domingo, 7 de enero de 2018

Sangre Sucia 23

Este Capítulo se demoró un montón en salir porque una parte de mí como que no quería escribirlo… Desde hace mucho tiempo sé lo que se viene y francamente no tenía ganas de involucrarme en aquello.
Pero como prometí terminar este fic, aquí me tienen, cumpliendo mi palabra. Abrazos para todas, gracias por los saludos de Año Nuevo y lamento si no respondí a alguno, es que estaba en el campo sin internet y regresé a mitad de semana, con el correo lleno de maravillosos saludos y basura. Todo lo leí, pero a lo mejor no todo lo respondí.
Un abrazo enorme y les deseo lo mejor para este año 2018.
Cariños,
A.
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Capítulo 23

Here I am a, full grown man, I'm, learning that it's not about what happens to you in the end, but how you react instead
I will stand up, with my hands up, fight anything that comes my way, if I can overcome myself, I can overcome anything
I don't want to live a life of quiet desperation ma
I don't want to hide, I want to stand up and fight, oh.
Blood, Sex, Violence & Murder/ Beware of Darkness

Draco y los elfos se aparecieron detrás de una antiquísima mansión de arquitectura gótica, con torreones tan altos que parecían ser capaces de pinchar las nubes. Era la casa (abandonada desde hacía mucho tiempo), de la abuela paterna de Blaise Zabini.
Sin esperar a que Draco o Daisy se orientaran, Loopey echó a correr internándose en el bosque, con lo que no les dejó más alternativa que correr tras de él.
Llevaban unos cinco minutos corriendo en zigzag, aparentemente sin dirección, cuando de pronto Loopey se detuvo y se arrodilló junto a un bulto de hierba de forma irregular, que sobresalía del  costado de un árbol. Al mirarlo con más atención Draco pudo constatar que el bulto no era tal, sino que se trataba de Blaise que se había cubierto de hojas, ramas y hierba, tratando de camuflarse en caso de que aparecieran sus perseguidores.
-Está consciente? – Preguntó Draco a Loopey en voz baja.
 -Apenas, señor – Respondió el elfo sin voltearse a mirarlo.
-Daisy! – Dijo Draco entregándole su satchel a la elfina sin moverse para ver si ella estaba atenta y lo recibiría – Vas a actuar de enfermera.
-Si amo Draco! – Exclamó ella, feliz de ayudar.
-Bien, vamos a ver qué es lo que le ocurre… - Dijo Draco acercándose con cuidado. Zabini al verlo, con la mirada desenfocada, apretó su varita en su puño, pero estaba tan débil que Draco se la quitó sin problemas y se la entregó a Loopey para que ambos estuvieran más tranquilos, y a continuación procedió a remover la andrajosa túnica que lo cubría y la camisa que había debajo, dejando su torso al descubierto.
Era malo…
Incluso peor de lo que imaginaba…
Y su imaginación estaba alimentada por sus propias experiencias, por lo que el estado de Zabini era más que malo… Era lastimoso.
Draco y Daisy trabajaron por más de una hora en curar cada herida, corte y quemadura producidos por las maldiciones recibidas, y una vez que terminaron se sentaron contra el tronco de un árbol para descansar.
-Loopey, la chimenea de la mansión está bloqueada? – Preguntó Draco.
-No señor – Respondió Loopey – Es a través de ella que llegó el amo Blaise, cuando salió de su casa no estaba en condiciones de aparecerse sin peligro de escindirse…
-Bien, Daisy, conecta la chimenea de la mansión a la de mi casa – Ordenó Draco - Wingardium leviosa! – Exclamó apuntando a su amigo, que levitó como si no pesara más que una pompa de jabón. Lentamente Draco caminó dirigiéndolo a la mansión, y para cuando llegaron al enorme salón la chimenea ya estaba encendida y Daisy le presentaba un pocillo con polvos flu a su amo.
Una vez que entró a la chimenea con Zabini, lo dejó caer suavemente, lo envolvió en un abrazo y exclamó con voz fuerte y segura, su destino.
Y así, la siguiente parada fue la chimenea de la cabaña, donde rodaron por el suelo cuando Draco perdió el equilibrio. El golpe pareció espabilar a Zabini, que abrió los ojos lentamente y murmuró “Draco?” para luego volver a caer en la inconsciencia.
Pasaron un par de horas antes de que Zabini volviera a dar señales de vida, y Draco esperó impaciente a su lado, loco de ganas de volver junto a Hermione, pero sabiendo que la vida de su amigo dependía de los cuidados que él le pudiera brindar.
Finalmente Blaise abrió los ojos, asustado al encontrarse en un lugar desconocido, luego se paralizó al sentir que alguien invadía su espacio personal, y finalmente se relajó parcialmente al ver a Draco a su lado.
-Buenas noches – Dijo Draco levantando una ceja .
-Era cierto… Estuviste… En el bosque… Pensé que era un sueño… - Murmuró Zabini, confundido.
-Era cierto – Afirmó Draco – Así es que finalmente te arruinaste por la pequeña comadreja… Pensé que tendrías más fuerza de voluntad que yo…
-A qué te refieres? – Preguntó Zabini tratando de incorporarse sin resultados.
-Es una larga historia… - Dijo Draco ayudándolo con las almohadas – Deja que Daisy te prepare algo de comer y te la cuento…
-Buenas noches señor Blaise, le apetece algo de sopa? – Preguntó Daisy apareciendo de la nada.
oooOooo
-El momento es ya! – Exclamó Rolf furioso, golpeando la mesa – No podemos permitir que le pongan las manos encima a Luna!
-Tenemos que tener un poco de paciencia, Rolf – Dijo Hermione por enésima vez – No podemos ejecutar una operación de rescate sin tener información específica ni contar con los números necesarios! Nos van a hacer pedazos!
-Prefiero que me destruyan tratando de rescatarla que quedarme aquí esperando como un maldito cobarde! – Gritó él lanzando a la pared un jarrón que milagrosamente había sobrevivido intacto hasta entonces.
-Luna es mi mejor amiga, Rolf! – Exclamó Hermione, harta de las explosiones de mal genio del enorme mago – La conozco desde hace muchos años, es prácticamente mi hermana, y es más, la conozco mucho mejor que tú, así es que deja de actuar como si no me importara! No es que no quiera rescatarla, es que no quiero realizar una operación de rescate infructuosa donde capturen a más de nosotros! Esperemos a que regrese Draco, esperemos a que lleguen los demás miembros de La Orden!
-Lupin no vendrá – Dijo Neville entrando a la habitación. Lucía exhausto y deprimido.
-Tonks? – Preguntó Hermione con un hilo de voz.
-Vive por ahora, pero está muy mal… Aún si sobrevive no creen que volverá a ser la misma… - Respondió.
Hermione no quiso preguntar más detalles. Más tarde se preocuparía de su amiga, cuando tuviera tiempo para procesar el dolor. Por ahora, lo importante era concentrarse en el rescate de los prisioneros.
oooOooo
Dos horas después, y con Draco que aún no aparecía, ya habían decidido partir con los recursos disponibles: ocho cadetes de La Orden, más Neville, Hermione, Rolf, Charlie y los gemelos Weasley, Kingsley Shacklebolt, Ojo Loco, y Dobbie, que insistió en que podía ayudar.
-Esta es una operación de rescate, no una batalla campal – Dijo Hermione dirigiéndose al grupo – Por eso creemos que bastará con nuestro grupo, aunque es pequeño: lo ideal sería pasar desapercibidos. No quiero mentirles, esta misión es de alto riesgo, pero contamos con la cooperación de Dobby, que como saben vivió en esa casa y la conoce mejor que sus mismos dueños. Hemos dibujado un esquema de las mazmorras y de la zona en la que en teoría encontraremos a los prisioneros, adelante Dobby… - Dijo dándole paso al elfo para que explicara las mejores rutas de acceso, dibujadas en un enorme trozo de pergamino.
-… Y una vez que pasemos los centinelas ubicados aquí, aquí y aquí, debemos inhabilitar las barreras mágicas ubicadas aquí y aquí – Dijo Dobby señalando el rudimentario plano de la propiedad – Si llegamos a la casa a salvo va a ser sencillo escabullirnos por las zonas de servicio que ya no se utilizan, y por ahí mismo podemos extraer a los prisioneros, siempre que no haya guardias muy experimentados en las mazmorras…
-Qué hay de los otros elfos? – Preguntó Hermione.
-Los dormitorios de los elfos domésticos están al otro extremo de la casa, en el entretecho del sector noroeste. Nosotros vamos al subterráneo, por el lado este, por lo que si somos silenciosos no tendrían ni que enterarse – Respondió.
-Y si se enteraran? – Insistió Neville.
-Oh, señor Longbottom, eso sería muy, muy malo para nosotros – Respondió Dobby con un escalofrío – Usted sabe que los elfos  no somos capaces de traicionar a nuestros amos sin sufrir terribles consecuencias…
-No te  preocupes, no nos atraparán – Dijo Hermione tratando de tranquilizarse a sí misma tanto como al resto – Estamos todos claros? – Preguntó – Alguien tiene alguna duda? – Insistió dirigiéndose a los asustados cadetes que se apiñaban como ovejas rumbo al matadero.
No pienses así, se regañó, todos tienen derecho a asustarse cuando saben que se están jugando la vida, ya se les pasará el temor a medida que se vayan curtiendo y sobreviviendo a más batallas.
Si es que sobreviven, agregó amargamente.
Los cadetes negaron con la cabeza silenciosamente, pero enderezaron las espaldas y cuadraron los hombros.
Bien. Era todo lo que les podía pedir.
-Ok – Dijo Ojo Loco, harto de alargar los preámbulos – No tenemos toda la noche, nos vemos del otro lado! – Exclamó y desapareció. Kingsley asintió a Hermione y desapareció también, seguidos de los Weasleys, Rolf, Neville, los cadetes y finalmente Hermione.
Al “aterrizar” del otro lado le costó un par de segundos enfocar la mirada, Tan caóticos eran sus alrededores… Los estaban esperando… Era una maldita trampa.
oooOooo
Draco se apareció en el Santuario, corrió entre el bosque evitando las especies vegetales más peligrosas, y  se precipitó hacia la casa de Neville, que se veía lúgubre a lo lejos y de cerca aparentaba estar vacía.
Al llegar a la casa fue directamente a la puerta trasera, sabiendo que la acción generalmente se concentraba afuera de la cocina, y tuvo la fortuna de encontrarse con dos brujos y una bruja, los tres muy jóvenes y concentrados en montar una especie de enfermería de campaña, enrollando vendas, doblando compresas, montando tiendas con sus respectivas camillas, organizando pociones, y luciendo positivamente miserables mientras lo hacían.
-Dónde está Granger? – Rugió sobresaltándolos cuando no pudo detectar más señales de vida, ni en la casa ni en sus alrededores.
-Dra… Es Draco Malfoy! – Tartamudeó apuntándolo tembloroso con su varita un chico de unos diecisiete años, moreno, larguirucho y ojeroso.
-Desm… - Exclamó el otro, rubio, bajito y sonrosado, de unos veinte años.
-Alto! Alto par de idiotas! Es que no escucharon que es el novio de la señorita Grang…? – Dijo la chica levantando los brazos e interponiéndose entre sus compañeros y el mago.
Solo que la advertencia llegó demasiado tarde.
Al verse atacado Draco reaccionó de forma automática, haciendo rebotar el hechizo aturdidor que le envió el rubio y dándole de lleno a la espalda de la bruja, para luego en un fluido movimiento de varita disparar – Alarte Ascendare! – Gritó, y el chico más joven salió disparado en dirección vertical como un cohete – Atabraquium! – Gritó, y las manos del chico rubio fueron atadas a su espalda con varias vueltas de una cuerda delgada e irregular.
Con las tres amenazas anuladas, Draco procedió a quitarle la varita y desaturdir a la chica
-Enervate!
-Draco… Malfoy? – Preguntó ella, débilmente una vez que pudo enfocar los ojos.
-El mismo, dónde está Granger? – Preguntó él sin perder el tiempo.
-Oh… Está… - Dijo ella lentamente.
-Pauline, no le digas! – Gritó el chico rubio – Que no ves que tiene la marca obscura en su muñeca? Es un maldito mortífago.
-Oh, demonios, o cierras la boca o la usas para algo útil – Dijo Dracó, fastidiado – Cantis! – Exclamó con una floritura de muñeca, y el mago rubio para su desazón comenzó a cantar “El aria de Fígaro” de “El Barbero de Sevilla”.
Afortunadamente Pauline tenía sentido del humor, ya que soltó una carcajada, estiró la mano para que le devolvieran su varita, e incorporándose hizo una seña hacia el cielo.
-Oh… Arresto Momentum! – Dijo él apuntando hacia arriba – Dónde está Granger? – Repitió cuando se dibujó la silueta del chico que había disparado hacia el espacio exterior – Carpe Retractum!
-Se fue en la misión de rescate, me dejó dicho que le diera esta nota cuando llegara – Dijo ella extendiéndole un papel doblado.
Él tomó ansioso la nota, pero de inmediato se vio decepcionado, ya que era sólo un par de líneas escritas en la particular caligrafía de su bruja: “No te pude esperar. Nos vemos en la primera barrera mágica. Te amo. H.”
Qué clase de nota era esa?
-Gracias – Dijo de todas formas Draco, por fin depositando en el piso al chico volador.
-Si no le molesta puede hacer que Gerard deje de cantar? La espera ya es bastante mala sin tener que soportar sus alaridos… - Dijo Pauline suprimiendo una sonrisa divertida y trasladando su peso de una pierna a la otra.
Draco decidió que la chica le gustaba. No como Hermione, claro está, pero eran pocas las mujeres que no reaccionaban exageradamente a él por su belleza física, su dinero, o su reputación.
-Emancipare! – Exclamó él suspirando, como si fuera un tremendo esfuerzo para él – Finite Incantatem! – Y así nada más, las manos de Gerard se vieron libres y dejó de cantar.
-Gracias Pauline – Dijo saludándola con la cabeza – Nos vemos.
-Adiós señor Malfoy – Dijo ella enrojeciendo un poco. Bueno, al parecer no era del todo impermeable a sus encantos…
oooOooo
Cuando Draco aterrizó de inmediato se tiró al suelo y materializó algunos arbustos a su alrededor para camuflarse, pero cuando al fin miró a su alrededor no pudo dar crédito a lo que veía…
Al menos tres cuerpos desangrados por múltiples maldiciones.
Varios heridos rodeados por un grupo de Mortífagos que los doblaban en número y que cuchicheaban sobre qué hacer con ellos.
Y aún más alejados de él, un puñado de magos maniatados y amordazados, entre los que reconoció a su chica.
Hermione.
Puta madre!
Granger había sido capturada.
oooOooo
A Draco le costó una enormidad mantenerse en su puesto hasta que hubo amanecido, pero lo hizo, y mientras pasaban los minutos y las horas, se fraguó un plan en su mente…
Era la única opción…
Se rendiría al Señor Obscuro, rogaría su perdón, se sometería al castigo y volvería al  que siempre fue su destino: Sería el mortífago en el que siempre debió convertirse, y si tenía suerte, le asignarían a algunos de los nuevos prisioneros para vigilar, interrogar, o asesinar.
Nadie tocaría a Granger, pero si ella debía sufrir en manos de alguien, sería en las suyas.
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En el próximo capítulo la cosa se pone fea… De antemano, lo siento.

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