domingo, 24 de agosto de 2014

Muertos o Algo mejor 32

El tan ansiado capítulo 32. Lo sé, estoy muy lenta, pero es que estoy muy ocupada y estoy escribiendo literalmente, de madrugada.
El capítulo de hoy va a ser un poco polémico, pero bueeeeno, qué se le va a hacer, así es como me sale la historia. Ojalá les guste.
Abrazos y no dejen de opinar.
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Capítulo 32
Enséñame a bajar tu cremallera
ya sabes dónde voy
ya sabes que he pasado la frontera
arrancando algún botón
que tú ya sabes que te pido más madera
y tú pides más nivel
ya sabes cómo mantener la hoguera
ya sabes como sabe ya mi piel
que tú me quemas con la punta de tus dedos
tus manos hacen llagas en mi piel
me abraso con tu lengua que es de fuego
la sangre hierve o no lo ves
que tú ya sabes que me tienes cuando quieras
ya sabes como soy
ya sabes que me entra la primera
ahora ya sale algo mejor
me haces tanto bien, me haces tanto bien 
Me Haces Tanto Bien / Amistades Peligrosas

FELIX POV
No voy a entrar en detalles se lo que fueron esos primero días.
Basta decir que todos estaban recelosos de mí, salvo (irónicamente) Demetri, y Bella, quién me había perdonado casi de inmediato… Pero las cosas no volvieron a ser automáticamente como antes. Ella ya no confiaba tan ciegamente en mí, no sonreía tanto  mi lado y no existía la complicidad que disfrutamos desde el principio.
Y no podía culparla. Me tendría que volver a ganar todas esas cosas.
Aun con sus resquemores Bella y Demetri eran mis únicos aliados. Y fue con ellos que pasé gran parte de mis días hasta que fue hora del juicio de Victoria, una semana después de que Bella despertó.
Pasamos muchas horas en el campo de entrenamiento, con Demetri y Alec tratando de enseñarle cierto control sobre su don, y yo enseñándole técnicas básicas de combate. Todos los demás demandaron tiempo individual con Bella, así es que cuando ella no estaba entrenando, estaba visitando a alguien, siempre con Demetri a su lado, como una sombra. A veces yo era bienvenido (siempre que me mantuviera callado) y otras veces no.
Nunca traté de explicarme ante nadie, y Bella y Demetri nunca justificaron su decisión de aceptarme, a pesar de que fueron los más afectados por mis acciones.
No digo que Demetri fuera un santo ni mucho menos, seguía siendo un bastardo sarcástico, y seguía molestándome su cercanía con Bella, pero era a pesar de todo, silenciosamente leal. Había escuchado mis disculpas hacia Bella y nunca emitió una opinión ni comentario. Si Bella me perdonaba era suficiente para él. Él acataba.
El día del juicio de Victoria fue un evento importante para toda La Corte… Se trataba más de un ajuste de cuentas que de la administración impersonal de la justicia. Bien por mí. La hice sufrir tanto como me fue posible en el reducido período de tiempo que la tuve en mis manos, y si me hubieran dado un par de segundos extra la habría acabado.
Todos en la Sala del Trono mostraban algún grado de ansiedad o expectación por lo que ocurriría, y la única que realmente no quería estar ahí era Bella. Ella sólo quería que todo acabara de una buena vez.
Cuando entramos al Salón fuimos los últimos en ingresar, estaban hasta Las Reinas y su Guardia Personal presentes. Así de importante era el asunto. Bella caminaba frente a nosotros con Demetri al lado derecho y yo el izquierdo. Demetri siempre estaba a su derecha, no por motivos de jerarquía o preferencia, sino porque cuando se tomaban la mano (lo que ocurría cada vez que Bella parecía a punto de hacer explotar algo), Demetri jugaba con sus dedos como siempre lo había hecho, pero además jugaba con un anillo de oro con flores dibujadas en diamantes que Bella llevaba en la mano derecha, haciéndolo girar, moviéndolo hasta el nudillo y bajándolo, y otros varios movimientos que los parecía centrar a los dos.
Y a mí el lado izquierdo de Bella me favorecía porque eso significaba que ella quedaba a mi derecha, dejando libre mi lado izquierdo, mi lado más fuerte (ya que soy zurdo), y el más efectivo para protegerla.
Aro pidió a Bella que narrara lo sucedido, y ella lo hizo, aunque claramente le significó un esfuerzo importante, no sólo por revivir la traumática experiencia, sino por hacerlo frente a tanta gente. Como sea, logró completar la narración, con la cabeza en alto y la voz baja, pero firme.
Nadie quedó indiferente a su sufrimiento, y se escucharon maldiciones, gruñidos, amenazas y expresiones de sorpresa entre los asistentes.
Luego Aro le pidió a Demetri que declarara, y él dijo básicamente lo mismo, salvo por lo ocurrido en el estacionamiento.
-Muy bien Demetri – Dijo Aro – Mientras Isabella luchaba por su vida no te pedí que me mostraras lo ocurrido, porque no estabas en condiciones.  En primer lugar tu mente era un lugar horrible en ese momento y no quise quedarme con esos recuerdos por siempre. En segundo lugar porque no había fuerza capaz de separarte de Isabella – Dijo con una sonrisa condescendiente. Todos sabían y aprobaban que Demetri estuviera enamorado de Isabella – Pero ahora es el momento de dar tu testimonio, acércate por favor – Dijo extendiendo la mano.
Bella se tensó y todos los presentes parecieron dar un paso hacia atrás. Demetri se giró y le guiñó un ojo.
-Todo bien, Fiore – Le dijo dándole la mano a Aro, quién cerró los ojos para mirar en el interior de Demetri.
Y pasaron los minutos, y no se movió.
Cuánta mierda tenía dentro Demetri que Aro se demoraba tanto en leerla?
-Impresionante – Dijo Aro finalmente.
-Qué es impresionante? – Preguntó Caius.
-Jane! – Dijo Aro haciendo una señal a la maldita bruja. Una señal con la que todos estábamos tristemente familiarizados. El castigo máximo… El dolor provocado por Jane.
Y nada sucedió.
Pasados unos segundos Demetri volvió a respirar y soltó una carcajada.
-Qué? – Preguntó Bella confundida.
-El castigo de Jane no me afecta! Me estás protegiendo! – Dijo Demetri girándose hacia Bella.
-Por supuesto que te estoy protegiendo! – Explicó ella furiosa - Desde que entendí la mecánica general de mi don que te estoy protegiendo – Le dijo como explicándole algo a un niño idiota - Cómo se atreve esa perra enana a atacarte – Dijo estirando la mano abierta hacia Jane y empujando su escudo para aplastarla contra la pared.
-Shhhhhh… - Dijo Demetri tomando la mano de Bella y bajándola despacio, lo que hizo que Jane cayera patosamente al suelo – Ella sólo hizo lo que le ordenaron, el Maestro Aro trataba de ver si tu protección me cubría del don de Jane.
-Me podías haber preguntado, Aro. Nadie va a dañar a Demetri. No es una rata de laboratorio, por favor no hagas experimentos con él – Dijo Bella en un tono educado, pero claramente cabreada, enredando sus dedos a los de Demetri.
-Isabella no voy a aceptar faltas de respeto – Dijo Aro severamente. Bella mordió su labio inferior y bajó la cabeza. Entonces Aro suavizó el tono de su voz  – Pero entiendo que instintivamente protejas a tu creador, sobre todo cuando tienes menos de una semana de renacida. Félix, es tu turno – Ordenó fríamente.
Y yo me lancé a un detallado reporte de lo que había sucedido, paso a paso, hasta que fue el momento de lanzarme sobre Victoria. Entonces ya no pude seguir siendo desapasionado ni tampoco muy preciso. Pero no importaba, ya todos sabían lo que había que saber.
-Muy bien, Félix, dame tu mano – Dijo Aro. Y estiré mi mano pero antes de que la tocara Bella habló.
-Félix también está protegido Aro, así funciona mi don – Dijo Bella con voz cansada - Toda la gente que me importa está protegida a menos que me lo proponga conscientemente, lo que es un esfuerzo.  Félix no es un traidor, o créeme, no lo habría perdonado. Como escuchaste, todo fue un error, y eso lo puedes confirmar tocando a Victoria, después de todo ella es la que está en juicio, no nosotros, verdad?
-Eres capaz de proteger a toda La Corte de los poderes de los demás? – Preguntó Aro tan interesado que pasó por alto el tono de voz que Bella estaba usando o el hecho de que se negara a dejar que se cumplieran sus órdenes.
-Sí –Respondió ella – Alec, puedes paralizar a Aro por favor? – Pidió dulcemente. Alec miró a Aro, quién hizo una seña de aprobación.
Y la niebla transparente emanó de las manos de Alec.
Y no pasó nada.
Alec apuntó a distintas personas al azar.
Y no pasó nada.
-Maravilloso, querida! – Exclamó Aro, una vez más de buen humor – Traigan a la acusada – Ordenó.
Aftón entró arrastrando a Victoria, quien a pesar de estar prácticamente recuperada definitivamente no era la misma.
Usaba una especie de camisola sucia con la mugre de su celda y veneno chorreado en distintos lugares, dejándola tiesa. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, y su rostro roto y deformado por los golpes escondía cualquier sombra de su antigua belleza. Estaba simplemente horrible e irreconocible. Faltaban mechones de cabello en los lugares en los que arranqué su cuero cabelludo, y el cabello largo que le quedaba se veía peor que si le hubieran rapado la cabeza para emparejarla.
Pero más que nada, una cosa en ella había cambiado.
Su actitud desafiante y altanera se había diluido. Y la había reemplazado el miedo. La certeza de que existían cosas peores que la muerte… Como el que la dejaran vivir.
Miró a su alrededor para encontrarse sólo rostros hostiles. Nos estudió uno a uno hasta encontrarse con mi mirada. Yo mantuve la expresión de impasividad que construí durante siglos de esconder mis emociones. Aunque supongo que algo de esa hostilidad se filtró en mis ojos, porque tembló cuando fijó su vista en mí.
Bien.
Me temía más que a nadie.
Había conocido a la bestia en la que me puedo convertir.
-Terminemos con esto, Victoria. Ignoraste una orden directa y atacaste, torturaste y dejaste al borde de la muerte a un miembro de esta organización. Tienes algo que decir en tu favor? – Preguntó Aro.
-Yo sólo quería justicia – Dijo Victoria con una voz rasposa, algo que sonaba como imagino sonaría un rinoceronte con enfisema pulmonar – Vengar a mi James y a Laurent por el daño causado por esa! – Apuntó a Bella con uno de los pocos dedos que le quedaban.
-En la audiencia pasada dejamos bien claro que Isabella no tuvo nada que ver con esa situación, ni siquiera su novio de la época, Edward Cullen fue quién lo acabó – Dijo Aro ya al borde de su paciencia.
-Esa perra se los ganó a ustedes también – Acusó Victoria – Se acostó con Los Reyes y también con toda La Guardia? – Preguntó venenosamente. Claramente quería morir.
Pero antes de que nadie más alcanzara a reaccionar, La Reina Athenodora se puso de pié, y lentamente se enfrentó a Victoria y le dio una tremenda bofetada.
-Cuidado con cómo hablas de mi familia, perra – Amenazó y volvió a sentarse con toda dignidad en su trono. Caius irradiaba orgullo y creo que un poco de lujuria.
Victoria se incorporó escupiendo veneno y Aro suspiró, preparándose a para algo que no quería hacer. Tocarla.
-Tu mano – Ordenó. Ella lo ignoró y Aftón le dio un tirón  a su brazo y le entregó la mano derecha de Victoria. Aro cerró los ojos, asintió un par de veces y la soltó con repulsión – Félix dice la verdad – Anunció – Efectivamente trató de disuadirla de sus intenciones, y no respondió a sus insinuaciones románticas. No hay nada que podamos catalogar como traición, sólo estupidez al no informar que ella se mantendría en el área. En cuanto al resto de las especulaciones, es inocente.
Se escucharon murmullos por toda la Sala y muchos me miraron como disculpándose. No les presté atención. Si no me habían dado el beneficio de la duda no se merecían que les hiciera las cosas fáciles para aliviar su conciencia.
-Victoria por otra parte no ha hecho más que maquinar nuevas formas de matar y torturar a Isabella y alejar a Félix de Los Volturi, no por amor, sino para no quedarse sola. Vi lo que hizo a Isabella y vi cómo la castigó Félix. La muerte es una salida fácil para Victoria, pero también lo es para nosotros. De lo contrario tendríamos que mirar por encima de nuestro hombro por toda la eternidad, y eso nos haría lucir débiles – Dijo Aro, y miró a los otros Reyes y Reinas. Algo debe haber pasado entre ellos, porque Aro continuó – Eres sentenciada a muerte. Isabella, como la agraviada, tiene el derecho de determinar el cómo ocurrirá.
Todos los ojos se posaron en Bella, que había soltado la mano de Demetri y miraba sin expresión a Victoria. Victoria trató de esbozar una mueca burlona.
-Por fin tienes lo que querías, perrita Swan, qué vas a hacer? Uh? Vas a enviar a tu n… - Y hasta ahí llegó su discurso, porque quedó pasmada al ver que Bella puso las manos frente a sí con las palmas hacia arriba, y formó dos bolas de luz, mucho más brillantes de las que me lanzó a mí. No pasaron más de 5 segundos, y el brillo se volvió cegador.
Y entonces hizo el gesto de empujar, y lanzó las bolas a Victoria, que le dieron en el torso… Haciéndola explotar en mil pedazos, cada pedazo incinerándose de inmediato como carbones encendidos hasta volverse cenizas.
Nadie supo reaccionar, excepto Demetri, que enseguida tomó sus manos y comenzó a hablar muy despacio.
-Estás bien? – Pregunté acercándome y tomando su mentón para obligarla a enfocarse en mí. Ella asintió. Y se bamboleó casi imperceptiblemente.
Esa demostración de poder la había agotado, ya que literalmente le lanzó toda su energía a Victoria.
-Si sus majestades nos disculpan, Isabella  es una neófita y debe alimentarse – Les dije. Demetri le rodeó la cintura de manera amistosa, aunque claramente lo hacía para estabilizarla sin hacer evidente su debilidad, y comenzó a arrastrarla hacia la puerta. Aro con los ojos aún muy abiertos me hizo una vaga seña despidiéndonos. Justo antes de salir Bella se volteó.
-Lo siento… - Dijo en voz baja – Por el… Desorden – Y bajó la vista. No quería ver como sus amigos la miraban aterrados. Y quién podía culparlos?
Nunca se había sabido de alguien tan poderoso. Siempre los dones son de ataque o defensa, nunca ambos, pero Bella era capaz de proyectar un escudo para provocar la  destrucción de lo indestructible: Un vampiro.
La de Bella era un arma jodidamente poderosa, yo lo sé mejor que nadie, habiendo sufrido el estreno de esas bolas de poder: Me lanzaron a varios metros de distancia, atravesando una pared, haciéndome sentir como si me hubieran aplicado una descarga de un teaser y produciéndome dolorosas quemaduras que a pesar de la sangre que bebí demoraron un par de días en sanar (lo que es altamente inusual).
Y ese fue un accidente! El de Victoria fue a propósito, y ahí estaba la diferencia. Destrucción total.
Y ahí estaban las consecuencias. En cuanto salimos del Salón Bella se tambaleó y Demetri la tomó en sus brazos y corrió a su habitación. Mientras él la depositó en la cama yo saqué del refrigerador varias bolsas de sangre y las puse a calentar.
-No puedes seguir explotando cosas Fiore! – La regañó Demetri – Y no digo que no sea increíble, porque lo fue, ver a esa perra arder fue casi orgásmico, pero no debes mostrar tu poder tan abiertamente – Dijo quitándole el cabello de la cara.
-Lo siento – Dijo ella sin abrir los ojos – Pero cuando la vi… Y luego Aro dijo que podía decidir… Y luego ella se burló… Lo siento.
-Bebe – Le dije poniéndole el tubo de una bolsa de sangre en la boca. Ella lo hizo con desesperación, y cuando terminó ya le tenía lista la siguiente bolsa.
Había observado que en general Bella bebía cantidades moderadas de sangre, y sin precipitarse. Disfrutaba del sabor y las sensaciones que le producía... Pero si había estado forzando el escudo y sus niveles de energía estaban muy bajos, bebía como si el mundo se fuera a acabar al menos las dos primeras bolsas.
-Descansa Fiore – Dijo Demetri dejándola acostada en su cama con los ojos cerrados, hecha una bolita. Nunca pensé que siendo vampiro también haría ese gesto. Mirándome a mí, Demetri me hizo una seña para que lo acompañara al pasillo.
-Voy a comer – Me dijo tan rápido y bajo que Bella no escucharía nada – Y voy a aprovechar de ver cómo están las cosas con los demás. Deben estar cagados de miedo, pero no quiero que aíslen a Bella por temor a lo que no entienden.
-Está bien, puedes aprovechar de traer más sangre? Deberíamos tener extra para casos como éste.
-Seguro – Dijo Demetri. Luego entró a la habitación y le explicó a Bella que se iría por un rato. A ella no le gustó mucho la idea, pero luchó contra sus instintos y lo dejó ir. Y nos quedamos solos.
Era la primera vez que realmente estábamos solos desde que había ocurrido su transformación, y aunque yo ansiaba este tiempo con ella sólo para mí, también me intimidaba. No por sus poderes, sino porque como pareja estábamos en ese limbo en el que no estábamos peleados pero tampoco estábamos al 100%.
No sabía a qué atenerme.
Me acerqué a la cama y me saqué los zapatos y luego le saqué las zapatillas a Bella. Después la empujé hacia el centro de la cama, le cubrí las piernas con una manta tejida a telar que le había regalado La Reina Athenodora, y me recosté a su lado, abrazándola por la espalda. Temí que me rechazara, o al menos se tensara, pero en lugar de eso tomó mis brazos, que rodeaban su cintura, y los apretó contra sí y expuso su cuello para que yo hundiera mi rostro en él como tantas veces habíamos hecho.
Con un suspiro de alivio y satisfacción aparté su cabello y apoyé mi mejilla en el trozo de piel que me ofrecía.
Nos quedamos un buen rato así, en silencio, con nuestras respiraciones acompasadas. Yo de vez en cuando besaba castamente su cuello y hombro, y ella se acomodaba aún más pegada a mí, hasta que de pronto se giró en mis brazos y puso su mano en mi mejilla.
-Aún me quieres? – Preguntó.
-Te amo – Corregí – Más que a nada, más que a nadie.
-No me temes? Soy peligrosa… - Dijo suavemente.
-Me temes tú a mí? Yo también soy peligroso, pero sabes que jamás te haría daño – Le dije.
-Pero yo ya te hice daño… Fuiste al primero a quién hice daño – Dijo ella.
-A un par de horas de haber despertado, ni siquiera sabías que tenías ese don. Ahora ya tienes más control y vas a ir ganando más y más con el tiempo. Recuerda que sólo tienes una semana de vida como vampiro, Principessa, no te exijas más de lo que puedes dar. Tienes superpoderes pero no eres infalible. Sería una idiotez de parte de los demás el esperar que lo fueras – Dije apoyando mi frente en su frente.
-No quiero que me temas – Dijo delineando mis rasgos con la yema de sus dedos. Era la caricia más íntima que habíamos tenido desde antes de su transformación, y se sintió maravillosamente – Sé que los otros me van a temer de todos modos, por lo mismo que nadie quiere ser amigo de Jane… Excepto tú… Tú si quieres estar aquí conmigo – Afirmó.
-Bella, yo no te temo, te amo. Sigues siendo la misma niña medio chiflada de la que me enamoré – Le dije sonriendo – Y los demás es cierto que están un poco impresionados, pero se van a acostumbrar. Es sólo que nadie había visto poderes como los tuyos, así es que debes darles la oportunidad de procesarlos antes de juzgarlos. Tu potencial es tan grande que intimida, pero debajo de todo eso sigues estando tú, la chica que todos aman – Le dije acariciando desde su cintura hasta sus costillas una y otra vez. Poder tocarla otra vez era el cielo – Y por favor no te compares con Jane, ella es detestada no por su poder, sino por su carácter mezquino y amargado.
-Tú crees que voy a volver a tener amigos? – Preguntó muy despacito.
-No los has perdido, preciosa, sólo dales un tiempo para acostumbrarse a la nueva Bella – Respondí besando su mejilla y hablando con mis labios contra su piel – No temes que Demetri se sienta amedrentado o que te deje? – Pregunté de pronto. Era el único por el que no había preguntado.
-Dem? Dem no me va a dejar nunca, no importa en lo que me convierta, no importa lo que haga – Dijo con total seguridad. No voy a negar que me molestó un poco el hecho de que ella tuviera más fe en él que en mí, a pesar de que sabía que él se había ganado esa confianza a pulso. Jamás la había defraudado.
-Por qué? - Pregunté sin poder contenerme.
-Es el destino – Respondió encogiéndose de hombros – Ambos lo sabemos, y así como yo estoy segura de que él nunca me va a traicionar, él sabe que yo nunca le voy a hacer daño, sea él mi creador o no – Dijo.
Okay. Mierda. Bella era honesta, no se le podía negar, pero auch! Otra vez me salía con eso del destino, y ya casi le empezaba a creer.
-Y el destino… Tiene algo preparado para nosotros? – Le pregunté sin estar muy seguro de querer escucharlo.
-No lo sé… No creo – Me dijo, y al ver mi cara de decepción se apresuró a aclarar – Yo me enamoré de ti libremente, nada me empujó hacia ti. Y lo mismo te pasó a ti, no fue amor a primera vista, nos gustamos al vernos por primera vez, pero nos enamoramos al conocernos. Ambos hemos cometido errores que hemos decidido perdonar, y ambos hemos madurado.
Este no es un romance predeterminado, es la elección de dos personas que quieren estar juntas, amándose y aprendiendo de sus errores… A lo mejor no es digno de un cuento de hadas donde todo es color rosa, pero es real. Es nuestro – Dijo y lentamente, vacilante, me besó.
Fue el primer beso que nos dábamos desde antes de su transformación, y lo necesitaba más que a nada. La reafirmación, la confirmación de que seguíamos siendo un ítem, que seguía siendo mía.
Y ese beso que partió vacilante comenzó a crecer en intensidad, convirtiéndose en una sesión de besos y caricias intensas, pero profundas. No eran sólo nuestros cuerpos los que se reconocían… Eran (por cursi que suene), nuestros sentimientos, nuestras promesas y sueños compartidos… Eran todas las pequeñas cosas que me hicieron amarla, y aquellas cosas que la hicieron amarme a mí.
Esa tarde hicimos el amor, y fue como si lo hiciéramos por primera vez… Porque lo hacíamos como iguales.
oooOooo
El entrenamiento de Bella fue poco tradicional incluso dentro de lo poco tradicional que era alguien con su poder.
En primer lugar porque no todo el mundo quería participar por miedo a estallar en pequeños carbones voladores, pero todos querían mirar.
En segundo lugar porque Bella mejoró bastante el control de sus poderes en cuanto a alcance y precisión. Era capaz de cubrir con su escudo mental a todos en el castillo sin ningún problema, pero su escudo físico, a pesar de que ganaba control no dejaba de drenarla. Era un arma poderosísima, pero no para usarla de forma sostenida, y mientras más complejo el “truco”, más la desgastaba. Lo que menos la agotaba era sostener una cúpula, sin importar a cuanta gente quisiera meter en ella, pero lo que podía hacer sólo un par de veces era el lanzamiento de las bolas de energía, por lo que eso lo ensayaba al final de los entrenamientos, pues quedaba hecha polvo e inmediatamente después debía alimentarse.
Y en tercer lugar Bella no era un soldado cualquiera bajo un régimen común. Noooop, la señorita Isabella tenía montones de compromisos sociales que cumplir. Entrenaba por la mañana y hacía visitas sociales por la tarde, generalmente a la torre de Las Reinas, donde se había empeñado en habilitar un negocio de arte y artesanía en el que vender las miles de manualidades que las Reinas habían acumulado en siglos de aburrimiento. Para lo cual estuvieron varios días escarbando habitación tras habitación para encontrar las piezas que ofrecerían. Luego Bella insistió en habilitar uno de los cuartos vacíos como “sala de ventas y exposición”, y ahí instalaron repisas para las artesanías y ganchos en las paredes para los cuadros.
A continuación Bella consiguió que Aftón subiera tímidamente (con un permiso especial) a sacar fotos de cada objeto. Aparentemente a Aftón le gustaba fotografiar paisajes y naturaleza muerta, lo que nadie supo hasta ese momento, a excepción de Chelsea y Bella.
Una vez que tuvieron las fotos comenzó la agotadora tarea de ponerle precio a cada pieza, lo cual no era fácil considerando que Las Reinas y cada uno de los miembros de La Corte tenía su opinión y como Bella estaba involucrada, las relaciones se volvían más informales, y no temían expresarla. Al final terminaban todos muertos de risa, porque sin importar los argumentos ajenos, Bella todo lo resolvía consultando a Siri, Google y Wikipedia.
Por último Lily las ayudó con la parte informática, creando una página web, una de Facebook, un blog y una cuenta en ebay. Las compras se realizarían por internet con tarjetas de crédito y los envíos se harían por correo certificado. Así Las Reinas no tendrían que ver ni hablar con nadie, pero tendrían un pequeño negocio que más allá del dinero que pudieran ganar, les daba el orgullo de mostrar sus creaciones al mundo.
Y así fue como comenzó la que con los años sería una de las más exitosas iniciativas empresariales de la región: Creazioni Della Torre (*Creaciones de La Torre), con compradores de todo el mundo encargando sus productos exclusivos para ferias artesanales y galerías. La Reina Sulpicia incluso llegó a exponer su trabajo en New York cuando un tratante de arte descubrió sus obras y las llevó a Estados Unidos, obteniendo un éxito rotundo.
oooOooo
Y pasaron 8 meses… 8 meses increíblemente felices para mí, ya que los compartí con la mujer que amaba.
8 meses en los cuales aprendimos a conocernos, en que nos ajustamos a una rutina que nos permitía pasar al menos algunas horas juntos todos los días.
Nuestro noviazgo obviamente era ya conocido por todos, y si bien a muchos no les pareció muy bien, y creyeron que ella merecía algo mejor, nadie dijo nada, porque todos temían a la ira de la neófita superpoderosa.
Lo que no sabían es que Bella había superado esa etapa a alrededor de los 4 meses de su transformación, ya que su don le exigía tanto autocontrol para manejar su escudo, que el manejar los demás aspectos del vampirismo era pan comido.
Desde el momento que despertó a su nueva vida, Bella exigió que la ayudáramos a establecer conferencias de video por Skype con Gianna, así es que su amistad con ella siguió como siempre. Hablaban día por medio y para Bella esas conversaciones eran importantísimas, ya que Gianna parecía ser una de las pocas personas que no trataba a Bella de manera distinta debido a sus poderes.
Como al principio Bella no manejaba su fuerza, no podía manejar el computador, por lo tanto Demetri o yo estábamos presentes para prender el equipo, realizar las llamadas, cortar las llamadas y apagar el computador. Y así fue como nos enteramos de la historia de Gianna y su novio Franco.
Aparentemente fue amor a primera vista, y habían tenido una relación digna de cuentos de hadas, con rosas y chocolates, paseos en la playa y música romántica. Todas las cursilerías y estereotipos que Gianna podía soñar eran cumplidos por su príncipe azul. Tan perfecto era todo que a los 6 meses de relación, Franco había presentado a Gianna a su enorme familia extendida.
En un sólo día Gianna conoció a los padres, hermanos, cuñados, abuelos, tíos, sobrinos y parientes políticos de su novio, todos reunidos en la terraza de la casa de campo donde vivían los padres de Franco, alrededor de cantidades groseras de comida, y todos reunidos para conocer a la novia del principito.
En la víspera del evento, Gianna estaba aterrada, y Bella casi se nos escapa para ir a consolar y aconsejar a su amiga. Finalmente la debimos controlar por la fuerza y apenas, rezando para que no nos volara en pedazos. Afortunadamente no lo hizo, y al día siguiente Gianna llamó para contarle que todo había salido maravillosamente, y que ella lo único que quería era pertenecer a esa familia tan cálida y numerosa. Al no tener parientes, para Gianna ningún familión era demasiado grande.
Y lo mejor de todo… Le dijeron que estaba demasiado delgada! No dejó de hablar de eso durante al menos una semana, contando cómo la abuela paterna y las tías de Franco se habían sentado con ella para examinarla y le habían dicho que estaba muy flaca, pero que no se preocupara, que ellas le iban a preparar unos buenos platos regionales típicos para que desarrollara un buen par de pechos y caderas que le ayudaran a producir muchos hijos sanos y fuertes como su padre.
Para alguien como Gianna, que ha vivido a dieta desde los 15 años y no ha probado un carbohidrato desde entonces, ese era el mejor cumplido que le podían haber hecho…
Y siguió la relación entre esos dos, cada vez más cercana, cada vez más apasionada.
oooOooo
Un día, cuando Bella tenía unos 8 meses como vampira, ella llegó a mi habitación cubierta en lodo de pies a cabeza. Yo, en cambio, me encontraba recién duchado, usando sólo un pantalón de pijama de franela y  jugando en línea con mis amigos, pero al verla me despedí de los muchachos y fui hacia Bella, me paré frente a ella y estudié su rostro… Era una sola gran mancha de tierra con dos ojos como rubíes y una sonrisa enorme.
-Estaba entrenando – Dijo frunciendo los labios y poniéndose de puntillas para que le diera su beso de bienvenida. Yo busqué un lugar limpio en su cuerpo que pudiera besar, pero toda ella estaba cubierta en barro. Hasta los párpados!
-Vamos a la ducha – Le dije tomándola de la mano (también embarrada, seguro había dejado huellas de tierra por todo el pasillo hasta mi habitación).
-No me vas a dar mi besito? – Hizo un puchero.
-Principessa, pareces un cerdito! Qué estuviste haciendo? – Pregunté con un suspiro mientras la desvestía. Ella se dejó hacer, mirándome pacientemente, como si fuera yo el que hacía locuras.
-Entrenaba con Demetri – Respondió – Estamos repasando distintos estilos de lucha. Ya terminamos con las artes marciales y las técnicas mixtas, así es que ahora pasamos a las técnicas alternativas… Hoy tocó lucha en barro – Explicó. Hasta su delicada ropa interior rosa estaba negra.
-Qué? Bella… Qué? – Tartamudeé. Ese hijo de puta…! – Bella la lucha en barro no es una técnica de lucha real, es una excusa para tener a un par de mujeres en bikini revolcándose en el suelo.
-Ah pero es real – Me rebatió – Y hasta gané – Dijo orgullosa.
-Apuesto a que sí – Dije contando hasta 10 – Y apuesto que para ganar te tuviste que sentar sobre él.
-Ves? Hasta tú te sabes las reglas! – Dijo entrando a la ducha. Yo tomé una esponja, la empapé en su bodywash y comencé a restregar su cuerpo para quitarle la costra de suciedad mientras ella luchaba contra su cabello, que estaba arreglado en 2 largas trenzas, y en las que el barro se había secado dejándolas tiesas.
Nos demoramos como media hora, pero finalmente la dejé reluciente.
Una vez que hube secado su cuerpo la paré frente al espejo del vanitorio y comencé a secar su cabello.
-No más peleas en barro Isabella – Le dije con mi voz estricta – Quedas demasiado sucia.
-Nop, no más. Todos los días cambiamos de estilo… Mañana nos toca luchar en gelatina de limón! – Exclamó con una sonrisa enorme.
Yo la miré fijamente. Aún después de todos estos meses juntos, no sabía reconocer cuando se está burlando!
Pero claro, con Bella las posibilidades de que una idea se concrete son proporcionalmente inversas a lo que dicte la lógica y la razón. O sea, mientras más loca la idea, más probabilidades hay de que trate de ejecutarla.
-Gelatina de limón… - Repetí, porque no supe qué más decir. Yo no era el guardia de Bella, ni estaba a cargo de su entrenamiento, solamente ayudaba ocasionalmente. Si su creador y maestro consideraba pertinente entrenarla en los estilos de lucha que usan las desnudistas en los Strip Clubs y burdeles, quién era yo para impedirlo? El maldito novio, nada más.
-Sip, habíamos hablado sobre luchar en gelatina de limón incluso desde que era humana – Dijo apoyando su cuerpo desnudo contra el mío – Dem debe estar preparando la gelatina en este momento – Dijo restregando su espalda contra mi semipermanente erección y sonrió, pícara. Sabía que me tenía en sus manos.
-Por qué de limón? – Pregunté cerrando los ojos, concentrándome en las increíbles sensaciones.
-Porque es la que más me gustaba como humana, y es un aroma que soporto como vampira – Dijo apoyando los codos en la cubierta del vanitorio, apretando y alzando sus pechos y levantando su trasero, exponiéndolo perfectamente para mí.
Solté el cepillo y el secador de pelo aún encendido (y que afortunadamente se apagó con el golpe contra el granito del suelo).
Tomé sus caderas y restregué mi erección contra su culito perfecto. Mierda!
Me alejé un poco para verla y metí una mano entre sus piernas. Estaba empapada, así es que unté mis dedos y distribuí su lubricación por toda su rajita, pasando de su entrada hacia atrás, acariciando su ano pero sin presionar. Esto era prácticamente lo único que no habíamos hecho en la cama, y de pronto me vi deseándolo como a nada.
Bella gimió y sacudió su culito, pero no se retiró. Lo tomé como el permiso para continuar.
Repetí el procedimiento, mojé mis dedos y repartí su humedad por todos lados, concentrándome en mi objetivo. Sabía que las primeras veces que se tiene sexo anal puede resultar incómodo y hasta doloroso, especialmente cuando alguien del tamaño de Bella recibiría a alguien de mi tamaño, por lo que no me importaba si sólo la tocaba un poco para quitarle el miedo y lo tabú… Teníamos muchísimo tiempo para llegar a ese punto si ella también lo deseaba.
Y ella presionó contra mis dedos…
Moví mi mano nuevamente y ella gimió en descontento, hizo un adorable puchero y abrió los ojos. Iba a reclamar, cuando la penetré en la vagina con dos dedos, rápido, duro, como a ella le gustaba. Con la otra mano empujé su espalda presionándola contra el vanitorio, obligándola a reclinarse completamente. Era un gesto de dominación psicológico, ya que físicamente aún me podía patear el trasero de 20 maneras distintas.
Y nuevamente saqué mi mano, pero esta vez lo hice para reemplazarla con mi erección, y junto con penetrarla hasta el fondo, le metí los dos dedos cubiertos por su lubricación en el culito. Sólo hasta el primer nudillo. Y los dejé ahí, sin moverlos, para que se acostumbrara a la sensación mientras la cogí como un salvaje. Como soñaba hacerlo cuando era humana.
Y ella reaccionó de forma increíble. Gimió, se retorció, pidió más fuerte y más rápido, y abrió más las piernas y se mordió los labios como si no pudiera soportar tanto placer.
Ok, habíamos descubierto una nueva zona erógena.
Así es que me atreví a comenzar a coger su culito con mis dedos al ritmo de mi pene.
Y vino el primer orgasmo.
Y se sintió increíble.
Saqué mi pene y empapé mis dedos en más lubricación, y volví a penetrarla, esta vez mi pene y mis dedos entraron hasta el fondo. Bella gritó y sus manos se aferraron a la cubierta de mármol. Inmediatamente me despedí de ésta, ya que Bella la trizó a la primera embestida, pero nada importaba porque Bella estaba más cachonda que nunca y eso me calentaba hasta lo imposible.
La cogí estableciendo un ritmo lento, pero llegando hasta el fondo. Comencé a abrir y cerrar mis dedos en su culito como si fueran una tijera, a modo de dilatarla más, y no alcancé a cogerla ni 10 minutos cuando volvió a levantar el trasero y empujar contra mí, gritó y se corrió.
Respiraba como si fuera un gordo humano corriendo un maratón cuesta arriba.
Mierda! Yo también quería acabar, pero mis expectativas se habían elevado. Ahora quería coger su culito, reclamar ese territorio inexplorado, correrme ahí, dentro de ella.
Saqué mi erección que seguía dura y tiesa como un bate de beisbol, y comencé a pasarla por su clítoris hinchado, rodeé su entrada y finalmente llevé la punta hasta su ano, rodeándolo, empujando suavemente y retirándome.
-Félix por favor – Jadeó – Félix… Me muero… Dios! Oh!... No pensé que era así… Hazlo… Por favor…
-Qué quieres que haga? – Pregunté con la voz ronca de deseo, empujando contra su entrada.
-Mételo!... Mételo!... Ya! – Me ordenó.
Y yo obedecí. La penetré lentamente, pero sin detenerme. Ella gimió y dejó de respirar, y yo dejé de moverme.
Y con mi mano libre comencé a acariciar su clítoris, en círculos toscos, caricias rudas. Ella ya había acabado 2 veces y necesitaría estímulos más poderosos para pasar más allá del dolor.
-Eso es Principessa… Ahora sí eres mía, cada centímetro de ti, para siempre… Te sientes tan bien… Tan increíblemente apretada… Tan sexi, me encanta cuando me pides lo que quieres, como ahora, que demandaste que cogiera tu culito perfecto… - Dije inclinándome para susurrar en su oído – Eres maravillosa y te amo.
Y ella se movió, rotando un poco las caderas.
Sin dejar de acariciar su clítoris comencé a cogerla, muy despacio al principio, pero luego más rápido, y luego más fuerte, hasta que ambos estábamos gritando de placer pero alargando la experiencia lo más posible, ralentizando las embestidas cada vez que alguno de los dos se iba a correr.
Destrozamos completamente el vanitorio y el mármol de las paredes en las que se apoyó Bella para que la pudiera seguir cogiendo.
Y entre todos los escombros seguimos…
Hasta que ya no pudimos aguantar más y apretándola a mi con tanta fuerza como pude usar sin dañarla, nos corrimos por lo que parecieron ser horas.
Probablemente fueron sólo un par de minutos, pero mieeeeerda! Fue con mucho la mejor y más intensa sesión se sexo de mi vida.
Salí con cuidado de Bella, que estaba agotada y la llevé en mis brazos a la cama, donde la deposité sobre su estómago. Pensé en ducharla otra vez, pero no valía la pena, primero porque Bella no se sostenía sola, y segundo porque el sexo anal es un asunto sucio para los humanos porque tienen un sistema digestivo funcional. Para los vampiros, es simplemente otro agujero que usamos para coger.
Abrí el cajón del velador de Bella y saqué un paquete de toallas húmedas para bebé (de las no perfumadas). Bella las usaba sobre todo cuando me ponía neandertal y acababa sobre todo su cuerpo para marcarla, lo que ocurría al menos una vez a la semana.
Me limpié un poco y con un par de toallas limpié a Bella entre las piernas. Ella se dejó hacer sin moverse, y cualquiera habría pensado que dormía. Pero no, ella simplemente se dejaba querer.
Me acosté a su lado y la atraje a mí hasta que su mejilla descansó sobre mi corazón. Besé su coronilla, la rodeé bien apretada en mis brazos y le dije
-Te amo Principessa.
-Te amo Gatito – Susurró – Shhhhh… Estamos durmiendo…
oooOooo
“Despertamos” un par de horas después, cuando Bella decidió que habíamos “dormido” lo suficiente, ya era capaz de moverse otra vez.
-Estás bien? – Pregunté besando su frente. Había tenido tiempo de pensar en lo que habíamos hecho y si bien había sido increíble, también me había comportado como un bestia, abusando de su pequeño y delicado cuerpo.
-Bien… - Dijo estirándose como cuando era humana, tensando y arqueando todo su cuerpo – No es que quisiera ir a montar a caballo o manejar una bicicleta en un camino de ripio o desafiar a un toro mecánico – Sonrió – Pero estuvo increíble – Me dijo tímida, suavemente – Me gusta cuando te pones un poquito brusco, me gusta que no me trates como si fuera de cristal. Adoro sentir que posees todo mi cuerpo. Y te amo, te amo, te amo – Dijo besando mi cuello.
-Te amo, te amo, te amo también, Principessa – Respondí.
Descansamos un rato más acariciándonos suavemente, hasta que Bella se sentó de golpe, encogiéndose al sentir una punzada de dolor.
-Qué pasa? – Pregunté sentándome también, alerta.
-Gianna, quedé de llamar a Gianna. Hoy tenía una cita importante con Franco y le dije que la llamaría para saber cómo le fue – Dijo corriendo al cajón de las camisetas y eligiendo una camiseta beige de un concierto de Elvis del año ´77 y lanzándome una de Los Beatles a mí. Siempre, aunque estuviera apurada, insistía en coordinarnos, ya sea por género, época, rivalidad, o similitud de las bandas… Era adorable, una de esas rutinas que esperaba con ansias, porque me daban un sentido de pertenencia y estabilidad. Era simplemente algo nuestro.
Luego sacó unas bragas al azar de su cajón de ropa interior (sí, ya era dueña de parte de mi cómoda) y se las puso mientras encendía mi computador.
Yo me puse la camiseta asignada y unos bóxer Calvin Klein negros y me volví a recostar en la cama, aspirando nuestro aroma entremezclado en las sábanas…  Un aroma cálido y perfecto.
Bella se sentó en la silla del escritorio y marcó una videoconferencia con Gianna. Al primer ring respondió Gianna, sollozando.
Inmediatamente me estiré para ver qué pasaba, y noté que su cabello tradicionalmente perfectamente estilado estaba desordenado y su maquillaje estaba todo corrido, formando líneas negras que atravesaban su rostro. Pero lo peor y más chocante de todo, es que en sus manos sostenía un pote de helado regular (no diet) llamado “Karamel Sutra”, una monstruosidad hipercalórica consistente en un centro de caramelo derretido envuelto en helado de chocolate y de caramelo, salpicado con chips de chocolate blando… y una cuchara que blandía como si fuera una extensión de su mano, salpicando ocasionalmente para todos lados… Ella! Gianna y su TOC (Transtorno Obsesivo Compulsivo)! Sólo eso daba una idea de la gravedad de la situación.
Por si acaso me puse rápidamente el resto de mi ropa, me eché el celular al bolsillo y me senté en el borde de la cama a ver qué pasaba.
-Gianna! Gianna! Qué pasó? – Exclamó Bella frenética.
-Yo… Yo… Él… Yo… Buaaaaaaaa! – Se puso a llorar con más fuerza, y entre sollozos logró meterse 3 cucharadas de helado a la boca. No sé cómo logró hacerlo y respirar a la vez.
-Alguien te hizo daño? Gianna contesta! Estás sola? Estas herida? – Presionó Bella poniéndose de pié y lanzando la silla un par de metros hacia atrás. Pude ver su piel comenzar a vibrar, haciéndola lucir como un espejismo… Eso nunca había sucedido, pero adiviné que no sería buena idea tocarla… Sería como meter un tenedor a la tostadora.
-Beeee… Llaaaaaa!... Duele… Duele… - Y lloraba y comía helado y lloraba un poco más. Gianna había perdido toda compostura, y hasta se podían ver manchas de helado en su antes prístina blusa blanca.
-Voy para allá – Anunció Bella y cerró la pantalla del laptop.
-Bella no puedes ir a verla! – Dije tomándola de la cintura – No sabemos si tienes el autocontrol necesario, nunca has estado con humanos antes! No quieres probar tu control en Gianna, verdad? – Pregunté.
-Sí tengo el autocontrol! Me alimento de sangre humana, recuerdas? El que no la beba directo de la fuente no significa nada, tengo un refrigerador lleno de sangre en mi habitación y no me ves lanzándome a bebérmelo todo de una vez… Suéltame Félix, que voy a ir, Gianna me necesita – Se debatió en mis brazos.
-Bella por favor – Dije forzándola a una posición que inmovilizaba sus brazos. Odié hacerlo, pero ella sufriría eternamente si mataba a su amiga – No me obligues a someterte por la fuerza, por favor…
Bella gruñó frustrada, trató de dar un par de respiraciones profundas para calmarse y yo como un idiota bajé la guardia. Ella era una luchadora bien entrenada, fuerte como una neófita, pequeña y escurridiza y más encima alguien a quien jamás podría causar daño. No sé cómo pensé que la podía someter… Bella simplemente me hizo una llave que la liberó de mi agarre y me lanzó a varios metros de distancia.
-Perdón – Dijo mirándome con pena y echó a correr. Me puse de pié y corrí tras ella… Medio paso y choqué con un muro invisible. Estaba preso.
Sin perder tiempo tratando de luchar o destruir el escudo que sabía irrompible, tomé mi celular y llamé a Demetri.
-Qué? – Contestó. Siempre estaba un poco cabreado cuando sabía que yo estaba pasando “tiempo de calidad” con Isabella.
-Bella me encerró en un domo y se escapó. Va a ver a Gianna… - Dije lo más rápido que pude.
-Mierda! Qué mierda hiciste? – Gruñó, y pude escuchar que corría.
-Nada, Bella la llamó por Skype y Gianna estaba llorando a mares y comiendo helado no dietético, y no explicó nada, y Bella dijo que la iba a ver y yo la traté de detener pero ella me lanzó al otro lado de la habitación y me encerró. Cuánto tiempo puede mantener estas cosas? – Pregunté golpeando el domo con un puño, de pura frustración.
-Entre 5 y 8 horas, dependiendo de un montón de factores – Respondió – Llegué a la habitación de Gianna. Se escucha su respiración, al menos no está muerta, voy a entrar – Dijo y me cortó. Y yo me quedé encerrado como un idiota sin saber qué mierda estaba pasando.
oooOooo
DEMETRI POV
No me molesté en golpear. Isabella estaba en graves problemas por lo que había hecho… Escaparse así… Ella sabía las reglas y las razones para implementarlas.
Pero no me esperaba lo que me encontré…
Bella arrodillada en la cama con la cabeza de Gianna sobre sus muslos, acariciando su cabello y diciendo naderías en voz baja, tratando de calmar a su amiga. Gianna abrazaba las rodillas de Bella y sollozaba como si la vida se le fuera en ello.
Yo me fui a parar a una esquina. Estaba claro que Bella no se comería a Gianna, pero tampoco quería tentar a la suerte dejándolas solas. Al primer signo de sed, la sacaría de ahí.
Después de un rato Gianna se calmó, o tal vez se agotó de tanto llorar, y comenzó a respirar profundamente, preparándose para hablar.
Bella no dejó de acariciar el cabello de Gianna, y no perdió el ritmo cuando ella finalmente comenzó a hablar.
-…Hoy celebramos nuestro aniversario de 8 meses. Franco cocina muy bien, y había ofrecido preparar la cena, así es que yo llegué sola a su casa… - Suspiró – Me hizo pasar a la terraza, que como el resto de la casa es muy antigua, está construida con vigas enormes, y soporta un enorme parrón que combina cepas de uva blanca y rosada… - Sollozó – Él había arreglado la terraza con pequeñas luces blancas que ofrecían luz indirecta y tan romántica… Llenó de flores por todos lados y había música suave… Tú sabes que a mí me gusta Carla Bruni… - Otro sollozo. Por dios esa mujer era cursi! No lograba explicarme qué mierda hacía cogiéndola. Ella me resentía, y yo la despreciaba… No, no quería más de eso, nunca más.
-Suena todo muy bonito, es el sueño de cualquier mujer – Dijo Bella, aunque yo sabía que no era su sueño, sólo el de Gianna. El príncipe azul y el final feliz.
-Siiiiiii! – Lloró Gianna, y continuó – Me sentó en la mesa y me sirvió una comida horrible… Estaba muy nervioso y lo que no quemó le puso mucha sal – Dijo con una sonrisa triste – Yo hice como que estaba delicioso y él no comió nada de puro ansioso, por suerte.
-Al menos lo intentó… - Dijo Bella, con una sonrisa comprensiva.
-Sí, Bella, él siempre lo intenta, no se da por vencido conmigo – Suspiró y comenzó a temblar, y no creo que haya sido de frío. De todos modos una mirada de Bella y me acerqué con la manta que cubría los pies de la cama y la tapé. Ella no me prestó atención, como la mayoría de la gente, sabía que adonde estaba Bella estaba yo.
-Eso es bueno, son pocos los hombres que valen la pena. Tienes que cuidarlo – Dijo Bella sonriéndome. Ella me validaba. Para ella, a pesar de todo, yo valía la pena… A pesar de no ser un príncipe azul ni querer convertirme en uno.
-Cuando llegó el postre sirvió una rebanada grande de cheescake de mantequilla de maní con chocolate con dos tenedores… No sé dónde la consiguió, debe haberlo encargado especialmente a un repostero, porque no conozco a nadie más que mi madre que supiera prepararlo… - Se limpió los ojos y la nariz con la manga. Ewww. Fui al baño a buscar pañuelos desechables y se los entregué a Bella mirándola con cara de “que se limpie la cara o te va a cubrir de mocos!”.
-Tu mamá te preparaba cheescake? – Preguntó Bella sonando interesada y alegre para Gianna y frunciendo el ceño para mí.
-Cada cumpleaños y cada aniversario de la muerte de mi padre. Era su favorito, sabes? Por él me empezó a gustar a mí… Y fue lo último que comió antes de negarse a recibir más alimentos… Ese último pedazo lo compartimos.
-De qué murió tu papá? – Preguntó Bella - Si no quieres no me cuentes – Agregó inmediatamente.
-Cáncer gástrico. Cuando lo diagnosticaron le dieron 6 meses de vida… Él luchó durante casi 2 años, sufriendo cada día... Pero no nos quería abandonar… Lo intentamos todo, pero igual se murió cuando yo tenía 11 años… - Más lágrimas. A esas alturas, si Bella hubiera podido llorar habría berreado como un bebé.
-Lo siento Gianna, suena como que tu papá te quería mucho – Dijo Bella limpiando a Gianna con un pañuelo.
-Franco… Yo le conté esto una vez… Hace tiempo… Y él lo consiguió! Un cheescake igual a los que hacía mi mamá, con la corteza de chocolate amargo rayado con chocolate blanco y hasta una bola de crema batida! Yo se lo describí hace 5 meses o más y él lo consiguió para mí!
-Pero eso es muy lindo! – Dijo Bella – Eso es para estar feliz, no tan angustiada!
-Arriba de la bola de crema batida había un anillo – Susurró Gianna – Un anillo de compromiso.
-Oh Gianna! – Dijo Bella abrazándola. Me tensé pensando que se podía tentar y darle un mordisco, pero no, Bella reía y abrazaba a su amiga – Y entonces? Qué le dijiste? Qué pasó? – Preguntó tomando las manos de Gianna, evidentemente buscando un anillo, y frunciendo el ceño.
-Le dije que no… Y eché a correr – Respondió sacudida por los sollozos una vez más.
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Uuuuuuuuh… qué pasó? Ustedes dirán, queda poquito, poquito.





  



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