miércoles, 5 de agosto de 2015

En Silencio 2

Aquí me tienen, publicando rápido para encaminar la historia, y de aquí no publico más hasta haber avanzado un poco con mis otras historias, dos de las cuales están terminando.
Gracias por la buena recepción y sus comentarios, ahora les toca decirme qué les parece Bella…

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Este fic participa del Reto Anual "Te proponemos un longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight me pertenece.
N° de Palabras: 5678

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Capítulo 2
Hace días que te observo, y he contado con los dedos
cuantas veces te has reído, una mano me ha valido.
Hace días que me fijo, no sé qué guardas ahí dentro
a juzgar por lo que veo, nada bueno, nada bueno.
De qué tienes miedo, a reír y a llorar luego
a romper el hielo, que recubre tu silencio
Suéltate ya y cuéntame, que aquí estamos para eso
pa' lo bueno y pa' lo malo, llora ahora y ríe luego
Grita / Jarabe de Palo

BELLA POV
-¡Bella voy saliendo, tengo una emergencia! – Me sopló mi padre entreabriendo la puerta de mi pequeña cabaña de un ambiente.
-¿Emergencia? – Pregunté despertando de inmediato – ¿Qué pasó?
-No estoy seguro, la señora Call de La Reserva llamó a la estación pidiendo un operativo policial antidrogas para emboscar a su hijo, y como Billy es mi amigo y la gente de La Reservación me conoce, me ofrecí a encargarme del asunto de manera interna… No quiero que el tema se salga de proporciones, tú sabes que es complicado llevar ante la justicia ordinaria a miembros de tribus reconocidas por asuntos ocurridos en su territorio… - Suspiró. Sólo por cruzar tierras indígenas debería llenar una montaña de papeleo.

-Ok, vale, entiendo, voy contigo – Dije calzándome los jeans del día anterior. Luego me puse botas de agua, una sudadera sobre mi pijama, y una parka. ¡Voila! Estaba lista para partir.
No había tiempo de lavarme los dientes, así es que tomé una manzana verde de la frutera para el camino.
-¿A dónde crees que vas? – Me preguntó Charlie mientras me veía alistarme.
-Contigo, por supuesto. Yo soy quien más conoce La Reserva y a su gente, paso todo mi tiempo libre ahí. Tú sólo eres amigo de Billy y un par de vejetes más, pero no sabes nada de cómo funcionan las cosas, y tampoco conoces a Embry – Le dije caminando directamente a través de los charcos del patio.
-¿Embry? – Preguntó Charlie.
-Embry, el hijo de la urraca esa que te llamó – Le dije mirando al cielo en búsqueda de paciencia, y me cayó un goterón en el ojo.
-Bella, no puedes decidir de pronto y por ti sola que me acompañarás en mis operativos – Dijo él frunciendo el ceño – Eres una civil sin entrenamiento, ni siquiera es legal…
-Deputízame entonces, y apúrate! – Dije impaciente, ansiosa por partir. Embry estaba en problemas, y yo necesitaba estar ahí para él.
-El sistema de deputys está hecho para situaciones serias Isabella – Dijo Charlie, claramente  a punto de ceder.
-Tú mismo lo dijiste, esta es una situación seria! – Exclamé subiendo al asiento del pasajero de la patrulla. Ya no me bajaría hasta llegar a La Reserva – Si la vieja loca esa quiere meter preso a su hijo, se puede crear un problema enorme… Tú sabes que una vez que saques a Embry de La Reserva lo vas a tener que tratar como a un ciudadano común, y la tribu se te va a venir encima, y los vas a tener que reprimir, y entonces comienzan los problemas con las ONGs... ¡Uf! Sólo trato de evitarte problemas…
-Y tú ¿cómo sabes que el chico no es culpable? Si su propia madre lo acusa por algo será… - Dijo Charlie poniendo en marcha el motor, resignado a mi presencia.
-¡Lo sé porque Embry es un santo! Si me dijeras que cualquier otro cometió un delito, incluidos Jake o Quil, te lo creería y te preguntaría los detalles para reírme un rato, pero Embry es distinto… - Dije sin saber explicarme. Tal vez sin querer explicarme…
-Por lo que lo conozco es un chico muy callado, raro… ¿No será un poco lento? – Me preguntó levantando una ceja.
-¡No es lento! – Dije furiosa – ¡Es un artista! Deberías ver lo que es capaz de hacer con un trozo de carboncillo y una hoja en blanco… Y a veces hace unos dibujos en la arena… Formas geométricas, texturas, flores… Una vez hizo unas esculturas en la playa…
-Creo que a esos los llaman “castillos de arena”, Bella – Dijo Charlie sacudiendo un poco el bigote y sonando tremendamente condescendiente – Eso no es arte, lo hacen los niños en el jardín de infantes.
-¡No! ¡No castillos de arena! Lo que él hizo fueron dibujos de muchos metros cuadrados de superficie y esculturas de algas y arena. Hizo mujeres tan anatómicamente perfectas que el viejo Quil lo obligó a botarlas porque cada vez que pasaba cerca de la playa las veía y creía que estaba viendo chicas ahogadas… - Expliqué recordando lo enojada que había estado al ver desde lejos a Embry destruir su obra de un par de patadas.
-Bueno, ya, está bien, no es lento, concedamos que es un artista y supongamos que no es un delincuente…
-No hay que conceder ni suponer, Charlie – Dije firmemente - Conozco a Embry desde hace casi veinte años y me consta que no puede haber hecho nada malo… Además yo estuve con él anoche…
-¿Qué? ¡Eso no me lo dijiste! – Exclamó Charlie señalizando para pararse en la berma.
-¡Sigue manejando! – Le dije – Te conté que anoche habría una fogata, ¿no? Él estaba ahí.
-Oh… Bien… Bien… ¿Entonces qué crees que pasó? – Preguntó.
-Tú sabes lo que pasó… Lo que tenía que pasar… La madre terminó de volverse loca y ahora se quiere deshacer de Embry, y si me lo preguntas a mí, esta es una excelente oportunidad para que esos dos se separen !todo el mundo sabe que ella lo maltrata desde siempre!
-Sí, algo me comentó Billy alguna vez… ¿Pero entonces qué hacemos? – Me preguntó, y me sentí bien de que me tratara como su igual. Desde que había llegado a la adultez, estudiado y comenzado mi negocio, mis opiniones eran tomadas en cuenta, incluso en casos que sólo le competían a él…
Podría decirse que construir mi cabaña y mudarme al otro lado del jardín nos unió más que nunca…
-No lo sé… Pero si sé que a los ancianos no les va a gustar este asunto… Tal vez debas avisar a Billy antes de que el asunto escale a mayores – Dije.
Charlie llamó a Billy mientras yo me comía mi manzana, y quedaron en que lo recogeríamos de ida a la casa de Embry, pero antes de entrar a La Reserva le dije a Charlie
-Vale Jefe, es hora de convertirme en su deputy… - Mientras escarbaba en la guantera en busca de algo que se viera medianamente oficial y me diera un aire de autoridad que mi facha desgreñada y mi atuendo mezcla de ropa sucia y pijama me quitaban.
Encontré unas gafas Ray Ban estilo Frank Poncherello de la vieja serie “CHiPs, Patrulla Motorizada” donde Eric Estrada usaba esos ridículos pantalones que parecían pintados en su piel… ¿Cómo se vería Charlie con un par de esos? Un escalofrío recorrió mi espalda.
Bueno, mi uniforme consistía en las gafas, una linterna enorme y un chaleco fluorescente, que también me calcé de inmediato.
-Bella esto no es un juego, si te pido que seas mi deputy y no aceptas estás cometiendo un crimen similar a la sedición… - Me advirtió Charlie – De igual modo debes obedecer mis órdenes…
-¡Vale! Si me niego me metes a la cárcel, no hay problema, solo que ¿tienes espacio? ¿cuántas celdas tienes? Porque hay una en la que no funciona el inodoro, tienes que llamar pronto al plomero, eso nos deja con dos, y una la tienes ocupada con esos hermanos hippies marihuaneros, pobrecitos, deberías soltarlos, si son granjeros de cultivos alternativos, no le hacen mal a nadie… Y bueno, la tercera sería para mí siempre que no tenga más hombres, ¿o ahora mesclas a los prisioneros? Porque eso me suena al comienzo de una orgía… - Chachareé.
-Cállate Bella, ¡ya estamos llegando! – Dijo Charlie golpeando el volante con la frente – Isabella Swan, ¿aceptas ser deputy para trabajar en el presente caso de la llamada de la señora Call, con todas las obligaciones de un oficial de la ley, y bajo la protección del Sheriff a cargo?
-Sí señor – Dije saludándolo con mi mano cruzando mi ceja derecha.
-Dios nos proteja – Suspiró - Jacob y Billy están afuera de la casa, menos mal…
Una vez que nuestros pasajeros se hubieron subido a la patrulla, continuamos nuestro camino a casa de Embry. Por supuesto que yo sabía dónde quedaba, sólo que nunca había entrado… Me comencé  dar cuenta de todo lo que no conocía de mi amigo… ¿Era de verdad mi amigo? ¿Lo trataba como tal? ¿Qué clase de amiga era si dejaba que le siguieran pasando cosas como las que me había comentado Jacob en más de una ocasión?
Yo lo quería mucho, sí, pero de la boca para afuera. No hacía nada por mejorar su situación… Embry era el que estaba en la situación más vulnerable de toda la manada, y yo había estado ciega, tratándolo como a todos los demás porque era más cómodo ignorar la verdad.
Embry era una persona tan genuinamente buena, tan desinteresado, con un mundo interior tan rico y profundo… Y yo revoloteando a su alrededor como una cabeza hueca… Con razón me mandó a la mierda en la playa… Yo hablándole de montar una exposición cuando quién sabe qué problemas tenía él en su casa, que su madre llegó a llamar a la policía…
Jake y yo intercambiamos algunas miradas, pero no dijimos nada.
Cuando llegamos a nuestro destino, Embry nos esperaba en el porche, con las manos en alto, empapado y embarrado, luciendo como si no hubiera dormido o comido en días… Pero al vernos llegar su rostro se contrajo desde la rabia que evidentemente lo embargaba a una tristeza infinita y nuevamente a la rabia, pero con renovadas fuerzas. Resopló y se negó a mirarme.
-Embry hijo, soy el Sheriff Swan, me recuerdas? – Preguntó Charlie con cuidado, como enfrentándose a una fiera acorralada.
-Por supuesto que lo recuerdo, ¡no estoy borracho ni me pegué en la cabeza! – Dijo Embry cabreado, sorprendiéndonos por su falta de respeto a la autoridad.
Y siguió paseándose de un lado al otro.
-¿Jefe Swan? – Chilló una voz ronca, la típica voz de los fumadores compulsivos.
-Buenos días señora Call… - Comenzó Charlie.
-Señorita – Corrigió Embry levantando la cabeza – Señorita, nadie nunca se quiso casar con ella… Ella es una solterona y yo un bastardo… Bastardo… Bastardo…
-Embry… - Susurré. Era como si lo hubiéramos perdido, había llegado a su punto de quiebre y había enloquecido.
-¿Ve lo que le digo? – Preguntó la mujer saliendo de la casa envuelta en una fea y ajada bata morada y sin una gota de maquillaje. Se veía fea y acabada, mucho mayor de lo que realmente era… Y bueno, generalmente mi percepción física de las personas está teñida por mis sentimientos hacia ellas, por lo que esta mujer para mí era un verdadero  esperpento.
-No señoooor… ita – Dijo Charlie corrigiéndose en el último momento - No entiendo lo que me dice, ¿de qué exactamente acusa a su hijo? – Preguntó Charlie con toda la paciencia del mundo mientras Jake se acercaba a Embry de a poco y Billy lanzaba rayos por los ojos a esa mujer.
-No lo sé, para eso está usted aquí, para decirme qué está mal con él… - Dijo ella – Me tiene harta, seguro que está en una pandilla… ¡Seguro que toma drogas!
-¡Por favor! – Exclamé sin poder evitarlo.
-¿Y se puede saber quién eres tú? – Preguntó levantando una ceja.
-Soy deputy de este caso, nombrada porque conozco a Embry y puedo dar fe de que no está en ninguna pandilla… - Le dije modulando cada palabra para que le entraran en la cabezota.
-¿Qué puede saber sobre mi hijo o la tribu una mocosa blanca como tú? – Preguntó mirándome con desprecio.
-¡Lo sé porque he sido amiga de Embry desde hace casi veinte años! Si usted prestara un poco de atención a su hijo me habría visto pescando guarisapos en el zanjón detrás de su casa cada verano por más de diez años… ¡Embry no está en una pandilla!
-Ya te lo dije Tiffany – Resopló Embry abriendo y cerrando las manos, marcando cada vena de sus antebrazos, tenso, restringiéndose hasta lo imposible – Si fuera un delincuente no viviríamos en esta mierda de casa a la que la única mejora que se le puede hacer es prenderle fuego…
Jacob siguió con una mano en el hombro de Embry y murmuró en voz baja.
-¡Las drogas! – Exclamó Tiffany mirando a Charlie - ¡Tiene que buscar drogas! ¿Van a traer perros? Le dije a la telefonista que trajeran perros, porque yo no las he podido encontrar por mí misma… - Insistió.
-No tenemos ninguna base para suponer que Embry consume drogas, por lo que ningún juez firmaría una orden de cateo – Dijo Charlie cada vez más tranquilo al ir dándose cuenta de que no había un verdadero caso más allá de esa vieja loca tratando de castigar a su hijo.
-¡Es mi casa y yo les doy permiso! – Dijo ella abriendo la puerta de par en par.
-Señora Call… - Dije yo tratando de razonar.
-¡Señorita! – Ladró Embry.
-Señorita – Me corregí tragándome una sonrisa – ¿Ha conocido a algún drogadicto alguna vez?
Ella frunció el ceño y asintió titubeante, sin saber hacia dónde apuntaba.
-Un drogadicto presenta varios síntomas generales y algunos específicos a las distintas adicciones, pero en general un drogadicto muestra comportamiento antisocial… - Dije improvisando de acuerdo a lo que recordaba de los talleres de prevención de adicciones de la secundaria.
-¡Él es antisocial! – Dijo triunfal - ¡Se encierra en su cuarto y no sale hasta que se larga otra vez!
-Yo veo a Embry todos los días, y generalmente nos reunimos todos en casa de alguno de los chicos del grupo… Alguien con lazos de amistad tan cercanos no es antisocial, cuando mucho es tímido – Dijo Jake – Yo creo que Embry la evita sólo a usted.
-Pérdida de peso… – Recité.  
-No me puede decir que ve a Embry desnutrido – Dijo Billy en tono burlón, desafiándola a contradecirlo.
-Él no come en casa… - Dijo ella vacilante.
-¿Usted prepara la cena todos los días? – Preguntó Billy.
-Bueno, no, pero siempre hay cenas congeladas… - Dijo Tiffany.
-Embry evidentemente se alimenta bien, y debe consumir mucha proteína para mantener esos músculos, o me equivoco? – Pregunté. Ella no respondió.
-El que no coma en casa no significa que no coma… De hecho hace años que no he comido aquí y ella no se ha dado cuenta… - Dijo Embry.
-Y el ejercicio! – Exclamó Jake – Todos los días salimos a correr, no me va a decir que esa es una actitud autodestructiva!
-…Esteroides… – Masculló ella entre dientes. 
Todos rodamos los ojos, ¡mujer imposible!
-Dime hijo, ¿tú qué es lo que quieres? – Preguntó Charlie a Embry, ignorando a su madre.
-¡Lléveme a la cárcel! – Exclamó él – Necesito dormir tranquilo… ¡No la aguanto más!
-…Y bueno, hay varios síntomas más – Dije hablando a Tiffany para entretenerla mientras Charlie y Embry hablaban - Pero por lo visto la relación entre ustedes no es lo suficientemente cercana como para que usted note cambios de comportamiento, de humor, ansiedad, distintos patrones de sueño… - Dije picada mientras le daba tiempo a Charlie para pensar en los pasos a seguir. Seguro no eran muchas las mentes criminales que pedían una estadía en prisión para escapar de sus madres.
-Mira mocosa, yo llamé a la policía, no al teatro. No sé de qué estás disfrazada o quién te crees que eres, pero deja de meterte en lo que no te importa, y ¡deja de defender al delincuente de mi hijo! – Chilló Tiffany apuntándome con el dedo, casi tocándome.
-Señora, cortemos el escándalo, o la voy a meter presa por levantar calumnias frente a oficiales de la ley, por desacato a la autoridad, por hacerme perder el tiempo en un día en el que estoy corto de personal, y por despertarme tan temprano – Dijo Charlie cabreado antes de que yo pudiera responder.
-¡No le hables así a Bella! – Gritó Embry a su madre debatiéndose en los brazos de Jacob – No te atrevas a hablarle así!
-Por favor, ¡como si me interesara la opinión de esta zorrita deslavada! – Resopló ella.
-¡Hey! – Gritaron a coro Jake y mi papá. Billy gritó
-¡Suficiente!
…Y Embry comenzó a temblar visiblemente… Se transformaría… Aquí y ahora…
-Jake, ¡detrás de la casa! – Grité corriendo hacia ellos. Jake probablemente pensó en decirme que me alejara, pero yo ya estaba con ellos en el costado de la casa acunando el rostro de Embry en mis manos mientras Jacob lo restringía por la espalda.
-¿Qué fue eso? – Preguntó Charlie.
-Embry es epiléptico, y las emociones fuertes gatillan sus episodios. El estrés sufrido y las acusaciones de su madre no le hacen ningún favor… - Dijo Billy improvisando.
-¡Mentira! – Dijo Tiffany – Embry no tiene esa enfermedad, nada que ver…
-Tú no sabes nada de tu hijo Tiffany, y desde que es mayor de edad no tiene ninguna obligación de rendirte cuentas de nada, mucho menos su historial médico – Dijo Billy – Déjalo en paz, que ya vamos a hablar tú y yo…
-Embry… Embry mírame… Soy Bella… Shhh… Shhh… Ya, no pasa nada… Tranquilo… Tranquilo… Shhh – Le dije acariciando en forma circular sus pómulos. Me di cuenta de que nunca habíamos estado tan cerca y me pregunté por qué. Los lobos son animales sociales que se comunican mucho con el contacto físico, por lo que no era raro que alguien de la manada me abrazara o me tocara por que sí. Pero Embry en cambio… Embry no… Conmigo no…
-¡Bella aléjate, esto no está funcionando! – Me dijo Jacob forcejeando y estirando una mano para empujarme, pero ese momento de debilidad lo aprovechó Embry para tomarme de los antebrazos con ambas manos, acercándome a su cuerpo hasta que no había ninguna parte de mi frente que no fuera irradiada con su calor.
Me sentí bien… y curiosamente a salvo.
Estaba en manos de un lobo fuera de control, sus ojos habían comenzado a cambiar no en forma pero sí en color, adoptando un verde agua mucho más pálido que su color musgo habitual, y aún así algo me dijo que él no me dañaría jamás.
No, este seguía siendo Embry, la persona más buena que conozco… Seguramente no me mataría…
Pero estábamos tan cerca que me costaba concentrarme… ¿De qué debía estar asustada?
CRASH!
Y Embry cayó al suelo como muerto.
-¡Jacob! ¿Qué pasó? – Chillé/Susurré.
-Le rompí un macetero de greda en la cabeza – Dijo con una sonrisa satisfecha.
-¡Pero pedazo de animal…! ¡Parece que lo mataste! – Le dije empujándolo inútilmente.
-Owww, Bells, que mal agradecida eres, yo te salvo la vida y tú de inmediato le encuentras defectos a mi técnica de salvataje… - Dijo con un exagerado puchero. Menudo Alpha…
Y pensar que si hubiéramos seguido juntos yo podría llegar a ser la esposa del Jefe de la Tribu…
¡Phhhhhh! ¡Se les caería el pelo a los vejestorios del Concejo si tuvieran a una reina cara pálida…! Sólo por ver la cara que pone el Viejo Quil valdría la pena casarme con Jake…
En fin, divago…
-Jake, dime que está bien… – Dije acariciando la mejilla sin afeitar de Embry. A pesar del frío su piel seguía tibia.
-Está bien, su corazón funciona y cualquier otra cosa se va a curar sola – Dijo él quitándole importancia.
-¡Dios! ¡Odio verlo así… - Dije nerviosa, inclinándome para apoyar mi oreja en su pecho para poder escuchar su corazón y sentir el ritmo de su respiración.
-¿Y ahora qué? – Preguntó Jake.
-¿Cómo que ahora qué? Ya no se puede quedar con esta mujer… - Dije sin mirarlo.
-Pero en La Reservación no es fácil, nadie lo va a querer recibir en su casa… No es culpa de los chicos de la manada, pero sus familias… - Dijo contrito.
-¡Agh! ¡Mierda! Lo sé, lo sé… - ¿Y tú? – Lo increpé. Yo misma me había quedado en su casa muchas veces, y siempre nos las habíamos arreglado para acomodarnos.
-Mi hermana llegó con el ballenato de su marido y los niños, en mi casa no quepo ni yo… - Respondió – Estoy durmiendo en el garaje.
-¿Quil? – Pregunté.
-¡Ja! El Viejo Quil debe ser el que más detesta a Embry de toda la tribu, de hecho me impresiona que Quil se haya salido con la suya siendo amigo de Embry – Murmuró Jake.
Fruncí el ceño y tomé una decisión.
-¿Qué? Tienes cara de desastre inminente… - Me dijo Jake preocupado.
-Puede ser – Dije sin dejar de tocar el rostro y el cuello de Embry, lugares a los que nunca tendría acceso si estuviera despierto… ¿Me hacía eso una mala persona? Como un violador que se aprovecha de sus víctimas narcotizadas… Pero no, no podía pensar así, yo tenía las más puras intenciones, sólo quería que se pusiera bien, y no sólo del golpe en la cabeza, sino que pudiera olvidar todos los maltratos sufridos ¿Cómo lo hacía para estar siempre tan estoico frente a circunstancias tan adversas? Nunca antes lo había visto perder el control, y de alguna manera fue refrescante ver que si pasaban cosas bajo su máscara de  serenidad – ¿Le hiciste algún corte en la cabeza? ¿Hay sangre? – Pregunté.
-No, sólo un chichón enorme – Dijo Jake gesticulando.
-Vale, sígueme la corriente – Le dije justo antes de que Charlie rodeara la casa empujando la silla de Billy.
-¿Qué le pasó? – Preguntó Charlie corriendo hasta nosotros.
-La epilepsia – Le dije – Después de un ataque siempre pierde el sentido, dicen que los ataques son agotadores…
-Entonces hay que llamar a una ambulancia – Dijo Charlie tomando su radio del cinturón.
-¡No! – Le dije quitándole la radio y lanzándosela a Jake, que a su vez se la metió al bolsillo trasero de sus jeans.
-¿No qué? – Preguntó confundido.
-Nooooo…No. Embry quiere ir a la cárcel, no al hospital, ¿no te acuerdas? – Le dije
-Embry no ha hecho nada para ir a la cárcel, y seguro existen métodos más razonables para escapar de su madre… - Dijo Charlie.
Ahora, debo aclarar que la idea pasó por mi mente sin filtro entre pensamiento y acción, así es que tomando la mano derecha de Embry la empuñé y golpeé con ella a Charlie, haciéndolo caer de culo en el barro.
Jake lanzó una carcajada y se giró dándonos la espalda, pero se veía claramente que sus hombros se sacudían en un ataque de risa silencioso.
-¿Qué demonios crees que estás haciendo Isabella? – Dijo Charlie rojo de rabia y tratando de levantarse sin ensuciarse más - Recuerda que estás aquí como deputy, no como mi hija, y si no quieres que te meta a la cárcel…
-Quiero que metas a Embry a la cárcel – Le dije sacando del puño cerrado de Embry el dedo del medio, levantándoselo a mi padre – Mira, ¡desacato a la autoridad! Que vulgar… - Dije moviendo la cabeza de un lado al otro.
-¡Tú te vas a la cárcel! – Me ladró.
-¡Bien! – Grité.
-¡Bien! – Gritó.
-¡Pero Embry es mi prisionero y se viene conmigo! – Grité.
-¡Bien! – Gritó.
-¡Bien! – Grité.
Nos miramos con el ceño fruncido, tratando de decidir quién había ganado… Podríamos decir que yo, si no fuera por el pequeño detalle de que Charlie me metería presa…
-Jake, mete a Embry al auto – Le dije sin dejar de mirar a mi padre, estudiándolo por si se arrepentía de encarcelarnos y debía cometer otro delito express…
-Vámonos Billy, te llevo, y en cuanto te hayas cambiado de ropa llámame, debemos decidir qué hacer con este chico… - Dijo Charlie.
-No hay nada que hacer, yo soy deputy y Embry es mi prisionero… - Dije de inmediato, poniéndome las gafas de Poncherello para verme más intimidante.
Charlie suspiró y Billy sonrió aprobadoramente.
Después de dejar a Billy en su casa seguimos hasta Forks, directamente a la estación de policía.
-Bella sácate ese chaleco reflectante – Me dijo Charlie.
-Es mi uniforme – Respondí.
-Quedas relevada de tu cargo – Me dijo saliendo del auto.
-¿Jubilación anticipada? – Traté de adivinar.
-Inténtalo de nuevo – Dijo él secamente.
-¿Baja deshonrosa? – Pregunté.
-Le diste un puñetazo y le hiciste gestos obscenos a tu superior, así es que yo diría que sí – Dijo Charlie entrando a su oficina haciendo un saludo con la cabeza a su personal. La telefonista y Ernie el suboficial nos miraron sorprendidos, especialmente a Charlie que estaba todo embarrado.
-¡Hey! ¿Y yo qué hago con el muerto? – Preguntó Jake arrastrando a Embry.
-¡No se ha muerto! – Le dije girándome para comprobar su pulso – ¡No me asustes, pedazo de bestia!
-En la celda número tres – Dijo Charlie a través de su puerta cerrada. Seguro se estaba cambiando de ropa – La misma en la que se va a quedar Bella…
-¿Tienes algo de ropa para mí o quieres que muera de neumonía en la celda roñosa en la que me vas a encerrar hasta que me pudra? – Pregunté mientras le quitaba el cabello de la cara a Embry… Era el único de la manada que lo conservaba más o menos largo y le quedaba bien, dándole un aspecto desaliñado digno de cualquier artista.
-Toma lo que quieras de mi bolsa de deportes – Dijo Charlie lanzándome un bolso de lona al pasillo – Y para tu información el edificio tiene calefacción central y tu celda roñosa tiene loza radiante.
-Mira tú las frivolidades en las que se gastan mis impuestos – Dije a nadie en particular encerrándome en el baño. Estaba mojada y sucia, así es que me saqué todo y usando la camiseta de mi pijama como esponja, procedí a trapearme un poco. Luego me puse la sudadera y los pantalones de Charlie así no más, sin ropa interior, me lavé la cara, me enjuagué los dientes con dentífrico y mi dedo y me hice una coleta alta.
Lista para ir a la cárcel.
-¿Vas a estar bien? – Preguntó Jacob.
-Bien, aunque necesito que vayas al negocio y le expliques a Ángela lo que pasó, pero sólo a ella. Dile que probablemente no voy a poder ir en un par de días, y que le diga a Dee que nos traiga desayuno y almuerzo… varios desayunos y varios almuerzos, Embry va a despertar hambriento…
-Bella a tu jaula – Me ordenó Charlie.
-Pero le estoy dando instrucciones a Jake… - Le dije.
-¡A tu jaula! – Dijo con ese tono que no se le puede discutir.
-¡Mierda! Jake, a la camioneta de reparto hay que sacarle la revisión técnica pero no lo he hecho porque tiene un foco trasero quemado y parece que no está buen alineado el eje delantero, y… - Eso es todo lo que pude decir. Ya estaba en mi celda.
-No te preocupes Bells, ¡yo me encargo de todo! - Gritó Jacob.
-¿No se supone que me tienes que catear y fichar antes de meterme presa? – Pregunté a mi padre.
-No necesito catearte, lo más parecido a un arma que tenías era mi linterna. Además vistes mi ropa, sé que no hay navajas ocultas… - Dijo cruzando los brazos. Se mostraba serio y formal, pero un pequeño temblor en su bigote me dijo que lo estaba disfrutando.
-¿Y qué hay de mi fichaje? De Embry lo entiendo porque está nocaut, pero no pretenderás que yo sea una presa sin papeles, eso está totalmente en contra de los derechos humanos…
-Creo que te conozco lo suficiente para llenar la ficha por ti – Respondió impasible – Hasta sé dónde vives…
-¿Y la foto? – Pregunté estirando un poco el labio superior. Quería una foto fichada, seguro los chicos de la manada se morirían de risa si les regalaba una copia…
-Bajo una de tu Facebook – Respondió dándome la espalda. Maldito Charlie, se estaba burlando de mí.
-¡Oye ni siquiera me leíste la lista de mis derechos Miranda! – Le dije a su nuca – ¡Todo esto es altamente irregular!
-Me diste un puñetazo, no tienes derecho a nada – Respondió.
-¡Charlie! – Exclamé.
-Humpf! – Resopló - Tienes el derecho de guardar silencio… - Comenzó - Por favor úsalo – Agregó.
Cualquier cosa que digas puede usarse en tu contra en una Corte de Justicia. 
Tienes el derecho de hablar con un abogado y de tenerlo presente cuando se te interrogue. 
Si no tienes con qué pagar a un abogado, se te nombrará uno para representarte durante cualquier interrogación, si así lo deseas.
¿Comprendes cada uno de los derechos que te he explicado?  - Yo asentí - Teniendo en mente estos derechos, ¿quieres hablar ahora? – Me encogí de hombros.
-También tengo derecho a una llamada… - Dije por joder un poco más.
-¿A quién quieres llamar? – Me preguntó estudiándome atentamente.
-A mamá, para decirle que me metiste a la cárcel por defender a mi amigo enfermo – Respondí.
-¡Yo no le iba a hacer nada a tu amigo! – Exclamó poniéndose rojo otra vez – ¡Lo iba a llevar al hospital!
-¡Pero él no quiere ni necesita ir al hospital, sólo quería alejarse de la bruja de su madre! – Me defendí.
-Jefe, lo necesitamos aquí adelante… – Masculló Ernie, colorado como un tomate asomándose por el pasillo. Seguro había estado escuchando todo el intercambio.
Charlie me miró como quien contempla una causa perdida y se largó, dejándome a solas en mi celda con Embry.
Embry descansaba en un camastro demasiado pequeño para él, y no había dónde más sentarse, así es que me acerqué a él, levanté su cabeza y me senté apoyándola en mis muslos. Él gruñó pero no despertó, y yo comencé a peinar su rebelde cabello con mis dedos mientas pensaba en lo que venía a continuación.
-Hey, tú, la del lado ¿eres Bella Swan? – Preguntó una voz masculina. Me pareció conocida y amable, así es que respondí
-Sí, soy Bella, ¿y tú ?
-Yo soy Hugh y estoy con mi hermano Carl, varias veces hemos comprado tu comida, especialmente cuando nos viene « el bajón », es súper contundente, cocinas muy bien… 
Ooooh, los del lado eran los famosos hermanitos granjeros/marihuaneros…
-Hola Hugh, claro que te recuerdo, me alegro de que te guste mi comida, pero yo no soy la única que cocina, somos un grupo de chicas. ¿Por qué están aquí ?
-Meeeh, montamos un invernadero increíble hecho en poliuretano y aluminio, con rejillas de ventilación, calefacción, lámparas LED UV y todo, alucinante, y estábamos experimentando con distintas cepas en cultivos hidropónicos, tú sabes, producción limpia, orgánica, bajo consumo de agua, protegemos al planeta, todos ganamos… Pero alguien nos denunció y aquí estamos… - Dijo Carl.
-¿Y van a pasar a la cárcel estatal? – Pregunté. No me parecían malas personas y en la cárcel se convertirían en las perras de alguien en cuanto entraran.
-Naaaah, el Jefe nos quiere asustar, a lo más vamos a pagar una multa, después de todo plantamos sólo para autoconsumo… - Dijo Hugh confiado.
-¿Cuánto es para « autoconsumo » ? – Pregunté curiosa.
-El invernadero mide dos por seis metros, y nos da un rendimiento de novecientos gramos de primera calidad por metro cuadrado – Dijo Carl.
-Doce metros cuadrados por novecientos gramos… - Calculé – ¡Son diez kilos ochocientos gramos de hierba! Para fumársela entre los dos?
-Bueno, tenemos amigos… – Dijo Hugh.
-Te podemos hacer un trueque, tú nos alimentas en “el bajón” y nosotros te damos toda la hierba que quieras del mejor cultivo de Washington y los alrededores – Dijo Carl.
-Porque somos granjeros, no cocineros – Dijo Hugh.
-Y tampoco lo hacemos por dinero… – Dijo Carl
-Somos puristas, sólo buscamos un buen producto… – Dijo Hugh.
-¡Aaaaaagh ! – Dijo Embry.
-Chicos más rato hablamos, que acaba de despertar mi compañero de celda… - Dije sin dejar de acariciar la frente o el cabello de Embry en ningún momento.
-Bueno linda, después hacemos negocios – Dijo Hugh.
-Mmmmmh… - Se quejó Embry, y sus párpados se abrieron y cerraron rápidamente, acostumbrándose a la luz.
-Hola Embry, quédate quieto un rato, recibiste un golpe muy fuerte… - Le dije.
-¿Dónde…? ¿Qué…? ¿Ah?– Balbuceó tratando de ajustar la vista.
-Estamos en la cárcel. Tú dijiste que querías ir a la cárcel y yo logré que nos metieran a los dos. No te preocupes, estamos a salvo y pronto nos van a traer comida, ¿te parece?
-Bella… Bella, ¿qué hiciste? – Me preguntó tratando de levantarse, pero yo lo empujé hacia mis piernas otra vez.
-¡Quieto! Yo no te hice nada, pero tú te estabas volviendo loquito, ¿no te acuerdas? – Pregunté.
-Algo… - Frunció el ceño.
-Te ibas a transformar frente a todos, y Jake y yo te llevamos a un costado de la casa, pero tú me agarraste fuerte y no me soltabas… Hasta cambió tu color de ojos, así de cerca estabas de la transformación… - Expliqué.
-¡No! ¿Te hice daño? – Preguntó estirando su enorme palma para acunar mi mejilla. Sus ojos eran una dolorosa mescla de emociones.
-No, yo sé que nunca me podrías hacer daño… Lo sé… Pero Jake no se quiso arriesgar y te rompió un macetero en la cabeza… Lo siento, no lo pude detener… - Dije rozando con la yema de los dedos el enorme chichón que adornaba su nuca.
-¿Detenerme? – Bufó - ¡Está bien! Un balazo es lo que me debió haber dado… ¡Agh! Hace tanto tiempo que no perdía el control, pero mi madre… - Dijo alterándose otra vez.
-Tienes todo el derecho de perder el control de vez en cuando, y más con lo que pasó con tu mamá – Le dije suavemente.
-Bella… - Dijo y cerró los ojos. Apretó los dientes y se giró quedando de costado, supongo que para no verme a los ojos.
-Dime… - Susurré.
-Perdóname… - Dijo con voz ahogada.
-No pasa nada, no me ibas a hacer daño – Respondí.
-No, no por esta mañana, por lo de anoche… No quise ser grosero, yo…
-Olvídalo, en serio, yo sé que a veces puedo ser demasiado intensa, invadí tu espacio y está bien que me pares, sólo quiero que sepas que si lo hago no es para joderte, sino porque me importas…
-Lo sé, tú siempre te preocupas por la manada – Masculló.
-No Embry, no hablo de la manada, hablo de ti. Hablo de que me importas tú – Aclaré. Él me importaba desde mucho antes de que la manada existiera.
-¿Por qué estás aquí?
-Para acompañarte – Dije lo obvio.
-¿Pero cómo…?
 -Me hice arrestar – Respondí.
-¿Qué hiciste?
-Mmmmmh, después te cuento… - Dije retrasando lo inevitable.
-¿Y ahora? – Preguntó incierto mirando para todos lados.
-Ahora estoy contigo – Le dije – Descansa, te despierto cuando llegue algo de comida, ¿vale? – Le dije cerrando sus párpados con la yema de mis dedos.
-¿Bella? – Preguntó suspirando.
-¿Sí? – Pregunté pasando las uñas suavemente su cuero cabelludo.
-¿Este es un sueño, verdad?
-Sí Embry – Respondí apoyando la cabeza en la pared y cerrando los ojos yo también – Es un sueño, nada más…

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Espero sus comentarios.

Nota: “Deputy” no tiene una traducción literal, pero es un civil al que se le dan facultades oficiales para un caso específico, incluido el derecho a portar y disparar armas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No olvides comentar!!!

Calendario