viernes, 27 de febrero de 2015

Apocalipsis 1


Hola a todas! Ya sé que debería estar escribiendo "Mi Destino", y de hecho tengo dos capítulos escritos a mano terminados que debo pasar al computador, pero es que tuve esta idea y no la quise dejar ir… Es el fic de Alec que tantas me han pedido, y que por fin encontré un contexto en el que creo que funciona y puede resultar original, ustedes dirán.
Aprovecho de desear felicidades a todas las chicas que cumplieron años en las últimas semanas, especialmente a Francisca Helmig, que es una de mis más antiguas y fieles lectoras.
Cariños y gracias por su paciencia, no olviden opinar.
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Capítulo 1
Declare this an emergency
come on and spread a sense of urgency
and pull us through
and pull us through
and this is the end
this is the end of the world
It's time we saw a miracle
come on it's time for something biblical
to pull us through
and pull us through
and this is the end
this is the end of the world.
Apocalypse Please / Muse

En un futuro cercano…
ALEC POV
El Apocalipsis.
Nunca esperamos que fuera así… Y por eso fue tan fácil tomarnos por sorpresa, simplemente no estábamos preparados.
Durante miles de años nuestras especies convivieron en paz, los humanos en feliz ignorancia y los vampiros regidos bajo un estricto código de conducta diseñado para evitar la exposición.

El sistema funcionaba, los Volturi actuaban como juez y verdugo y éramos una fuerza temida en todo el mundo. Muchos nos odiaban, pero la gran mayoría nos respetaba comprendiendo que más allá del poder y la gloria, nuestra tarea era cuidar del bien mayor.
Pero ese entendimiento no era el caso de los Rumanos… Ese par de vejestorios hijos de puta formaron un reinado del terror sin esconder su condición de inmortales, lo que creó leyendas que sobreviven hasta el día de hoy, haciendo muy difícil el control de daños en las zonas más propensas a dar credibilidad al folklore. Cuando los Volturi por fin tomaron el poder y destruyeron sus castillos Vladimir y Stephan alcanzaron a huir, pero no sin antes jurar venganza.
Pasaron cientos de años antes de que ellos pudieran recobrar fuerzas y ensamblar una corte semi decente, pero una vez que decidieron actuar nos demostraron que su plan habría funcionado incluso si solo hubieran actuado ellos dos por su cuenta… Su venganza se materializó usando no la fuerza, sino la tecnología, de manera tan irracional que resultaba impensable: La exposición de nuestra especie.
Stephan y Vladimir decidieron que no tenían nada que perder, y que si ellos no podían ostentar el poder, ciertamente los Volturi tampoco, por lo que durante la ceremonia de cambio de mando del recién electo Presidente de los Estados Unidos, lo atacaron a él y a los altos dignatarios de todo el planeta presentes en el evento, a plena luz del día y frente a cientos de cámaras transmitiendo en directo para todo el mundo.
Los humanos tenían pruebas de una aterradora realidad: Los vampiros ya no eran un mito.
Y no fue como en la serie "True Blood" en la que los vampiros salen del ataúd y pasan a ser tratados como una minoría con derechos civiles. Nop. Porque nosotros no contábamos con embajadores preparados para tratar de pacificar a la población, no había estrategias de contención y para cuando quisimos actuar ya era demasiado tarde.
El daño irreparable ya estaba hecho.
La revelación causó una reacción en cadena.
Primero se produjo pánico e incertidumbre entre la población humana, que cayó en cuenta de que sin saberlo convivía con el enemigo y que no tenían armas para defenderse, ya que el mito de Drácula no se acercaba a la realidad. Se agotaron en todas partes los ajos y crucifijos, los curas en las iglesias produjeron agua bendita en galones, las paredes de las casas se forraron de espejos para reconocer a los potenciales vampiros y la luz solar se volvió la mejor aliada humana, porque representaba seguridad… Los vampiros no podían exponerse a ella o estallarían en llamas, o eso creían.
Por su parte, cientos de vampiros alrededor del globo decidieron que ya que la verdad estaba expuesta no tenía sentido seguir escondiéndose, y comenzaron a alimentarse libremente a vista y paciencia de todo el mundo, lo que hizo que generó un caos aún mayor. Saqueos, incendios, paranoia, asesinatos y anarquía se convirtieron en pan de cada día, haciendo que Gobiernos y Grandes Potencias actuaran precipitadamente en el infructuoso intento por eliminarnos.
La mayoría de los Gobiernos comenzó a defender a la población conservadoramente, de la misma forma que tratarían a cualquier enemigo, vale decir con militares en las calles y armas de fuego tradicionales. Pero al ver que las balas rebotaban en nuestra piel, continuaron con material bélico cada vez más avanzado escalando hasta el armamento biológico y nuclear que destruyó ciudades y mermó poblaciones enteras, lo que nos lleva al día de hoy.
La anarquía.
Los Gobiernos humanos se han desintegrado, y los vampiros del mundo hacen lo que quieren sin obedecer a una regencia central.
Los humanos tratan de sobrevivir en pequeñas células guerrilleras, y se han convertido prácticamente en nómades que se desplazan constantemente a zonas más soleadas buscando ser capaces de al menos reconocer a su enemigo cuando se cierna sobre ellos.
La civilización en su conjunto retrocedió cientos de años, tecnológicamente viven prácticamente en la Edad Media, y ya no existen líneas de comunicación al no haber teléfonos, televisión, internet o siquiera correo ordinario… Y todo esto lo soportan con la frustración agregada de contar con el conocimiento y tecnología para hacer su vida más llevadera, pero sin poder aplicarla. De qué sirve un auto sin nadie que extraiga el petróleo que necesita para funcionar? O un computador sin electricidad, una ducha sin agua en las cañerías, o un refrigerador sin una fuente de poder?
Los Volturi en general y los Maestros en particular estaban destrozados ante esta nueva realidad. Si bien aceptamos nuestra condición de vampiros y nos alimentamos de nuestra fuente natural, sangre humana, no somos unos bárbaros. El arte y las ciencias eran respetados y estudiados, la literatura era venerada como la fuente de toda sabiduría y nuestras enormes bibliotecas eran nuestras más valoradas posesiones.
Resumiendo, todos en La Corte nos manteníamos bien actualizados en todos los campos del conocimiento humano. Los Maestros exigían más que dones atractivos en los miembros de su Guardia… Debíamos expandir nuestros horizontes aprovechando la infinita capacidad de retención de nuestro cerebro vampírico.
Era irónico que en el ocaso de la humanidad fuera un grupo de vampiros quienes terminaran siendo los guardianes del conocimiento humano.
La única y triste ventaja con la que contaba la humanidad es que seguían siendo la mayoría. Ya ningún vampiro se molestaba en crear neófitos. Encontrarse con otros vampiros era absolutamente sencillo ahora que se paseaban por las calles a plena luz del día, lo que solucionaba cualquier sentimiento de soledad o aislamiento, y además… Para qué crear más competencia en un mundo abiertamente competitivo?
oooOooo
Los humanos se esconden y se organizan, unos mejor que otros. Hay muchos grupos que se las arreglan para sobrevivir apenas, pero también hay algunos grupos más fuertes, paramilitares que decidieron luchar con el único recurso que ha probado ser eficiente contra mi especie: el fuego.
Fuego contra súper-fuerza. Fuego contra súper-velocidad. Fuego contra inagotable energía…
Estaban condenados, y en La Corte vivíamos el duelo por la especie que desaparecía. Duelo por lo que fuimos. Duelo por el ocaso de la grandeza.
oooOooo
Debíamos restablecer el orden, estaba claro que nadie más que nosotros estábamos dispuestos a intervenir.
Tras largos días de discusión estratégica los Maestros acordaron enviar equipos de ataque a los cinco continentes para eliminar el problema. Cada equipo acabaría con la resistencia y se quedaría como Regente de su territorio hasta que las cosas se hubieran calmado y el orden fuera reestablecido.
Y cuando digo eliminar el problema, lo digo literalmente. Debíamos exterminar a todos los vampiros que no estuvieran dispuestos a someterse inmediatamente a la autoridad de los Volturi. No habría compasión, la condena de muerte se ejecutaría enseguida y si lográbamos encontrar a los Rumanos, debíamos capturarlos con vida para presentarlos ante los Maestros.
Porque esas muertes se prolongarían un poco más…
Mi equipo contaba de mi hermana Jane que nunca trabajaba separada de mí; Félix, la fuerza bruta de la Guardia; Heidi, una muñeca hermosa y hueca, y yo. La verdad es que uno se podría preguntar el por qué necesitábamos a Heidi que no era nada más que carnada glorificada, y lo cierto es que no la necesitábamos para nada, pero como daba la casualidad de que Félix se la estaba cogiendo de momento, nos tocó llevarla con nosotros a nuestro destino: Norteamérica.
Viajamos en uno de los jets privados de La Corte, sin ninguna interferencia humana. Los Volturi teníamos reservas propias de combustible y los aeropuertos llevaban mucho tiempo abandonados. Compartimos el avión con el equipo destinado a Sudamérica (Demetri, Santiago y Chelsea y Aftón), y nuestro punto de llegada fue el aeropuerto de Corpus Christi, Estados Unidos, (uno de los pocos que se encontraba en buenas condiciones en el área) y en ese punto nos separamos.
La idea era simple y tediosa. Al no tener inteligencia ni medios electrónicos para guiarnos, debíamos ir de pueblo en pueblo buscando rastros frescos de vampiros, seguirlos y evaluar si se les perdonaría la vida o no.
Texas nos tomó tres meses y fue una masacre. El Estado completo estaba lleno de salvajes sanguinarios imposibles de rehabilitar así es que fuimos detectando, evaluando y eliminando a más de ciento ochenta y cinco vampiros. Sólo veintitrés juraron lealtad a los Volturi y se les permitió vivir, y nos dimos por satisfechos… Peor es nada.
New Mexico fue más rápido, nos tomó unos dos meses, ya que no encontramos demasiados rastros vampíricos frescos. Esto se debe a que este Estado no tenía tantos centros urbanos como otros Estados, por lo que los vampiros que andaban de cacería buscarían zonas más pobladas.
Luego pasamos a Arizona, comenzando por Tucson. En este Estado si encontramos rastros frescos entrecruzándose. Los humanos buscaban el sol del desierto en la creencia de que les daría una ventaja frente a sus predadores.
Demoramos tres meses en llegar a Phoenix, y para entonces yo ya estaba cansado. Si bien soy un soldado, no estaba preparado para todo lo que me tocó hacer. Matar impunemente, sin que mis víctimas tuvieran la menor posibilidad de defenderse .Una mirada mía bastaba para anularlos completamente, y las pocas veces que quise pelear de igual a igual Jane se puso nerviosa y atacó a mis contrincantes con su don, haciéndolos retorcerse en agonía hasta que Félix o yo acabábamos con su sufrimiento. Yo le pedí a Jane en todos los tonos posibles que me dejara pelear mis batallas, pero ella se aterraba ante la idea de perderme, y sencillamente reaccionaba exageradamente ante cualquier amenaza.
Phoenix era un desastre peor que los demás. No sé mi percepción se debía al estado general de la ciudad que había sido bombardeada, a la cantidad enorme de cadáveres humanos que plagaban las calles en distintos estados de descomposición, al calor abrazador, al polvo que lo cubría todo, o quizás a los diversos carroñeros que festinaban de este inesperado banquete…
Captamos montones de rastros, los seguimos y en general coincidían con asentamientos humanos ubicados en los bosques o Parques Nacionales circundantes. Matamos a todos los vampiros que encontramos sin encontrar nuevos aliados, hasta que un día, cuando llevábamos unos dos meses en la ciudad, nos cruzamos con un rastro fresco. Lo seguimos inmediatamente sin necesidad de cruzar palabra, y dimos sin dificultad con el vampiro al que pertenecía. Un tipo alto y rubio que acechaba a una humana.
La chica se deslizaba como una sombra por entre calles y callejones, y si no hubiera sido por el acelerado latir de su corazón podría haber pasado desapercibida, pero lo cierto es que su corazón y su respiración la delataban sin remedio.
El vampiro se comenzó a acercar, cercándola lentamente sin que ella se diera cuenta de su presencia. El tipo estaba jugando con su comida, y eso me cabreó.
Los seguimos un par de cuadras más, lo que me dio tiempo de estudiar a la chica. Era de estatura media, delgada pero con curvas bien marcadas, su piel era muy pálida y su cabello era largo y de color castaño rojizo. Vestía una camiseta ajustada de color verde, jeans desgastados y zapatillas Converse. En su espalda cargaba una mochila. Claramente venía a la ciudad a buscar algo de primera necesidad… Alimento? Medicinas?
Empujé esa duda al fondo de mi mente porque me llamaron la atención tres cosas sobre ella: Uno, su ropa estaba limpia, lo que era extremadamente infrecuente en los humanos actuales. Dos, su cabello estaba tomado prolijamente en un medio moño trenzado que estaba salpicado de pequeñas flores silvestres frescas, haciéndola lucir totalmente fuera de contexto en ese infierno de destrucción. Ella se veía como una ninfa o una náyade u otra creatura del bosque. Y tres, era hermosa.
Y no hablo de esa belleza plástica y estridente de mujeres como Heidi, o la perfección europea de mi hermana Jane que parece una muñeca de porcelana. No, esta humana tenía una belleza pura y cristalina… Una belleza tranquila, un rostro amable, una mirada profunda… Quise escuchar su voz. Sería como la imaginaba? Dulce y melodiosa, tal vez un poco baja… Sí, quería verla de cerca, quería oler su piel para limpiarme del olor de la descomposición reinante, y por sobre todo quería salvarla del predador rubio que cada vez estaba más cerca.
Pasamos varias tiendas de comida donde pudo haber sacado lo que quisiera. Pasamos al menos tres farmacias, y ella ni las miró. Incluso pasamos una ferretería, y nada. Caminó a paso rápido otra calle más hasta llegar a un gran edificio de aspecto moderno con una enorme fachada de vidrio y aplicaciones de tela como si fueran las velas de un barco que proveían de sombra al interior. Los laterales eran de madera y en general se veía en buen estado salvo por un forado en un costado donde había caído lo que supongo fue una granada.
La chica uso precisamente ese hueco para entrar al edificio, que pude identificar por un letrero como la Biblioteca Pública de Phoenix. Qué demonios hacía ahí?
El vampiro la siguió a segundos después y nosotros los seguimos a ambos, cuidando no alertarlo a él, que afortunadamente estaba concentrado en su presa.
Una vez dentro del edificio la humana se relajó, como si hubiera vuelto a su hogar, y comenzó a caminar lentamente por los pasillos del segundo piso antes de volver a subir por la escalera, tarareando para sí.
Jane me hizo una seña preguntándome qué hacíamos ahora, y yo crucé la mirada con Félix, quién moduló "ve tú" encogiendo los hombros. Decidí esperar un poco, básicamente porque quería saber qué hacía la humana en la biblioteca. Por qué arriesgaba la vida por venir a este lugar?
Ese fue mi gran error.
Mi curiosidad le ganó al sentido común, y nunca me perdonaré mi estupidez.
El vampiro la atacó de pronto, escuché el sonido simultáneo de un librero al romperse, los libros caer, un grito ahogado de la chica y tela al rasgarse.
Corrimos a toda velocidad para detenerlo, pero ellos estaban en el tercer piso, al otro lado del edificio y mi don y el de Jane requieren contacto visual, por lo que no lo pudimos detener a distancia. Se interponían decenas de libreros.
Más tela rasgándose y un gemido desesperado.
Corrí más rápido de lo que recuerdo haberlo hecho nunca, y al girar una esquina, lo vi.
La chica con la cara contra la pared, semi-desnuda. Llorando. Indefensa.
Él aprisionándola con una mano en el cuello, ahogándola, mientras con su otra mano desabrochaba sus propios pantalones.
No lo pensé, debí paralizarlo, pero la ira me cegó y me lancé hacia él, quien como reflejo al verme apretó aún más el cuello de la chica e inmediatamente la soltó para enfrentarme.
Ella cayó desvanecida, como una muñeca de trapo.
Cambié mi dirección en el último momento para recibirla antes de que tocara el suelo.
El vampiro se lanzó sobre mí para atacarme por la espalda, pero no me inmuté. Sabía que no estaba solo. Jane estaba conmigo.
Antes de llegar a tocarme el tipo cayó al suelo retorciéndose y chillando en agonía.
-Está viva? – Preguntó Heidi sin atreverse a acercarse.
-Apenas – Respondí sin inflexión. La tenía en mis brazos. Olía limpia y fresca, era hermosa y muy joven. Quizás tanto como yo cuando fui transformado, unos dieciséis o diecisiete años.
No se podía morir… No lo permitiría.
-Alec… - Susurró suavemente Jane sin dejar de mirar al vampiro que seguía con los pantalones abajo, exponiendo sus genitales en una posición totalmente indigna – Se está ahogando, está sufriendo – Me dijo como quién insinúa que hay que matar a un perro atropellado.
-Ella no se va a morir – Afirmé con los dientes apretados.
-El hijo de perra le aplastó la tráquea Alec, se está muriendo y ninguno de nosotros sabe de primeros auxilios como para ayudarla – Dijo Félix – Ayúdala.
-No se va a morir – Repetí acunándola con toda delicadeza para no forzar su cuello y a la vez permitir el paso de aire, por poco que fuera.
-Se está muriendo! – Exclamó Jane por sobre los gritos del bastardo – Se está muriendo y si tienes algo de compasión la vas a ayudar a acabar pronto – Me desafió – Y si no lo haces tú lo haré yo!
-Mía! – Gruñí. Creo que por primera vez en mi vida le gruñí a Jane, que me miró más sorprendida que ofendida.
-Mierda! – Exclamó Félix entre dientes.
-Qué? – Preguntó Heidi.
-Su Pareja – Le susurró Félix.
-Pareja? – Chilló Jane.
-Eso es un mito – Dijo Heidi despectivamente. Yo estaba demasiado atónito como para opinar, así es que me concentré en acariciar su mejilla con el dorso de mi mano. Poco a poco se abrieron sus ojos y se puso rígida de terror al verme. Un vampiro la tenía en sus brazos, y eso no podía ser nada bueno.
-Es infrecuente pero pasa – Dijo Félix – El Maestro Marcus tuvo y perdió a su Pareja.
-Es por eso… Es por eso que él es como es? – Preguntó Heidi – Porque perdió a su alma gemela?
-Sí – Afirmó Félix – Dicen que antes era una persona completamente diferente: Mucho más interesante, proactivo, feliz… O de lo contrario nunca habría llegado a ser Rey, pero después de la muerte de ella se convirtió en la roca sin emociones que es hoy.
-Alec… Ella es…? – Preguntó Jane con voz temblorosa, anticipando lo que ocurriría si mi chica moría en mis brazos.
-Ella es mía – Fue todo lo que pude decir. Fue suficiente, Jane entendió y se acercó a mí sin sacar la mirada del futuro montón de cenizas.
La chica comenzó a retorcerse en mis brazos con más violencia, aterrada cuando otro vampiro entró en su ángulo de visión.
-Sálvala - Dijo Jane posando su mano en mi hombro.
La chica emitió sonidos de angustia, en parte en agonía al no poder respirar y en parte resistiéndose a la idea de la transformación. Era casi intolerable saber que yo le causaría aún más dolor, pero no había alternativa. De verdad no la había.
No la perdería.
Acaricié su cabello reordenando una de las flores que llevaba prendida y acerqué mis labios a su oído.
-Lo siento – Susurré.
Besé su cuello y la mordí.

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Y ahí tienen, un mundo post apocalíptico que explorar. Cuéntenme qué opinan y si creen que vale la pena seguir.
Abrazotes!


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