martes, 21 de junio de 2011

Tal para cual! 1


Capítulo 1
I hope that our few remaining friends
Give up on trying to save us
I hope we come up with a failsafe plot
To piss off the dumb few that forgave us
I hope the fences we mended
Fall down beneath their own weight
And I hope we hang on past the last exit
I hope it's already too late…
…Again in my life
I hope I lie
And tell everyone you were a good wife
And I hope you die
I hope we both die
No Children / The Mountain Goats
Emmet POV
Mierda! Rosalie estaba comportándose como una harpía. Otra vez. Después de más de medio siglo de matrimonio yo debería estar acostumbrado a su carácter, pero hoy se había superado a sí misma.
Nuestra relación no era la misma desde hacía años. Lo único que nos mantenía juntos era la familia y el sexo. Montones de sexo. Y no es que me queje, el sexo con Rose es fantástico, pero yo necesitaba más… El sexo por bueno que sea, si no va acompañado de algo más profundo resulta rutinario, intrascendente. Sobre todo porque cuando no estábamos teniendo sexo estábamos discutiendo.
Rosalie no respetaba mis opiniones y me trataba como a un imbécil, descartando metódicamente mis sugerencias sin ningún respeto por mis sentimientos.
Yo entiendo que aparento ser un tipo simplón porque me gusta divertirme y los videojuegos y las bromas, y encima tengo este cuerpo de oso que la gente asocia con poco cerebro. Y no es porque yo lo diga, pero no soy ningún tarado. Tengo varios títulos en diversas ramas de la ingeniería y soy el más diestro en informática en la familia.
Y soy observador. El hecho de que elija pasar cosas por alto no significa que no las vea. Y últimamente he visto muchas cosas que no me gustan.
-Emmett! Me estás escuchando? –Me gritó Rose, como si fueran necesarios sus gritos para hacerse oír.
-Sí Rose, te estoy escuchando –Respondí cansado. No cansado de esta discusión. Cansado de 50 años de discusiones. Mi esposa es una amargada y ni todos nuestros años juntos han logrado desarrollarle el sentido del humor.
-Respóndeme entonces –Demandó.
-Rosalie lo siento pero no me voy a poner de tu lado en esto. Bella es parte de la familia y tienes que aprender a respetarla –Cuál era la obsesión de Rosalie con Bella? La odió a primera vista y se negaba a aceptarla como parte de la familia.
-Tú eres mi esposo y tu deber es estar de acuerdo conmigo! Por qué defiendes tanto a la mascota de Edward? –Dijo haciendo una mueca de disgusto que me hizo pensar en a dónde había ido a parar mi percepción de su belleza física. Mientras más discutíamos y más afloraba su egoísmo y vanidad menos atractiva la veía. Ni siquiera me apetecía ya pensar en el sexo de reconciliación.
-Rosalie ya basta! –Le grité perdiendo la poca paciencia que me quedaba –No todo gira en torno a ti ni en esta familia ni en nuestra relación. O aprendes a respetar las opciones de los otros y a ser un poco más amable con los demás incluyéndome a mí o no tenemos más de qué hablar.
-Qué significa eso? –Me dijo desafiante. Yo nunca me había enfrentado a ella de esta manera, nunca con un ultimátum.
-Lo que oyes. Estoy cansado de tu amargura, tu egocentrismo y de las peleas. O haces un esfuerzo por ser más agradable o me rindo.
-Me estás amenazando con dejarme por culpa de esa… esa… humana? –Dijo Rosalie más sorprendida que dolida.
-Te estoy amenazando con dejarte porque me tienes harto. Bella no tiene nada que ver en esto. Somos tú y yo, que tenemos una relación a medias desde hace años, y yo necesito que mi pareja me demuestre un poco de respeto para variar. O cambia tu actitud o hasta aquí llegan las cosas entre nosotros –Dije con sorprendente calma. Esa calma aparentemente afectó a Rosalie más que mis palabras, ya que por primera vez durante la conversación pareció tomar en serio mis palabras.
-Emmett… no estás hablando en serio… -Murmuró entrecerrando los ojos, como evaluando hasta dónde estaba dispuesto a llegar en mi bluf. Demonios! quise arrancarle la cabeza y debí empuñar mis manos para no hacerle caso a mis impulsos. Es que ella no entendía nada? Le estaba pidiendo respeto y consideración y ella lo único que hacía era descartar mis palabras enfureciéndome aún más y convenciéndome de que ya no había más que decir.
-Eres una causa perdida Rosalie. Regreso a la casa, por favor no vuelvas conmigo –Dije con un suspiro agachando la cabeza. Esta mujer me drenaba emocionalmente. Necesitaba mi Xbox y a lo mejor un torneo de lucha libre con Jasper. Quizás hasta podía jugar con Bella si Edward lo permitía…
Al acercarme a la casa noté 2 cosas inmediatamente. La primera, que sólo se encontraban en ella Edward y Bella. Y la segunda, que otra vez estaban discutiendo. Maldito Edward, cómo no se daba cuenta de la suerte que tenía? Bella era la mujer más dulce del mundo, inocente, divertida, amable y desinteresada. Lo que yo daría por tener a una mujer así a mi lado, pero mi suerte era otra. A mí me había tocado una arpía egoísta, ninfómana, vengativa y mal educada.
Aparentemente esta vez la discusión se centraba en el excesivo control que Edward pretendía tener sobre la vida de Bella. Desde manejar su camioneta hasta ir a la reserva a ver a su amigo Jacob Black. Todo molestaba a Edward.
Francamente Edward desestimaba la inteligencia de Bella. Ella era mucho más fuerte y capaz de lo que él le daba crédito, y si realmente la amaba como decía hacer, debería ayudarla a ser feliz en lugar de reprimirla y encerrarla. Ya casi nunca oía a Bella reír, siempre estaba pensativa o demasiado contenida, casi no se atrevía a expresar sus opiniones por miedo a molestar a Edward. El muy pendejo.
-Jacob es mi amigo Edward! Lo conozco desde que éramos niños, somos prácticamente familia, no me puedes prohibir que lo vea. No eres mi padre! De hecho Charlie quiere que vaya a la reserva.
-Bella entiende que estoy simplemente tratando de velar por tu seguridad! –Si claro, y tratando de mantener a su rival en línea, pensé.
-Jacob es perfectamente seguro, el nunca me haría daño! Y la reserva es el lugar más seguro para mí en este momento, los lobos me protegerán de Victoria y así tu puedes salir a cazar tranquilo –Trató de razonar Bella.
-Ya dije que no Bella. Y esa es mi última palabra. No es seguro para ti estar entre un montón de lobos adolescentes y hormonales y no lo voy a permitir –Dijo Edward cuando se quedó sin argumentos. Si él decidía que no, pues entonces no y que Bella se aguantara. Idiota.
-Últimamente no se puede hablar contigo. Me voy a mi casa! –Gritó Bella.
- Aún no es hora de tu toque de queda, quédate y no discutamos más.
-A qué me voy a quedar? Tú no respetas mis opiniones y no escuchas mis argumentos. Te guste o no, me voy a casa.
-En qué te vas a ir si yo te traje? Yo no quiero que te vayas –Dijo el cretino confiado de haber ganado la partida. Pero yo no se lo iba a permitir.
-Hola Belly Bells! –Grité para su beneficio entrando a la casa –Necesitas un aventón?
-Emmett! –Gritó Bella corriendo a mis brazos desde el living. Yo la abracé y la hice girar un par de veces sólo porque me divertía verla mareada. Los vampiros no nos mareamos y yo tengo pocos recuerdos de sensaciones humanas, pero era divertido ver a Bella caminar como borracha chocando con los muebles y tropezando más que de costumbre. Y a ella le gustaba también.
-Con cuidado Emmett –Gruñó Edward. Lo ignoré. Como si yo le fuera a hacer daño a Bella… No era yo el que luchaba permanentemente por no comérsela. Edward escuchó mis pensamientos y me gruñó, pero no lo suficientemente alto como para que Bella escuchara. Después de mi pelea con Rosalie me vendría bien una pelea con Edward, con él no debía controlarme para no arrancarle la cabeza. Esme ayudaría a pegársela. A menos que yo la escondiera… o a lo mejor se la podría prestar a los lobos para que jugaran un partido de futbol…
-Déjalo en paz Edward! –Exclamó Bella antes de que yo alcanzara a decir nada en voz alta –Emmett nunca me haría daño. Y Emmett –Me dijo sonriéndome y mirándome a través de sus largas pestañas. Me estaba coqueteando? Solté una carcajada.
-Dime Belly… -Dije imitando su mirada de damisela en desgracia batiendo mis pestañas.
-No me llames Belly! –Dijo dándome un manotazo juguetón en el brazo. Luego retomó su mirada coqueta y me dijo –Me encantaría si me pudieras llevar a casa.
-Ya oíste a la señorita hermano. Nos vamos –Dije tendiéndole mi brazo a Bella, que lo tomó feliz de irse por una vez diciendo la última palabra en una discusión.
Edward quedó desconcertado por un momento, al no estar acostumbrado a que sus deseos fueran ignorados, pero decidió ser estoico y dijo que "ya que Bella había solucionado el asunto de su transporte él se iría cazar". Pendejo.
En cuanto Edward salió de la casa tomé a Bella sobre mi hombro y corrí hacia mi jeep riendo a carcajadas ante los insultos de Bella que odiaba cuando yo hacía eso. La subí al jeep y le aseguré el arnés.
-Adonde vamos Belly Bells?
-Tienes tiempo? –Dijo mordiéndose el labio como cuando está nerviosa. Por qué estaba nerviosa conmigo? Yo no soy el maniático controlador de su novio, a mí me podía decir lo que ella quisiera.
-Todo el que quieras –Le respondí con un guiño.
-Maneja –Dijo finalmente.
Y manejé. Primero por la carretera y luego por uno de los caminos de tierra que atraviesan el Olimpic National Park, internándonos en el bosque. Ese camino era más tosco y me gustaba asustar a Bella que se aferraba a la puerta con cada brinco del jeep.
-Emmett más lento!
-Aaaaaaw Belly, ya no eres divertida… te estás juntando demasiado con Edward –Reí.
-Ya no soy divertida? –Bufó -Más rápido! –Me desafió. Y yo aceleré.
Al principio Bella pareció asustada, pero poco a poco se empezó a relajar, luego a sonreír y por último a reír a carcajadas hasta que las lágrimas rodaban por sus mejillas. Yo reí junto con ella, la situación era así de absurda. Tanto reímos que de pronto Bella gritó entre carcajadas
-Emmett para!
-No quieres que pare… no seas aguafiestas Belly!
-Paraparapara! Emmett me hago pis! -Dijo sin parar de reír pero cruzando las piernas. Oh no, no en mi jeep. Frené en seco y si Bella no hubiera estado sujeta por el arnés se habría estampado contra el parabrisas.
Rápidamente me bajé del jeep y lo rodeé para abrir la puerta de Bella y liberarla del arnés, pero una vez que la liberé no se movió.
-Bells, ya estás lista, quieres que te ayude a bajar? –Pregunté confundido. Ella negó con la cabeza cerrando los ojos en concentración.
-Si me muevo ahora, me hago –Susurró. A mí me causó gracia y me imaginé que valdría la pena arruinar mi tapicería por ver la cara de vergüenza de Bella si se llegaba a hacer pis frente a mí y en mi jeep! Já.
-Quieres que te baje? –Le pregunté sintiendo pena por ella.
-Por favor –Dijo vulnerable. La tomé en mis brazos y ella rodeó mi cuello con los suyos. Bella siempre era así, dulce, delicada.
-Quieres que te lleve más allá entre los árboles? –Ella asintió contra mi cuello.
-Aquí está bien? –Le dije cuando nos hube internado unos 100 metros.
-Sí, gracias –Dijo mientras la dejaba en el suelo. Se quedó parada junto a mí con las piernas cruzadas y fuertemente apretadas. Se veía chistosísima.
-Necesitas que te ayude a bajar tus jeans? –Le ofrecí guiñándole un ojo.
-Emmett! 300 metros de distancia mínimo. Ahora! –Exigió. Yo le obedecí y la dejé para que se ocupara de sus necesidades humanas. Una vez que terminó se dirigió por si sola al Jeep sonriendo aliviada y yo me reuní con ella.
-Eso fue divertido, gracias Em –Dijo Bella apoyándose en el capó del jeep a mi lado.
-Gracias a ti Belly, yo también necesitaba pasar un buen rato –Dije tomándola de la cintura para sentarla en el capó para que quedáramos a la misma altura y poder mirarnos a los ojos.
-Problemas en el paraíso?
-Podríamos decir que sí –Confesé. No quería molestar a Bella con mis problemas con Rosalie, pero ella era la única con la que sentía que realmente podía hablar. El resto de la familia estaba demasiado involucrada.
-Quieres conversar?
-No te quiero abrumar con mis problemas Bells, tú tienes suficiente lidiando con Edward.
-Já! Como si lidiar con Rosalie fuera pan comido –Exclamó. Luego se dio cuenta de lo que había dicho y se tapó la boca con las dos manos luciendo mortificada –Emmett lo siento! No tengo derecho a hablar mal de tu esposa, por favor perdóname, hablé sin pensar!
-Relájate Belly Bells, no dijiste nada que no sea cierto. Esa mujer está acabando con mi paciencia, y tú no tienes razón para pensar otra cosa de ella. No se ha portado nada bien contigo –Dije frunciendo el seño al recordar cómo se había referido a Bella como la "mascota de Edward". Bruja.
-La entiendo… sólo soy una humana… Y no le he traído más que problemas a tu familia –Dijo bajando la mirada.
-Belly corta la fiesta de autocompasión! Tu eres lo mejor que le ha pasado a esta familia en años. Nos has ayudado a redescubrir nuestra humanidad y has hecho nuestras vidas mucho más interesantes. Eres dulce y buena y amable. Juegas y ríes conmigo y me escuchas. Nunca subestimas a la gente. Si Rosalie no es capaz de apreciar esas cualidades es porque no las posee y es incapaz de reconocerlas –Dije molesto, no con Bella si no con Rose.
-No te enojes conmigo Em… -Dijo tendiendo su mano para tocar mi brazo.
-Nunca me podría enojar contigo Bells. Pero no dejes que la opinión de los demás te afecte tanto. Confía más en ti y en la persona increíble que eres.
Ella me miró directo a los ojos mientras su labio inferior y mentón temblaban tratando de controlar la emoción y se lanzó hacia mí en un abrazo apretándome con todas sus fuerzas. Yo respondí a su abrazo cuidando de no apretar demasiado. Tan cálida, tan honesta… Por qué yo no puedo tener a alguien así? Luego volvió a su posición sentada en el capó del jeep y me dijo
-Gracias Emmett… no sabes lo bien que me hace hablar contigo. Sobre todo después de… -Se interrumpió.
-Después de discutir con Edward?
-Sí… me saca de quicio Em, no me deja en paz controlando todo lo que hago. Nunca me escucha y cada vez me frustro más!
-Mándalo al infierno! Tú te mereces algo mejor que al niño bonito reprimido y con complejo de dios.
-Es tu hermano! –Dijo sorprendida por mi exabrupto… o a lo mejor por mi sinceridad.
-Y porque es mi hermano y lo conozco te lo digo. Tú eres demasiada mujer para él. Edward es un niño aún y nunca va a dejar de querer controlarte. Tú te mereces divertirte, sentir que eres joven. Sabes desde hace cuanto que no te veía reír como hoy? –Ella negó con la cabeza –Meses Belly. Meses en los que no te has reído a carcajadas ni una vez. Como puedes pensar que Edward te hace feliz?
-Y qué me dices de Rosalie? –Contraatacó ella visiblemente molesta. La verdad duele, icen por ahí.
-Qué hay con Rose?
-He visto como te trata Em, y no me gusta nada. Te hace quedar como un idiota todo el tiempo, no escucha nada de lo que dices y te manda de un lado para otro como si fueras su mayordomo.
-Mierda! -Fue todo lo que pude decir. Hasta Bella se daba cuenta.
-Lo siento Em… yo… no quería herirte, pero es que las cosas que me dijiste de Edward… son ciertas, pero duele sabes? No quiero que me traten como si fuera una niñita malcriada, pero ya no sé qué hacer…
-Deja de disculparte Bells, tienes razón.
-Es solo que… tú te mereces a alguien mejor… Eres tan dulce y alegre, me aceptaste sin condiciones desde el primer día, siempre encuentras el lado bueno a las cosas y aligeras el humor en el lugar en el que te encuentres… Quiero decir… Rosalie es bellísima y todo eso, pero odio ver cómo te trata. Tú mereces a alguien que te cuide y te quiera. Alguien que se interese en tus opiniones… Al menos alguien que sonría de vez en cuando. A veces pienso que si Rosalie sonríe alguna vez su cara se va a trisar.
-Yo pienso lo mismo –Contesté mirándola a los ojos. Yo necesito a alguien como Bella, pensé. No sé qué más pasó por mi cabeza o si simplemente fue mi instinto el que actuó antes de tener tiempo de procesar lo que estaba haciendo, pero de pronto me encontré con mi rostro a un par de centímetros de el de Bella y sin más lo acuné entre mis manos y la besé.

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