lunes, 18 de agosto de 2014

Muertos o Algo Mejor 31


Bella despierta. Bella se alimenta. Bella tiene poderes? Bella enfrenta a Félix.
Eso es todo lo que tengo que decir.
Disfrútenlo!
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Capítulo 31

I don't wanna fight no more, I don't know what we're fighting for
When we treat each other baby, like an act of war
I could tell a million lies and it would come as no surprise
When the truth is like a stranger, hits you right between the eyes

There's a time and a place and a reason
And I know I got a love to believe in
All I know got to win this time.
When Love and Hate Collide / Def Leppard

DEMETRI POV
Bella inhaló con fuerza, arqueó su cuerpo más allá de lo que creí posible (o saludable) y abrió los ojos.
Se quedó paralizada, pestañeando muy seguido y moviendo sus globos oculares de un lado hacia el otro. Sus irises eran de un color rojo oscuro, casi borgoña, y mientras ella trataba de acostumbrarse a ver el mundo a través de un nuevo filtro, yo trataba de acostumbrarme a el cambio del color de sus ojos… Es raro y estúpido, pero sólo entonces caí realmente en cuenta de que Bella era real y oficialmente, un vampiro.

Había estado tan concentrado en luchar y presionar por su supervivencia, y después en regodearme en el hecho de ser su creador, y por lo tanto eternamente ligado a ella de manera inquebrantable y definitiva, que no pensé en este momento, el momento en que comenzaría mi camino como su tutor, ya no defendiéndola de otros, sino básicamente de sí misma y evitando que dañara a los demás.
Repentinamente Bella miró hacia arriba y me vio observándola atentamente, con lo que esperé fuera una expresión amistosa, pero que puede haber demostrado que también me moría de susto. No de ella, sino de cagarla, todos saben que no soy el mejor en relaciones interpersonales.
-Dem? – Preguntó con un susurro. Mierda, su voz era la cosa más sexy que he escuchado, suave y un poquito rasposa… La primera vampira que no tenía esa condenada voz que sonaba como campanas al viento o algún puto instrumento. No, esta era una voz de MUJER… Conservaba notas de su voz humana, pero había madurado como un buen vino, agregándole ricos matices. Mierda!
-Hola Fiore, cómo te sientes? – Le pregunté sin moverme. Yo seguía sentado apoyado en el respaldo de la cama y ella seguía con su espalda apoyada en mí.
-Abrumada… - Respondió – Pensé que estaba muerta… Recuerdo que me morí… Dem, Victoria me mató – Me dijo comenzando a angustiarse y a mirar hacia todos lados, como si Victoria fuera a saltar de detrás de las cortinas para acabar con ella.
-Shhhhhhh… - Dije acariciando su espeso cabello – Te maltrató un poco, pero nada que no pudiéramos arreglar con la ayuda de Wikipedia, lo que fue una lástima, porque era mi última oportunidad de ir a cobrar mi IPod de cliente frecuente al hospital – Dije quitándole importancia. Si podía evitar que Bella conociera la magnitud de la angustia que sufrí al pensar que la perdía, al menos lo intentaría.
-No te burles de mi muerte pedazo de animal! – Dijo dándome un palmetazo en la pierna que en verdad me dolió.
-Hey! Cuidado, que ahora tienes superfuerza, y yo soy un chico delicado – Dije besando su mejilla y empujándola para que se moviera y poder conversar más cómodos – Me escuchaste hablarte durante tu cambio? – Pregunté, los dos sentados en el borde de la cama.
-No eres un chico delicado! Eres un soldado, y tan viejo que te apuesto a que tu Biblia está autografiada! – Reclamó burlona, demostrándome que seguía siendo ella, mi Chica Zombi de siempre – Y sí, te escuché… A veces era sólo el sonido de tu voz, y a veces entendía las palabras… Me leíste, verdad? – Yo asentí – Y me dijiste que me quedé petiza y que ahora me veo como si tuviera 15 años! Demetri! – Lanzó otro manotazo, que afortunadamente esquivé. Ella resopló exasperada – Ya, no seas niñita y explícame por qué no me morí.
-Fiore, qué es exactamente lo último que recuerdas? – Le pregunté tomando su mano, la del anillo.
-Nada – Respondió rápido. Demasiado rápido.
-Isabella, no me mientas – Le dije cabreado. Podía no decirme, pero no mentirme.
-No te quiero decir – Me dijo bajando la vista.
-Si no me quieres decir está bien, estás en tu derecho – Le dije - Pero debes saber que es importante que averigüemos qué pasó exactamente, porque además de que casi, casi te moriste en mis brazos, hubo mucho control de daños que realizar.
-No… Mmmmh… Tú me salvaste? – Preguntó.
-Yo te rescaté a ti, pero no tuve la suerte de participar en la pelea – Dije con rabia. Me habría encantado darle una lección a la perra de Victoria.
-Déjame ver… Mmmmmh… Yo no cupe en el ascensor y te dije que nos encontráramos en las escaleras que quedan al lado del baño del patio de comidas – Afirmó frunciendo el ceño y suspirando resignada – Y las puertas del ascensor se cerraron antes de que pudieras salir o gritarle a la gente – Sonrió – Estabas enojado.
-Furioso – Concordé.
-Fui al patio de comidas y busqué dónde comprarme un helado. Estaba buscando una heladería cuando vi… Victoria y Félix estaban en una cita. Tomados de la mano y él acariciaba su rostro. Yo me quedé paralizada, no sabía si escapar o qué, y retrocedí y pisé a una señora y ella gritó y Victoria me vio y sonrió y volvió su atención a Félix… No creo que él me haya visto – Narró en voz baja. Yo apreté su mano, porque si ella apretaba la mía me la podía arrancar de cuajo. Era exactamente lo que no quería que ella hubiera visto, y peor… Se escucharon murmullos y gruñidos bajos desde el pasillo, sobresaltando a Bella, que inmediatamente dirigió su mirada hacia la puerta. Probablemente La Corte completa estaba afuera de la habitación, incluido Félix, quién tendría suerte si no le metían un lanzallamas por el culo.
-No te preocupes, son tus amigos los que esperan afuera y están enojados por lo que sufriste. Qué pasó entonces Fiore? – Pregunté suavemente, no quería sobresaltarla. Ella mantuvo la vista fija en la puerta.
-Me fui al baño, necesitaba esconderme, calmarme, lavarme la cara… Y sentí pasos y me escondí en un cubículo. Era Victoria, y actuó como si no supiera que yo estaba ahí. Por un momento pensé que había tenido suerte, porque ella se fue. Esperé unos minutos y corrí a la escalera, pero cuando entré se cerró la puerta tras de mí y comprobé que los interruptores de la luz no funcionaban – Dijo comenzando a removerse nerviosa y claramente angustiada – Decidí que tenía mejores posibilidades tratando de bajar hacia ti que subir sin saber dónde estaba ella. Bajé aferrada a la baranda, los escalones de cemento estaban húmedos y resbalosos… Temí tropezar… - Sonrió amargamente – Como si eso fuera lo peor que me podría pasar… El primer golpe llegó de no sé dónde y me lanzó contra el muro. Me dislocó el hombro derecho y me hundió varias costillas, así es que creo que las rompió… Traté de gritar, pero había expulsado todo el aire de mis pulmones. No te podía llamar Dem, te necesitaba y no te podía llamar, y después de que Victoria rompió mi mano me di cuenta de que ella estaba demasiado alterada, irradiaba demasiado odio como para hacer la rutina del villano que habla mucho para que el héroe tenga tiempo para salvar a la víctima. Y yo ya no quise que vinieras, no quise que me vieras morir. Pero supongo que no importa lo que uno quiera en esas circunstancias… Victoria me pateó en el suelo y colapsó mis costillas del lado izquierdo y ya no pude respirar más. Me insultó un poco y me tomó como a una muñeca de trapo y me lanzó fuerte escaleras abajo. Ahí me golpeé por todos lados y se rompió mi columna, y fue un alivio, porque al menos el dolor pasó… Pero seguí rodando hasta dar con la pared y azoté la cabeza en un muro… Y me morí, creo.
-Fiore, Dios! No pensé que recordaras tanto, casi nadie recuerda tanto de las circunstancias de su cambio… - Dije abrazándola – Lo siento, lo siento por no haber estado ahí, siento que hayas tenido que sufrir todo eso…
-No es tu culpa, fui yo la que te atrapó en el ascensor, no debí separarme de ti. Claro que no imaginé encontrarme con la sorpresita del patio de comidas, pero qué se le va a hacer – Dijo acariciando mi rostro, tranquilizándome y consolándome a mí! – Qué pasó después?
-En resumen, amarré la tele al maletero del auto y regresé lo más rápido posible a buscarte, y de camino me encontré con Félix. Al principio pensé que te había ido a buscar a ti, pero él estaba igual de extrañado de verme a mí. Cuando le dije dónde me esperabas dijo “Victoria” y salió corriendo. Yo corrí con él, y cuando llegamos Victoria estaba con el pie levantado, listo para aplastar tu cabeza – Dije medio atorado. La imagen aún era difícil de conjurar, a pesar de tener a Bella conmigo, sana y salva – Félix se lanzó a taclear a Victoria y comenzaron a pelear. Yo fui hacia ti, y pensé que estabas muerta, no respirabas y tu corazón apenas latía. Además te habías golpeado muy fuerte la cabeza, y tenías rota la columna. Quién sabe qué daño te podía producir eso…
Ni lo pensé Fiore, simplemente te mordí. No te podía perder… Sé que no era el plan, pero no había otra alternativa. De hecho ni así creí que te salvarías, estabas demasiado herida… Traté de darte un poco de oxígeno, pero no podías recibir mucho a la vez…
La pelea empeoró y comenzaron a caer escombros a nuestro alrededor, así es que me arriesgué a moverte y sacarte de ahí.
Llamé a Corin para avisar lo que estaba pasando y nos esperaban en el castillo. La Reina Athenodora te cosió la cabeza con instrucciones que La Reina Sulpicia le pidió a Siri, y el resto fue esperar a que soldaran tus huesos… Cuando tu cambio ya fue algo seguro y físicamente te habías recuperado, Heidi, Chelsea y Gianna te bañaron y te cambiaron de ropa, y eso es todo – Terminé.
-Qué… Vic… Qué pasó con ella? – Balbuceó.
-No tengo todos los detalles exactos, porque no me he movido de tu lado, pero por lo que me contó Aftón (que te vino a ver un montón de veces y te narró rimas y te cantó canciones escocesas)… - Le comencé a decir.
-Me cantó “Wee Willie Winkie”? – Interrumpió más interesada en eso que en lo que pasó con Victoria, probablemente porque era un tema más agradable.
-No sé, no presté atención, además a los escoceses no se les entiende una mierda la imitación de inglés que hablan – Dije encogiéndome de hombros.
- “Wee Willie Winkie” es la canción que más me gusta de las que me canta Aftón, mira, te canto un pedazo, dice así:
Wee Willie Winkie rins through the toon,
Up stairs an' doon stairs in his nicht-gown,
Tirlin' at the window, crying at the lock,
"Are the weans in their bed, for it's now ten o'clock?"
"Hey, Willie Winkie, are ye comin' ben?
The cat's singin grey thrums to the sleepin hen,
The dog's speldert on the floor and disna gie a cheep,
But here's a waukrife laddie, that wunna fa' asleep"…
-Sí, me suena la melodía, pero no me puedes negar que la letra no se entiende… – Le dije.
-Y “Rain” (*Lluvia)?  Te apuesto que me recitó “Rain”, porque sabe que me recuerda a Forks… Ese dice así:
Rain-draps, rain-draps,
Stottin aff stanes,
Grannie tellt us ye wad come,
She felt it in her banes.

Rain-draps, rain-draps,
Skytin aff sclates,
Getherin in your millions till
The burns rowe doun in spates.

Rain-draps, rain-draps,
Batterin on the pane,
Bash yersels to smithereens
And dinna come again.
-Puede ser, no sé, quizás, más rato le preguntas, concéntrate Fiore tu misma me estabas preguntando qué pasó con la perra – Le dije exasperado. Estaba realmente dispersa… Y en realidad yo debería ser más paciente, porque ella venía recién despertando de una experiencia aterradora y una dolorosa transición de humana a vampiro. Quién podía culparla? Yo, aparentemente.
-Bueno – Dijo poniéndose seria y si hubiera podido habría palidecido – Qué pasó con ellos? – Ellos… Ahora incluía a Félix.
-Félix se lanzó contra ella justo cuando te iba a rematar, y probablemente la pudo haber matado en un par de segundos si hubiera querido, pero estaba tan enojado que la golpeó hasta convertirla virtualmente en papilla. Lucharon mucho rato, y el equipo de “control de daños” los tuvo que separar, porque Félix no la soltaba… Alec lo tuvo que paralizar, y después los trajeron a ambos al castillo, y ella está encerrada en una celda, hecha pedazos y a él lo encerraron e inmovilizaron varias horas hasta lograr que se calmara… Supongo que así como mi primera reacción a lo ocurrido fue desesperación e impotencia, la de Félix fue ira y venganza – Le dije.
-Y ahora? – Insistió.
-Ahora Félix debe estar afuera, esperando a ver si quieres hablar con él. Puedes hacerlo o no, depende de ti, y puedes hacerlo ahora o después, no hay apuro… lo primero es alimentarte – Le dije tocando con la yema de mis dedos su garganta.
-Alimentarme… Mis alternativas son hablar con Félix o ir a matar a alguien? – Preguntó frunciendo el ceño y haciendo una mueca de desagrado.
-Qué bruta que eres Fiore – Me reí – No has escuchado nada de lo que te he dicho cuando hablábamos de tu cambio?
-Aparentemente no… A veces me aburres y me quedo dormida… Ahora que no puedo dormir no sé qué voy a hacer para escapar de ti – Dijo fastidiada.
-Los Volturi no somos tan salvajes como todos creen, y menos ahora que existe los medios de facilitar tu transición… Eres aún muy joven e impresionable, y ni siquiera sabes manejar tu nuevo cuerpo. Si te encierro con un humano en una habitación lo vas a destrozar, y va a haber más sangre en las paredes y el techo que en ti – Le dije – No Fiore, vamos a partir con sangre en bolsa, comprada en bancos de sangre, y cuando estés lista vamos a ir a cazar… Pero recuerda, tenemos tiempo, tenemos para siempre.
-Me arde la garganta, pero no es nada comparado con todo el dolor de antes… Pero Dem mira tus ojos, y esas ojeras… No te alimentas desde antes de mi “accidente” – Dijo preocupada. Siempre los demás primero…
-Ahora me voy a alimentar contigo, no hay problema – Le dije – No creerías que te iba a dejar sola mientras sufrías, o sí? Además durante la transformación yo actué como una especie de… Valium… Una forma de calmarte y ayudarte a atravesar el dolor. Por eso en los escasos momentos en que no te toqué, te hablé, para que supieras que estaba cerca – Dije poniéndome de pié y estirando mi mano – Ven, párate, te voy a presentar a la nueva Isabella.
Ella tomó mi mano y caminamos a su closet. Abrí la puerta izquierda y expuse el enorme espejo de cuerpo entero que colgaba por su cara interior.
Bella no dijo nada. No demostró nada. Se miró atentamente durante varios minutos, de frente, girándose, viendo partes de su cuerpo y luego el conjunto. Lo que más estudió fue su rostro y su nariz. Al final me miró y dijo
-Ok.
-Ok? – Pregunté. Esperaba bastante más que eso.
-Sip. Tengo hambre – Dijo balanceándose en sus talones igual que cuando era humana.
-Chica Zombi, no me vas a decir qué te pareció tu cambio? – Le pregunté. Por lo que sabía las mujeres en general se volvían locas estudiando sus cuerpos embellecidos por la transformación. Se desnudaban, se sacaban fotos, se probaban cada prenda de ropa que poseían… Era una catarsis de vanidad. Pero Bella había dicho “Ok”.
-Es verdad lo que dijiste, no crecí y mi nariz está rara – Dijo como si la hubieran estafado – Pero no cambié mucho, siempre fui pálida, y sigo teniendo haaaaambre!
-Por Dios Isabella, no puedo creer que ni como neófita tu glotonería le gane a tu vanidad – Le dije levantando los brazos, como pidiéndole a los cielos que me den paciencia.
-Qué quieres escuchar? Sigo siendo básicamente la misma, salvo por un par de cambios completamente predecibles. Me gusta como brilla mi cabello y parece que mis pechos son más grandes, aunque voy a tener que mirarme mejor para estar segura. Me veo como una humana atractiva pero no ninguna modelo, soy muy bajita. No es que haya ganado mucho con la transformación, salvo no morirme… A propósito, gracias por eso - Sonrió.
Toc, toc, toc.
Bella se puso tras de mí en una fracción de segundo, adoptando instintivamente una posición de ataque.
-Adelante – Dije  - Es la sangre que te trae Loretta, Fiore – Le aseguré mientras daba un paso hacia la puerta. Y di sólo uno porque no pude avanzar más. Había chocado contra una pared invisible, igual que un mimo – Qué mierda…? – Dije tratando de encontrar el fin de la pared, pero era como un gran domo que nos cubría a Bella y a mí – Loretta no te acerques – Le dije sin mirarla al escuchar que soltaba la hielera que cargaba, y concentrando toda mi atención en Bella. Loretta aprovechó para largarse sin más -  Fiore, esa eres tú? Tú nos encerraste? – La tomé de los brazos, obligándola a erguirse, y abrazándola fuerte, tratando de calmarla. Su respiración estaba agitada y se aferró a mi camiseta con fuerza – Bella, tranquila, era sólo Loretta, no nos iba a hacer daño, ella es tu amiga, recuerdas? – Le expliqué.
-Loretta? Ella era Loretta? Se veía distinta, olía diferente… - Susurró Bella sin soltarme.
-Eso va a suceder mucho de ahora en adelante, Fiore. Ahora tienes sentidos vampíricos y percibes a la gente de manera diferente. Trata de mantenerte calmada y recuerda que en el castillo no hay nadie que quiera hacerte daño… Bueno, tal vez Jane disfrutaría de usar su poder en ti, pero eso no funcionó ni cuando eras humana. Y si te atacara físicamente, tú eres mucho más fuerte que ella, la derrotarías sin ningún esfuerzo. Además yo aún soy tu guardián, recuerdas? Es mi trabajo estar contigo, guiarte y protegerte… Aunque no hice un buen trabajo en lo último – Dije bajando la cabeza en vergüenza.
-No fue tu culpa… No lo fue – Dijo ella vehementemente, rodeando mi cintura con sus brazos y apoyando su rostro en mi pecho.
-Como sea, yo soy tu guardián y te mataron… Eso no habla bien de mí – Dije con rabia – Pero de todo eso vamos a conversar después. Ahora necesito que dejes caer tu escudo – Le indiqué tratando de sonar más calmado.
-Escudo? – Preguntó ella.
-Cuando entró Loretta te sobresaltaste y al ponerte en guardia creaste un escudo físico… Necesito que lo bajes para poder moverme – Le expliqué estirando mi mano y mostrándole el tamaño de nuestra celda, la que se había reducido bastante en tamaño. Seguro que un escudo como ese consumía mucha energía, y Bella no sabía controlarlo, por lo que me podía llegar a aplastar si ella no era capaz de empujarlo fuera de su cuerpo… Y Bella no se había alimentado, por lo que sus energías se agotarían más rápido. Mierda!
-No sé cómo hacerlo Dem… Lo siento, pero no sé – Dijo soltando mi abrazo y mirando hacia el suelo.
-Fiore, esto es importante – Dije sonando mucho más tranquilo de lo que lo estaba – Necesito que te concentres y lo sientas… Debe haber alguna parte de tu cuerpo que lo maneja, tal vez rodea toda tu piel, aunque lo dudo, porque formarías una esfera, no un domo… A lo mejor lo puedes empujar con tus manos, o con tu mente. Yo por ejemplo, cuando busco a alguien puedo reconocer el “gusto” de la mente de quién busco… - Traté de explicar.
-No entiendo… - Sientes a quién buscas en la lengua? – Preguntó frunciendo el ceño.
-No Fiore, sonreí a pesar de la situación – Una cosa es el “sabor”, ese se siente en la lengua, y no tiene que ver con mi don. Yo siento el “gusto” de las señales sinápticas de los demás, las que se procesan en el mismo lugar que los sabores, en la  corteza cerebral, en sus regiones frontal y parietal (concreta mente en el extremo inferior de la circunvolución pos central de la corteza parietal, o ínsula de Reil), dónde se procesa la información y se hace consciente. Queda justo en el centro del cerebro, y es ahí donde siento y lo manejo mi don, de lo contrario me volvería loco degustando las señales de todos los que me rodean. He aprendido a “apagarlo”, o al menos ignorarlo.
-Ok… - Dijo cerrando los ojos. Yo no quería apurarla, pero su campo de fuerza, escudo, domo o lo que fuera, se estaba contrayendo cada vez más. Tenía que salir de ahí, ya que obviamente no aplastaría a Bella, pero a mí? Era muy posible - No estoy segura, siento que me cosquillean un poco las manos… a lo mejor… Puedo tratar de empujar? – Preguntó.
-Inténtalo, y no te preocupes si no resulta a la primera – Dije.
Bella cerró los ojos bien apretados, tratando de enfocarse en lo que hacía, y al principio no pasó nada, pero luego de casi un minuto, súbitamente las mesitas de noche, la cama, las bajadas de cama, una poltrona y dos alfombras  salieron volando, empujadas por una fuerza invisible. Estiré los brazos y efectivamente su escudo se había agrandado, empujando todo lo que se encontraba a su paso. Casi pude ver saborearse al Maestro Aro, el escudo de Isabella tenía un potencial estratégico enorme.
-Lo siento, lo siento! – Dijo Bella abriendo los ojos, asustada por el ruido y el desorden.
-No pasa nada, lo hiciste muy bien – Le dije tomando su rostro en mis manos y haciéndola mirarme a mí y no a su cama que figuraba sobre un sofá, las patas apuntando al techo – Ahora quiero que te concentres y bajes el escudo. No lo retraigas hacia tu cuerpo, porque me va a aplastar. Concéntrate en desvanecerlo… Imagínate que se transforma en humo o vapor – La dirigí. Tenía que desactivar su don, tal como yo hacía con el mío, transformando las señales que recibía en ruido de fondo, y permitiéndome elegir a cuales les quería prestar atención. Ya sabíamos que Bella activaba su don por instinto, y que podría en teoría proteger a varias personas a la vez, vale decir a tantas como cupieran bajo el domo, lo que necesitábamos ahora era que luchara con el reflejo de protegernos y lo hiciera desaparecer.
Pasaron como 5 minutos en que ella se concentró, primero tocándose las sienes, como una adivina de carnaval, y luego estiró las manos con las palmas hacia adelante y luego a los costados.
-Tócalo Dem – Jadeó – Creo que algo está pasando… Pero no sé cuánto rato más lo pueda mantener alejado, el escudo quiere volver a mí…
Mierda! Caminé hacia donde habían sido empujadas las alfombras, que me imaginé que era el borde del domo. Efectivamente, así era. Ya no era sólido como una pared, pero tampoco era una cortina de humo… Era como la superficie de una pelota de goma, sólida pero que cedía a mi presión.
-Lo estás logrando Chica Zombi, trata un poco más, creo que si al menos ablandas las paredes las puedo empujar y salir….
-Trata de salir… Ahora! – Dijo haciendo un esfuerzo evidente. Yo empujé y esta vez fue tan sencillo como empujar a través de una pompa de jabón que se volvió a cerrar en cuanto la atravesé – Augh! – Se quejó Bella arqueando la espalda y cayó de rodillas al suelo.
-Isabella! – Corrí a ella – Qué pasó? – Dije tomándola en mis brazos y sentándola en un sillón junto a la chimenea. Me arrodillé frente a ella y estudié su rostro. Estaba agotada, si eso es posible para nuestra raza. Tenía marcadas ojeras y los ojos negros. Isabella era increíblemente poderosa, pero ese don venía con un precio… La extenuaba y consumía toda su energía. Se veía como si no hubiera comido en un par de semanas.
-Fue difícil hacer las dos cosas al mismo tiempo, empujar y desintegrar… el escudo quería volver, y todo en mí se rebeló ante la idea de debilitarlo. Me cansó más ablandarlo que erguirlo, porque su estado natural es estar fuerte, rodeándome, protegiéndome – Explicó. Por supuesto que hacía sentido, Bella había nacido con el escudo a su alrededor, el que era poderoso aún en su estado humano. Desactivarlo debía ser como obligarse a perder la vista, hacerse vulnerable.
-Pero cuando caíste de rodillas… - Dije.
-Solté el escudo en cuanto lo atravesaste, y regresó a mí como un elástico, fue como recibir un latigazo en todo el cuerpo – Dijo pasándose las manos por los brazos, como asegurándose de que no tenía marcas visibles. 
-Lo vamos a controlar Fiore, es increíble lo que has hecho hasta ahora, acabas de despertar y ya lograste hacer cosas increíbles con tu don. Estoy orgulloso de ti – Dije besando su frente – Ahora vamos a comer.
-Tú también vas a beber sangre en conserva? – Preguntó abriendo mucho los ojos.
-Podría ir a comer con los demás, pero te tendrías que quedar sola un rato… - Le dije.
-No! – Interrumpió – No, yo comparto – Me aseguró.
-Esa ansiedad que sientes es natural, Bella – Le expliqué – Por incestuoso que suene es como si tu fueras un bebé y yo tu padre. Dependerás de mí un tiempo, y te sentirás más segura cuando estoy a tu lado… Tu instinto va a ser respetarme y obedecerme – Le dije sonriendo ante esta última parte.
-Que te obedezca tu abuela! Qué te has imaginado? – Saltó poniéndose de pié.
-Te estoy diciendo lo que es normal entre un creador y su pupilo, no que te vas a convertir en mi esclava, ridícula – Le dije – Y por supuesto que no me atrevería a ordenarte nada, es muy posible que me patees el trasero con tu súper fuerza y tu escudo… Casi me haces sentir emasculado… - Dije medio en broma, medio en serio. Mi Fiore era invencible - Pensándolo bien quizás así como tu escudo como humana te protegía de las manipulaciones de los dones de los demás, te protege también de la compulsión de someterte ante mí… Qué lástima – Reflexioné.
-Papi tengo haaaaaambreeeeee! – Se quejó.
-Mierda Isabella! No me llames así, me haces sentir un degenerado por mirarte el trasero! – Dije alcanzando la hielera que había dejado caer Loretta junto a la puerta.
-Tú dijiste que eras mi papá – Dijo balanceándose sobre sus talones, las manos en la espalda y una sonrisa inocente.
-Puaj! Isabella deja de decir eso! – Exclamé sacando un par de bolsas de sangre de la hielera y dirigiéndome al escritorio, sobre el cual habían instalado un descongelador de plasma y sangre, un modelo que calentaba 4 bolsas simultáneamente y que afortunadamente no había volado por los aires empujado por el escudo de Bella. A su lado estaba instalado el refrigerador blood bank vacío Ambos equipos eran de última generación y carísimos, aunque no es que hiciera ninguna diferencia si se hubieran destrozado, los habríamos reemplazado de inmediato. Pero por suerte estaban bastante alejados de la cama… Terminando de comer traspasaría las bolsas que quedaran en la hielera… No sabía cuánto bebería Bella, aunque adiviné que bastante.
-Pero papi… - Dijo quejándose y claramente burlándose.
-No me vas a dejar en paz jamás verdad? Yo tratando de enseñarte con ejemplos sencillos y tú riéndote de mí. Tal vez debería hacerme cargo de mi rol parental y te quedas comiendo sola, castigada y mirando hacia la pared – Amenacé.
-Nooooo! – Exclamó - Sola no! No me puedes dejar, si alguien viene lo encierro en un domo para siempre – Dijo con un dejo de desesperación.
-Entonces compórtate – Dije abriendo el tubo transportador de una bolsa de sangre de 700 cc ya entibiada y se la entregué – Bebe, no pienses en qué es, usa el tubo como si fuera una pajita… - Alcancé a decir antes de que ella me quitara la bolsa de mis manos y la sorbiera en cuestión de un par de minutos, gimiendo de satisfacción.
Una tortura mirarla, una tortura escucharla. Me giré y abrí otra bolsa para ella y una para mí.
Bella estaba sentada en el suelo, apoyada contra la pared y con los ojos cerrados, pero sintió que yo estaba frente a ella porque estiró la mano sin abrir los ojos y recibió su segunda bolsa.
Esa la bebió más pausadamente, y yo me senté a su lado.
-El alivio… Dem… Se siente tan… Dios! Me siento tan bien… Se pasa el dolor, me llena de energía… Soy una horrible persona Dem – Dijo apoyando su cabeza en mi hombro, casi desfallecida del alivio que le provocó alimentarse – Pero ahora entiendo… Matar por sentir esto… Es lo que debo hacer, verdad? Si quiero sobrevivir?
-No hasta que estés lista Fiore. Nadie te va a presionar… - Le dije pasando mi brazo sobre sus hombros - Esta es sangre de voluntarios, y te puedes alimentar de ella indefinidamente. La compramos en bancos de sangre y todo es legal, no dañas a nadie… O puedes probar la dieta animal de los Cullen, pero no creo que te guste, el sabor no se compara a la sangre humana, es amarga, y tampoco se iguala la saciedad o la energía que obtienes al beberla… Con las demandas físicas de tu escudo creo que no podemos arriesgarnos al menos hasta saber qué tanto te consume tu don.
-Puedo… Me puedo beber una más? – Preguntó tímida.
-Lo que necesites – Le dije estirándome para tomar la cuarta bolsa que había calentado. Yo no bebí más de una, prefería dejarle las bolsas de sangre a Bella y escaparme después por un momento a comer con los demás.
-Por qué este tratamiento especial? – Preguntó sorbiendo lentamente del tubo transportador – Que yo sepa a todos los demás los lanzaron a cazar o a una habitación con humanos en cuanto despertaron…
-Porque podemos Fiore, porque hoy en día existen los medios y la tecnología para hacerlo, lo que no fue el caso para ninguno de nosotros cuando nos transformaron. Todos te amamos y no queremos verte sufrir innecesariamente. Eres lo que eres, un vampiro, pero tienes la eternidad para tomar decisiones importantes, y el cómo te alimentas es una opción que debes manejar tú, como mejor te acomode.
-No me merezco tantos privilegios… Todos me malcrían, no deberían darme tantas concesiones – Dijo moviendo la cabeza de un lado hacia el otro – Fui con ustedes una humana consentida y ahora una vampira mimada… Qué vergüenza, así nunca voy a ser un verdadero miembro de la Guardia, nadie me va a respetar – Dijo haciendo un puchero.
Y era verdad, viéndola sentada en el suelo con su pijama de superhéroes, sus pequeños pies descalzos, sus trenzas y ese puchero parecía cualquier cosa menos un soldado. Pero las apariencias engañan.
-Isabella corta la mierda. Tienes el poder más increíble que he visto, eres virtualmente invencible, y vuelves invencibles a quienes peleen de tu lado… Tú crees que eso va a ser pasado por alto? Que ese potencial de protegernos a todos no va a ganar el respeto de todos los vampiros que conozcas? Es verdad, tienes mucho que aprender, pero te vamos a enseñar a pelear y te vamos a enseñar a controlar tu escudo. No va a ser de la noche a la mañana, pero vas a aprender, y vas a ser un excelente soldado – Le aseguré.
-De verdad lo crees?  - Preguntó esperanzada.
-Estoy completamente seguro. Tratarías de joder a Lily? – La miré fijamente.
-Dios, no! Lily patea traseros, me haría papilla! – Exclamó.
-Lily mide como 10 centímetros menos que tú,  cuando fue humana no era ninguna atleta - (Por no decir que era gordinflona, que si lo decía y ella estaba escuchando me daría mi merecido) – y tiene esa carita inocente y ese pelo rubio platino con mechas de colores que la hacen ver como una adolescente rebelde. Y ahí la tienes, una de las mujeres más duras y fieras que he conocido, un verdadero soldado. Las apariencias engañan, Fiore, eso ya lo deberías saber.
-Es verdad… Tienes razón, voy a concentrarme en aprender para ganarme mi puesto. No sirve de nada que yo sea impenetrable, debo proteger a los demás – Dijo.
Nos quedamos en silencio, tranquilos. Con Bella alimentada habíamos perdido el sentido de urgencia.
-Cuándo… Cuándo puedo ver a los demás? – Preguntó mirando sus manos y girando mi anillo.
-En cuanto quieras, hay varios afuera, los escuchas? – Pregunté. Ella asintió – Lo único que me preocupa es no abrumarte, no queremos gatillar otro escudo físico.
-Dem… - Murmuró.
-Dime.
-Qué pasó… Con él?
-Nadie sabe realmente qué pasó, o por qué estaba él en el centro comercial con Victoria. Tiene varias cosas por las que responder, principalmente el por qué no nos puso sobre aviso de que Victoria se había mantenido en el área o para qué, o al menos que se había mantenido en contacto con él. El Maestro Aro fue extremadamente claro al declarar que tú no tienes nada que ver con la muerte de James, y que tratar de tocarte a ti es desafiar a Los Volturi en pleno… - Le dije - Lo siento Fiore, pero no te puedo dar una respuesta. Si la necesitas lo mejor es que se lo preguntes directamente.
-Puedo? Hablar con él? – Susurró. Estaba asustada. Genuinamente asustada, su voz tembló y sus pupilas se dilataron.
-Puedes – Dije tomando su mano y enredando sus dedos con los míos – Probablemente está afuera. Quieres que lo haga pasar? – Ella asintió y nos pusimos de pié.
Caminé lentamente hacia la puerta para darle tiempo de calmarse un poco, y ella se dirigió al extremo opuesto de la habitación, a la esquina más alejada de la puerta. Abrí la puerta y por supuesto, Félix estaba esperando. Bella gimió y me giré para verla con los puños y los ojos bien cerrados.
-Entra rápido – Le dije a Félix tirando de su brazo – Bella, Fiore, no pasa nada, te asustaron los olores verdad? Son todos tus amigos, recuérdalo – Dije caminando hacia ella. Félix se quedó en la entrada y yo finalmente llegué a Bella, sin dejar de hablarle suavemente, hasta que logré tocarla. Tomé una de sus manos y dedo a dedo abrí su puño. Hice lo mismo con la otra mano, pero ella se mantenía tensa – Isabella, abre los ojos – Le dije en un tono más firme, sabiendo que no me desafiaría. Puede que fuera inmune a mi influencia y poder como su creador, pero yo seguía siendo la persona en la que más confiaba.
Despacio relajó los músculos de la cara hasta abrir los ojos, parpadeando varias veces.
-No lo hice verdad? El domo? – Preguntó ansiosa.
-Te controlaste como una profesional, estoy orgulloso – Le sonreí – Ok, los dejo – Dije dirigiendo una mirada de advertencia a Félix para que se comportara y no la alterara, o lo más probable es que saldría volando por la ventada… Lo que no sería malo del todo, el bastardo se lo merecía.
-No! – Exclamó Bella aferrándose a mi brazo – No me dejes, no me dejes… Quédate… Por favor… - Me rogó. Miré a Félix y por una vez ni trató de esconder sus emociones… Estaba sufriendo, y le dolía ver que Bella le temía.
-Shhhhhhh… Ya Fiore, tranquila – Le dije mirándola a los ojos – No me voy de la habitación, sólo me voy a sentar junto a la chimenea y voy a hacer como que ustedes no existen, te parece? – Pregunté sacando mi IPhone y mostrándole el juego de “Las Chicas Superpoderosas” que había bajado para hacerla reír. Eso al menos le arrancó una pequeña sonrisa.
Yo me fui a sentar a un sillón cerca del fuego y me traté de hacer lo menos notorio posible, moviendo sólo los pulgares para jugar y derrotar al hijo de puta de Mojo Jojo.
Pasaron un par de minutos y ninguno de los dos se movió. Era frustrante y me moría por decirles que cortaran las niñerías y discutieran las cosas como dos adultos, pero en estricto rigor yo ni siquiera debería estar en esa habitación (no es que hubiera habido mucha diferencia si esperaba en el pasillo con los demás, cuando eres vampiro la privacidad es virtualmente inexistente, a menos que te alejes donde no te puedan escuchar.
-Hola – Dijo finalmente Félix, con voz ronca. Con el rabillo del ojo pude verlo dar un paso vacilante, y cuando él vio que Bella no lo lanzaba lejos, dio otro. Bella estaba directamente en mi línea de visión, y la vi mantenerse pegada a la pared, mirando a Félix fijamente, atenta a cualquier movimiento sospechoso.
-Hola – Moduló Bella. Casi no se escuchó.
-Te ves bien – Dijo él.
-Me veo igual – Rebatió ella, creo que sólo por antagonizar.
-Estás bien? – Preguntó Félix sin morder el anzuelo.
-Ahora sí – Respondió ella – Casi me morí…
-Lo sé – Dijo él lleno de angustia. Mierda! Yo no debería ver eso… Yo conocía a Félix, él siempre mostraba una sola cara, y esta era imperturbable. Su orgullo debía estar sufriendo, ya que no sólo se estaba presentando totalmente expuesto emocionalmente ante Bella… También lo hacía ante mí.
-Tú sabías que ella se quedó en Volterra – Afirmó Bella sin darse el tiempo para protocolos. Fue directo al grano.
-Sí – Respondió él.
-Y te mantuviste en contacto con ella – Afirmó otra vez.
-…Sí – Confesó después de unos segundos de vacilación.
-Tú sabías que ella me quería matar aún después de lo sucedido en el Salón del Trono? Cuando le explicaron que yo no tenía nada que ver con su vendetta? – Preguntó Bella cada vez más articulada a medida que iba enojando. Típico de los neófitos, canalizar todos sus sentimientos hacia la ira. Hambre? Ira. Pena? Ira. Duele algo? Ira. Algo no resulta a la primera? Mucha ira…
-Lo sabía. Traté de convencerla de que no tenía sentido continuar… - Dijo él bajando la mirada por primera vez.
-Lo sabías! Lo sabías y no hiciste nada! No dijiste nada! Eras mi guardia, mi único amigo, confiaba en ti! – Dijo ella con los dientes apretados, temblando de rabia. Noté que no dijo que era su novio, tal vez porque no quería exponer su relación ante toda La Corte.
-No creí que ella… - Comenzó a hablar Félix.
-No creíste! No creíste! – Exclamó ella irónica. Sus manos se abrían y cerraban -Tienes alguna idea de todo el dolor que me pudiste ahorrar si hubieras sido honesto? Tienes idea de lo que esa mujer hizo conmigo? – Preguntó – Nadie te prohibía verla, nadie te prohibía hacer lo que quisieras con ella, pero tenía que ser un secreto? Tenías que jugar así conmigo? Te divertía balancear en tus manos a dos mujeres que se odian?  Si fueras un poquito honorable me habrías advertido que ella se quedaba el mismo día que se apareció, y me habrías dicho que ella seguía con la idea fija de matarme… Por qué no lo hiciste Félix? Por qué dedicaste tantas horas a que yo confiara en ti si sabías… Sabías… - Dijo y su desazón se filtró entre su rabia, quebrando su voz. Quise ir a consolarla, quise echar a Félix, quise…
No, no podía. No podía. Ella necesitaba esto, este momento de catarsis, enfrentar a su novio ella solita. Yo sólo podía presenciar su dolor y estar con ella cuando me necesitara.
-Bella… - Dijo él acercándose a ella en un par de pasos apresurados. Mala idea.
Bella comenzó  temblar más violentamente, y de sus manos que se abrían y cerraban comenzó a emanar algo que sólo puedo describir como esferas de luz. Aunque no tenían forma sólida, eran… No lo sé, energía concentrada. Estaba claro que Bella manejaba su escudo con la palma de sus manos, porque otra vez lo estaba materializando, sólo que en forma diferente.
-No te me acerques – Advirtió con un gruñido. Uno de esos que anuncian peleas de verdad.
Pero  a pesar de su advertencia, Bella se mantuvo inmóvil, y tal vez ahí estuvo el error de juicio de Félix. Él creyó que Bella no lo agrediría porque no había asumido la posición de ataque que adoptamos los vampiros  instintivamente al prepararnos para luchar. Yo en cambio reconocí su rigidez por lo que era, un esfuerzo enorme por reprimirse. Si se permitía relajar un músculo perdería el control, igual que antes.
Félix no la escuchó y se acercó a velocidad vampírica, sobresaltándola aún más.
Pero antes de que él la pudiera tocar Bella estiró las manos hacia adelante, tratando de detenerlo, y gritó “Déjame!”,  y al abrir sus palmas las dos esferas de luz salieron proyectadas dando de lleno en el torso de Félix, y lanzándolo contra la pared, atravesándola y dejándolo de espaldas y humeando en la habitación del lado. Igual que si hubiera hecho un “Kamehameha” doble (*A/N: El movimiento típico del personaje Guku para dar el golpe de gracia a sus enemigos en la serie de animación japonesa “Dragon Ball”). Pero ni Goku lanzaba 2 bolas a la vez.

Corrí hacia Félix y vi que su camiseta tenía dos agujeros, uno en el pecho y el otro en el estómago, y su piel aparecía marcada como si se hubiera quemado con un hierro al rojo vivo. No era una lesión seria, se recuperaría en unas horas si es que se alimentaba, pero eso no era el punto; Bella era capaz de lanzar esas cosas a distancia, bolas de energía con el potencial de incinerar a un vampiro. A menos de medio día de haber despertado.
No sabía si alegrarme o tomarla en mis brazos y correr.
-Lo maté? – Susurró ella llorando, sin moverse de su lugar contra la pared más lejana.
-No Fiore, está bien, sólo lo empujaste fuerte – Le dije intentando sonreír tratando de calmarla, y logrando sólo esbozar una mueca.
Félix y yo nos miramos a los ojos y acordamos sin palabras bajar el perfil a la situación. Se puso de pié rápidamente y aprovechando mi cuerpo como biombo se quitó su camiseta y la dio vuelta, dejando los agujeros en su espalda y cubriendo su piel herida. Y entonces volvió a ver a Bella.
Ambos se miraron silenciosamente, y yo supe claramente que sobraba. Por supuesto que sobraba entre esos dos! Pero por mucho que me hubiera gustado ahorrarme el espectáculo, no los podía dejar solos. Bella me necesitaba.
Desde el pasillo se sentían murmullos, discusiones y especulaciones acerca de si sería conveniente entrar a la habitación a ver qué pasaba, por lo que me acerqué a la puerta y abriéndola sólo una ranura me dirigí a todos y a nadie en particular.
-Bella necesita tranquilidad. Ya escucharon lo que sucede cuando se altera, cosas vuelan por el aire. Visítenla en otro momento, y de a uno, máximo dos. No le hablen de temas polémicos y no la hagan revivir lo que pasó. Si algo nos sobra es tiempo, y ya pronto van a conocer sus habilidades, pero ahora ayúdenla dejándola en paz – Terminé, hablando tranquila y razonablemente, para que no creyeran que los estaba echando arbitrariamente. Y sin más cerré la puerta y caminé hacia Bella, que no desvió la mirada de Félix, pero no se inmutó ante mi cercanía.
-Suelta los puños Fiore, ábrelos, relaja las manos – Le dije soltando sus dedos. Cuando sus manos estuvieron relajadas me paré frente a ella y le bloqueé la vista para que no mirara a Félix – Estás bien?
Ella asintió.
-No te puedes enojar tanto, no te puedes dejar arrastrar por tus emociones, Fiore, ese es un problema de todos los neófitos, pero tu caso es especial porque parece que cuando te enojas literalmente explotas. Quieres seguir hablando con Félix o dejamos la conversación hasta aquí por hoy? – Pregunté.
-Seguir – Dijo suavemente – Si él quiere…
-Quiero – Dijo Félix firmemente desde detrás de mí.
-Está bien, pero recuerda, si veo que te empiezas a alterar Félix se va, él entiende, verdad? – Dije mirándolo, desafiándolo a decir que no le parecía. Pero no, él asintió de inmediato.
-Bien entonces – Dije volviendo a mi sillón y retomando mi juego de “Las Chicas Superpoderosas”.
-Me puedo acercar? – Preguntó Félix. Bella asintió. Le tiritaba el mentón al tratar de aguantar los sollozos. Conociéndola debía estar torturándose por haber lastimado a Félix sin querer, y creyendo ser un monstruo – Principessa yo…
-No me digas así! – Rugió Bella pasando otra vez de un estado del ánimo a otro.
-Isabella – Se corrigió Félix manteniendo un tono de voz suave y gentil, lo que uno usaría para calmar a un niño que se perdió en el supermercado – Me puedo acercar? – Ella me dio una mirada, yo sonreí y ella volvió a asentir.
Félix caminó muy despacio, volvió a entrar a la habitación a través de la pared destrozada y caminó un poco más. Cuando estaba a una distancia cómoda para ambos (unos 5 metros) se detuvo.
-Cometí un error – Dijo. Bella lo miró con incredulidad, como diciendo “Dah! Tú crees?” – Vale, cometí varios errores – Enmendó.
Bella siguió sin decir nada, pero al menos no demostró agresividad. Félix continuó.
-Mi primer error fue defender a Victoria dándoles a todos la impresión de que la estaba anteponiendo a ti o a la organización. Nada puede estar más alejado de la realidad… Es verdad que no quería que la mataran, pero sinceramente creí que ella obedecería al Maestro Aro aunque no le gustara. Me dio lástima verla tan sola y llena de odio, y nos dimos nuestros números de celular para ubicarnos. Ella me dijo que no tenía verdadero apuro por dejar el área porque no tenía nada mejor que hacer o adonde ir.
Y le creí.
Me pareció cruel darle la espalda porque yo era básicamente el único amigo que le quedaba. Fui un idiota. Sabía cómo la odiabas, sabía que ella te había tratado de matar, pero no creí que fuera un peligro para ti, jamás se me pasó por la cabeza, menos considerando que siempre estás acompañada. Quise darle la oportunidad de reivindicarse, de empezar de nuevo… Y como sabía que tú me odiarías por hacerlo, te lo oculté, pensando que no le hacía daño a nadie.
No tuve un affaire con Victoria, no tuve nada. Hablamos un par de veces y hace unos días ella me llamó para pedirme que nos viéramos para despedirnos. No me pude negar, era la última vez que la vería en muchos años y quise desearle un buen viaje… Fue por eso que nos reunimos en el centro comercial.    
Cuando ella llegó al patio de comidas iba vestida como para una cita, y me puso nervioso. Me coqueteó y me propuso que nos fuéramos juntos. Yo le dije que no… Al principio reaccionó con pena, pensé que me haría un show llorando, así es que traté de consolarla, pero de pronto se endurecieron sus rasgos e inmediatamente adivinó que era por ti. Después de eso nos despedimos rápido y amigablemente y no la volví a ver hasta que la encontramos a punto de aplastar tu cabeza con el taco de su bota.
Enloquecí… No podía creer que ella fuera capaz de hacer eso a la persona que sabía que yo amo. Que me traicionara y que se atreviera a contravenir las órdenes de Los Reyes de la raza – Dijo Félix pasándose las manos por la cara - No lo pensé, me lancé sobre ella y le di una paliza que casi la mata. La pude matar de inmediato o en cualquier momento, pero quería que sufriera. Demetri te trató de revivir, te mordió y te sacó de ahí, y mientras yo no podía hacer más que tratar de no revertir mi estado al de una bestia totalmente descontrolada.
Cuando llegó el equipo de control de daños ni entre todos ellos pudieron detenerme. Tuvieron que llamar a Alec para que fuera a paralizarme con su don. Durante toda tu transformación estuve encerrado en una mazmorra, paralizado y sin noticias. Nadie me habla, y supongo que tienen justificadas razones, pero la única persona que me interesa que me hable eres tú – Dijo finalmente.
Bella escuchó todo en silencio, mirándolo a los ojos.
No se movió, no se tensó ni relajó. Era una perfecta estatua.
-Ok – Dijo finalmente.
-Ok? Ok qué? – Preguntó él, ansioso.
-Ok te escuché, Ok comprendo – Respondió ella sin inflexiones en su voz.
-Y…? – Preguntó Félix. Bella lo estaba torturando.
-Y nada, cumplí con la regla de los 10 minutos, te escuché y entiendo lo que me dices… - Dijo ella.
-Y ahora? – Insistió él.
-No lo sé – Respondió Bella – No lo sé, porque me mentiste, pusiste a otra persona por sobre mi seguridad, y estamos hablando de vida o muerte, no de una pelea de chicas en que nos tiraríamos el cabello y nos arañaríamos un poco. Eso me hace dudar de tus sentimientos, y estoy segura de que a ti te pasaría lo mismo si yo hubiera actuado así protegiendo a Edward.
Puedo entender que te aburras de mí, que soy agotadora y te sature a veces, o que simplemente ya no me quieras… Pero no entiendo que dejaras que sucedieran las cosas de esa manera. No entiendo, porque por último si no querías que me enterara de que Victoria seguía en el área, bastaba con que se lo dijeras a Demetri. De esa manera lo habrías ayudado a hacer su trabajo en lugar de tenerlo a ciegas, pensando que la peor amenaza contra mi seguridad ya no era tal.
-Isabella asumo todo lo que me dices, y no puedo más que decirte que fui un imbécil y que lo siento. Nunca te quise traicionar, jamás se me pasó por la cabeza engañarte con Victoria ni con nadie, y te amo… Principessa yo te amo – Dijo comenzando a sonar desesperado.
-Entiendo y te creo – Dijo ella con los ojos brillantes. No podía llorar pero podía reflejar una tristeza enorme – Y también te amo – Dijo en un susurro. A Félix se le iluminó el rostro y a mí me sentó como una patada en el estómago, a pesar de que era algo que ya sabía – Pero no importa – Agregó.
-Princi… Qué? – Preguntó él, descolocado. Yo me giré a mirarlos sin disimulo.
-Creo en tus buenas intenciones en general, incluso creo que sientes algo por mí… - Explicó ella mirando al piso - No sé lo que es… Pero no importa, porque no confío en ti. Eres un mentiroso. Esta no es la primera vez que me mientes o que me siento traicionada por ti… Y por mucho que te ame no puedo tener una relación con alguien de quién voy a estar dudando todo el tiempo.
-Isabella te juro qu… - Dijo Félix dado un paso.
-No! – Interrumpió ella – No jures porque no te creo. Tus mentiras tuvieron consecuencias Félix. Te vi con esa mujer, acariciándola, tomando su mano, y ella se burló de mí. Luego me emboscó y me asesinó. Lenta y dolorosamente. Perdóname por estar un poco escéptica ante tus promesas de amor.
-Bella ya te pedí perdón, y si quieres lo hago de nuevo. Lo siento. No sabes cuánto. Si pudiera volver atrás lo haría todo diferente, pero no puedo. Sólo puedo decirte que confié en la persona equivocada. Le creí y la subestimé… Eso es… No hay más – Dijo él – Lamento haberte mentido, tomé una serie de malas decisiones que estoy seguro que se me harán pagar, y está bien, lo merezco. Cuestiónalo todo, mi inteligencia, mi honestidad, mi consecuencia o mi ingenuidad… Pero no te cuestiones mi amor. Tú lo sabes, tú lo sentiste. Te amo – Dijo él con una pasión tal que casi hace que yo me lance a sus brazos… Nah no en realidad  - Castígame, pero no dejes de amarme… - Terminó. Yo simplemente no sabía qué pensar. En primer lugar por ver a Félix exponer su corazón de esa manera, sin miedo a demostrar exactamente lo que sentía. Yo no dudaba de que él decía la verdad. Todo sucedió porque es un idiota, no un traidor. Dudo que haya habido algo entre Victoria y él, y por más que me cueste admitirlo, sus sentimientos eran genuinos.
-No soy quién para castigarte – Dijo ella – Tampoco para perdonarte. Ya ni siquiera estoy enojada. Es sólo que no confío en ti. Tú y yo hemos tenido largas conversaciones sobre la importancia de poder contar con tu pareja de manera incondicional… Y ahora me pregunto cuáles son tus límites, cual es nuestro punto de quiebre. Supongo que fui una idiota que se involucró más de la cuenta en una relación que recién comenzaba – Dijo moviendo la cabeza de un lado hacia el otro.
-Bella yo te amo y tú dices que aún me amas. El resto lo podemos reparar… Dame una oportunidad de demostrarte que lo que tenemos es de verdad – Dijo él acercándose un poco más, de a poco, cauteloso ante cualquier indicio de inestabilidad hasta que estuvo frente a ella. Bella descalza se veía diminuta frente a ese jodido gigante, pero él a su alrededor se movía y la trataba como si fuera una escultura de cristal – Dame una oportunidad para hacerte feliz… Ya te transformaste, ya eres una vampira, parte de la guardia y muy poderosa. Nadie te puede tocar. Déjame acercarme Principessa – Dijo agachándose a hablar contra la mejilla de Bella. Ella se quedó quieta pero su respiración se aceleró. Quise salir corriendo de ahí. Amaba a Bella, no cabía duda en mi mente o mi corazón, y me dolía verla con otro, pero quería… No, necesitaba que ella fuera feliz.
Bella estaría siempre a mi lado, había muchos lazos que nos unían, y ya no me sentía inseguro como al principio. Ya sabía que nosotros éramos para siempre, por lo que podía darle lo que necesitaba, podía morderme la lengua y amarrarme las manos y permitirle estar con el hombre que amaba. A pesar de todo Félix era bueno para ella.
-Félix… - Dijo ella en un susurro que terminó como gemido. Apreté los dientes y callé.
-Dime que sí Isabella… Tú sabes que te amo… Cometí errores, pero sabes que no los voy a volver a cometer, porque te amo… No te quiero perder – Dijo en su oído.
-Me hiciste daño… - Afirmó ella, pero su voz era débil, no llevaba la fuerza que requería esa afirmación.
-Lo sé preciosa, lo sé, y nunca pretendí que fuera así. Quise quedar bien con dios y con el diablo, y no se puede. No hay elección posible, siempre ganarás tú – Dijo él apasionadamente – Me darás otra oportunidad? – Preguntó otra vez. Que mierda! A pesar de que no me convenía, y a pesar de que no me gustaba, pude reconocer que Félix de verdad la amaba y estaba siendo sincero en su arrepentimiento, y si yo podía, Bella también.
Por eso cuando ella buscó mi mirada, insegura, yo me limité a sonreír y guiñarle un ojo. Era mi manera de decirle “Tranquila Fiore, que todo va a estar bien”… Y de verdad lo creí. Algún día las cosas estarían bien para mí. Algún día me tocaría ganar.
Pero hoy no.
-Sí… - Murmuró Bella volviendo el rostro hacia Félix. Pasaron un par de segundos antes de que él lo procesara, pero cuando lo hizo cayó de rodillas donde estaba abrazándola por la cintura y apoyando su mejilla en el esternón de Bella. Ella se sorprendió y no reaccionó en seguida, pero lentamente llevó una de sus manos al cabello de Félix y la otra a su espalda, tocándolo en una caricia tentativa. Él suspiró y cerró los ojos soltando un gemido de alivio, y ella se agachó para apoyar su mejilla en el cabello de él.
Dolió…
Era demasiada intimidad.
Pero el destino… El destino lo determinaba verdad? Sino para qué? Para qué luchar por ser mejor y vivir solo? Para qué ser el héroe si otro se llevaba a la princesa? Porque yo confiaba en el destino. Estaba absolutamente convencido de que Bella entró en mi vida afectándome como lo hizo por una razón. Estábamos unidos por un algo vago e intangible, pero muy real.
Y estábamos unidos por el veneno. Yo era su creador y eso la hacía mía para siempre.
Yo nunca la obligaría a nada aunque pudiera (y al parecer aunque quisiera, no podía), pero la certeza en lo nuestro me hacía sobrellevar lo que estaba presenciando con mucha más resignación.
Ya vendría mi día, tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero algún día llegaría mi momento para ser feliz.
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Nos queda mucho condensado en muy poco. Espero que sigan conmigo hasta el final.
Próximo capítulo, el entrenamiento de Bella y el avance de Gianna en su relación con Franco.
Abrazos!










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