lunes, 20 de junio de 2011

Regreso a Casa 20



-Jasper… asumo que ninguno de los dos ha salido de tu casa hoy? –Su voz estaba tensa, esta no era una llamada de cortesía para agradecerme la borrachera de la noche anterior.
-No, estábamos durmiendo hasta hace un minuto. Que mierda pasa, Peter?
-Estoy afuera de tu casa, vine a recoger mi auto… Creo que tienes que cubrir tu flojo trasero y asomarte a ver lo que hay en tu porche…
Capítulo 20
…Y soy buena chica
o por lo menos lo parece
porque nadie me mira
cuando muerdo las paredes.
Tengo una pistola
por si un día todo falla
en vez de hacer la cola
poder saltar la valla.
Tengo una pistola / Christina y los Subterráneos
Jasper POV
Me levanté rápidamente y me subí a mi silla de ruedas. Bella me preguntó media dormida adonde me dirigía, pero la tranquilicé diciendo que Peter estaba afuera de la casa y que quería conversar conmigo.
Abrí la puerta de la casa y entonces lo vi…
Mierda.
-Mierda! –Exclamé sin poder creerlo.
-Exactamente mis palabras –Respondió Peter mirando la enorme pila de estiércol que había frente a la puerta. Y luego enfoqué la mirada en el letrero primorosamente escrito. "Bella". Já. Sutil.
-Mierda! –Exclamé otra vez. La sangre y la gallina decapitada habían sigo macabras, pero pensé que eran un hecho aislado, una venganza asquerosa pero casi infantil en su intención de asustar e impactar, pero sumado a esto… esto requería premeditación y alevosía, requería a alguien recogiendo al menos un saco de estiércol de varios animales… Agh… caballo, vaca, perro, gato… es eso estiércol de possum? Demonios! sólo una mente enferma.
-Que vas a hacer socio? –Preguntó Peter.
-Hazme un favor y llama a la policía. Voy a hablar con Bella y a ponerme una chaqueta, que se me está congelando el trasero –Dije dando media vuelta y entrando a la casa. Rodé hasta la cama y susurré
-Bella, cariño…
-Mmmmmmh… muy temprano Jazz…
-Lo sé cariño, pero tenemos que levantarnos, la policía viene en camino…
-Qué pasó? Por qué? Hubo algún accidente? Peter está bien? Char? –Dijo sentándose de pronto y agarrándose la cabeza con las dos manos cerró los ojos –Aaaaagh!
-Yo también estoy con resaca cariño, pero tenemos que levantarnos ahora. Peter y Char están bien. Anda al baño y te tomas un par de aspirinas y te lavas la cara y te vas a sentir mejor.
-Y tú?
-Tráeme las aspirinas por favor.
-Me vas a decir qué pasó?
-Las aspirinas primero.
Bella obedeció y se encerró en el baño un buen rato. Mientras, Peter entró a la casa por la puerta de la cocina y nos sentamos a esperar que llegara la policía. A los 10 minutos escuchamos un golpe en la ventana. Peter se asomó y le hizo señas al policía para que entrara por atrás. Afortunadamente era el mismo policía del día anterior.
-Buenos días oficial Stevens –Saludé –Gracias por venir tan rápidamente.
-Llámeme Félix –Dijo con una sonrisa extendiéndonos la mano a Peter y a mí –Parece que nos vamos a seguir viendo.
-Jasper -Contesté.
-Peter –Se presentó.
-Y la señorita Swan? –Preguntó. Justo en ese momento se abrió la puerta del baño y Bella emergió luciendo bastante más recuperada a pesar de las ojeras y la ropa arrugada. Demonios, quién era yo para juzgar? aun no me había lavado ni los dientes.
-Simplemente Bella, por favor –Dijo Bella extendiéndole su mano –Hola Peter… Bien, supongo que esta no es una reunión social, así es que quién de ustedes me va a decir qué es lo que pasa? –Dijo levantando una ceja y entregándome las aspirinas y un vaso de agua. Luego nos miró a los tres cruzando los brazos en su pecho, esperando. Nosotros nos miramos mutuamente, ninguno queriendo ser el portador de malas noticias, especialmente después de su reacción del día anterior.
-Abre la puerta de entrada, cariño –Dije por fin, ya que Félix y Peter parecían súbitamente interesados en la alfombra. Bella me miró con sorpresa y a la puerta con miedo, sin saber qué esperar. Al abrirla gritó
-MIERDA!
-Eso es lo que dijimos nosotros –Respondimos Peter y yo al unísono. Félix contrajo la boca tratando de evitar la sonrisa que no sería bienvenida en su posición como autoridad.
-Qué… qué vamos a hacer con esto?
-Bueno cariño, si fuera sólo de vaca y caballo lo podríamos usar como fertilizante en el jardín, pero es un mix de varias especies así es que yo voto por la basura o una hoguera… podemos invitar a Char y asar malvaviscos –Dije con una sonrisa, pensando en que lo mejor sería tomarnos las cosas con humor. Peter resopló y Félix hizo como que tosía.
-Y USTEDES PIENSAN QUE ESTO ES GRACIOSO? –Gritó Bella –ESA PILA DE MIERDA TIENE MI NOMBRE! –Y con eso perdimos el control. Los tres explotamos en un ataque de risa. Peter rodó por el suelo agarrándose las costillas con las dos manos mientras Félix se tapaba el rostro con su gorra y yo me retorcía en la silla. Mientras más nos reíamos Bella más se enfurecía, y mientras ella más gritaba nosotros más gracioso lo encontrábamos. Yo culpo al alcohol que seguía recorriendo mis venas, y posiblemente Peter podía apelar a lo mismo, pero la actitud de Félix era injustificable, y Bella pareció pensar lo mismo.
-OFICIAL STEVENS! –Gritó tratando de poner orden–Qué va a hacer usted con la mierda? –En ese punto Peter y yo aullábamos de risa, nuestros rostros rojos y lágrimas corriendo por nuestras mejillas. Del rostro de Félix no sé, porque se negó a remover la gorra que lo cubría, pero sus hombros se sacudían espasmódicamente.
Bella nos miró enfurecida y finalmente se dio media vuelta y se encerró en el baño.
…oOo…
Peter y Félix ayudaron a limpiar el porche mientras yo les sujetaba las bolsas de basura. Bella se negó a volver a dirigirnos la palabra hasta bien entrada la tarde.
Félix nos recomendó instalar cámaras de seguridad alrededor de la casa, y Bella y yo decidimos que si las sorpresa continuaban, sería la única alternativa, aunque no valí la pena gastar dinero en una casa que esperábamos vender en un mes. Esa noche cenamos en silencio, yo no sabía qué decir y Bella se encontraba con un humor de perros que variaba entre la rabia y el miedo. Aún no había pruebas contra Alice y era su palabra contra la nuestra.
Al día siguiente Bella se despertó temprano y yo en cuanto la sentí salir del baño me ofrecí a abrir la puerta de entrada, esperando alguna sorpresa. Ella asintió y me observó desde el costado de la chimenea mientras yo abrí la puerta. Nada. Afortunadamente no había nada. Por si acaso revisé la puerta de la cocina y tampoco encontré nada de qué preocuparnos, por lo que suspiré aliviado pensando que estos ridículos ataques se habían terminado.
Ese día lunes Bella se encargó de comenzar a arreglar su situación en San Francisco. Rose empacaría sus efectos personales y se los enviaría por correo a Forks. Luego Bella se puso en contacto con su corredor de propiedades para dejar el departamento y contactó a las distintas compañías para cancelar sus servicios. Con cada llamada yo me sentía más y más feliz.
Por la tarde, Bella fue al médico a quitarse su dispositivo anticonceptivo, lo que en mis libros lo hacía todo perfecto. Esa noche decidimos celebrar haciendo el amor y comiendo helado en la cama.
El martes llegó y se fue sin novedad. Nos dedicamos a investigar nuestras distintas posibilidades en Texas.
El miércoles comenzaron a llegar las cartas. El primer día fueron 8. El segundo 10. El tercero 7. El domingo no había servicio de correo por lo que pudimos descansar del acoso postal.
Todas las cartas tenían el nombre y dirección de Bella impresos en el sobre. Los sobres no tenían remitente.
Todos los sobres contenían una sola hoja de papel. Esa hoja de papel tenía una sola palabra escrita con letras recortadas de diarios y revistas. Y las palabras eran siempre insultos que variaban entre "PERRA", "PUTA", "MUÉRETE", "RAMERA", etc.
Félix se hizo una presencia casi constante en nuestra casa, pero aún seguíamos sin pistas o evidencia concluyente con la que acusar a Alice.
Los sobres y el papel, se estableció que eran de fabricantes nacionales y marcas que se pueden encontrar en cualquier papelería. Ni los sobres ni las cartas contenían huellas digitales de Alice. Los sobres tenían huellas de Bella y mías, además de las huellas de lo que se asumió era el personal de la oficina de correos, lo que indicaba que quien los hubiera manipulado había tenido la precaución de usar guantes. Y la estampilla probablemente había sido pegada con agua, pero no lo pudimos establecer porque el departamento de policía de Forks no contaba con el soporte técnico ni los recursos como para realizar pruebas de ADN a un montón de estampillas sin un crimen serio de por medio.
Bella estaba al borde del ataque de nervios la mayor parte del tiempo y yo me sentía como un león enjaulado, sin poder salir de la casa, sin poder ayudar a descubrir qué demonios estaba pasando y sin poder proteger a mi mujer.
Peter y Char nos fueron a visitar el sábado por la noche con la intención de distraernos. Cenamos, jugamos póker y bebimos. Y hablamos de las malditas sorpresas.
-No puedo creer que no haya nada que ustedes puedan hacer! –Exclamó Char.
-Nada –Respondí resignado –Nada mientras no haya evidencia.
-Y qué hay de una orden de restricción? –Insistió.
-En primer lugar una orden de restricción no le impediría a Alice seguir con sus cartitas, pero además al no haber evidencia ningún juez lo va a considerar. Lo mismo con un allanamiento.
-Increíble! –Exclamó. Bella no dijo nada pero su lenguaje corporal gritaba tensión.
-Oh Jazz! –Dijo Peter tratando de cambiar de tema –Me encontré con María en la frutería esta mañana… me preguntó cómo seguía tu pierna. Estaba bastante preocupada porque esta semana no te había ido a sacar los puntos de tu herida.
-Mierda! – Exclamé -Entre todo lo que ha pasado esta semana lo olvidé… Gracias por recordármelo… Dale las gracias a María cuando la veas. Es una buena chica.
-Humpf! –Resopló Bella.
-En tu nombre –Dijo Peter.
-Cariño, puede que María no te guste, pero ella se ha portado bien conmigo. Enfoquemos tu odio en Alice… Me acompañas al hospital el lunes?
-Por supuesto! Donde mis ojos te vean –Respondió ella amenazante mientras Peter y Char nos observaban divertidos. Yo le di un beso un poco inapropiado y pronto olvidamos los celos y los temas desagradables. Seguimos jugando póker y pasando un buen rato con nuestros amigos.
…oOo…
El domingo decidimos ir a Port Ángeles por el día, sólo por salir de la casa y dejar atrás los problemas. Recorrimos algunas librerías y luego almorzamos en un pequeño restorán indio donde comimos Samosas, y compartimos un enorme plato de murgh makhani con Naan y arroz blanco. Luego Bella y yo compramos enormes conos de helado y nos sentamos en un parque a ver el día pasar.
Discutimos nuestros planes de boda y decidimos que sería divertido casarnos en Las Vegas. No teníamos familia y sólo invitaríamos a Peter y Char, Rose y Emmett, por lo que podríamos hacer un fin de semana de juego, diversión y matrimonio. Hasta nos podía casar Elvis!
A mí me gustaba la idea de casarme, donde fuera y como fuera con tal de que Bella por fin fuera mía, pero la verdad la idea de Las Vegas me parecía ideal para nosotros, me encantaba Elvis y sólo faltaba que yo fuera capaz de volver a caminar para concretar nuestros planes.
El camino a casa fue tranquilo. Bella conducía lento por que estaba oscureciendo y no le gustaba manejar de noche, pero no me molestó. Disfrutábamos de nuestra mutua compañía y escuchamos la radio, cantando las canciones que nos sabíamos e inventando letras para las canciones que no. Todo el stress de la semana parecía ser cosa del pasado, lo único importante éramos ella y yo y entre nosotros todo estaba bien.
Al llegar a casa ya estaba completamente oscuro, por lo que al principio no notamos nada extraño. Sólo al acercarnos a la entrada nos dimos cuenta de que la puerta estaba entreabierta.
Convencí a Bella de que llamáramos a Félix a su celular antes de entrar a la casa, ya que no sabíamos qué esperar y yo difícilmente podría protegerla si aún había alguien adentro.
Félix llegó en 5 minutos, vestido de civil (por lo que imagino que interrumpimos su día libre) pero cargando su pistola y haciéndose cargo de la situación. Entró a la casa y desde afuera pudimos ver cómo fue encendiendo una a una las luces de cada habitación. Al cabo de 10 minutos nos dio autorización para entrar. El living/dormitorio era un desastre. Cada prenda de ropa que Bella poseía había sido destrozada. Nuestra cama estaba cubierta por una montaña de trozos de tela que componían su ropa interior, jeans, camisetas, etc. Y como la guinda de la torta, su perfume, su champú, bálsamo y loción de cuerpo habían sido vaciados encima como la salsa en un sundae.
Félix nos ordenó no tocar nada y llamó refuerzos, y al poco rato llegó un par de agentes que tomaron huellas digitales por toda la casa. Los agentes establecieron que el punto de entrada del intruso había sido la puerta de la cocina, que se veía forzada, pero que el punto de salida había sido la puerta de entrada. No teníamos vecinos cercanos, por lo que tampoco había testigos.
Mientras, Bella lloraba desconsolada y yo me debatía entre la rabia y la impotencia. La maldita perra había entrado en nuestra casa y había destrozado cada prenda de Bella… eso había sido la gota que rebalsó el vaso.

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