martes, 21 de junio de 2011

Tal para cual! 8



Capítulo 8
I told you
That we could fly
Cause we all have wings
But some of us don't know why
I was standing
You were there
Two worlds collided
And they could never ever tear us apart
Never tear us apart / INXS
Bella POV
Trágame tierra! Por qué últimamente mi dormitorio era como La Alameda de los vampiros? Todos los vampiros creían que estaba bien pasar sin preguntar. Unos a vestirme, otros a verme dormir y otros a ofrecerme masturbaciones… Agh… mi vida apesta!
Pero lo peor de todo es que en medio de la tremenda humillación que significa haber sido sorprendida tocándome… había una pequeña parte de mi cerebro (una parte que nunca salía de la alcantarilla, una parte pervertida y desvergonzada) que se alegraba de que Emmett me hubiera visto. Y aún más que me hubiera ofrecido su ayuda. Cómo funcionaría eso? No es que fuera como Jasper que probablemente me podría hacer acabar simplemente con su don. No, Emmett me tocaría. Estaba dispuesta a dejarlo tocarme? Mmmmmh… no, no debería. Pero quería!
-Em… qué tengo que hacer? –Pregunté desde bajo mi cobertor, aún tapada completamente, no sería capaz de mirarlo a la cara.
-Sácate la ropa Bells, desnúdate bajo la colcha –Me dijo con esa voz ronca que prometía sexo, sexo y más sexo. Probablemente conseguiría un orgasmo si él me susurraba cochinadas al oído con esa voz. Demonios! Podría tener un orgasmo si me recitaba la guía telefónica con esa voz.
Me desnudé sacándome mi camiseta de Poison primero y mis shorts después y los lancé al otro extremo de mi habitación. Sentí a Emmett respirar profundamente, como tratando de calmarse.
-Em… estás bien?
-Si Jingle Bells, estoy perfectamente. Ahora voy a meter mi mano debajo de la colcha y tú me vas a decir dónde te gusta más que te toque. Esas son tus zonas erógenas y son donde nos vamos a concentrar. De acuerdo?
-De acuerdo –Dije con un hilo de voz. Ok, tranquila Bella, no pasa nada, simplemente tu cuñado va a tocarte para descubrir tus zonas erógenas. Como dice Alf, No hay problema!
De pronto sentí la mano helada de Emmett en mi costado, tocándome levemente, apenas rozando mi piel. Aspiré profundo y mi corazón se desbocó. Aún no me hacía nada y ya estaba al borde de una taquicardia.
Su mano se movió lenta pero segura hasta mi estómago, y comenzó a dibujar círculos con la yema de sus dedos sobre mi piel. Mi estómago se tensó esperando que su mano se moviera. Ya fuera hacia el sur o hacia el norte necesitaba que me diera algún alivio. Froté mis muslos tratando de ganar un poco de fricción y gemí de impotencia cuando él siguió sus caricias dibujando círculos pequeños, círculos grandes, espirales, óvalos…
Cuando no pude más y jadeé de deseo él movió con enloquecedora lentitud su mano hacia mi pecho y siguió con los malditos círculos desde el centro de mi pecho hacia mis costados, de mis costados a mis axilas, de mis axilas hacia el centro de mi pecho, pero nunca tocándome donde más lo necesitaba. Jodido Emmett me estaba haciendo sufrir y el muy cretino lo estaba disfrutando. Si no hubiera estado tan encendida lo habría echado a patadas, pero necesitaba su toque, esos círculos hacían que toda mi piel se volviera hipersensible y cada roce parecía estar conectado directamente con mi entrepierna.
Comencé a retorcerme tratando de obligarlo a tocar mis pechos, a acariciar mis pezones que estaban dolorosamente erectos.
-Qué te pasa Belly Bean? No te gusta lo que te estoy haciendo? Quieres que me detenga? –Preguntó con su voz de sexo.
-Emmett… Em por favor… deja de jugar conmigo… tócame –Rogué. Sip, así es, rogué.
-Dónde quieres que te toque?
-En todas partes… tócame Em… -Jadeé. Él dirigió su mano a mi pecho derecho abarcándolo con una de sus manazas y pellizcó suavemente mi pezón entre sus dedos índice y pulgar.
-Aaaaaagh! Dios! Em, hazlo otra vez –Él me complació y yo volví a gemir. Luego su mano volvió a los jodidos círculos, pero se acercó lentamente a mi pecho izquierdo y repitió sus acciones consiguiendo que yo jadeara una sarta de profanidades que lo hizo soltar una carcajada.
-Mierda Bells! No te conocía ese vocabulario! Estás segura de que no tienes a un marinero escondido ahí adentro? –Dijo levantando mi colcha. El muy cretino me quería ver desnuda y yo le lancé un manotazo y me volví a cubrir hasta la cabeza. Era ridículo, lo sé, pero pensé que sería más fácil si no nos veíamos las caras. De todas maneras estoy segura de que consiguió una bonita imagen de mí en topless, jadeante y encendida.
-Cállate Em, vas a seguir o no? –Dije exasperada. Si se iba a reír de mí y no me iba a dar mi O, se podía ir al infierno.
-Por supuesto que voy a seguir, quién crees que soy? Yo nunca dejo a una mujer insatisfecha. Palabra de superhéroe –Dijo claramente disfrutando de la situación.
-Aah? –Dijo superhéroe? Tendré que preguntarle sobre eso. En otra ocasión. Cuando no esté desnuda. Cuando él no esté retorciendo mis pezones entre sus dedos. Mmmmmmh esos dedos saben lo que hacen…
Enloquecedoramente lento sus dedos se movieron hasta mi cuello y recorrieron detrás de mis orejas, bajaron a mi clavícula pasando por los puntos de mi pulso, se movieron por mis axilas y descendieron por mi costado. Cada centímetro de piel era acariciado con la suavidad de una pluma, un roce que me encendía pero nunca era suficiente.
Finalmente llegó a mi bajo vientre y gemí otra vez… tan cerca… estaba tan cerca de donde lo necesitaba… mis músculos se contrajeron en anticipación y mi sexo casi me dolía palpitante.
Pero sus manos se movieron por mis muslos hasta mis rodillas, y lentamente siguió con sus condenados círculos, subiendo centímetro a centímetro. Abrí mis piernas casi darme cuenta, esperando el momento en que finalmente me tocara…
-Em, por favor… no puedo más… por favor…
-Otra vez Bells, dime qué es lo que necesitas. Dime exactamente qué es lo que quieres y te lo daré.
-Tus dedos… en mi clítoris… ahora! –Gemí e inmediatamente sus dedos estaban donde los necesitaba más, recorriendo mi canal desde mi clítoris hasta mi entrada. Una y otra y otra vez. Su toque frío contrastaba con mi piel que ardía, creando deliciosas sensaciones. Era totalmente consciente de cada lugar que sus dedos recorrían, y pronto comenzó con sus círculos rozando mi clítoris de forma deliciosa, pero aún no era suficiente.
-Más Em, necesito más…
-Más qué Bells? Dime y te lo daré –Su voz era tan baja que era casi un gruñido. Y las vibraciones… Oh Dios! Gruñe otra vez!
-Más presión, más rápido, más fuerte… -Y me dio exactamente lo que le pedí. Sus dedos presionaron en la medida justa girando y girando y a los pocos segundos me encontraba al borde del precipicio… la sensación más poderosa que hubiera sentido nunca, todos los músculos de mi cuerpo temblando mi garganta incapaz de formar sonidos coherentes, mi respiración eran jadeos desesperados, y de pronto caí… y seguí cayendo en un abandono que me hizo perderme en deliciosos espasmos de placer. Un grito quiso escapar de mis labios, pero la boca de Emmett cubrió la mía y ahogó mis sonidos animales mientras disfrutaba de mi primer orgasmo.
El beso que compartimos fue distinto al primero en el bosque. Este estaba más lleno de emoción, fue a la vez más dulce y ardiente, y nuestras inhibiciones ya eran casi inexistentes. Su beso se hizo demandante y su mano volvió a moverse de nuevo, lenta, suavemente, hasta lograr encenderme de nuevo. Pero esta vez mientras su pulgar acariciaba mi clítoris, su índice giraba alrededor de mi entrada pero sin penetrarme.
-Mierda! –Gemí contra su boca y giré mis caderas para que me diera lo que necesitaba. Pero Emmett, maldito sea, estaba en completo control y no me daría lo que necesitaba hasta que a él le se le diera la regalada gana. Le mordí el labio inferior para demostrar mi disgusto, pero él me gruñó y me excitó aún más.
Su dedo finalmente penetro un poquito y Oh! Se sintió fantástico! Pero entonces lo retiró
-Em! Más! –Demandé mientras su boca atacaba mi cuello. Su respuesta fue otro delicioso gruñido y su dedo nuevamente en mi lugar favorito, trazando círculos dentro de mí.
-Aaaah… Dios Em!... Oh Dios!... Ohdiosohdiosohdios!... Mmmmmmmh… -Sip, estaba completamente incoherente y había perdido la capacidad de pensar en nada que no fuera esa mano tocándome donde ni yo misma me había tocado.
La presión en mi bajo vientre se formó mucho más violentamente esta vez, y mis paredes se contrajeron virtualmente atrapando el dedo de Em dentro de mí. Él inmediatamente volvió a mover su boca sobre la mía y ahogó mi grito con más besos hasta que mi respiración se hubo calmado lo suficiente. Lentamente retiró su mano de entre mis piernas y mirándome a los ojos, deliberadamente se llevó el dedo que había estado dentro de mí a la boca y lo succionó cerrando los ojos y gimió.
Ese gesto en cualquier otro momento me habría parecido francamente asqueroso, pero tal como estaban las cosas me pareció lo más sexi que había visto en mi vida y un gemido puede haber escapado de mis labios.
De pronto ya no me importaba estar desnuda frente a este hombre que estaba lamiendo mis jugos de sus dedos, no me importaba que él hubiera ahogado mis gemidos con sus besos. No podía dejar de mirarlo con los ojos muy abiertos, llenos de asombro. Dios! Si hubiera sabido antes que era posible sentir tanto placer habría invitado a Em a mi dormitorio hace años…
-Em…
-Si Bells? –Dijo él muy bajito, con cara de preocupación.
-Gracias… eso fue… Wow! Increíble. Y me diste 2! Wow… No sabía que se sentiría así…
-No sabías que se sentiría así? Nunca antes…? Ninguno? –Preguntó sorprendido. Pero de qué se sorprende si yo le había dicho que nunca me había tocado? Oh… él pensó que alguien más…
-Nunca antes… nadie me ha tocado así… -Dije enrojeciendo en la oscuridad.
Emmett me miró largamente su rostro en blanco pero sus ojos reflejando una profunda emoción y por último me tomó en sus brazos en un solo fluido movimiento y me sentó en su regazo, completamente desnuda y me abrazó cubriendo mi cuerpo casi por completo.
Y me importó? Pues no, me acurruqué hundiendo mi rostro en el hueco entre su cuello y su hombro y respiré profundamente, una y otra vez, regodeándome en su delicioso olor a manzanas y especias.
-Qué voy a hacer contigo Jingle Bells? –Suspiró.
-Qué quieres hacer conmigo? –Pregunté sintiéndome seductora, atrevida.
-No juegues conmigo niñita –Me gruñó, haciéndome vibrar contra su pecho.
-Me gusta cuando me gruñes… eres sexi… -Comenté y él me respondió con un gruñido que resonó desde su estómago haciéndome temblar contra su cuerpo.
-Em… supongo que ya es tarde para avergonzarme, estando desnuda sobre ti y todo eso… pero… qué estamos haciendo? Pensé que habíamos acordado ser amigos pero parece que no podemos mantener nuestras manos alejadas del otro…
-Voy a dejar a Rosalie –Me dijo abruptamente, sobresaltándome.
-Por… por.. por qué? –Dije sin atreverme a preguntarle si era por mí.
-Por que se matrimonio es una farsa y nunca debí haberme casado con ella. Demonios, si hubiera estado en mi sano juicio nunca me habría casado con Rose… sabías que nos casamos 2 días después que desperté de mi transformación? Claramente mi mente no estaba lúcida!
-Oh… Ok… -En serio, qué puedes responder a una confesión como esa?
-Me gustas Bells… me gustas mucho… -Me dijo hablando contra mi cabello. Su aliento helado me produjo escalofríos pero me aferré a él con más fuerza.
-Me gustas también Em… más de lo que debería… pero… yo estoy con Edward… a pesar de lo que pasó esta noche… Oh! No sé qué hacer Em… estoy tan confundida!
-No te preocupes Jingle Bells, no pasa nada… tómate el tiempo que necesites para resolver tus sentimientos. Yo te voy a esperar…
-Mientras no te dé mi respuesta definitiva no deberíamos… tu sabes… -Dije pensando en lo bien que me sentía en sus brazos, en lo correcto que se sentía el mundo mirado desde su regazo.
-Entiendo. No más diversión para ninguno de los dos hasta que hayas enviado a Eddy al infierno.
-Emmett! Edward no tiene la culpa de la horrible persona en la que me convertido! Soy lo peor –Dije sintiendo el enorme peso de la culpa que amenazaba con aplastarme.
-Bells… por favor no te arrepientas… esta ha sido una de las mejores noches de mi vida… no te arrepientas de mí –Me imploró con los ojos brillantes. Cómo podía arrepentirme de él? No, no podía. Me odiaba a mí misma, pero no culpaba a Em.
-No me arrepiento de ti Em… nunca de ti. También para mí fue una de las mejores noches que he tenido… gracias por compartirla conmigo… -Dije besando su mejilla.
Permanecimos abrazados largo rato hasta que Emmett me metió bajo mi cobertor y se recostó a mi lado en mi cama y me abrazó fuerte, pegándome a él. Lo último que escuché fue
-Que sueñes con los vampiritos Belly Boo…

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