domingo, 12 de febrero de 2012

Beautiful Crazy 2






Aquí está el segundo capítulo de este fic tan particular. Es para mí muy personal, y espero que lo disfruten tanto como yo disfruto escribirlo.

Como ya les dije antes las actualizaciones serán al menos una vez a la semana, idealmente los fines de semana, que tengo más tiempo para escribir.

Todo mi amor chicos, y nos leemos en las maravillosas reviews que sé que me regalarán.

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Capítulo 2


Bella salió de la oficina del psiquiatra sintiéndose confundida. No sabía si el hombre de verdad le inspiraba confianza o si por el contrario, eran sólo sus locas hormonas despertándose después de todo un año de hibernación.

Charle entró a hablar con Riley al salir ella, y mientras tanto la enfermera ayudó a Bella a llevar sus cosas a su dormitorio. Económicamente no se podía permitir un dormitorio privado, por lo que ya estaba preparada para compartir, pero no esperaba que en su dormitorio hubiera… 3 camas? Agh ella como buena hija única odiaba compartir!

El papel de las paredes era viejo y estaba descascarado en algunos sectores, como por ejemplo al lado de la que resultó ser la cama de Bella… demonios! Ni siquiera tendría algo lindo a lo que mirar cuando le diera la espalda a sus compañeras de habitación.

Luego la enfermera le mostró su closet (le faltaba la cerradura), los baños (compartidos, "perfecto", pensó irónica) y regresaron a la sala de espera para que Bella se despidiera de Charlie.

Éste ya había terminado su charla con Riley, y la esperaba en "la salita". Al verlo Bella se refugió en los brazos de su padre y lloró como una niña. Quería gritarle "NO ME DEJES!, NO AQUÍ, NO AHORA QUE TE NECESITO TANTO!", pero no dijo nada, solo sollozó mientras Charlie la apretaba fuerte.

Por su parte a Charlie su charla con Riley lo había asustado tanto como encontrar a Bella medio muerta en el bosque, y sabía que este período era crítico para la vida de su hija. Sólo esa idea le daba la fuerza de dejarla sola en ese lugar.

-Adiós Bells, nos vemos en el día de visita –Le dijo Charlie besando su cabello.

-A… adiooos –Logró articular ella.

-Te amo, lo sabes verdad? –Dijo Charlie tragándose las lágrimas.

-Lo sé… -Dijo ella.

-Te voy a llamar mañana para que me digas qué quieres que te traiga el día de visita, ok? –Dijo él concentrándose en que su voz no se quebrara.

-Ok… -Dijo ella. Mañana… mañana hablaría con su padre… podía esperar hasta mañana verdad?

-A almorzar! –Llamó una enfermera.

-Anda Bells, no te quieres quedar sin almuerzo –Dijo Charlie soltando su abrazo. Bella pareció encogerse de dolor y justo en ese momento Riley salió de su oficina, habiendo terminado su jornada de la mañana. Se sorprendió al ver a Bella y el dolor que ésta reflejaba, y nuevamente se vio impulsado a tratar de consolarla, y otra vez se contuvo y siguió su camino con un gesto imposible de leer.

Bella se encogió un poco más de vergüenza, todos eran testigos de su dolor.

-No… no quiero perderme eso –Dijo Bella pensando que todas sus "colegas" locas verían que había llorado. Además no tenía nada de hambre.

-Vamos! –Dijo la enfermera, impaciente, prácticamente arrastrándola del lugar.

-Nos vemos Beeells –Gritó Charlie, tratando de sonar alegre, pero en cuanto su hija se perdió de vista se derrumbó llorando en uno de los sillones de "la salita".

Nadie lo molestó, todos estaban acostumbrados a ver al ser humano en su peor momento. La miseria humana era la rutina en aquel lugar.

Bella por su parte fue llevada al comedor donde se sentó en una silla desocupada en una de las dos largas mesas y se dispuso a esperar. Una señora delgada y sonriente iba una a una sirviendo a las internas según sus requerimientos dietarios especiales, y al cabo de unos minutos se fijó en Bella, que usaba las servilletas para limpiarse las lágrimas y los mocos.

-Hola linda –Dijo la mujer –Cuál es tu nombre?

-Be… Isabella Swan –Respondió Bella con voz indecisa, sonando casi como una pregunta.

-Ok, dieta normal para ti –Dijo, y le trajo un plato de ensalada de lechuga con zanahoria y un plato de sopa que se veía francamente asquerosa.

-Gracias –Dijo Bella amablemente, y retiró un set de cubiertos del centro de la mesa. Tomó la alcuza y aliñó su ensalada mirando fijamente el plato hasta que se dio cuenta de que sus lágrimas caían mezclándose con la sopa. Agh!

-Hola –Le dijo una chica sentada a su lado.

-Hola –Dijo Bella tratando de poner una cara amigable.

-Cómo te llamas? –Preguntó la chica.

-Bella, y tú? –Dijo Bella carraspeando para aclararse la voz.

-Kate –Respondió la chica sonriendo. No era bonita, pero su rostro era amable y no hizo alusión al llanto de Bella, lo que a Bella le agradó –Por qué estás aquí? –Preguntó Kate.

-Depresión… y esto –Dijo Bella mostrando los vendajes de sus muñecas.

-Ah, bueno, todas estamos por depresión, unas por bipolaridad y todas por intento o ideación suicida… -Aclaró Kate.

-Oh… no sabía… pensé que aquí había de todo… -Dijo Bella revolviendo su ensalada con el tenedor. No había probado bocado.

-No! Aquí llegan algunas descompensadas, pero los locos de verdad se van a otros hospitales, en esta clínica somos sólo depresivas y suicidas… aunque algunas pareciera que estamos bien locas.

-Por qué estás tú? –Preguntó Bella ya dejando de llorar.

-Por depresión… por amor… hace 5 años que me dejó mi ex y no lo he podido superar. Pero tengo una hija por la que salir adelante, así es que eso es lo que voy a hacer… -Dijo Kate luciendo melancólica.

-Suicida o ideación suicida? –Preguntó Bella ya envalentonada.

-Suicida… bueno, al menos lo intenté…

-Cómo? –Ya el pudor se había acabado y Bella decidió que preguntaría hasta que le dijeran que dejara de hacerlo.

-Con pastillas, me tomé todas las pastillas que encontré y las pasé con ron –Respondió Kate como si estuvieran hablando de lo más normal del mundo.

-Y…?

-Y me descubrió mi mamá y me llevaron al hospital y me hicieron un lavado de estómago… estuve internada por 3 días.

-Ufff! Y cuánto tiempo llevas aquí? –Preguntó Bella tratando de hacerse una idea de cuánto tiempo duraría su prisión.

-Llevo 2 semanas, y esta es la segunda vez que me internan aquí.

-La primera…?

-Me intenté ahorcar con el cordón del secador de pelo… -Dijo Kate como si nada. A esas alturas otras chicas se habían sentado a la mesa y escuchaban la conversación con mediano interés -Ella es Bella, es depresiva y está aquí por intento de suicidio – Dijo Kate como si nada a las demás chicas –Estas son Irina, Zafrina, Rose, Tania, Maggie, y a las demás te las presento después.

Las chicas le hicieron una mueca de sonrisa y varias le dijeron "bienvenida".

Cuando las demás chicas se comenzaron a parar de la mesa ella las siguió, dejando su comida intacta. Todas salieron al patio a fumar… Bella no fumaba y no tenía ganas de ser sociable, así es que se fue a su dormitorio, donde se encontró a dos chicas sentadas en una cama jugando a las cartas.

-Hola –Las saludó.

-Hola –La saludaron ambas de vuelta.

Bella abrió su maleta y comenzó a dejar sus cosas en el closet lentamente, tomándose su tiempo.

-Yo soy Alice y ella es Rosalie –Dijo una de las chicas, la de pelo oscuro –Pero le decimos Britney por que se parece a Britney Spears! –Dijo y rió.

-No me parezco! –Respondió Rosalie, que en realidad era sorprendentemente parecida a la estrella pop.

-Ajá –Respondió Alice –Te toca.

-Hiciste trampa! –Dijo Rosalie tirando sus cartas sobre la cama.

-Agh… quiero un cigarro –Dijo Alice.

-Vamos a fumar! –Dijo Rosalie.

-Ya, pero uno no más, mira que estás muy viciosa –Dijo Alice a Rosalie, que aparentaba ser una adolescente de no más de 16 años.

Y así fue como Bella se quedó sola en su habitación y sin nada que hacer… y volvió a llorar. Esta vez porque deseaba con todas sus fuerzas estar muerta y no estar viviendo las cosas que le estaba tocando enfrentar.

Horas después una de las enfermeras que pasaba por fuera de la habitación la vio y entró a hablar con ella.

-Qué haces aquí linda? No te quedes llorando, anda a los talleres, sal a tomar el sol, que las penas no se pasan encerrada en el dormitorio! –Dijo la buena mujer apenada al ver la pena inmensa que proyectaba Bella.

-O… ok… -Dijo Bella entre suspiros.

-Vamos a ir al taller –Le dijo la enfermera tomándola de la mano.

-Taller? –Preguntó Bella.

-Sí, en la mañana hay terapia ocupacional con manualidades y en la tarde hay terapia física donde hacen yoga y esas cosas… -Explicó la enfermera sin soltar su mano, caminando fuera de la habitación.

-Ajá –Logró decir Bella mientras se limpiaba los mocos en el costado de su vendaje.

Juntas bajaron las escaleras, atravesaron el comedor y el patio, y entraron a una sala grande y bien iluminada donde unas 10 internas sentadas en el suelo conversaban sobre un ejercicio de respiración que habían realizado. La monitora la saludó de inmediato, ignorando su llanto.

-Hola! Yo soy Lauren, la terapeuta ocupacional. Ven, siéntate conmigo –La invitó. Las demás internas le sonrieron pero por lo demás la terapia siguió su curso hasta que terminó, 20 minutos más tarde.

Para entonces Bella se sentía exhausta y hambrienta, y en cuanto le dieron la colación de media tarde (un sándwich de jamón y una taza de té a las 4:30pm) se fue a dormir la siesta hasta las 6:30pm, que la despertaron para ir a cenar.

Esa noche a las 10pm le dieron sus medicamentos y Bella durmió profundamente gracias a éstos, al cansancio y la pena, sintiéndose más sola que nunca y arrepintiéndose de no haber hecho bien su labor al tratar de quitarse la vida. Realmente no quería vivir.


…oOo…

Riley se fue de la clínica con una expresión dura en el rostro. No podía permitir que sus pacientes lo afectaran, sin embargo Bella, la pequeña y frágil muchacha que apareció en su consulta esa mañana lo había hecho desear correr a abrazarla, a darle mil besos y a prometerle que todo estaría bien.

Mierda! De qué servían sus años de entrenamiento si no era capaz de desconectarse emocionalmente de sus pacientes? Él era joven para estar titulado, tenía 31 años y recién comenzaba como un profesional, pero nunca en todos sus años de entrenamiento había sentido tanta emoción, tanta… ternura por una de las personas que atendía a diario.

Luego de cumplir con sus funciones en el ala femenina de la clínica psiquiátrica, cruzó al ala masculina, donde trabajaba por la tarde. Toda la tarde atendió a sus pacientes habituales, pero lo hizo haciendo un esfuerzo consciente en mantenerse concentrado, en no volver a pensar en la chica que seguramente lloraba a unos 100 metros de distancia.

Al terminar su jornada, Riley se subió a su auto y condujo al supermercado más cercano para comprar algo para cenar. Lamentablemente entre sus habilidades no se encontraba el cocinar, por lo que compró un par de cenas congeladas, una botella de jugo y algo de fruta.

Luego condujo a su apartamento, que quedaba en un complejo moderno y atractivo. Digno de una joven promesa como él.

Riley bajó del auto sus compras y se dirigió al ascensor, donde se encontró con su vecina del piso superior, abrazada a un perrito chihuahua, una mujer bastante atractiva pero con una irritante voz chillona y de timbre desagradable.

-Hola Riley –Saludo ella tratando de hacer de su voz un sonido seductor y fallando miserablemente.

-Hola Victoria, cómo estás hoy? –Le preguntó ya que la mujer, algo mayor que él, se topaba con él casi a diario en el ascensor, tanto así que él se temía que los encuentros no eran nada fortuito.

-Bien, gracias, estaba paseando a James –Dijo acariciando al perro - tú sabes que él necesita su ejercicio diario.

-Ogh… claro –Dijo Riley vagamente, marcando el piso 9 en el ascensor.

-Podrías marcar mi piso por mí? –Preguntó Victoria.

-Seguro –Contestó él, odiando estar en un espacio cerrado y tan compacto con esta mujer que sentía que se lo quería comer vivo.

-Y… estaba pensando… -Dijo ella con su voz "sexi" otra vez –Que tal vez tú y yo… podríamos salir a tomar un trago alguna vez…

-Lo siento Victoria, pero no bebo –Contestó él maldiciendo al lento ascensor.

-Oh… pero tal vez yo podría… -Dijo Victoria y se abrieron las puertas en el piso 9.

-Nos vemos Victoria, James… -Se despidió Riley y sacó las llaves de su bolsillo para entrar en su apartamento. Entró al amplio espacio y prendió las luces y por primera vez en mucho tiempo, Riley se sintió solo.

Todo su esfuerzo por años había estado centrado en estudiar, en sacar adelante su carrera lo antes posible, por lo que las mujeres en su vida habían sido un ítem poco importante y pasajero. Nadie que se interpusiera en su sueño por ser un psiquiatra.

Pero esa noche y por primera vez en años Riley deseó tener a alguien con quien compartir los frutos de su esfuerzo. Alguien con quién ir al cine o compartir una cena. Alguien que lo amara…

Y esa noche Riley soñó con Bella y su fragilidad. Con Bella y su falta de esperanza. Soñó que era él quién reparaba el corazón de la chica y se quedaba con él.


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Nos gusta chicos? Cuéntenme qué les parece… han soñado alguna vez con su doctor?

Reviews=Love

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