Crak! Sonó madera al quebrarse, y al girarme, vi a Edward apoyado en el marco de la puerta de mi dormitorio, y en el suelo, un trozo de dicho marco pulverizado. Ups!
Good times for a change
See, the luck I've had
Can make a good man
Turn bad
See, the luck I've had
Can make a good man
Turn bad
So please, please, please
Let me, let me, let me
Let me get what I want
This time
Let me, let me, let me
Let me get what I want
This time
Haven't had a dream in a long time
See, the life I've had
Can make a good man bad
See, the life I've had
Can make a good man bad
So for once in my life
Let me get what I want
Lord knows, it would be the first time
Lord knows, it would be the first time
Let me get what I want
Lord knows, it would be the first time
Lord knows, it would be the first time
(Please, please, please let me get what I want, The Smiths)
- Oh… sigues ahí?-Pregunté como si no estuviera parada frente a él ataviada en lencería fina.
-Mmmmmmmmh -Murmuró Edward con sus ojos fijos en mi… en mi cuerpo.
-Lo siento – Dije sin desviar la mirada y francamente, sin sentirlo para nada. Verlo afectado por mi desnudez me hizo sentir en control, poderosa. –Te gusta? – Le pregunté pasando mis dedos por el borde del brassier.
-Bella… Por favor…- Rogó.
-Es sencillo Edward, si o no? Pensé que te gustaba el color azul en mi- dije sin disimular mi enfado. Y si en realidad no le gustaba? Y si no estaba tan afectado como había pensado? Nunca me hizo ninguna demostración de deseo físico… A lo mejor no sentía deseo. Existirán los vampiros frígidos? A Jake mi cuerpo parecía afectarlo y sus reacciones lo dejaban más que claro. Con Edward… Quién sabe?
-Isabella, eres hermosa… Y ahora parece que te das cuenta…-Dijo con una sonrisa que no llegó a sus ojos tristes.
-Edward, te estoy preguntando por mi conjunto. Me lo regaló Alice pensando que a ti te gustaría. Tenía razón Alice? –Dije dando un paso hacia él y cuando él no se movió di otro más. El parecía ser incapaz de moverse.
-Precioso…-Murmuró mirándome fijamente a los ojos cuando me situé frente a él a pocos centímetros de distancia, curvando mi cuello para mirarlo a los ojos. Oh, no recordaba que fuera tan alto. No un gigante como Jake, pero unos 30 centímetros más alto que yo.
-Precioso?-Sonreí- Eso es bueno…
-Preciosa-Confirmó inspirando profundamente por la nariz.
-Me alegro de que te guste- Dije poniéndome de puntillas y aspirando su esencia concentrada en su cuello.
-Bella por favor…- Rogó con los ojos cerrados.
-No me extrañaste Edward? No extrañaste tocarme, sentir mi calor? No extrañaste besarme?
-Tanto que casi me volví loco- Susurró.
-Te gustaría tocarme ahora?-Susurré en lo que esperaba fuera mi voz sexy.
-Bella…
-Es una pregunta bastante sencilla Edward, no debiera ser tan difícil contestarla. Si o no?
-Si…-Murmuró tan bajito que si no hubiera estado tan cerca seguro no lo habría escuchado.
-Y lo vas a hacer?
-Bella…
-Contéstame!- Exigí
-No…-Sonó derrotado.
-No…-Repetí sintiendo la decepción nublando mi juicio. Todo seguía igual que siempre. Aún no era suficientemente buena para él.
-Bella amor, tu sabes…-Rogó rodeándome con sus brazos. Yo lo empujé y di un paso hacia atrás para mirarlo a los ojos.
-Edward ya basta! Antes estuve dispuesta a aceptar toda esta mierda, pero ya no más! O tenemos una relación normal como dos adultos o no quiero nada más de ti. No necesito otro amigo, no necesito un protector y ciertamente no necesito un novio al que no puedo tocar. Tú dijiste que estabas dispuesto a que las cosas fueran en MIS TÉRMINOS, y estos son. No quiero un novio que me hace sentir rechazada e inadecuada. No quiero que sigas lapidando mi autoestima con tus excusas para no tocarme.
-Amor, yo no sabía… nunca fue mi intención…
-Lo sé, pero ese fue el resultado. Me hiciste sentir indeseable y poco atractiva. Ahora contéstame!
-Bella… te deseo como nunca he deseado nada en mi vida, eres hermosa, sexy y sensual sin darte cuenta de todo lo que provocas. Mi miedo más grande siempre ha sido dañarte. Eso ya ocurrió. Mi segundo miedo era perderte, y eso también ocurrió… Ya no tengo nada más que perder… Si tú me quieres, soy tuyo.
-Si… aún te quiero- Susurré bajito
-Oh Bella te amo tanto!- Dijo tomándome en sus brazos y buscando mi boca con la suya. Cuando nuestros labios se encontraron se escapó un gemido de nuestras gargantas ahogándose e nuestras bocas unidas.
Edward me llevó en sus brazos hasta mi cama, depositándome en ella suavemente. Mi corazón latía desbocado, mi cuerpo estaba poseído por la anticipación, tan cercano a conseguir lo que siempre había añorado. Mi mente funcionaba a 1000 por hora, procesando emociones que variaban entre la incredulidad de que lo que estaba ocurriendo fuera real, pasando por la rabia que aún albergaba contra Edward por todo lo que me había hecho sufrir, hasta la culpa que sentía al estar engañando a Jacob. Era engañarlo si no éramos formalmente novios? Si, por supuesto que era engañar, a quién estaba tratando de convencer? Jacob y yo estábamos juntos, él me amaba, yo lo quería, y lo que estaba haciendo en este momento era exactamente la clase de traición que lo destruiría.
Pero aún con el conocimiento de que estaba mal, de que estaba dañando a todas las partes interesadas incluyendo a Edward al forzarlo a una situación en la que él claramente no se quería ver envuelto, mi egoísmo y excitación prevalecieron, y si bien esto no era exactamente lo que había planeado, tomaría lo que pudiera obtener de él, y malditas sean las consecuencias!
Edward se posicionó lentamente sobre mí, cargando la mayor parte de su peso en sus codos, besándome como solía hacerlo, besos suaves, llenos de emoción, pero no exactamente apasionados.
Cuando yo abrí la boca y acaricié sus labios con mi lengua él se paralizó por un momento, pero luego abrió sus labios y nuestras lenguas por primera vez se encontraron enroscándose, acariciándose, conociéndose.
Él emitió un gemido y trató de retirarse para disminuir la intensidad de nuestros besos, pero yo no estaba dispuesta a permitirlo, y lo agarré fuerte de sus cabellos y lo empujé hacia mí, besándolo con aún más intensidad.
Si él realmente hubiera querido retirarse mis esfuerzos habrían sido en vano, pero el parecía estar tan perdido en este encuentro, y además, yo me encontraba medio desnuda…
-Oh Bella… -Gimió
-Te deseo tanto… dime que me vas a hacer el amor… dime que me deseas… necesito saberlo… necesito escucharlo-Dije entre besos buscando su reafirmación.
-Bella, te amo… te deseo… te he deseado desde el primer momento en que te vi, te necesito tanto… y en este momento no hay nada que quiera más que hacerte el amor… pero no quiero hacerte daño… lo voy a intentar, de acuerdo?-dijo alternando entre besos y jadeos.
-De acuerdo- dije desabotonando su camisa. Una vez que la removí los dos gemimos ante la deliciosa sensación que nos producía la fricción de la piel desnuda de nuestros estómagos rozándose. Su frío y mi calor… Mmmmmmmh exquisito.
Lentamente comencé a recorrer su espalda con la punta de mis dedos, maravillándome una vez más ante el tacto de sus músculos de piedra. El movió sus labios desde mi boca hacia mi mandíbula, depositando suaves besos y recorriendo mis contornos con su lengua, lento pero sin detenerse. Recorrió el camino desde mi boca hacia mi clavícula tres veces y yo ya no podía esperar para que realmente comenzáramos a romper los límites impuestos al principio de nuestra relación. Lo que antes se sentía como caricias celestiales ahora eran simplemente la tentadora promesa de algo maravilloso por venir, pero insatisfactorias por si solas. Ahora que yo sabía lo que venía a continuación, no podía esperar para obtenerlo. Nunca podríamos volver a lo que éramos antes de su partida. Yo no volvería a estar satisfecha con menos que su entrega absoluta. Esa entrega que me había demostrado Jake. Jake… Oh mierda, soy una zorra!*
Como si leyera mi mente, Edward bajó su boca hacia mis pechos, acariciando mis pezones erectos a través de la tela del corpiño con su nariz, empujando, rozando, un pecho y luego el otro.
En este punto yo sentía que si no tenía luego algún tipo de alivio moriría de combustión espontánea, pero es difícil luchar contra viejos hábitos, y evité moverme demasiado para no hacerle las cosas más duras. ("Más duras", jejejeje)
Con una mano bajó la copa de mi sostén hasta dejar mi pecho descubierto, yo gemí y él gruñó suavemente, y la vibración de ese sonido pareció estar conectado directamente a mi entrepierna. Wow! Mis ojos estaban cerrados, mi cabeza hacia atrás, mi espalda arqueada y mi respiración agitada.
Él lento, enloquecedoramente lento, recorrió mi pezón con su lengua fría, enviando olas de pasión hasta la punta de los dedos de mis pies, mi centro palpitaba dolorosamente.
Gruñó otra vez y mi pezón estaba en su boca, succionando, besando, lamiendo, mordisqueando suavemente sin llegar a romper la piel. El peligro de esa acción me provocó aún más, llevándome al límite de mi excitación.
Con ambas manos me aferré a su cabello empujándolo hacia mí, buscando más contacto, mas roce… Oh Demonios, se sentía tan bien, tan excitante, pero a la vez tan familiar, como volver a casa, como si fuera aquí donde yo pertenecía. En algún momento llegué a preguntarme ¿Qué demonios he estado haciendo con Jacob?
Mierda! Jacob… mi Jacob… Y entonces Edward apretó mis pezones con sus dedos mientras su lengua se hundía en mi ombligo, y todo pensamiento coherente escapó de mi mente para enfocarme solo en las sensaciones, en lo cerca que me encontraba de conseguir lo que siempre había soñado.
Su lengua recorrió mis caderas, moviéndose de un lado al otro, succionando la delicada piel de mi bajo vientre, suave como una pluma, encendiéndome cada vez más.
EDWARD POV
Hundí mi lengua en su ombligo, uno de los lugares donde se concentraba su esencia, mientras mis manos acariciaban sus pechos. Nunca esperé sentirme de esta manera, nunca pensé ser capaz de tocar su cuerpo de esta manera. Bella siempre ha sido hermosa, pero en su excitación se veía… irreal. Como si por si sola fuera capaz de capturar la esencia de la sensualidad. Afrodita retorciéndose de placer bajo mis manos.
Su olor… su olor me estaba volviendo loco. Hasta este día su sangre había sido mi cantante, el más perfecto elíxir.
Pero el olor de su sangre palidecía ante la tentación excitación. Feromona pura que mi cuerpo procesaba en mi entrepierna. Quería provocarla, quería hundir mi boca en ella. El disgusto hacia mí mismo abrumándome, soy un maldito animal, ella es inocente, no disfrutaría de algo así. Pero lo deseaba tanto!
Lentamente me moví hacia el sur, intentando capturar su esencia antes de retirarme, pero ella gimió aún más fuerte, se aferró a mi cabello y arqueó la espalda proyectando sus caderas hacia mí. Sería posible que ella quisiera ser besada ahí? Oh Dios, ella entreabrió sus piernas y una oleada del aroma de su deseo golpeó mis fosas nasales.
Paulatinamente, dándole cada oportunidad para que me rechazara, comencé a retirar sus bragas. Ella levantó su cadera para ayudarme y removió su corpiño. Un gruñido animal escapó de mi garganta. Contrólate! Oh, soy un monstruo! La asustaría. Seguro que ella se arrepentiría. La miré a los ojos y ella sonrió mordiéndose el labio mientras sus dedos acariciaban mi boca.
Besé sus dedos uno a uno, luego bajé mi cabeza hacia su estómago, besé su monte de Venus y hundí mi lengua en su humedad.
Un millón de sensaciones abrumaron mis sentidos. El gemido que escapó de su garganta me hizo sentirme poderoso, capaz de dar placer a esta diosa, de hacerla retorcerse de placer. Pero también me hizo sentirme humilde, sabiendo que una vez que la había probado sería irremediablemente su esclavo. Ella podría hacer conmigo lo que quisiera. Bella más que nunca era mi dueña.
Pero lo más abrumador de todo era su sabor. Jamás imaginé que ella podría saber así. Este acto siempre me pareció poco delicado y animalesco, poco apropiado para caballeros e imposibles de ejecutar en una dama, pero con Bella… Ella era exactamente lo que necesitaba. Necesitaba beber de ella, su sangre dejó de llamarme para siempre, palideciendo ante la fuerza de este elíxir.
Suavemente, tratando de no hacerle daño, recorrí su hendidura y sus labios, hundiendo mi lengua en su cavidad y saboreándola, intoxicándome en la sensación, atento a sus reacciones e identificando los puntos que le provocaban más placer.
Ella perdió toda compostura, jadeando, gimiendo, gruñendo y retorciéndose. Sus manos empujándome hacia ella.
Descubrí el punto más sensible, alternando entre besos y lametazos, desesperándome aún más.
Aumenté la intensidad, ansioso de sentirla explotar de placer hasta que la sentí tensarse, contraerse y gritar mi nombre, y una nueva descarga de su exquisita humedad recompensó mis esfuerzos. Despacio, suavemente bebí hasta la última gota, regocijándome en la dicha de un momento que nunca me atreví a soñar.
-Edward… - susurró colapsada en la almohada, tratando de regular su respiración, sus mejillas sonrojadas y una leve capa de transpiración perlando su frente. La dicha me embargó al darme cuenta de que había sido capaz de satisfacer a mi mujer (y sin matarla en el intento).
Me recosté a su lado abrazándola contra mi cuerpo, refrescándola. Ella se giró hacia mí con una sonrisa en los labios y me besó suavemente.
-Eso fue... increíble. Tú eres increíble.
-No Isabella, tú eres increíble, hermosa, testaruda, adorable y la razón de mi existencia. Te amo.- Dije besándola despacio, saboreándola. A lo mejor necesitaría descansar, había sido una experiencia intensa e increíble para mí, y habría demandado mucho más de ella al ser humana…
Pero volvió a sorprenderme, sus labios se volvieron más insistentes, su lengua buscó la mía saboreando su excitación en mi boca hasta que su propia boca sabía a su centro, haciéndome gruñir… esta mujer me volvería loco.
Bella separó nuestras bocas lo suficiente para murmurar "Hazme el amor Edward" . Nos volvimos a besar hasta que comenzó a revolverse en mis brazos tratando de remover mis pantalones y mis bóxers. Su iniciativa en desvestirme me endureció aún más, y la ayudé quedando totalmente desnudo sobre ella. Lentamente me acomodé en su entrada, enfocando todo mi autocontrol en no dañarla. Yo ya no deseaba su sangre, pero aún debía medir mi fuerza. Una sola embestida y podría matarla o al menos fracturar su cadera.
-Bella… este es el momento de detenerse… estás segura?-Murmuré.
-Segura- Dijo besando mi frente.
-Según he oído eso puede resultar doloroso para ti, al menos al principio… Trataré de ser suave, pero por favor si te duele demasiado dímelo y me detendré.
-Edward…-Dijo mientras su cuerpo se ponía rígido y su corazón se desbocó. Inmediatamente me incorporé al notar el cambio. Se estaba arrepintiendo? Oh por favor que no se arrepintiera ahora, no creía ser capaz de contenerme.
-Edward yo… yo ya no soy virgen.-Dijo con un hilo de voz y sus ojos fijos en los míos.
El dolor fue insoportable, peor que al dejarla la primera vez, peor que cualquier cosa que pudiera imaginar. Ella no era mía. Otro la había reclamado luego de que yo la abandoné. Ella no había esperado por mí.
Mi mente reconoció el egoísmo de este tren de pensamiento, pero el dolor era sencillamente abrumador, dejando poco espacio al pensamiento racional. Las emociones e instintos tomaron control.
Me puse de pié, y desde la cama ella me miró desnuda, gloriosa y encogida ante mi súbito rechazo.
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