lunes, 25 de abril de 2016

En Silencio 7

Hola a todas! Se les extrañaba…
Este capítulo está dedicado a Roxy Sanchez, que está pasando un momento muy difícil con lo del terremoto, y que además hoy está de cumpleaños.
Un abrazo amiga, mucha fuerza.
A.
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Este fic participa del Reto Anual "Te proponemos un longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight me pertenece.
N° de Palabras: 3.251
Palabras Usadas: -
Emoción Usada: -
Imagen Elegida: Manada Quileute.
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Capítulo 7
Ven te daré todos mis sueños
que vivo de ilusiones
y así no se vivir
si aunque no quiera pienso en ti
y el fuego en que me quemo
quiero morir en tu veneno
beberlo de tu piel y mi piel.
Me pierdo en la realidad
tu luz me guía si al soñar
te busco mi amor.
Tú perfecta sólo tú,
producto de mi imaginación
por ti pierdo la razón.
Quiero Morir en tu Veneno / Alejandro Sanz

Embry POV
Bella y yo nos reunimos con Carl y Hugh en el límite de La Reserva y en cuanto los vio, Bella se estacionó tras la destartalada van de los hermanos y saltó de la camioneta para abrazarlos como si fueran grandes amigos y no un par de tipos que conoció en la cárcel el fin de semana anterior.

Ellos correspondieron las muestras de afecto con exagerados abrazos y comentarios celebrando las múltiples cualidades de Isabella, desde su belleza hasta su generosidad, genuinamente contentos de verla.
Si no fuera porque no observé el más mínimo interés romántico por parte de ella, me habría costado contenerme para no transformarme y arrancarles la cabeza a ambos, especialmente a Carl, que parecía no poder ni querer quitarle las manos de encima a mi Alpha.
Pronto estuvimos nuevamente de camino y continuamos hasta la casa de Sam y aproveché para preguntar a Bella el por qué de la invitación a los granjeros… Es que acaso Sam los conocía?
-No, Sam no los conoce – Respondió sonriendo - Pero yo quiero que Carl y Hugh conozcan a los chicos de La Manada, porque todos fumamos la porquería de hierba que produce a escondidas el viejo Quil, a pesar de que todos concordamos en que es una mierda… En cambio lo que producen Carl y Hugh es de mejor calidad y creo que deberíamos darles una oportunidad; yo de verdad quiero ayudarlos con su negocio, son realmente buenos tipos, y si entran al mercado de La Push se van a hacer ricos, yo nunca he conocido a un grupo de fumones peor que ustedes los lobos – Dijo levantando una ceja en mi dirección.
-Se requiere bastante hierba para drogar a un lobo, Bella – Dije rodando los ojos. Era verdad que fumábamos un montón, pero en nuestro caso era una medida considerada como "medicinal". La marihuana relaja cuerpo y mente, y es ideal para un grupo de hombres lobos pasado de revoluciones.
-Como sea, si podemos quitarle el negocio al Viejo Quil mataremos dos pájaros de un tiro. Ayudaremos a los granjeos con su microempresa orgánica, y le arruinaremos la fiesta a ese hombrecito miserable! – Dijo arriscando su pequeña nariz en disgusto.
-Por qué te interesa quitarle el negocio al Viejo Quil? Ganas comisión de ventas? Ahora eres narcotraficante? Desde cuando estás en guerra con él? – Pregunté intrigado.
-Desde que eres mío – Dijo muy seria, quitando los ojos del camino para mirarme a los ojos brevemente – Él te ha tratado pésimo toda tu vida y nunca dije ni hice nada porque no era mi lugar, y me arrepiento profundamente de mi cobardía, pero ahora que estás en mi Manada puedo vengarme todo lo que quiera, lo voy a matar a disgustos – Dijo con una sonrisa maligna - Para Halloween vamos a ir a empapelar su casa con papel higiénico, así es que anda preparando tu brazo para los lanzamientos a distancia... Yo no tengo fuerza suficiente como para lanzar un rollo de papel por sobre su tejado.
No supe qué decir.
Ella a su particular manera me estaba reclamando, me estaba defendiendo y vengando como si fuera suyo.
Su forma de hacerlo era retorcida, es cierto, pero lo importante es que estaba protegiéndome contra uno de los hombres más poderosos de La Tribu, ella sola contra quien fuera lo suficientemente estúpido de retarla.
Mi pecho me dolió de tanto amor reprimido y me dificultó la respiración… En cualquier momento me estallaría como una piñata, lanzando arcoíris y corazones por todo mi alrededor.
Estacionamos frente a la playa, cerca de la casa de Sam, que estaba repleta de autos y gente. La fiesta se encontraba en su apogeo.
-Beeee… Llaaaaa! – Corrió Seth a nosotros, tomando a Bella en sus brazos y sacudiéndola como una muñeca de trapo.
-Hola Boo! – Lo abrazó ella riendo – Todo bien?
Seth comenzó a hablar a toda máquina sin soltarla ni permitirle tocar el suelo con sus pies, mientras Jacob y Quil se acercaron al trote.
-Hola Bells, hay que bajar algo? – Preguntó Jacob besando su mejilla sonoramente. Quil hizo lo mismo en su otra mejilla, y Seth nunca dejó de hablar.
-Las bandejas que se encuentran en la cama de la camioneta – Dijo ella sin dejar de prestar atención a lo que fuera que Seth decía.
-Hola hermano – Dijo Quil dándome un medio abrazo.
-Te ves bien – Dijo Jacob estudiándome atento.
-Lo estoy – Admití.
-Me alegro Embry, de verdad – Dijo Jake sonando sincero.
-De hecho, como que te ves demasiado bien… – Dijo Quil levantando una ceja – Has estado durmiendo? – Preguntó como si dormir fuera un lujo y una extravagancia casi reprochable. Asentí sin delatar nada con mi expresión – Mmmmmmh… - Frunció el ceño - La Manada de Bella me parece mejor que la tuya, Jacob. Puedo pedir un traslado?
-Seguro – Se encogió de hombros Jake sin prestarle demasiada atención – Siempre que no te importe renunciar a Claire, por mí no hay problemas, o creíste que te la puedes llevar a vivir a la casa de Charlie con ustedes como si fuera una comunidad hippie o una secta?
-Oww! – Dijo Quil haciendo un dramático puchero – Se me olvidaba ese detalle…
-Tu imprimación – Dijo Jacob con una sonrisa burlona – Sólo un pequeño detalle – Me hizo una mueca que decía fuerte y claro "Quil sigue siendo un idiota". De a poco me fui relajando junto a mis amigos de siempre.
El resto de La Manada se fue acercando de a poco y finalmente Seth debió soltar a Bella, que una vez que terminó de abrazar y besar a TODO el mundo, presentó a sus granjeros, y tomando a uno de cada brazo caminó hacia el interior de la casa, donde Emily se afanaba trabajando en la cocina, ayudada por algunas de las demás chicas.
En general la noche para mí anduvo bien, nadie mencionó temas incómodos, y como había visitas que no participaban en el secreto, no se tocaron temas de La Manada.
Carl y Hugh se integraron bien, siendo los tipos relajados que son, y se instalaron con Jared y Paul en una esquina a beber cerveza y jugar cartas.
Cuando al poco rato de nuestra llegada las hamburguesas estuvieron listas en la enorme parrilla de Sam, Bella ayudó a armar los sándwiches para cada uno con sus ingredientes favoritos. Era mucho más rápido que preguntar de a uno por uno qué es lo que querían y mucho más ordenado que el grupo de lobos hambrientos lanzándose en masa sobre la mesa de los ingredientes. Yo me ubiqué a su lado en silencio y ayudé a distribuir los platos, lo que me sirvió como excusa para ser amable y saludar brevemente a todos, pero sin tener que quedarme a conversar. Fue un arreglo perfecto.
Cuando yo iba por la cuarta hamburguesa apareció Leah corriendo, seguramente con miedo a quedarse sin comer. Tenía el cabello estilando y casi se podía ver el vapor emanando de su piel… Evidentemente venía recién salida de la ducha.
Había estado patrullando, y Collin había salido en su reemplazo unos minutos atrás.
-Bella! – La abrazó con un entusiasmo que rara vez demostraba hacia nadie más que su única amiga.
-Leah! – Exclamó Bella – Pensé que no venías! Tenías una cita de la que no me enteré? – Levantó una ceja.
Leah resopló de manera nada delicada y rodó los ojos.
-Cita! – Exclamó – Seguro, una cita en la que terminé sola, tan aburrida que pensé en darme cabezazos contra los troncos sólo para pasar el tiempo, y cubierta de barro, mugre y sal… - Se carcajeó sarcástica - Aunque pensándolo bien, eso suena mejor que varias de las citas que he tenido... – Agregó pensativa.
-Ven, te quiero presentar a mis amigos – Dijo Bella arrastrando a Leah del brazo hacia la mesa en la que jugaban cartas los granjeros con un puñado de miembros de La Manada.
-Este es Hugh y este es Carl, chicos esta es mi amiga Leah… - Dijo Bella, pero el único que respondió con una reacción normal fue Hugh, con una sonrisa amable y un asentimiento.
-Leah? – Preguntó Bella confundida, mirando el rostro de su amiga.
-Oh, mierda! – Dijeron Paul y Jared a la vez.
-Embry? – Susurró Bella en mi dirección pero sin mirarme, sabiendo de alguna manera que la había seguido inconscientemente.
-Puede que me equivoque – Susurré en su oído, aprovechando el desconcierto general para aspirar profundamente y emborracharme de su fragancia – Pero creo que Leah ha imprimado.
-Wooow… - Exhaló Bella mirando de Leah a Carl como si se tratara de un partido de ping pong.
Leah-Carl
Carl-Leah
Leah-Carl
Carl-Leah
-Otra más? – Preguntó Jacob cabreado, abriéndose paso entre el grupo de mirones que rodeaba la mesa hasta quedar pegado a la espalda de Bella – Oh, mierda! – Resopló.
-Alégrate de que Leah por fin va a ser feliz, y dale la bienvenida a Carl y Hugh – Siseó Bella severamente, sin girarse a mirarlo.
-A los dos? Pero si el hermano no tiene nada que ver! – Reclamó el Alpha con un tono de voz quejumbroso, como un niño regañado.
-Esos dos son más cercanos que miembros de una manada. Si Leah imprimó en uno debes recibirlos a los dos, a menos que quieras que Leah se largue, recuerda que el lobo debe proveer lo que su imprimación necesite, y yo estoy bastante segura de que Carl necesita a Hugh… - Declaró – Pero en todo caso si no los quieres yo me los quedo – Agregó rápidamente.
-Demonios Bells! Deja de tratar de quitarme mis lobos! Sabías que Seth me pidió formalmente irse contigo y Quil sólo se queda porque tengo a Claire para extorsionarlo?
-Eso es porque yo cuido mejor de mis lobos – Dijo Bella sacándole la lengua – Cierto Embry? – Me preguntó girándose hacia mí con una brillante sonrisa.
-Cierto, Alpha – Respondí de inmediato. Bella casi revienta de orgullo.
-Así es que ya sabes, los lobos que tú no quieras son míos. Ahora anda a hablar con los tres, Leah necesita que seas tú quien les explique lo que viene.
-Este es un caso especial, tal vez debería consultarlo con El Concejo… - Respondió Jacob incómodo, sin querer meterse en problemas con los vejestorios.
-Jacob Black, ponte los pantalones y actúa como el jodido Jefe de esta Tribu! Es tu deber asegurar el bienestar de tus lobos, y la Imprimación es el evento más importante en la vida de cualquiera de ellos – Dijo Bella cruzando los brazos, desafiante. Se veía pequeña y frágil junto al enorme cuerpo de Jake, pero su actitud e intensidad la hacían temible.
Jacob frunció el ceño por unos segundos, pero luego suspiró, se acercó a Leah, que seguía totalmente inmóvil frente a Carl, y susurrándole algo al oído la hizo reaccionar. Luego se acercó a los granjeros, les dijo un par de frases y los cuatro salieron por la puerta en dirección al bosque. Esa noche no los volvimos a ver.
oooOooo
Después de que Leah y los muchachos salieron de la casa la fiesta estalló otra vez, con comentarios, risotadas y bromas… Y más de alguna apuesta sobre el desenlace de la historia, por supuesto que organizadas por Quil.
Por mi parte, comí hasta bastante pasado el punto de saciedad, y cuando pensé que ya no quedaba más comida en el estado de Washington, aparecieron Bella y Emily con varias bandejas que contenían montañas de tentadores brownies de triple chocolate.
Me gustan los brownies como a cualquiera, pero ahora que comía en el local a diario tenía acceso a dulces y masas de forma cotidiana y casi irrestricta, por lo que decidí no seguir comiendo sin ganas.
Kim comenzó a repartir café, y la fiesta se fue transformando lentamente en una reunión más íntima, con música más suave y grupos de chicos y chicas sentados en el suelo del living rodeando la mesa de centro, que estaba cubierta de brownies, servilletas y tazas.
Decidí escapar.
No quería hablar, no quería preguntas y no quería saber nada de nadie.
Me fui directo a la playa y caminé por la orilla hasta llegar a mi lugar, ese sitio en el que por años me sentaba a soñar.
La noche estaba iluminada por una enorme luna casi llena y hacía frío, pero no había llovido y corría una suave brisa. Era mi escenario ideal, y más de lo que podía disfrutar la mayor parte del tiempo que me tocaba dormir fuera de casa… O al menos era mi ideal hasta que me mudé con Bella y comencé a conocer las comodidades que los demás dan por sentadas.
No sé cuánto rato estuve ahí, a solas, sumido en mis ensoñaciones, hasta que de pronto se dibujó a lo lejos la figura inconfundible de Isabella.
Caminaba por la arena sin zapatos ni chaqueta, con sus jeans arremangados y chapoteando un poco en la orilla del mar. Su cabello estaba suelto y andaba sin prisa, pero directamente hacia mí y con una sonrisa serena pintada en los labios.
Quise ignorarla o al menos forzarme a mirar hacia el infinito, pero por más que lo intenté no pude obligarme a perderme esa rara visión. La miré, la estudié, bebí la imagen y la almacené para futuras representaciones artísticas.
Bella… La única mujer que me hacía saltar el corazón y me desgarraba el alma, todo a la vez y todo sin saberlo.
-Holis – Dijo cuando finalmente me alcanzó, dejándose caer inceremoniosamente y sentándose junto a mí. Sus ojos estaban brillantes y su expresión algo soñadora.
-Holis – Respondí con una pequeña sonrisa – No tienes frío? – La miré y tenía piel de gallina en las piernas.
-Mucho – Asintió – Creo que en cualquier momento se me van a caer los dedos de los pies, ya no los siento… - Dijo como si fuera un secreto, abrazando sus rodillas.
-Bella, qué pasó con tu chaqueta? – Pregunté pensando en ir a buscarla.
-En la camioneta – Dijo, y casi le castañeaban los dientes.
-Y tus zapatos? – Insistí.
-No me acuerdo, quizás en el baño… - Se encogió de hombros.
-En el baño? – Pregunté sacudiendo la cabeza – Quieres que te caliente los pies? – Ofrecí en un ataque de valentía, impulsado por mi auténtica preocupación por el bienestar de Bella. Esto es Washington, no Florida, y aunque la noche estaba serena el agua estaba realmente helada.
Qué demonios la impulsó a caminar descalza por esas aguas gélidas?
Bella asintió con entusiasmo y antes de que pudiera alcanzar uno de sus pies para envolverlo con mis manos, ella se trepó sobre mis rodillas acurrucándose en una compacta bolita sobre mí.
-Estás tan calentito… – Suspiró aliviada contra mi pecho – Me abrazas?
Obedecí sin saber qué más hacer, y hundí mi nariz en su cabello. Con un brazo cubrí su torso y con el otro sus piernas, poniendo especial atención a sus pequeños pies.
-Por qué estarían tus zapatos en el baño? – Pregunté tratando de distraerme.
-Porque Brady los vomitó – Respondió ausente, reacomodándose. Yo me removí a mi vez tratando de que no notara la saludable erección que lucía desde el momento en que la vi caminar hacia mí.
-Estás distinta… - Dije – Estuviste bebiendo? – La olisqueé con más atención.
-No… - Rió divertida – Es por eso que vine a buscarte, te fuiste sin probar los brownies…
-Me trajiste brownies? - Pregunté.
-Te traía, pero se me quedaron en el jardín cuando me agaché a arremangar mis pantalones… – Hizo un mohín de disgusto.
-No importa, de todas formas estoy demasiado satisfecho como para seguir comiendo – Le dije – Te parece si los guardamos para después? – Pregunté adivinando que no habría problema.
Ella asintió y se rió un poco más.
-Bella, fumaste algo? – Pregunté intrigado. Tampoco olía a marihuana, pero claramente estaba bajo la influencia de algo que la tenía tan relajada y feliz.
-Nooooop – Dijo haciendo un sonoro "pop".
-Me vas a contar? – Pregunté hablando contra su coronilla, haciéndola estremecer.
-Calienta mis piececitos – Dijo haciendo un puchero y moviendo los dedos de sus pies. Obedecí de inmediato – El otro día llegaron a mi casa Carl y Hugh, a darme las gracias por salvarlos de la cárcel, y me llevaron de regalo una bolsa enorme de marihuana…
-Ajá – La impulsé para que siguiera mientras masajeaba desde sus pantorrillas hasta la punta de sus pies. No podía creer que esto estuviera sucediendo… Tocarla libremente, sentir su piel desnuda por primera vez, acariciarla sin temor…
-Era mucha como para venderla, menos ahora que vivo en la casa del Jefe de Policía – Continuó – Así es que decidí cocinarla, e hice un montón de brownies extra concentrados…
-Le dijiste a alguien lo que hiciste? – Pregunté comprendiendo al fin.
-A Carl y a Hugh – Respondió.
-O sea que todos los lobos de La Push, las imprimadas y las novias, todos están drogados sin su conocimiento o consentimiento y es por tu culpa – La miré a los ojos, entre divertido y preocupado.
-Y yo también, me comí dos! – Aclaró con una risita, orgullosa de su hazaña.
-Bella, te das cuenta de lo que pasaría si aparece un vampiro en este momento? – Dije suavemente. No quería ser duro y regañarla, pero sentí que ella debía saber lo que había hecho.
-Pero están Jacob, Collin y Leah – Enumeró con los dedos – Y tú!
-Es verdad, y con nosotros debiera ser suficiente – Concordé – Pero en caso de una amenaza seria, nos habrías puesto en peligro… No podemos contar con Leah en este momento, está recién imprimada y no se va a separar de Carl por nada del mundo… Collin por su lado no es un muy buen luchador y no tiene experiencia, es lento y nunca ha enfrentado a un vampiro…
-Entonces todos están en peligro… Por mi culpa? – Preguntó moviéndose para mirarme a los ojos, luciendo desolada, y con las lágrimas a punto de desbordarse.
-Nuestro metabolismo es rápido – Dije para tranquilizarla – Probablemente el efecto de lo que les hayas dado a los demás ya se está pasando…
-Tú crees? Porque se comieron un montón de brownies… - Preguntó esperanzada mientras le tiritaba el mentón tratando de aguantar el llanto.
-Estoy seguro – Afirmé. Cuando fumábamos el efecto no nos duraba mucho, pero realmente no sabía cuánto podía durar el efecto de la marihuana que ingeríamos.
-Embry, lo siento – Susurró – Yo no quería… Era una broma, no pensé… Estúpida! Si algo sucediera no me lo perdonaría jamás… - Se le quebró la voz.
-Nada nos va a pasar – Dije acunando su rostro. Era tan, tan suave y delicado, que temí que cualquier movimiento brusco de mi mano enorme pudiera amoratarla – Confía en mí, sí? Yo te voy a cuidar…
-No temo por mí tonto, temo por ti – Dijo tomando mis mejillas con sus manos – Tú eres mío Embry, mío, y si te hicieran daño por mi culpa yo me muero…
-Nada va a pasar, y si pasara yo me sé defender – Le dije más firmemente. De alguna forma nos habíamos ido acercando más y más el uno al otro, y nuestras narices estaban a punto de tocarse.
-Embry… - Susurró.
-Sí? – Susurré. Hablar a un volumen normal resultaba estridente.
-Tú me importas mucho, sabes? - Dijo.
No supe qué decir y ella no parecía esperar una respuesta.
-Y te quiero un montón… – Agregó enredando sus dedos en mi cabello desordenado por el viento.
-Bella, yo… - No supe como continuar.
-Quiero probar algo – Dijo mirándome a los ojos. Estábamos tan cerca que sentí contra mi boca cada palaba que moduló, casi como si me rozara.
Asentí idiotizado.
Bella me regaló una sonrisa un poco temblorosa, en sus ojos aún quedaban lágrimas sin derramar, y con movimientos agonizantemente lentos, cerró la distancia entre nosotros y me besó.

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Espero les haya gustado.
Reviews=Love


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