura de que se debe haber visto al menos extraño.
-Es la verdad, este es mi día y no me lo vas a quitar – Me dijo obstinadamente, besando mi mejilla una vez más, esta vez de manera sonora y escandalosa mientras yo trataba de escapar de él.
- Complimenti, non c'è niente come l'amore giovane (*Felicidades, no hay nada como el amor joven) – Sonrió el hombre, condescendiente. Tomó el dinero de Demetri, le dio el cambio, envolvió nuestras cosas, nos despedimos efusivamente y nos marchamos.
-A la florería? – Pregunté.
-No, vamos a buscar el otro auto, nos queda más cerca – Dijo – O prefieres que vayamos en este? No me importa demasiado que se le jodan los amortiguadores – Agregó rápidamente.
-El otro auto va a ser perfecto – Sonreí. La verdad es que no me interesaba para nada de qué manera llegaríamos al huerto.
Y tal como imaginaba, el Land Rover era espectacular! Era viejo, se veía tremendamente sólido y lleno de carácter, y era de color verde. No había sido restaurado ni estaba lleno de cromo, sino que había sido mantenido en excelente condición original. Lo único que distinguí como una variación a lo que debe haber sido el modelo recién comprado, eran las ventanas tintadas.
-Y…? – Preguntó Demetri.
-Y me encanta! – Le dije aplaudiendo – Este es el auto que me vas a prestar?
-Si lo quieres, sí. Si no, ya te dije que te arriendo o te compro otro – Dijo abriendo la puerta del pasajero para mí y echando la bolsa de comestibles y la manta en el asiento trasero.
-Estás loco? Me encanta! Es incluso mejor que mi camioneta en Forks, y déjame decirte que yo amaba a esa camioneta – Le dije.
-Bien… Bien… Sabía que entenderías… Tu siempre entiendes… - Dijo un poco acelerado.
-Dem… Estás bien? – Pregunté.
-Bien, bien… Sí, bien… - Respondió tamborileando sus dedos en el volante.
-Yo también estoy nerviosa – Susurré poniendo mi mano sobre sus temblorosos dedos.
-Es importante… -Dijo un poco ahogado – Es la primera vez… - No pudo continuar.
-Es la primera vez para mí también… Pero no hay una fórmula correcta, sólo lo que se siente correcto. Y si no te gusta cómo sale a la primera, borramos el video y volvemos a grabar. No necesitas impresionarme Dem, ya estoy todo lo impresionada que puedo estar con tu cama mecedora – Sonreí, y él tuvo una pequeña contracción en la comisura de la boca que yo elegí tomar por una sonrisa.
-Ya – Dijo pasados unos minutos – Este es el sector de las flores. Qué tipo de bouquet quieres? No creo que tengan ramos de novia preparados, creo que los tienen que armar en el momento o a pedido… Pero no sé… - Se empezó a complicar de nuevo.
-No te preocupes, quiero algo simple... un ramo de tulipanes blancos y rojos, como mi vestido. No necesito que los arreglen con hojas verdes o esas florecitas blancas que usan de relleno. No necesito cintas tampoco, sólo las flores – Expliqué.
-Pero… Pídeme más Chica Zombi, me lo estás haciendo demasiado fácil… Quiero darte más - Me dijo tomando mi mano para ayudarme a bajar del auto, y no la soltó.
 -No quiero un ramo elegante que se va a ver fuera de lugar en una ceremonia en el huerto – Expliqué – Quiero algo simple, como tú y yo. Además odio las rosas de invernadero, tan perfectas y transgénicas.
-Vale, no rosas, no grandes arreglos, pero a lo menos que te lo armen para que parezca un ramo de novia y no un manojo de flores que llevas al cementerio – Me pidió mientras nos acercábamos a los primeros puestos del mercado de flores, una larga calle llena de puestecitos con flores de todo tipo y color para cada ocasión.
Caminamos de la mano despacio, sin apuro, disfrutando del momento, de los olores, de la experiencia, hasta que vi a una señora muy, pero muy vieja instalada en un puesto minúsculo, y rodeada de los más bellos tulipanes de todos los colores.
-Dem! – Tiré de su mano – Esos, esos quiero! – Dije apuntando a los tulipanes de color rojo intenso y a los de color blanco inmaculado.
-Escoge Chica Zombi, de a una en una las que más te gusten – Dijo Demetri y comenzó a hablar en rápido italiano. Yo aún no manejaba tan bien el idioma como para entender acentos regionales o conversaciones muy veloces, así es que ni traté de seguirlos y menos participar, aunque sí entendí vagamente a Dem decirle a la mujer que yo necesitaba un ramo de novia y cuáles eran mis requisitos.
La mujer asintió y sonrió bastante y pude ver que le quedaban como 3 dientes en total. Demetri estaba usando todo su encanto con ella. Me pregunté por qué, si no era en absoluto necesario, pero casi en seguida me di cuenta… Demetri no estaba tratando de manipularla o encantarla, era simplemente que estaba feliz, e irradiaba esa felicidad a los demás.
Y si esta ceremonia lo hacía tan feliz, si dándole tan poco lo podía hacer tan feliz, pondría todo mi corazón en que esto saliera bien. Por él… Pero también por mí. Caí en cuenta de que para mí también se estaba convirtiendo en algo serio, y que yo también me sentía feliz.
-Estas – Dije entregándole a la mujer una docena de cada color. Demetri me atrajo a él y besó mi coronilla.
-Te dije que me gusta mucho tu peinado? – Me preguntó.
-Nop… Me lo hizo Santiago con mis instrucciones – Le dije – Como tú lo querías un poco recogido pero sin perder el largo…
-Tú convences a cualquiera de cualquier cosa – Me dijo – Nadie más habría conseguido convertir a un guerrero en estilista con una sola llamada.
-No es para tanto – Respondí quitándole importancia – Yo le arreglé las rastas cuando estaba convaleciente en el hospital; Santiago y yo somos como los monos, él me peina a mí y yo lo peino a él.
-Bueno – Dijo riendo - Como sea, me gusta. Te ves preciosa, te fijaste cómo nos miran todos?
-Sí, pero es porque tú estás usando un traje de diseñador a medida que parece sacado de la portada de la revista GQ, y yo un vestido que estaba de moda hace 60 años y con cerezas estampadas que francamente, no encaja en ningún lado. Estamos fuera de lugar en el mercado… - Le dije.
-Te equivocas. Resaltamos porque eres hermosa y tu belleza es atemporal, yo sólo soy el bastardo a tu lado que viste de negro y que no te suelta – Me dijo besando mis nudillos.
Y entonces nos interrumpió la florista extendiendo el ramo ya listo. Era justo lo que habría podido desear, muy sencillo, mis tulipanes blancos y rojos con un poco de verde para darle volumen y una gruesa amarra vegetal para estructurarlo.
Tomé el ramo en mis manos regalándole una enorme sonrisa a la anciana mientras Demetri pagaba y le agradecía con palabras. Nos despedimos y partimos.
El viaje hacia el huerto de cerezos fue más lento que en auto deportivo, pero no importó. Yo aproveché para beber mi café, pero no me comí mi “ciambelle” porque habría desparramado azúcar y Nutella por todo el interior del auto.
Después de un par de horas, llegamos a nuestro destino. Y Demetri volvió a estacionar en cualquier parte, en el equivalente a la mitad del bosque.
-Dem, por qué estacionas así cuando vienes? En cualquier parte, nunca en el mismo lugar? – Pregunté quitándome el cinturón de seguridad.
-En primer lugar, porque puedo. Dónde más podría parar el auto, bajarme y no preocuparme de si bloqueo a alguien, si estoy en un puesto de lisiados, si estoy muy cerca de otro auto, si la calle permite estacionarse sólo en determinados horarios, etc.? Y en segundo lugar porque trato de que este pedazo de tierra se mantenga lo más inmaculado posible, por lo que quiero evitar crear huellas de caminos excepto en la entrada, que es inevitable – Dijo abriendo mi puerta y ayudándome a bajar.
-Tienes razón, muchos de estos árboles son antiquísimos, y si creas caminos a través de ellos puedes dañar las raíces superficiales – Dije calzándome el cárdigan, poniéndome la cartera y balanceando mis flores, la bolsa de comida y una manta.
-Chica Zombi si tratas de caminar con todo eso no vas a ver por dónde vas y te vas a caer, y si te caes me voy a reír, y si me río te vas a enojar y si te enojas no te vas a querer casar conmigo – Dijo quitándome todo salvo las flores.
-Que no nos estamos casando! – Le dije entre divertida y exasperada.
-Un matrimonio no religioso es un contrato civil para la unión de una pareja. Correcto? – Dijo él con toda calma.
-Correcto – Acepté.
-Y respetando tu cultura occidental, en el sistema legal norteamericano, por ejemplo, un contrato verbal es vinculante, especialmente al haber evidencia que lo respalde, correcto? – Continuó muy serio.
-Supongo… - Dije vagamente, aunque estaba casi segura de que así era.
-Entonces, si lo que venimos a hacer aquí es un contrato verbal vinculante que define los derechos y deberes de los individuos de una pareja, dime cómo es que no nos estamos casando? – Preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, me abrazó e hizo amague de morderme el cuello.
-Dem! Eres un tramposo! Estás tergiversando mis palabras! – Dije manoteando con mi mano libre para que me soltara.
-Creo que no, la ley lo dice claramente. Ahora, si vas a dejarme plantado, estás en tu derecho, pero sería un golpe bajo, Chica Zombi – Dijo nuevamente serio.
-Ven Dem, vamos a buscar el lugar apropiado – Dije tomando su brazo y comenzando a caminar – Tú y yo estamos hablando de lo mismo, y sólo diferimos en la terminología, lo que tú estás aprovechando a tu conveniencia. Sólo te pido que lo que pase aquí sea sólo de los dos… Y que no andes por ahí diciendo que soy tu esposa, no creo que a Félix le gustara mucho – Dije la última parte suavemente.
-Mala suerte para él, tu alma gemela soy yo. Él es sólo el novio, esos son pasajeros – Dijo burlándose de mí otra vez… Aunque honestamente y en estricto rigor tenía algo de razón. Podía imaginar a Félix eventualmente terminando conmigo o decepcionándome (y sufriría montones, porque de verdad lo amo), pero era una posibilidad. Era posible que me dejara por otra o que se aburriera de mí.
En cambio me costaba mucho pensar en Demetri haciendo lo mismo. Sencillamente porque el cariño y la lealtad de Dem eran inmutables.  Él no me abandonaría por nada ni por nadie y yo estaba segura de que yo no lo abandonará a él.
Me quedé en silencio, pensando en sus palabras, y seguimos caminando hasta que vi un árbol muy viejo, con el tronco torcido y miles de capullos en flor.
-Ese! Puede ser ese? – Apunté.
Dem sonrió dulcemente.
-Ese es el primer brote original que sembré de los que rescaté de mi casa en Grecia… Era el más fuerte, para los demás debí esperar un año. Este es el más especial, y tú lo reconociste sin que yo te dijera nada. Es por eso que me voy a casar contigo… Porque estas cosas no pasan porque sí.
-Estira la manta… - Dije cambiando de tema - Trajiste dos? – Le pregunté sonriendo.
-Por si la tierra estaba húmeda, aunque no ha llovido, así es que deberíamos estar bien – Afirmó dejando las cosas en el suelo y estirando las mantas, una sobre otra – Ven siéntate – Me dijo tomándome en sus brazos y sentándome en la manta.
-Hey! - Le dije – No puedes hacer eso sin avisarme!
-Mmmmmh… Parece que puedo y parece que lo hice – Dijo arrodillándose y tomando mi pié para desatar las cintas de mis sandalias. Yo me dejé hacer mansamente y lo observé atentamente cuando hizo lo mismo con sus zapatos y calcetines. Luego se sacó la chaqueta y la dobló a un costado.
-Aquí estamos – Comenté abrazando mis rodillas – Y ahora?
-Quieres que yo empiece? –Me preguntó hablando en voz baja y solemne.
-Si, por favor – Dije mordiéndome la boca y soltándola de inmediato… No quería tener manchas de labial en los dientes.
-Estuve leyendo un poco – Dijo arrodillándose frente a mí y levantándome para arrodillarme frente a él – Tú insistes en que esto no es un matrimonio, y yo insisto en que lo es...
Según la mayoría de las definiciones occidentales el matrimonio es la unión de dos personas en la que los cónyuges están obligados a guardarse fe, a socorrerse y ayudarse mutuamente en todas las circunstancias de la vida. El marido y la mujer se deben respeto y protección recíprocos. Eso es el matrimonio. El resto tiene que ver con los derechos de herencia, la filiación y la estructura de la familia, y esa parte no nos afecta a ninguno de los dos.
Tú estás de acuerdo en que un contrato verbal es vinculante, por lo tanto si te comprometes conmigo para mí es tan serio como si lo haces firmando un documento escrito con tu sangre… Si hacemos esto vamos a estar casados – Me dijo mirándome atentamente, esperando una reacción.
-Dem, yo estoy de acuerdo con todo, es sólo que no quiero que el término “matrimonio” se malentienda. Cómo podría ser tu esposa y no tu pareja? – Pregunté.
-El término es sólo para dar la dimensión y profundidad necesaria a la relación. Es simplemente que lo que quiero de ti es básicamente lo que se promete en la ceremonia del matrimonio… Bueno, en realidad yo quiero más, pero me conformo con este compromiso, tal vez algún día entres en razón y te des cuenta de lo que podemos ser. Tal vez algún día… - Dijo con una sonrisa un poco distante.
-Lo último que quiero es hacerte sufrir o darte falsas expectativas Dem.... Tengo novio? Sí. Es él una amenaza para ti? No, porque no están en competencia, ustedes ocupan lugares muy distintos en mi vida. El asunto es…Si no hubiera alguien más, podríamos estar juntos? La respuesta sigue siendo no, Dem, por mucho que nos tiente la idea, tienes que reconocer que seríamos un desastre. Déjame darte mis votos, casémonos como dices tú, y veamos cómo se dan las cosas. Estoy segura de que uno de estos días vas a conocer a alguien interesante, y no te vas a comportar como un bastardo con ella y tal vez hasta consigas una novia, para que yo la odie y me ponga celosa.
-Vale, entonces comienza tú – Dijo sonriendo un poco y acomodó su celular afirmándolo precariamente desde una de las ramas del árbol, apuntando a nuestra dirección general.
-Ya – Dije respirando profundo – Dem, cuando nos conocimos no te reconocí de inmediato, y escuché lo que otros tenían que decir de ti. Fui prejuiciosa y estúpida… Pero tú sí lo supiste, desde el principio sentiste quién era yo, y me buscaste hasta que lograste decírmelo de la mejor manera que lo pudiste explicar… Sé que te cuesta reinar sobre tus emociones, porque no las sientes tan profundamente desde hace mucho tiempo, y eso hace aún más valiente lo que hiciste... El riesgo que tomaste.
La misma coraza que usas frente a todos te la quitas de golpe frente a mí. Te desnudas sin miedo, quedas totalmente vulnerable, y ese valor y entrega me hacen sentir humilde.
Porque yo, que estoy mucho más “integrada” socialmente, no me atrevo. Me escondo, me encierro. No soy tan fuerte como tú, pocos lo son. No tengo el arrojo de mostrarle a nadie quien soy, tal cual soy, por miedo a que no les guste lo que ven…
Mi punto es Dem, que a ti no necesito mostrarte o esconderte nada, porque tú lo sabes todo, tú lo ves todo, y me quieres así. No más sabia, o buena, o inteligente, no más bonita o más alta o con menos cicatrices marcando mi piel. Para ti basta conmigo. Me conoces, ves mis defectos y me quieres tal cual.
Cuando me di cuenta de lo que somos, vino a mi mente un concepto casi de inmediato...Un concepto que involucraba la palabra “alma”. Yo no te quiero como a un amigo, los amigos vienen y van. Tampoco como a un hermano, yo no sé cómo es eso. No te quiero como a un novio, esto no es una pasión que se pueda consumir hasta apagarse. Lo que siento por ti es profundo e inalterable, eres un trozo de lo que soy, eres mi reflejo.
Y esta es mi promesa: Te prometo mi amor, a pesar de las brutalidades que puedas cometer o el daño que sé que eventualmente me vas a causar. Te prometo ser digna de tu confianza y de cada pedazo de tu vida que compartes conmigo, y de aquellos momentos que creemos juntos. Te prometo honestidad, aun cuando sepa que es más fácil mentir o callar. Te prometo respetar tus decisiones, aunque no esté de acuerdo con ellas. Te prometo cuidarte y entretenerte cuando estés débil y protegerte cuando estés indefenso… Y te lo prometo todo sin necesidad de prometerlo, porque lo haría de todos modos sin necesidad de este “contrato verbal vinculante”. Te quiero Dem – Dije limpiándome una lágrima que rodaba por mi mejilla.
Demetri lucía como si se fuera a poner a llorar en cualquier momento. Besó mis manos y dijo con voz temblorosa
-Lo supe – Comenzó – Lo supe cuando te vi, algo tenías, me llamabas y no era sólo que me quería acostar contigo… Y sí, todavía quiero… – Dijo haciéndome reír a pesar de la emoción y las lágrimas – Reconocí tu pureza… Es raro, porque nunca ha habido nada puro en mi vida, todos mis enredos con mujeres son sórdidos y nada de lo que me pueda sentir orgulloso… Pero ahí estabas tú, tan bonita y pequeña, sonrojándote por las cosas más insólitas, pero tan fuerte a la vez, enfrentándote y negociando con el rey de los vampiros, regalando tu vida a cambio de la de un grupo de malnacidos que te abandonó. Eres impresionante, y te vi…
Félix me prohibió acercarme, pensó que trataría de aprovecharme de ti, pero no era así, yo sólo quería conocerte, saber… Entender por qué necesitaba estar a tu lado, de dónde venía la compulsión... Mi oportunidad se dio en el hospital y la tomé, hablando contigo y vomitando lo que había en mi corazón mientras tú te retorcías de dolor y vomitabas en un papelero – Sonrió.
Y entendiste. A pesar de las circunstancias, entendiste… Tu inteligencia emocional está mucho más desarrollada que la mía, yo no sé poner nombre a mis emociones, ni tengo una gama muy amplia de ellas tampoco, soy menos evolucionado. Yo te amo… Simplemente pienso en ti y te amo. No puedo diseccionar ese amor y decidir que es de un tipo u otro. Te amo y nunca te quiero perder.
Mi promesa para ti es esta: Te soy leal hasta la muerte. Siempre voy a acudir a ti, y espero que tú siempre acudas a mí. Cuando estés contenta o cuando te metas en problemas, ahí estaré. Si matas a alguien yo enterraré el cuerpo. Somos un equipo. No te voy a juzgar. Voy a ser brutalmente honesto, como siempre, y no me comeré a tus amigos, sin importar lo odiosos que sean.
Y lo siento por ser tan inseguro y por presionarte a tener este matrimonio/contrato/compromiso o como quieras llamarlo. Pero lo siento únicamente porque te presioné a hacer algo que no querías, no por haberme casado contigo  - Aclaró.
-Está bien – Dije sonriendo – No habría esperado otra cosa de ti… Además en principio fue mi idea…
-Isabella, ahora nos declaro Marido y Mujer – Dijo él mirándome fijamente.
-Qué? – Pregunté cuando el silencio se hizo incómodo.
-Tenemos que sellarlo con un beso o no es legal – Me dijo sonriendo.
-No es legal de ninguna manera! – Exclamé.
-Difiero de tu opinión – Dijo apuntando a la cámara – Estoy seguro que pagando a la gente adecuada nos consigo un certificado de matrimonio para mañana… Dos, para que puedas enmarcar tu copia para colgarla en tu habitación.
-Demetri! No vas a ser tan hijo de puta…! – Amenacé. Ya imaginaba la cara de Félix si viera un certificado de matrimonio entre Dem y yo.
-Chica Zombi dame un beso, sólo uno, para sellar el matrimonio, y no más hasta que algún día te emborraches y me ruegues que te bese – Me dijo disfrutando la situación.
-Tengo novio – Le dije.
-Y esposo – Dijo él muy contento – Y hasta donde sé, esposo gana a novio… O le preguntamos al novio? – Estaba jugando… El muy bastardo se burlaba.
-Así va a ser de ahora en adelante? Me vas a extorsionar para siempre? Como si fuera Paris Hilton y su video porno?
-Que vulgar Isabella! Por supuesto que no… Más bien te estoy extorsionando como a Pamela Anderson y Tommy Lee – Se rió estirándose para sacar su celular de la rama y ver la grabación. Y yo estúpidamente pensé que esa era mi oportunidad de vencer a un guerrero vampiro de más de 600 años atacándolo por atrás y sorprendiéndolo para quitarle el video.
Sí, claro, eso iba a resultar bien…
Demetri se giró violentamente y me empujó al suelo amortiguando la caída. Luego nos rodó y quedó sobre mí, con el celular aún en la mano.
-Mira, ahora podemos sacar fotos de cuando consumemos el matrimonio! – Dijo como si nada. Como si estar sobre mí, con su rostro a centímetros de mi rostro fuera cosa de todos los días. Como si no fuera afectado por mi cercanía como yo con la suya… Mierda, mierda, mierda!
-Demetri bájate, déjame sentarme – Le pedí débilmente.
-Pero quiero mi beso… - Me explicó luciendo inocente y encantador – Sólo para sellar el contrato, claro… Sería una formalidad… Sólo uno…
-Dem… Félix… - Jadeé.
-Félix nada. No te pido que te acuestes conmigo, ni siquiera que me beses todos los días… Te pido un beso, uno solo, ahora, cuando acabamos de prometer un montón de cosas que jamás le prometería a nadie más.
-Dem, me lo pones todo tan difícil – Le dije débilmente. Él bajó su boca un poco. Y otro poco. Y un poco más… Hasta que sus labios estuvieron presionados a los míos.
Traté de sentirme mal por sentirme tan bien, traté de que fuera desagradable o incómodo, traté de sentirlo como un beso hermanable… Traté de sentirme vulnerable por mi indefensión al estar bajo él con las muñecas sujetas por su mano.
Pero la verdad es que él todo lo que hizo fue presionar sus labios a los míos, ponerlos a mi alcance. Lo demás es culpa mía.
Entreabrir mi boca para recibir su labio inferior fue culpa mía.
Lamer sus labios con la punta de mi lengua? Sip, también fui yo.
Abrir la boca para dar paso a su lengua que me tomó por asalto sin dejar prisioneros, no ser capaz de suprimir un gemido porque se sentía… Oh! Simplemente maravilloso!, Chupar, morder, besar… Dios, lo hacía tan, tan bien… Y en alguna parte de mi cerebro sabía que teóricamente no era correcto lo que estaba sucediendo, pero se sentía estupendamente, nuestros labios sincronizados como si tuviéramos años de práctica, como si perteneciera a este lugar entre sus brazos… Sí, fui yo… Pero no… Nononononono! Maldito Demetri y su aura sexi y su experticia al besar, maldito sea por tentarme, y maldita yo por ser tan débil! Maldición!
-No… nononononono – Dije retorciéndome. Dem paró de inmediato – No más… No más… No podemos – Le dije jadeando.
-Isabella… - Exhaló apoyando su frente en la mía – Isabella… Ese beso fue mejor que la mayoría del sexo que he tenido en los últimos 400 años o más…
-No sé si sentirme halagada por mis habilidades o apenada por tu pobre vida sexual – Le dije tratando de aligerar el ambiente.
-Dime que lo sentiste – Demandó ignorando mis bromas.
-Que sentí qué? – Dije actuando como una lunática.
-A nosotros, yo tenía razón, nuestra química, tú y yo juntos seríamos increíbles – Bajó para volver a besar mi boca, y yo le ofrecí mi mejilla.
-Tuviste tu beso Dem, estamos casados, bájate de mí y vamos a pescar – Le dije tratando de sonar normal, o al menos no tan atribulada como me sentía.
-Ok… Vamos a actuar como si nada ha pasado… Vale, negación… Puedo hacer eso… - Dijo como si nada tomando mi mano para ayudarme a sentarme - Además lo grabé en el celular! Cuando te quedes dormida lo voy a revisar, tú sabes, para mejorar la técnica.
-Júrame que no se lo vas a mostrar a nadie! – Exigí.
-Todo lo que pasa entre tú y yo es tuyo y mío – Dijo como explicándome que 1+1=2… Algo Obvio! – Quieres comerte esa dona gigante aquí o en el río?
-Podemos quedarnos un poco más acá? Se ven tan bonitos los árboles nevando pétalos – Le pedí.
-Podemos hacer lo que quieras, es nuestra luna de miel – Respondió mirando atentamente la pantalla de su teléfono. Probablemente repitiendo el beso… Y probablemente no dejaría de hacerlo por mucho tiempo.
-Mira, apoya tu cabeza aquí – Le indiqué el suelo, donde doblé su chaqueta hasta formar una almohada. Él obedeció, sin soltar el celular, y yo me estiré para recoger mi “ciambelle” e hice un cojín con mi cárdigan y apoyé mis hombros y nuca perpendicularmente en el estómago de Demetri. Él estiró la mano y la depositó en mi estómago. Yo estiré mi mano y entrelacé nuestros dedos.
-Te quiero, Chica Zombi, siempre te voy a cuidar – Dijo después de un rato con los ojos cerrados, disfrutando el momento con todos sus demás sentidos atentos.
-Te quiero Dem, y voy a estar cerca, para cuidar de ti – Dije dando un mordisco a mi dona gigante, mientras nos cubríamos de pequeños pétalos de color rosa pálido
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No digo nada, sé que se enfurecieron conmigo, cómo es posible que le haya hecho eso al pobre Félix!?
Pero el que no ha pecado que tire la primera piedra…
Además quitando el componente sobrenatural, a mí me pasó algo similar con mi mejor amigo. Éramos perfectamente compatibles, lo pasábamos bien, nos entendíamos sin palabras, y nos gustábamos mutuamente, incluso lo conversamos varias veces… La posibilidad de más… Pero sabíamos que si tratábamos de ir más allá lo arruinaríamos. Pasaron por su vida montones de novias y yo a su lado las vi venir y partir. Lo mismo él con mis parejas.
Ambos sabíamos que éramos mucho más fuertes, estables y duraderos que una relación amorosa.
Y eso es lo que trato de trasmitir entre Bella y Demetri… La conciencia de que algo podría ser maravilloso, pero preguntarse si vale la pena arriesgarlo todo para incluir el componente físico.

Lo vale?

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