viernes, 15 de julio de 2011

Condenados 3



Otro capítulo de Condenados. Espero que les guste, es un poco diferente a mis demás historias.
Ustedes dirán.
Abrazos

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Capítulo 3
Estamos solos en la selva, nadie puede venir a rescatarnos
estoy muriéndome de sed, y es tu propia piel
la que me hace sentir este infierno
te llevare hasta el extremo
te llevare, abrázame, este es el juego de seducción
estoy muriéndome de sed, y es tu propia piel
la que me hace mover, me hace mover
me hace mover, en extremos.
Juego de seducción / Soda Stereo

Demetri POV
Isabella ardió durante tres días.
Y despertó convertida en una diosa.
Durante esos tres días no pude evitar fantasear sobre ella… sobre lo que sería compartir mi eternidad con una mujer así, hermosa, apasionada, una compañera creada y entrenada en la vida vampírica por mí y para mí.
No la conozco demasiado, claro que no, pero la experiencia que compartimos… fue trascendental… más que simple sexo.
Y de sexo sé bastante, si hay algo de lo que no nos privamos en Volterra es de sexo y sangre, los dos instintos más fuertes en un vampiro… alimentarse y coger.
Isabella floreció conservando sus mejores cualidades como humana y mejorándolas como vampira.
Sus labios más llenos, sus caderas más generosas, sus pechos más redondeados, su cabello más largo, sus piernas más torneadas… Seguía siendo ella, pero más y mejor.
…oOo…
Isabella despertó confundida, como todos los neófitos. Al verme frunció el ceño y retrocedió asustada, pero no me atacó. Yo soy su maestro, su creador, y como tal ella instintivamente se someterá a mí.
-Bienvenida Isabella… me recuerdas? –Pregunté con voz firme.
-Demetri –Afirmó.
-Recuerdas lo sucedido? –Pregunté.
-Laurent… me atacó. Tú me salvaste. Tuvimos sexo. Me convertiste –Resumió.
-Bien Isabella, veo que tu mente está clara. Ahora te vamos a alimentar –Le dije calmadamente por si se resistía. Por ningún motivo le enseñaría a cazar animales, eso es un último recurso.
-Humanos? –Preguntó.
-Humanos –Respondí –Algún problema?
-No. Soy un vampiro. Como humanos –Dijo como si estuviera recitando de memoria.
-Vamos Isabella, tengo tu cena en la cocina –Le dije tomando su mano. Ella se aferró a mí y me siguió obediente. Muy bien Isabella, muy bien…
En la cocina esperaban un par de campistas, atados de pies y manos y con sus bocas amordazadas.
Isabella se puso rígida. Pensé que se negaría a comer, después de todo había sido muy influenciada por los Cullen y su vegetarianismo.
Pero me sorprendió.
-Puedo? –Preguntó tímidamente mirándome a los ojos a través de sus largas pestañas. Jodidamente sexi.
-Adelante… -Le solté la mano y ella se lanzó al ataque. En pocos minutos había drenado a los dos campistas, haciendo un desastre de sangre y trozos de cuello de los humanos.
Tendría que enseñarle modales para comer, no es civilizado salpicar tanto…
Me felicité por haber elegido la cocina… sería mucho más fácil de limpiar que cualquier otra superficie de la casa.
Isabella se levantó lentamente y me miró con los ojos llenos de preguntas.
-Lo hiciste muy bien Piękny, muy bien. Te sientes mejor? –Pregunté.
-Sí… -Asintió.
-Alguna pregunta? –Dije sonriendo para que se sintiera cómoda.
-Por qué no siento… remordimientos? –Preguntó confundida.
-Cuando eras humana sentías remordimientos al comer pollo o cerdo? –Pregunté a mi vez.
-No –Respondió simplemente.
-Es lo mismo Isabella, has evolucionado. Has subido un escalón en la pirámide alimenticia. No sientes remordimientos porque has hecho lo que debes hacer para sobrevivir… -Expliqué.
-Demetri… Ahora… ahora qué? –Preguntó.
-Ahora vamos a esperar unos días antes de viajar. Vas a ir a Volterra conmigo, y te voy a enseñar todo lo que necesitas saber. Te puedes quedar conmigo el tiempo que lo desees –Dejé la invitación abierta. No quise parecer ansioso.
-No… no me vas a abandonar? –Preguntó esperanzada.
-Soy tu creador Isabella. No te voy a abandonar nunca, siempre estaremos ligados de alguna forma. Tú eres libre de buscar una vida independiente una vez que hayas terminado tu entrenamiento, pero siempre podrás contar conmigo. Nos une la sangre y el veneno.
-Gracias Demetri… -Sonrió. Yo amé como mi nombre se deslizó por su lengua, como una caricia.
-Ahora, vamos a limpiar este desastre, a deshacernos de los cuerpos y a limpiarte a ti –Dije en tono calmo tratando de cambiar el curso de mis pensamientos. Para los neófitos es tranquilizador que un vampiro maduro, en especial su creador, esté en control, manejando cada aspecto de sus vidas, al menos en el comienzo.
Les da estabilidad en un mundo nuevo y amenazador. E Isabella no se reveló a mi control. Me estaba gustando cada vez más.
-Ok -dijo ella tomando mi mano y dándole un apretón. Yo tomé un cuerpo, le indiqué que tomara el otro y nos dirigimos a bosque a enterrarlos.
Luego regresamos a la cabaña, donde Isabella y yo limpiamos los rastros de sangre de la cocina. Finalmente guié a Isabella al baño para ayudarla a ducharse.
Ella se quitó mi camiseta (que era lo único que levaba puesto) sin ninguna vergüenza y entró a la ducha.
Ver nuevamente su cuerpo desnudo generó la reacción esperada en mi, y antes de darme cuenta realmente de lo que hacía, me encontré en la ducha con ella, desnudo, aplastándola contra la pared y refregando mi erección contra su espalda.
Isabella gimió y sus manos viajaron a mis nalgas empujándome hacia ella con más fuerza y gimió.
-Me deseas Isabella? –Pregunté con voz ronca. Podía oler que así era, pero no haría nada que ella no quisiera.
-Sí Demetri… -Jadeó moviendo sus caderas contra las mías.
-Deseas que te haga el amor? –Pregunté tratando de darle la oportunidad de recular.
-Si –Respondió.
Yo la giré y de inmediato reclamé su boca, besándola sin contener mi pasión. El probarla como humana había sido delicioso, pero como vampira? No tenía comparación, su cuerpo era firme y durable, su piel lisa y suave como la seda y su belleza podía rivalizar con las mujeres más atractivas de la corte de Volterra.
Y era mía. Mi creación, mi pupila… y en este momento, mi amante.
Mis manos recorrieron su costado moviéndose de arriba hacia abajo mientras sus manos acariciaban mi espalda, alternando caricias y arañazos, tierna y brutal. Sus instintos vampíricos eran perfectos, era la dualidad ideal, delicada y mortífera.
Mis manos se movieron a su trasero, palmeándolo y presionándola más fuerte contra mí. Pronto la levanté con mis manos y sus piernas rodearon mi cintura. Mi boca se movió hacia su cuello mordisqueando y lamiendo mi marca en ella.
Isabella se aferró a mí con fuerza y mordisqueó el lóbulo de mi oreja, y yo gruñí de placer. Esto no era hacer el amor, era sexo animal, primal e instintivo, y ambos estábamos impulsados hacia el otro para obtener la mayor cantidad de placer posible de manera inmediata.
Apoyando su espalda contra la pared, tomé mi erección y la deslicé por su canal desde su centro hasta su clítoris, una, dos, tres veces para desesperarla aún más. Ella enterró sus uñas en mi espalda y gruñó y gritó de frustración, succionando mi cuello y moviendo sus caderas.
No pude resistir más, mi necesidad de poseerla era más fuerte que mis ganas de jugar, y bajando su cuerpo bruscamente la penetré, generando un gemido de satisfacción y placer de ambas partes.
Mi ritmo fue frenético desde el principio, y gracias a la resistencia física de los vampiros no debimos detenernos por horas.
Varios orgasmos después nos movimos desde la ducha hacia el dormitorio, y una vez que destruimos la cama, nos movimos a la otra habitación.
Isabella no dejó de sorprenderme en su pasión y entrega, y me encontré pensando cada vez más seriamente si no habría encontrado en ella a mi compañera ideal.
Horas después nos encontramos desnudos en el suelo con ella acurrucada sobre mí y mis brazos rodeándola tiernamente.
-Demetri… no me dejes… -Me rogó.
-Nunca, tú eres mía Piękny –Respondí con toda honestidad.
Pude sentir lo fácil que sería enamorarme de esta mujer.
…oOo…
Los siguientes días continuaron de manera similar. Enseñé a Isabella a cazar por sí misma y ella comenzó a sentirse cada vez más cómoda con su nuevo cuerpo e instintos, ganando confianza en sí misma que se traducía en una Isabella valiente y aventurera en la cacería y en el dormitorio.
Cada día traté de enfocarme en prepararla lo mejor posible para su nueva vida, pero siempre volvíamos a lo mismo. No podíamos tener las manos separadas del cuerpo del otro.
A pesar de esto nuestra relación en general se mantuvo amigable dentro de lo patrones de una alumna y su profesor… hasta que no podíamos resistir más y alguno de los dos se lanzaba sobre el otro y acabábamos gritando y rugiendo de placer.
…oOo…
El viaje a Volterra fue más complicado, y ya que el piloto era humano debí sobrealimentar a Isabella antes de partir y luego entretenerla en la cabina con otras actividades de corte sensual. Para cuando aterrizamos lo único que queríamos era encontrar un cuarto o un rincón oscuro donde poder coger en paz, lo que fue una suerte, ya que debimos tratar con múltiples humanos e Isabella comenzó a ponerse nerviosa, pero por el momento su necesidad de satisfacer sus deseos carnales eran más poderosos que su sed.
Recogí mi auto en el aeropuerto, un Ferrari Ascari KZ1 d color naranjo, y 45 minutos después de aterrizar nos encontrábamos volando por la carretera a 180 km por hora.
Nos detuvimos en un pueblo a mitad de camino para comer y coger, y 4 campesinos y 5 horas después nos encontramos en las puertas de Volterra.
Isabella estaba cada vez más nerviosa con su presentación en la corte, pero yo estaba tranquilo. Mi condena duraría sólo un par de meses más, tiempo suficiente para poder entrenar a Isabella en las leyes y costumbres de nuestro mundo, y luego podríamos ir a vivir donde lo deseáramos.
Estacioné mi auto en mi estacionamiento privado en el subterráneo del castillo y tomamos el ascensor para llegar a la sala principal.
No nos encontramos a nadie en el pasillo, lo cual fue bueno, pero lamentablemente Gianna estaba, como siempre, en su puesto en la recepción.
Bella se relamió y dijo
-Dem, me la puedo comer? –Me miró a través de sus largas pestañas, sabiendo que casi cualquier cosa que me pida de ese modo le será concedida.
-No Piękny, ella es Gianna y trabaja con nosotros –Reí al ver la cara de espanto de Gianna.
-Gianna, te presento a Isabella, mi pupila –Las presenté pero mantuve mi agarre firme en la mano de Isabella, a modo de advertencia de que debía tener cuidado.
-Mucho gusto, Isabella –Dijo Gianna recuperando la compostura aunque en sus ojos podía ver el terror que le daba el convertirse en la cena de mi neófita.
-El gusto es mío, Gianna –Dijo Isabella con una sonrisa inocente adornando su rostro.
-Gianna, necesito ver a los maestros a la brevedad… se encuentran disponibles? -Pregunté.
-Oh si, acaban de terminar de comer… Les avisaré que estás esperando –Dijo apretando botones en uno de sus teléfonos –Félix? Si, Demetri está aquí, y trae una visitante… si… no lo sé… Ok, de inmediato –Dijo y colgó.
Luego, dirigiéndose a nosotros, dijo
-Los maestros los esperan.
-Gracias Gianna –Dije mientras Isabella me daba un apretón en mi mano. Sus nervios y aprehensiones más evidentes que nunca.
-Tranquila Piękny, todo está bien –La tranquilicé, aunque tenía la sospecha de que no todo saldría tan fácil como esperábamos.
Enderecé la espalda, besé a Isabella suavemente en los labios, y abrí las puertas del gran salón.
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Que tal nuestra Bella come-humanos?
No olviden comentar! Me hace querer actualizar esta historia más seguido ;-)

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