lunes, 20 de junio de 2011

Regreso a Casa 21



Capítulo 21
…Mis viejos sueños han caducado como una botella de leche
y los nuevos se han perdido sin que nadie los aproveche…
…Sólo quiero un par de pequeñas puñaladas
que me recuerden que aún estoy viva.
Al fin sola, al fin loca…
Al fin sola, al fin loca / Christina y los Subterráneos
María POV
Nací en Chula Vista, California. Mi madre había cruzado la frontera embarazada de mí ayudada por coyotes a los que les pagó el dinero que ahorró trabajando como empleada doméstica en una gran casa de una familia de petroleros estadounidenses en Playas de Rosarito. Ganaba el mínimo, trabajaba entre 14 y 16 horas al día, recibía a veces la ropa que la patrona desechaba y el dueño de casa visitaba su habitación un par de veces a la semana.
Mi madre trabajó en esa casa desde los 15 años, y las visitas del patrón comenzaron cuando ella tenía 16. Pobre y si tener donde ir ni a quién acudir, no le quedó otra que agachar la cabeza y aguantar los golpes y reiteradas violaciones por parte del patrón y a veces sus amigos.
A los 17 años quedó embarazada y no supo ni de quién. Podía ser el patrón o de otros 3 hombres distintos que habían abusado de ella ese mes. Cuando sus temores fueron confirmados acudió al patrón con el problema, y recibió tal paliza que terminó abortando. Problema solucionado.
Mi madre no aprendió la lección y siguió trabajando en esa casa, pero al menos decidió comenzar a ahorrar para algún día escapar a la tierra de las oportunidades, donde creyó se cumplirían todos sus sueños. Los Estados Unidos.
A los 20 años quedó embarazada de nuevo, pero esta vez tenía un poco de dinero y pudo escapar. Ella estaba segura de que ésta vez sí que el patrón la mataba.
El fruto de sus ahorros pagó por un coyote que la ayudó a cruzar la frontera junto a un grupo de infelices en las mismas condiciones de ella. Caminaron por el desierto durante 5 días y dejaron a varios del grupo atrás. Si no puedes seguir, ahí te quedas. Mi madre siguió, a pura fuerza de voluntad y finalmente llegó a Chula Vista donde tenía un par de parientes lejanos que pensó, la podrían ayudar.
Los parientes la recibieron sin ningún entusiasmo, ellos eran gente humilde y ella era una indocumentada embarazada y más muerta que viva después del viaje por el desierto. Pero la familia es la familia y le cedieron una manta y una almohada para que durmiera donde encontrara espacio en esa casa de dos habitaciones donde vivían 4 adultos y 5 niños.
Pero yo no nací en esa casa. Tampoco en el hospital. Nop, yo nací en la calle junto a cajones de fruta mientras mi madre trabajaba en una feria itinerante. Nadie se molestó en ayudarla y no había dinero para el hospital, por lo que ella se agachó bajo su puesto y empujó con todas sus fuerzas. El cordón umbilical lo cortó con el cuchillo con el que cortaba trozos de calabaza. Odio las calabazas.
Con el tiempo las cosas mejoraron un poco. Mi madre trabajó recolectando fruta, lavando carros, recogiendo basura, limpiando baños, sirviendo mesas, de vendedora ambulante y hasta paseando perros. Yo quedaba al cuidado de familiares, amigos o mi madre me llevaba consigo al trabajo.
Al poco tiempo comenzaron a llegar los pretendientes. Ella era joven y a pesar de su difícil pasado, aún era bonita. El problema de mi madre es que no tenía ni pizca de autoestima, y dejaba que los hombres la trataran como basura por que no pensaba que mereciera más.
Y aunque ella nunca me levantó la mano, no tenía la voluntad de defenderme. O eso pensaba yo, ya que nunca me libró de las palizas que me daban esos hijos de puta.
Durante el tiempo que viví con mi padre tuve 5 padrastros. Cada uno peor que el anterior, hasta que el último llegó un día borracho y trató de meterse en mi cama. Mi madre por una vez en su vida se puso firme y trató de defenderme, pero él la golpeó hasta matarla y luego cayó inconsciente, intoxicado por el alcohol.
El Estado se hizo cargo de mí y lograron sacarme de California, donde yo a la tierna edad de 13 años ya estaba involucrada con pandillas, drogas, sexo y alcohol.
Me enviaron a Forks Washington, un miserable pueblito donde consiguieron una familia sustituta dispuesta a aceptarme y donde pensaron que sería difícil que me metiera en problemas.
Se equivocaron.
Quién busca problemas los encuentra.
Y yo los buscaba. Los necesitaba.
Al entrar a secundaria las cosas se calmaron un poco para mí. Mi familia sustituta resultó ser más paciente de lo que nunca esperé, y fueron firmes y amorosos conmigo. Yo había testeado su paciencia una y otra vez, hasta que me convencí de que me gustara o no, ahora tenía una familia. Lentamente comencé a interesarme en mis estudios y a pensar en el futuro. No sería como mi madre. Ningún hombre abusaría de mí. Nunca me dejaría pasar a llevar. Sería independiente.
La secundaria pasó rápidamente. Me mantuve en general alejada de problemas y me concentré en mis estudios. Los chicos en la secundaria no me interesaban. Eran un montón de adolescentes repletos de hormonas buscando sexo. Yo ya había tenido mi cuota de sexo vacío.
Sólo había uno que me interesaba. Porque era distinto. Porque no me buscaba, no me miraba a mí ni a nadie más. Siempre enfocado, siempre en la cancha de atletismo. Era siempre gentil y educado, pero a diferencia del resto, no era un cerdo. Yo lo quería a él. Jasper.
Pero las cosas no sucedieron, él nunca me prestó atención y la secundaria se terminó.
Mis buenas calificaciones, mi pasado turbulento y las recomendaciones de profesores y asistentes sociales, me ganaron una beca para la Universidad de Washington. Aparentemente mi pasado "diferente" tenía sus compensaciones. Me convertí en enfermera.
Decidí regresar a Forks. Era un lugar tan bueno como cualquier otro, era familiar y él aún vivía ahí.
Conseguí trabajo en el hospital y comencé a forjar mi vida. A los pocos meses en el trabajo, no pude creer mi buena suerte cuando el Jefe Swan fue diagnosticado de cáncer. Jasper lo acompañó en cada examen, cada consulta, cada hospitalización. Y yo me las arreglé para encontrármelo cada vez… mi esperanza renació. Nos saludamos en los pasillos. Conversamos ocasionalmente. Lentamente fuimos forjando una amistad, aunque estuviera estrictamente limitada al hospital.
Pero entonces ella apareció. Y Jasper enfocó en ella toda su atención. La prefirió a ella que a mí en mil gestos. Yo traté de demostrarle que yo estaba ahí para él. Le conseguí una frazada para las noches que debieron pasar en el hospital. Le ofrecí mi consuelo y mi ayuda, pero él me rechazó. Por ella.
Y entonces el Jefe murió y ella se largó. Y Jasper se accidentó y yo lo pude cuidar. Mi sueño se comenzó a hacer realidad, como si toda mi miserable vida me hubiera guiado a ese momento, como si mi pasado turbulento hubiera ocurrido para poder identificarme con él y su propia historia de abuso, como si me hubiera convertido en enfermera para poder cuidarlo en el momento en que me necesitó, como si el Jefe hubiera muerto para reencontrarme con él.
Y por fin comenzamos a ser algo más que conocidos. Fui a su casa, cociné para él. Lo ayudé a bañarse. Vimos películas y nos acurrucamos juntos en el sofá. Fueron los días más felices de mi vida, porque por primera vez tenía esperanza. Porque el único hombre que me había interesado en mi vida al fin estaba a mi alcance.
Y entonces ella regresó.
Y se deshizo de mí como si yo fuera basura.
Y él no hizo nada por defenderme.
Me sentí como si yo fuera mi madre. Dejando que me pisoteen sin hacer nada por defenderme.
Los odié a ambos.
…oOo…
Alice POV
Nací en New York. Mi padre era un empresario que se hizo rico especulando con petróleo durante la Guerra del Golfo Pérsico. Se había casado y divorciado tres veces y era un conocido mujeriego.
Mi madre provenía de una excelente familia. Dinero antiguo. Sólo que generaciones de malos manejos habían menguado el patrimonio familiar. Lo que quedaba alcanzaba apenas para pagar los colegios adecuados, ropa de diseñadores pasables y las membrecías al Country Club.
Pero mi madre contaba con algo más. Belleza y ambición.
Y esas fueron las armas que utilizó para atrapar a papá. Antes de que se diera cuenta fue sorprendido en un cuarto matrimonio precipitado y sin acuerdos prenupciales. Estaba atrapado.
Eso no significó mucha diferencia para él. Siguió divirtiéndose con mujerzuelas mientras mi madre se desquitaba con la tarjeta de crédito. Supongo que mis padres deben haber tenido sexo al menos una vez para que yo pudiera nacer, pero nunca he conocido dos personas que se odien más, por lo que me resulta difícil imaginarlo.
Atendí a los mejores colegios y tuve lo mejor de todo.
Viajé por el mundo y se me concedió cada capricho.
Hasta que el fisco cayó sobre papá. Y todo se fue a la mierda.
Mi padre era un hombre extraño. Para ser un hombre tan bueno para los negocios, fue un maldito imbécil. Cómo pensó que podía defraudar al fisco? Já. No pudo. Se salvó de la cárcel pero lo perdió casi todo. Y el nombre de la familia quedó para siempre mancillado.
Afortunadamente mi padre alcanzó a traspasar algo de dinero a mi madre antes de la debacle, por lo que no quedamos en la calle. Pero mi madre tuvo desde ese momento todo el poder, y se encargó de hacer de la vida de papi un infierno.
Nos mudamos a un pueblito llamado Forks donde nadie sabría de los escándalos de Wall Street.
Ese año comencé la secundaria en un colegio público.
Sin nuestro nombre ni nuestro dinero las cosas cambiaron para mí. Nadie me respetaba. Y los chicos comenzaron a burlarse de mi cuerpo delgado que aún no desarrollaba pechos ni caderas. Decían que parecía un chico. Me retraje. Me sentí más sola que nunca y mi casa era un infierno con mis padres destilando veneno el día entero.
Hasta que conocí a Bella.
Ella era una niña bonita, pero se vestía como un mamarracho. Era tímida pero siempre me sonreía al pasar por mi lado. Hasta que un día me invitó a sentarme a su lado durante el almuerzo. Y nos hicimos amigas. Y yo decidí convertirla en mi proyecto de makeover personal.
No es que tuviéramos mucho en común, ni siquiera sabía de qué podría conversar con la hija del jefe de policía de un pueblucho miserable como Forks, pero yo no estaba en posición de regodearme, y me aferré a la amistad que ella me ofrecía.
Y un día me invitó a su casa… Y conocí a Jasper.
Yo lo había visto en el colegio, por supuesto. Cómo no verlo? Pero era distinto conocerlo en persona, que fuera el hermanastro de mi mejor amiga. Él me saludó sin pisca de maldad ni un ápice de burla en sus ojos. Bastó que nos diéramos la mano para que yo lo supiera en mi corazón. Él era el hombre de mi vida. Él sería el padre de mis hijos.
Y a partir de ese momento hice mi tarea en esta vida el pasar en casa de Bella la mayor cantidad de tiempo posible. Sería la mejor amiga de Bella y con el tiempo, sería la novia de Jasper.
Pero las cosas no avanzaban al paso que yo esperaba. Y pasaron los años. Y en último año de secundaria Bella me admitió que era la novia de Jasper. Su hermanastro! Puaj! Quise estrangularla, quise vomitar. Cómo podía hacerme eso sabiendo que yo había amado a Jasper durante todos esos años? Decidí no volver a dirigirle la palabra.
La fuerza de voluntad para mantenerme alejada me duró 5 meses. Después de ese tiempo debí tragarme mi orgullo y regresar a Bella. Mi única conexión con Jasper. No la había perdonado, nunca lo haría. Pero qué otra alternativa me quedaba?
Hasta que llegó mi oportunidad en la noche de nuestra fiesta de graduación. Estaba un poco borracha y decidí salir al estacionamiento a tomar aire. Y ahí estaba él. Sólo. Con cara de perrito triste buscando consuelo. Y yo le ofrecí mi hombro para llorar. Una cosa llevó a otra y terminamos en mi casa asaltando el bar de papá. Estábamos conversando y tomando en la oscuridad y yo, envalentonada por el alcohol, hice mi avance hacia él. Y él se aferró a mí e hicimos el amor. Nos quedamos dormidos y cuando desperté al día siguiente él ya no estaba en mi cama.
Pero yo sabía que el destino nos mantendría juntos. Yo lo sabía, lo sentía. Él sería para mí.
No lo volví a ver por algunas semanas, pero yo sabía que él volvería a mí. Y entonces se atrasó mi período. 2 días. Y supe que estaba esperando un hijo de Jasper. El destino nos reunía otra vez.
Lo llamé para que nos juntáramos a conversar y me chocó lo que vi. Estaba pálido, delgado y con grandes ojeras. Él también me había extrañado! Antes de que él tuviera tiempo de decir nada le di mis buenas noticias. Supongo que entró en shock. No reaccionó.
Decidí darle tiempo para procesar la noticia, después de todo nuestra relación aún era reciente.
Dos días después me llegó mi período. No lo podía creer. Qué jugada me estaba haciendo el destino? Qué clase de broma era esta? Decidí no decir nada… total podría embarazarme la próxima vez que hiciéramos el amor y él no tendría que enterarse nunca! Problema solucionado.
Pero no fue tan sencillo. Él estaba obsesionado con Bella y su desaparición. Y se negaba a hacer el amor conmigo. Y papi estaba furioso. Quería matar a Jasper. Sólo cuando le prometí que nos casaríamos se calmó un poco.
Pasaron 5 meses hasta que se descubrió de mi falso embarazo. Había ido a visitar a Jasper a su casa, y al bajarme de mi auto, el pequeño cojín que estaba usando para simular mi estómago se deslizó y quedó en una posición extraña, casi como una joroba. Rápidamente lo acomodé antes de tocar el timbre, pero Jasper abrió la puerta luciendo furioso. Me había visto llegar por la ventana y me vio acomodar el cojín.
Me subió a mi auto por la fuerza y manejó hasta mi casa. Me empujó hacia mi padre y les dijo que el embarazo había sido una mentira y que yo era una loca manipuladora. No me dejaron explicar. Nadie quiso escuchar sobre nuestro destino. Nadie quiso escuchar sobre la certeza que yo tenía de nuestro futuro juntos.
Me encerré en mi dormitorio llorando un poco histérica y tomé de mi velador una pequeña navaja de bolsillo. Realicé 2 largos cortes desde mis antebrazos hasta mis muñecas. Y me senté a esperar la muerte.
Pero debo haber hecho algún ruido, porque papi abrió la puerta de mi habitación de una patada y me vio empapada en sangre.
Me internaron en una institución. Tuve varios diagnósticos, montones de terapeutas. Todos concordaban en que yo tenía muy poca conexión con la realidad.
Papi y mi madre decidieron que no tenían tiempo ni ganas de lidiar conmigo y decidieron dejarme internada. Por años.
Hasta el accidente automovilístico que los mató a los dos.
Cuando no hubo nadie que pagara las cuentas, el psiquiátrico me liberó.
Y me encontré a mis 22 años con un montón de dinero de la herencia y el seguro de vida de mis padres y sin un lugar donde ir.
Me decidí por Forks. Comenzaría un pequeño negocio, viviría en casa de mis padres y podría ver a Jasper.
Mis planes estaban marchando a la perfección hasta ese día en el supermercado cuando la escuché. "ME CASO CON JAZZ, ROSE" Gritó dando saltos como una imbécil. La mermelada se deslizó de mis manos. La furia me embargó. Vi todo rojo. Y la ataqué.

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