miércoles, 16 de noviembre de 2011

Por qué a mí? 6




Hola chicos! Qué tal? Aquí les traigo la actualización que tanto me han pedido. Esta va a dedicada a Max kaDaR porque en este capítulo viene lo que ella me pidió y a LalyCullen2010 porque hoy es su cumpleaños. Felicidades!

Espero que me ayuden a escribir esta historia con sus comentarios y por ahora, simplemente disfruten!

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Capítulo 6


Estamos solos en la selva

y nadie puede venir a rescatarnos

estoy muriéndome de sed

y es tu propia piel la que me hace sentir este infierno

Te llevaré hasta el extremo

te llevaré, abrázame

este es el juego de seducción

Juegos de seducción /Soda Stereo

Bella POV

Nuestro viaje hacia la Reserva fue tranquilo y sin incidentes. Dejé a Sam conducir ya que sólo él sabía el camino a su casa, y él manejó todo el camino con una de mis manos entre las suyas. Casi no hablamos, sumidos en un cómodo silencio, y aproveché para observarlo sin que él se diera cuenta.

Sus rasgos indígenas estaban bien marcados, no sólo en el color de su piel sino en detalles como sus altos pómulos y carnosos labios. Su nariz era recta y proporcionada, pero lo realmente destacable de su apuesto rostro eran sus ojos. Sam mostraba toda la intensidad de lo que sentía a través de sus ojos.

Eran de color avellana, de un café con más matices que mis propios ojos, y estaban enmarcados en un set de pestañas largas y oscuras que serían la envidia de cualquier chica. Cuando Sam me miraba fijamente mis entrañas se contraían y dejaba de ser responsable de mis actos… me consumía por completo.

-Llevas mucho rato observándome… ves algo que te guste? –Preguntó con una sonrisa en el rostro y si apartar los ojos del camino. Ja! Y yo que pensé que lo observaba sin que él se diera cuenta!

-Muchas cosas –Respondí con un susurro, sin querer romper de todo el silencio.

-Ya estamos llegando –Me dijo –Este es mi hogar –Dijo estacionando la camioneta en la zona "comercial" de La Push. Frente a mi estaba un local con un simple letrero que decía "ferretería", y desde la calle pude ver que Jared estaba atendiendo el local.

-Y tú vives en el segundo piso? –Pregunté viendo una escalera que subía por el costado de la construcción.

-Sí, subamos –Me dijo posando su cálida mano contra mi espalda baja. Un escalofrío me recorrió ante el simple contacto y le sonreí agradecida de tenerlo a mi lado. Hoy conocería más de Sam y eso me daba cierta tranquilidad con respecto a nuestro futuro… si él era mi alma gemela seguro me gustaría lo que encontraría en su casa.

Subimos la escalera y Sam abrió la puerta sin usar la llave… estaba abierta. Yo lo miré extrañada y él simplemente se encogió de hombros y me dijo

-Mi casa es como nuestro cuartel, todos los chicos entran y salen a voluntad, no vale la pena cerrar la puerta.

-Y si te entran a robar? –Pregunté como buena hija del jefe de policía local.

-La tasa de delincuencia en La Push es sorprendentemente baja Bella, todos estamos emparentados de alguna manera u otra, y además nadie entraría a robarme a mí… Recuerda que soy el jefe de la Tribu.

-Oh siempre, se me olvida ese detalle… -Dije sonrojándome.

En ese momento entramos a la casa. Era un espacio abierto y amplio con una gran cocina-comedor y un living con una chimenea y grandes sillones de cuero desgastado cubiertos con mantas de tejidos tradicionales. Era un espacio masculino y hogareño a la vez, e inmediatamente me sentí cómoda ahí.

-Quieres el tour? –Me preguntó casi tímidamente.

-Sí, claro –Respondí tímidamente. El encontrarme a solas con él me estaba comenzando a afectar, era como si su olor y su presencia por sí solos fueran suficientes para encenderme y hacerme tener toda clase de pensamientos impuros basados en nuestro único encuentro en el bosque.

Lo que sentía era mucho más animal… y estar en su "territorio" me encendió a niveles insospechados.

Pero él actuaba tan compuesto, tan… caballerosamente que estuve segura de que eran sólo mis hormonas adolescentes jugándome una mala pasada y volví a concentrarme en lo que Sam me decía.

-Como puedes ver la cocina domina el espacio porque mi madre solía cocinar sus pasteles aquí. La manada se alimenta aquí a menudo, así es que el refrigerador –Dijo apuntando un refrigerador de tamaño industrial –Siempre está lleno y a disposición de los muchachos. Los sillones del living solían pertenecer a mi abuelo, y las mantas fueron tejidas por mi abuela materna.

-Son preciosas –Dije admirando los coloridos tejidos.

-Por aquí –Dijo tomando mi mano –Está el baño –Y abrió una puerta para mostrarme un sencillo cuarto de baño inmaculadamente limpio. No pude dejar de pensar que probablemente Sam había hecho un aseo profundo a la casa antes de mi visita… ningún hombre que yo conociera mantenía así su casa… y no es que yo conociera a muchos hombres.

El baño contaba con una gran bañera con patas de bronce y no pude evitar imaginarme sumergida en ella, rodeada de burbujas y recostada cómodamente… entre las piernas de Sam. Mierda! Sí que estaba como en celo, no podía dejar de soñar despierta con él cogiéndome como el primer día.

-Me… gusta tu tina –Balbuceé por decir algo. Él sonrió y abrió la siguiente puerta

–Este de aquí es el que solía ser mi dormitorio, pero hoy lo uso como dormitorio de huéspedes, en caso de que alguno de los chicos necesite un lugar dónde pasar la noche –Dijo mientras me mostraba una habitación pintada y decorada en tonos de azul. La cama queen estaba cubierta por un edredón hecho a mano y sobre el respaldo había colgado un enorme atrapa-sueños. En el suelo había una mullida alfombra de piel de oso y las cortinas estaban abiertas, dejando entrar la escasa luz del sol de la tarde.

-Me gusta mucho… -Dije imaginándolo dormido en esa cama… de pronto tuve el deseo más absurdo de verlo dormir plácidamente junto a mí, después de hacer el amor. Oh dios, me estaba mojando sin estímulo alguno! Me pregunté si él podría oler mi excitación y apreté fuerte las piernas, creando de paso un poco de fricción, lo que casi me hizo cerrar los ojos y gemir de placer.

-Y por último –Dijo abriendo la puerta –Mi dormitorio.

Era un cuarto más grande que el anterior, con una cama enorme al medio. El respaldo y los veladores eran de madera trabajada rústicamente, y se veía añejada por el tiempo. Las paredes eran de madera barnizada y el edredón era tejido a telar con intrincados diseños en colores tierra.

Yo entré y me sentí invadida por su olor, cerré los ojos y toqué con los la punta de los dedos el borde de su cama, tratando de controlarme. Mi corazón latía fuertemente y creo que estaba comenzando a transpirar.

-Bella –Dijo dando un tirón a mi mano hasta hacerme girar y enfrentarlo –Estás bien?

-Sí –Respondí –No es nada… estoy un poco… distraída.

-Bella –Dijo respirando profundo –Yo… también lo siento…

-Sentir? –Pregunté haciéndome la loca –Sentir qué?

-El impulso… el deseo… -Respondió.

-Sam yo… -Enrojecí violentamente. No quería ser tan evidente demonios!

Sam cortó mis balbuceos tomando mi rostro entre sus manos con toda delicadeza, y posó un suave beso en mis labios.

-Bella –Dijo con voz ronca –No hay nada de qué avergonzarse… eres mía y yo soy tuyo –Y me volvió a besar. Pero esta vez no me pude contener y lo besé con todas mis fuerzas, con todas mis ganas malamente reprimidas. Tomé su cabello entre mis manos para evitar que se alejara e introduje mi lengua en su boca.

Él respondió con la misma intensidad, y nuestras lenguas danzaron por varios minutos mientras mis manos se movían entre su sedoso cabello y sus enormes y musculosos brazos.

Finalmente debimos separar nuestros labios, jadeantes, para poder respirar. Sam apoyó su frente contra la mía y su mirada expresaba tanto deseo como el que sentía yo.


-Bella –Me dijo con voz ronca –Este es el momento de detenerte… si no quieres que te tome aquí y ahora dímelo porque te deseo como nunca he deseado a nadie en mi vida y no sé si podré detenerme.


-Yo también te deseo… tómame Sam –Respondí, todo pensamiento de responsabilidad o tomarse las cosas con calma salieron por la ventana. Yo necesitaba tener su piel desnuda contra la mía y la calentura nublaba mi mente de cualquier otra cosa.

Sam emitió un gruñido y sus manos se movieron a mi trasero mientras su boca buscó la mía. De un salto enredé mis piernas en su cintura y moví mis caderas para frotar mi centro contra su erección.

-Agh… pequeña me vuelves loco –Dijo atacando mi cuello mientras mis uñas se clavaban en su camiseta.

-Mucha… ropa –Jadeé tironeando su camiseta mientras él seguía besando desde mi clavícula hasta ese punto detrás de mí oreja que me volvía loca.

Sam finalmente se separó de mí lo suficiente como para ayudarme a sacar su camiseta y girándose me depositó sobre su cama.

Yo comencé de inmediato a acariciar sus pectorales y sus músculos abdominales mientras lo besaba y él trataba de sacarme mi camiseta sin dejar de besarme. Por último me la sacó y jadeó al verme sólo en mi brassier.

Pero no había tiempo para quedarnos mirados embobados, la necesidad me consumía y podía ver que aunque él trataba de controlarse la lujuria también le estaba pasando la cuenta.

El aroma de su cuerpo y el calor de su piel me tenían embriagada, y no me resistí a lamer su cuello, justo sobre la yugular.

-Mierda Bella si sigues así te voy a coger sin preámbulos –Gimió Sam desabrochando mi sostén.

-Oh Sam… -Gemí mientras sus manos acariciaban mis pechos, rodeando los pezones con sus dedos, haciéndolos ponerse duros e hipersensibles.

-Levanta las caderas –Me dijo abandonando mis pechos para desabrochar mis pantalones. Inmediatamente sentí la pérdida de su contacto y gemí de frustración. Él me sacó rápidamente mis jeans y las bragas dejándome desnuda y mojada frente a él.

-Tus jeans –Le ordené mientras él me miraba embobado, yo de rodillas y con las piernas entre abiertas en su cama, si atisbo de vergüenza, demasiado poseída por mi lujuria.

Sam lentamente y sin dejar de mirarme de un modo predatorio se sacó los jeans y los dejó caer en el suelo. Tal como la primera vez no traía ropa interior y al verlo frente a mí, desnudo y excitado, el deseo se desató con más fuerza en mi bajo vientre.

-Eres preciosa pequeña –Dijo sin acercarse a mí.

-Te deseo lobo… ven a mí –Respondí sin saber de dónde venía esta repentina valentía y desfachatez para decir las cosas.

Sam se acercó lentamente hasta quedar a centímetros de mí. Podía sentir mis poros dilatarse ante el calor de su cuerpo, pero no nos tocamos.

Mirándome a los ojos y muy despacio, Sam llevó su mano a mi centro, comprobando lo mojada que estaba, lo lista que estaba para él.

Mis ojos rodaron hacia atrás junto con mi cabeza, y gemí sonidos incoherentes mientras sus dedos recorrían mis pliegues lento, y con su otra mano acarició su propia erección.

-Saaaaam! –Gemí necesitando más, necesitándolo a él profundamente asentado dentro de mí.

-Tranquila pequeña, es sólo que no quiero hacerte daño –Dijo penetrándome con dos de sus dedos, moviéndolos dentro de mí, ensanchándome, preparándome para recibirlo.

Mis manos recorrieron desde su pecho hasta su sexo, y lo acaricié por sobre su mano, tomando el control de las suaves embestidas que se estaba regalando. En la punta de su erección había una gota de líquido pre seminal que esparcí con mi pulgar, y fue su turno de gemir y rodar los ojos, abrumado por las sensaciones.

Me acerqué más a él mientras su mano obraba maravillas en mi sexo y acerqué su erección a mi entrada, moviéndola desde mi clítoris hacia atrás, una y otra vez, hasta que mis caderas comenzaron a proyectarse hacia adelante buscando más.

Sam había tenido suficiente, su autocontrol no era de hierro y me empujó sobre la cama de espaldas y se abalanzó sobre mí, enterrándose en mi cuerpo en un solo movimiento.

-Ooooh! Mmmmmmh –Gemí al sentirme llena de él, deleitada pero necesitando más, mucho más.

Sam comenzó a mover sus caderas penetrándome y saliéndose de mí a un ritmo enloquecedor, y yo abracé su cintura con mis piernas, ayudándome con los talones para proyectar mis caderas hacia él.

Hicimos el amor enfervorecidos, sin dejar de mirar, besar, chupar ni morder, enloquecidos en el frenesí de la copulación animal, puro instinto y deseo.

Cuando sentí que el fuego de mi cuerpo comenzaba a asentarse en vi bajo vientre y mis paredes se contrajeron grité su nombre, y unas embestidas después Sam se corrió rugiendo el mío.

Descansamos en silencio y abrazados, nuestras extremidades entrelazadas y nuestras respiraciones acompasadas. Sam Besó mi frente dulcemente y me dijo

-Eso estuvo increíble pequeña…

-Tú eres increíble lobo –Dije besando su pecho justo sobre su corazón.

Nos quedamos adormilados y saciados por un rato, respirando al unísono y besándonos lánguidamente, hasta que se escuchó el sonido de la puerta y ambos nos sentamos en la cama intercambiando miradas de pánico.

-Hola? Sam? Hay alguien? –Dijo una voz femenina.

-Leah –Susurró Sam.


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Uuuuuuh! Pelea de chicas! O no? Ustedes dirán, este es su fic, yo sólo lo escribo.

Reviews=love=actualización.

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