martes, 22 de noviembre de 2016

Tal Para Cual Outtakes 5

Me han pedido tanto este último capítulo de la serie de outtakes de Tal Para Cual! Que finalmente cedí y aquí está, ya que quiero ir cerrando mis pendientes. No es tan gracioso como los otros pero cierra el ciclo, ustedes dirán.
Cariños.
A.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Tal Para Cual! Outtake 5
Everyone can see we're together
As we walk on by
(Hey) and we fly just like birds of a feather
I won't tell no lie
(ALL!) all of the people around us they say
Can they be that close
Just let me state for the record
We're giving love in a family dose!
We are family /Sister Sledge

Bella POV
-Vamos Ane Marie, es hora de irnos! – Golpeé la puerta de su habitación por enésima vez. Estaba a punto de derribarla a patadas.
-Déjame en paz, inmunda Asmodai! – Gritó ella con un dejo histérico que teñía casi todo lo que decía. Creo que estaba al borde de una crisis de nervios al encontrarse rodeada de tantos seres inmundos.
-Qué mierda es un "Asmodai"? – Pregunté a Esme, que me miraba desde el pasillo, triste y parcialmente resignada.

-Asmodai es el demonio de la lujuria- Dijo Alice asomándose desde el baño – De vez en cuando Ane Marie lo saca a colación.
-Y por qué soy yo la Asmodai? Por qué no ustedes? – Pregunté ofendida. Yo sabía que Jasper y Alice tenían una vida sexual muy activa incluso para cánones vampíricos, y hasta el muy compuesto Carlisle cogía a su esposa un par de veces al día.
-Porque a pesar del tiempo que ha pasado, tu aún provocas la lujuria de Edward – Respondió Esme.
-Edward ya no me ama – Respondí entrecerrando los ojos.
-Amor no, pero deseo carnal… Eres su primera obsesión Bella, no sé si alguna vez llegue a superar por completo lo que llegó a sentir por ti – Dijo Alice.
-Mi pobre niño…! – Suspiró Esme.
-Especialmente cuando la loca de patio con la que se quiere casar es virtualmente frígida – Dijo Alice, que hasta ese momento había hecho un valiente esfuerzo por no criticar muy duramente a su futura cuñada.
-Alice, no entiendo, por qué lo hace entonces? – Pregunté.
-Edward busca algo que llene el vacío que siente en su alma… Busca redención, y cree que Ane Marie lo puede ayudar. Ella no es realmente mala Bella, esta chica dejó gran parte de su vida por estar con Edward, lo que pasa es que ella cree honestamente estar haciendo lo correcto – Dijo Esme cuando Alice se aprestaba a contestar.
-Pero no van a ser felices – Murmuré – Edward necesita alguien que lo ame como es y quiera hacerlo feliz! Necesita a alguien que lo relaje, no que lo estrese más. Ane Marie potencia lo peor de Edward… Al Edward reprimido, culposo y emo…
-Ya todos hemos hablado con él, Bella – Dijo Esme – todos compartimos nuestra opinión, pero no podemos obligarlo a seguir nuestros consejos, después de todo él ya es un hombre de casi 200 años.
-Maldita sea, no puedo creer que de verdad voy a estar emparentada con esa lunática! – Dije apoyando mi espalda contra la puerta del dormitorio de la monja y flexionando las rodillas hasta caer al suelo, descorazonada.
-Al menos se va a mantener humana – Dijo Alice tratando de sonar positiva – Y con el estrés que le causa vivir con nosotros no creo que dure más de 40 o 50 años…
-Dejen de producir esos murmullos diabólicos! – Chilló la novia – Interrumpen mis oraciones!
Claro, estábamos hablando a velocidad vampírica por lo que no podía entendernos, pero ciertamente podía escucharnos.
oooOooo
Edward POV
-Poupie… Poupie… No nena, no grites – Le rogué. Ella me miró y entendimiento se reflejó en sus ojos vidriosos, e hizo el esfuerzo de mantenerse en silencio, gimiendo bajito, lastimeramente – Yo sé que te duele, lo siento… Lo siento tanto… Jamás quise morder a nadie, mucho menos a ti – Dije acariciando su cabello mientras pasaba una toalla mojada por su cuello en un esfuerzo por refrescarla.
Sus pensamientos eran un remolino de confusión y dolor, pero extrañamente no había resentimiento.
Indagando en su mente pude ver para mi sorpresa que Poupie sabía qué es lo que éramos porque una de las bailarinas del Crazy Horse era como nosotros. Poupie lo había descubierto y resultó que ella era uno de aquellos extraños humanos que no nos temía, así es que la había enfrentado. La vampiro confesó la verdad a cambio de que Poupie la ayudara a mantener el secreto, y ocasionalmente ayudaba a Poupie con clases de baile privadas.
Poupie se acercó a mí porque le gusté a pesar de mi condición de vampiro, y porque comprendió que yo nunca daría los primeros pasos en su dirección. No quería nada de mí, y no había intereses de por medio, ella sólo quería conocer al hombre más triste que había visto participar en una celebración.
A pesar de su seductor exterior, su mente era compasiva y abierta, mucho más tolerante que la mía, lo que me avergonzaba aún más que el hecho de haber engañado a mi prometida.
-Poupie, lo siento… - Repetí – Pero te prometo que no te voy a abandonar… No vas a pasar por esto sola, te juro que no quise hacerte daño…
Ella lo sabía.
-Piensa… Piensa en tu vida – Le dije acunando su rostro – Piensa en todo lo que quieres llevarte contigo a tu nueva vida. Los recuerdos y la gente importante, los lugares, las mascotas…
-Duele tanto – Gimió en un sollozo, apretando los dientes.
-Lo sé – Le dije. Y era verdad. En su mente podía ver como el ardor aumentaba haciéndose virtualmente imposible de resistir. Con infinito cuidado tomé su cuerpo desnudo entre mis brazos y la acuné, tratando de mantener el mayor contacto posible entre su piel y la mía.
En la mente de la chica yo era un héroe, el príncipe que la rescataba, el amante que aliviaba su malestar, y no el animal que la había atacado. Ella entendía que no la ataqué a propósito, y en vez de ver lo malo (el ataque) veía lo bueno (que me detuve y estaba cuidando de ella).
Necesitaba ayuda para proveerle de lo necesario.
No me sentía capaz de lidiar con la compasión y la decepción de Carlisle o los llantos de Esme. No quería los comentarios sabelotodo de Jasper ni las burlas de Emmett. No quería a Alice investigando el pequeño departamento, planeando un nuevo look, o corriendo a comprar un guardarropas nuevo para su nueva hermana… No, necesitaba del pragmatismo de la persona de quien menos merecía conmiseración. Necesitaba la ayuda de Bella.
oooOooo
Bella POV
Mi teléfono vibró en mi bolsillo. Estaba en el jardín trasero, acostada sobre el techo del garaje mirando las estrellas. Aparentemente la depilación de la monja había sido para nada, porque no habría ninguna despedida de soltera.
Alice y Esme estaban planeando las futuras acomodaciones de la familia y Ane Marie seguía encerrada. Yo sólo quería que Emm regresara pronto. Extrañaba su cuerpo y su risa franca y sus besos apasionados… A pesar de todos estos años juntos a veces no podía creer mi buena suerte. Verdaderamente podría vivir por siempre junto al hombre de mis sueños? Me lo merecía?
-Aló? – Dije sin molestarme en mirar el identifono. Sólo la familia tenía ese número.
-Bella? – Murmuró la voz de Edward, temblorosa.
-Edward, estás bien? – Pregunté inmediatamente alerta– Están bien los demás?
-Los demás están bien, pero yo… Necesito… Necesito tu ayuda – Respondió casi susurrando.
-Dónde estás? – Pregunté bajando de un salto del techo y subiendo al primer auto que me crucé, el de Esme.
Edward me dio una dirección en Paris que yo de inmediato ingresé al GPS del auto y le dije que estaría con él lo antes posible.
No le pedí explicaciones, no creí que estuviera en condiciones de darlas. Tampoco le dije a nadie dónde iba, porque por algo Edward me llamó a mí y no a los demás.
Si estaba en mi poder, lo ayudaría. Mi resentimiento hacia él se había diluido décadas atrás en la plenitud de mi vida cotidiana. Yo era feliz y él no. Ese era su castigo y mi reparación.
oooOooo
Golpeé con firmeza la puerta de un departamento ubicado en una pintoresca zona de Paris. Estaba llena de teatros, cines, pequeñas boutiques y cafés. Muy bohemio y muy cool.
Edward abrió la puerta antes del segundo golpe y tomó mi mano arrastrándome al interior.
Su aspecto era terrible, su ropa estaba arrugada y desordenada como nunca lo había visto, su cabello apuntaba en todas direcciones, su expresión reflejaba la más pura desolación, pero había algo más… Algo que no cuadraba, y que era tan inverosímil que no lo asimilé en la primera evaluación: Sus ojos… Estaban rojos.
-Puta madre! Te comiste a alguien! – Me cubrí la boca en shock.
-No! No me la comí! No fue mi intención…! – Negó con la cabeza desesperado.
-Tus ojos están rojos, necesitas deshacerte de un cadáver? Porque para eso deberíamos llamar a Jasper… - Dije pensando en que ese hombre sí que es bueno desapareciendo evidencia.
-No! No quiero a Jasper ni los demás, te necesito a ti! – Dijo – Bella, cometí un error…
-Ni que lo digas – Murmuré.
-No la maté – Aclaró.
-Entonces la humana que tienes en el dormitorio está transformándose? – Chillé y él cubrió mi boca – Pensé que la persona que está en el dormitorio estaba hiperventilando porque mataste a su marido o algo así…
-Se llama Poupie y es una buena chica – Dijo severo, como retándome a decir algo malo de su víctima.
-Y la quieres conservar… - Dije levantando una ceja.
-Si te refieres a abandonarla… - Dijo.
-No, me refiero a que si no quieres tenerla a tu cargo por el siguiente año o más, mejor le rompemos el cuello antes de prolongar su sufrimiento… Jasper… - Dije.
-Deja de meter a Jasper! – Gruñó Edward.
-Disculpa, pero él es el mejor en el manejo de este tipo de crisis, y siempre hace lo que haya que hacer para proteger a la familia – Contesté.
-Poupie es mi familia ahora – Dijo Edward sin dudar.
-Te acostaste con ella… - Afirmé. Él y el resto del departamento apestaban a sexo.
-Sí – Respondió sin expresar vergüenza o arrepentimiento. Bien por él.
-Y la mordiste mientras tenías sexo? – Insistí.
-Sí – Dijo con voz más suave, comprendiendo hacia dónde se dirigían mis pensamientos.
-Te das cuenta de que es lo mismo que hiciste conmigo? – Pregunté fríamente.
-No! No lo es! – Exclamó – Lo que hice contigo fue horrible porque lo hice motivado por el odio y la venganza. Me sentía traicionado por mi novia y mi hermano y quise en mi locura enseñarte una lección… Nunca voy a poder demostrarte lo arrepentido que estoy, pero esto es diferente, Poupie… Poupie me gustó y yo le gusté a ella, su sangre no me llama particularmente, y llevábamos horas haciendo el amor, yo había acabado varias veces, así es que no fue mi sed y no fue el orgasmo, fue… No sé cómo explicarlo, estaba borracho y mis inhibiciones estaban bajas, y ella sabe de nosotros Bella, sabe lo que somos, y nos acepta, como tú… Verme a través de sus ojos fue… No te imaginas el cambio con lo que es mi día a día…
-Ane Marie te detesta Edward, no tengo que imaginar nada – Dije, sabiendo que sonaba un poco cruel.
-No me detesta, es sólo que ama lo que cree que puedo ser, no lo que soy – La defendió.
-Y no es lo mismo? – Pregunté – Eres un vampiro, eso no va a cambiar.
-Tú no sabes lo que es estar solo por décadas y décadas… Cientos de años - Murmuró.
-No, no lo sé – Admití – Tuve suerte, pero si no hubiera encontrado a Emm de todos modos no me habría conformado con alguien que no me acepta como soy – Dije – En algún momento me habría rebelado contra ti.
Edward asintió pero no dijo nada.
-Qué necesitas? – Le dije cambiando de tema – Le diste un baño a la chica?
-Poupie – Dijo él – No, no he hecho nada más que refrescarla con una toalla.
-Poupie – Repetí divertida por el pintoresco nombre – Qué hace Poupie de su vida?
-Es bailarina y mesera del Crazy Horse – Respondió. No dije nada pero me pareció irónico el contraste entre la monja y el perfil de la chica que Edward había mordido. De hecho mirando a mi alrededor pude ver que toda la decoración era de un estilo "hippy chic" que sólo los franceses pueden lograr. Todo cool, piezas únicas conseguidas en mercaditos, pinturas abstractas y muchos cojines bordados con cuentas de colores.
-Cómo hiciste para que se mantenga en silencio? – Pregunté.
-Le pedí que lo hiciera – Dijo encogiendo los hombros – Ella quiere cooperar, no quiere causarme problemas…
-Oh por dios! – Exclamé – Después de que me mordiste yo te habría rostizado las bolas, esta chica es una santa!
-No sé si es una santa, pero me hizo tocar el cielo y gritar Aleluya… - Murmuró con un dejo de risa y humor en su voz.
-Edward! – Le di un puñetazo en el brazo – Nunca te había escuchado decir algo así!
-Nunca antes tuve motivos para decirlo – Respondió.
Entramos al dormitorio y en medio de la cama había una chica desnuda, tapada a medias por una sábana. La habitación olía a sexo y sangre y me dio un poquito de hambre, pero nada serio.
-Poupie? Poupie, amor, soy Edward… - Dijo él con toda la ternura del mundo. Ella abrió los ojos y una vez que logró enfocarlos, los fijó en el rostro de mi ex. Reflejaban anhelo y deseo, incluso por encima del dolor.
-Hola Poupie - Dije desde la puerta – Soy Bella.
Poupie me miró girando la cabeza, gimiendo de dolor por el súbito movimiento. Estaba asustada.
-Ella es mi cuñada – Dijo Edward sentándose en la cama y acariciando su antebrazo – Es la esposa de mi hermano Emmett, te acuerdas? El grandote… - Ella pestañeó – Bella nos va a ayudar a llevarte a casa antes de que despiertes. No queremos hacerle daño a nadie, verdad?
Ella pestañeó otra vez, supongo que dando a conocer que entendía.
-Llévala al baño y sumérgela en la tina, la va a ayudar con el ardor. Yo voy a hacer una maleta con su ropa y voy a hablar con Emm. Necesitamos que alguien nos ayude a buscar un nuevo lugar y él es muy bueno buscando cosas en internet – Le dije.
-No…! - Dijo Edward.
-No puedes mantener esto en secreto – Lo interrumpí – Yo te voy a ayudar en lo que pueda pero la familia se va a enterar de todas maneras, antes o después, y es lo mejor. Ellos te apoyan y van a estar felices de ayudarla a ella, todos te quieren Edward, nadie te va a juzgar…
-Hay alguien que sí me va a juzgar… - Dijo sombríamente.
-Ese alguien te juzga desde el día en que te conoció. Olvídala, ella no te hacía ningún bien.
-Pero por mí dejó todo…
-Por lo que vi, ella simplemente cambió un apostolado por otro. Tú no eras su novio, eras su misión, y por lo demás, no es que haya hecho un escándalo en la puerta del convento o se haya fugado contigo, sino que simplemente pidió ser dada de baja, y por lo tanto se puede reintegrar si así lo desea. No arruinaste su vida ni le quitaste nada. Sencillamente las cosas entre ustedes no resultaron.
Edward suspiró profundamente.
-Bella… - Dijo mientras yo sacaba del closet un set de maletas.
-Mmmmmmh? – Pregunté.
-Gracias.
-Eres mi familia Edward – Sonreí – Por supuesto que te voy a ayudar.
oooOooo
La siguiente hora la pasé al teléfono. Debí informar a todos lo que había sucedido, y una vez que pasó la impresión inicial, cada uno se puso en acción.
Emmett y Esme buscaron una nueva casa, y dieron con una granja alejada de la carretera en el sur de Francia, en la comuna de Massals, cerca del Parc Naturel Régional des Grands Causses. Eran 250 hectáreas de nada rodeadas de nada, así es que se aprestaron a pasar un año en soledad.
Alice debió lidiar con Ane Marie, ya que no podía encontrarse en la casa cuando apareciera Poupie en plena transformación. No sé qué ocurrió o qué se dijo en esa conversación, pero estaba claro para todos que Edward era el que finalmente debía dar la cara con las explicaciones. Él dijo estar dispuesto a afrontar las consecuencias pero sólo una vez que Poupie despertara, ya que por nada del mundo la dejaría sola. Nadie le reclamó por eso.
Carlisle y Jasper por su parte se encargaron de lidiar con la vida humana de Poupie, saldar sus cuentas, finiquitar su contrato de arriendo del departamento, renunciar al Crazy Horse, entre muchas otras cosas.
Y yo… Yo acompañé a Edward. Me senté con él a esperar, lo apoyé cuando Poupie no pudo aguantar más y comenzó a gritar en agonía, y esperé en una esquina tratando de pasar desapercibida a que ella abriera los ojos a su nueva vida.
El último grito fue escalofriante, ella arqueó la espalda como una contorsionista de circo, y cayó inmóvil en la cama.
-Poupie… Poupie, amor… - Murmuró Edward tomando una de sus manitas entre las suyas.
Sus párpados se sacudieron y finalmente los abrió, revelando sus brillantes ojos carmesí, que se fijaron en él sin tomarme en cuenta.
-Poupie… Lo siento… Lo siento… No quise hacerte daño… Nunca te haría daño a propósito – Dijo él en un francés tan rápido que creo que ni ella le entendió.
-Edward… – Dijo ella con una voz infinitamente dulce. Estiró la mano y acuño su mejilla.
-Dime, amor… - Susurró él.
-No estoy enojada, sé que fue un accidente.
-De verdad…? – Dijo él incrédulo, probablemente acostumbrado a que le echen la culpa de todo.
-Me gustas… - Dijo tímidamente - Y ahora que soy como tú puedo pasar tiempo contigo, verdad?
-Todo el que quieras – Sonrió él, aliviado.
-Y... Tu novia? – Preguntó frunciendo el ceño, como recordando que había otra.
-La despachamos – Intervine sin poder resistir.
-Te acuerdas de Bella? – Preguntó Edward. Poupie había adoptado una postura defensiva.
-Soy la cuñada – Dije suavemente – Me viste antes de transformarte.
Ella se relajó un poco.
-Sí… - Bajó la mirada, sumisa – Lo siento.
-Son tus instintos, es normal. Edward te va a guiar para que no te controlen – Le dije – Sabes? Puede sonar frívolo, pero la verdad es que eres la vampira más bonita que he conocido, a que sí? – Pregunté a Edward.
Él asintió sin dejar de mirarla, y ella sonrió contenta.
-Soy bonita? – Preguntó mirando con atención sus delicadas manos y antebrazos.
-La más bonita… – Dijo Edward acercándola a sí con un abrazo y besando su cabello.
-Y ahora…? – Preguntó ella.
-Ahora te vamos a presentar a la familia y luego a comer – Respondí.
-Me hablaste de ellos… Tu familia… - Dijo a Edward frunciendo el ceño, como urgando en su memoria.
-Nuestra, amor – Corrigió Edward – Nuestra…
-…Loca, extraña y disfuncional… – Interrumpí.
-…Familia – Terminó Edward.
Afuera, todos esperaban impacientes para recibir como corresponde a la nueva Cullen.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Y ahí tienen, eso es lo que pasó con Poupie. Espero les haya gustado, porque aquí se cierra la historia. Un abrazo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No olvides comentar!!!

Calendario